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Marwan: “Sería maravilloso incluir programas de poesía en la escuela”

España / 07 de octubre de 2018 / Autor: Regina de Miguel / Fuente: Educación 3.0

Así lo cree el cantautor y poeta madrileño Marwan, un firme defensor de la necesidad de dar una mayor visibilidad a la poesía en la escuela. El artista, que lleva 20 años compartiendo poemas, continúa alimentando su faceta de escritor con ‘Los amores imposibles’ (Editorial Planeta), su tercer libro.

De padre palestino y madre española, Marwan Abu-Tahoun Recio, más conocido como Marwan, se sintió atraído por la poesía desde muy joven. “Mi interés surge cuando cumplí 16 años y leí ‘El Cantar de Mio Cid’, me pareció fascinante”, recuerda. A partir de aquel instante, empezó a leer algunos poemas de Mario Benedetti que le enseñó su hermano y que sirvieron para alimentar el flechazo que tuvo hacia este género literario. “La emotividad y la profundidad que busca la poesía a través del uso de imágenes y los símbolos la hacen única”, afirma. Su nuevo trabajo, ‘Los amores imparables’, propone al lector un viaje a través de los sentimientos.

En su opinión, ¿cómo se enseña poesía en la escuela? ¿Ocupa el lugar que se merece?

Me consta que hay muchos profesores que usan mis poemas y los de otros compañeros porque suelen resultar más accesibles y cercanos a los jóvenes. Parece que la respuesta de los estudiantes es buena. Dicho esto, la poesía siempre ha sido un género de minorías y no se ha incidido mucho en su enseñanza. A pesar de ello, siempre hay gente que acaba buscándola y lo que quizá no se haya conseguido en la escuela lo han logrado las redes sociales donde cientos de miles de jóvenes buscan poemas cada día.

¿Sólo se aprende poesía con los grandes clásicos o habría que dejar paso también a los contemporáneos?

Es positivo empezar por una poesía cercana a la prosa poética, que sea sencilla y fácil de asimilar, para después pasar a cosas más complejas que permita al alumnado entenderla y disfrutarla. Leer cosas cercanas, de temáticas que ellos sientan como propias, ayuda mucho. Los clásicos jamás se deben quedar fuera de la ecuación. Si son clásicos es por algo. Tienen un nivel altísimo.

Marwan

La poesía es un género que entre los más jóvenes no está demasiado extendido, ¿cómo fomentaría su lectura?

Actualmente, la poesía se ha extendido entre cientos de miles de jóvenes debido a la aparición de algunos autores entre los que tengo la suerte de incluirme. Algunos de nosotros hemos sido número uno de ventas en nuestro país y en zonas de Latinoamérica. Como he mencionado antes, las redes lo han hecho posible. Aun así, plantear programas de lectura de poesía o darle una mayor importancia en la escuela sería una noticia maravillosa.

«La poesía se ha extendido entre cientos de miles de jóvenes debido a la aparición de algunos autores, entre los que tengo la suerte de incluirme»

¿Qué autores u obras les recomendaría para iniciarse en este género?

Entre los autores jóvenes, por ejemplo, Luis Ramiro y Elvira Sastre. De generaciones pasadas, Pablo Neruda, Mario Benedetti, Gloria Fuertes o Miguel Hernández.

Además de escritor es cantautor. ¿Cómo se siente más cómodo escribiendo letras para canciones o para poemas?

A mi modo de ver es más sencillo escribir poemas, porque mis poemas son de verso libre y encuentro menos limitaciones que al escribir canciones donde por duración, rima y por el hecho de encajar la letra sobre una melodía me resulta algo más complicado. Aun así, me siento cómodo en ambas facetas.

poeta Marwan

¿El proceso de creatividad es el mismo?

No, los procesos son muy diferentes. En poesía me permito más licencias que en la música, puedo retorcer más el lenguaje y reflexionar más que en las canciones. Si en la canción te pones muy reflexivo se pierde musicalidad y deja de funcionar. Además, en los poemas puedo abordar de modos mucho más variados los temas que en la canción, y en la canción, sí o sí, viene incluida la música, con lo cual, ofrece una emotividad única. Es un género literario absolutamente independiente.

El amor es el eje central de su trabajo, ¿de cuántas maneras es posible tratarlo?

Se puede abordar desde millones de perspectivas porque tiene mil facetas. No solo se habla de amor en sí. Se habla de todos los escenarios y sentimientos a los que te puede conducir el amor, su falta o su pérdida. No es un tema de una sola cara, es infinito: la pasión, la entrega, la soledad, el abandono, el enamoramiento, la ruptura, las dudas, la fidelidad, la infidelidad, el deseo encendido, el deseo que se apaga, la ternura, el tedio…

«El principal tema que abordo es el amor, pero también escribo poemas sociales, relacionados con el arte, la música… «

¿En qué otros sentimientos y emociones le gusta profundizar cuando escribe?

En mi último libro hay tantos poemas de amor o desamor como de otras temáticas. Existen también poemas sociales y otros relacionados con el arte, la música, historias autobiográficas del pasado, poemas sobre la psicología de las emociones… Tiene ocho secciones de las cuales cuatro son de amor y el resto que no lo son. Además, en mis otros dos libros anteriores dedico bastantes poemas a otros temas, sobre todo sociales, aunque los de amor sean mayoría.

Por último, un pequeño test. ¿Qué le sugieren las siguientes palabras?

  • Amor: El motor de todo.
  • Inspiración: La más bella de todas las damas.
  • Verso: El esqueleto del poema.
  • Literatura: Pasión.

