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Katia Hueso: “La sobreprotección de los padres arrincona el juego al aire libre y lo convierte en un bien escaso”

Por: Adrián Cordellat.

 

Katia Hueso, fundadora de la primera escuela infantil al aire libre de España, aprendió desde su infancia que “jugar era una cosa muy seria”. El juego aire libre del que tanto disfrutamos los niños de generaciones anteriores está hoy en peligro de extinción. La sobreprotección, los miedos, la falta de tiempo, la presencia creciente de la tecnología, la alta exigencia académica y los cambios acontecidos en nuestra sociedad lo han arrinconado hasta convertirlo, para desgracia de los niños, en un bien escaso y preciado. “Crecer es un oficio muy duro y los niños consiguen superarlo mediante el juego. Si les privamos de jugar, ¿qué sociedad estamos construyendo?”, se pregunta la bióloga madrileña, que presenta estos días su segundo libro, Jugar al aire libre (Plataforma Editorial), una reivindicación del juego libre como una “poderosa” herramienta para el desarrollo de la personalidad y para el bienestar físico y mental de los niños.

Pregunta. Leyendo la introducción de Jugar al aire libre me he acordado de un poema de Karmelo C. Iribarren. Se titula Que la vida iba en serio… Y arranca: “Fue lo único que me enseñó mi padre”. Tú, en tu infancia, dices que aprendiste que “jugar era una cosa muy seria”.

Respuesta. De alguna manera intuí que el juego era una herramienta muy poderosa para el desarrollo de mi personalidad. No me dedicaba a analizar lo que hacía, claro, está, pero sí era consciente de que el momento de juego era algo sagrado, íntimo, trascendente. El tiempo y el espacio dejaban de existir y me encapsulaba en aquello que estuviera haciendo, ya fuera sola o acompañada. Tenía la sensación de pasar mucho tiempo jugando, de tener océanos de tiempo a mi disposición. Había momentos de actividad frenética, de inspiración… y también los había de transición, de vacío. Y sin embargo no me aburría. Aunque era una niña más bien callada y tranquila, creo que fui esencialmente feliz. Y tal vez ahí radicaba mi percepción de esa trascendencia.

P. Con ese aprendizaje temprano intuyo que era en parte normal que cuando te hicieses mayor, vieras el juego como objeto de estudio. ¿Qué has aprendido estudiándolo?

R. La verdad es que no reparé en el juego como objeto de estudio hasta que fui madre y me dediqué a observar a mis hijas y a otros niños jugando. Me lo sigo tomando casi como una actividad de investigación antropológica. Intento averiguar qué hay detrás de cada gesto, de cada palabra, de cada movimiento. Veo, por ejemplo, cómo lo usan para procesar eventos que, de una u otra manera, les han causado impresión, como una visita al médico. Observo cómo son capaces de repetir una acción una y otra vez, adquiriendo por el camino una nueva destreza. Interpreto las relaciones sociales, incluso de poder, que se disfrazan en el juego. En fin, percibo el juego como un velo de magia detrás del cual se esconde el secreto y fascinante mundo de la infancia, que solo nos dejan vislumbrar en contadas ocasiones, como lo haría un prestidigitador con sus trucos.

P. Fruto de ese estudio y de esa observación que dedicas al juego dices que aparece tu preocupación “por el devenir de tan importante actividad”. ¿Está el juego libre en peligro de extinción?

R. Es un asunto que me preocupa, en efecto. Muchos niños tienen una agenda tan apretada que apenas les queda tiempo para jugar, salvo algunos huecos entre una actividad y otra. Además, supervisamos el juego de los niños de tal manera que pierden la capacidad de decidir por sí mismos qué hacer, cuando por fin pueden disponer de tiempo para ello. Nos pasamos el día proponiendo cosas que hacer, planes de fin de semana, campamentos de verano, extraescolares…

P. Y cuando no hay nada que hacer aparece la tecnología.

R. Ofrecerles medios electrónicos tampoco ayuda, pues cercenamos con ellos su autonomía y creatividad. El otro día alguien me comentaba que dónde quedaron esos niños que tanto molestan al correr entre las mesas de un restaurante. Ahora tienen todos la nariz pegada a un móvil. Al final, nos encontramos con un segmento amplio de la población infantil que ya no sabe jugar en libertad.

P. Hablas incluso en el libro del “síndrome de déficit de juego”. ¿En qué se manifiesta? ¿Caminamos hacia su generalización?

R. La falta de libertad en el juego trae como consecuencia una falta de autonomía y de autoconocimiento en el niño, no le damos herramientas para ser capaz de solucionar sus conflictos, sus problemas. Podrá adquirir destrezas, conocimientos y habilidades, pero ¿son las que él o ella desea alcanzar, o somos los padres los que proyectamos nuestras expectativas en ellos? Si a esto añadimos la falta de juego como tal–por la falta de tiempo a la que me refería–, el asunto se agrava, porque no hemos permitido al niño procesar esos eventos impactantes, adquirir competencias físicas y sociales a su ritmo, o simplemente disfrutar de la vida. Crecer es un oficio muy duro y los niños consiguen superarlo mediante el juego. Si les privamos de él, ¿qué sociedad estamos construyendo?

P. En ese sentido me he quedado muy impactado con dos conceptos: “profesionalización del juego” y “adultización” de la infancia. Suenan tan mal que lo explican todo.

R. Los niños de hoy realizan muchas más actividades programadas que antes. Nos dicen que “aprenden jugando”, pero en realidad lo que estamos haciendo es profesionalizar su juego, convertirlo en algo tan dirigido y rígido que deja de ser juego como tal para ser, como mucho, una actividad lúdica. Si nos venden que nuestro hijo va a aprender arte jugando, no le podemos obligar a pintar una flor azul (¡y sin salirse de los márgenes!). Eso es una clase en toda regla, no un juego. Paralelamente, la exposición a los medios y a la publicidad hace que tengan acceso a contenidos poco adecuados para su edad. En fin, que estamos acelerando a los niños para que se conviertan en pequeños adultos cuanto antes.

P. ¿Y qué culpa tenemos en ello los padres? ¿Estamos sobreprotegiendo demasiado a nuestros hijos por miedo al hombre del saco, a que se hagan daño, a que se ensucien…?

