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Entrevista a Paz Velasco: «La agresividad forma parte de la naturaleza humana. La violencia, en cambio, se aprende»

Por: Julio Fuentes González

Matamos menos que antes, pero matamos distinto. Por otra parte, los ciberdepredadores, el acoso, el bulling, el mobbing, los pedófilos online o grupos misóginos como los incels (célibes involuntarios) son algunas de las nuevas amenazas que Paz Velasco analiza en Homo Criminalis

 

El crimen forma parte de nuestra evolución como seres humanos. Así lo han expresado autores como Peter Vronsky en su reciente trabajo Hijos de Caín, o especialistas en la materia como el psicólogo y sociólogo David Buss, que afirma: «En la fría y calculadora lógica de la evolución, a veces matar es ventajoso». Sin embargo, ya no somos esa sociedad que institucionalizó el crimen durante los tiempos de Calígula, o en el periodo 1450-1650, que dio lugar al asesinato de cientos de miles de mujeres acusadas de brujería. El fenómeno de los asesinos en serie también ha descendido si observamos las últimas cifras. Paz Velasco, sin embargo, se niega a lanzar las campanas al vuelo, ya que el número de amenazas se ha multiplicado. 

Después del gran éxito de Criminal-mente, publicado en 2018 por la editorial Ariel, la criminóloga y abogada penalista Paz Velasco de la Fuente vuelve con Homo Criminalis. El crimen a un clic: los nuevos riesgos de la sociedad actual, libro en el que analizan cuestiones como la evolución de la huella criminal de los seres humanos a lo largo de la historia, las nuevas formas de criminalidad del siglo XXI o qué ha supuesto la aparición de internet como nueva escena del crimen. Además, Paz Velasco participa como experta en el documental El caso Wanninkhof-Carabantes, que se ha estrenado recientemente en Netflix. 

La primera afirmación que haces en el libro es que todos somos capaces de matar. ¿Por qué? ¿Qué cuestiones nos conducen a ser violentos?

Efectivamente, todos capaces de matar. Dos de las razones principales son las pasiones y las emociones. Pero cuando afirmo que todos somos capaces de matar esto no significa que todos nos podamos convertir en asesinos. La capacidad de matar es una respuesta automática a una amenaza, para proteger a un hijo, o ante situaciones de alto estrés, miedo insuperable, legítima defensa… Ante cualquiera de estas situaciones todos reaccionaríamos de un modo automático, con una conducta violenta para responder a esa amenaza. Otra cuestión distinta es convertirse en un asesino, que implica una serie de elementos concretos. Normalmente las emociones y las pasiones, la venganza, la ira, el odio, son las que motivan respuestas demasiado violentas. Me gustaría añadir que la agresividad forma parte de nuestra naturaleza, que es innata a la esencia humana, y que la violencia, por el contrario, es cultural. La violencia se aprende. Hay que sumar esta agresividad y esta violencia para que finalmente un sujeto acabe convirtiéndose en un aberrante asesino.

Paz Velasco, autora de 'Homo Criminalis': «La agresividad forma parte de la naturaleza humana. La violencia, en cambio, se aprende» 2

Imagen vía Editorial Ariel.

Es interesante todo el capítulo que dedicas al estudio de la psicopatía y en especial a lo que denominas «psicopatía corporativa». ¿Los psicópatas están cada vez mejor integrados y asimilados por parte de la sociedad?

Cuando oímos la palabra psicópata inmediatamente tratamos de ponerle un nombre: Hannibal Lecter. Hay que dejar de pensar que el psicópata es el criminal violento. Tenemos psicópatas emocionales, funcionales, corporativos… Los psicópatas corporativos son estos sujetos que alcanzan el éxito y el liderazgo en determinadas profesiones. ¿Por qué consiguen ese éxito? Precisamente porque tienen una serie de rasgos, que se consideran rasgos de psicopatía, que invierten en su propio beneficio y en el de esa empresa o de esa profesión. Ya hay un buen número de empresas –y esto comienza en Estados Unidos en los años noventa– que buscan personas con estas características y con estos rasgos de personalidad para puestos de dirección. Se trata de personas que poseen una serie de características al trabajar que se parecen mucho al liderazgo: carisma, una gran capacidad para dirigir a un equipo, decisiones rápidas cuando otras personas se quedan bloqueadas, son creativos… Y luego hay otro tipo de sujetos que, aunque no son psicópatas, poseen una serie de rasgos especiales que les permiten desarrollar trabajos concretos: desactivadores de bombas, bomberos… Estos sujetos no son psicópatas pero tienen una gran tolerancia al estrés y no tienen miedo ante determinadas situaciones. Gracias a estos rasgos, estas personas alcanzan el éxito en profesiones que no son para cualquiera. 

Tu libro aborda el problema de las nuevas amenazas y se centra en el análisis de una nueva escena del crimen: el ciberespacio. Hay una frase de Bill Gates ciertamente controvertida que citas en tu libro y que dice: «El crimen online es solo parte de la maduración del medio». ¿Coincides con este análisis? 

Creo que lo que quiere decir Bill Gates con esa frase es que la humanidad está evolucionando a golpe de tecnología, y que estamos en el albor, en los comienzos. Hay una película de ciencia ficción que me fascina: Minority Report. La trama gira en torno a la idea de prevenir un delito antes de que se produzca por parte de un sujeto. Sin embargo, nuestro Código Penal y casi todos los del mundo son códigos penales del acto, no del pensamiento. Lo que se castiga es el acto, no las fantasías ni los pensamientos. ¿Lo que se cuenta en esa película puede llegar a ocurrir? No lo sabemos, pero, con esta frase, lo que Bill Gates quiere decir es que la sociedad se va a adaptar un nuevo medio, a una nueva escena, y esta nueva escena es internet. Hemos trasladado nuestra vida a Internet, lo que nos gusta y lo que no nos gusta, con quién salimos, dónde vamos, dónde viajamos… Es decir, estamos entrando en una nueva situación donde vamos a terminar haciéndolo absolutamente todo a través de las nuevas tecnologías. 

Otro efecto de las nuevas tecnologías es que «los malos se están organizando». Tenemos el caso de los pedófilos online, o el fenómeno de los incels, que afortunadamente no está muy desarrollado en España. ¿Qué supone el ciberespacio, en este sentido, como nuevo escenario? ¿Qué retos tenemos pendientes como sociedad?

Como sociedad, el reto que tenemos en primer lugar es darlo a conocer y que sepamos que están ahí. Considero que son mucho más peligrosos los pedófilos digitales que los incel (célibes involuntarios), que al fin y al cabo son grupos y foros de hombres frustrados sexualmente y que se organizan para culpabilizar a las mujeres de esa carencia de experiencias sexuales. Lo que sí nos tiene que preocupar es todo este grupo de personas que se están organizando, que tienen sus propios códigos, sus propias webs, sus propios blogs en los que, debido a sus distorsiones cognitivas, se apoyan unos a otros. Es sorprendente, pero resulta que no es ilícito crear una red ni un blog de sujetos que fantasean con menores. Tenemos que plantearnos como sociedad que, si bien es verdad que no podemos penalizar una fantasía, sí que tenemos que penalizar el hecho de que determinadas personas quieran incluso –y lo dicen así en sus blogs– legalizar esas relaciones sexuales con niños. Y eso está a un solo clic. Ves sus manifiestos, ves lo que piden, ves sus nombres y sus apellidos, y aquí sí que, como sociedad, deberíamos intervenir. 

Paz Velasco, autora de 'Homo Criminalis': «La agresividad forma parte de la naturaleza humana. La violencia, en cambio, se aprende» 1

Foto: Carola Melguizo | The Objective.

Abordas en tu libro el fenómeno de los copycat. Hay un tema de discusión apasionante que es el debate que existe en cuanto a la posibilidad de un efecto imitación cuando se publica la noticia de un nuevo feminicidio. En Homo Criminalis citas diversos estudios que sustentan esta tesis, aunque también citas tesis en sentido contrario. ¿Qué postura tienes personalmente ante este debate?

Yo creo que los medios nos tienen que informar, pero hay que tener en cuenta varias cuestiones: cómo se cuenta cuando ocurre un delito de violencia de género y qué es lo que se cuenta. A modo de ejemplo, pensemos en un sujeto que está dándole vueltas a la posibilidad de terminar con la vida de su esposa, porque resulta que hace unos meses ella le ha pedido el divorcio. Cuándo en los medios se dan determinados datos muy concretos sobre cómo es asesinada una mujer, en qué parte de la casa o cuál es la motivación del asesino, esta persona que está viendo la televisión y que ya tiene esa idea preconcebida de asesinar a su mujer, puede identificarse con este homicida y decirse a sí mismo: «Pues sí, fíjate, la ha matado por la misma razón que yo, le está pasando lo mismo que a mí, además sale en televisión, yo puedo ser como él», etc. A mí lo que me preocupa es esa identificación de un presunto homicida, o de un homicida latente, porque identifica que está viviendo la misma situación que están contando en televisión y porque hay veces que se dan detalles totalmente innecesarios. Se da la información de hasta el número de puñaladas que recibe la víctima y no hace ninguna falta. 

De hecho, en tu libro citas una frase del psiquiatra forense Park Dietz, que recomienda «dar estas noticias de la manera más aburrida posible».

Efectivamente. La sociedad necesita estar informada, pero habría que dar la información de la manera más aburrida posible y con la menor información posible, porque muchísimos sujetos se identifican con lo que ven en la televisión. 

Siguiendo las tesis de Vronsky, entre otros autores, en tu libro afirmas que se ha producido un descenso notable de la criminalidad. ¿A qué crees que se debe esto y qué crees que hemos hecho bien como sociedad para conseguirlo?  