Marwan: libro 'Los amores imparables'

 

Fuente de la Entrevista:

Marwan: “Sería maravilloso incluir programas de poesía en la escuela”

ove/mahv

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La educación bajo la lupa de un científico atípico: Reflexiones de John Warner, un músico que se dedicó a la ciencia

Estados Unidos – Colombia / 7 de octubre de 2018 / Autor: Análisis Universidad EAN / Fuente: El Tiempo

Si bien John Warner viaja por el mundo difundiendo el concepto de química verde, no suele presentarse como químico sino como un “diseñador de moléculas”. Así es él: un verdadero profesor, que aborda los temas sin complejidad ni arandelas, pero sí con una profundidad que soporta en metáforas y anécdotas.

Este científico, músico e inventor llegó a Colombia invitado por la Universidad EAN, la primera en Latinoamérica en firmar el compromiso con la química verde, al que también están adscritas 50 universidades de Canadá y Estados Unidos.

Con su calidez característica, no solo instó a la industria a reflexionar sobre la importancia de crear productos no tóxicos, sino que se refirió al modelo educativo mundial y sus falencias.

La palabra “química” está usualmente asociada a lo tóxico y dañino. ¿Cómo derribar ese mito y asociarla con un concepto de sostenibilidad?

Cuando voy a una fiesta y digo que soy un químico, la gente se escandaliza, así que yo prefiero presentarme como un “diseñador de moléculas”. Creo que ese rechazo sucede porque no hay un entendimiento verdadero de esta ciencia. No solo se asocia con toxicidad, sino que muchos tuvieron experiencias negativas en su paso por el colegio con esta materia.

Es muy importante que la gente entienda que todo es química. Nuestra piel es química, nuestro pelo es química… todos los compuestos son química. Entonces, no todos los químicos son malos.

Todo empieza por la educación. ¿Qué deben hacer las universidades colombianas para empezar a trabajar en esa dirección?

Yo tengo una organización sin ánimo de lucro llamada Beyond Benign, que lleva más de 15 años trabajando con los departamentos y facultades de química de varias universidades. La idea es crear una red de colaboración entre las instituciones educativas que están implementando los principios de la química verde para que puedan comunicarse entre ellas y expandir sus saberes. La mayoría de universidades que pertenecen a esta red son de Canadá y Estados Unidos; sin embargo, la Universidad EAN es la primera de América Latina en firmar el compromiso con la química verde.

¿Cómo entender la química verde desde la vida cotidiana?

Uno de los problemas de la química es el ego del ser humano. Nosotros creemos que podemos controlar y dominar la naturaleza e inventar tecnologías mejores que la misma naturaleza. Nada más alejado de la realidad. Mientras los humanos acuden a la antropía, la naturaleza es pura entropía.

La entropía es la forma como suceden las cosas de manera natural, en tanto la antropía necesita una inyección de energía externa para generar un cambio y modificar las reacciones de las moléculas. Para producir algo, las industrias emplean fuentes de energía externas; deberían emular más a la naturaleza y su forma de producción para reducir los niveles de toxicidad.

Usted también se refiere a la entropía como caos, pero el caos se asocia con desorden. ¿Cómo puede ser esto positivo?

El caos es hermoso y yo lo asocio con diversidad. De hecho, la naturaleza no esconde su deseo por el caos. La verdadera razón por la cual nos reproducimos y tenemos hijos es para ser más caóticos y seguir aumentando la diversidad. Pelear con esa naturaleza hace que creemos sustancias tóxicas que no son naturales.

Por ejemplo, a lo largo de la historia la educación occidental ha intentado poner todos sus contenidos en pequeñas cajas separadas, sin darse cuenta de que al hacerlo nos estamos alejando de la entropía y su complejidad, que justamente es sinónimo de interconexión y sistema.

¿Por ese mismo dinamismo, un músico como usted terminó siendo científico?

Sigo siendo un músico, pero ahora soy un compositor de moléculas. Cuando tenía 15 años descubrí que lo que me gustaba de la música era que se parecía mucho a lo que hacían los científicos. La música es innovadora, es cercana a la creatividad, y así concibo yo la química. Muchas personas que se dedican a la ciencia no la ven como un proceso creativo y por eso la enseñan de manera rígida y acartonada. Para mí es innovación pura y me encanta.

La ausencia de innovación y el castigo al error son los problemas más grandes de la educación…

Absolutamente. Si bien yo creo que para ser un excelente músico de jazz se requieren estudios en música clásica y que para ser experto en química se necesitan los fundamentos y postulados base, el problema es que nos apoyamos completamente en el conocimiento enciclopédico y no pensamos de manera crítica ni abrimos posibilidades.

Los humanos siempre nos hemos sentido atraídos por todo lo que podamos medir y calificar y las instituciones académicas han reforzado este tipo de pensamiento. Y resulta que una niña de 4 años, por ejemplo, es 100% intuitiva porque no tiene conocimiento enciclopédico. Ella cree que puede hacer cualquier cosa y lo logra. Sin embargo, cuando entra al sistema escolar y universitario esa creatividad se va perdiendo hasta llegar a cero.

Lo paradójico es que ahora colegios y universidades se han lanzado a enseñar innovación y creatividad, pero resulta que eso no es algo medible. Es ridículo sacarle una métrica a la creatividad. La creatividad es algo natural de las personas y hay que fomentarla desde el principio, no matarla para luego enseñarla.

El fallecimiento de su hijo fue un hecho trascendental en su vida. ¿Tuvo algún efecto en su visión científica?

La angustia de haber perdido un hijo fue algo terrible, pero a la vez una luz porque me cambió para siempre. Cuando empecé a trabajar en el concepto de química verde, lo vi bajo una perspectiva empresarial y del conocimiento, pero la partida de mi hijo me hizo ver el componente humano de lo que estaba a punto de crear.

Usted también es un inventor ¿Cuál es la creación que recuerda con más cariño?

El producto que desarrollé para restaurar naturalmente el color del cabello. Se llama Hairprint y es muy significativo porque no solo lleva felicidad y levanta la autoestima de millones de personas, sino que les devuelve la vida a enfermos de cáncer que habían perdido la posibilidad de restaurar su pelo porque en el mercado solo existen productos tóxicos que afectan su salud.

