El reglamento de la escuela especificaba que los pantalones cortos estaban prohibidos… pero no las faldas.
Esta semana, unos 30 escolares de la Academia ISCA en Exeter, en el suroeste de Inglaterra, decidieron asistir a clases en falda para mostrar su descontento con el reglamento de la institución que no les permitía ir en short a pesar de las altas temperaturas registradas en el país.
Este viernes quedó demostrado que su inusual método de protesta resultó ser efectivo.
La Academia ISCA informó que «como los veranos se están volviendo más calurosos», los pantalones cortos serán parte del uniforme a partir del año que viene.
Según aclaró la escuela, no aprobaron un cambio inmediato en el código del uniforme porque «pondría una presión indebida en algunas de las familias» y los niños que participaron de la protesta no fueron penalizados.
También detallaron que debido a las altas temperaturas recientes, los alumnos tenían ciertas libertades como no usar el saco o desabrochar el primer botón de las camisas «si sentían demasiado calor».
La directora de la Academia ISCA, Aimee Mitchell, ya había dicho a la BBC: «Como el tiempo cálido se está volviendo la norma, estaría dispuesta a considerar un cambio para el futuro».
«En la actualidad, los pantalones cortos no forman parte de nuestro uniforme para niños y no quisiera hacer ningún cambio sin consultar tanto a los estudiantes como a sus familias«, agregó entonces.
El código de uniforme de las escuela permite a los niños usar pantalón largo y a las niñas usar tanto pantalón como falda.
Claire Reeves, cuyo hijo estudia en esa escuela, dijo a la BBC: «Me siento muy orgullosa de que defiendan sus derechos. La gente siempre está hablando de igualdad de derechos para hombres y mujeres, y el uniforme escolar no debería ser una excepción».
Uno de cada cinco niños en países ricos vive en pobreza relativa, y una media de uno de cada ocho sufren inseguridad alimentaria, según el último informe publicado el 15 de junio por la Oficina de Investigación de Unicef (Innocenti).
El documento, “Creando el futuro: Niños y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG) en países ricos”, es el primero en evaluar la situación de los infantes en 41 naciones de ingresos elevados con respecto a nueve de estas metas, las más importantes para el bienestar de los menores.
Se trata de las metas para poner fin a la pobreza, acabar con el hambre, garantizar una vida sana y promover el bienestar, una educación de calidad, la promoción de trabajo decente y crecimiento económico sostenible, reducir las desigualdades, ciudades y comunidades sostenibles, una producción y un consumo responsable y paz, justicia e instituciones fuertes.
Una persona sufre pobreza relativa cuando vive en una familia cuyas ganancias son inferiores al 60 por ciento del ingreso medio nacional.
Los países que de media mejores resultados obtienen en todos los objetivos son, por ese orden, Noruega, Alemania, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Islandia, Suiza, Corea del Sur, Eslovenia, Holanda, Irlanda, Japón, Reino Unido y Luxemburgo.
Les siguen Austria y en décimo sexto lugar España, que recibe las mejores notas en materia de salud (tercer puesto) y la peor en materia de trabajo y crecimiento económico (posición 36).
En España el 30.5 por ciento de los niños viven en pobreza relativa, la sexta tasa más elevada del ránking, y el 31 por ciento en pobreza multidimensional, que identifica múltiples carencias a nivel de los hogares y las personas en los ámbitos de la salud, la educación y el nivel de vida, según el informe.
No obstante, los beneficios sociales reducen la pobreza por ingresos en un 22 por ciento, lo que sitúa a España en el vigésimo octavo puesto bajo el objetivo de poner fin a la pobreza.
En cuanto a esta meta hay grandes disparidades, dado que en Dinamarca, Islandia y Noruega uno de cada 10 niños viven en pobreza relativa, mientras que en Israel y Rumanía son uno de cada tres.
Los países que peor se posicionan en el ránking general son Chile, el último en la clasificación, Bulgaria, Rumanía, México, EEUU, Turquía, Israel, Nueva Zelanda, Lituania, Hungría, Grecia, Eslovaquia y Malta.
En la parte media se encuentran, detrás de Austria y España, Estonia, Portugal, Francia, la República Checa, Australia, Croacia, Polonia, Italia, Canadá, Bélgica, Chipre y Letonia.
“Los países ricos están aún lejos de conseguir los SDG más relevantes para los niños. Si tuviera que dar notas a los países ninguno sacaría la mejor”, señaló el jefe de la Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas de Innocenti, José Cuesta.
Entre las buenas noticias destacan mejoras en la educación infantil o la reducción de la mortalidad neonatal, pero en el lado negativo se encuentran “brecha sustanciales” en la reducción de la pobreza de los niños, una desigualdad creciente, una obesidad mayor y una salud mental peor, explicó.
