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“El nuevo escepticismo, o ‘escepticismo científico’, duda ante las afirmaciones pero se detiene en la roca dura de la evidencia científica.”

Por: Salvador López Arnal

Entrevista a: Angelo Fasce

Nos habíamos quedado en los negocios. ¿Negocio millonario? ¿Y qué empresas y empresarios están detrás de ese negocio?

El ejemplo paradigmático es Boiron, una multinacional de origen francés que es la que promueve y produce industrialmente homeopatía. Boiron se encarga de la difusión masiva e internacional de sus productos fraudulentos, y ha llegado a comprar cátedras universitarias. Como esta empresa hay otras, cada cual especializada en diversas pseudociencias. Cuando uno se mete dentro de ese negocio se da cuenta de que está todo muy bien organizado. Mucho más de lo que aparenta. No son pequeños iluminados que abren un centro, sino que se apoyan entre ellos y a veces funcionan casi como franquicias. Nunca verás a un acupuntor criticar a un quiropráctico o a un constelador familiar, porque están todos metidos en el mismo negocio.

Copio una parte de la información que me ha llegado de la organización del encuentro. El congreso “tiene un marcado carácter transversal, fomentando los intercambios entre diversos campos, como son la filosofía, la ciencia o el periodismo, e incorporando a editoriales y asociaciones de divulgación y pensamiento escéptico”. ¿Qué es eso del pensamiento escéptico? ¿Es lo mismo que el pensamiento crítico?

El pensamiento escéptico es como ha venido a denominarse al pensamiento crítico en los últimos años. No hay que confundirlo con el escepticismo clásico, que dudaba de todo de forma metódica y radical. El nuevo escepticismo, o ‘escepticismo científico’, duda ante las afirmaciones pero se detiene en la roca dura de la evidencia científica. La comunidad de pensadores escépticos está conformada tanto por científicos como por ciudadanos de a pie, y han desempeñado en estos años una labor realmente encomiable de feroz guerrilla contra la superchería y la pseudociencia. En nuestro país, al igual que en el resto de Europa, hay varias organizaciones muy grandes que se acercan a la gente por medios muy interesantes y cercanos (blogs, charlas en locales de ocio, centros de salud o colegios, iniciativas judiciales, etc.).

Es absolutamente imprescindible incorporarlos a un congreso como este y que la comunidad universitaria se vuelque con ellos, aprenda de su experiencia y ponga de relevancia su labor. Muchas veces son ellos los que tienen que enseñar al profesor o al catedrático cómo se han de hacer las cosas y cómo se llega a la gente, y el mundo académico puede enriquecer su labor a nivel técnico.

¿Existe en España filosofía interesada en la ciencia que tenga importancia y solidez?

Acabo de mencionar a los pensadores escépticos. Si se mira con detalle la labor que llevan a cabo uno se da cuenta de que son ellos los que están haciendo lo que la filosofía de la ciencia debería hacer. De hecho, ellos hacen lo que la filosofía de la ciencia hizo durante muchos años: mantener en vereda a la ciencia y luchar contra los fraudes pseudocientíficos. Eso hacían autores como Carnap, Popper, Lakatos, Grünbaum, Bunge y muchos otros. Pero, en algún momento entre el giro histórico, el estructuralismo, la hipertrofia en la atención a los modelos y al realismo, o planteamientos postmodernos como el programa fuerte de la sociología de la ciencia o algunos tipos de CTS, hemos perdido el norte respecto al problema de la pseudociencia, que es, al fin y al cabo, el problema de la naturaleza misma de la ciencia. Sin embargo, esta es nuestra responsabilidad social y no debemos perderla de vista nunca.

Dentro de la filosofía de la ciencia aún hay iniciativas muy interesantes. Ahí está la reciente compilación de Pigliucci y Boudry, el trabajo de autores vinculados al giro cognitivo como Thagard o Goldman; demarcacionistas actuales como Van Fraassen, Bunge, Ladyman o Hansson; o trabajos de relevancia filosófica e histórica como los de Braeckman o Nickles. La llama de este tipo de filosofía de la ciencia no se ha apagado, pese a las grandilocuencias de Laudan y de otros autores. Mantener la filosofía de la ciencia en las nubes de la completa abstracción y en el aislamiento respecto a la ciencia, donde está instalada hoy en día, sólo abocará a su paulatina desaparición como campo de estudio. Para bien o para mal, hay autores como Gordin, Sokal o el propio Dawkins que hacen filosofía de la ciencia más sólida y útil que la mayoría de filosofos de la ciencia profesionales.