Otro muy importante es el asfalto sostenible, que no es contaminante ni deja de ser rentable. También he creado tratamientos para tratar la diabetes, el Alzheimer y algunos tipos de cáncer, pero con el tiempo me he dado cuenta de que esas enfermedades son causadas por la toxicidad del medio ambiente que nosotros mismos contaminamos. Por eso, si todos aplicáramos la química verde, el ambiente no estaría cargado de esas toxinas y las enfermedades desaparecerían.

¿Cómo puede ayudar la química verde a Colombia, que basa su economía en la industria extractiva?

Inventar nuevos productos y tecnologías no tiene que ser considerado como una amenaza para las industrias tradicionales. No se trata de una competencia. Al contrario, lo que hay que hacer es trabajar de manera colaborativa. De hecho, las grandes industrias no le temen a la química verde porque saben que pueden crecer gracias a los nuevos conocimientos que se pueden desarrollar. En el caso de la industria de los hidrocarburos lo que se podría hacer con la química verde es desarrollar procesos de sostenibilidad para reducir los impactos que le estamos generando al planeta.

Ha conocido poco de Colombia, pero ¿cuál cree que sea el potencial de nuestra gente y de las industrias?

Llevo pocos días en Colombia y no creo que pueda dar una opinión completa sobre el país. Por supuesto, el talento de su gente es lo más destacable y, por lo mismo, quiero invertir mi tiempo en conocer y capacitar a la gente que quiera hacer esto más grande. La Universidad EAN, por ejemplo, ya se vinculó a este proceso y va a aplicar los principios de la química verde, así que me siento muy complacido de acompañar a esta institución en este camino de descubrimientos.

Fuente de la Entrevista:

https://www.eltiempo.com/vida/educacion/trabas-del-modelo-educativo-bajo-la-lupa-de-un-cientifico-atipico-275676

ove/mahv

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Inger Enkvist: «Se necesitan maestros con más autoridad que no acepten perder el tiempo en tonterías en el aula»

Suecia / 07 de octubre de 2018 / Autor: Maximiliano Fernández / Fuente: Infobae

La prestigiosa pedagoga e investigadora sueca habló con Infobae sobre los desafíos educativos de Argentina y la nueva pedagogía. «Dar autonomía al estudiante se suele traducir en abandono porque no tienen muy claro qué hacer», dijo

Son épocas en las que se habla y pondera la innovación en el aula. Se habla de la tecnología aplicada para mejorar los aprendizajes, de trayectos personalizados, de que los alumnos no deben aprender lo mismo. Se repite que ya no tiene sentido memorizar, que para qué aprender de memoria las capitales o las tablas de multiplicar si para eso está Google. Se habla también de que el alumno necesita autonomía.

En ese contexto, Inger Enkvist, una de las más prestigiosas pedagogas, escritoras, investigadoras, catedráticas suecas sostiene volver a las bases de una pedagogía más tradicional, una corriente que empieza a tomar fuerza nuevamente entre los académicos.

En diálogo con Infobae, fue contundente: «No hay ejemplos de que los sistemas que dan mucha ‘autonomía’ a los alumnos sean exitosos ni intelectual ni socialmente – y menos a largo plazo. Los alumnos no logran motivarse a sí mismos más que por un tiempo muy breve y los primeros en cansarse son los que menos apoyo reciben en sus casas».

-¿No comparte la idea de innovación en el aula, muy boga en estos momentos?

-La palabra innovación es tramposa. Lo que queremos es un buen aprendizaje. Si el aprendizaje es novedoso es lo de menos. Con el cuento de la innovación la plata de la educación ha ido a parar a los bolsillos de los «innovadores» y no a la mejora del aprendizaje. ¿De qué innovación estamos hablando si se invirtió tanta plata en la innovación y los resultados están empeorando?

-¿Está de acuerdo con que se debe poner al estudiante en el centro de la enseñanza o es una idea peligrosa?

-Es otro término tramposo, porque por un lado dice algo que es obvio y es que todo en educación es para que el estudiante aprenda. En ese sentido, el alumno está y ha estado siempre en el centro de la educación. La idea de «poner al alumno en el centro de la enseñanza» parece anodina, pero así empieza una fragmentación de la organización de la escuela y de los presupuestos, y empieza a bajar el resultado. Ese es uno de los muchos lemas que circulan en educación no comprobados científicamente.

-¿Qué consecuencias tuvo esa idea?

-Introdujo una serie de nociones no tan positivas como la de decir que cada alumno debe tener su propio currícula, que tiene derecho a adaptaciones y que debe tener derecho a elegir sus tareas y su ritmo de trabajo. En otras palabras, el término se utiliza para quitarle importancia a que el alumno estudie lo que está en el currículo del año. Tendrá un plan de estudio «personalizado». La idea está también asociada a que el profesor debe motivar al alumno. No se dice que es la tarea del alumno estudiar el contenido del año. Uno puede pensar en los países del sureste asiático que lograron resultados magníficos en un tiempo récord. Y no fue tratando a cada alumno de manera diferente.

-Algunos académicos piensan que el modelo finlandés es poco menos que una farsa, que cuando cambiaron empezaron a caer en las pruebas internacionales. ¿Está de acuerdo?

-No es correcto. El modelo existe y es bueno, pero el gobierno finlandés tomó hace unos años decisiones en educación que son desacertadas. Se nota el factor de la «sociedad de bienestar» que hace que los jóvenes estudien algo menos, pero de ninguna manera es una farsa.

(Universidad de Lund)

(Universidad de Lund)

-¿Hasta qué punto es bueno darle autonomía a un estudiante y hasta qué punto es contraproducente?