Según el informe de Unicef, el índice de obesidad entre los niños de 11 a 15 años y el porcentaje de adolescentes que informan de dos o más problemas de salud mental por semana “está aumentando en la mayoría de los países”.
La especialista en Políticas Sociales de Innocenti, Yekaterina Chzhen, recalcó también que “ningún país rinde bien en todos los objetivos”, porque incluso el mejor posicionado, Noruega, solo consigue una nota media en “producción y un consumo responsable” y “paz, justicia e instituciones fuertes”, o lo que es lo mismo, el objetivo de la violencia.
Los países que se encuentran en la cola, no obstante, obtienen resultados malos en casi todos los objetivos y se observa que aquellos con más desigualdad tienden a rendir peor en los aspectos de pobreza, nutrición, salud y educación, explicó.
La experta destacó, además, la fuerte variación en la inseguridad alimentaria de niños en países ricos, ya que en EEUU y el Reino Unido, por ejemplo, uno de cada cinco niños sufren esta lacra, en tanto que en México y Turquía son uno de cada tres.
Cuando hablamos de violencia en las aulas solemos referirnos a agresiones físicas o verbales, que pueden ir dirigidas contra el mobiliario del centro, contra los profesores o contra los propios compañeros. En ocasiones, interviene un único compañero que te tiene enfilado y hace lo que sea por hacerte la vida imposible. En otras muchas, aparecen pandillas más o menos organizadas, que marcan su terreno en el recreo, en los pasillos, en los baños y en los alrededores del centro.
Son actualmente muy comunes las películas, sobre todo las norteamericanas, de alumnos navajeros, delincuentes que se encuentran en el instituto como en una cárcel. Siempre acaban convirtiéndose en mansos corderitos, ya sea por medios bondadosos y angelicales o por otros más eficaces y expeditivos, de profesores expertos en karate y didácticas más ligadas a la violencia que a la solidaridad.
La violencia es real, se da entre los alumnos, que reproducen en muchas ocasiones la que viven en el ambiente familiar, se da hacia los profesores, tanto por parte de los alumnos como de sus padres, se da entre los profesores entre sí, la menos veces física, pero no por ello es menos importante, se da, en fin, de los profesores hacia los alumnos.
La televisión, el cine, y el cómic, promueven y potencian en mayor medida las vías competitivas en las relaciones profesor-alumno; los alumnos entre sí también suelen estar enfrentados, los profesores entre sí suelen estar divididos. Profesores y alumnos son enemigos irreconciliables. En caso contrario, no hay argumento para un guión. En la escuela se reproducen los mecanismos de un cuartel. Alguien tiene que salir ganando, porque el que manda, manda. Lo más normal es que sea el profesor. Casi siempre. En ocasiones, el grupo de alumnos promueve un cambio forzoso, en el que el profesor pierde. Podemos recordar el anuncio de la televisión en el que un profesor encuentra un preservativo en el gimnasio; todos los alumnos, uno a uno van levantándose para culparse.
Link de descarga: https://www.youtube.com/watch?v=8x-HUepIFBU
En veinticinco días, la primera ministra británica ha destrozado una ventaja de veinte puntos sobre el Partido Laborista y la ha dejado en solo cuatro. Un Reino Unido en estado de shock acude este jueves a las urnas y, dejando a un lado los atentados, los expertos siguen sin explicarse cómo Theresa May ha cometido tantos fallos.
A Theresa May no le queda nada con qué taparse. Sus errores, la campaña y los recientes ataques terroristas han arrasado con todo y la han dejado desnuda frente al votante británico. Se había creído ya la refundadora del Partido Conservador, un nasty party convertido en algo más amable, más justo, más social. Estaba segura de que el electorado británico quería escuchar lo mal que estaban las cuentas estatales y los sacrificios que quedaban por hacer, les gustase o no. Y pensaba incluso que, pese a sus titubeos, su voz quejumbrosa, sus lapsus y su nula expresividad corporal, sonaba hasta convincente. Pero no. La verdad y el pasado han emergido con fuerza y han arrasado ese armazón de lideresa maternal que su equipo de campaña ha intentado crear.
Pese a ello, es muy probable que Theresa May gane mañana.Estaríamos hablando, no obstante, de una de las victorias más amargas y denigrantes que se recuerdan. En menos de un mes, Theresa May ha destruido la ventaja de veinte puntos que el Partido Conservador tenía sobre el Partido Laborista y la ha dejado, según la última encuesta de YouGov, en tan solo cuatro. Dieciséis preciados puntos convertidos en polvo y barridos del mapa.
Los expertos no creen que esos cuatro puntos de diferencian tengan una traducción real en las urnas.“Las encuestas acaban dando peso al voto joven porque no saben cómo se va a comportar; no obstante, a la hora de la verdad, es el sector que menos acude a las urnas”, precisa David Cowling, experto en Opinión Pública del King’s College London. Los cuatro puntos de diferencia son improbables, pero los analistas sí que apuestan por una reducción de los veinte puntos iniciales a una horquilla que va de los catorce a los once. Además, intuyen que va a haber un repunte de la abstención y de los votos en blanco y nulos a modo de protesta por la decepción y desconfianza que les produce tanto Theresa May como Jeremy Corbyn.
