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Pulso social a la reforma de las pensiones en Francia: los puntos de vista cruzados de Stéphane Sirot, de Jean-Pierre Page y de Benoît Foucambert

Redacción: Kaosenlared

«…Ha llegado el momento de sacar las consecuencias de todos estos compromisos que socavan la credibilidad del sindicalismo y la acción colectiva. La fuerza del actual movimiento reivindicativo ofrece la oportunidad de contribuir a «ajustar todas las cuentas«.

Es un movimiento social histórico, de una potencia y una duración récord – ya supera al de diciembre de 1995 – que se levanta para defender las pensiones de los trabajadores ante la contrarreforma lanzada con toda brutalidad por parte de un régimen, el de Macron, a las órdenes de la UE y del MEDEF. (Movimiento de Empresas de Francia).

  • Antiguo responsable del departamento internacional y miembro de la comisión ejecutiva confederal de la CGT [Confédération Général du Travail] y antiguo responsable sindical del Val-de- Marne, Jean Piere Page recientemente firmó con la editorial Delga un brillante análisis sobre las derivas de esta confederación titulado CGT, pour que les choses soient dites [CGT, las cosas claras]
  • Militante de base, responsable de la FSU [Fédération syndicale unitaire] en Tarn y en Occitania, Benoît Foucambert está comprometido con la huelga inter-provincial en curso y en la construcción de la unidad de acción intersindical para la retirada del proyecto Macron
  • Stéphane Sirot es historiador y especialista de primer orden del sindicalismo y del movimiento social

Mientras «sigue adelante» la huelga en el transporte ferroviario y el bloqueo de las refinerías toma cuerpo, Iniciativa Comunista les ha pedido que respondan a las preguntas planteadas por nuestro periódico. He aquí el resultado de su reflexión, que les agradecemos cordialmente.

– Georges Gastaud, director político de Iniciativa Comunista.

¿Cuáles son, en vuestra opinión, los elementos esperanzadores del actual movimiento y también sus puntos débiles que habría que trabajar para ganar esta batalla y las siguientes?

Jean-Pierre Page: Los trabajadores en lucha desde el 5 de diciembre y los que los apoyan, es decir, una amplia mayoría de nuestro pueblo, han comprendido una cosa muy sencilla: que van a tener que trabajar más años aun y por pensiones más reducidas. Esta constatación que cada cual puede hacer, choca con el espíritu de nuestro mismo modelo social, herencia de numerosas luchas sociales y políticas, del programa del CNR [Conseil national de la Résistance] y de los avances progresistas de la Liberación, fundado en la solidaridad interprofesional e intergeneracional. De hecho, con su pretendida “reforma” el gobierno Macron y la comisión de Bruselas defienden otro tipo de sociedad cuando entregan miles de millones de la caja de nuestras pensiones a la rapacidad de las aseguradoras y a los fondos de pensiones, sobre todo USA. Esta reforma considerada por muchos como “la madre de todas las batallas” es el principal pilar de su contra-revolución liberal. Por consiguiente, actuar hoy por la jubilación es luchar todos juntos por los valores y principios, por vivir con dignidad y por elegir una sociedad que no se base en el enriquecimiento de unas pocas empresas financieras y de los oligarcas privilegiados que las dirigen. Este sentimiento de injusticia que inspira esta «reforma» no es indiferente a la determinación y combatividad que caracteriza esta lucha en la que participan muchos jóvenes, entre ellos estudiantes y alumnos de secundaria, pero también, por ejemplo, abogados o el Ballet de la Ópera de París, en una gran diversidad. Lo que es muy positivo es que la acción colectiva está recobrando sentido, contribuyendo a unirnos en base a una fuerte convicción: ¡todos estamos preocupados, debemos retirar este malvado proyecto! Esto constituye una nueva dimensión, que le da la espalda al corporativismo. Como no habíamos visto en mucho tiempo ha, el sector privado se encuentra al lado del sector público. Si bien se hace referencia principalmente al movimiento huelguístico entre los ferroviarios, la RATP [Régie Autonome des Transports Parisiens] o el sector de la energía, así como entre los sanitarios o los profesores, muchas empresas están también involucradas en la huelga con el objetivo de hacerse oír, bloqueando la economía y golpeando al Capital donde más duele. Así ocurre, por ejemplo, en las refinerías como las de Lavera o Grandspuits, o puertos petroleros como el de Fos. Hemos entrado en una nueva fase de la confrontación de clases y de la contradicción Capital/Trabajo. Estamos frente a la lógica de un capitalismo que la causa. Esta toma de conciencia puede progresar muy rápidamente, por supuesto si se libra una importante batalla de convicciones fundamentada sobre este punto y no sólo sobre las consecuencias. Todavía no hemos llegado a ese punto, pero el proceso que se está llevando a cabo desde hace algunos años, y en particular desde hace más de un año con la batalla de los Chalecos amarillos, ha creado condiciones más favorables. Esto puede suponer un avance significativo en la relación de fuerzas entre el Capital y el mundo del trabajo. La resistencia y la rebelión son ideas muy vivas. La amplitud de la acción colectiva muestra que la iniciativa puede cambiar de bando. Puede permitir un repliegue hacia la resignación y la fatalidad. Obviamente, las huelgas son un sacrificio muy duro para un gran número de trabajadores y familias modestas, especialmente en tiempos como estos, y eso exige grandes esfuerzos para ayudar a mantenerse y por lo tanto para la solidaridad, ya sea material o política.

Hay que señalar también la importancia del apoyo internacional. Francia por supuesto no es el único país donde los pueblos dicen no al neoliberalismo. Ahí está el ejemplo de América latina. Pero el hecho de que un importante país capitalista tenga a su pueblo movilizado es muy significativo. Por eso hay temor en el adversario de que se haga contagioso, y por eso el uso masivo que se ha hecho de la represión. Francia, decía Marx, es el país donde las luchas entre clases se llevan hasta las últimas consecuencias.

Es, evidentemente, una fuente de inspiración para muchos trabajadores del mundo. En este marco, la importante movilización internacional de la FSM [Federación Sindical Mundial], zanja de manera particular con el posicionamiento de organizaciones como la CES [Confédération Européenne des Syndicats] que descubre la huelga el único día en que la CFDT [Confédération française démocratique du travail] participa en ella aportándole un apoyo exclusivo e ignorando deliberadamente la CGT y la FO [Force ouvrière].

Hay una gran combatividad que perturba ciertas ideas recibidas y costumbres y pone contra la pared a todo el mundo, incluidos los sindicatos. Las exigencias son fuertes y hay que tenerlas en cuenta. Eso obliga, o debería obligar, a muchos cuestionamientos en relación con estrategias sindicales de discutible eficacia. En muchos casos, los sindicatos y trabajadores ellos mismos se hacen cargo y actúan independientemente de algunas orientaciones confederales, incluso las desautorizan como se vio con la CFDT y la UNAS [Union Nationale des Syndicats Autonomes], y eso está muy bien.

Creo que existe el riesgo en algunos dirigentes sindicales de pretender hacer de locomotora de un movimiento, de fomentar los corporativismos o querer encarnar solos una acción de esta amplitud haciendo prueba de un radicalismo extremo que no corresponde al estado de ánimo real de los trabajadores. El exceso a menudo es prueba de debilidades y es preferible pasar de él.

Creo que lo importante es que esta movilización tiene necesidad urgente de encontrar una salida política. Y eso es un obstáculo mayor que dificulta toda búsqueda de alternativas y de perspectivas. Hace ya muchos años que la patronal acostumbraba a decir que no se hace la misma política en un país con influencia comunista de más del 20 % y una CGT presente y activa en las empresas. Es un hecho que la aceptación más o menos del orden neoliberal, o el de las instituciones europeas considerado como un horizonte infranqueable para numerosas organizaciones sindicales y políticas, no hace más que contribuir a las fantasías de una potencial Europa social. Igualmente peligrosa es la ilusión de que las propuestas por sí solas puedan permitir hacerse oír mejor justificando la elección de un partenariado social libre de contradicciones de clase. Todo esto tiene un efecto educativo desastroso.

Lo positivo es que el movimiento actual ha empezado a emanciparse de unos comportamientos que desde hace más de 25 años vienen arrastrando fracasos y bloqueos. Así pues, constato que deshaciéndose de la estrategia de huelgas a salto de mata y de un sindicalismo aborregado, se va viendo poco a poco la luz. Ya no es un tabú hablar de huelga general, de bloquear la economía. Eso es alentador, siempre y cuando, por supuesto, saquemos las consecuencias…

Stéphane Sirot : El movimiento social desencadenado el 5 de diciembre tiene muchas ventajas. De entrada, por si fuera necesario, es la demostración de la existencia de un sustrato de crítica social y de combatividad de un muy alto nivel. Desde este punto de vista, parece interesante replantear esta movilización actual dentro de una cronología más amplia. Efectivamente, después de la contestación de la llamada ley El Khomri en 2016, Francia está atravesando un periodo de ebullición social cuasi permanente. Al final del quinquenio Hollande, la oposición a esta ley del “Trabajo” provocó un record de jornadas de acción, de marzo a julio de 2016, al mismo tiempo que se despliega el movimiento “De noche en pie”. De paso, se da el golpe de gracia a la candidatura del presidente social-liberal para un segundo mandato de cinco años. Luego viene Emmanuel Macron, elegido por defecto en mayo de 2017; una de sus primeras iniciativas fue desmadejar un poco más el código laboral, con las ordenanzas que llevan su nombre, lo que generó varias jornadas de movilizaciones puntuales nuevamente fallidas. Pero desde finales de 2017 hasta el verano de 2018, una ola ininterrumpida de conflictos sociales volvió a sacudir el país: desde los funcionarios de prisiones hasta los trabajadores ferroviarios, el personal del EHPAD [Établissements d’Hébergement pour Personnes Âgées Dépendantes], los trabajadores de la salud, los funcionarios y los estudiantes. Después del interludio de verano, en el otoño de 2018, comienza el movimiento de los Chalecos amarillos que durará varios meses. Después de una nueva pausa veraniega, la huelga masiva del personal de la RATP el 13 de septiembre de 2019 augura la magnitud de las actuales huelgas y manifestaciones, cuyo resultado y duración nadie puede predecir. En otras palabras, el movimiento social de hoy es el eslabón de una cadena de protestas con una extensión cronológica sin precedentes.