Fíjate, una cosa muy curiosa es que, a nivel global, el índice de asesinos múltiples ha descendido. Sin embargo, en Estados Unidos aún no hemos completado la primera mitad del año y ya ha habido 276 tiroteos, de modo que también esto tiene que ver con el tipo de sociedad que analicemos. Hay una frase de Lacassagne que dice que «cada sociedad tiene el tipo delincuencia que se merece». En general, somos sociedades menos violentas porque culturalmente estamos evolucionando, es decir, hemos dejado atrás muchísimos de nuestros de nuestros rencores –esas pasiones y emociones de las que te hablaba al principio–; aunque también es cierto que tenemos ejemplos de países donde el PIB depende casi en exclusiva del narcotráfico o de la trata de personas o del crimen organizado. En general, somos unas sociedades menos violentas porque la cultura nos está convirtiendo en personas, si bien no más empáticas en todos los sentidos, sí capaces de trabajar más en grupo. Hay que reconocer que existe una mayor empatía hacia los menores y las mujeres. Por otra parte, ya no nos interesa ir a un cadalso a ver cómo ejecutan a una persona. Es decir, como sociedad hemos dado un paso muy importante, aunque va a seguir habiendo Estados y países en los que la violencia es la esencia de ese país. El hecho de que haya menos asesinos en serie, por ejemplo en Europa, es por la forma que tenemos de vivir. Sin embargo, ¿cuál el rasgo principal en Estados Unidos? La competitividad, la notoriedad, la fama, y como más fama se obtiene es convirtiéndote en un asesino mediático.

Por último, una cuestión de carácter más personal que supongo que tus familiares y amigos te habrán preguntado un millón de veces. Un buen día decides dedicarte a la criminología. Una profesión que tiene mucho de vocación, pero que por otra parte, es muy particular. ¿Cómo sobrellevas personalmente el estar en contacto a diario con este tipo de informaciones tan oscuras?

Es algo que, a la larga, pesa. Hay un principio en criminalística que dice que «toda interferencia y todo contacto deja una huella», y es así. Yo llevo muchos años trabajando en este tema, voy a prisión a hablar sobre todo con mujeres asesinas que están cumpliendo sentencia, y puedo asegurarte que ese tiempo te va dejando pequeños posos. Cuando hablo con asesinas o cuando analizo casos en mis propias investigaciones noto que siempre se me queda algo dentro. Yo peso 48 kilos pero realmente yo peso más de 100. Convivo con este lado oscuro, procuro que no me afecte, pero me afecta. Hay muchas cosas que no comprendes ni comprenderás nunca. Las entiendes desde un punto de vista criminológico, psicológico, psiquiátrico… Pero desde el punto de vista racional son imposibles de entender y ahí es donde más te pesan.

Fuente de la información e imagen: https://theobjective.com/

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Adelino Sousa: «No hay escuela del futuro sin tecnología»

Adelino Sousa: «No hay escuela del futuro sin tecnología»

Los países que no inviertan en educación y tecnología se quedarán definitivamente rezagados en la carrera del desarrollo, dijo al portal Jornal Económico, el director general de Virtual Educa. A continuación, compartimos la entrevista realizada por Almerinda Romeira, traducida al español.

Adelino Sousa dirige Virtual Educa, una especie de Web Summit de la educación, una organización que tiene como socios estratégicos a empresas como Microsoft, HP, Intel, Qualcomm y la portuguesa JP-Inspiring Knowledge. En julio de 2020, llevó a Portugal el mayor encuentro virtual internacional sobre innovación en educación para la transformación social: Virtual Educa Connect. En un portugués intacto pero más musical, y con la ayuda de la tecnología, habló con Jornal Económico desde su actual base en México -ya ha vivido en Panamá, Colombia y Puerto Rico-. Nos dijo que estamos ante el nacimiento de nuevas formas de enseñanza, en las que el profesor seguirá siendo fundamental para humanizar la tecnología. Ese nuevo mundo feliz, en su opinión, acercará a las personas y reducirá las desigualdades entre países. Sin embargo, para lograrlo es necesario invertir en educación y tener visión y estrategia. Portugal necesita un plan tecnológico a largo plazo, argumenta, que en 2008 vio nacer el Plan Tecnológico de la Educación, que pretendía situar al país a la vanguardia de la modernización tecnológica en materia de educación. En ese momento trabajaba en JP-Inspiring Knowledge (jp.ik, la unidad de negocio de educación de JP Sá Couto), que lanzó el ordenador Magalhães, el primer proyecto tecnológico a gran escala para la educación en el país. Como portugués, desea que su patria se convierta en un faro en el sector.

¿Son la tecnología y la educación aliadas o competidoras?

No hay escuela del futuro sin tecnología. La pandemia de Covid-19 demostró que no hay salida: la tecnología va a ser transversal a todos los sectores de la sociedad y tiene que integrarse en las nuevas formas de enseñar, porque de eso se trata realmente: de nuevas formas de enseñar utilizando herramientas tecnológicas. Los profesores tendrán que adaptarse y deben ser acompañados y apoyados en un conjunto de medidas que los gobiernos deben implementar para que la tecnología sea accesible a todos, para que haya conectividad para todos. Básicamente, se trata de adaptar la escuela a los retos del cambio tecnológico.

Fundamentalmente, ¿qué va a cambiar?

Es una cuestión de infraestructura. Normalmente, las infraestructuras son siempre la base de cualquier cambio en la sociedad y la economía. En el caso concreto de Portugal, el Gobierno tendrá que invertir en infraestructuras y, a medida que aumente la complejidad del proceso de enseñanza-aprendizaje, será necesario introducir nuevos contenidos digitales. En el futuro habrá una integración entre lo digital y lo físico. No se trata de un proceso binario en el que, en un escenario de pandemia, todo el mundo se va a casa y, en una situación en la que la pandemia se ralentiza, todo el mundo vuelve a la escuela. Lo presencial y lo digital coexistirán en un sistema híbrido, al menos en aquellos países que quieran tomar la delantera en la educación. La pandemia ha planteado la cuestión del acceso a Internet como un derecho universal, se ha hablado mucho de ello, pero se ha hecho poco en este sentido.

¿Qué posibilidades ofrece la tecnología para transformar el aprendizaje en el contexto de la IV Revolución Industrial?

La 5G acelerará enormemente el paso de lo industrial a lo digital y esto se notará en todos los sectores de la sociedad. La mitad de los puestos de trabajo que se crearán en el futuro están en la economía naranja y la economía azul, en la llamada economía del conocimiento y la economía oceánica… Los cambios se aceleran y la educación no puede quedarse atrás. Si vivimos en un mundo digital, la educación no puede quedarse en el mundo presencial, el presencial existe pero debe integrarse. Los tiempos actuales nos plantean estos retos, pero estos retos merecen la pena, son los que conducen al mundo a mejor.

¿Están las escuelas existentes preparadas para la generación de nativos digitales?

Obviamente no. Durante años no se han preparado y no es en un contexto de pandemia que se están preparando para recibir a los nativos digitales. Creo que se retrasará, pero, como he dicho antes, no hay vuelta atrás. ¿Qué hacer? En cualquier país, el inicio del proceso es poner en marcha la infraestructura, el equipamiento de hardware y la conectividad que permita a los estudiantes y profesores acceder a las herramientas. Entonces lo que hay que hacer es cambiar la pedagogía, incorporarla en un contexto de aprendizaje híbrido. Estamos en el inicio de este proceso, digamos que estamos en la prehistoria de lo que será la educación en el futuro. Los gobiernos tienen que estar atentos y crear las condiciones para que la revolución pueda tener lugar sin dejar a nadie atrás.

¿La tecnología acercará a los países o aumentará las desigualdades entre ellos?

Es una cuestión muy importante. Evidentemente, te diré que hay países que van a hacer sus reformas internas y en una economía global como la que vivimos, los que no lo hagan se quedarán fuera. Para lograr la digitalización, los países tienen que tener un plan, esto no es una carrera de 100 metros, es una maratón… Le voy a poner un ejemplo: Uruguay. Tiene uno de los planes más exitosos del mundo. Ha invertido continuamente en tecnología y educación desde 2006, por lo que a la llegada de esta pandemia estaba mejor preparado que cualquier otro país para afrontar el choque… En una conversación, el responsable del plan me dijo recientemente «hemos cometido muchos errores, pero estamos incomparablemente mucho mejor que cuando empezamos». Es poner los ojos en Uruguay.

¿Qué pasa con Portugal? ¿Cómo ve al país en esta carrera?

El Gobierno debe tener una visión, definir un camino, adoptar una posición estratégica y actuar con una perspectiva a largo plazo. Ese camino es, en mi opinión, un plan tecnológico para los próximos 20 años. Recuerdo que en la primera década de este siglo, Portugal tuvo un exitoso Plan Tecnológico. Se trata de dar continuidad a esa visión.

Existe una brecha entre el número de estudiantes que acceden a la educación superior y los que realmente la completan. Del mismo modo, tenemos jóvenes licenciados en paro y empresas que dicen necesitar mano de obra cualificada. ¿Puede la tecnología ayudar a resolver estos problemas, estas divergencias?

Objetivamente, sí. En Virtual Educa tenemos una iniciativa que se llama Universidad 2030, que presentaremos en septiembre en México y que se centra en la cuestión de cómo la educación superior podrá ayudar a generar empleo y a formar mano de obra para el empleo. Los países tienen que ser capaces de dar ese salto, si no vivimos en una ilusión.