El declive de Theresa May comenzó la soleada tarde de 18 de mayo en Halifax, una pequeña ciudad al norte del país asfixiada por el cierre masivo de fábricas textiles, y alcanzó su cénit este pasado sábado, en el puente de Londres, tras un atentado perpetrado por tres fundamentalistas islámicos conocidos por la policía británica. Durante esa soleada tarde de mayo, la premier británica presentó el programa electoral de su partido, un documento calificado por muchos analistas como un auténtico “suicidio político”. Noventa hojas plagadas de silencios, frases ambiguas y, sobre todo, letra pequeña. Los cinco días previos a la votación, el terrorismo islámico y la inmigración han centrado los debates y han surgido peligrosas dudas sobre la gestión que May hizo del Home Secretary, el Ministerio del Interior británico, cuando, de 2010 a 2016, fue su máximo responsable.
Una concatenación de fallos, ataques fortuitos y arrogancia que, juntos, conforman la estrategia perfecta para ganar unas elecciones de forma mediocre cuando, hace tan solo veinticinco días, las encuesta vaticinaban una mayoría jamás vista en la Cámara de los Comunes. Así es cómo lo ha conseguido:
1.Ha reducido en 21.500 el número de policías que patrullan las calles
Por cautela o por respeto, tras el atentado de Mánchester, los partidos de la oposición se contuvieron a la hora de relacionar los atentados en suelo británico con los recortes que May llevó a cabo en el Ministerio del Interior y en el Cuerpo de Policía. Esta vez no lo han hecho y han conseguido desviar la atención mediática hacia el pasado de May como home secretary.
Jeremy Corbyn, líder laborista, habla de un recorte del 18% en el Ministerio de Interior y de una reducción de 21.500 policías en seis años. Los oficiales de este cuerpo se dividen entre los que aseguran que, con más efectivos, pueden frustrarse más ataques y los que opinan que ataques como los de las pasadas semanas son imposibles de prever por muchos policías que tengas. Mientras, May calla y, cuando la ponen demasiado contra las cuerdas, se defiende argumentando que las partidas destinadas a servicios secretos y lucha antiterrorista nunca disminuyeron. Aun así, es consciente de los fallos que ha habido y de lo difícil que es explicar a los ciudadanos británicos que, aunque la policía tenía fichados a los terroristas y uno de ellos apareció en un programa de televisión sobre yihadismo, no se pudo hacer nada por evitar el atentado.
Por lo general, un atentado en vísperas de unas elecciones suele favorecer a las fuerzas conservadoras de un país. Algunos estudiosos hablan de hasta un 2% de aumento en la intención de voto. En España, tras el 11M y la actuación del Gobierno de José María Aznar, no fue así, y, en las pasadas elecciones francesas, tampoco se vio un incremento significativo en los porcentajes que obtuvo Marine Le Pen. Inglaterra va camino de ser una nueva excepción, un imprevisto que no favorecerá ni a la derecha ni a la izquierdaya que, entre amplias capas del electorado, no sienta bien que Jeremy Corbyn llamara “amigos” a Hezbolá y a Hamas, ni que, tras los atentados de Niza, se opusiera a una concesión del parlamento británico que permitía a los policías disparar de manera preventiva a sospechosos en el caso de que vieran signos de ataque terrorista.
2. Les ha dicho a los ancianos que se van a quedar sin casa a cambio de sus cuidados
Tiene gracia que, cerca del cuartel general de los conservadores en Halifax, el lugar escogido por Theresa May para presentar su programa electoral, haya un monumento a la Halifax Gibbet, la guillotina que hizo famosa a esta localidad en toda Inglaterra y que siguió decapitando cabezas hasta bien entrado el siglo XVII. Theresa May también salió decapitada de esta ciudad, bastión del laborismo más próximo a Corbyn, y, paradójicamente, su sentencia de muerte aparecía escrita en la página 65 de su manifiesto: A long-term plan for elderly care, un plan a largo plazo para el cuidado de nuestros mayores.
En la actualidad, todos los mayores con activos que no superen las 23.250 libras –de esta cifra se excluye el precio de la vivienda– tienen derecho a asistencia a domicilio gratuita. Esto, al Estado británico, le supone un coste anual de 16.400 millones de libras y se estima que, para 2040, el número de personas que pueden optar a esta ayuda va a cuadruplicarse.