Otro punto interesante a tratar son las prácticas empleadas. Si bien las jornadas de acción continúan marcando el desarrollo de la protesta contra la contrarreforma de las pensiones, no son ya la única forma de presión que manejan los sindicatos. Hay un resurgimiento de las huelgas prorrogables, acompañadas de sus tradicionales asambleas generales (AG) diarias. Sin duda, la retroalimentación de los fracasos del pasado reciente forma parte de esta reapropiación de un método históricamente clásico, pero ampliamente abandonado durante los movimientos sociales de alcance nacional. Desde la movilización de 2003 contra la extensión del periodo de cotización de los funcionarios para su jubilación hasta la de 2016 contra la ley El Khomri, pasando por la de 2010 contra la reforma de Sarkozy que retrasaba dos años la edad legal de jubilación, todas han fracasado al basarse en prácticas que tienden a privilegiar la manifestación sobre la huelga. En los ferrocarriles, en la primavera de 2018, el intento de innovar convocando una huelga de dos días de cada cinco, y anunciando el calendario de paros laborales con varias semanas de antelación, resultó infructuoso. El historial negativo general de estos desafíos, en cuanto a su capacidad para doblegar a los poderes políticos, es sin duda lo suficientemente recurrente como para plantear interrogantes acerca de los métodos que pueden llevar al triunfo de las reivindicaciones. A esto se añade una de las constataciones del movimiento de los Chalecos amarillos: sólo los planteamientos transgresores de la lucha social son más que nunca propicios para sacudir el orden dominante y obligarlo a hacer concesiones. Ahora bien, también aquí se puede observar una reapropiación de los métodos transgresores (bloqueos, cortes de electricidad, manifestaciones no anunciadas, etc.) en el ámbito sindical, que se habían puesto voluntariamente entre paréntesis en nombre de una unidad de sindicatos alineada en el mínimo común denominador, o de la «batalla de opiniones», considerada a veces como un fin y no como un medio dentro de una relación de fuerzas más general.

Dicho esto, incluso de cara a la opinión pública, la lucha por la retirada de esta contrarreforma tiene mayores ventajas: por una parte su universalidad, pues todos se sienten concernidos; por otro lado, está la imagen de un “presidente de los ricos” y de su gobierno que, pase lo que pase, ya no son creíbles pues que su fundamento argumental está basado en la retórica del “progreso social”; su política es juzgada estructuralmente desigual por tres cuartas partes de los franceses.

En resumen, este movimiento social presenta una serie de ventajas nada despreciables. Si hubiera que encontrarle un punto débil, me parece que sería sobre todo y una vez más, su falta de relevo y de salidas políticas. La situación y desmenuzamiento de las fuerzas naturalmente susceptibles de proporcionárselo es un hándicap en la perspectiva de una metamorfosis de la capacidad de resistencia que demuestra el mundo del trabajo de una dimensión defensiva hacia una perspectiva de ataque que es la única que le permitiría reconquistar eso que los políticos liberales han ido quitando al pueblo desde hace ya casi cuarenta años. ¡Y de ese modo, salir de una vez de ese único esquema reactivo en el marco de las movilizaciones sociales nacionales, vigente, al fin y al cabo, desde mayo-junio del 68!

Benoit Foucambert: La fuerza del movimiento actual se debe en gran medida a la etapa de desarrollo de nuestras sociedades y a las contradicciones que las atraviesan. Básicamente, el poder está en manos de los representantes directos de las grandes empresas, lo que antes se llamaba el gran capital monopolista, cuya «gente» puebla los ministerios, la alta administración y controla los grandes medios de comunicación… Esta fracción dominante de la clase dominante se apoya en capas formalmente asalariadas pero muy privilegiadas e interesadas directamente en el poder del capital: (académicos de los medios de comunicación, abogados conniventes, publicistas, editorialistas acaparadores,…) y en un aparato represivo reforzado.

Esta casta impone al resto de la población su política de regresión social en beneficio únicamente del interés del capital que choca no solo contra algunas capas sociales llamadas de clase media y en vías de proletarización (por ejemplo, los enseñantes), sino también contra las capas no monopolistas estranguladas también ellas por los grandes grupos financieros o las grandes empresas que imparten órdenes.

Tanto es así que venimos observando desde hace décadas un vasto enfrentamiento de clases, unas veces silencioso, otras abierto, entre los intereses del capital monopolista y los del resto de la población, que dibuja la posibilidad de una concentración popular mayoritaria que agrupa a la aplastante mayoría del mundo salarial pero también a capas no monopolistas: artesanos, pequeños productores, algunas profesiones liberales, pequeños y medianos agricultores, por no decir algunos proletarios provenientes aparentemente de la pequeña patronal (auto-emprendedores, “ubers”,, etc.)…

1995, 2003, 2005, 2010 y hasta hoy, diciembre de 2019, cada uno a su manera, son años de momentos de cristalización de esta lucha en movimientos sociales muy fuertes, muy potentes apoyados por la mayoría de la población.

La cuestión de las pensiones, central en la actual lucha pero no única pues que concentra las rabias acumuladas desde hace años, permite establecer esta alianza de distintos grupos sociales que comparten el mismo interés y explica la potencia del movimiento actual, aunque no hay que olvidar al movimiento de los Chalecos amarillos que ha reavivado en muchos el fuego de la revuelta popular. En cualquier caso, el “todos juntos al mismo tiempo” que se expresa con fuerza en las manifestaciones y en las Asambleas Generales tiene una base material real que le da fuerza y que atemoriza al poder que sabe que no estamos lejos del umbral crítico en el que puede prender la Huelga General.

Sin embargo esto no puede apoyarse en un cierto número de tendencias que él mismo ha fomentado. Así el estallido de los sectores industriales y de las concentraciones obreras ha debilitado el sindicalismo en las empresas privadas; y el empleo masivo de temporales, de auto-emprendedores ultra-precarizados pesa sobre la organización colectiva de la clase y sobre las capacidades de movilización. Aunque hay muchos paros laborales en el sector privado, el movimiento actual sigue siendo impulsado masivamente por los trabajadores del PS o de los servicios públicos, así como por los sectores privados donde todavía existen «bastiones sindicales» rojos, como en la industria química o portuaria. Estos últimos, al igual que los ferroviarios, los electricistas-gas o los trabajadores de la RATP, están librando una magnífica lucha de clases. Otros sectores, como el de la educación, están respondiendo masivamente a los llamamientos nacionales y están llevando a cabo acciones que pueden ser renovadas, y las Asambleas Generales interprofesionales que se están desarrollando a nivel de base son una fuente de esperanza porque están construyendo el conjunto en una acción continua.

Pero hay que señalar la dificultad inicial de coordinar los sectores entre sí y establecer una estrategia común. Si el objetivo es hacer que el gobierno escuche las demandas, las manifestaciones exitosas pueden ser suficientes; si el objetivo es obligar al gobierno a escuchar, es decir, hacer que se retracte de sus planes, es necesario construir una correlación de fuerzas extendida y esto debe ser preparado, anunciado y construido antes del estallido del conflicto. No basta con decir «estamos comprometidos y ya veremos lo que pasa».

Lo que falta aun es la afirmación explícita por parte de las organizaciones sindicales nacionales de que, ante a la guerra social librada por este poder, debemos construir el bloqueo a las ganancias capitalistas. Ahora bien este bloqueo no puede ser improvisado; tiene que ser cuidadosamente preparado, y es seguramente este aspecto el que todavía presenta algunos problemas, más allá de la magnífica combatividad de los trabajadores en lucha.

Lo que falta, por fin, y esto no es de hoy, es una perspectiva política de un cambio de poder y de la sociedad que dinamice y se apoye en las luchas. Por supuesto, esto significa cuestionar radicalmente el sistema en el que vivimos y las instituciones nacionales y supranacionales que resultan de él. Como acabamos de ver, la base sociológica objetiva para tal perspectiva existe.

Y como la lucha actual es un formidable acelerador de la historia y las conciencias avanzan muy rápidamente, podemos confiar en que puede ganar o, en el peor de los casos, crear las condiciones subjetivas para una victoria cercana.

¿Debemos alegrarnos de la «oposición» de la CFDT a un aspecto de la contrarreforma, o más bien, con la experiencia de las traiciones de esta central, no habría que pensar la unidad de las fuerzas sindicales sin la «contribución» de Laurent Berger?

Benoit Foucambert: El peso real del CFDT en las luchas es muy pequeño. Cuando la CFDT convocó una manifestación el 17 de diciembre pasado, su grupo, en la manifestación de Albi, por ejemplo, era de unas 50 personas de las 15.000 que participaron. Parece ser que la CFDT y L. Berger que la lidera están y estarán siendo utilizados por el poder y los medios de comunicación para tratar de dividir el movimiento.

De todos modos, es interesante observar que algunas bases que quedan de la CFDT, desautorizaron a L. Berger; por ejemplo los ferroviarios de la CFDT, que no quisieron seguirlo en su deseo declarado de una tregua de Navidad con Macron.

De forma más general, rechazar la edad pivote y apoyar la jubilación por puntos, como hace la CFDT, no tiene sentido; la única interrelación que tiene sentido es la que llevan desde el principio la CGT, la FO, la FSU y los Solidaires [Union syndicale Solidaires] sobre la base muy explícita de la retirada de la contrarreforma en su totalidad y no sólo en este o aquel aspecto o para este o aquel sector. Esto es lo que sale masivamente en todas las manifestaciones y en todas las Asambleas Generales.