El sueño de los estudiantes de que tienen un futuro cuando terminan la universidad se ha roto en los últimos años con mucho desempleo juvenil… la educación superior, con la ayuda de la tecnología, tiene que acercar a los jóvenes al mercado laboral, incluso porque la propia noción de trabajo tiene que cambiar, de hecho, ya está cambiando, hasta el punto de que el trabajo de toda la vida ya no existe. La pandemia ha abierto nuevas oportunidades en la forma en que el individuo se relaciona con el trabajo. En este escenario de increíble cambio, yo diría que la pregunta más relevante es: ¿cómo se vuelve relevante la educación superior en este contexto? Tiene que redefinirse para afrontar los nuevos retos de los próximos años.

¿Ayuda la tecnología a humanizar la educación? ¿Es eso posible?

Es una cuestión compleja. La tecnología aún está en sus inicios, no me refiero a la infraestructura, porque existe, está ahí, pero en los próximos años veremos la aparición de muchos productos nuevos, muchas soluciones innovadoras y verdaderamente digitales. Creo que en este contexto de evolución, humanizaremos aún más la educación. La tecnología puede permitir la personalización de los planes de estudio, con el desarrollo de competencias personalizadas, e incluso la conexión con las empresas puede permitir la creación automática de puestos de trabajo según los perfiles de los alumnos, pero… el profesor será fundamental. Los profesores no dejarán de existir, tendrán un papel más protagonista, de coach, una labor más de conocimiento y enfoque de humanización. Ellos son los que harán que la tecnología sea más humana.

¿Qué es y qué hace Virtual Educa?

Virtual Educa se centra principalmente en América Latina, donde celebramos muchos de nuestros eventos. Trabajamos para promover la innovación en la educación, pero también la inclusión de forma sostenida. Hablamos con muchos expertos en educación y tecnología, hablamos con muchas empresas y muchos gobiernos. En definitiva, puedo decirle que muchos gobiernos están preocupados, incluso un poco perdidos, diría yo, porque esta transformación acelerada por la pandemia ha planteado nuevos retos para los que ni siquiera había equipos preparados dentro de los propios ministerios, que poco a poco se han ido ajustando a la realidad. Pero la principal conclusión es que están abiertos a hacer cosas nuevas, abiertos a la innovación. Muchas personas con las que he hablado señalan la educación como la siguiente prioridad de los gobiernos después de la campaña de vacunación. Para ello, Virtual Educa ha creado un evento que comienza el 21 de julio y dura tres días. Se llama Virtual Educa Impact y en él participa la industria privada para presentar soluciones.

¿Cómo valora el sector de la tecnología educativa «made in Portugal»?

Antes de instalarme en América Latina trabajé durante muchos años en este sector en Portugal, seguí muchos proyectos en JP-Inspiring Knowledge (jp.ik), que empezó con el ordenador de Magalhães, se internacionalizó y sigue siendo un ejemplo para el país. JP.ik está junto a organizaciones como Intel y Microsoft en Virtual Educa, que reúne sólo a empresas con objetivos globales y gran presencia en América Latina. Aparte de jp.ik, actualmente hay pocas empresas portuguesas que operen en el mundo en el ámbito de la educación y la tecnología. Sin embargo, creo que Portugal tiene una industria activa con mucho potencial que puede internacionalizarse. Espero que las empresas tengan esta capacidad porque se necesitan buenos proyectos para crear un impacto en otros países y, como portugués, me gustaría que el país se estableciera como un faro en este sector del futuro.

El ministro de Educación, Tiago Brandão Rodrigues, decidió que la participación de los profesores en la edición 2020 de Virtual Educa contaría como horas de formación para los profesores de primaria y secundaria. ¿Siguen el ejemplo otros países?

Sí, siempre que celebramos un evento importante, los gobiernos lo cuentan como horas de formación para sus profesores. Es un proceso natural. Nos alegramos mucho de que el Ministro de Educación portugués, Tiago Brandão Rodrigues, también lo haya adoptado. Fue una pena que la pandemia no nos dejara hacer Virtual Educa Connect en Portugal en persona. Se trata del mayor encuentro virtual internacional sobre innovación en educación para la transformación social. También el Congreso Mundial Virtual Educa, previsto para noviembre de 2020, en Lisboa, estaba en línea, por las mismas razones. Sin embargo, llegamos a más de 100 mil personas en cada uno de los eventos, lo que fue extremadamente importante tanto para nosotros como para Portugal.

Fuente de la Información: https://virtualeduca.org/mediacenter/adelino-sousa-no-hay-escuela-del-futuro-sin-tecnologia/

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La próxima semana retorna a la presencialidad la educación media

Entrevista de Radio La R a Oscar Pedrozo.

Oscar Pedrozo, Consejero del Consejo Directivo Central participó en el programa Comuna Noticias brindando toda la información acerca del retorno a la presencialidad en la educación media.

Estamos prácticamente por cumplir una nueva etapa con la presencialidad de los jóvenes, en los institutos de enseñanza. ¿Es así?

Así es. Damos continuidad al proceso que se inició con la educación inicial y primaria. Y ahora, ya completando con lo que hace a la educación obligatoria, fundamentalmente la educación media. Tanto de secundaria como en UTU.

Esto ya tiene fecha para después de esta semana de vacaciones de invierno ¿Verdad?

En el día lunes 12 ya están habilitados para dar inicio los cursos de 1er año de educación media básica, el 1ero de liceo y de UTU y el primer año y tercero de la educación media superior. Es el cuarto año en la educación secundaria y el sexto. Lo que es en los primeros años de la educación media profesionalizante, la educación media tecnológica. Y el tercero de la educación media tecnológica y los PP correspondientes a UTU.

Los protocolos anduvieron muy bien en la enseñanza inicial. En el área rural, fundamentalmente, el distanciamiento social. ¿Qué pasa con aquellos locales que tienen muchos jóvenes y la distancia es prácticamente inexistente? ¿Qué pasa allí, Consejero?

Los protocolos se mantienen en lo que hace al primer año de la media básica, seguimos con el metro de distancia entre los estudiantes en forma permanente. Más allá de las situaciones de movilidad básica y elemental que en cualquier clase se dan. Pero la cantidad de alumnos que corresponden es aquellos que entrarían en un salón con una distancia de un metro entre unos y otros. Y en el caso, a partir de segundo año es la distancia del metro y medio.

Se trabaja mucho con la ventilación, y la higiene de las aulas y de las propias personas. Entonces, en ese sentido, se mantiene el uso de tapabocas en la educación media, es obligatorio. Así que por lo tanto, pretendemos que la mayor presencialidad posible pueda brindarse. Cada uno de las direcciones generales va a estar orientando en lo que hace a cómo organizar los grupos.

Por otro lado, también cada uno de los centros educativos tienen sus propias realidades. Salones donde podemos ingresar unos 16 o 18 estudiantes. Bueno, ese será el aforo correspondiente para esa aula. Y, también, las direcciones tienen la posibilidades de en un grupo de 30 que ingresan 18 en el aula, convocar a los 18 no tienen por qué hacer convocatorias de 15 y 15, en sub grupos. Sino que perfectamente pueden hacerse así lo determina convocar a 18 y al día siguiente, o en la oportunidad que corresponda, el siguiente grupo. También igual cantidad, lo que va nos va a estar determinando que hay 4 o 6 alumnos que pueden tener la presencialidad total. De todos los días, de todo el horario. De manera de asegurar la mayor la presencialidad.

En el caso, que las direcciones liceales o las escuelas técnicas, determinen subgrupos pero en el mismo día, entonces, ahí sí proponemos que se mantenga la burbuja. Y entonces, sí, en grupos de 30 serán 15 y 15 de acuerdo a las realidades para que no estemos atravesando a los chiquilines de una burbuja, de un subgrupo, al otro.

¿Qué pasa con la presencialidad en caso de que el alumno tenga que cursar una cuarentena por contacto intrafamiliar?¿Allí se puede hacer un mix de virtualidad?

En el caso de aquellos chiquilines que están con cuarentena o que están atravesando la enfermedad por COVID, en esos casos o en aquellos casos donde hay alguna manifestación de gripe, de fiebre, de dolor de garganta, entonces proponemos que las familias no los envíen a los chiquilines a los centros educativos. De todas maneras los profesores van a estar desarrollando las actividades como vienen desarrollando. Y así también lo hicieron a principios de este año y del año anterior. En el sentido de en el mismo momento generar situaciones de no presencialidad, trabajos a distancia o a través de plataforma CREA, Whatsapp, en fin, distintas propuestas que cada uno de los docentes determina para acercar al estudiante la posibilidades de continuidad educativa, la continuidad en la clase. Pese a no estar en ese momento en el salón.

¿Es requisito tener las vacunas contra el coronavirus para concurrir a clases ?

No hay obligación en el tema de vacunas. Sin embargo, felicitamos a los chiquilines. Porque la verdad es que a nivel de los jóvenes ha habido una respuesta masiva, muy importante, donde los chiquilines se han volcado y han ido a vacunarse. Buscando, justamente, volver a una suerte de normalidad, con los cuidados por supuesto. Pero en ese estar con los otros. Creo que han sido los que más han impactado y han demostrado que es necesario estar en contacto, volver a esa socialización, más allá de los centros educativos, también en otros espacios.

Creo que eso es lo que han demostrado estos chiquilines al ir a vacunarse masivamente como lo han hecho. Y sí, tal cual, hay muchos que ya van a estar con las dos dosis o muy próximos a las dos dosis, dado que se inició este mes anterior la primera situación de los chiquilines menores de 18 años.

Fuente e Imagen: https://www.republica.com.uy/la-proxima-semana-retorna-a-la-presencialidad-la-educacion-media-id854529/
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Deberes en verano: la experta en educación que apuesta por el NO

Por: ABC

¿En diez meses no ha sido suficiente, con sus cinco horas diarias de materias curriculares durante 174 días? Se pregunta Pilu Hernández Dopico, reconocida experta en Educación, maestra y profesora de profesores en el Pupitre de Pilu.