Como cualquiera podrá apreciar, la gente a la que cito es toda del ámbito anglosajón, donde los grandes centros de investigación científica tienen departamentos de filosofía de la ciencia muy activos. La explicación es sencilla, y es que en el mundo hispanohablante la situación es desoladora. Hay pocos autores de relevancia en España e hispanoamérica realmente interesados por la ciencia y por hacer que la filosofía de la ciencia tenga utilidad real. La mayoría prefieren continuar aislados y enfrascados en los clásicos problemas y debates de salón. El problema, además, es estructural: los autores jóvenes interesados en este tipo de filosofía de la ciencia tienen la entrada a las facultades más complicada que aquellos que siguen en las nubes y en los círculos endogámicos de publicaciones. Sería interesante que este congreso sacara a relucir la potencia de esta forma de entender la filosofía de la ciencia, todos los puentes por construir y el ingente trabajo intelectual y social por hacer. En España también puede tener lugar. No hay nada especial en el mundo anglosajón, sólo las ganas de hacer las cosas.

Algunas preguntas sobre lo que acabas de apuntar. Hablabas del programa fuerte de la sociología de la ciencia. ¿Qué programa es ese? ¿Por qué es un programa postmoderno?

Me refiero a lo que ha venido a llamarse ‘Escuela de Edimburgo’, con el añadido de autores como Latour. El programa fuerte predica que para entender el contenido mismo de las teorías científicas, incluido su éxito y su aceptación social, lo primordial es el análisis sociológico. Se trata de una visión profundamente constructivista y relativista del conocimiento científico. Genética mendeliana y lysenkismo están al mismo nivel: una es una creación social de la Inglaterra victoriana y la otra un producto del régimen soviético. Nada más. Las evidencias, la capacidad explicativa o predictiva quedan totalmente de lado en su análisis, porque, se supone, son construidas por los científicos. Digo que se relaciona directamente con la postmodernidad porque está íntimamente relacionada con los principales lineamientos de este, por llamarlo de alguna manera, ‘movimiento’. Rorty, por ejemplo, es un autor muy influyente en ellos.

¿Qué es eso del CTS? ¿Ciencia, Tecnología, Sociedad? ¿Qué autores, que corrientes filosóficas están detrás de esas siglas?

Si, son los estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad. Estos estudios son muy interesantes cuando están bien hechos y no se extralimitan ideológicamente. Se trata de analizar los condicionantes y las implicaciones sociales y políticas en la tarea científica. El problema de la CTS es que se ha terminado convirtiendo en un coladero de posmodernidad, relativismo y sociologismo, que han acabado desvirtuando un campo de prometía ser más interesante de lo que es. Tengo la intuición de que todo comenzó a ir mal a raíz de la lectura radical de Kuhn y de la hipertrofia del alcance de su concepto de gestalt .

No es mi intención criticar toda la CTS, hay estudios muy serios y gente muy válida en el campo. Antes, durante los 70′ y 80′ era un campo muy interesante con aportaciones de relevancia respecto a las relaciones entre la ciencia, la sociedad y la política. Pero hoy en día la perspectiva del programa fuerte, la visión de la actividad científica de Woolgar o los desarrollos típicamente posmodernos de Latour han ido ganando terreno. En la CTS actual uno puede encontrarse una fervorosa actitud anticientífica, lo cual podría estar bien si dicha actitud estuviera bien fundamentada en lugar de emanar de posiciones puramente ideológicas.

Aparte del mundo anglosajón, ¿no habría que considerar otros mundos que también están en éste? Pienso, por ejemplo, en alguien tan francés, pero tan analítico y científico como Jacques Bouveresse. ¿No merece reconocimiento su obra al hablar de estos temas?

La obra de Bouveresse es muy interesante, pero está bastante aislado en Francia, donde es prácticamente una anomalía. Efectivamente, en todos los contextos podemos encontrar ese tipo de filósofo, ya sea en el alemán, el argentino, el italiano o el sueco. Pero me he referido al contexto anglosajón porque es el más floreciente y activo respecto a la filosofía de la ciencia demarcacionista y con estrechas relaciones con la práctica científica.

No he dicho que Bouveresse no merezca reconocimiento, y como él, muchos otros. Simplemente me he centrado en el espacio más potente.