Por otra parte, el dispositivo de Macron es tal que, incluso si el poder retirase la mención oficial de los 64 años, la combinación de los criterios impuestos a los “interlocutores sociales” para gestionar las pensiones por puntos (límite máximo del 14% del PIB, exigencia, al estilo de Maastricht, de equilibrar las cuentas en todo momento mientras se silencian las cotizaciones por el robo de los salarios diferidos o socializados, el crecimiento del número de pensionistas, etc.), llevaría a los mencionados «socios», a saber, el MEDEF [Mouvement des entreprises de France] y la CFDT, a aumentar progresivamente la edad de la jubilación por su cuenta, como ya lo están haciendo para los complementos AGIRC/ARCO [régimen de pensión complementaria de asalariados cuadros]. Esto es sin duda lo que la CFDT solía llamar «autogestión» y ahora llama, en el idioma alemán, cogestión: la gestión por los propios trabajadores de la regresión social disfrazada de «negociación».

Jean-Pierre Page: Ni que decir tiene que no debemos hacernos ilusiones sobre la CFDT, y no porque se haya adherido tardíamente a la lucha. Obviamente su actitud no es indiferente para la definición del movimiento de protesta. Sin embargo, creo que el papel de la CFDT no puede reducirse a la traición, aunque en realidad a menudo pueda parecerlo. La CFDT es típicamente un sindicato de colaboración de clases, y su trayectoria confesional sin duda alguna no es ajena a ello. Está desarrollando con Macron y su gobierno una asociación cómplice, como lo demuestran las numerosas declaraciones de representantes del gobierno, del partido en el poder y de las asociaciones patronales, ampliamente difundidas por los medios de comunicación a instancias del Palacio del Elíseo.

Dicho esto, la CFDT y Laurent Berger, a menudo se olvida que es el presidente de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), son coherentes consigo mismos. Berger está a favor de la reforma del sistema de pensiones por puntos que desean Macron y Bruselas; sólo se opone en un tema, el de la edad pivote de 64 años*.

Por mi parte, creo que hay en el aparente giro de la CFDT, un escenario de rescate a favor de Macron y su «reforma». Probablemente se va a escenificar una retirada por parte del gobierno de la edad pivote y algunas pequeñas mejoras. Esto será tenido como un mérito de la CFDT, que mejorará su imagen y la del sindicalismo reformista, razonable y orientado a las propuestas y negociaciones. Supondrá también una prueba de la capacidad de escucha del gobierno, permitiría salvar al soldado Macron y a la política europea de las consecuencias políticas de este movimiento huelguístico sin precedentes del que fueron precursores los Chalecos Amarillos, y así aislar a la fracción más combativa de los trabajadores en lucha y a los sectores de la CGT que defienden posiciones de clase.

Esto indica cuán importante es tener siempre claros los roles de cada uno, dentro y fuera de la CGT. De ello depende la continuación y el éxito de la acción. Como dijo Sun Tzu en El arte de la guerra: «Si conoces a tu enemigo y te conoces a ti mismo, no tienes que temer el resultado de 100 batallas». Esto es tanto más indispensable cuanto que algunos dirigentes sindicales acogieron favorablemente la decisión de la CFDT del 17 de diciembre, considerándola como una nueva justificación de la estrategia del sindicalismo solidario. Por lo tanto, debe recordarse que la participación de la CFDT fue paralela y bajo una forma distinta a la de un llamado a la demostración junto con el CGT, FO, FSU, UNSA. Su llamamiento a una tregua para finales de año, aunque fuera un fracaso, formaba parte de la intensa propaganda mediática destinada a desacreditar la huelga, pero sobre todo, lo que hay que recordar de la decisión de la CFDT a favor del 17 de diciembre, es que se basaba en objetivos radicalmente distintos a la pura y simple retirada de la reforma.

Stéphane Sirot: La oposición de la CFDT a la «edad pivote» tuvo sin duda un efecto positivo en la opinión pública en su momento: fue capaz de convencer a los menos politizados y más indecisos del carácter perjudicial de esta contrarreforma.

Por el contrario, no contribuyó a reforzar la movilización sobre el terreno: los trabajadores ferroviarios de la CFDT, en desacuerdo con su confederación, ya estaban en la lucha, mientras que el llamado confederal a manifestarse el 17 de diciembre apenas engrosó las filas de las manifestaciones ni las de los huelguistas. Por otra parte, la posición de Laurent Berger, ampliamente difundida en los medios de comunicación, centró gran parte del debate sobre la cuestión de la «edad pivote», mientras que el principio de la jubilación por puntos a voluntad se presentaba como una cuestión subsidiaria, si no definitivamente zanjada.

El sindicalismo de «partenariado social» o de lobbying defendido por la central considerada reformista (¡o deberíamos decir contrarreformista!) también parecía amenazador para la dinámica de la movilización en la medida en que, obviamente, sus dirigentes intentaban, a través de reuniones y discusiones telefónicas, desarrollar una escapatoria para ellos mismos y para el gobierno. Consistiría en ver a éste, el gobierno, dejar caer la «edad pivote», para permitir que la CFDT se desentendiera, reivindicando el «éxito» y abriendo para el gobierno la perspectiva de una caída de la huelga del transporte y, por lo tanto, una muerte lenta del movimiento social.

El ‘hasta-el-final’ del gobierno no ha permitido aun que este escenario se desarrolle, pero no hay nada que diga que no será así a principios de enero, con la reanudación de las «concertaciones».

E n otras palabras, el resultado positivo de un movimiento social como el que estamos conociendo depende sobre todo de la legitimidad de las reivindicaciones y de las decisiones tomadas por las asambleas generales de la huelga, y no de la unidad de las confederaciones. Tanto más cuanto que una parte de estas últimas, como la CFDT, pero también a nivel nacional la ANS y la CFTC [Confédération Française des Travailleurs Chrétiens], sólo piensan en esquivar las relaciones de fuerza y en establecer sistemáticamente compromisos a pérdida con interlocutores institucionales cuyas reivindicaciones se consideran, en el fondo, más legítimas que las de los asalariados en movimiento, apoyados por la mayoría de los franceses.

Además, este campo sindical contrarreformista se encuentra en grandes dificultades. Por un lado, es perfectamente estéril cuando el «socio», el gobierno o la patronal, rechaza la mano que le tiende. Por otro lado, ha visto cómo el sindicalismo ejecutivo se desprende de él: la CFE-CGC [Confédération française de l’encadrement – Confédération générale des cadres], un hecho novedoso, se ha situado del lado de la protesta y, en contra de sus costumbres, ha llamado a la movilización y a la manifestación. Esto contribuye a un cambio útil en la relación de fuerzas dentro del ámbito sindical.

Los folletos y pasquines sindicales no dicen nada sobre la «recomendación» europea que pide a Francia que establezca un «régimen de pensión único» para » ahorrar varios miles de millones”. ¿No es perjudicial para la lucha guardar silencio sobre la naturaleza de la construcción europea?

Stéphane Sirot: La Unión Europea ultraliberal es, en efecto, un ángulo muerto del movimiento social. Y ello a pesar de que la contrarreforma de las pensiones forma parte de la panoplia de medidas cautelares desplegadas por las instituciones comunitarias para continuar el saqueo del trabajo en beneficio del capital. Por otra parte, no es casualidad que la UE y la OCDE se encuentren entre los más fervientes defensores de las pensiones por puntos y, en última instancia, por su capitalización. Hay un enorme mercado potencial aquí y un enorme yacimiento de beneficios.

Este silencio puede explicarse por una combinación de razones e hipótesis. En primer lugar, es cierto que los grandes movimientos sociales se desarrollan históricamente en un marco nacional y desafían directamente las decisiones del Estado, que se percibe como el principal responsable y el interlocutor directo. Para dar un paso más y poner las cosas en perspectiva, parece indispensable una formalización del contexto global por parte de los líderes sindicales, apoyada por los relevos políticos.

Sin embargo, por parte de los sindicatos, el cuestionamiento de la construcción europea casi nunca está en la agenda a nivel confederal. No está en absoluto del lado del campo contrarreformista; sólo está muy marginalmente y con gran cautela del lado del sindicalismo de «transformación social». Ambos están incluidos en la Confederación Europea de Sindicatos, que está anclada en un enfoque que acompaña a la construcción liberal de Europa, para amortiguar en el mejor de los casos los choques, pero sin llegar a cuestionarla estructuralmente.

¿No es significativo que la CES haya esperado hasta el día de la acción, el 17 de diciembre, para publicar un comunicado de apoyo a los sindicatos franceses, es decir, en el momento en que la CFDT convocó una manifestación? Por otra parte, la misma CES guardó silencio los días anteriores, incluido el del 5 de diciembre. En resumen, mientras el principal sindicato contrarreformista no llamara a unirse a las manifestaciones, la CES permaneció en silencio. Como si, de hecho, la única demanda legítima fuera la adaptación de la contrarreforma de las pensiones, no su abandono.

En el plano político, sobre todo por parte de las fuerzas de izquierda o incluso de extrema izquierda, la crítica a la construcción europea también carece muy a menudo de fuerza y claridad, cuando no se la identifica estrictamente con una forma de nacionalismo. Esto, por cierto, contribuye a hacer el juego al orden dominante actual, que busca organizar el espacio político, tanto a nivel nacional como europeo, en torno a una brecha entre el «progresismo» y el «nacionalismo».

Más allá de la enfermedad crítica a la que se refiere esta situación, es perjudicial para el mundo del trabajo y sus movimientos sociales. En esencia, contribuye a ponerlos sistemáticamente a la defensiva, en reacción a las nuevas y constantes ofensivas del liberalismo extremo en el poder, mientras alimenta la posición de espera de que una extrema derecha que está muy contenta aparezca como una alternativa importante a este liberalismo extremo. Esto hace que sea más urgente salir de este esquema mortal.

Benoit Foucambert: Este es un hecho general que encaja con lo que se dijo anteriormente. El capital monopólico organizado a nivel continental dio origen y controla a la Unión Europea sobre la base de tratados que graban en piedra su dominio. Las directivas, recomendaciones y otras regulaciones europeas apuntan todas en la misma dirección, la de los intereses del gran capital. Esto es cierto en la energía (privatización de EDF [Électricité de France]), en el transporte (privatización de la SNCF [Société nationale des chemins de fer français]), en la educación (reformas Blanquer)… pero también en el derecho laboral y las pensiones. Las leyes «laborales» de El-Khomri-Macron respondían de este modo a las recomendaciones europeas, de la misma manera que hoy en día la pensión por puntos responde a las recomendaciones de Bruselas al mismo tiempo que a las de la patronal MEDEF; la primera es «copia» de la segunda.