Ya llegó el verano, un verano deseado más después del curso que hemos pasado con tanta mascarilla, reglas, no poder juntarnos con toda la clase, en fin, los más pequeños se han portado más que bien. Por ello quieren descansar, pero, ¿este año será diferente? O, ¿seguirán teniendo que trabajar en verano con esos interminables deberes?

Deberes para que no pierdan el hábito

Sin embargo, Pilu Hernández Dopico, reconocida experta en educación, maestra y profesora de profesores en El Pupitre de Pilu se pregunta: ¿en diez meses no ha sido suficiente, con sus cinco horas diarias de materias curriculares durante 174 días?, ¿de qué hábito hablamos? Si en todo este tiempo nuestros estudiantes no son capaces de conservar el hábito del trabajo sin tener que cumplir unos horarios o porque han de entregar trabajo es que algo estamos haciendo mal, muy mal…

«¿Qué pasaría si una empresa mandara a todos sus trabajadores trabajo en sus vacaciones? Abriría todos los informativos de todo el mundo y nos echaríamos las manos a la cabeza. Entonces, ¿por qué no vemos así los deberes? Para los niños no dejan de ser un trabajo, su trabajo y están cansados y más este año, y no les falta razón».

Dopico añade: « Es mucho mejor inculcar hábitos, que los niños lean por placer, lo que sea, pero que lean. Que cocinen, no sabéis todo lo que se puede trabajar dentro de una cocina, desde matemáticas, lengua, ciencias, plástica, hasta música si nos ponemos, tan solo hay que estar con ellos, compartir el tiempo y escucharles, cosa que con las prisas de hoy en día no hacemos. Dejemos a los niños ser niños y niñas que ya han vivido muchas cosas que nosotros a su edad ni nos las hubiéramos imaginado. Por ello, dejemos que disfruten el verano sobre todo esté más que nunca, que ya vendrán aquellos en los que tengan que trabajar…».

Por ello, la experta defiende que los deberes en verano no son necesarios. Padres, madres, docentes, educadores, dejemos a los niños ser eso, niños, y no creamos hábitos sin sentido. El menor lo que busca es atención y pasar tiempo con su familia.

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Entrevista a Angela Saini: Raza, biología y poder

Por: ​​Susanna Ligero

Si en su obra previa, Inferior, Saini se centraba en cómo la ciencia ha estudiado las diferencias entre mujeres y hombres, en Superior la autora nos lleva a los orígenes del racismo científico para mostrarnos sus ramificaciones.

En 1907, en París se celebró una gran exposición colonial en el Jardín de Agricultura Tropical del Bosque de Vincennes. Allí se recrearon cinco poblados diferentes donde, además de construcciones y paisajes típicos, había personas de carne y hueso pertenecientes a la cultura representada. Casi dos millones de visitantes pasaron por aquel zoológico humano en seis meses, algunos observando boquiabiertos lo que consideraban un exotismo más, otros tomando notas que asentarían las bases del racismo científico1.

En su libro Superior. El retorno del racismo científico, la periodista científica Angela Saini (Londres, 1980) describe su visita a este lugar (en sus palabras, una especie de «Disneylandia eduardiana»), un parque abierto al público pero sin demasiadas indicaciones, con los monumentos en escombros y ningún cartel que explique por qué están allí. Una buena metáfora de lo que ocurre con el pasado colonial de tantas naciones: una reliquia vergonzosa de la cual se prefiere no hablar.

No es la primera vez que Saini pone el foco en las confusiones y prejuicios que afectan la investigación científica. Si en su obra previa, Inferior2, Saini se centraba en cómo la ciencia ha estudiado las diferencias entre mujeres y hombres, en Superior la autora nos lleva a los orígenes del racismo científico para mostrarnos sus ramificaciones3. La ciencia de la diferencia humana nació en los años del colonialismo y el esclavismo; se dividió el mundo en razas y se situó la raza blanca en un escalafón biológico superior al resto, para justificar la conquista de territorios, el robo de riquezas y la aniquilación de poblaciones. Inevitablemente, estos hechos han dejado poso en la investigación científica hasta la actualidad y Saini aborda este hecho sin titubeos.

Superior, publicado en inglés en 2019, fue considerado «Libro del año» por medios como Financial Times, The Guardian o The Telegraph, además de estar incluido entre los diez mejores libros de 2019 de la revista Nature4. Tal como nos explica la autora, este libro provocó airadas reacciones entre grupos supremacistas blancos, pero también que muchos científicos e instituciones quisieran contar con ella para trabajar hacia un estudio del ser humano alejado del racismo científico. De hecho, la revista Prospect incluyó a Angela Saini en la lista de los 50 pensadores o intelectuales más importantes de 20205. Aprovechando la publicación en castellano de su libro, hablamos con ella en esta entrevista.

Su libro muestra cómo el concepto biológico de raza no funciona ni proporciona nunca datos fiables. ¿Por qué todavía tantos investigadores lo usan en su trabajo?

Creo que tiene que ver con la manera en que empezamos a pensar en las diferencias entre humanos ya desde el principio, de la Ilustración en adelante, en el nacimiento de la ciencia occidental moderna. Se asumieron ciertas suposiciones sobre la especie humana; algunas relacionadas con el género –por ejemplo, que las mujeres no eran iguales a los hombres en términos intelectuales– y otros, con la raza y la etnicidad. La idea de dividir a los humanos en grupos distintos ya es política, porque no es algo que se dé en la biología. La biología no discrimina a los humanos en grupos distintos, resulta que somos muy homogéneos. De hecho, somos una de las especies más homogéneas del planeta. Además, la manera de dividirnos siempre dependerá de las ideas políticas y de la sociedad en que vivamos. Así, cuando los científicos europeos asentaron unas determinadas categorías, estaban influenciados por el mundo en que vivían. Estaban influenciados por el colonialismo, por ideas sobre la superioridad europea, sobre la esclavitud… Todas las jerarquías de aquella sociedad se importaron a la ciencia de la diferencia humana y sentaron las bases de la investigación. Y durante cientos de años, esto es lo que han usado los investigadores en su trabajo. Estas suposiciones raciales, como las de género, se integraron en la investigación científica desde el inicio, y es muy difícil deshacerse de estas ideas una vez que están bien arraigadas dentro de nosotros, dentro del establishment.

Además de estas ideas tan arraigadas y los consiguientes prejuicios, ¿cree que hay un poco de cientificismo en esta cuestión?

Sí, lo creo, y de hecho buena parte de mi trabajo durante los últimos años se ha concentrado en este problema. Hay cierta arrogancia y soberbia en un estamento que se considera a sí mismo completamente objetivo, por encima de la sociedad y de la política, y que nada de esto es un problema para nosotros los científicos porque lidiamos con datos empíricos y estos están al margen de la cotidianidad de las personas. Esto nunca ha sido cierto. Los científicos son humanos como el resto de nosotros, se encuentran dentro de la sociedad y se ven afectados por ella. Las preguntas que plantean siempre se verán influenciadas por la sociedad y si no reconocen este hecho, están cayendo en las mismas trampas en que cayeron los científicos del siglo xix. Por ejemplo, mirando a su alrededor y asumiendo que la desigualdad tiene una causa biológica. Por supuesto, esto no es así, sino que la desigualdad es un producto de diferentes factores y tenemos que considerarlos todos.

En lugar de tratar de descubrir diferencias genéticas entre seres humanos que básicamente tienen un aspecto diferente, ¿qué preguntas podría plantear la ciencia para entender mejor, por ejemplo, la salud de las personas?

Me gustaría ver una ciencia de la diferencia que nos vea como individuos, que entienda que cada persona es única y una confluencia de diferentes factores. No solo la genética, sino la manera en que vivimos, dónde vivimos, nuestra dieta… La mayoría de las cosas que matan a los seres humanos, como mínimo en Occidente, son enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares… Cosas que dependen mucho de la forma de vivir. Así, me gustaría que la ciencia de la diferencia humana tuviera en cuenta todos estos determinantes sociales además de analizar nuestros cuerpos. Tenemos que recordar que la mayoría de las diferencias humanas las encontramos a escala individual, no grupal. Hay muy pocas enfermedades que muestren diferencias entre grupos de población, e incluso en este caso hablamos en términos estadísticos: no es que haya un gen que solo tienen los miembros de una población que no se encuentre en ninguna otra. No hay genes «negros» ni «blancos» ni «morenos». Tenemos que entender esto si realmente queremos un sistema de salud personalizado.

En el libro, encontramos, por un lado, científicos que usan las estructuras científicas como el sistema de publicación académica para justificar sus creencias racistas (con buena dosis de cherry-picking) y, por otro, investigadores que se consideran antirracistas pero que piensan que habría que explorar mejor el concepto de raza biológica. ¿Piensa que la segunda perspectiva de alguna manera ayuda a mantener la primera dentro de la esfera científica, aunque sea de forma marginal?

Sí, la confusión de términos es lo que realmente hace posible que estas ideas continúen vivas. El relato que las sustenta tiene la presencia suficiente dentro de la ciencia mainstream, todavía se cree lo suficiente en la raza biológica como para que esta continúe dentro de la ecuación, cuando la tendríamos que haber sacado de ahí hace mucho tiempo. Si la mantenemos dentro de la ecuación, tiene que ser como factor social. Por ejemplo, hace 100 años los científicos de Reino Unido solían pensar que las clases sociales eran genéticamente diferentes, que las personas pobres de alguna manera eran más débiles que las ricas. Por norma general, ya no pensamos así y lo mismo tiene que ocurrir con la raza. Hay que estudiarla, pero como fenómeno social, no como uno biológico, de la misma forma que lo hacemos con la clase social. Por ejemplo, las personas norteamericanas negras tienen tasas de mortalidad más altas que las blancas en casi cualquier cosa, pero esto no se debe a su «negritud». Las personas viven vidas muy diferentes de acuerdo con la percepción social de quiénes son y de sus circunstancias y, por lo tanto, de cómo son tratadas en este mundo. Pero veo que esta fina línea a veces se confunde y es fácil que se acabe pensando que también hay diferencias genéticas.