En cuanto a España, ¿no eres un pelín injusto? Te cito algunos nombres: que me vienen a la mente en estos momentos Jesús Mosterín, Antoni Domènech, Andoni Ibarra, Gustau Muñoz, Luis Vega Reñón, Manuel García-Carpintero, por no hablar de la importante tradición epistemológica de tu propia Universidad, la de Valencia

No creo estar siendo especialmente injusto. Esos nombres que me has dado son de filósofos muy respetados, con aportaciones interesantes, pero casi todos nacidos entre los años 50′ y 60′. Hoy en día muchos de ellos ya superan los 70 años y su actividad es bastante baja. No ha habido un relevo generacional. Además, algunos de ellos son más bien filósofos analíticos, que no es lo mismo que ser filósofo de la ciencia. Sin querer dejar de lado las aportaciones de García-Carpintero o de Luis Vega (quien, por cierto, será uno de los ponentes del congreso), salvo Mosterín, ninguno de ellos está realmente vinculado con la práctica real de la ciencia. Muchos se centran en cuestiones generales de teoría de la argumentación, en problemas de salón como cierta filosofía de la mente, o en desarrollos de la metateoría estructuralista ya bastante dejados de lado.

Con esa filosofía de la ciencia es muy complicado establecer puentes y generar sinergias con la comunidad científica. Necesitamos a gente joven con planteamientos nuevos porque hay caminos que se han ido agotando en las últimas décadas. La filosofía general de la ciencia ha de comenzar a ser más empírica y práctica, y para hacer filosofía especial de la ciencia (de la psicología, de la biología, de la física), es necesario tener conocimientos sólidos de esos campos. El filósofo de la ciencia del siglo XXI tiene que salir de las facultades de filosofía y comenzar a visitar otras.

Ya lo hacen muchos según creo. Sobre los problemas de salón no digo nada. En cuanto al periodismo científico, ¿dónde practicarlo por ejemplo? ¿En diarios, en televisiones, en revistas?

Entiendo que te refieres a dónde debería tener lugar la divulgación de la ciencia.

Sí, sí, a eso me refiero.

Todos los formatos son buenos, pero cada cual tiene su propio lenguaje y hay que saber manejarlo. Una cosa importante de la divulgación es que no es un show. Muchas veces se entiende por divulgar hacer explotar cosas, líquidos cambiando de color y demás, como si fuera un show de magia. Eso está bien para los niños, pero la divulgación ha de ser mucho más. Se ha de poner de relevancia las implicaciones que tienen los descubrimientos científicos en la vida diaria de la gente, en las cosas que les afectan, incluidas cuestiones de índole filosófico como el sentido de la vida o en cosas serias como las enfermedades. La divulgación no tiene que ser, necesariamente, divertida. Lo que sí tiene que ser es entretenida y cercana.

Los periodistas científicos hacen una labor muy importante, pero en el caso español la cosa puede mejorar bastante. A veces los artículos de ciencia de los grandes diarios se basan en divulgar cosas peregrinas o pseudocientíficas que seleccionan según el interés del lector medio. Otras veces son bastante aburridos y se limitan a exponer una serie de datos y poco más. Hay que mejorar mucho eso, porque es un gran déficit social español. La mayoría de la gente saca los datos científicos que sabe de programas como Cuarto Milenio o de los experimentos de El Hormiguero, y eso, en una sociedad que aspira a lo que nosotros aspiramos, no puede ser.

¿Tienes en mente algún ejemplo de estos artículos que acabas de señalar? Por ejemplo, y en sentido contrario, no parece que Javier Sampedro sea un mal divulgador científico

Tengo muchos en mente. El tratamiento que se dio hace poco a toda la polémica de la carne roja fue en ocasiones bastante deficiente. También son típicos los titulares sensacionalistas como: ‘Stephen Hawking afirma que los agujeros negros no existen’ o ‘La cura para el cáncer ya está aquí’. Al final resulta que van a comentar una puntualización introducida por Hawking respecto a las características de los límites de los agujeros negros, o van a comentar un ensayo en modelos animales de un nuevo planteamiento terapéutico que aún está muy verde. Luego están los que no son capaces de reconocer ciencia y pseudociencia, que también abundan.

Javier Sampedro es un gran divulgador, ¿alguien ha dicho lo contrario?

Nadie, nadie, yo sólo recordaba su trabajo. Junto a la ponencias, me baso de nuevo en la información sobre el congreso, “a cargo de un panel de invitados de excepción, se presentarán varias asociaciones de divulgación y defensa de los derechos de los consumidores, se leerá un manifiesto contra las pseudoterapias, se realizará una exposición artística y habrá un mercado de libros de divulgación científica y pensamiento crítico”. ¿Qué invitados de excepción serán esos?

Estamos muy orgullosos del panel de ponentes que tenemos. Nos están todos los que podrían estar (el evento sólo dura dos días), pero creemos que la selección es más que interesante. Los ponentes serán Luis Alfonso Gámez, Ramón Nogueras, Luis Vega, J.M. Mulet, Fernando Cervera, Jesús Alcolea y Fernando Frías, a los que acompañarán para abrir y cerrar el acto Johan Braeckman (de la Universidad de Gante) y Sven Ove Hansson (del Real Instituto de Tecnología de Suecia), que son un auténtico lujo. Todos ellos son autores muy destacados en la divulgación y en el tema de la pseudociencia, y dan al evento una enorme diversidad de puntos de vista.