Así que sí, la cuestión europea debe integrarse en el pensamiento y la acción sindical y no debe ser en ningún caso un tabú o un fetiche. Hoy, no es sólo Macron quien ataca a los trabajadores, sino todas las fuerzas dominantes organizadas a nivel nacional y supranacional.

En lugar de mantener no importa qué mito sobre una Europa social que no existe, habría sido más útil, por ejemplo, utilizar el ejemplo de la lucha victoriosa de los trabajadores belgas contra la pensión por puntos de hace dos años para prepararse para el conflicto en Francia. Es tan cierto que la preocupación por la soberanía de los pueblos de Europa, incluido el nuestro, no contradice sino que complementa la preocupación por desplegar la única Europa que vale la pena, la Europa de las luchas.

Si queremos ganar en lo sustancial, tenemos que vencer al poder que nos está estrangulando. Dado que este poder está organizado a nivel nacional, pero también en la UE, no tenemos más remedio que luchar, o no luchar, contra esta construcción europea, como lo hace la CGT desde hace mucho tiempo. Sin olvidar, por supuesto, el desarrollo de vínculos de lucha con los trabajadores de otros países de la UE que sufren de la misma política de ruptura social generalizada.

Jean-Pierre Page: Es obvio que el silencio sindical sobre las directivas europeas de pensiones es una laguna en la batalla y, por otra parte, una confesión vergonzosa, que Macron y su gobierno están explotando. La declaración de la CES en apoyo flagrante de la CFDT es significativa. En Bélgica, la movilización social y política ha vencido a la jubilación por puntos, por lo que resulta sorprendente que las confederaciones de la mayoría de los países europeos no hayan sacado ninguna conclusión al respecto. La Unión Europea realmente quiere montar una tómbola. Dondequiera que se haya impuesto este sistema, los montos de las pensiones han disminuido y se ha alargado la edad pivote. En Alemania, el nivel de las pensiones ha disminuido un 10% en relación con los salarios. El número de alemanes que viven por debajo del umbral de pobreza se ha duplicado desde 1990, cada vez más personas pobres utilizan los bancos de alimentos, casi tres millones de personas mayores de 65 años viven por debajo del umbral de pobreza. En Suecia, que se cita a menudo como ejemplo, hay que trabajar hasta los 68,5 años para recibir la cantidad que se tenía antes de la reforma a los 65 años.

Esta situación catastrófica es bien conocida, pero no preocupa a ese engranaje de las instituciones europeas que es la CES, simplemente porque se adhiere sin restricciones a los objetivos de la integración europea que se cuida de no criticar, sobre todo porque depende financieramente de ella. Tampoco oímos a los líderes de las confederaciones sindicales en Europa, incluida la CGT, expresar sus opiniones sobre la nocividad de esta política, que pretende alinearse de abajo hacia arriba desarrollando una precariedad a ultranza y rompiendo los sistemas sociales.

Es de todo punto increíble que Thierry Breton, que acaba de ser nombrado nuevo comisario europeo, cuestione fuertemente al gobierno francés sobre la aplicación absoluta de un sistema de pensiones por puntos. ¡Silencio en las filas del sindicato!

Así, el Programa Nacional de Reformas (PNR), que resume los compromisos anuales de París con la Unión Europea, cuyo último ejemplar fue presentado en Bruselas en abril de 2019, estipula en particular: «el acceso al empleo y la revalorización del trabajo es una prioridad, mediante la reforma del mercado laboral y la reducción de los costes, la revalorización de las rentas del trabajo y la modernización del seguro de desempleo y de los sistemas de pensiones».

Todavía estamos esperando la reacción de los sindicatos. Es cierto que el reciente congreso de la CES ha querido subrayar el carácter positivo de la acción de la Comisión de Bruselas, felicitando a Jean-Claude Junker «por haber salvado la Europa social».

¿Cómo se puede aceptar, como sindicalista de la CGT, encontrarse bajo el control de la CES, que ahora está encabezada por el jefe de la principal organización sindical que, junto con la CES, apoya la pensión por puntos? Por no hablar del apoyo de Laurent Berger, el nuevo presidente de la CES, a la idea misma de «unión sagrada» deseada por Macron y su séquito directamente asociado a la alta finanza de los fondos de pensiones y los seguros privados, como ilustró Jean-Paul Delevoye.

Ha llegado el momento de sacar las consecuencias de todos estos compromisos que socavan la credibilidad del sindicalismo y la acción colectiva. La fuerza del actual movimiento reivindicativo ofrece la oportunidad de contribuir a «ajustar todas las cuentas«.

(*) Según el gobierno francés, si todo el mundo se jubila a los 62 años como en la actualidad, el régimen de pensiones se desequilibraría, por eso propone el gobierno una edad de equilibrio o edad pivote, los 64 años, que consolidaría el sistema de pensiones. (NdT)

Fuente: https://kaosenlared.net/pulso-social-a-la-reforma-de-las-pensiones-en-francia-los-puntos-de-vista-cruzados-de-stephane-sirot-de-jean-pierre-page-y-de-benoit-foucambert/

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Contaminación en Madrid durante 2019: los mejores resultados de la década para el dióxido de nitrógeno

Europa/España/12-01-2020/Autor(a) y Fuente: www.tercerainformacion.es

Por: Tercera Información

  • Ecologistas en Acción ha analizado los datos de las 24 estaciones de la ciudad de Madrid durante 2019, que han registrado reducciones históricas de dióxido de nitrógeno, el gas por el que tenemos un procedimiento de infracción europeo en curso.
  • Otros contaminantes, como partículas y ozono, tienen reducciones menos apreciables.
  • Madrid Central, a pesar de los intentos de desmantelamiento del actual Gobierno municipal, ha sido un rotundo éxito, posibilitando disminuciones históricas de los niveles de dióxido de nitrógeno
Como todos los años, Ecologistas en Acción presenta su balance sobre la calidad del aire en la ciudad de Madrid a lo largo de 2019, basado en los registros de las 24 estaciones municipales de medición de la contaminación. El cumplimiento de la legislación se evalúa por años naturales, por lo que el pasado año es el primero completo en el que ha estado funcionando la zona de bajas emisiones llamada Madrid Central. Por este motivo, este año Ecologistas en Acción ha elaborado un informe extra en el que se valora y cuantifica el efecto de Madrid Central sobre la calidad del aire en la capital durante 2019.
Los resultados de ambos análisis se pueden resumir del siguiente modo:
En dióxido de nitrógeno, NO2, las reducciones han sido muy notables, alcanzándose varios récords históricos:
· Solo dos estaciones, Plaza Elíptica y Escuelas Aguirre, superan el Valor Límite Anual (40 microgramos de contaminante por metro cúbico de aire, µg/m3, de media anual). El promedio de las incumplidoras en el resto de la década desde 2010 ha sido de once estaciones al año, y ningún año se bajó de seis.
· Solo la estación de Plaza Elíptica supera el Valor Límite Horario (número de horas que se superan los 200 µg/m3, no debiéndose superar las 18 horas al año). Hasta ahora cada año lo habían superado entre dos y nueve estaciones. El número total de horas superado también es el más bajo de la serie, un total de 96 horas (algunos años se superaron las 500). Mientras, el número de estaciones que no han superado ninguna hora este límite, catorce, es el mejor de la década.
· Se reduce el NO2 en 22 de las 24 estaciones al comparar los datos de 2019 con el valor medio del período 2010-2018. La máxima reducción, 10 µg/m3, un 22 % menos, se produce en Plaza del Carmen, la estación situada dentro de Madrid Central, que con 36 µg/m3 queda por debajo del límite legal por primera vez en su historia. Hay 10 estaciones que pasan de tener un valor medio anual superior al límite legal en el promedio de los últimos 9 años a quedar por debajo del mismo. La reducción en el conjunto de la ciudad es de un más que notable 10 %.
· Es claro que la meteorología tiene una gran influencia en la calidad del aire. En relación con las precipitaciones el año 2019 puede considerarse “normal”, aunque la distribución de las lluvias a lo largo del mismo fue distinta a lo habitual: menos de lo acostumbrado en la primera mitad y una mayor abundancia de lluvias en los últimos meses del año.
· Al comparar los valores de la red de medición del Ayuntamiento de Madrid con los de la Comunidad de Madrid se constata una reducción de la contaminación claramente más intensa en la capital que en la Comunidad de Madrid, especialmente en las estaciones que registran valores más altos en ambas redes.
· A pesar de que el balance del funcionamiento de Madrid Central en el año 2019 fue claramente positivo, se advierte una pérdida de eficacia en la segunda mitad del año. El fallido intento del Gobierno municipal de suspender las sanciones, los mensajes institucionales negativos, tergiversando datos, y la presentación de Madrid 360 como si fuera un nuevo plan ya vigente, han tenido efectos negativos constatables en el tráfico y en los índices de contaminación, como se explica en el informe bajo el nombre de Efecto Almeida.
· En lo referido a las partículas en suspensión, ninguna estación superó el límite legal anual (40 µg/m3), aunque dos de las trece estaciones que miden las PM10 superaron el valor que recomienda la OMS, 20 µg/m3 (Escuelas Aguirre y Urbanización Embajada) y otras dos lo igualaron (Plaza Elíptica y Moratalaz). De las ocho estaciones que miden las partículas más finas, PM2,5, las más perjudiciales, cinco superaron o igualaron la recomendación de la OMS. Esta situación es coherente con una lenta tendencia de descenso en estos contaminantes durante los últimos años en Madrid.
· Por último, peor es la situación en relación al ozono troposférico, puesto que seis de las catorce estaciones que lo miden superaron el valor límite legal octohorario (120 µg/m3 durante ocho horas) y tres superaron el umbral de información a la población (180 µg/m3 durante una hora), niveles similares a los de años anteriores.
Por tanto, para Ecologistas en Acción la situación de la ciudad de Madrid, incluso con la muy notable mejoría registrada en los niveles de dióxido de nitrógeno, es de superación de los límites legales para este contaminante y para el ozono. Es por ello que los planes de lucha contra la contaminación deberían hacerse más estrictos, al contrario de lo que ha intentado hasta ahora el Gobierno de Almeida, y extenderse al conjunto de la ciudad. Es más, la aspiración de un gobierno responsable debería ser la de reducir los niveles de polución por debajo de las recomendaciones de la OMS para garantizar el derecho a respirar aire limpio de la ciudadanía madrileña y de quienes visitan la ciudad.