El sistema está en crisis y Theresa May, lejos de aumentar las partidas públicas para este fin, quiere que más gente pague por este servicio. En el manifiesto lo intentaron presentar de forma enrevesada pero, al final, les descubrieron. May proponía que solo los que tuvieran activos por más de 100.000 libras pagasen por los cuidados –el resto, gratis–. El problema venía cuando, en la anotación al pie de página, leías que, en esas 100.000 libras, se incluye también el valor de la vivienda que poseas. Y esto, en un país en el que la media de una vivienda se sitúa en las 216.000 libras, supone que prácticamente todos los ancianos tendrían que pagar por sus cuidados –bien, anualmente; bien, una vez fallecidos, detrayéndolo de la herencia y de las viviendas que dejen a sus herederos–.
Nada más conocerse,la ventaja de los conservadores se desplomó siete puntos. Algo inaudito. Cuatro días después, Theresa May, claramente descompuesta, anunciaba en las mañanas de la BBC que daba marcha atrás y que la nueva propuesta de los tories era establecer un límite máximo a pagar por las personas mayores que no recibían cuidados gratuitos.
3. Les ha dicho a los niños de primaria que se van a quedar sin comidas gratuitas
Aunque Theresa May se empeñe en decir que no es Margaret Thatcher, lo cierto es que medidas como el cese de las comidas calientes durante los tres primeros años de primaria no hacen sino reforzar esa imagen de baronesa sin sentimientos empeñada en reducir al máximo los gastos estatales. En 1971, Margaret Thatcher, por aquel entonces ministra de Educación, consiguió que se dejase de dar el vaso de leche que, desde 1946, recibían diariamente los alumnos menores de dieciocho años en las escuelas e institutos. May quiere eliminar las comidas calientes pero, a cambio, quiere dar de desayunar un brick de leche y algo de bollería a todos los niños que cursen educación primaria.
Estrellas de la cocina como Jamie Oliver han advertido ya a Theresa May de que la desaparición de una comida en la que los estudiantes consumían cuatro piezas de fruta y verdura tendrá consecuencias dramáticas para la lucha contra la obesidad infantil en Reino Unido –se calcula que un tercio de los niños de once años en ese país tienen sobrepeso–. Pero el cambio, además, encierra otra lectura de contenido político: es la forma de May de desmarcarse del legado anterior de David Cameron. Las comidas calientes fueron una concesión que, en 2015, tuvo que hacer Cameron a los liberal-demócratas para gobernar en coalición con ellos. Theresa May quiere desmarcarse de ese gobierno del pacto y, de paso, ahorrarse1.000 millones de libras que supondría el cambio de las comidas calientes a los desayunos fríos.
4. Les ha dicho a los pensionistas que les vas a quitar las ayudas a la calefacción
Aquí hay que admitir que Theresa May lleva algo de razón: independientemente del nivel de tu renta, si vives oficialmente en Reino Unido y naciste antes del 5 de mayo de 1953, el Estado británico te paga 300 libras para costear los gastos de calefacción. Esto se traduce en que los pensionistas multimillonarios y los más humildes reciben la misma cantidad de dinero. May quiere acabar con este sistema y ha anunciado una profunda revisión de los requisitos para recibir la ayuda. Los más pobres la tienen garantizada, los más ricos la dan ya por perdida, y el amplio espectro de la clase media teme que el límite de renta sea bajo y se queden sin trescientas libras. Por esta razón, han apostado por la oposición frontal.
Nadie entiende cómo May se ha atrevido a abrir este debate en medio de unas elecciones. Unos lo achacan a su arrogancia y al convencimiento de que, haga lo que haga, va a ganar las elecciones. Otros la acusan de escuchar solo a su círculo más íntimo de consejeros, fervientes thatcheristas liderados por Nick Timothy, su jefe de personal. Y luego están los que piensan que, directamente, le faltan miras políticas.
Algunos comentaristas se preguntan incluso si Theresa May sufreepisodios de amnesia: en su corta estancia en el 10 de Downing Street, cada vez que ha propuesto algo en el ámbito energético, ha salido muy mal parada –más dentro que fuera de su partido–. Nada más llegar, propuso establecer un límite en lo que las familias pagaban por la electricidad y la calefacción de sus casas. Las facturas estaban creciendo a un 6,9% anual. A los pocos días de anunciar esta medida, se descubrió que el ala más conservadora del partido, firme defensora del libre mercado y del no intervencionismo estatal, estaba conspirando en contra de Theresa May. La primera ministra no podía permitirse una revuelta tory a ocho días de entrar en Downing Street y decidió dejar de hablar del tema. Resultado: pérdida de tres puntos en las encuestas y ascenso del laborismo en dos.