R. Sin duda pecamos de sobreprotección. Los padres tenemos, evidentemente, mucha culpa. La sobrexposición a malas noticias hace que nuestra percepción del peligro sea mayor de lo que realmente es con los datos en la mano. No hay más que recordar hasta qué nivel fuimos expuestos al caso de Julen, algo impensable hace algunos años. La presión de nuestros pares (el resto de los padres), hace también mucho daño. Si nadie deja salir a sus hijos a jugar solos a la calle, ¿cómo lo vamos a hacer nosotros? Nos justificamos con las noticias en la mano, o compramos algún gadget de vigilancia remota para saber qué hacen y dónde están los niños. Estamos entrando en una espiral del temor que no beneficia a nadie, ni a los niños ni a sus familias. Pero a ver quién es el guapo que rompe esa tendencia sin ser tachado de temerario.

P. Mi infancia me suena mucho a la que cuentas en la introducción. Mucha calle, mucha libertad, mucho juego natural. Hoy la veo imposible incluso en el pueblo donde yo crecí. Hay coches por todas partes, han desaparecido los descampados y han sido sustituidos por parques vallados, no hay sensación de comunidad, de barrio, en la que todos protegen a todos… No toda la culpa la tienen los padres, ¿no?

R. En efecto, la sociedad ha cambiado mucho. Ya no quedan solares o descampados abandonados. Los pocos que hay están vallados o colonizados por personas que no serían, tal vez, compañeros muy recomendables para nuestros hijos. El tráfico rodado es más abundante, ubicuo y agresivo, por lo que se limita mucho la movilidad autónoma de los niños. Y si a eso le añadimos un estilo de vida suburbano, en el que los lugares de encuentro como plazas o parques están alejados de las viviendas y necesitamos un vehículo para acudir a ellos, pues los chavales lo tienen complicado. No es de extrañar que los centros comerciales se hayan convertido en los nuevos lugares de juego, pero de una forma mucho más perversa.

P. Contra todo este panorama tú propones la recuperación del juego libre y al aire libre. ¿Qué beneficios tiene para los niños?

R. El juego libre al aire libre es una forma de recuperar la esencia de la infancia. Salir al campo, a la plaza, al monte y confiar en el niño, son elementos imprescindibles para dejarles crecer como personas. No digo que haya que soltarles con una patada en el trasero y la consabida frase “¡y no te quiero ver hasta la hora de cenar!”. Eso forma parte de otros tiempos. Se trata de buscar tiempos y espacios para salir, relajarse, dejar que jueguen con un mínimo de supervisión, la justa y necesaria para su edad, pero sin agobios. Estar al aire libre les ayudará en su bienestar y en su salud física y mental.

P. Hace unos meses entrevistaba a Richard Louv y me insistía en que los padres “debemos convertir el tiempo al aire libre con nuestros hijos en una prioridad”. ¿Por qué nos cuesta tanto salir de casa, sacarlos a jugar al aire libre, a la naturaleza?

R. Supongo que estamos más a gusto en casa, con todas las comodidades a mano. Tenemos también horarios más apretados, como decía antes, y eso tiene como efecto secundario que estamos más cansados. En el poco tiempo de ocio que nos queda, nos falta la energía que se necesita para salir a patear por el monte o a aguantar un día de lluvia al aire libre. Creo que debemos ser valientes y liberar espacios y tiempos de tanta obligación autoimpuesta. Tiempo tendrán los chavales de aprender chino o ajedrez cuando lo deseen. Ahorremos dinero y salgamos ahí afuera. No requiere de equipamiento alguno, solo de unas ganas de jugar que los niños ya llevan de serie.

Fuente de la entrevista: https://elpais.com/elpais/2019/03/28/mamas_papas/1553785714_462774.html

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Día Internacional de la Mujer en América Latina y el Caribe: una entrevista sobre la educación libertaria, el derecho de decidir y el combate a la violencia

Por:

 

En este diálogo por ocasión del Día Internacional de la Mujer, Guadalupe Ramos Ponce, abogada, feminista y coordinadora de CLADEM en Jalisco, aborda temas como: educación, equidad e igualdad de género, violencia de género y el avance conservador que ha resultado en retrocesos para los derechos de las mujeres y para la libertad de decidir sobre sus cuerpos

GUADALUPE, EN EL CENTRO, DURANTE UNA DE LAS MOVILIZACIONES FEMINISTAS. FOTO: EVA DA PORTA

“Toda educación tiene que ser no sexista, no discriminatoria, una educación sin fobias, sin miedos, una educación libertaria y que promueva el derecho a vivir una vida sin violencia. Pero, para alcanzar todas esas aspiraciones, tenemos que promover una educación sexual integral con perspectiva de género y de derechos humanos. (…) Una educación de esa manera no solo irá fortalecer la promoción de las relaciones de género igualitarias, sino también la construcción de Estados democráticos y respetuosos de los derechos humanos”, afirmó Guadalupe Ramos Ponce, abogada, feminista, profesora e investigadora de la Universidad de Guadalajara, defensora de los Derechos Humanos y coordinadora del  Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM) en Jalisco, México.

Compartió este testimonio durante un diálogo con la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) y la Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular (ALER), por ocasión de las celebraciones de 2019 del Día Internacional de la Mujer.

En la entrevista, Guadalupe abordó la real importancia de recordar esta fecha, que lejos de ser un día para recibir regalos, es – según ella – un día de lucha por los derechos de las niñas y mujeres. “Es un día de conmemoración, pero también un día de accionar respecto a la condición de las mujeres, a lo que está pasando en el mundo, sobretodo en América Latina y el Caribe, con su condición social, política, jurídica y también por el tema de la educación de las mujeres, y cómo ha sido el avance en relación a las brechas de desigualdades históricas que hemos vivido. Ese día es un día de lucha y de seguir exigiendo también todo eso que nos hace falta”, dice.

Diversos temas fueron tocados en la entrevista, desde la importancia de que temas y enfoques de género y sexualidad sean abordados en la educación, así como el combate a la violencia y la lucha para que las mujeres puedan decidir sobre sus cuerpos.

“El cuerpo de las mujeres se convierte en un campo de batalla. Allí encontramos las explicaciones al acoso sexual, al hostigamiento y a la pregunta ‘¿Por qué cuando vamos a la calle nos gritan, nos dicen cosas?’. Es una manera de inhibir nuestra presencia en el espacio público de la calle. ¿Por qué cuando entramos en las escuelas, a las universidades, encontramos también en ocasiones espacios hostiles para nosotras, desde un maestro que nos acosa, que nos hostiga y demás? Es una manera de desalentar la presencia de las mujeres allí”, afirma Guadalupe.

Lee la entrevista completa:

¿Cómo está la educación de América Latina y el Caribe respecto a la igualdad y equidad de género?