-La autonomía es un concepto muy vago y no es raro que se traduzca como abandono porque se le deja «libre», sin una idea clara de lo que debe hacer. Los más flojos y los menos interesados en aprender desperdician el tiempo. La autonomía más importante es la que tiene el alumno para aprender en su casa. Tiene total libertad para organizar sus estudios en casa y algunos lo hacen bien y otros no tanto.

-¿Cómo se trabaja con alumnos hiperestimulados por la tecnología?

-Hay que crear en la escuela zonas sin tecnología donde reinen el silencio, la concentración y el enfoque en el aprendizaje intelectual. Crear entusiasmo por el aprendizaje colectivo del grupo y a veces el aprendizaje individual con buenos profesores que abran el mundo del conocimiento. Es enormemente estimulante entender cosas nuevas.

-Hoy se dice que con Google no vale la pena aprender de memoria, pero usted no coincide. ¿Dónde ve el valor de memorizar?

-Porque no hay otro aprendizaje que el del cerebro, es decir de la memoria. La memoria es lo que posibilita nuestro desarrollo intelectual. Sin la memoria seríamos más como los animales. La memoria es nuestra faceta de seres racionales. El concepto mismo de escuela se basa en la idea de lo racional que, a su vez, necesita basarse en los conocimientos adquiridos, guardados en la memoria.

-Los exámenes también empezaron a estar mal vistos. ¿Cómo se debería evaluar a los estudiantes?

-La evaluación es una parte de cómo se enseña, cómo se practica, cómo se organizan las clases. Sí, es útil tener exámenes. Da a todos la misma posibilidad de prepararse. Si hay evaluación continua, supuestamente hay menos estrés, pero también se podría hablar de un estrés continuo. La evaluación continua da más importancia al criterio del profesor, mientras que un examen normalmente es más objetivo. Algo que no se dice lo suficiente es que el valor de un examen depende también de cómo se integra en el resto del trabajo y de la inteligencia con la que se preparan las preguntas.

-Otro tema del que se habla mucho es la integración de las nuevas tecnologías al aula. ¿Le parece que se le da demasiada importancia o que la amerita?

-Lo importante es aprender lenguaje, conocimientos culturales generales y matemática. Si el alumno domina esto, aprende fácilmente tecnología. Si al revés dedica mucho tiempo a las tecnologías, pero no aprende lenguaje y conocimientos generales, no sale a la vida adulta bien preparado. La escuela debe, en primer lugar, preparar al alumno intelectualmente, es decir, formar su cerebro. El riesgo hoy es que se dedique tiempo a actividades que son secundarias.

-¿Qué modelo educativo en el mundo ve hoy como un ejemplo a seguir?

-Es peligroso contestar una pregunta así, porque siempre se puede encontrar algún «pero». En un mismo país puede haber escuelas buenas y menos buenas. Hay buenas escuelas en muchos países, pero tenemos un problema con los políticos que intentan introducir principios que no pertenecen al mundo de la educación. He visto con mis propios ojos buenas escuelas en Finlandia, Estonia, Suiza, Alemania, Estados Unidos. También en Argentina. El problema es cómo convertir lo bueno en lo común.

(EFE)

(EFE)

-El sistema educativo argentino tiene muchos problemas. Solo la mitad se gradúa en tiempo y forma de la secundaria, por ejemplo. ¿Cómo cree que se mejoran los indicadores desde la pedagogía?

-La lista de lo que se debe hacer es larga: mejor enseñanza primaria, mejor formación docente, mantener el orden en las escuelas, itinerarios en la secundaria para que no todos tengan que hacer exactamente lo mismo al mismo ritmo, revisar los currículos que se proponen.

-¿Cómo se logra en los hechos que los estudiantes no hagan lo mismo al mismo tiempo y sigan sus ritmos de aprendizaje?

-Es complejo y hay dos tiempos: la primaria y la secundaria. Para empezar hay que hacer varias cosas a la vez: tener profesores inteligentes y bien preparados, que pueden dar buenas clases y lograr un aprendizaje sólido desde el primer grado. Tener un currículo coherente. Nunca aceptar que se pierda tiempo en tonterías en la escuela. No aceptar que los alumnos no asistan con asiduidad. Cuando los alumnos lleguen a la adolescencia, permitir que elijan itinerarios algo diferentes para poder terminar sus estudios con éxito. Basar la escuela obligatoria en el modelo de «la misma talla para todos» simplemente no corresponde a lo que sabemos sobre los seres humanos.

-¿Qué hace falta para que el país puede salir del estancamiento educativo?

-Si los países del sureste asiático han podido levantarse en pocos años, también podría hacerlo Argentina. Lo que hace falta es más esfuerzo. Sin esfuerzo no se avanza. Una vez, un periodista me replicó que, por razones culturales, el esfuerzo sostenido en el estudio en Argentina no gusta. Mi comentario es que se trata de una elección. Si uno elige no hacer el esfuerzo, uno elige, a la vez, las consecuencias.

-¿Más esfuerzo de los estudiantes, de los maestros o ambos?

-Más esfuerzo de los estudiantes. Reglas de conducta y de rendimiento escolar más claras. Quizá ni siquiera es más esfuerzo sino solo más orden. Es fácil decir que el maestro debe esforzarse más pero también hay que hablar del cansancio del profesor, un cansancio que tiene mucho que ver con que los alumnos no se comportan siempre como alumnos. Se cargan sobre la espalda del profesor todos los problemas sociales, y se espera que el profesor haga también las veces de asistente social y policía. Esto es pedir demasiado al profesor.

-¿Cree que los maestros, en general, ganan poco dinero para la función que cumplen?

-Sí. Los maestros deben venir bien preparados y ganar un sueldo respetable. Nunca se podrá reclutar buenos profesionales si no se les paga adecuadamente. Allí Argentina necesita hacer una reforma. Otros países latinoamericanos se han esforzado más por resolver ese problema.

-Acá los aumentos salariales dependen casi exclusivamente de la antigüedad del maestro en el cargo. No se valoran los resultados académicos, ni la innovación. ¿Cree que se debería modificar?