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/actualidad/2020/01/09/contaminacion-en-madrid-durante-2019-los-mejores-resultados-de-la-decada-para-el-dioxido-de-nitrogeno

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Las protestas francesas muestran que es la visión de Macron la verdadera utopía: Slavoj Zizek

Europa/Francia/12-01-2020/Autor(a): Slavoj Zizek/Fuente: www.rt.com
Por: Slavoj Zizek
Las continuas protestas en Francia ponen al descubierto la bancarrota del sistema que representa Emmanuel Macron. Sería una solución un cambio radical del orden capitalista, que defienden los gustos de Corbyn y Sanders.

Con el avance de las huelgas de los trabajadores del transporte público francés, algunos comentaristas incluso comenzaron a especular que Francia se acerca a una especie de momento revolucionario.

Si bien estamos lejos de eso, lo que es seguro es que el conflicto entre el estado (abogando por una nueva legislación de jubilación unificada) y los sindicatos (que rechazan cualquier cambio de lo que consideran sus derechos difícilmente ganados) no deja espacio para el compromiso.

Para un izquierdista, es demasiado fácil simpatizar con los trabajadores en huelga: Emmanuel Macron quiere privarlos de las condiciones de jubilación que tanto les costó ganar. Sin embargo, también se debe tener en cuenta que los trabajadores de los ferrocarriles y otros transportes públicos se encuentran entre aquellos que aún pueden permitirse el lujo de ir a la huelga. El estado los emplea permanentemente, y el dominio de su trabajo (transporte público) les da una posición sólida para negociar, razón por la cual lograron obtener un sistema de jubilación tan bueno, y su huelga continua consiste precisamente en retener a este privilegiado posición.

Además, uno no debe olvidar que están abordando estas demandas en el gobierno de Macron, y que Macron representa el sistema económico y político existente en su mejor momento: combina el realismo económico pragmático con una visión clara de una Europa unida, además se opone firmemente -racismo y sexismo de inmigrantes en todas sus formas. Por supuesto, no hay nada de malo en luchar por retener los elementos del estado del bienestar que con tanto esfuerzo ha ganado y que el capitalismo global actual tiende a prescindir. El problema es que, desde el punto de vista, no menos justificado, de aquellos que no disfrutan de esta posición privilegiada (trabajadores precarios, jóvenes, desempleados, etc.), estos trabajadores privilegiados que pueden permitirse el lujo de ir a la huelga no pueden sino aparecer como su enemigo de clase. contribuyendo a su desesperada situación, como una nueva figura de lo que Lenin llamó » aristocracia de los trabajadores «, y los que están en el poder pueden manipular fácilmente esta desesperación y actuar como si estuvieran luchando contra privilegios injustos en nombre de los trabajadores verdaderamente necesitados, incluidos los inmigrantes.

Las protestas marcan el final del sueño de Macron. Recuerde el entusiasmo acerca de que Macron ofrece una nueva esperanza no solo de derrotar la amenaza populista de derecha sino de proporcionar una nueva visión de la identidad europea progresista, que llevó a filósofos tan opuestos como Jurgen Habermas y Peter Sloterdijk a apoyar a Macron.

Recordemos cómo cada crítica izquierdista de Macron, cada advertencia sobre las limitaciones fatales de su proyecto, fue desestimada como «objetivamente» apoyando a Marine Le Pen. Hoy, con las protestas en curso en Francia, nos enfrentamos brutalmente con la triste verdad del entusiasmo pro-Macron. Macron puede ser el mejor del sistema existente, pero su política se encuentra dentro de las coordenadas liberal-democráticas de la tecnocracia ilustrada.

Entonces, ¿qué opciones políticas hay más allá de Macron? Hay políticos izquierdistas como Jeremy Corbyn y Bernie Sanders que abogan por la necesidad de ir un paso decisivo más allá de Macron en la dirección de cambiar las coordenadas básicas del orden capitalista existente, mientras permanecen dentro de los límites básicos de la democracia parlamentaria y el capitalismo. ¿Cual es la solución?

Inevitablemente quedan atrapados en un punto muerto: los izquierdistas radicales los critican por no ser realmente revolucionarios, por aferrarse a la ilusión de que es posible un cambio radical de manera parlamentaria regular, mientras que los centristas moderados como Macron les advierten que las medidas que defienden no son bien pensado y desencadenaría un caos económico: imagine a Corbyn ganando las últimas elecciones en el Reino Unido e imagine la reacción inmediata de los círculos financieros y comerciales (fuga de capitales, recesión …).

En cierto sentido, ambas críticas son correctas: el problema es que ambas posiciones desde las que se formulan tampoco funcionan: la insatisfacción en curso indica claramente los límites de la política de Macron, mientras que los llamados «radicales» a una revolución simplemente no son fuertes. suficiente para movilizar a la población, además no se basan en una visión clara de qué nuevo orden imponer.

Entonces, paradójicamente, la única solución es (por el momento, al menos) involucrarse en la política de Sanders y Corbyn: son los únicos que han demostrado que provocan un movimiento de masas real.

La izquierda radical no debería involucrarse en algunos complots oscuros y planear cómo tomar el poder en un momento de crisis (como lo hacían los comunistas en el siglo XX). Debería funcionar precisamente para evitar el pánico y la confusión cuando llegue la crisis. Un axioma debería guiarnos: la verdadera utopía no es la perspectiva de un cambio radical, la verdadera utopía es que las cosas pueden continuar indefinidamente de la forma en que están sucediendo ahora. El verdadero » revolucionario » que socava los cimientos de nuestras sociedades no son los terroristas externos y los fundamentalistas, sino la dinámica del capitalismo global en sí.Tenemos que trabajar con paciencia, organizarnos y estar listos para actuar cuando estalle una nueva crisis, con la creciente insatisfacción popular, con una catástrofe ecológica inesperada, con una revuelta contra la explosión del control y la manipulación digital.

Y lo mismo vale para la cultura. A menudo se escucha que la guerra cultural de hoy se libra entre los tradicionalistas, que creen en un conjunto firme de valores, y los relativistas posmodernos, que consideran las reglas éticas, las identidades sexuales, etc. como resultado de los juegos de poder contingentes. ¿Pero es éste realmente el caso? Los últimos posmodernos son hoy conservadores. Una vez que la autoridad tradicional pierde su poder sustancial, no es posible volver a ella; todos esos retornos son hoy una falsificación posmoderna.

¿Trump promulga valores tradicionales? No, su conservadurismo es una actuación posmoderna, un gigantesco viaje al ego. Jugando con los » valores tradicionales » , mezclando referencias a ellos con obscenidades abiertas, Trump es el último presidente posmoderno, mientras que Sanders es un moralista anticuado.

Fuente: https://www.rt.com/op-ed/477819-france-protests-macron-utopia/

Imagen: Ella_87 en Pixabay

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España: Preocupación de los rectores por la división de Ciencia y Universidades en dos ministerios

Redacción: Magisterio

Ante las insistentes informaciones de que en la composición del próximo Gobierno el actual Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades perdería parte de sus competencias en favor de un nuevo Ministerio de Universidades, la CRUE ha emitido un nuevo comunicado para expresar «nuestra profunda preocupación por las consecuencias que acarreará tal decisión».

“Cualquier partición del Ministerio actual será una mala noticia para nuestro país porque implicará alejar el conocimiento de la centralidad política que se está imponiendo en Europa (Consejo de la Unión y Comisión)”, aseguran los rectores en su comunicado. Para la CRUE, “es imprescindible que la gestión del llamado ‘triángulo del conocimiento’ (investigación-innovación-Educación), quede reforzado en el nuevo Gobierno en un único Ministerio”. En este sentido, la estructura del Comisariado europeo, con una Comisaria competente en todos esos ámbitos, marca la tendencia a seguir a los países miembros de la Unión que, en su inmensa mayoría, mantienen tal unidad en un único Ministerio, recuerda la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas.

Este Ministerio, de la mano de su titular, “debe tener el mayor peso político posible, y reunir todas las competencias y recursos necesarios para gestionar el sistema de ciencia en su globalidad, incluida la investigación que se realiza en las universidades”, añade la CRUE. Lo cual es “condición necesaria para que sus propuestas tengan la atención y viabilidad que la ciencia requiere, teniendo en cuenta que las políticas científicas son competencia de todo em Consejo de Ministros, a iniciativa del ministro de turno”.

Voces autorizadas en Europa que alertan del error que puede suponer enfrentar investigación y universidades a la hora de la negociación presupuestaria, lo que podría suponer décadas de estancamiento para la investigación, las universidades, o ambos

“Fatalmente, cualquier fragmentación de competencias implica fragmentación de recursos”, señalan los rectores. A este respecto, hay voces autorizadas en Europa que alertan del “error que puede suponer enfrentar investigación y universidades a la hora de la negociación presupuestaria, lo que podría suponer décadas de estancamiento para la investigación, las universidades, o ambos”.

Además, los rectores indican que “la competitividad de la ciencia de nuestro país solo podrá recuperar su línea ascendente (tan maltrecha actualmente) si puede articular e impulsar la inmensa mayoría del conocimiento que este país ha demostrado ser capaz de generar. Que deberá incluir, por supuesto, la universidad, ya que Educación Superior, investigación e innovación son indivisibles”.

Fuente: https://www.magisnet.com/2020/01/preocupacion-de-los-rectores-por-la-division-de-ciencia-y-universidades-en-dos-ministerios/

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Francia: Los sindicatos mantienen viva la huelga contra la reforma de Macron con manifestaciones masivas

Redacción: El Mundo

Cientos de miles de personas desfilan en París y en otras 216 marchas en Francia en la primera movilización del año. La huelga del ferrocarril ya es la más larga de la historia, 36 días.