Guadalupe Ramos Ponce – 
Antes de responder esta pregunta, me gustaría comenzar con una brevísima reflexión sobre el Día 8 de Marzo porque luego se distorsiona, sobretodo en los últimos años. Las instituciones, los Estados, se han encargado de distorsionar el día 8 de Marzo como un día de celebración, un día en que te regalan una florecita, y ahora todo el mundo te manda felicitaciones por ser el día de la mujer.

Historia del 8 de Marzo

Como explicó Guadalupe Ramos Ponce, esta fecha está lejos de ser un día festivo. Su origen se enmarca en un contexto histórico e ideológico de luchas de las mujeres, determinado por profundas desigualdades de género.

El 8 de marzo de 1857, un suceso trascendental marcó la historia del trabajo y la lucha sindical en el mundo entero: 129 mujeres se murieron en un incendio en la fábrica Cotton, de Nueva York, Estados Unidos, luego de que se declararon en huelga con permanencia en su lugar de trabajo.

Estas mujeres se movilizaron para exigir la reducción de su jornada laboral a 10 horas, un salario igual al que percibían los hombres por las mismas actividades y medidas para corregir las malas condiciones de trabajo que padecían. El dueño de la fábrica ordenó cerrar las puertas del edificio para obligar las manifestantes a dejar el lugar. Sin embargo, el resultado fue la muerte de las obreras en el interior de la fábrica.

La protesta y la muerte de estas mujeres generaron otras manifestaciones, actos y conferencias hasta que, en el 1977, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.

Más informaciones sobre el Día Internacional de la Mujer

Me parece importante que comencemos con esta reflexión de que es un día de conmemoración, pero también un día de accionar respecto a la condición de las mujeres, a lo que está pasando en el mundo, sobretodo en América Latina y el Caribe, con su condición social, política, jurídica y también por el tema de la educación de las mujeres. Es un día de lucha y de seguir exigiendo todo eso que nos hace falta.

En relación a la pregunta, toda la región de América Latina y el Caribe ha significado históricamente por las enormes brechas de desigualdad entre los grupos poblacionales – por ejemplo, en la misma región, países como Uruguay, Costa Rica o Argentina tienen niveles en el tema de la educación mucho más elevados que los de Guatemala, Bolivia y Perú.

En la última década, si bien se redujeron las brechas entre mujeres y hombres en el tema educativo – porque la población femenina comenzó a entrar a la educación formal, media y a las universidades, alcanzando en algunos casos mayoritariamente los espacios educativos – encontramos en otros lugares que tales brechas siguen aumentando.

¿Cómo la perspectiva de la igualdad de género debería abordarse en el ámbito educativo?


Guadalupe Ramos Ponce – 
La perspectiva de género es una perspectiva de análisis que nos permite revisar y mirar cuál es la condición de las mujeres en la educación de la región.

Si bien hemos visto la lucha de las bases sociales por igualdad de género, al mismo tiempo, hemos encontrado – sobretodo en los últimos años – un reposicionamiento de grupos de la extrema derecha que, ante los avances significativos que se van logrando respecto a los derechos de las mujeres, comienzan a impulsar rechazos y, en algunos casos, hasta retrocesos con el discurso de la llamada “ideología de género”, como una manera de deslegitimar estos avances importantes que se habían tenido.

Fueron avances en términos de visibilizar la condición de desventaja histórica en que las mujeres hemos estado, y que por lo tanto requería una serie de acciones afirmativas en la región para disminuir estas brechas de desigualdad.

¿Equidad e igualdad de género es lo mísmo?


Guadalupe Ramos Ponce – 
La equidad es el camino para alcanzar la igualdad. Yo les pongo un ejemplo muy sencillo: cuando en clases yo les doy a mis alumnos(as) una manzana, en este momento, a cada una y a cada uno, aparentemente estoy realizando una acción igualitaria, y no es así.

Para que yo pueda aportar en el sentido de superar la desigualdad en la que viven mujeres y hombres, yo tengo que mirar – y para eso me ayuda la perspectiva de género – ¿cuál es la situación que cada una y cada uno tiene, no solamente en el aula, sino en su casa, en su vida social y familiar? Entonces, me voy a percatar que, en su casa, algunos tienen un kilo de manzanas, pero hay otros que ni siquiera en su vida han conocido una manzana. Entonces, para algunos les va a tocar una manzana, a otros les van a tocar tres manzanas y posiblemente a alguna y a alguno no le toque ninguna manzana. Eso es equidad, es equitativo, porque miré la condición de cada quién para darle de acuerdo a su circunstancia, y de esta manera doy pasos para alcanzar la igualdad.

¿Pensando en los espacios educativos, más allá del aula, qué importancia tiene abordar temas de género y sexualidad?


Guadalupe Ramos Ponce – 
Por supuesto, toda educación debe ser no sexista, no discriminatoria, una educación sin fobias, sin miedos, una educación libertaria y que promueva el derecho a vivir una vida sin violencia.

Pero, para alcanzar todas estas aspiraciones, tenemos que promover una educación sexual integral con perspectiva de género y de derechos humanos. Es decir, el abordaje tiene que ser tan amplio que abarque los derechos sexuales y reproductivos, la salud sexual, la diversidad, la orientación sexual y la identidad de género, la autonomía, el acceso a la información, la libertad sexual, la promoción de decisiones libres y responsables, y la superación de todo tipo de estereotipo y de discriminación.

Una educación de esta manera no solo fortalecerá la promoción de las relaciones de género igualitarias, sino también la construcción de Estados democráticos y respetuosos de los derechos humanos.

¿Cuáles son las consecuencias negativas para las y los estudiantes de la exclusión del abordaje de los temas género y sexualidad en los espacios educativos?


Guadalupe Ramos Ponce – 
Estos efectos ya lo estamos viviendo, y de hecho lo que tenemos que hacer es mirar esta realidad. Cuando no se educa de esta manera integral como hemos señalado y cuando se trata de impedir una educación sexual integral, las consecuencias son funestas.

En las últimas semanas, hemos tenido dos casos de dos niñas – una de once y otra de doce años de edad – embarazadas, producto de una violencia sexual y obligadas a vivenciar estos partos. Les aplicaron cesáreas y las sometieron a situaciones de torturas incalificables.

Esto en el caso de la violencia sexual, pero hay otras situaciones en que prevalece la ignorancia, la desinformación, y con esto estamos llevando a que se incremente la violencia contra las niñas y mujeres de la región.

Se observa como tendencia en nuestra región una presencia de movimientos conservadores a la incorporación de los temas sexualidad y género, y también del debate político, en los sistemas educativos. En Brasil, por ejemplo, está el movimiento “Escuela sin Partido”, y en Perú y Ecuador está “Con mis hijos no te metas”. ¿Cómo explicamos que esta tendencia conservadora tenga tanta fuerza?