Aunque sea un fenómeno más bien marginal y localizado en ciertos grupos, ¿cómo puede el racismo científico reforzar los estereotipos raciales en la sociedad?

Hay dos maneras de abordar la diferencia humana: una es decir que somos prácticamente iguales por dentro, y que hay algunas diferencias marginales entre individuos y también diferencias todavía más pequeñas entre grupos de población. La otra es concentrarse por completo en estas diferencias marginales. La narrativa que se escoge es la que guiará la manera en que los públicos piensen en la diferencia humana. Me preocupa que los científicos se hayan concentrado mucho en estas diferencias y no hayan enfatizado lo suficiente las similitudes entre nosotros, cuando lo cierto es que somos prácticamente iguales bajo la piel. Por ejemplo, en Reino Unido se han dado ciertas reticencias por parte de grupos étnicos minoritarios hacia la vacuna del covid-19. Hay gente que me ha preguntado: «¿Es segura para mí? Soy negro, y creo que no se ha probado en gente negra». Y la cuestión es que no importa en quién se haya probado la vacuna, mientras la muestra haya sido amplia. No somos tan diferentes por dentro como para que un medicamento que se prueba en personas blancas pueda no funcionar en personas negras. Pero como el relato alrededor de la raza y la salud se ha centrado tanto en las pequeñas diferencias, el imaginario público arrastra la impresión de que estas diferencias son muy destacadas, cuando casi no importan. Por lo tanto, pienso que los científicos tienen que aceptar un poco de responsabilidad por eso, así como los medios. Porque todo es cuestión de narrativas, de la forma en que explicamos historias y, en concreto, la historia de la diferencia humana. Así que no culpo a la gente cuando a veces cae en estos malentendidos.

En uno de los últimos capítulos del libro, de hecho, explica cómo en Estados Unidos un medicamento para la hipertensión fue aprobado para ser vendido solo a personas negras…

Sí, esto tiene que ver con mitos raciales sobre la hipertensión [como enfermedad que afecta más a las personas negras]. Este en particular hace mucho tiempo que circula, sobre todo en eeuu, pero también en Reino Unido. Es cierto que se ven más pacientes negros con hipertensión, pero tenemos que recordar que esta es una enfermedad que depende mucho de la forma de vivir, y de la dieta en particular. Por ejemplo, mi madre tiene hipertensión y sé que se debe a su forma de vida y su dieta. Pero también influye ser una persona inmigrante: hay estudios que muestran que la presión sanguínea es más alta si eres inmigrante por las presiones y los estreses de ese tipo de vida. Por lo tanto, que se hable de diferencias genéticas en esta cuestión dice más del deseo de la comunidad médica de tener una explicación biológica muy simple para lo que en realidad es un fenómeno social complejo.

Incluso en proyectos bien intencionados, usted señala cómo la metodología para estudiar diferencias biológicas entre poblaciones a menudo ha sido problemática, sobre todo en cuanto a la protección de datos y la privacidad.

Ciertamente, esto ha sido muy conflictivo en el pasado. Hemos visto por ejemplo usos abusivos de los datos, sobre todo de los datos de poblaciones indígenas. En los últimos 20 o 30 años, hubo un gran empujón dentro del campo de la genética de poblaciones para estudiar a grupos indígenas aislados porque imaginaban que serían diferentes genéticamente en algunos aspectos. Resultó que no lo eran tanto. Pero, en el proceso, a veces los datos fueron usados de forma inadecuada. El activismo ha trabajado en respuesta a esto, porque hay cuestiones que preocupan a las personas implicadas: si doy mi adn, ¿lo usarán para estudiar cosas que me beneficien, o para tratar de encontrar alguna inferioridad genética, o para tratar de demostrar que soy distinta o extraña de alguna forma? Estos errores se han cometido, y a veces por parte de gente muy bien intencionada. Esto ha perjudicado a la ciencia, y todavía pasa actualmente. Veo todavía a científicos diciendo a grupos minoritarios: «Si no participáis en estos ensayos clínicos, quizás este medicamento no funcione para vosotros», cosa que suena a amenaza y además es falso. Esa no es la manera de llevar a cabo este tipo de investigación. Lo que hay que recordar continuamente es que es bueno tener a todo tipo de personas en los ensayos clínicos, pero no porque seamos diferentes como grupo, sino porque somos diferentes individualmente, y una muestra amplia siempre resultará más fiable que una reducida. Fijémonos en la pandemia de covid-19. La diferencia más grande que estamos encontrando [en cuanto a la gravedad de la enfermedad] es entre grupos de edad. ¿Cuántos ensayos clínicos suelen usar la edad como variable? Muy pocos en realidad, la mayoría se hacen en personas jóvenes y no lo consideramos importante. Así, me pregunto a veces por qué escogemos las variables que escogemos. No toda variable será importante según en qué contexto. Si escogemos ciertas cosas y no otras, hay que explicar por qué lo hacemos así, e involucrar a la población en estos debates, en lugar de dar por hecho que encontraremos las diferencias que ya hemos razonado que encontraremos.

A causa de su historia reciente, ¿podríamos decir que eeuu es el epicentro del racismo científico actualmente?

Esta pregunta es complicada de responder, porque por un lado sí que pienso que hay muchos mitos raciales en ese país, tanto en la comunidad científica como en la sociedad en general. Pero también tengo que decir que es en eeuu donde encontramos ahora debates muy maduros e inteligentes alrededor de la raza y la salud, y de los determinantes sociales de esta. Dentro de las ciencias sociales, la mejor investigación en torno de la raza se está llevando a cabo en eeuu. En este sentido, en Reino Unido vamos un poco atrasados, todavía se piensa primero en términos genéticos y después en términos sociales, mientras que en eeuu la narrativa ya ha cambiado. He dado muchas charlas en universidades estadounidenses e incluso he dado un par en los Institutos Nacionales de Salud. Y realmente me anima mucho ver cuánto se ha avanzado en esta cuestión.

En el libro habla de cómo otros países como China, Rusia y la India usan ahora esta narrativa, tratando de demostrar por ejemplo que sus antepasados son incluso anteriores a la salida del Homo sapiens de África… ¿Por qué caen ahora estos países en esta serie de mitos?

No pienso que sean los países en sí, sino determinadas fuerzas políticas dentro de estos países, y todo responde al auge de nacionalismos étnicos y religiosos. Veo ecos inquietantes con lo que ocurrió en la Alemania nazi, cuando el Partido Nacionalsocialista trató de crear este mito de una raza germánica diferente del resto y vincularla con el discurso de «sangre y tierra». De acuerdo con este discurso, si encontraban pruebas de esta raza germánica en cualquier lugar de Europa, entonces podían reclamar aquel territorio. Esto obviamente asentó las bases del programa eugenésico de higiene racial que llevó al Holocausto. Y veo el mismo trasfondo en nacionalismos étnicos modernos que tratan de vincular la idea de una genética diferente con el derecho a ciertas tierras, o incluso apelan a mitos fundacionales. Todas las naciones, todas las comunidades del mundo, de hecho, tienen mitos fundacionales. Pero estos se tienen que entender como historias fantásticas que tienen un propósito político y que pueden ser muy valiosas para nuestra concepción como humanos de quiénes somos, qué valores tenemos y cómo nos pensamos. El problema es cuando trasladamos estos mitos fundacionales a la biología. Esto es lo que estamos viendo pasar en países como Rusia, la India y China, cuando vemos a científicos o políticos tratando de apelar a la biología para apoyar sus ideologías.

¿Piensa que hay alguna manera práctica de impedir que el racismo activo se valga de las estructuras o metodologías de la ciencia?

Tenemos que entender que la ciencia no existe al margen de la sociedad, forma parte de ella. Tiene que basarse en el mundo real e interactuar con este, y hace falta que lo haga de una manera honesta y verídica que reconozca sus falibilidades. Pienso que hay que involucrar al público de manera que asuma que los científicos no lo saben todo siempre, que se equivocan y que muchas veces están en desacuerdo. Si el público ve esto en lugar de asumir que los científicos lo saben todo porque son muy listos y trabajan todos en la universidad y tienen siempre toda la información [riendo]… Si podemos trabajar en esta línea, la confianza en la ciencia aumentaría, porque entonces la veríamos tal como es, en lugar de imaginarla como algo perfecto. Es imposible que sea perfecta.

En su libro previo, Inferior, reflexionaba sobre cómo la ciencia ha estudiado las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, de nuevo en muchas ocasiones dejando fuera aspectos sociales que explican algunas de estas diferencias. Me preguntaba si ha encontrado similitudes entre cómo la ciencia ha estudiado las diferencias entre razas y las diferencias entre hombres y mujeres.