Habláis también de derechos de los consumidores. ¿Qué derechos son esos?

En el contexto sanitario, la gente tiene derecho a no ser engañada respecto a la efectividad de la terapia que va a recibir. Tiene derecho a recibir el mejor trato sanitario que sea posible y a ser defendida contra las pseudoterapias. También está el derecho de los alumnos a recibir una educación de calidad, que les permita sostener creencias funcionales basadas en la evidencia. Todo eso está en los códigos deontológicos de científicos y educadores. Está también en el código penal y hasta en la constitución.

Es sorprendente que se defiendan más los derechos de los compradores de productos de la teletienda o de agencias de viajes, que los de los usuarios de terapias o los de alumnos de colegios y universidades.

Pseudoterapias… ¿En qué estáis pensando?

Una pseudoterapia es todo acto médico que se dice terapéutico sin tener evidencia a su favor. El problema de la pseudoterapias es un auténtico escándalo. Los que las ofertan se aprovechan de una serie de vacíos legales y de la pasividad de las instituciones públicas que deberían velar por el tema. Hay muchos ejemplos de pseudoterapias, tanto en medicina como en psicología. Antes he dicho algunas, y para una lista más exhaustiva se puede consultar la web de la APETP (Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas). Una asociación que, por cierto, leerá un manifiesto contra las pseudoterapias durante el congreso.

Gracias, muchas gracias. Lo dejamos aquí si te parece.

Papeles de relaciones ecosociales y del cambio global Angelo Fasce fue el coordinador de la comisión de organización del congreso de Pensamiento crítico.

Fuente: Papeles de relaciones ecosociales y del cambio global, n.º 133, primavera de 2016, pp. 129-140

Link: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=215282

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BID: Expertos internacionales debaten acerca del desarrollo hídrico y sostenible en América Latina y el Caribe

Europa/Suecia/02 de Septiembre de 2016/Fuente: BID

Foco en America Latina y el Caribe en la Semana Mundial del Agua 2016

Fecha: 28 ago 2016 hasta 02 sep 2016

Horario: 8:00

Ubicación: Estocolmo, Suecia

Programa detallado

En el marco de la Semana Mundial del Agua 2016, se llevarán a cabo actividades con Foco en América Latina y el Caribe del 29 al 31 de agosto.

Lunes, Agosto 29:

17:30 – 18:30 (GMT +2) Cóctel de Bienvenida

Martes, Agosto 30:

14:00 – 15:30 (GMT +2) El Agua y el Saneamiento como un Negocio: Oportunidades y Limitaciones. Transmisión en vivo.

16:00 – 17:30 (GMT +2) La Economía Circular del Agua: Reuso de Aguas Residuales. Transmisión en vivo.

17:30 – 18:30 (GMT +2) Cóctel: Una Alianza con Propósito

Miércoles, Agosto 31:

09:00 – 10:30 (GMT +2) Hacia una Infraestructura Verde. Transmisión en vivo.

10:30 – 11:00 (GMT +2) Presentación: Adecuando el Precio del Agua: Tarifas de Agua y Protección de las Fuentes de Agua

12:45 – 13:45 (GMT +2) Presentación: Una Metodología para Facilitar la Toma de Decisiones en la Gestión de Recursos Hídricos

14:00 – 15:30 (GMT +2) Implementando el ODS 6: Un Diálogo Interregional . Transmisión en vivo (en Inglés solamente)

Como panelistas de las sesiones, se ha invitado un destacado grupo de expertos de alto perfil, con amplia trayectoria en temas de agua y saneamiento, que provienen de agencias gubernamentales, entes operadores, organismos internacionales, universidades, sector privado, agencias donantes, entre otros. El evento es coordinado por el Banco Interamericano de Desarrollo a través de la División de Agua y Saneamiento del Sector de Infraestructura y Medio Ambiente (INE/WSA), en colaboración con: Fundación FEMSA, The Nature Conservancy (TNC), el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), la Asociación de Entes Reguladores de Agua y Saneamiento de las Américas (ADERASA), IRC, Water Aid, Water for People, One Drop, Fundación PepsiCo, el Grupo del Banco Mundial (BM), la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID),  el Banco de Desarrollo Asiático (ADB), el Consejo de Ministros Africanos sobre el Agua (AMCOW) y  la Asociación Mundial del Agua (GWP)

La Semana Mundial del Agua 2016 se llevará a cabo del 28 de agosto al 2 de septiembre de 2016, y es organizada por el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo (SIWI, por sus siglas en inglés). SIWI, fundado en 1991, es una institución que genera conocimiento para informar a los tomadores de decisiones sobre mejores prácticas y políticas en agua y saneamiento.