Guadalupe Ramos Ponce – 
Hice un análisis muy específico en el caso de México, cuando estos grupos de “Con mis hijos no te metas” se conformaron en redes a nivel nacional para impedir que se promulgaran leyes.

“Detrás de esta idea de ideología de género hay una gran persecución a los temas de la diversidad sexual”

Lee también la entrevista de CLADE con Nilma Lino Gomes, ex ministra del Ministerio de la Mujer, la Igualdad Racial y los Derechos Humanos durante el gobierno de Dilma Rousseff. En el diálogo, se abordan las actuales amenazas a los derechos de niñas, mujeres y personas LGBTI en Brasil, y la importancia sobre la discusión sobre género y las diferentes formas de discriminación esté presente en las escuelas.

Había todo un paquete de reformas legislativas que se habían propuesto en el sexenio anterior, por parte del ex-presidente, y se llevó al Congreso de la Unión, a la Cámara de Diputados. Este paquete proponía, además del matrimonio igualitario, los cambios de identidad – para que legalmente pudieran estar protegidas con certeza jurídica todas las personas en sus diversidades y en sus identidades – y una serie de derechos. Con esta campaña que “Con mis hijos no te metas” impulsó en todo el país, logró impedir que se aprobaran estas reformas legislativas, resultando en un gran retroceso.

¿Por qué tienen tanto peso, incluso para impedir esta reforma y avances en México y otros países de la región? Veo que se ha alzado una fuerza insospechada, apoyada por los gobiernos, que les han abierto las puertas de espacios institucionales y gubernamentales. Pero, sobretodo, han alcanzado esta fuerza por tres cuestiones fundamentales:

  1. Los recursos económicos con los que cuentan. Ellos tienen dinero que les posibilita realizar estas campañas que trascienden las fronteras de los países;
  1. Tienen apoyo institucional y gubernamental, lo que les ha facilitado acceder a las instancias gubernamentales, e inclusive organizarse en partidos políticos o candidaturas para llegar a los espacios de decisión.
  1. La ignorancia y el miedo de las personas se han manejado con muchos argumentos mentirosos. Dicen que “a tus hijos la escuela les va a cambiar de nombre, los niños van a poder entrar en los baños de las niñas” y toda una serie de tonterías que la gente cree y termina diciendo que apoya a esta causa para proteger a sus hijos.

Estos tres factores fundamentales fueron los que han influido para que haya este fortalecimiento de las derechas (política), sobretodo de los grupos evangélicos en América Latina y el Caribe, con propuestas totalmente regresivas.

¿Cómo se cruza la agenda del movimiento feminista con la lucha por el derecho a la educación, frente a un contexto regresivo para los derechos de las niñas y mujeres?


Guadalupe Ramos Ponce – 
Por un lado, existe una respuesta de ejercicio de violencia contra las mujeres cuando llegamos a un espacio a donde no estábamos invitadas históricamente. Es decir, al espacio público.

Nosotras habíamos sido confinadas al espacio doméstico, al espacio privado, al espacio del cuidado y de la atención a las hijas e hijos, de los quehaceres de casa. A ese espacio nos confinaron y construyeron la historia.

“¿Entonces, qué pasa cuando comenzamos a invadir un espacio que no era para nosotras, el espacio público, la calle, las escuelas, el ámbito laboral, el ámbito educativo? ¿Porque tampoco era para nosotras? Pues hay una respuesta de violencia. Esta es la realidad. ¿Y donde se ejercen estas violencias? En el cuerpo de las mujeres”.

Les recomiendo un libro de Jean-Jacques Rousseau llamado Emilio. En él, Emilio se dedica a labores del ejercicio del gobierno, porque tiene alguien en casa que le atienda, le cuide, le haga la comida, le planche, le cuide a los niños, etc. Para eso está Sofía, a quien confinan en un espacio privado y para Emilio está el espacio público.

Pues, es lo que nos ocurrió en la historia, ¿no? Cuando pasan a ocupar el espacio público, las mujeres tienen sus cuerpos convertidos en un campo de batalla. Allí encontramos las explicaciones al acoso sexual, al hostigamiento y a la pregunta “¿Por qué cuando vamos a la calle nos gritan, nos dicen cosas?”. Es una manera de inhibir nuestra presencia en el espacio público, en la calle.

Otro tema es el “derecho a decidir”, son las decisiones de las mujeres sobre su cuerpo, sobre su vida, particularmente respecto al aborto y a la interrupción legal del embarazo.

Las mujeres, de manera individualizada, tienen que tomar esta decisión. ¿Qué le corresponde al Estado? Le toca garantizar que esta decisión sea tomada por la mujer en las mejores condiciones, y que existan los espacios de salud adecuados para que, cuando tome esta decisión, la mujer pueda hacerlo sin riesgos para su vida. ¿Y la sociedad qué tiene que hacer? Pues, respetar esa decisión.

Sin embargo, ocurre exactamente lo contrario: se convierte el tema en un debate público, donde todo mundo opina, todo mundo dice y plantea opiniones y decisiones, cuando las únicas que deberían hacerlo somos las mujeres.

CLADEM actúa en toda la región, para defender los derechos de las mujeres. ¿Cuáles son sus principales focos de acción actualmente?


Guadalupe Ramos Ponce –
 CLADEM existe hace más de 30 años, y surgió en el marco de la Conferencia de Beijing, donde se encontraron muchas compañeras feministas, abogadas y sociólogas inicialmente, luego de distintas formaciones, que decidieron unirse en una red de mujeres para actuar contra las discriminaciones y desigualdades históricas que sufren las mujeres en la región.

Conferencia de Beijing

La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, marcó un importante punto de inflexión para la agenda mundial de la igualdad de género.

La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, adoptada de forma unánime por 189 países, constituye un programa en favor del empoderamiento de la mujer, siendo un documento clave para la política mundial sobre igualdad de género.

El documento establece una serie de objetivos estratégicos y medidas para el progreso de las mujeres y el logro de la igualdad de género en 12 esferas cruciales:

>> La mujer y la pobreza
>> Educación y capacitación de la mujer
>> La mujer y la salud
>> La violencia contra la mujer
>> La mujer y los conflictos armados
>> La mujer y la economía
>> La mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones
>> Mecanismos institucionales para el adelanto de la mujer
>> Los derechos humanos de la mujer
>> La mujer y los medios de difusión
>> La mujer y el medio ambiente
>> La niña

En un primer momento, nos dedicamos a mirar las leyes de la región que resultaban regresivas y opresoras para las mujeres, con el objetivo de utilizar el derecho como una herramienta de cambio.