Esta cuestión es compleja porque el sexo no es completamente un constructo social, sabemos que hay ciertas diferencias biológicas entre hombres y mujeres. Pero sí me preocupa que se esté cayendo en las mismas trampas del racismo científico en cuanto a las diferencias entre sexos. Por ejemplo, he escuchado voces dentro del activismo que afirman que los medicamentos que se han probado en hombres no funcionarán en mujeres. Debemos tener cuidado con estas ideas, porque no es necesariamente el caso. La mayoría de los medicamentos no funcionarán en algunas personas, pero a causa de las diferencias individuales de las cuales hablábamos. Por ejemplo, yo soy alérgica a la penicilina y mi padre también. Esto no tiene nada que ver con mi sexo, es solo que somos individuos diferentes. Pero también tengo migrañas hormonales, y eso sí que tiene mucho que ver con mi sexo, porque mis niveles hormonales cambian durante mi ciclo. Así pues, en un caso el sexo importa, y en el otro, probablemente, no. No tenemos que asumir que los cuerpos de los hombres y las mujeres son completamente diferentes y que, en cada grupo, que todos los hombres son completamente iguales al resto, y que las mujeres son iguales a todas las otras. El sexo puede ser importante en algunas cosas, pero esto no significa que lo sea en todas. En la era de las redes sociales, es muy difícil transmitir este mensaje: no es que seamos completamente diferentes o completamente iguales. Es posible que haya algunas áreas en que las diferencias importen, y otras muchas en las cuales no, y las dos cosas son verdad sin tener que caer en ninguna narrativa específica. La salud de las mujeres ha sido un motivo de preocupación, porque sabemos que a veces la medicina les ha fallado… Pero esto es por el machismo en la medicina. Tenemos que entender los matices y concentrarnos en las variables de acuerdo con la enfermedad que nos interesa. Para el covid, no importa tanto el sexo, sino la edad, por ejemplo. Para las migrañas hormonales, sí que importa el sexo. Realmente depende de las cuestiones que se investigan, y me preocupa que se usan estos enfoques tan amplios, haciendo pruebas sobre la raza y el sexo en general, a ver qué diferencias hay. Son enfoques poco refinados y no le hacen justicia a la variación humana.

De hecho, recuperando lo que hablábamos antes, para el covid-19 quizás sí que importa el sexo, pero como factor social. Hace poco en Mètode publicábamos un artículo6 sobre cómo en España, aunque la mortalidad era más alta en hombres, más mujeres se contagiaban porque se encontraban muy expuestas, como trabajadoras esenciales, cuidadoras…

En Reino Unido, de hecho, nos encontramos con que al principio los hombres se vieron muy afectados, sobre todo cuando el virus llegó a Londres, pero porque muchos repartidores y taxistas suelen ser hombres. Es un tema de demografía social, así que por supuesto los datos presentan estos sesgos. Debemos tener cuidado con no biologizar las cosas, sobre todo en una pandemia: un virus no llega a un país y se extiende de manera uniforme y afecta a todo el mundo por igual. Depende de la demografía, de la ocupación, de si eres trabajadora esencial o no, de si trabajas en un hospital… Como he dicho, a veces queremos explicaciones simples para los patrones que vemos, pero raramente encontramos estas respuestas tan sencillas.

¿Qué reacciones ha tenido Superior por parte de gente que participa activamente del racismo científico? Pienso en personas que ha entrevistado para el libro y que forman parte de publicaciones racistas, por ejemplo…

Han pasado casi dos años desde que se publicó Superior y varias organizaciones supremacistas han estado acosándome, a mí, a mi familia, a mi hijo de siete años incluso… Escribieron artículos sobre él, sobre mi marido, mis padres, mis hermanas… El maltrato fue tan terrible que abandoné Twitter y otras redes sociales. Era imposible quedarme, bloqueaba a la gente pero no daba abasto, así que tuve que irme. Fue bastante terrible.

Eso es espantoso. Confieso que pensaba más en reacciones en el mundo académico, no sabía que la cosa se había puesto tan fea…

Bien, al inicio me encontré también con reticencias por parte de genetistas de poblaciones, supongo que recordará que en un par de capítulos critico el trasfondo racista que a veces encontramos en la genética de poblaciones. Pero ahora trabajo con algunas de estas personas y hemos forjado una relación muy buena. Pienso que la narrativa dentro de la comunidad de la genética de poblaciones está cambiando, porque se han reconocido los errores que se han cometido en el pasado, y que tenemos que ser más cuidadosos a la hora de estructurar estos debates. Pero tengo que decir que el cambio más grande vino después del asesinato de George Floyd el pasado verano. A raíz de las protestas del movimiento Black Lives Matter, la comunidad científica cambió por completo su manera de hablar de estas cuestiones. Todas estas cosas sobre las cuales había escrito, que habían sido recibidas con reticencias sobre todo por parte de médicos… de repente, los médicos las aceptaban y me pedían que trabajara con ellos. Así que ahora colaboro con muchos grupos diferentes, formo parte del comité de varias instituciones científicas y museos, y hago lo que puedo para que las universidades desarrollen currículums académicos que nos ayuden a entender estos asuntos mejor.

Eso es una prueba de que este libro era necesario.

No estoy tan segura de eso, se han publicado libros similares antes, pero sí pienso que el mensaje llegó en el momento adecuado, afortunadamente.

  • 1.Círculo de Tiza, Madrid, 2021.
  • 2.Inferior. Cómo la ciencia infravalora a la mujer, Círculo de Tiza, Madrid, 2017.
  • 3.Anna Mateu: «Somos seres biológicos, sociales y culturales», entrevista a Angela Saini en Mètode, 4/9/2019.
  • 4.«Nature’s Top Ten Books of 2019» en Nature, 16/12/2019.
  • 5.«The World’s Top 50 Thinkers 2020» en Prospect, 14/7/2020.
  • 6.Alícia Villar Aguilés: «Las mujeres y la covid-19» en Mètode, 4/12/2020.

Fuente de la información e imagen: https://nuso.org

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Enrique Escandon: «Estar tan pendientes de ese suspenso, de los repasos… crea un mal ambiente en casa que no aporta nada positivo»

Por: Laura Peraita

Según Enrique Escandon, director de Alameda International School, para un alumno sin dificultades académicas, «hacer deberes en vacaciones es como un castigo porque pensará que si ha hecho lo que tiene que hacer durante el curso, ¿por qué tengo que seguir haciendo tareas?»

Enrique Escandón, experto en Educación y director de Alameda International School, asegura que el año escolar que acaba de finalizar ha sido muy intenso y complejo debido fundamentalmente al peso de la mochila emocional de los alumnos después de los meses de confinamiento.

¿Han logrado concluir el curso reforzados por su flexibilidad y capacidad de hacer frente a la adversidad o, por el contrario, han tenido mayor desconexión de sus obligaciones educativas?

En general nos tenemos que quitar el sombrero con los alumnos. Sin duda, han salido reforzados. Emocionalmente hemos tenido altibajos porque nos hemos enfrentado a algo desconocido y hemos tenido que improvisar, y en educación a veces se nos da regular esta cuestión porque trabajamos bajo la planificación. Hay que recordar que el pasado septiembre nos cambiaron las reglas del juego para impartir las clases y en espacios diferentes, con profesores nuevos para cubrir los diferentes grupos… Hemos aprendido sobre la marcha y esa parte emocional nos ha costado más asumirla. Pero los alumnos han demostrado que tienen una valentía y fuerza enorme porque se han adaptado fenomenal a estos cambios y peticiones. No podemos decir que educativamente haya sido el mejor de los años, pero lo que hemos conseguido como sociedad, sí.

Han llegado las notas finales, ¿quién sufre más cuando hay un suspenso: los alumnos o los padres?

¡Cuantas veces he escuchado de un padre: «Es que me han suspendido!». Pero, no, quien suspende es el hijo. Extrapolamos como padres lo que les sucede a nuestros pequeños por ese vínculo emocional que nos puede. Tenemos que conseguir que sean ellos los que estudien, aprueben, suspendan. Y, por otro lado, debemos tener claro que el suspenso es simplemente un momento puntual que hay que aprovechar para decirles que hay que esforzarse más y analizar cómo hacerlo. No hay que magnificar un suspenso porque es una oportunidad de mejorar y aprender más. Hay alumnos que necesitan a veces ese parón para darse cuenta de que tienen que ponerle remedio. Pero el estudiante, no los padres, que suelen tener gran sensación de angustia, generan mayor tensión en casa y, al final, consiguen empeorar la situación.

¿Qué les dirías a esos padres que piensan que son ellos quienes han suspendido?

Sobre todo que relativicen, salvo que su hijo sea un alumno de Bachillerato o EVAU. Hay que valorar qué hemos hecho para que tengan esa calificación y qué se puede hacer para mejorar. A veces es cuestión de tiempos en el estudio; otras, de atención, de que los hijos son adolescentes con muchos cambios hormonales, corporarles y su concentración se dispersa muchísimo o su capacidad de dormir. Hay que entenderles y saber cómo motivarles.

Por cultura, en España nos focalizamos mucho en el error, en lo que hacen mal, mientras que en otras se potencian los aciertos, de manera que se fortalece la autoestima, la confianza. Por ello, relativicemos esa parcela en la que no van a brillar en su vida.

Desafortunadamente no hay un manual que nos diga cómo educar a un hijo. Debemos analizar su grupo de amigos, su personalidad, cómo es su centro educativo… Hay muchos aspectos. A los padres, un suspenso en verano nos sienta mal porque implica que hay que estudiar en vacaciones, lo que es complejo, pero hay que establecer prioridades.

¿Qué posibilidades tienen los padres de que su hijo adquiera durante el verano mayor interés por ciertas asignaturas y por el colegio cuando no es un buen estudiante?

Invitándoles a realizar todas esas actividades que les gustan y que no pueden hacer durante el año, como puede ser robótica. Hay que potenciar esa parte que les motiva para que el verano sea interesante para ellos y en el colegio desarrollen ciertas inquietudes y dirijan mejor su futuro.

¿Por qué hay tanto dilema cada año en si deben o no hacer deberes en verano?