Ni el paréntesis navideño, ni las concesiones del Gobierno, ni el cansancio tras 36 días de huelga, la más larga de la historia del ferrocarril. Los sindicatos franceses lograron ayer movilizar a cientos de miles de personas contra la reforma de las pensiones que propone Emmanuel Macron. Hubo 216 manifestaciones en todo el país. La de París reunió 370.000 personas según el sindicato CGT lo que sería el record de la protesta (según Interior, fueron 56.000 y según un gabinete especializado que contratan los medios franceses, 44.000). Los franceses justifican la protesta (61%) pero quieren que se acabe ya (57%) según un sondeo publicado este jueves.

Ha sido la cuarta jornada de movilizaciones. La más concurrida fue la primera, el 5 de diciembre, cuando salieron a la calle 806.000 manifestantes, según el Gobierno (1,5 millones según la CGT). Este jueves, la disparidad en el recuento se amplió. Los sindicatos pregonan 800.000 manifestantes fuera de París. Interior, menos de 400.000.

En Marsella hubo 22.000 manifestantes según la policía (220.000 según CGT). En Toulouse, el gobierno contó 14.000 personas (la central, 120.000). En Burdeos unos sumaron 10.000 manifestantes, otros 70.000. Pero, aún dando por buenas las cifras del Gobierno, la protesta ha demostrado que aún tiene cuerda.

El líder del la CGT, Philippe Martinez, denunció la «actitud provocadora» del ejecutivo y duda de la voluntad negociadora del ejecutivo que dirige Edouard Philippe. El sindicalista hizo esa declaración momentos antes del arranque del cortejo parisino. Junto con otros líderes sindicales sostenía la pancarta: «Jubilación por puntos, todos perdedores. Jubilación a los 60, todos ganadores. Macron retira tu plan».

Esta vez los sindicatos recorrieron el norte de la capital. Lo que irritó al Gobierno pues la plaza donde terminaba, San Agustín, está a menos de un kilómetro del palacio del Eliseo. La policía cerró todas las calles con barreras metálicas de dos metros de altura sujetas a bloques de hormigón. El despliegue de 5.500 policías y gendarmes no impidió los incidentes al anochecer. La caballería del prefecto que se desplaza en 120 motos de gran cilindrada con dos policías por moto se empleó a fondo. En las redes hay vídeos que demostrarían la gran dureza policial. A las 6 de la tarde había 24 detenidos.

El cortejo desfiló sin mayores incidentes hasta el final aunque los antidisturbios escoltaban a los grupos radicales que se se sitúan delante de la pancarta de los líderes. Un tenderete de un grupo que propone una república soberana y al que los manifestantes presumían de ultraderechista fue destruido de malas maneras.

ABOGADOS Y PROFESORES

En ese cruce se apostaron varios abogados que ayer secundaban la protesta. Embutidos en sus togas, recibieron aplausos y abrazos de los manifestantes, algunos de los cuales revestían chalecos amarillos.

Desde el principio de la protesta, la jornada de movilización está reforzada por paros en otros sectores. Así el 19% de los profesores de primaria y el 16% de los de secundaria hizo huelga según el ministerio de Educación (40% y 50% según los sindicatos).

Simbólicamente, la Torre Eiffel permaneció cerrada, no se imprimieron los diarios parisinos y la radio pública France Info sólo difundía boletines y música. El suministro eléctrico sufrió caídas por acción de los trabajadores de EDF que montaron un piquete a la entrada de una central nuclear. El bloqueo de refinerías cumple su segunda jornada de las tres previstas pero apenas se ha dejado sentir en las gasolineras. El Gobierno ha advertido que, si bien los trabajadores tienen derecho a la huelga, impedir la salida de camiones es «ilegal».

EL TRANSPORTE, CLAVE

El núcleo de la huelga está en el ferrocarril y el metro de París, dos de los 42 regímenes particulares de jubilación que Macron quiere fusionar con su proyecto de reforma universal y por puntos.

En la SNCF, la Renfe francesa, la huelga que ha cumplido 36 días, es ya la más larga desde la creación de la compañía pública en 1938. Ha superado los récords de 1995 y del invierno del 86-87 cuando sumaron 27 y 28 jornadas consecutivas, respectivamente. Y el de 2018 cuando los paros alcanzaron también los 36 días pero en jornadas alternas.

La movilización de los maquinistas hizo que sólo circularan un tercio de los Cercanías aunque ya funcionan el 40% de los trenes regionales y el 60% de los de alta velocidad. Aunque sólo un tercio de los trabajadores de la SNCF faltaron al trabajo, la protesta tiene sólidas raíces entre los maquinistas (67% de huelguistas) y revisores (58%) las dos categorías imprescindibles para que funcionen los trenes. Este jueves el seguimiento fue excepcional. Los días sin manifestaciones, los huelguistas de la SNCF no llegan al 7%.

Misma tendencia en el metro parisino: ya no hay líneas cerradas pero en la mayoría sólo circulan a las horas punta.

Los huelguistas tienen apoyo popular, según las encuestas, y … económico. La hucha del sindicato de comunicación de la CGT ha recaudado ya 2,1 millones de euros, donados por más de 30.000 personas. Es la más importante de estas iniciativas. Distribuye el dinero a los huelguistas (que hagan al menos dos jornadas seguidas) a través de los comités de empresa.

Con todo, el mejor combustible de la protesta es el apoyo popular. La última encuesta (Odoxa para Le Figaro) señala que el 61% de los franceses la encuentran justificada frente al 39% que no lo cree así. En un mes el respaldo ha bajado 5 puntos.

SIMPATÍA POR LA HUELGA

Este fenómeno de simpatía por la protesta es habitual en la sociología francesa. Se llama «huelga por procuración». Es decir: yo no hago huelga pero la apoyo moralmente aunque a mí me genere complicaciones.

Si el Gobierno debe tener en cuenta el respaldo a la protesta, los sindicatos deberían tomar nota de la respuesta a otra pregunta del sondeo: un 57% de la ciudadanía quiere que se acabe ya frente al 42% que prefiere que continúe. Los que más la sufren, habitantes en la aglomeración parisina, están hartos: el 70% desea que termine.

La encuesta suspende a todos los protagonistas del conflicto, sindicatos, partidos de oposición y Gobierno. El resultado menos malo es para la CFDT, el sindicato más moderado que siempre apoyó el fin de los regímenes particulares pero se opone a retrasar la edad de jubilación de los 62 a los 64 años.

La opinión pública le secunda: un 61% se opone a ella. El primer ministro justificó esta medida, que no estaba en el programa electoral de Macron, en la necesidad del equilibrio financiero del sistema. Esta semana ha aceptado la creación de una conferencia ad hoc, una propuesta de la CFDT. Edouard Philippe ha convocado para hoy la primera reunión.

Por ahí se atisba la salida del conflicto. El Gobierno, que quiere salvar su reforma pero ha hecho concesiones a numerosos sectores, va a tener que hacer algún juego de prestidigitación: su electorado sí apoya la medida (54%) y los votantes de la derecha, también (60%). Y esas son, precisamente, las bases electorales de Macron si quiere repetir mandato.

Fuente: https://www.elmundo.es/economia/2020/01/09/5e177e4cfc6c831e548b4696.html

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Entrevista a Emili Cortavitarte: “Los maestros anarquistas potenciaron los valores y la inclinación personal de cada alumno”

Redacción: Kaosenlared

Entrevista al profesor de Historia Emili Cortavitarte, autor de Movimiento libertario y educación en España (1901-1939):
“Los maestros anarquistas potenciaron los valores y la inclinación personal de cada alumno”

¿Qué diferencia la pedagogía libertaria, promovida por las escuelas racionalistas en el primer tercio del siglo XX, de la enseñanza convencional a día de hoy? “No tanto los conocimientos como los valores que se transmitían y la importancia de las relaciones personales en el aprendizaje”, resume el profesor de Historia jubilado y militante de la CGT, Emili Cortavitarte. Actualmente se trata de que los profesores sean “muy profesionales”, los procesos de aprendizaje “muy técnicos” y las materias se impartan de manera parcial y especializada. “Se explica Lengua o Matemáticas a alumnos con los que no se tiene especial interés en mantener una relación de persona a persona”, añade el autor del libro Movimiento Libertario y educación en España (1901-1939), editado en 2019 por Calumnia.

Investiga actualmente sobre el trabajo de las maestras y maestros libertarios durante la revolución de 1936 en Cataluña, en la etapa del Comité Nacional de la Escuela Unificada (CENU). Emili Cortavitarte ha trabajado durante más de 30 años como profesor de Geografía e Historia en institutos catalanes, ocupado responsabilidades en las federaciones de enseñanza de Cataluña y estatal de la CGT y es miembro de la Fundación Salvador Seguí. También colabora como analista en Radio Klara, emisora comunitaria de Valencia. La entrevista tiene lugar en el Centre Cultural Octubre de Valencia, antes de su intervención en las XXI Jornades Llibertàries de la CGT.

-¿Por qué es importante la educación para el movimiento libertario?

Es una de las claves para la liberación del proletariado y las clases populares. El libro se centra en el periodo 1901-1939 en España, pero ésta es una cuestión muy presente desde 1868, y que ha continuado después (señalo 1868 porque es cuando Bakunin fundó la Alianza Internacional de la Democracia Socialista y se celebró uno de los Congresos de la AIT). Podemos hallar textos sobre la importancia de la educación no sólo en quienes luego fueron pedagogos y maestros, sino de otros anarquistas como Joan Peiró, Salvador Seguí, Kropotkin y Bakunin. Empiezo el libro refiriéndome a un Comité Pro-Enseñanza Anarquista constituido en 1898, del que formaron parte Kropotkin, Reclus, Louise Michel, Charles Malato, J. Ardouin, Jean Grave y Tolstoi, que se oponía a la educación burguesa y religiosa dominantes. Se trataba de promover una educación paralela, que adoptara los conceptos científicos modernos y la libertad en el aprendizaje.