En ese sentido, hemos llevado litigios estratégicos. Por ejemplo, el caso del campo algodonero en México, en el que se obtuvo una sentencia al Estado por feminicidio, generando jurisprudencia para toda la región de cómo deben investigarse los casos de feminicidio. A partir de casos como este, buscamos generar cambios no solamente normativos, sino también estructurales en la región.

Este 8 de marzo, ¿cuáles son las principales banderas de lucha del movimiento feminista?


Guadalupe Ramos Ponce – 
Impulsamos la consigna internacional “nosotras paramos”, para hacer un llamado a la consciencia mundial de que, si las mujeres somos más de la mitad de la población y si nosotras paramos, el mundo se para.

Si dejamos de cocinar, de tener sexo, de barrer, trapear, atender a los hijos; si dejamos de ir a la escuela, si dejamos el trabajo en la oficina – es decir, si paramos de hacer lo que hacíamos por un día, en todos los ámbitos, en todos los lugares – seguramente, el mundo se va a parar. Entonces, el llamado es por la huelga feminista, a dejar de hacer lo que estamos haciendo ese día para generar consciencia de que sin nosotras el mundo no sigue.

Fuente de la entrevista: https://redclade.org/noticias/dia-internacional-de-la-mujer-en-america-latina-y-el-caribe-una-entrevista-sobre-la-educacion-libertaria-el-derecho-de-decidir-y-el-combate-a-la-violencia/

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Daniel Mato: “Repensar las universidades a partir de su vínculo con la sociedad”

Por Ingrid Lucero Parada

Es lo que plantea Daniel Mato, investigador del CONICET, en un estudio que aborda más de 200 experiencias de vinculación social de 39 universidades argentinas con comunidades y organizaciones sociales.

Producción agropecuaria, Odontología, Medicina, Microbiología y Parasitología, Género, Ambiente y Recursos Naturales, Inclusión Educativa y Promoción de la Salud son tan sólo algunos exponentes de toda la variedad de problemáticas que abordan equipos de trabajo multidisciplinarios de universidades de Argentina a través de lo que se denominan actividades o programas de “extensión”, o de “vinculación social”.

Son actividades que responden a necesidades de determinados actores o colectivos sociales, a veces formalizadas institucionalmente, otras gestionadas directamente por docentes e investigadores que, en muchos casos, desde hace décadas vienen trabajando desde perspectivas de colaboración con esas comunidades y que en la actualidad intentan ganar reconocimiento en el mundo académico.

“En los últimos años se ha venido planteando la necesidad de reconocer la importancia de las tres funciones institucionales de las universidades por igual, éstas son investigación, docencia y extensión, pero las visiones hegemónicas y las políticas públicas y prácticas institucionales derivadas de estas han posicionado a las labores de extensión en un lugar subalterno”, afirma Daniel Mato, investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), quien analiza el fenómeno desde la Universidad Nacional de Tres de Febrero.

“Mi experiencia en Venezuela y otros países latinoamericanos con universidades indígenas e interculturales, cuya currícula y estructura institucional se diseña en diálogo con organizaciones locales, me hizo tener mucho más vínculo territorial con grupos sociales. Son universidades fuertemente articuladas y comprometidas con la sociedad en la que están insertas. Esto fue un disparador para mí cuando regresé al país e ingresé al CONICET, en el 2010”, comenta el investigador.

Nuevamente arraigado a su país, Mato se interesó en ahondar sobre el lugar que ocupa la vinculación social en las universidades argentinas y los sentidos que los actores le dan a esta dimensión. En consecuencia, realizó una investigación en la cual principalmente se propuso responder: ¿contribuyen las labores de extensión en sentido amplio (abarcador de voluntariado, investigación–acción, aprendizaje servicio, u otras modalidades de vinculación) al mejoramiento de las de docencia e investigación en las universidades “convencionales”? ¿Cómo lo hacen?

Eso lo llevó a relevar y analizar más de 200 experiencias de vinculación de equipos de 39 universidades públicas argentinas con comunidades y organizaciones sociales. Como resultado, lo que pudo determinar es que “las prácticas de colaboración entre equipos universitarios y comunidades y organizaciones sociales no sólo contribuyen a mejorar la calidad de vida de sectores sociales, sino también la formación profesional ofrecida por las universidades, así como las posibilidades y calidad de investigación que realizan dichos equipos”. Además, su trabajo lo llevó a concluir que “es necesario repensar y transformar todas las universidades desde su articulación y compromiso con las sociedades de las que forman parte”.

La Vinculación como fortaleza

Hay muchas experiencias exitosas de vinculación social que demuestran que su función y relevancia va más allá de lo que puede ser visto como un “servicio” o “voluntariado”. Esto se desprende del análisis de Mato, donde la mayoría de sus entrevistados, docentes e investigadores de diversas disciplinas y responsables de programas de Extensión, afirman que los resultados de las experiencias de colaboración realizadas han sido muy auspiciosos.

“Las experiencias desarrolladas por los equipos universitarios y estudiantes con comunidades y organizaciones sociales, no solamente han contribuido de diversas maneras al mejoramiento de la calidad de vida de éstas, sino que, además, mediante su realización, los equipos han logrado asegurar un conjunto de logros académicamente significativos”, asegura Mato.

Algunos de estos logros son: adquisición de nuevos conocimientos, desarrollo de perspectivas críticas respecto de conocimientos teóricos, identificación de aspectos de la “realidad” no previstos en los programas de formación, comprensión de la complejidad de problemas que no pueden resolverse desde perspectivas unidisciplinares, formulación de nuevas preguntas de investigación, identificación y valoración de saberes no académicos que permiten enriquecer la formación profesional, identificación de la existencia entre la población de algunos prejuicios y creencias que afectan la práctica profesional propia de las disciplinas de los miembros de los equipos universitarios participantes, entre otros.

Un campo que gana terreno

El investigador es optimista respecto al lugar que está ganando la vinculación social en los ámbitos académicos. Al respecto, señala como un precedente la Ley de Educación Superior de Ecuador, el primer país latinoamericano en otorgar una jerarquía institucional privilegiada al área dado que evalúa a las universidades no solo por investigación y docencia sino también por su vinculación social.