Fuente: http://events.iadb.org/calendar/eventDetail.aspx?lang=Es&id=5053

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Clases segregadas de educación física en Suecia

Suecia / entornointeligente.com / 31 de Agosto de 2016

La escuela musulmana de Estocolmo Al-Azhar tiene clases segregadas de educación física para que las niñas musulmanas puedan hacer gimnasia en pantalón corto. Los partidos de centro derecha que están en la oposición han criticado la decisión: «Separar a niños y niñas en la escuela primaria y secundaria no es la manera de trabajar por la igualdad de género».

Por su parte, la profesora de deportes del colegio, Nina Da Mata, cree que la medida también sería positiva en escuelas no musulmanas, ya que «las niñas se sienten más seguras cuando están entre iguales», y añadió que «algunas de las niñas quieren poderse quitar el velo y llevar pantalones cortos y camisetas en las clases. Sería difícil si hubiera niños de la misma edad o un profesor varón», explicó el sindicato nacional de profesores.

El debate sobre las escuelas religiosas en Suecia ya había comenzado el pasado mes de junio, cuando la Ministra de Educación Secundaria, Aida Hadzialic declaró que era necesario discutir la posibilidad de prohibir las escuelas religiosas en el país debido a la disgregación entre niños y niñas. Suecia tiene un sistema de educación pública universal y gratuita pero, desde 1992, se permiten las escuelas privadas.

Fuente: http://www.entornointeligente.com/articulo/8861469/Clases-segregadas-de-educacion-fisica-en-Suecia

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Una catedrática sueca destroza el sistema educativo catalán (y el español) en La Vanguardia

Por: La Vanguardia

En una breve entrevista en el diario catalán La Vanguardia, la catedrática de Español y asesora del Ministerio de Educación sueco Inger Enkvist describe los pilares fundamentales sobre los que estima que debe asentarse la educación en occidente donde «se ha creído que la educación era un bien ya conquistado y han dejado de exigir esfuerzo a los alumnos».

La también colaboradora de Libertad Digital y La Ilustración Liberal cree que es un error considerar que todos los alumnos se esfuerzan y por eso no exigir resultados, motivo por el que ahora, el alumno se percibe como algo «intocable». Para Enkvist, «para que haya inclusión» de los alumnos «todo el mundo tiene que aceptar hacer su trabajo. Si anteponemos la convivencia al aprendizaje se hunde todo». La clave es «que el aprendizaje mejora la convivencia» y no al contrario.

El modelo educativo a imitar es aquel que logra los mejores resultados. En este caso, el finlandés, con un estilo de escuela «tradicional, la que había en Suecia hace medio siglo», dice Enkvist. En Finalndia «preparan muy bien a los niños en primaria, establecen buenas costumbres de trabajo con apoyo inmediato al alumno que lo necesita para que no acumule retraso». Lo que hay que hacer es dejar claro a los alumnos que «no pasarán de curso si no se saben las materias«.

Ante las preguntas de la periodista de La Vanguardia sobre si «¿no nos iremos al extremo?» o si no cree que «exagera», Enkvist sentencia que «si el alumno no llega al segundo ciclo sabiendo leer de manera fluida y no tienen un conocimiento del mundo, están completamente perdidos en el entorno educativo, en su mundo privado y lo estará en el laboral».

Contra la inmersión lingüística

Tratándose de una entrevista en La Vanguardia no podía faltar la pregunta sobre la inmersión lingüística. Después de recordar que la educación debería primar la calidad de la enseñanza sobre la cantidad de horas que se pasa en el colegio -«los finlandeses están 5 horas en el colegio y no tienen demasiados deberes porque en casa se dedican a leer»- Enkvist destaca que «la educación no debería ser una cuestión política. Cataluña debería permitir a la familia elegir entre el castellano y el catalán como lengua vehicular si lo que queremos priorizar es el dominio del lenguaje».

No se quedó ahí porque «lo más importante es que los niños tengan vocabulario y conocimientos, y para eso escuela y padres deben estar de acuerdo y fortalecer la lengua materna, así es más fácil aprender el otro idioma, pero como materia. En mi país se dan tres clases de sueco por semana en sueco y todo el mundo habla sueco» porque hay que tener claro, dice esta catedrática de español, que «la lengua es un instrumento, no una meta«.

Para rematar, explica que en su universidad hay un acuerdo con la universidad pública de Cataluña para el intercambio de estudiantes porque los alumnos suecos «han estudiado español y quieren perfeccionarlo«. Así, «si una sociedad se cierra está quitándole oportunidades a sus jóvenes».