5. Ha rechazado todo debate y cara a cara con el líder de la oposición
A estas alturas, el electorado británico tiene claro que la oratoria no es precisamente el punto fuerte de Theresa May. Lo demuestra todos los miércoles, en la Cámara de los Comunes, cuando tiene que someterse a las afiladas preguntas de los diputados laboristas. David Cameron y Margaret Thatcher eran maestros en no contestar, en devolver los ataques y en dejar en ridículo al diputado de turno. Theresa May, no. Se la ve titubear, se la ve rebuscar en los papeles, se va por las ramas, se le ríen en su propia bancada, pasa las preguntas a sus ministros. No es buena cuando no tiene un papel delante y, precisamente, ese es el riesgo que ha intentado evitar a lo largo de la campaña.
Aparte, no es un candidato que los electores perciban como cercano, agradable. “El problema es que se piensa que es Margaret Thatcher: cree que la gente va a votar por ella aunque la odien, y no es así”, escribía Owen Jones, comentarista de The Guardian. Y el problema se acrecienta cuando, en la otra bancada, tienes a Jeremy Corbyn, un líder laborista que es bueno respondiendo; que, pese a las revueltas internas, transmite una imagen de serenidad y control; y que, debido a su pasado cercano al comunismo, parte del electorado lo percibe como cercano y dispuesto a luchar por ellos contra las grandes empresas.
Theresa May se ha intentado escabullir a toda costa y las excusas que ha dado han sido patéticas: cuando comenzó la campaña el 19 de mayo, rechazó una oferta de la BBC para sentarse en frente de Jeremy Corbyn y debatir. Diez días después, la premier británica conseguía que Channel 4 cambiara el formato de un programa y, en vez de estar en un mismo escenario con el líder laborista contestando preguntas del público y del moderador, el espacio se dividió en dos partes: una centrada en Theresa May y otra en Jeremy Corbyn. Obviamente, el moderador, Jeremy Paxman le espetó a Theresa May que, si no era capaz de enfrentarse a Corbyn en directo, no la veía capaz de llevar adelante las negociaciones con la Unión Europea.
Y, la última, el pasado jueves 1 de junio. Algo inaudito en las elecciones generales británicas: BBC One, horario de máxima audiencia. Un escenario, siete líderes representando a las siete las fuerzas políticas más importantes de Reino Unido y, casualmente, Theresa May no está allí. Su puesto lo ocupa Amber Rudd, ministra del Interior, perfecta, cortante, eficaz, desmontando el utópico programa económico del laborismo, dejando bien claro a los oyentes que, en las filas del partido de Corbyn, todavía no tienen claro si apoyan o no el Brexit. Mientras, Theresa May veía el debate en la sede del Partido Conservador en Londres.
Paradójicamente, es el Brexit lo que va a salvar a May de su pasado y de sus meteduras de pata. Los laboristas no saben qué posición tomar con respecto a la desconexión con Europa, los liberal-demócratas no quieren irse y piden un segundo referéndum, y, en el Ukip, todos sus antiguos líderes han huido. Esto deja al Partido de Theresa May como la única fuerza en Reino Unido que apuesta decididamente por el Brexity que, mínimamente, da la imagen de un partido competente para armar el entramado burocrático que va a necesitarse para luchar contra Bruselas. Como bien resumió Rachel Sylvester en The Times, “prepárate, Inglaterra, porque estas son las elecciones del miedo”.
La pregunta de si los padres cristianos deberían hacer “homeschooling” se está haciendo cada vez más prominente con los últimos desarrollos en los sistemas educativos del mundo. La provincia de Ontario, Canadá, por ejemplo, ha introducido contenido radical sexual en su currículo de salud física, enseñando a los niños en el tercer grado sobre el matrimonio homosexual y la homosexualidad, y a los grados 6 y 7 sobre “masturbación, sexo oral, y anal”. Como dijo el erudito Dr. Scott Masson, el nuevo currículo de la educación sexual es “nada más que un experimento sobre nuestros hijos por parte de los niños de la revolución sexual”, y un cambio de “ignorar a los padres a operar explícitamente contra ellos”.
Desde entonces, un número creciente de familias cristianas han despertado a la realidad de que el sistema de educación pública no es verdaderamente “secular”, es decir, religiosamente neutral. Las presuposiciones religiosas son de hecho anticristianas, arraigadas en la filosofía de la Ilustración. Este racionalismo socava la cosmovisión cristiana al sugerir que el hombre puede llegar a algún conocimiento sobre la realidad, la ética, y la epistemología independientemente de Dios. Y por lo tanto, sin necesidad de Dios, el hombre puede resolver los problemas del mundo solo mediante la razón.
Por supuesto, esta concepción abstracta de la “razón” no existe. Lo que el hombre tiene es el entendimiento, y este entendimiento de la realidad, la ética, y el conocimiento puede ser verdadero o falso. Si se conforma a la palabra de Dios, entonces es la sabiduría de Dios (Prov. 9:10); pero si es contrario a la palabra de Dios, entonces es la necedad de este mundo, el pensamiento caído del hombre natural (Ef. 4:18). Por supuesto, el cristiano no tiene un entendimiento completamente verdadero, ya que todavía se ve afectado por los efectos noéticos (sobre la mente) del pecado, por eso es continuamente corregido por la palabra de Dios.