“En la última década en nuestro país, ha habido avances importantes, entre los que sobresalen el incremento de los presupuestos destinados a extensión universitaria, la creación de la Red Nacional de Extensión Universitaria (REXUNI) en el marco del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y la incorporación, por parte de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU), de las actividades de extensión como una de las dimensiones de sus protocolos de evaluación y criterios de acreditación”, señala el investigador.

Asimismo, en Argentina existen sendos proyectos en universidades públicas que han sido relevado y se pueden consultar de manera on line el “Mapa”  y los “Proyectos”.

“Afortunadamente, en años recientes, la visión institucional de universidades interculturales ha venido inspirando el modelo adoptado por algunas universidades que podríamos llamar “convencionales”. Hay muchas carreras que no vienen del campo de lo social, como medicina, odontología o agronomía, que han desarrollado una importante reflexión al respecto y trabajan con un enfoque colaborativo, en espacios de aprendizaje mutuo”, reflexiona Mato.

“Los procesos de aprendizaje deben tener aplicación y bases prácticas. Es importante abrir el diálogo y construir modalidades de colaboración con los diversos sectores sociales. Esto no sólo es lo correcto en tanto se supone que las universidades deben contribuir a resolver los problemas y desafíos de las sociedades de las que forman parte, sino que además contribuye a que mejoren su calidad académica, tanto en términos de docencia como de investigación. Por eso pienso que deberíamos repensar y transformar las universidades desde las experiencias de Vinculación Social”, concluye.

La nota fue realizada en base a los siguientes artículos publicados por el investigador:

Contribución de experiencias de vinculación social de las universidades al mejoramiento de la calidad académica y factores que limitan su desarrollo y valoración institucionalRevista Avaliação: Revista da Avaliação da Educação Superior (Universidade de Sorocaba, Sao Paulo, Brasil).

Repensar y transformar las universidades desde su articulación y compromiso con las sociedades de las que forman parteRevista +E.

Fuente: https://www.conicet.gov.ar/75618-2/?fbclid=IwAR1-nbh7ET7D4Rp_LSFL1_HUVMMo4q-HPX-YUMW5oT4HDUKiJamHTsjsUEA

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“La educación superior necesita cambios estructurales”: Julián De Zubiría

Colombia / 28 de marzo de 2019 / Autor: UNIMINUTO Colombia / Fuente: Vimeo

22 de marzo de 2019

En su visita a UNIMINUTO, el experto en educación superior explicó que debe haber un cambio en el modelo pedagógico, las estructuras curriculares y el sistema de evaluación.

Fuente de la Entrevista: https://vimeo.com/325896574
ove/mahv
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Entrevista a Miriam Leirós: “La educación ambiental que no recibimos las generaciones anteriores la estamos recibiendo por parte de los niños”

Entrevista/28 Marzo 2019/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El Diario la Educación

Miriam Leirós es una maestra gallega que a base de persistencia se ha convertido, al menos en parte, en referente en temas de educación ambiental. Hablamos con ella de la ‘desnaturalización’ de la infancia y de #FridaysForFuture.

Casi sin comerlo ni beberlo, Miriam Leirós se ha convertido en un referente en la educación ambiental y la defensa de la ecología. Profesora de Primaria desde hace 20 años, educadora e intérprete ambiental, explica que siempre ha estado vinculada a la naturaleza y que un día, viendo que el currículum educativo no entraba en ese área (“está desnaturalizado”, dice ella) lo metió en clase. Los pequeños enseguida abrazaron la causa. A partir de ahí ha realizado varios proyectos como Plasticoff, que consistía en la reducción y reciclaje de plástico, o Residuos Cero. Leirós cree (y practica) que la educación ambiental da de sí como para realizar un enfoque transversal y tocar con ella distintas áreas, como Lengua y Matemáticas.

¿Cómo se convence a un alumnado tan pequeño para que se conciencie por algo a veces tan intangible como el medio ambiente?

No se les convence. Se les habla de ello y sienten atracción. No hay niños a los que no les gusten los animales y la naturaleza. Otra cosa es que tengan oportunidades de hacerlo. Estamos en una sociedad en la que siempre están bajo cuidado de un adulto, luego salen de clase y van a extraescolares. Las pocas veces que tienen ocio al aire libre ni siquiera son parques naturales, son de caucho o cemento. Las oportunidades de tener contacto con la naturaleza son prácticamente nulas, los estamos privando de esto, que antes era impensable. Estudiamos los pistilos o estambres en un libro sin que vean los ejemplos más que en escaparates. Cuando les das oportunidad de salir fuera, observar la naturaleza, hablar de los animales y tener contacto con ellos no hay uno al que no le guste. Otra cosa es que después nos hacemos adultos y volvemos a entrar en la vorágine de la sociedad de consumo y los horarios estrictos y puede que se vuelva a perder el contacto con la naturaleza. Lo primero es el contacto, lo segundo es la concienciación.

El currículum tampoco hace mucho, dice.

Se estudian los mamíferos, las plantas… Pero se hace desde un nivel académico, no naturalista. El currículum está totalmente desnaturalizado. La única ley que contempló un poco la educación ambiental de forma transversal fue la LOGSE, en los 90. Después ninguna tuvo una aproximación transversal, que acerque los niños a la naturaleza más allá del reciclaje, que debería ser el último paso.

¿Somos una anomalía europea? ¿En otros países se hace?

Sí que tienen más contacto con la naturaleza. Tienen programas de no generación de residuos, lo maman desde infantil. También hay muchas actividades en la naturaleza.

¿Qué tipo de actividades realiza?

Salgo con ellos a la naturaleza. Hacemos actividades tan sencillas como hacer un hervario, una vez que estudias las plantas. Por ejemplo, en Ciencias Naturales estudiamos las hojas, salimos, las buscamos, recolectamos, investigamos, clasificamos y cada uno presentaba un hervario. Si vas con ellos paseando por la naturaleza y les explicas, les gusta. También les llevo noticias. Hace poco hablamos de la desaparición de especies tan corrientes como los gorriones, las abejas y vemos las consecuencias de esta desaparición. Los niños son curiosos y a partir de ahí quieren investigar y saber. Relacionamos estos temas con el currículum y a partir de un contacto con la naturaleza surge la intención de ayudar y la ecología.

¿Cómo se puede meter la educación ambiental en el colegio contra el currículum?

Ahora está de moda el trabajo por proyectos. Me parece que la educación ambiental debe ser transversal y trabajarse en todas las áreas. Es un poco grave que la naturaleza y la educación ambiental estén a merced de que el profesor tenga más o menos sensibilidad con el tema cuando vemos que es tan importante. Tenemos los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pero no se trabajan casi en las escuelas. No han llegado de forma tangible en la escuela y queda en función de que el profesor lo considere importante. Me parece grave, tanto por parte del Ministerio de Transición Energética como por del de Educación. Tenemos la agenda 2030, pero a la Educación han llegado temas contados.