Finalmente, destaca la necesidad de tener buenos profesores y recuerda que en países como Finlandia, «a los profesores de preescolar se les exigen una nota de corte muy alta, y todos tienen un máster. Los padres saben que están muy preparados y los alumnos que ser profesor es muy difícil y que los suyos están entre los mejores del mundo. De un buen profesor no te olvidas jamás», sentencia.

Fuente: http://www.libertaddigital.com/espana/2016-08-26/una-catedratica-sueca-destroza-el-sistema-educativo-catalan-y-el-espanol-en-la-vanguardia-1276581190/

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Mejores matemáticas para mayor movilidad social

Por: Jo Boaler

El último informe de PISA en profundidad sobre las matemáticas señala la importancia de mejorar su enseñanza como algo fundamental para conseguir mayor movilidad social. Según la OCDE, en Ecuaciones y Desigualdades: haciendo las matemáticas accesibles a todos, los individuos que manejan mejor los números, tienen más empleos, mejor pagados y disfrutan de una mejor salud. Ahora mismo, según lo estudiado por los analistas en educación de PISA, la manera en la que se enseña matemáticas está profundizando en la desigualdad educativa por lo que califica los hallazgos de «decepcionantes».  Pero, el vaso medio lleno es  pensar que una buena calidad en la enseñanza de las matemáticas puede hacer mucho por solucionar las desigualdades sociales. «Todos los estudiantes necesitarán las matemáticas en su vida adulta. Reducir las desigualdades en el acceso al mejor contenido de las matemáticas es una herramienta para aumentar la movilidad social», dice el informe.

La receta que aporta la OCDE es dar más apoyo a los profesores para poder atender a clases muy heterogéneas de nivel, aunque separar a los alumnos dependiendo de su capacidad es algo que se desaconseja. Curiosamente, España es de los países donde menos se hace eso y sólo un 5 % de los alumnos estudia en algún centro que haya requerido una prueba de acceso.  En el informe se podría hablar de «paradoja española» porque aquí se da más horas de matemáticas que la media, los alumnos están familiarizados con conceptos aritméticos más que en otros países y dicen entenderlos y disfrutar con ellos.

Pero, sin embargo, las diferencias se acentúan mucho entre estudiantes en cuyas casas se habla sobre la importancia de las matemáticas y a cuyos padres les gustaba que en las que, por el contrario, lo que aprecian es que en sus familiar se les daban mal las matemáticas. Esto es coherente con los hallazgos de Jo Boaler, una de las mayores expertas mundiales en didáctica de las matemáticas, que desde Stanford se dedica a difundir la importancia de tener la mentalidad adecuada, que pasa por creer que se puede ser bueno con ellas. De ahí que sea tan importante que los padres no pasen a sus hijos la ansiedad que tuvieron ellos con los números. Amazon ha querido ayudar desde hace unos meses en este sentido y ha lanzado la iniciativa de With Math, I can, en la que profesores, alumnos y familias se comprometen a hacer ver que es cuestión de esfuerzo, actitud  y buena enseñanza el ser bueno en las matemáticas.

El informe hace mucho hincapié en la necesidad de dar las mayores oportunidades a todos los niños por igual de interesarse por las matemáticas y pone de ejemplo en su blog la historia de Srinivasa Ramanujan quien, por pura casualidad, tuvo acceso a un libro, Sinopsis de Resultados Elementales en Matemáticas Puras y Aplicadas, que le abrió un apetito voraz por saber más en el sur de la India, a principios del siglo XX. Luego Hardy, en Cambridge, trabajaría con él intensamente para que adquiriera la disciplina de los fundamentos que él había esquivado siendo bastante autodidacta. La historia está reflejada en una película precisamente estrenada este año. Dicen los expertos que hay que transmitir a los alumnos que «resolver un problema de matemáticas es un proceso emocionante de descubrimiento y de entrenamiento mental; para muchos alumnos al final de la etapa obligatoria de educación, las matemáticas es un conjunto bien diseñado de procesos que deben ser ensayados hasta que se aprenden».

Según PISA, hay historias posibles como la de Ramanujan, pero los políticos tienen que conseguir que sean «probables». Que cada vez haya más niños pobres que, gracias a su desempeño en las matemáticas, puedan salir de una economía precaria.

Donde sí que existe una diferencia por encima de la media en el caso español es en lo bien o mal que lo hacen en matemáticas los niños que están familiarizados con conceptos matemáticos y su utilidad. Los que, en su casa, escuchan hablar de matemáticas tienen casi un 25% más de posibilidades de hacerlo mejor que los que no tienen esa suerte en España.  Y los que han escuchado a sus padres que no les gustan las matemáticas tienen un 43% más de posibilidades de sentir que no pueden con la asignatura.