Porque hay quienes pensamos que cuando vamos de vacaciones no nos gusta llevarnos trabajo para poder disfrutar de la familia, hacer cosas que no se puede durante el año… Tenemos 10 meses para trabajar mucho en clase y, en el mejor de los casos, los alumnos disponen de dos meses para descansar, de los cuales solo uno es para estar con sus padres. Ese mes debe ser para la familia, para estar juntos de viaje, ir al pueblo, tener tiempo de disfrute… porque ese tiempo de aprendizaje también es muy importante. Sin embargo, si estamos muy pendientes de esa mala nota, de ese repaso de matemáticas, se crea un ambiente en casa que no nos va a ayudar nada positivo.

Otro tema es qué hacemos con el otro mes. Si los resultados han sido buenos, los estudiantes pueden hacer mil actividades, desde campamentos a talleres donde se lo van a pasar bien. Lo que no podemos es tener a un niño o adolescente en casa y pretender que esté motivado con deberes. Es muy difícil. ¿Qué sentido educativo tiene acabar el curso, hacer el libro de deberes y entregarlo en septiembre, si tras hacerlo hay un mes en el que van a desconectar totalmente? Cuando llegue septiembre no se van a acordar de nada. Es una forma de cumplir con el expediente que pide el colegio, pero pedagógicamente, ¿ha mejorado tu hijo?, ¿ha afianzado conceptos en un mes de julio al que ha llegado cansado? Hay que medir muy bien esta herramienta pedagógica que está muy bien, pero quizá debería emplearse para realizarse en los últimos 15 días antes de empezar el colegio para que el alumno esté más cerca del inicio de curso. Quizá nos deberíamos centrar más en cómo cambiar las clases durante el curso que en cómo lograr que sigan conectados en el verano.

En un alumno sin dificultades hacer deberes en vacaciones lo veo más como un castigo porque pensará que «si he hecho lo que tengo que hacer durante el curso, ¿porqué tengo que seguir con tareas en el verano? Si se estandariza esta herramienta pierde su sentido.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-dialogos-familia-estar-pendientes-suspenso-repasos-crea-ambiente-casa-no-aporta-nada-positivo-202106290104_noticia.html

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Entrevista a Dean Spade: “Hay que transferir el presupuesto de policía a cubrir necesidades básicas”

Por: Nuria Alabao / Lucas Platero

Dean Spade es profesor de Derecho en la Universidad de Seattle y fundador del Sylvia Rivera Law Project, que ofrece asesoría legal a personas trans, intersexuales o no binarias sin recursos económicos. También es activista contra la expansión del sistema penal y policial.

La obra de Spade está centrada en desentrañar los principales problemas que tiene el activismo de base que, en los últimos años y con la pandemia, ha crecido enormemente en Estados Unidos. A estas formas organizativas le dedica su último libro, Ayuda mutua: Construyendo solidaridad durante esta crisis (y la próxima) –de próxima aparición en castellano–. Una vida “normal” (Ed. Bellaterra) –publicado en el 2015– es un ensayo sobre cómo la violencia institucional, el racismo, o la criminalización del consumo de drogas influyen sobre las vidas de las personas LGTBI, temas que no suelen ser abordados por el activismo mainstream o desde la reforma legal.

En España está a punto de aprobarse una nueva ley trans que implica la autodeterminación de género y algunas políticas de apoyo a las personas trans, ¿que impacto tienen estas leyes a la hora de transformar la vida de la gente?

Una de las cosas con la que lidiamos en movimientos sociales es la cuestión de cómo no centrarnos solo en producir leyes, o en introducir cuestiones como los discursos de odio sobre grupos marginados, porque hace que pongamos mucho el foco en el poder del Estado. Es como si solo el gobierno pudiese resolver todos nuestros problemas. Además, refuerza la idea de que lo que dicen las leyes se reflejará automáticamente en la vida de las personas, y la realidad es que hay una gran brecha. Esta brecha surge por las diferencias en el interior de los grupos, dentro de las ciudades o regiones, entre barrios, o por diferencias de cómo los funcionarios del gobierno y otros actores ven a las personas trans con discapacidades, a las inmigrantes o a las personas trans de clase alta. Todas estas diferencias dentro de un grupo hacen que  la aplicación de la ley les impacte de manera diferente, porque las leyes son implementadas por personas y tendrán diferentes prioridades bajo diferentes administraciones o bajo diferentes partidos.

Lo que realmente necesitamos es una población fuertemente movilizada y movimientos interseccionales radicales en constante resistencia

Otra preocupación es que cuando se legisla o se cambian las leyes, los gobernantes dicen: “Ahora este grupo de personas es igual”, o “A partir de ahora, será tratado bien”. Dicen haber resuelto los problemas y se intenta desmovilizar a nuestros movimientos. Nuestro trabajo es decir que nada se habrá resuelto hasta que nuestra gente pueda sobrevivir, y la ley no es la herramienta ideal para eso. Lo que realmente necesitamos es una población fuertemente movilizada y movimientos interseccionales radicales en constante resistencia, que busquen realmente el bienestar de las personas bajo las condiciones a las que se enfrentan en el capitalismo o el neoliberalismo.

Creo en el trabajo de reforma legislativa de los movimientos sociales, pero no debería tener un papel central, y además debemos tener un papel crítico.

¿Qué tipo de leyes necesitan las personas trans o cuáles serían realmente transformadoras?

Deberíamos buscar una reforma legal basada en aliviar los peores sufrimientos que enfrentan las personas trans, las que se encuentran en las situaciones más complicadas y peligrosas o que están realmente al margen: las personas trans que están en prisión, las que se enfrentan a la deportación, las más pobres o las más criminalizadas o las personas trans con discapacidad. Observar sus vidas y pensar si las reformas legales que se están considerando van a abordar sus problemas, porque de lo contrario, acabamos creando leyes que lo que hacen es perfeccionar el sistema que las mantiene marginadas. Si al final la justicia es algo a lo que solo se puede acceder si se tiene un empleo con estatus, o si no se está criminalizado y se tiene papeles, o lo que sea. Eso significa que tenemos que fijarnos en el impacto material de las leyes. Queremos evitar leyes que sean solo simbólicas, que no ofrezcan ayudas, que solo sirven a las personas de alto estatus o que lo tienen más fácil, que en realidad es lo que hacen la mayoría de leyes.

Queremos pensar en soluciones legales que vayan más allá de tener escrita la palabra “trans” en ellas. Por ejemplo, en Estados Unidos, cualquier ley que ayude a reducir el número de policías será bueno para las personas trans, porque la policía las persigue; o cualquier ley que ayude a reducir las sanciones penales por ser pobre o consumir drogas, porque así es como la mayoría de ellas terminan en la cárcel. Aparentemente, esas leyes no son para las personas trans, pero en el fondo serían las más beneficiosas. Deberíamos centrarnos en ellas. Por ejemplo, en Estados Unidos, hace décadas que se han aprobado leyes para endurecer las penas por atacar a personas trans por ser trans (delitos de odio). No hay evidencia de que impidan la violencia, y generalmente sirven para incrementar la financiación a la policía y a los fiscales, y cualquier cosa que potencie a la policía y a los fiscales es malo para las personas trans. Tenemos que pensarlo bien: ¿cómo podemos saber si la ley es realmente buena? Analizando si es buena para las personas trans que se encuentran en las situaciones más peligrosas.

¿Entrarían aquí las leyes que penalizan el trabajo sexual?

Exactamente. Esta es una de las formas más importantes de criminalizar a las personas trans. Si podemos descriminalizar el trabajo sexual y reducir el impacto de la policía en la vida de las trabajadoras sexuales, esa sería una reforma legal que ayudaría de verdad a las personas trans.

En su último libro habla del apoyo mutuo, ¿se puede combinar con la acción legal o estamos perdiendo el horizonte de dónde intervenir?

Si queremos un cambio que sea liberador, tenemos que hacer una presión importante y sostenida desde los movimientos sociales, necesitamos que participe mucha gente. A veces el problema con la reforma legal es que se lleva adelante únicamente desde algunas ONG, e involucra solo a algunas personas de élite. No es una estrategia muy participativa. Y lo que veo tanto en EE.UU. como en otras partes del mundo es que, aunque tengas buenas leyes, si no tienes una manera de sostener la presión a partir de la movilización, no necesariamente se aplicarán. El verdadero motor del cambio social para las personas trans y para todo cambio social debe ser la movilización de base, por lo que necesitamos organizaciones trans fuertes, pero también debemos estar conectados con otras organizaciones más amplias de trabajadoras sexuales, de descriminalización o de organización de los pobres.

Las redes de apoyo mutuo ahora mismo son lugares donde mucha gente se une a los movimientos sociales. Es donde la gente común viene y participa más que en acciones para cambiar la ley. El trabajo legislativo, cuando proviene de la movilización de base, tiene más calidad, porque sabe cuáles son los problemas materiales cotidianos de las personas vulnerables y, probablemente, también cómo se aplican las leyes existentes, porque si estás haciendo trabajo de apoyo mutuo, conoces de primera mano el problema y cómo funciona actualmente el sistema legal. No cómo figura en la redacción de la ley, sino qué le pasa a la gente en concreto con sus caseros, o con sus trabajos, o qué les dicen cuando van a servicios sociales y qué puede significar realmente el cambio de nombre en el DNI en su vida cotidiana.

Usted forma parte del movimiento anti policial en Estados Unidos, ¿qué está pasando?

El año pasado hubo una movilización asombrosa social y antipolicial en todo el país. Tras las muertes de George Floyd y Breonna Taylor, se han producido disturbios en todas partes. Esto ha llevado a la petición de desfinanciar a la policía (defund the police). Hace décadas que trabajo para la abolición de la cárcel y de la policía, y estas ideas nunca habían llegado al mainstream como ahora.