¿Puede aterrizar un poco la propuesta? ¿Pondría una asignatura, por ejemplo, ahora que está de moda pedir asignatura para todo?

Quizá no como asignatura, aunque igual no estaba de más porque es algo fundamental y relaciona con todas las áreas. Desde una noticia en la que se trabaja la comprensión lectora, un trabajo de investigación y argumentativo después (¿por qué están desapareciendo las golondrinas?), hasta las matemáticas, porque siempre hay cifras (kilos de residuos, por ejemplo). Si se quiere trabajar como una asignatura más habría que delimitar unos puntos para que se trabajara en todos los niveles educativos.

¿Cree que hay un cambio de mentalidad respecto a este tema entre los jóvenes?

Creo que sí. Los que nacimos en los 60-70 respondemos a una sociedad de consumo que se abría entonces. También pasamos a ser supermodernos: todo era de usar y tirar y muy cómodo. Fue un momento social en el que en España se incorporó la mujer al trabajo y había muchas comodidades, pero no se contemplaron las incompatibilidades con el medioambiente. Esta gente de ahora es más consciente de la contaminación, aunque nunca se ha abierto un telediario por un desastre medioambiental, a no ser que sea algo gordo como el Prestige. La contaminación no ha sido nunca un tema de preocupación que haya salido en las listas del CIS. Sin embargo, creo que a la gente joven sí pertenece a otra generación de reutilizar, vienen escuchando estas noticias y quieren hacer algo porque no quieren encontrarse un plantea con una habilitabilidad incómoda.

¿Y entre tus compañeros profesores? ¿Encuentra apoyos o está haciendo la guerra un poco por su cuenta?

Antes de aparecer Fridays for Future (Greta Thunberg, la estudiante de 16 años que empezó el movimiento, empezó a manifestarse en agosto de 2018), desde junio, creamos un blog varios profesores llamado Educando en Medio Ambiente (#guiñoverde, en Twitter). Se creó con la idea de que todos los profesores que hacemos actividades relacionados con el medio ambiente o la ecología volcásemos las actividades ahí, para compartir ideas, dar visibilidad… Hay profesores de toda la península que han colgado actividades. Creo que hay un montón de gente que está haciendo y quiere hacer, pero no es la gran mayoría. También creo que gracias a Fridays for Future se está dando un impulso y aumenta el número de quien quiere hacer esto. Espero que no sea solo en clase, sino saliendo también a la naturaleza.

Entiendo también que hay una llamada a las familias.

Hay un problema grave que es la conciliación familiar. Siempre se busca y se entiende como que los centros deben aumentar su horario para atender a los niños cuando sus padres trabajan. Estamos imponiendo jornadas de ocho horas a los niños. La conciliación tendría que venir de ambas partes. Veo a las familias muy receptivas cuando se les pide algo o invita a hacer una actividad de este tipo. En mi colegio pusimos en marcha un programa llamado Residuo Cero que consiste en no generar residuo en las meriendas, con cantimploras y tuppers en vez de botellas y bandejas, por ejemplo. Las familias han respondido muy bien en general. La falta de educación ambiental que tuvimos las generaciones anteriores la estamos recibiendo de parte de los niños. Hay una reeducación, los niños llevan este feedback ambiental a casa.

¿Cree que el movimiento ‘Fridays for future’ es el bueno y ha llegado para quedarse?

Creo y espero que haya llegado para quedarse. Aunque llevo tiempo hablando de la importancia de la educación ambiental y estamos avanzando en la tecnología (y me parece fenomenal), no podemos desnaturalizar a los niños. Llevo tiempo hablando de esto y veo que por fin hay un movimiento y todos son gente joven reclamando su futuro y un planeta con una habitabilidad digna y lo comento en clase. Mis alumnos fueron los primeros en decir que querían hacer algo. Todo el mundo ha respondido muy bien. Tengo contacto con el movimiento, veo cómo se organiza y creo que sí ha llegado para quedarse.

¿Cómo decidió hacer de esto su principal motivación?

Siempre me gustó mucho la naturaleza y siempre estuve en relación con ella. En el libro llamado Toletis, de Rafa Ruiz, el protagonista dice que todos los libros de árboles dicen cosas que a los niños no les interesan de los árboles. Ahí caí en la cuenta de esta desnaturalización de la que hablaba. Sí, los niños estudian muchos árboles, muchas plantas, muchos mamíferos, pero no tienen esa vivencia. En educación siempre estamos hablando de aprendizaje significativo, que el niño se quede con esta vivencia y tenga la experiencia, pero luego todo es artificial, no tienen la experiencia real de la naturaleza. Ahí mi cabeza hizo clic y llevé todo esto al aula. Es cierto que ya había puesto en marcha Plasticoff, pero era un proyecto más de aula que de salir al campo. Toletis me pareció tan interesante y con una riqueza lingüística tan buena que acabé elaborando un libro de texto de lengua en función de aquel. El libro en España es un libro más, pero he visto que en Inglaterra ha triunfado, hasta me han pedido una crítica como profesora.

¿Hay una edad mínima para abordar estos temas?

Ninguna. Tenemos un proyecto de apadrinamiento ecológico en el que los alumnos de sexto apadrinan a los de cuatro años. Ellos tienen unas meriendas pactadas así que, por ejemplo, recogemos las mondas de la fruta y las llevamos a un compostero que pusimos en marcha. Una vez, al menos, leemos un cuento relacionado con la naturaleza. También les invitamos a participar en Residuo Cero y cada mes que consiguen el objetivo, y a veces lo hacen mejor que los mayores porque los pequeños son muy persistentes, les regalamos algo: una hoja de roble, un muñeco de un animal… Así los de cuatro años van teniendo esta mentalidad.

¿Habla en clase de movilidad, uso de vehículo privado, etc. o aún son muy pequeños para eso?

Mucho. Como tenemos una sección de ecología en el magazine siempre sale alguna noticia relacionada. Hemos hablado muchas veces del problema en Madrid, las restricciones al tráfico, etc. Hablábamos de cómo se puede mejorar. Galicia se caracteriza por tener muchos núcleos rurales y reflexionamos sobre que no siempre es posible ir andando o compartir coche y necesitamos la red de transporte público de calidad. Hablamos de muchas cosas y ahí entra todo. Hemos hablado también de la fast fashion, el consumo rápido…

¿Los pequeños tienen algún tema favorito que les entre mejor?