Como experiencias interesantes, acaban por recomendar algunas de colegios concertados en Nueva York o de cómo Polonia, Alemania, Suecia y  Finlandia han reformado el sistema de seguimiento de los colegios para reducir el impacto socio económico de las familias en cómo lo hacen los niños en el colegio. Al final, concluyen, se trata de que el hecho de que un niño pobre lo haga bien en matemáticas no sea algo tan exótico como para hacer una película de Hollywood.

Fuente: http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/mejoreducados/2016/08/12/mejores-matematicas-para-mayor-movilidad.html

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Suecia:Ministra renuncia por dar positivo al alcotest

Europa/Suecia/14 Agosto 2016/Fuente y Autor: abc

COPENHAGUE. La ministra de Educación Secundaria y para Adultos sueca, Aida Hadzialic, anunció hoy su dimisión tras haber dado positivo en un control de alcoholemia.

Hadzialic reveló en una comparecencia que hace días fue sometida a un control en Malmoe (sur del país) cuando volvía en coche de un concierto en Copenhague y que la prueba arrojó como resultado 0,2 miligramos de alcohol en sangre, la cantidad mínima que en Suecia se considera delito.

“Decidí tomar el coche a Malmoe creyendo por supuesto que ya no estaba bajo los efectos del alcohol”, declaró hoy en una rueda de prensa Hadzialic, quien admitió haber bebido vino horas antes de ser parada en un control rutinario por la policía, que le puso una multa y denunció el caso a las autoridades.

Hadzialic lamentó haber “decepcionado” a mucha gente y dijo estar “furiosa consigo misma”, además de “profundamente arrepentida”.

primer ministro sueco, Stefan Löfven, socialdemócrata como Hadzialic, aseguró en un comunicado compartir con su ministra “el análisis sobre la gravedad de la situación” y lamentó “perder a una apreciada y exitosa colega” , que presentará el lunes formalmente su dimisión.

La titular de Educación Superior, Helene Hellmark Knutsson, asumirá temporalmente sus competencias.

De 29 años y originaria de Bosnia Herzegovina, Hadzialic asumió el cargo en 2014, cuando subió al poder un gobierno en minoría de coalición entre socialdemócratas y ecologistas, y se convirtió entonces en la ministra más joven en la historia de Suecia.

 

Fuente de la noticia: http://www.abc.com.py/internacionales/ministra-sueca-renuncia-por-dar-positivo-al-alcotest-1508368.html

Fuente de la imagen:  http://www.adnradio.cl/images/3216531_n_vir3.jpg

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Las inseguridades en la sociedad del conocimiento

 

 Eurpa/Suecia/Julio del 2016/Articulo/file:/C:/Users/Administrador

Las inseguridades en la sociedad del conocimiento

Se nos está diciendo que vivimos en una sociedad del conocimiento y también que vivimos en una sociedad del riesgo. Ambas afirmaciones tienen algo de verdad. Por un lado, la información y el conocimiento se están acumulando a un ritmo sin precedentes y han adquirido nuevas funciones en la economía y en otros procesos sociales.

Por otro, cada vez se presta más atención en la vida pública a los riesgos y a las inseguridades. Sin embargo, al menos aparentemente, las expresiones “sociedad del conocimiento” y “sociedad del riesgo” parecen contradictorias.

En una “sociedad del conocimiento”, cabría esperar que los encargados de la adopción de decisiones supieran cómo lograr sus objetivos, mientras que en una “sociedad del riesgo” cabría esperar que los acontecimientos imprevisibles e incontrolables hicieran esa tarea imposible.

Con este artículo se pretende contribuir a clarificar la índole de esta contradicción aparente. Para ello, hemos reflexionado también sobre la función del riesgo y la inseguridad en una sociedad del conocimiento. El concepto de conocimiento El conocimiento es un concepto complejo.

En primer lugar, el conocimiento es una especie de creencia. Lo que uno no cree no puede ser conocimiento. Por lo tanto, si tengo acceso a una información correcta, pero no creo en ella, para mí no constituye un conocimiento.

Por otra parte, las creencias incorrectas tampoco se pueden considerar conocimiento. Si alguien cree que la tierra es plana, está claro que no se trata de un conocimiento. Además, lo que se considera conocimiento tiene que estar justificado.

Si alguien cree que el número atómico del oro es un número primo porque cree que el núcleo del átomo del oro tiene 61 protones, eso no es un conocimiento. Por lo tanto, el conocimiento tiene elementos tanto subjetivos como objetivos. Para nuestros propósitos actuales, podemos definir el conocimiento como una creencia verdadera y justificada. Se podrían añadir más cualidades para que la definición fuera exacta, pero no viene al caso en este momento.