-Es un asunto controversial. Lo que se podría hacer es establecer un plan de, pongamos, diez años y aumentar paso a paso los salarios para todos los profesores que vayan mejorando sus conocimientos. La idea es que si el profesor tiene más conocimientos, la sociedad va a pensar que está justificado dedicar más plata a pagar a ese profesor, y el profesor probablemente enseñará mejor y con más entusiasmo, ya que ese suele ser el resultado de adquirir más conocimientos. No es seguro que funcione así, pero es bastante probable.

-La brecha educativa en el país es muy grande entre las distintas clases sociales. ¿Cómo se puede achicar en el aula?

-Lo que ya se ha dicho: buenos profesores, pagados adecuadamente. Devolverle la autoridad al profesor en el aula, porque si esto no se hace los jóvenes más idóneos no van a querer ser profesores ni tampoco los alumnos van a aprovechar la inversión que hace la sociedad en educación. Los jóvenes más inteligentes no van a aceptar pasar su vida profesional en unas aulas en las que los chicos pueden comportarse despectivamente. Sin orden y sin exigencias en las aulas, también en los barrios vulnerables, es imposible que disminuya la diferencia en aprendizaje entre las capas sociales.

Fuente de la Entrevista:

https://www.infobae.com/educacion/2018/07/28/inger-enkvist-se-necesitan-maestros-con-mas-autoridad-que-no-acepten-perder-el-tiempo-en-tonterias-en-el-aula/

ove/mahv

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A Contracorriente – Empresarios al asalto de la educación – 25/09/2018 (Video)

México / 30 de septiembre de 2018 / Autor: RompevientoTV / Fuente: Youtube

Publicado el 25 sept. 2018
¿Cuál es el interés de los empresarios en el tema de la educación pública? ¿Quiénes son los empresarios involucrados en el debate educativo? Luis Hernández Navarro entrevista a Mauro Jarquín, Politólogo de la UNAM y especialista en educación.

Fuente de la Entrevista: https://youtu.be/zP2_nByy_jw
ove/mahv
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Ramón Rodríguez: “Al menos en Primaria la evaluación con notas debería desaparecer y planteárnosla como qué habilidades tiene un niño”

Ramón se ha hecho famoso por poner en las notas de su alumnado referencias a habilidades no curriculares. Todos con sobresaliente. Nuevas formas de evaluación y enseñanza se hacen ya casi obligatorias.

Por Daniel Sánchez Caballero

El maestro de Primaria Ramón Rodríguez saltó a la fama hace unos meses porque se le ocurrió incluir en el boletín de notas, además de las calificaciones de las materias habituales, otras notas menos típicas: “Es una niña feliz: sobresaliente / Es generosa y buena compañera: sobresaliente / Llega a clase con una sonrisa: sobresaliente”, se leía en el boletín que de sus alumnas llevó a casa. “Siempre me ha movido mucho la inteligencia emocional”, cuenta. “Intento cambiar un poco las cosas que he ido viendo que no me gustaban mucho, como la evaluación o el uso que se hace de las nuevas tecnologías”, añade, aunque se matiza rápido: “Nuevas nuevas tampoco son, que ya llevan muchos años con nosotros”. Maestro desde hace 15 años, Rodríguez presume de motivación y de amar su profesión.

¿El sistema educativo está demasiado anclado en el pasado?

Hay muchas cosas que sí. Pero eso no significa que cosas del pasado sean malas, evidentemente. Algunas se pueden seguir aplicando. Pero hay muchas prácticas que con los alumnos que tenemos hoy en día no funcionan y tenemos que plantearnos cambiar alguna visión sobre la educación, hacer algunas metodologías más activas y poner al alumno como protagonista de nuestras enseñanzas.

Usted practica y defiende la gamificación. ¿Qué aporta?

Gamificar es convertir el proceso de aprendizaje en un juego. Estamos trasladando la educación en el lenguaje natural de los niños, que necesitan jugar. Mediante el juego adquieren aprendizajes significativos para el resto de su vida. Si conseguimos que ese proceso de aprendizaje se asemeje a un juego estamos consiguiendo captar su atención, que la motivación aumente en un porcentaje altísimo. Muchos profesores coincidmos en que la capacidad de atención está reducida y no son capaces de mantenerla tanto como antes. Yo creo que no, que tienen una capacidad alta, pero está en otro sitio y nosotros tenemos que buscar dónde está y a partir de ahí trabajar con ellos. La gamificación nos permite entrar en su mundo, que es el juego, y a partir de ahí hacer con ellos lo que queramos.

Supongo que también le habrán llegado las críticas de profesores que dicen que la educación no es un juego y que los alumnos no van al colegio a divertirse. ¿Qué opina?

Un cole está para que un niño venga a aprender, pero pasándoselo bien aprenden más. Yo tengo un lema, si algo es divertido se aprende mejor, y me parece esencial. Que un niño venga al cole a pasárselo bien no significa que no venga a aprender.

Muchos docentes se quejan de que a veces hay demasiada innovación, que parece que la preocupación es más meter un método nuevo por meterlo que ver si funciona. ¿Dónde ponemos la línea?

Es un riesgo, y alto si solo hacemos eso. Dedicar todo nuestro trabajo a proyectos, metodologías activas y gamificación, aparte de suponer un trabajo enorme para el profesor, supone que vamos a conseguir que el alumno se desgaste rápido. Si las empleamos cinco horas al día, en cada actividad, el efecto motivación se puede perder. Hay que emplearlo todo en su justa medida.

¿Qué opina respecto al móvil en clase? ¿Qué hacemos con él?