-Resaltas la figura de Francesc Ferrer i Guàrdia. Inauguró la Escuela Moderna en la calle Bailén de Barcelona, en septiembre de 1901, con 30 alumnos (12 niñas y 18 niños) y el siguiente Programa: “Hacer que los niños y las niñas que se le confíen lleguen a ser personas instruidas, verídicas, justas y libres de todo prejuicio”. Murió fusilado en 1909, tras la condena de un Tribunal Militar, por ser uno de los presuntos inductores de la Semana Trágica. ¿Qué valoras especialmente del pedagogo catalán?

Todo es importante. Cuando estudiamos a Ferrer, tenemos mucha suerte. Primero, porque se han conservado los Boletines de la Escuela Moderna; en estas revistas no sólo hallamos sus tesis, también la correspondencia que intercambió con el maestro belga Ovide Decroly, escritos de Reclus, Kropotkin o Anselmo Lorenzo y trabajos de los alumnos. Ferrer i Guàrdia tenía muy claros los ejes de su modelo educativo: racional, no dogmático, científico, laico, integral, basado en la coeducación de sexos y de las clases sociales (a partir de un sistema de cuotas que iba desde la gratuidad en las familias pobres, hasta la contribución máxima en las más acomodadas). Planteaba una educación sin premios, castigos ni exámenes. Es relevante, además, porque introduce en Cataluña y el estado español modelos que estaban experimentándose en Europa.

Antes de fundar la Escuela Moderna, Científica y Racional, impartió clases de lengua castellana en Francia. Ferrer tuvo influencias, además de libertarias, de la masonería, republicanas y del cientifismo de la época. Entre otras actividades, la Escuela Moderna tradujo y publicó libros –por ejemplo de Reclus sobre Geografía- y nuevos materiales divulgativos. Contribuiría, con esta tarea editorial, a la creación de una red de escuelas modernas, libres e integrales que utilizarían las metodologías renovadoras; la inaugurada por Ferrer i Guàrdia fue clausurada en 1906, cuando se produjo el intento de regicidio de Alfonso XIII. Cerraron la Escuela Moderna, y Ferrer fue encarcelado –después absuelto- bajo la acusación de instigar el atentado; el autor, Mateo Morral, había trabajado como bibliotecario en la Escuela Moderna. Cualquier excusa era buena para que la autoridad gubernativa cerrara los centros educativos racionalistas.

-¿Se estudia actualmente a Ferrer i Guàrdia y sus métodos de aprendizaje en las escuelas de Magisterio y las facultades de Ciencias de la Educación?

En general no encontramos estos referentes. Sí que hay algunos casos, como el del historiador Pere Solà durante el tiempo que estuvo en el departamento de Pedagogía de la Universitat Autònoma de Barcelona; este catedrático es autor, entre otros libros, de Francesc Ferrer i Guàrdia i l’Escola Moderna y de Las escuelas racionalistas en Cataluña (1909-1939). Durante los 20 años que llevo explicando el contenido del libro y recopilando información, muchas personas –especialmente en el campo de la Pedagogía- me han dicho que no se incluye en los programas a Ferrer y la Escuela Moderna. Es posible, sin embargo, que sí les hayan explicado a otros educadores –coetáneos- como Decroly, Montessori o Freinet. Ferrer y Decroly fueron amigos y formaron parte de la Liga de Librepensadores europeos; resulta un tanto extraño que te expliquen en España al pedagogo belga y no a Ferrer. Creo que esto ha sido bastante intencionado…

-¿Qué otros ejemplos resaltarías de educadores sobre los que pesa el olvido o incluso el menosprecio?

Por conversaciones con compañeros, en muy pocas facultades de Pedagogía se enseña a un maestro gaditano, José Sánchez Rosa, asesinado por las tropas franquistas en 1936. No sólo promovió –con la colaboración de su compañera, Ana Villalobos- escuelas racionalistas en las provincias de Cádiz (Los Barrios), Sevilla (Aznalcóllar, Dos Hermanas y el barrio de Triana) y el norte de África (Tánger); fue también autor de La gramática del obrero (1929), El abogado del obrero (1932) y La aritmética del obrero (1933). Se trata de libros en los que plantea, de manera sencilla, cuestiones muy prácticas: cómo un trabajador del campo puede escribir reclamaciones ante el patrón, hacer cálculos económicos o sobre cobros; y realizar los trabajos de matemáticas a partir de hechos reales. Son libros muy avanzados; de hecho, estas técnicas se han utilizado –muchos años después- en la educación para adultos. A pesar de ser un pedagogo muy poco conocido, hace más de una década salió una biografía interesante, La tiza, la tinta y la palabra. José Sánchez Rosa, maestro y anarquista andaluz (1864-1936), del historiador José Luis Gutiérrez Molina.

-En unas jornadas de Pedagogía Libertaria, celebradas en 2012 en Granada, destacaste el concepto de “educación integral”, con antecedentes en los primeros congresos de la AIT; y en Bakunin, Proudhon, Kropotkin o el pedagogo francés Paul Robin. ¿En qué consiste? Por otra parte, ¿qué relevancia tenía el juego?

La educación integral me parece la idea más brillante, de la que se extraen las demás. Tiene el sentido de que la educación abarque todos los aspectos de la persona, no sólo el conocimiento; también la afectividad, la sexualidad, la naturaleza, la pasión por las artes o romper la dicotomía entre el trabajo manual e intelectual. Bakunin, además de otros anarquistas con un posicionamiento más político, defendieron que la educación se dirigiera a las personas, y no a la formación específica de obreros, intelectuales o élites, como pueda ocurrir hoy.

Actualmente se utiliza el juego en la educación, pero tampoco se hace referencia a las escuelas racionalistas, sino a otras más externas, como Montessori o las escuelas italianas de los años 70 del siglo XX. En el municipio valenciano de Alginet hay una experiencia genial, la del maestro anarquista Higinio Noja; impulsó una escuela llamada La Armonía, en 1923, que duró varios meses y se situaba en el campo. Vivían en comunidad. Al campamento se fue el maestro con los alumnos, de modo que ya no daban las clases en los locales del sindicato (“El juego es indispensable a los niños (…). No nos pesa decir que es de absoluta necesidad que se vaya introduciendo sustancia del juego por el interior de las clases”, apuntaba un artículo reproducido en el Boletín de la Escuela Moderna. Nota del entrevistador).

-¿Qué planteó la pedagogía no autoritaria respecto al maestro?

Cambiar la idea de que eran unos profesionales que se encontraban con niños y niñas prácticamente vírgenes, y que el objetivo era embutirles la cabeza de conocimientos. Además desempeñaron el rol de acompañar en el proceso de aprendizaje, ya que se consideraba muy importante la iniciativa del alumno; trataban de ser plurales, no imponer sus criterios y dejar varias opciones –si estas existían- para que los niños y niñas pensaran. La gente se quedaría hoy sorprendida de que en los años 20 y 30 (del siglo XX) ya trabajaran por proyectos, en los que los alumnos afirmaban sus intereses. Hoy se considera este método muy novedoso. En el libro cito a José de Tapia, maestro en los años 20 en la provincia de Lleida; militante de la FAI, introdujo las técnicas de Freinet y fue un gran defensor –en Cataluña, durante la guerra de 1936- de la Escuela Nacional Unificada. José de Tapia consideraba clave la autogestión y los proyectos de trabajo; defendió además un aprendizaje integral: intelectual, manual y productivo.

-¿Y en cuanto al alumnado?

No se trataba de que los alumnos hicieran todo lo que quisieran, pero los maestros tenían una cosa muy clara: no había que cortar la búsqueda de aquello que agradaba a cada niña y cada niño, fueran materias, oficios o intereses. Se potenciaba su inclinación natural. A un alumno que se interesara por la Astronomía, no se le decía -como ocurre hoy, si el docente sigue la norma: ahora no toca, espérate al cuarto curso o esto ya se vio en el trimestre pasado… Tampoco les preocupaba que hubiera un número concreto de médicos, carniceros o maestros; ni era una educación tan mediatizada como la actual por la profesión, el qué seré de mayor; por el contrario, se tenía una concepción más holística y global de la persona. El alumno debía disfrutar de lo que hacía en el momento.

-Pero la Historia avanzaba y se plantearon nuevos retos. Llegada la hora de las colectivizaciones, escribes, “era necesaria la participación del personal técnico en las nuevas tareas productivas y la formación técnica de los y las trabajadoras de la colectividad agraria o industrial”. ¿Hay iniciativas concretas?

Enel estado español, durante la revolución social de 1936, se desarrollaron en la Escuela Politécnica Confederal de Madrid, la Industria Colectivizada de la Madera de Barcelona, la Escuela Profesional de Artes y Oficios de Elda (CNT-UGT) y el taller-escuela de la Industria Metalúrgica Socializada de Alicante, entre otras experiencias; y en el campo, en la Escuela de Militantes de Monzón (Huesca), del maestro racionalista Félix Carrasquer (quien también promovió la Escuela Eliseo Reclus de Barcelona); la Escuela de Secretarios de Colectividades de Valencia o la Universidad Agrícola de Montcada (Valencia).

-La III República Francesa estableció en el último cuarto del siglo XIX el modelo de escuela gratuita, obligatoria y laica, a partir de las leyes promovidas por Jules Ferry al frente del Ministerio de Instrucción Pública; Ferrer i Guàrdia definió de este modo el otro patrón educativo de la época: “Como tipo de enseñanza religiosa existe la que se da en las congregaciones monásticas de todos los países, consistente en la menor cantidad posible de conocimientos útiles y recargada de doctrina cristiana e historia sagrada”. ¿En qué punto quedaba la pedagogía libertaria, corría el riesgo de convertirse en una reserva para minorías?

En el ejemplo francés, la República asumió la educación del conjunto de la ciudadanía; pero desde la perspectiva de los docentes libertarios, este modelo sustituía a Dios por la patria y a los dogmas católicos por la Constitución, las leyes y las normas. Los maestros racionalistas señalaron que, en estados como el francés, donde sí había una cierta preocupación por instruir a la ciudadanía, se daban los mismos defectos que en España, donde el Estado ni se preocupaba; y donde la iglesia cumplía fundamentalmente este papel. Les parecía que los dos modelos eran muy parecidos, y tenían que romper con ellos.