Más que gustarles más, donde sí veo que entienden todo y empatizan muchísimo es con los animales, y da igual cuál. Les hablamos de los osos polares, de que las abejas están desapareciendo por los insecticidas, que hay islas que pueden desaparecer por la subida del mar y se volvieron muy sensibles con el tema, reflexionamos sobre los refugiados climáticos, etc.

Fuente e imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/03/22/la-educacion-ambiental-que-no-recibimos-las-generaciones-anteriores-la-estamos-recibiendo-por-parte-de-los-ninos/

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Seara Vázquez: con la educación está en juego la transformación de Oaxaca

América del Norte/ México/ 25.03.2019/ Fuente: www.hoylosangeles.com.

Con la educación está en juego la transformación de Oaxaca y, por ello, de México, asegura el español Modesto Seara Vázquez, quien a sus 88 años dirige como rector desde hace 30 años el sistema universitario oaxaqueño, único en su tipo en México.

«Nuestras universidades cumplen una función de transformación muy importante porque están formando los cuadros que después van a tomar el control del estado y que también en el país están participando», afirma Seara Vázquez sobre estas escuelas cuya calidad educativa la mantienen a la vanguardia en el país.

Reconocida figura de la educación superior en México, Seara Vázquez es artífice de este sistema de las universidades de Oaxaca, formado por 10 instituciones de educación superior y 18 institutos con más de 10.000 estudiantes.

«Todos quieren a nuestra gente lo que pasa es que no producimos tanta», señala Seara Vázquez, nacido el 11 de septiembre de 1931 en Allariz (Ourense, Galicia).

En entrevista con Efe en su residencia familiar en la costera ciudad de Huatulco, Oaxaca, Seara Vazquez, además de protagonista de la transición democrática en España, presume de sus egresados que trabajan en Silicon Valley (California) con Google, en Seattle (Washington) con Microsoft, y en Nueva Zelanda, Dubai y Alemania.

Con 10 universidades y 18 institutos repartidos a lo largo y ancho de Oaxaca, este sistema tiene actualmente más de 10.000 estudiantes.

Oaxaca tiene unos 4 millones de habitantes, el 43,4 % indígenas, es el estado con el mayor número de hablantes de lenguas indígenas de México y el 74 % de su población vive en condiciones de pobreza, según el Institudo Nacional de Estadísticas de México.

El rector Seara Vázquez tiene una casa en cada sede universitaria de este sistema que da vivienda a sus maestros, todos contratados de tiempo completo para cumplir programas de enseñanza, investigación, divulgación y vinculación social.

Con una productiva vida en México, a donde llegó en 1960, Seara se dedicó tres décadas a enseñar en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde alcanzó cargos importantes y ayudó a fundar centros académicos por los cuales la institución lo cuenta entre sus grandes maestros del siglo XX.

Su libro Derecho Internacional Público es una obligada referencia para estudiantes y profesores en las universidades.

Reconocido mexicano por convicción «no necesito papeles» y «me he comportado como tal desde que llegue», argumenta, Seara supervisa personalmente el sistema de universidades, sin importar el tiempo ni las distancias.

Relata que uno de los automóviles supera los 800.000 kilómetros y el tacómetro de otro más tiene más des 600.000 y detallista como es, sonríe cuando dice que supera los seis millones de kilómetros recorriendo las universidades.

Recuerda que conoció el estado de Oaxaca en 1962, como turista, y que desde entonces tiene un afecto especial por su gente. «Me ocurrió una cosa muy extraña; sentí una atracción muy especial por Oaxaca. No la puedo describir, además no era racional», comenta.

Con los años, Seara volvió a Oaxaca como conferenciante y a sus aulas llegaron alumnos oaxaqueños uno de ellos, Heladio Ramírez, le pidió cuando fue gobernador hacer el proyecto de la Universidad de la Mixteca, una zona indígena deprimida del norte del estado.

«Estaba para jubilarme, estábamos viendo a dónde nos íbamos y vino la otra reencarnación porque estuve 30 años de tiempo completo (en la UNAM) y ya llevo 30 años aquí: yo me iba a jubilar y ya no me jubilé», comenta.

El respeto de los gobiernos de Oaxaca y la decisión de mantener fuera de las aulas las expresiones políticas en un estado afectado las últimas dos décadas por un persistente conflicto magisterial, explican el éxito del sistema, manifiesta Seara.

«No se permite que las cátedras se conviertan en un púlpito, en una tribuna; no puede ser porque lo que está en juego es algo muy importante es la transformación del estado», argumenta el rector.

Su trabajo en las universidades y la familia, con la que pasa los fines de semana en su casa de Oaxaca, no le impiden ser un escritor prolijo con más de 30 libros, entre ellos la primera parte de su biografía «La Vuelta al Mundo en 80 años» que termina en 1976.

El rector ha recibido innumerables reconocimientos en su carrera, desde el Águila Azteca, la máxima distinción que México concede a un extranjero, y también la Medalla Castelao, que la Xunta de Galicia otorga cada año a personalidades.

Los reconocimientos, con sus doctorados Honoris Causa y un busto metálico que prefirió guardar antes que ver colocado en una de sus escuelas, adornan la habitación de su residencial que utiliza como biblioteca y despacho.

Seara asegura que desde que nació ya estaba predestinado a ser lo que es porque, primero nació el año de República, en 1931 mientras que su padre fue en 1936 el último alcalde del Frente Popular de su pueblo.

Seara se matriculó en la Universidad Central, ahora Complutense; en 1957 viajó a Inglaterra y después Francia, donde obtuvo el doctorado con la tesis «Estudios del Derecho Interplanetario» el cual le valió el reconocimiento mundial como pioneros de este campo.

En París conoció al mexicano Isidro Fabela (1882-1964), cuya amistad fue decisiva para que viajara a México y que también favoreció su integración a la vida del país.

En la Universidad de Utah (Estados Unidos) fue catedrático invitado de 1965-1966; en la UNAM fue jefe de estudios de posgrado de la Facultad de Ciencias Políticas y como tal se vio involucrado en el Movimiento Estudiantil que terminó con la masacre del 2 de octubre de 1968.

Seara volvió a España tras la muerte de Franco para fundar el PSOE gallego, del que llegó a ser secretario general con Felipe González.

«Participé en la transición pero no me sentí a gusto en la vida política, no es para mí. Decidí regresar (a México) y volví a la universidad», explica el rector de diez universidades públicas de Oaxaca.

Fuente de la entrevista: https://www.hoylosangeles.com/efe-3933731-15260089-20190324-story.html

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