Voy a pensar en dos edades diferentes. En primaria tener alumnos más pequeños hace que no todos tengan móvil, que igual no sepan usarlo para un rendimiento académico o un trabajo en clase. En primaria tenemos dos aulas de informática para ellos. Utilizamos esto, que es un entorno seguro y que ellos dominan. En secundaria se utiliza el móvil o cualquier dispositivo que tengan en casa. Siempre con el consentimiento del equipo directivo y la familia, pero yo soy partidario. Hay que valorar pros y contras, riesgos, pero tiene más pros a la hora de realizar un proyecto. Nos dota de unos recursos infinitos. Las tecnologías -que no nuevas- acercan la realidad del colegio a la realidad de nuestros alumnos. A partir de 10-11 años los alumnos viven todos en un mundo digital. Todos tienen móvil, tablet o portátil. Su mundo pasa por el chat con los amigos, etc. si acercamos el centro educativo a su vida estamos tendiendo puentes. Si vamos por el camino contrario se abre una brecha un tanto peligrosa porque vivirán una brecha con el colegio que no es la suya.

¿Han tenido problemas de indisciplina o de que los alumnos le dieran un uso equivocado al móvil por tenerlos en clase?

Es importante marcar los tiempos bien. Si se les pide que traigan un dispositivo está claro que solo lo podrán usar en esa actividad y el resto del tiempo el aparato estará apagado sin posibilidad de uso porque permanecerá en poder del profesor, no en sus mochilas o bolsillos. De momento ellos son listos y saben que si les damos la posibilidad de usar los dispositivos en clase y meten la pata, se quedarán sin ello y no quieren. La experiencia está siendo bastante buena.

¿Cómo va esto de las “otras notas”? Aquella manera de calificar supongo que era más una llamada de atención que otra cosa. ¿Qué mensaje quería lanzar?

La idea era dar un golpe encima de la mesa y lanzar el mensaje de que nuestra evaluación tal y como se entiende en España sobre todo para los más pequeñajos, pero sirve para todos, a veces es injusta y muy fría. Damos una nota cada trimestre con un numerito que no va a reflejar jamás todo el trabajo de un trimestre, las interacciones de los alumnos con los profesores, el esfuerzo que conlleva. Quería lanzar el mensaje de intentar profundizar más, que la evaluación sea más rica para las familias. Pero también quería dejar esa parte fría de lo académico a un lado y reflejar en el boletín de notas las cualidades que hacen de nuestros alumnos. Yo digo que todos son unos cracks, y qué menos que te lo reconozcan. Todos los niños son unos cracks en algo y puede que no lo sepan, necesitan saberlo. De ahí que todos son sobresalientes en estas otras notas. Igual que necesitan saber cómo van en mates y educación física, necesitan saber que tienen muchas cualidades que los hacen increíbles y necesitan seguir trabajándolas.

¿Cree que el sistema educativo solo se preocupa por las competencias más académicas?

Tradicionalmente ha sido así. Hace tiempo que nos piden evaluar por competencias y el lenguaje en la evaluación va cambiando. La ley, con algunas trabas y mucho por mejorar, va abriendo camino en este sentido. Pero hay que ser realista y si se miran los boletines de notas son fríos, centrados en lo académico, sin mirar más allá. Y los niños necesitan ver qué tienen de bueno, qué cualidades tienen y que los valoren. El boom ha sido que tuve la osadía de meter estas calificaciones en un boletín de notas y equipararlas con las notas oficiales.

¿Qué le parece el sistema de notas en general? ¿Necesitaríamos darle una pensada? No creo que nadie sepa qué significa un 7 en Matemáticas. ¿Sería partidario de dejar de evaluar con números?

Yo creo que sí. Al menos en primaria debería desaparecer y dejar de plantearnos la evaluación como una nota numérica, como una escala, y plantearnos la evaluación como qué habilidades tiene un niño, qué es capaz de hacer, en qué nivel está, qué problemas tiene respecto a este contenido u otro, qué desempeño tiene respecto al objetivo planteado. Que la evaluación sea entrega de información específica de cada alumno, que enriquezca. Una simple nota, un numerito no lo pondría directamente y cada vez me cuesta más. Lo hago, claro, pero cada vez me cuesta más.

La LOMCE mucho no habrá ayudado con esta cuestión, supongo.

Mucho no ha ayudado.

¿Y algo?

A todo se le puede sacar algo positivo. De la LOMCE se pueden sacar cositas, pero mucho favor no nos ha hecho. Las leyes educativas en este país cambian tan a corto plazo… No nos dejan terminar de trabajar bien con una cuando llega otra y no están pensadas desde los maestros, que son quienes tienen que pensar estas cosas. Si les dieran más voz y sobre todo más voto a los docentes saldría algo más real, más práctico. Solo te tienes que dar una vuelta por Twitter y ver la de miles y miles de docentes en este país que hacen cosas maravillosas, que están todos los días luchando por sus alumnos a pie de aula. Tenemos tantos recursos humanos que si les escucharan y les tuvieran en cuenta sería un buen camino.

“Miles de docentes que hacen cosas maravillosas”. ¿La innovación está en manos de la iniciativa privada de los docentes un poco pese al sistema?

En muchos casos es así. Nos encontramos cada vez más con colegios, equipos directivos que empiezan a apostar no por una metodología concreta, no hace falta poner nombres, sino que apuestan por cambiar cosas. La innovación es hacer cosas de manera diferente, dar un pequeño giro y llevarlas a lo que gusta un poco más a los alumnos. Cada vez se apuesta más, pero parece que es a base de un cole o un equipo directivo que se arranca y empieza a cambiar cosas. Pero yo estoy contento porque cada vez se ve más, hay movimiento, docentes que se preocupan por formarse y cambiar. Docentes que se animan a compartir sus tareas, sus proyectos, etc. Y ese proceso es una maravilla y es imparable. La creatividad y pasión que tiene un docente está por encima de leyes educativas y evaluaciones y cualquier otra historia.

Usted forma a maestros también. ¿Son buenos alumnos?