Los maestros racionalistas no pretendían ser minoritarios ni que las escuelas fueran elitistas. La CGT francesa, que entonces era una organización sindicalista revolucionaria, llegó a crear -en la primera década del siglo XX- 200 universidades populares; en el estado español, tenemos cerca de 160 escuelas racionalistas documentadas –de ellas, unas 120 en Cataluña- y puede que la cifra fuera mayor; a esto hay que sumar el trabajo de centenares de docentes. Primero Solidaridad Obrera; la CNT a partir de 1910 (año de la fundación) y en los congresos siguientes (1918, 1919 ó 1936) se asumió esta pedagogía alternativa, extendida por los locales del sindicato, ateneos y bibliotecas populares. Los militantes decidieron pagar cuotas especiales para tener una serie de maestros y escuelas con estos principios; y hay otro punto importante: la gente cuyos hijos ya habían pasado por estos centros, continuaba pagando las cuotas.

-En Movimiento libertario y educación en España, concluyes: “Buena parte de los objetivos pedagógicos libertarios estaban en el programa y las realizaciones del CENU”, durante la guerra y el proceso revolucionario en Cataluña. El Comité implantó un nuevo sistema público de enseñanza…

El 27 de julio de 1936 el presidente de la Generalitat, Lluís Companys, firmó el Decreto de constitución del CENU, en cuya introducción se afirmaba: “La voluntad revolucionaria del pueblo ha suprimido la escuela de tendencia confesional. Es la hora de una nueva escuela, inspirada en los principios racionalistas del trabajo y de la fraternidad humana”. No es que Companys, de ERC, se hubiera convertido, de golpe, al racionalismo como metodología pedagógica, sino que le dictaron el contenido del Decreto; esto es lo que hay, vinieron a decirle, y lo que aplicaremos.

El Comité estaba integrado por representantes de la CNT, la UGT y los designados por la Generalitat en representación de las universidades. Entre julio y septiembre de 1936, el CENU ejerció una autoridad absoluta en el ámbito cultural y docente en Cataluña: las tesis pedagógicas libertarias triunfaron, durante la primera etapa, sobre las defendidas por la UGT; a partir de los enfrentamientos armados en mayo de 1937, los principios racionalistas y de la fraternidad humana ya no serán los hegemónicos dentro del CENU, que pasó a ser un organismo asesor.

-Además de una red pública de enseñanza “revolucionaria”, entre los logros del CENU destacas la aprobación del Plan General (de inspiración libertaria); la creación de 128.000 plazas escolares, el nombramiento de 2.000 docentes interinos en octubre de 1936, la coeducación de sexos por primera vez en España o el fomento de la escuela rural. ¿Qué debates se suscitaron en la CNT?

En octubre de 1936 se organizó un Pleno de Cataluña de la CNT en el ámbito cultural. Los representantes de sindicatos y colectivos anarquistas debatieron qué hacer: si participar en la Escuela Nacional Unificada y mezclarse con otros maestros, alumnos y programa de conocimientos; o, por el contrario, mantener e intensificar las escuelas racionalistas y el proyecto educativo anarquista. Una mayoría de la CNT y los maestros libertarios decidió aportar su experiencia a la Escuela Nacional Unificada, para construir la escuela de todas y todos (además el CENU contó con cuatro miembros de la CNT); durante un tiempo las escuelas racionalistas fueron de resistencia, pero en el momento en que pudieron intervenir en la sociedad, lo hicieron; es decir, no tenían intención de ser minoritarias. Además, aquellas escuelas racionalistas que no quisieran integrarse en la red pública, no tuvieron que hacerlo; se respetó su decisión.

-Por último, destacas a pedagogos como Puig i Elias, militante de la CNT…

Me parece un personaje clave, Joan Puig i Elias fue presidente del CENU y concejal de Cultura en el Ayuntamiento de Barcelona en 1936; pero comenzó ya en los años 20, como maestro en la Escuela La Natura del Clot (un barrio obrero barcelonés), que sostenía el sindicato textil de la CNT. Se reveló, en los conceptos, como un gran seguidor de Ferrer i Guàrdia, pero más partidario que Ferrer de trabajar la afectividad y los sentimientos con el alumnado; hoy nos referiríamos a la “inteligencia emocional” en el proceso de aprendizaje. También resaltaría a José de Tapia y a maestras como Antonia Maimón, sobre quien Carmen Agulló y Pilar Molina escribieron el libro Antonia Maymón. Anarquista, maestra, naturista (Virus, 2014). Desarrolló su trabajo en escuelas de Cataluña (Sant Feliu de Guixols y Terrassa), el País Valenciano (Elda y Villajoyosa) y Murcia (Beniaján).

Fuente: https://kaosenlared.net/entrevista-a-emili-cortavitarte-los-maestros-anarquistas-potenciaron-los-valores-y-la-inclinacion-personal-de-cada-alumno/

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Los cambios en educación dependerán de cómo se concreten

Por: Agustín Moreno

No está clara la apuesta real por la red pública y por la reducción progresiva de la educación privada sostenida con fondos públicos

 

Es un buen regalo de Reyes y comienzo de 2020 que por fin haya un Gobierno progresista. Las líneas del acuerdo de Gobierno hay que verlas globalmente y no solo de forma sectorial para valorar en su conjunto los compromisos que asumen ante la ciudadanía. En este sentido, es importante que se dediquen la mitad de los puntos a aspectos sociales, conscientes de que ese es el camino más eficaz para mejorar la situación de la mayoría social, colocar en el centro de gravedad otros temas diferentes a los que han copado el debate público en los últimos tiempos, y como vacuna frente al avance de la ultraderecha.

En mi opinión, hay cuatro grandes ejes para medir si realmente se coloca la educación como prioridad estratégica para mejorar la equidad, la formación de las personas y la cohesión social y democrática de este país.

1. La sustitución de la LOMCE. Es importante el compromiso de derogar una ley rechazada por la comunidad educativa con sus movilizaciones (Marea Verde), por la mayoría de los grupos parlamentarios y de negativos efectos en la calidad. Pero no se trata de suprimir un símbolo denostado, sino saber por qué se sustituye. La mejor manera de medir la profundidad del cambio es comparar las propuestas del Gobierno con el “Documento de Bases para una nueva Ley de Educación” elaborado por todos los sectores progresistas de educación.

Y las diferencias son grandes, si el cambio se reduce a poco más que la necesaria supresión de los itinerarios segregadores (y, supongo, que a la recuperación de programas como los de diversificación que funcionaban muy razonablemente y se los cargó el ministro Wert) o a que la Religión no cuente para la nota.

2. Red pública o doble red. No está clara la apuesta real por la red pública y por la reducción progresiva de la educación privada sostenida con fondos públicos. Uno de los grandes problemas de la educación es la doble red que selecciona y segrega al alumnado por razones socioeconómicas, clasistas. Y sobre esto no veo nada concreto. Suprimir los conciertos a los centros que segregan por sexo está bien, pero son una pequeña realidad. Insistir en la gratuidad que ya dice hoy la ley “informando a las familia” es un brindis al sol, porque serán las comunidades autónomas las que pongan o no medidas para garantizarlas. No se aborda un horizonte de negociación para suprimir la anomalía de los centros concertados e incorporar su función en la red pública.

3. La laicidad de la escuela. Corregir la barbaridad de la LOMCE de que la asignatura de Religión computase para la nota media y para las becas es lo más elemental. Ya es voluntaria y que no tenga asignatura alternativa es poco relevante. Debería asegurarse la libertad de conciencia de los niños y niñas, según dicen las Convenciones de Naciones Unidas y, para ello, la religión confesional debe de salir de la escuela y del currículo, no solo del horario escolar. Y abordar, de una vez por todas, la derogación de un concordato preconstitucional que carga de privilegios a la Iglesia católica en su labor adoctrinadora, como aprobó la mayoría parlamentaria con la PNL de febrero de 2018.

4. La Financiación. El compromiso de llegar al 5% del PIB desde el actual 4,2% está bien, ya que son 8.000 millones de euros más que fueron los que recortó el PP, pero se demora mucho en el tiempo (no se alcanzarían hasta 2025). Hace falta una fuerte e inmediata inversión en educación porque no se nota la reversión de los recortes en los centros educativos, hay que mejorar las becas y la calidad. Con este compromiso no hacemos otra cosa que aproximarnos a la media de la Unión Europea. Y esto no es suficiente: hay que trazar un horizonte de futuro hacía el 7% del PIB si queremos que España esté a la cabeza de la calidad educativa.

Muchos temas que se apuntan en el programa de gobierno están en función de cómo se produzca la financiación, de cómo se desarrollen los acuerdos con las comunidades autónomas (CCAA) y de si son o no prescriptivos para ellas. Estamos hablando de poder financiar nuevas etapas educativas como la de 0 a 3 años; de un plan eficaz contra el fracaso escolar y el abandono temprano; de reducir la interinidad (aunque no se dice cómo) del profesorado y evitar los despidos para no pagar el verano; de reducir la precariedad del profesorado universitario; de mejorar la política de becas y de reducir las tasas universitarias a la situación anterior a los recortes… Compromisos de valor aunque sin concretar que aparecen en el programa de Gobierno.

Vista la experiencia de la ley 4/2019 que aprobó el Gobierno de Pedro Sánchez, que debía de servir para revertir los recortes de Rajoy (DL 14/2012) y que apenas se ha notado en los centros educativos en la reducción de jornada y de ratios, porque dejaba en manos de las CCAA su concreción y aplicación, se puede temer que algunos opten más por cambios aparentes que reales.

Así las cosas, estando bien una serie de propuestas, no dejan de ser insuficientes los cambios que se plantean en educación. Y, ojo, ello siempre que haya una movilización suficiente de la comunidad educativa y de la ciudadanía progresista, porque seguramente saldrán a la calle de manera preventiva las fuerzas que defienden los privilegios, el negocio y el adoctrinamiento religioso en educación. Una nueva ley y otra política educativa serían una buena ocasión de apostar en serio por la educación pública, pero todo depende de cómo se desarrolle.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=264090

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