La razón por la que muchas familias cristianas se han apercibido de estas enseñanzas es porque todos, en algún momento, hemos creído en la idea de un espacio “neutral”. Esto es resultado del pensamiento de la Ilustración, enraizado en lo que los educadores propusieron como la teoría de la “pizarra en blanco” para la mente humana (tabula rasa). Este concepto niega la depravación de la humanidad y sugiere que el hombre nace con una pizarra neutral y en blanco, y por lo tanto no está formado y es irreligioso.
La educación, por lo tanto, es vista por el humanista como una herramienta por medio de la cual se puede traer la salvación de la humanidad. Esto a su vez propuso la división de lo secular y lo sagrado, relegando la religión a la esfera privada, e insistiendo en que todas las cosas en la esfera pública son irreligiosas y neutrales. Pero la educación no es neutral; de hecho, nada en la esfera pública es neutral, porque el hombre mismo no es un ser religiosamente neutral. Él está ya sea de acuerdo con el verdadero entendimiento —sujeto al señorío de Cristo— o desalineado con la necedad y en hostilidad contra Él. En el caso del sistema de educación pública canadiense, su filosofía humanista subyacente es la necedad y la rebelión moral.
Historia de la educación pública
Aunque las escuelas públicas de hoy son cada vez más humanistas, no siempre fueron así. Aunque las escuelas fueron fundadas y financiadas por el estado, el currículo y la naturaleza religiosa de la educación estaba en gran parte “bajo control local y extensamente dado a la influencia religiosa”.1 Esto explica por qué la lectura de la Biblia y la oración fueron integral a la jornada escolar. Los padres todavía eran considerados como los educadores primarios de sus hijos, y como resultado eran consultados, junto a los líderes cristianos de las comunidades Protestantes y Católicas. Sin embargo, con la filosofía de la Ilustración, la educación pública fue envenenada por presuposiciones humanistas y finalmente se convirtió en lo que es hoy.
Esto, por supuesto, no significa que los maestros cristianos dentro del sistema de educación pública están de acuerdo con la agenda del Estado y la filosofía de la Ilustración. Hay profesores cristianos que trabajan como misioneros dentro del campo, buscando de preservar el derecho de los padres e impactar, tanto como les sea posible, con las verdades de la Palabra.
Sin embargo, es muy posible ver un día cercano en que será virtualmente imposible ser un cristiano fiel en un sistema impío. Ese ya es el caso en el contexto canadiense. A los cristianos se les ha dicho que se conformen a las nuevas normas y la ética moral del estado, o que abandonen sus trabajos; por eso hay un creciente desempleo de maestros cristianos.
Alternativas cristianas
A medida que las familias han despertado a esta realidad —que al enviar a sus hijos a la Roma pagana, a menudo muchos regresan romanos— la necesidad de una educación cristiana se ha hecho cada vez más clara.
La educación cristiana ha tomado dos formas principales: la educación en el hogar (homeschooling), y la educación institucional.
Educación en casa
En homeschooling, los padres mantienen y ejercen su derecho de ser los educadores primarios de sus hijos. Y como sujetos a Dios, deben instruirlos en el camino del Señor, no solo teológicamente, sino en todos los aspectos de su currículo. Existen varios recursos disponibles que proporcionan currículos para los padres que se quedan en casa, incluyendo BJU Press. Un ejemplo de la exhaustividad de la educación cristiana se proporciona en el libro Biblical Worldview: Creation, Fall, Redemption [Cosmovisión bíblica: Creación, caída, redención] de Mark L. Ward.
Sin embargo, para proporcionar una educación saludable, los padres también deben evitar la inclinación de aislar a sus hijos de la cultura pública. Los niños, después de todo, no son educados para permanecer dentro de sus lugares “seguros”, sino para que pueden aprender a deconstruir las cosmovisiones antitéticas del mundo mientras aplican la verdad de Dios a cada área de la vida.
Nuestra tarea como padres, entonces, es educarlos y prepararlos para que puedan salir al mundo como misioneros en el sentido más amplio del término, proclamando un cristianismo exhaustivo.
Educación institucional
La otra alternativa para considerar es la educación cristiana a nivel institucional: escuelas cristianas privadas. Si es bíblicamente consistente, la escuela seguirá reconociendo a los padres como los principales educadores de sus hijos, pero como los padres han decidido, pueden delegar su enseñanza a un sistema de educación cristiana.
Hay varios excelentes ejemplos de escolarización cristiana, como el WCCA, que emplea un modelo clásico de educación cristiana. Esta educación implica enseñar a los estudiantes las herramientas del aprendizaje para cultivar un amor de aprendizaje por toda la vida (Fil. 4: 8), que al estudiar el mundo natural a través de la ciencia o apreciar las grandes obras de la música y las artes visuales, siempre son dirigidos a Dios como la fuente final de la verdad, la bondad, y la belleza.