Son dos ámbitos diferentes. Disfruto mucho estando con docentes, veo mucha vocación, muchas ganas de aprender a hacer cosas diferentes, investigar, aprender cosas nuevas, reciclarse. Me encuentro con muchos colegios, muchos claustros que te reciben con brazos abiertos y se traduce en mucha gratitud y te mandan proyectos que hacen. Me encanta ese proceso. Pero por otro lado, estar a pie del cañón con los enanos en clase todos los días no tiene nombre, es insustituible.

¿Recomendaría a sus hijos ser profesores?

No recomiendo nada. Recomiendo que cada uno siga lo que le hace feliz y con lo que se sienta a gusto. Si alguno acaba siendo profesor seré feliz por él porque es lo que le gusta, pero por él, no por mí. Que cada uno haga lo que le llene y le haga feliz. Que sigan el sendero de lo que les llene, que después nos encontramos con títulos bajo el brazo que no nos completan profesionalmente, y eso es un poco más triste. Pero por vivir la experiencia, desde luego por cómo la vivo yo, no sería capaz de disfrutar otra profesión como esta, cada es una aventura nueva y como profesión es un regalo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/07/05/al-menos-en-primaria-la-evaluacion-con-notas-deberia-desaparecer-y-plantearnosla-como-que-habilidades-tiene-un-nino/

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“El derecho a la educación no puede depender de que una familia pueda pagar o no”. Entrevista a Clarisa Giamello

Entrevista/04 Octubre 2018/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la Educación

No acuñaron el término, pero la Fundación Educo lo puso en la palestra en España: “Los niños llave” el pasado verano, cuando señalaron que en menos de dos años se han casi duplicado hasta los 580.000 que, calcula Clarisa Giamello, su directora de Educación y Acción Social, hay ahora. Esta psicóloga de formación, experta en políticas públicas de educación y relaciones institucionales, alerta en esta entrevista de las consecuencias de la soledad de estos “niños de la llave”, que reciben ese nombre porque van al colegio con la llave de su casa colgada del cuello ante la imposibilidad de sus familias de ir a recogerlos y pasar la tarde con ellos.

¿Quiénes o qué son los niños de la llave?

Es un término que ya existía en la literatura y nosotros hemos recogido. Viene de estos niños que van al colegio, cuando salen no hay nadie en casa para abrir la puerta y por tanto suelen llevar la llave de casa colgada al cuello. Son familias que por situaciones de trabajo y conciliación los niños tienen ese espacio de tiempo en el que están solos, más o menos largo. Partimos de un dato que encontramos en 2008, cuando empezó la crisis, que decía que había 350.000 niños en esta situación. Nos empezamos a preguntar qué había pasado. A través de una encuesta nos encontramos que en 2017 se habían quedado solos 580.000 niños en el verano. Hablamos de niños en edad de Primaria, de 6 a 12 años, que se quedan solos más de tres horas por las tardes.

¿Existe una edad a la que se ya no sea un problema que se queden solos?

No, tiene que ver mucho con las características de cada familia, niño, vivienda, etc., pero sí creemos que ese proceso de autonomía se tiene que dar en un proceso de crianza que uno lleva con cada hijo o hija y no debe estar forzado por una situación laboral o de precariedad. Son estas familias que no pueden elegir cuándo es este momento en el que pueden estar solos los niños, sino que por el trabajo que tienen no pueden elegir. Esto nos llevó al concepto de los trabajadores pobres, familias que teniendo una nómina son pobres, no llegan a fin de mes. Además de no poder apuntar a niños a actividades extraescolares tienen escasez de recursos materiales, familias monoparentales o emigradas que no tienen una red, un familiar que puedan ocuparse, con lo que los niños quedan solos, en entornos aislados. Probablemente no compartan actividades, muchas familias no acuden a los comedores escolares porque no pueden pagárselo. Son familias que como tienen ingresos quedan fuera del sistema de becas y ayudas, pero tampoco pueden afrontarlo. Esto significa no estar siguiendo el ritmo de la escuela, con todo lo que implica en hábitos deestudio, alimentación, amistad y de todo tipo.

¿Para entrar en el colectivo “niño llave” la familia tiene que ser pobre?
Este es un concepto en el que se suman cosas. Por tus capacidades o situación, tus padres pueden evaluar que puedes ir y venir solo o quedarte sin compañía. Pero es una decisión tomada en la familia. Pero vemos que cuando hay una presión de no poder decidir porque hay que estar en otro lugar ya no es una cuestión de cómo las familias se organizan. Hay que construir la autonomía de los niños y niñas, pero esto no es una decisión, sino que tiene que ver con la presión del mercado laboral o con recursos insuficientes o una falta de relaciones laborales. Entonces ya sí decimos que esta presión no está permitiendo un acompañamiento de la infancia y del proceso de autonomía. Hablamos de familias que no tienen acceso a actividades extraescolares o están restringidas. El estar solo, esa autonomía, es impuesto. También hay que tener un espacio de soledad, entretenerse y organizarse el tiempo son cuestiones que hay que aprender siendo niños, pero tiene que ser con posibilidades. Hay que asegurar la crianza para que esto sea un proceso acompañado.

¿Y los otros niños de la llave?

En este proceso nos encontramos con que hay un aumento de la precariedad en la vivienda. Los alquileres han aumentado y esto ha llevado a que muchas familias tengan que subalquilar una habitación para llegar a fin de mes o tener que irse a vivir en una habitación porque no pueden pagar un piso. En los últimos cinco años han aumentado los alquileres más del 40%. El espacio vital de las familias se reduce, se comparte. Y estos otros niños de la llave viven en una casa compartida, con el espacio reducido. Y el espacio que se suele perder es el dedicado al estudio, al juego, etc. con el perjuicio que eso tiene para los pequeños. Cuanta más gente haya en una vivienda más tensión y eso genera un estrés para todos, también para los niños, claro. La idea del estudio es llamar la atención sobre el problema de la pobreza y la precariedad en la infancia, que tiene muchas miradas que hay que combinar. Es un tema económico, pero también de vivienda, de precariedad del empleo, de oportunidades educativas. Estos días hemos visto las propuestas del Comisionado para la Pobreza Infantil -nos alegramos de que el tema empiece a estar en el centro de las políticas- de aumentar las ayudas, hay que complementarlo con una mirada sobre la vivienda y el empleo, especialmente para las familias monoparentales.