Queremos evitar leyes que sean solo simbólicas, que no ofrezcan ayudas, que solo sirven a las personas de alto estatus o que lo tienen más fácil, que es lo que hacen la mayoría de leyes

En muchísimas ciudades, la gente ha estado luchando en ayuntamientos y otras instituciones para, literalmente, acabar con el presupuesto de la policía, o reducirlo. Ha sido una lucha muy difícil porque en los 40 o 50 años anteriores los presupuestos policiales han aumentado cada año. Es uno de los desarrollos políticos más emocionantes que he visto en mi vida. Las personas queer y trans y también las feministas son una parte importante de estas luchas porque saben que la policía no hace que estemos más seguras. Esto es importante, porque a menudo se usa la excusa de la seguridad de las mujeres para pedir más policía. Donde yo vivo, en Seattle, la policía tiene hasta pegatinas del arcoíris, o han contratado a un policía gay o trans. Así que es realmente importante tener queer, trans y feministas y especialmente personas racializadas diciendo: “Esto no resuelve nuestros problemas, lo rechazamos”.

¿Qué contribuye a reducir la violencia o qué hace que estemos más seguras?

Sabemos que la policía solo añade más violencia a cualquier situación –encierran a la gente, te pegan y puede que hasta te violen…–. Si te pasa algo, la policía llega cuando ya ha sucedido todo. No hace nada para evitar que pase, y cuando aparecen, pueden que te hagan daño. Además, quizás castiguen a quien lo hizo, pero nada cambia –que no lo vuelvan a hacer, por ejemplo–, por lo que no estarás más segura que antes.

Desde los movimientos sociales, estamos planteando otro tipo de preguntas: “¿Qué hace realmente que la gente esté segura?”. Una de las cosas que hace que la gente tenga más seguridad es que tengan acceso a vivienda, a alimentos, a un sistema de salud público. Cuando nos fijamos en las mujeres trans asesinadas en los Estados Unidos, muchas no tenían un sitio seguro donde vivir, lo cual les llevaba a situaciones de peligro o ejercían trabajo sexual de maneras poco seguras, porque no tenían recursos para hacerlo de otra forma.  Si queremos seguridad de verdad, tenemos que transferir el dinero de los presupuestos de policía a vivienda, sanidad, cuidados infantiles, etc., a cubrir las necesidades básicas.

La segunda cuestión que ocupa a muchas feministas, movimientos queer y trans es qué condiciones tiene esta persona que son particularmente poco seguras. Nos preguntamos, ¿qué necesita la gente de nuestra comunidad? ¿que les acerquemos con el coche a los eventos o traerlos después? ¿Necesitamos que la comunidad ofrezca formaciones sobre violencia doméstica, sobre cómo apoyar a nuestras amistades cuando están viviendo situaciones violentas…? ¿Qué puede hacer el activismo de base para cambiar las condiciones de vida que hacen que algunas personas de nuestra comunidad sean tan vulnerables?

¿Está relacionado esto con lo que se denomina justicia transformadora o reparadora?

Mucha gente en nuestras comunidades ya hace trabajo de justicia transformadora, que supone pensar cuando pasa algo malo ¿qué podemos hacer? Por ejemplo, si estamos en un círculo social donde una persona asalta sexualmente a otras, ¿cómo podemos hacer para que pare? ¿Qué necesita esa persona, qué tipo de presión hay que ejercer, para que pare? ¿Necesita apoyo? ¿Por qué lo hace? ¿Tiene problemas con las drogas? ¿Necesita apoyo de salud mental? ¿Lo hace porque tiene que cambiar sus ideas sobre el género y la sexualidad, ideas que emanan de una cultura tóxica? ¿Y qué necesitan las personas que han sido agredidas para seguir siendo parte de la comunidad y sentir que tienen apoyo? Ya que no se puede deshacer el daño causado, ¿puede haber alguna manera de sanar y curarse, de restaurar su bienestar?

Si podemos descriminalizar el trabajo sexual y reducir el impacto de la policía en la vida de las trabajadoras sexuales, esa sería una reforma legal que ayudaría a las personas trans

La policía y los juzgados no ofrecen nada esto. Así que tiene más que ver con cómo respondemos para que deje de pasar y que todas las personas implicadas estén mejor, en lugar de aplicar un castigo. El castigo nunca disminuye el daño causado. De hecho, si una persona viola a otra y la mandas a prisión, puede que siga violando allí. Eso no resuelve ninguna de las causas que hay de fondo.

En España vemos un cierto feminismo que está muy encauzado a la introducción de nuevos delitos o incluso que piden un aumento de penas, aunque creemos que no es mayoritario. 

En Estados Unidos le llamamos “feminismo carcelario”, y no queremos un feminismo que se construya sobre la petición de más policía y más cárcel. Vivimos un período, que empezó en los 70 y continúa desde entonces, en el que la policía y las prisiones están creciendo muchísimo. Uno de los motivos por los que crece es el de “proteger a las mujeres”. Así, el gobierno empezó a financiar programas para afrontar la violencia doméstica y sexual, pero solo si estaba vinculado a decir que la solución eran más detenciones y más gente en prisión. Después de aplicar esto durante 40 o 50 años no vemos que se reduzca. En el caso de la violencia sexual, incluso la aumenta, porque la policía es una fuente importante de violencia sexual.

Queremos enterrar el feminismo carcelario, y centrarnos en un feminismo que va a las causas de la violencia contra las mujeres, las personas queer y trans, y que quiere acabar con la violencia en lugar de apoyar más policía. Y nos preguntamos ¿por qué la mayoría de personas que sufren violencia en el hogar no la denuncian? Muchas no quieren que sus seres queridos vayan a la cárcel o saben que la policía no les va a creer porque son pobres, no tienen papeles o porque tienen miedo de la policía, porque son queer o trans, y han recibido agresiones policiales o las ha recibido alguien de su comunidad.

La solución tiene que ver con creer que las personas, incluso aquellas que han causado dolor, son parte de nuestra comunidad, y hay que pedirles responsabilidades, pero también devolverles su lugar. El objetivo es ayudarles a que cambien su comportamiento en lugar de expulsarles. ¿Qué hace falta para que asumamos que la gente no es solo aquello tan horrible que hizo? Usemos soluciones comunitarias para hacer que cese el daño.

Son las mujeres de color, inmigrantes o con discapacidad las que han tenido que encontrar estas estrategias. Nunca han podido llamar a la policía, porque saben que, si viene, les van a hacer más daño. Este trabajo práctico ha surgido del feminismo.

En las protestas de los últimos tiempos en Estados Unidos ha habido grandes manifestaciones encabezadas por el lema: “Black Trans Live Matter”, ¿cómo se están produciendo estas alianzas entre luchas?

La manera en la que Black Lives Matter está creciendo ha llevado a que la gente organice agrupaciones en todo el país durante los últimos años y antes incluso del 2020 este ha sido un movimiento verdaderamente interseccional. Tienen gente trans, negra, queer, feminista, de apoyo a la causa Palestina… Uno de los objetivos ha sido mostrar las historias de las mujeres negras, de las personas negras con discapacidad… La solidaridad que hay dentro del movimiento ha sido muy orgánica y siempre ha habido un montón de gente trans en lugares de liderazgo en todos los niveles.

Queremos enterrar el feminismo carcelario, y centrarnos en un feminismo que va a las causas de la violencia contra las mujeres, las personas queer y trans

Este momento supone una transformación en Estados Unidos desde aquellos movimientos civiles con políticas y estrategias que buscaban la respetabilidad, y que han sido históricamente más patriarcales y más heterosexuales, menos interseccionales. El movimiento Black Lives Matter surge ya desde las mujeres queer, ha sido más confrontativo e inherentemente más queer y trans. Es un momento impresionante y, además, llega en el mismo período del renacer de la resistencia indígena en Standing Rock, de los movimientos feministas indígenas, que son muy inclusivos con lo trans y lo queer… Estamos en un momento de emergencia de los movimientos de base, que son muy interseccionales.

¿Qué opina de la aparente alianza que se está produciendo entre cierto feminismo anti trans y algunas derechas o fundamentalistas cristianos?

Por desgracia, todavía estamos viviendo la reacción contra el feminismo que  comenzó en los años 80. En Estados Unidos estamos asistiendo a momentos de reacción anti trans muy específicos. Hay una cantidad sorprendente de leyes que se centran  en dificultar o impedir el acceso de los jóvenes trans a la atención  sanitaria y al deporte. A pesar del período de las políticas trans y los esfuerzos de las reformas legales que se han producido desde finales de los 90 hasta hoy, en realidad, no hemos conseguido tanto.

Hay una ley federal, de ley de delitos de odio que le da dinero a la policía y luego hay algunas cosas pequeñas que se consiguieron con Obama, pero la mayoría de las personas trans todavía viven en la marginalidad. También ha habido algunas mejoras en la identidad recogida en los DNI, pero todavía hay muchos obstáculos para la supervivencia. Sin embargo, en los últimos cinco años ha habido más apariciones de personas trans en la televisión mainstream. Así que, a pesar de que no ha habido cambios importantes en el día a día de las personas trans, sí que ha habido una reacción violenta muy significativa de la derecha, que se ha recrudecido.

Se da una reacción, en forma de guerra cultural, y es interesante cómo ha coincidido con la acción de las TERF (feminismo anti trans), que me recuerda a la década de 1980 cuando los activistas de derechas contra la pornografía se aliaron con las feministas antisexo que estaban en contra del trabajo sexual, de la pornografía y a favor de la censura. Siento que se repite esa coalición. El hecho de que esas personas se consideren feministas, y estén dispuestas a alinearse con la derecha que trata de proteger el patriarcado y el control sobre los cuerpos de las mujeres y del cuerpo queer y trans, es impactante para mí.

Fuente e imagen: https://ctxt.es/es/20210601/Politica/36470/Dean-Spade-activismo-trans-leyes-policia-sistema-penal-Nuria-Alabao-Lucas-Platero.htm

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