Una tercera opción
Debido a la gracia común de Dios, en muchos países hispanohablantes la educación pública no ha abrazado por completo una enseñanza anticristiana. Así, escuchamos de hermanos en República Dominicana, trabajando dentro del sistema de enseñanza gubernamental y aun instituciones privadas, impactando sustancial y positivamente sus entidades educativas. Situaciones similares se viven en Guatemala, con diversas instituciones de principios cristianos que, si bien privadas, manejan costos accesibles para padres de clase media baja. Perú, Puerto Rico, Colombia, y otros países presentan testimonios similares.
Por tal razón, y por la gracia de Dios, es posible que en algunos casos, familias cristianas puedan verse involucradas en los sistemas seculares, sin poner en riesgo los valores de la Palabra, y aun siendo de testimonio a su alrededor. Por supuesto, eso requiere de una valentía especial, discernimiento de sus circunstancias, y profunda dependencia del Señor, junto a una iglesia sana.
El papel de la Iglesia
También debemos tener en cuenta que hay muchos padres que tal vez no son capaces de hacer homeschooling o inscribir a sus hijos en escuelas cristianas privadas debido a su situación financiera. Habiendo venido de una casa de bajos ingresos cuando era más joven, mis padres tuvieron que trabajar para cubrir nuestros modestos gastos de vida, y a menudo lo que se ganaba no era suficiente para ninguna de las alternativas. Como resultado de mi experiencia, tengo una gran simpatía por los padres que se encuentran incapaces de pagar tal educación cristiana. Esto presenta una valiosa oportunidad para que la iglesia ayude financieramente a tales padres, proporcionando becas o haciendo que la educación cristiana sea más asequible.
Ningún soldado es lanzado al campo de batalla sin el entrenamiento apropiado, primero debe ser entrenado antes de que pueda ser enviado a la batalla. El mismo principio se aplica a nuestros hijos, llamados a ser profetas, sacerdotes, y reyes de Dios. Si esperamos ver una iglesia fuerte y vibrante que sea capaz de crear y cultivar una cultura cristiana, primero debemos recuperar la educación de nuestros hijos. Y de ninguna manera podemos dejárselo al estado o a aquellos que no conocen a Dios.
[1] Rousas J. Rushdoony, Intellectual Schizophrenia: Culture, Crisis and Education (Vallecito, CA: Ross House Books, 2002), 59.
United Kingdom/june 13, 2017/By: Rachael Pells/Source :http://www.independent.co.uk
Industry leaders speak favourably of the education minister, who has been re-appointed despite perceived differences in opinion to the Prime Minister.
Justine Greening has been re-appointed as Secretary of State for Education and Minister for Women and Equalities, following another cabinet reshuffle.
Despite winning back her Putney constituency seat with a much reduced majority vote of 1,554 down from 10,180, education industry leaders appear to be singing Ms Greening’s praises as a sensible choice for education.
In the run up to the general election, some had speculated that Ms Greening – herself known to be unenthusiastic about grammar schools – might be replaced by someone whose views were more in line with the Prime Minister’s.
The fact she has kept her role, however, has been viewed by many as a further sign that Theresa May’s much-loved grammar school expansion plans could be dead and buried.
Who is Justine Greening?
The daughter of steel workers from Rotherham, Ms Greening was educated at a state comprehensive school.
She became MP for Putney, Roehampton and Southfields in 2005, when she regained a traditionally Tory seat from a Labour stronghold, and was appointed shadow Treasury minister.
The former prime minister David Cameron moved her to become Shadow Minister for Communities and Local Government in 2009.
She entered the Cabinet in 2011 after being appointed as Secretary of State for Transport before being reshuffled to Secretary of State for International Development until last year.
Before taking over as Education Secretary and Minister for Women and Equalities from Nicky Morgan, Ms Greening made a public announcement that she was in a same-sex relationship – making her one of very few openly LGBT members in the Cabinet.
Tweeting just two days after the EU referendum vote, she said: «Today’s a good day to say I’m in a happy same sex relationship, I campaigned for Stronger In but sometimes you’re better off out».
What has she achieved in her first year as Education Secretary?
Following her appointment in July 2016, Ms Greening moved quickly to scrap a number of policies, including forced SATs re-sits for 11 year-olds and the controversial plan to force all schools in under-performing areas to become part of an academy chain.
While she initially followed suit in praising Ms May’s grammar school plans, later interviews with the Secretary of State revealed her personal difference in opinion.
Ms Greening was praised for seeing compulsory sex and relationships education pushed through for all schools, and is also known to have a good relationship with teaching unions – despite being heckled over the grammar schools pledge at the Association of School and College Leaders conference in March.