¿Qué consecuencias tiene esta soledad?

Tiene muchas implicaciones. Una es la pérdida de calidad en la alimentación: si un niño tiene que comer solo hará una comida más sencilla, quizá fría. No va a cocinar una verdura. Si su madre le ha dejado algo tiene que decidir si se come eso u otra cosa. Estar solo significa estar mucho tiempo con las pantallas sin supervisión de un adulto. Al tener las llaves de casa también puede pasar que estén en parques, con otros niños mayores, pueden entrar en contacto con alcohol o drogas. También están los deberes, no tienen nadie a quién comentar, preguntarle dudas. Y sobre todo se resiente el tema de la comunicación. No hay con quien compartir, escuchar, hablar, dialogar, etc. y los niños quieren estar con sus familias. Y luego vemos conductas en las que les puede costar seguir las reglas del grupo, tienen más irritabilidad.

Uno de los aspectos interesantes que comenta es que con el aumento de la pobreza hay familias con ingresos realmente bajos que sin embargo no pueden acceder a las ayudas porque hay muchas más familias con menos o ningún ingreso…

En la encuesta que hicimos de familias con empleo, pero por debajo de la línea de pobreza, solo el 20% recibía alguna ayuda, tipo beca de comedor, etc. Sabemos que con los recortes las prestaciones se han reducido, pero con la crisis han aumentado las necesidades y hay una franja de población en situación precaria que necesita ayuda y las políticas no llegan. Uno de los pedidos que hacemos desde Educo es sobre todo con el comedor escolar. Que se gestione y amplíe. El comedor debería ser parte de la escuela, estar integrado, porque es parte de la educación de los niños. Se les garantiza la alimentación, se relacionan, se comparten hábitos alimentarios, etc. Todos los niños deberían tener acceso a ese comedor. Si bien hemos notado que hay mayor dotación de becas, sigue habiendo una brecha.

¿Es partidaria de que los colegios abrieran más días durante el año y más horas durante el día para ejercer esta función social (sin entrar en quién debería ocuparse de cuidarlos)?

Hay que tener una mirada global sobre los espacios de las comunidades y los ayuntamientos. No solo hay escuelas. Hay bibliotecas, espacios deportivos, centros culturales, etc. Esto lo vemos en algunos lugares que se organizan con la escuela para ofrecer a su población alternativas para ocio, los fines de semana, las vacaciones de verano. Allí cobran un rol importante las entidades y los ayuntamientos.

Ha mencionado la falta de ayudas públicas. ¿Cómo está la situación?

En España tenemos una baja inversión en infancia en relación al resto de Europa. Pedimos que la ayuda de 290 euros al año por hijo suba a 1.200. También pedimos que el umbral para recibir esa prestación se eleve para que pueda alcanzar a más familias que están en situación de precariedad. Esta medida tiene un impacto sobre la población infantil. Creemos que hay que complementarlas con mirar cómo otras políticas están impactando en la infancia (vivienda, empleo). Por eso nos creemos que la figura del Alto Comisionado para la Pobreza Infantil, que es transversal, puede mejorar mucho la situación.

Le he leído decir que “la pobreza nos captura la mente”. ¿Qué significa?

Esto es interesante porque muchas veces pensamos, o vemos, actitudes respecto a familias en situación de pobreza, pero sin embargo tienen internet, por ejemplo. La gente piensa, “cómo es posible, no es la mejor decisión”. Cuando está en situación precaria y no sabe si pagar la luz o el alquiler el ancho de banda mental se va menguando y nos captura. No podemos tomar decisiones, estas preocupaciones lo que hacen es restarnos capacidad de decisión y no podemos ver toda la cuestión. “En algunos sitios es gratuito internet”. Sí, pero hay que tener la cabeza preparada. Entra mucha desesperación también. Para eso estamos las organizaciones que trabajamos con ellos, para ayudar también a las familias a ver. Hay mucha desesperación.

¿En un mundo ideal las asociaciones que os dedicáis a ofrecer ayuda a las familias tendríais que no existir porque eso debería estar cubierto?

O podríamos dedicarnos a otras cosas. Hay una función de las entidades en general necesaria en la sociedad, que es vigilar que las políticas se lleven a cabo, sean efectivas y lleguen. Esa función siempre estará. Tenemos un trabajo que en algún momento genera unas urgencias, pero también podemos hacer este seguimiento permanente. También trabajamos con otras entidades para ofrecer alternativas. En un mundo ideal nos dedicaríamos a otras cuestiones. Nosotros tenemos un programa de becas comedor con el que apoyamos a familias que tienen un ayuda, pero no el total, y nosotros complementamos.

¿Está invisibilizado este problema de la pobreza infantil?

Estamos logrando que sea cada vez más visible y que la sociedad sea cada vez más consciente. También son ciudadanos de nuestra sociedad y tenemos que estar por ellos. También está bien con los medios o lo que podamos genera las entidades públicas esta conciencia.

Esa era mi última pregunta. Le ‘abro el micrófono’ para que me diga lo que considere sobre estas cuestiones que no le haya preguntado.

Reafirmarme en que los niños y las niñas tienen sus derechos, tenemos que darles las oportunidades para que todos puedan ejercer ese derecho. El derecho a la educación no puede depender de que una familia pueda pagar o no, hay que poner los medios para que puedan ejercerlos.

Imagen y Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/10/04/el-derecho-a-la-educacion-no-puede-depender-de-que-una-familia-pueda-pagar-o-no/

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