Russell Hobby, general secretary of school leaders’ union NAHT, said he welcomed her reappointment.
“In the last few months she has shown a willingness to engage with the profession on important issues, such as primary assessment and PSHE, paving the way for crucial changes in policy,” he said.
“NAHT has worked well with the minister on the current consultation on primary assessment, and we look forward to continuing that to drive through the positive changes this contains.
“The biggest challenge for the minister will be school funding and she will need to argue vigorously for the needs of schools with her cabinet colleagues,” he added.
What can we expect from her now?
Since the Tories lost their majority in the election vote, it remains unclear which education policies will be put forward – if any – in the coming weeks and months.
Speaking on the BBC’s Sunday Politics programme, Graham Brady, chair of the 1922 Committee of backbench Tory MPs and a prominent supporter of grammar schools, said the party would have to “trim down our policies carefully to what we think Parliament will support”.
Another source close to Downing Street was reported to have admitted the controversial grammar schools plans were “dead” thanks to Ms May’s lost majority.
Others have speculated that the department will have no choice but to reassess school spending, following increasing pressure from school leaders and a series of budgeting blunders.
Teaching unions on Friday warned that if the Government decides to press ahead with cuts to school spending – calculated at a real-terms loss of 7 per cent per pupil – campaign efforts would “intensify” – hinting that strike action could be on the horizon.
Europa/Reino Unido/10 Junio 2017/Fuente: Aciprensa
Un nuevo estudio determinó que la tasa de embarazos de adolescentes en Reino Unido ha caído a su nivel más bajo desde 1969, luego de que el gobierno recortara la financiación de las políticas de “educación sexual”, entre los que se encuentran el aborto y la anticoncepción.
Como indica Catholic Herald, el resultado del estudio The effect of spending cuts on teen pregnancy (El efecto del recorte de gastos en el embarazo adolescente) se suma a un creciente cuerpo de investigación que expone los fracasos de décadas en torno a este tipo de políticas, que en realidad, aumentaron el número de adolescentes embarazadas, abortos y madres solteras.
En la investigación se analizaron estadísticas de 149 municipios entre 2009 y 2014, y se encontró que luego de que el gobierno central y local sufrieran recortes de presupuesto en los últimos años para “educación sexual” en escuelas y control de natalidad, las tasas de embarazo en adolescentes cayeron un 42,6% entre 2008 y 2013.
Para el año 2014 solo 4.160 niñas menores de 16 años fueron registradas como embarazadas, cifra un 10% menor que el año anterior.
Por otro lado, los investigadores informaron que las cifras de la Oficina de Estadísticas Nacionales muestran que la tasa de natalidad entre los adolescentes disminuyó en un 8,7% en el último año.
“Hay argumentos que sugieren que el impacto (de los recortes) en el embarazo adolescente puede no ser tan malo como se teme y, de hecho, que el gasto en proyectos relacionados con el embarazo adolescente puede incluso ser contraproducente”, concluyeron los autores de la investigación David Patona y Liam Wright en The Journal of Health Economics.
En pocas palabras, añadieron, “el control de la natalidad reducirá el riesgo de embarazo por actos sexuales que de todos modos hubieran sucedido, pero puede aumentar el riesgo entre los adolescentes que son inducidos a un acceso más fácil al control de natalidad, ya sea para iniciarse sexualmente o para tener relaciones sexuales con frecuencia”.
En 1999 Gran Bretaña tuvo una de las tasas más altas de embarazo adolescente en Europa después de 30 años de educación sexual basada en anticonceptivos.
Luego, la respuesta del Gobierno fue pagar a las autoridades locales decenas de millones de libras esterlinas para llevar más “educación sexual” y control de la natalidad que facilite a las niñas obtener anticonceptivos y la abortiva píldora del día siguiente.
En algunas escuelas se abrieron “clínicas de salud sexual” y las autoridades locales nombraron profesionales para promover el llamado “sexo seguro”. Además, un consejo contrató un “coordinador de condones”.
A la nueva investigación de Patona y Wright le precedió un estudio de 2009 de Teenage Pregnancy Unit (Unidad de Embarazo de Adolescentes) que también encontró que la política gubernamental estaba fallando.
No obstante, el último gobierno se comprometió a continuar con la “educación sexual”, por lo que es obligatorio en las escuelas secundarias en virtud de la Ley de Niñez y Trabajo Social de 2017.
La columnista y directora del think-thank Centre for Policy Studies (Centro de Estudios de Políticos), Jill Kirby dijo en un artículo que el aspecto más llamativo de esta investigación es que “demuestra exactamente lo que aquellos que se han especializado en esta área vienen diciendo durante años”.
“Este último hallazgo, respaldado por estudios previos, debería ser un llamado de atención a todos aquellos que no protegen a nuestros jóvenes aferrándose a ideas obsoletas y dañinas”, concluyó.
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