En su lugar, será de utilidad centrarnos en dos aspectos junto a los cuales el concepto de conocimiento se puede debilitar. El primero es el de la asimilación cognitiva. Para que algo se considere como conocimiento tiene que ser integrado en el sistema de creencias del sujeto.

Mientras estoy escribiendo este artículo tengo sobre mi mesa un libro sin leer que trata de los hábitos viajeros de los habitantes de Estocolmo. Esto significa que tengo acceso a la información sobre este tema, pero no conocimiento. Si leo el libro, entonces es probable que la información se transforme en conocimiento.

Ahora bien, esta transformación de la información en conocimiento sólo se producirá si entiendo la información de manera que pueda integrarla en mi sistema de creencias de forma adecuada. Si me aprendo el texto de memoria, sin entenderlo, entonces tendré información sobre el tema, pero no conocimiento.

Los datos se diferencian de la información en que no tiene n que estar en una forma determinada, adecuada para la asimilación. Si en lugar del libro tuviera sobre mi mesa los 10000 cuestionarios en los que se basa, entonces tendría datos en lugar de información.

En resumen, los datos tienen que ser asimilables cognitivamente para que se puedan calificar de información, y cognitivamente asimilados para que se puedan calificar de conocimiento. En general, es difícil trazar una línea clara de separación entre el conocimiento y la mera información, y lo mismo ocurre entre la información y los meros datos.

Sin embargo, no por ello la distinción es menos importante. Es lamentable que en la ciencia informática, el “conocimiento” y la “información” se empleen frecuentemente como sinónimos. Quizá es por esto por lo que no siempre se distingue claramente entre “sociedad del conocimiento” y “sociedad de la información”.

El segundo aspecto es el grado de creencia del sujeto. El conocimiento implica creencia, y ésta requiere un alto grado de seguridad (subjetiva). Si no estoy seguro de si el número atómico del oro es 79, no se puede decir que tenga una creencia – o conocimiento – de que es así. Cuando la necesidad de seguridad no está satisfecha, sentimos en su lugar inseguridad, el estado epistemológico de no creer (o saber) algo seguro.

Hay que señalar que la inseguridad es un estado subjetivo, no objetivo. Si no estoy seguro de si hoy es el cumpleaños de mi prima, estoy en un estado de inseguridad, al margen de cuándo ella haya nacido.

En teoría de la decisión, el término “ignorancia” se usa corrientemente para referirse a la inseguridad en su grados más altos, es decir para estados en los que uno no tiene ni siquiera un grado de creencia en la afirmación en cuestión (no sabe el grado de probabilidad o improbabilidad).

Este uso puede dar lugar a confusión, pues en el lenguaje corriente “ignorancia”, contrariamente a “inseguridad”, expresa la distinción entre verdadero y no verdadero. (Una forma de ser ignorante, en el sentido corriente de la palabra, es estar seguro de algo que no es verdadero.) Ahora bien, por falta de una buena alternativa terminológica, usaremos “ignorancia” también para los altos grados de inseguridad (subjetiva).

Las dos formas de debilitar el concepto de conocimiento se resumen en el Diagrama 1. Diagrama 1. Dos maneras de debilitar el concepto de conocimiento Las complejidades del riesgo ¿Qué tiene que ver aquí el “riesgo”? Desgraciadamente, esta pregunta es difícil de contestar, pues el término “riesgo” tiene varias acepciones muy arraigadas.

Se suele emplear “riesgo” para expresar, en general, una situación en la que algo inoportuno puede ocurrir o no, pero no sabemos si ocurrirá. En este sentido, “riesgo” está estrechamente relacionado con “inseguridad”; pero ambos conceptos no son sinónimos. Mientras que “inseguridad” pertenece al ámbito subjetivo, “riesgo” tiene un fuerte componente objetivo.

Si no sé si una culebra es venenosa, me encuentro en un estado de inseguridad con respecto a la posibilidad de que me envenene. Ahora bien, como esta especie no tiene veneno, no existe tal riesgo, pero sí existe la inseguridad. La relación entre estos dos conceptos “riesgo” (en este sentido) e “inseguridad” se parece en parte a la que existe entre “verdad” y “creencia”.

En otras ocasiones, “riesgo” expresa la probabilidad de que se produzca un acontecimiento indeseado. Es el uso que se hace, por ejemplo, cuando se pregunta al médico qué riesgo hay de que fracase un tratamiento. Éste es también el significado estándar del término en la teoría de la decisión; por “decisión en condiciones de riesgo” se entiende “decisión con probabilidades definidas”. Un tercer uso es corriente en el análisis profesional del riesgo.

En esta disciplina, “riesgo” suele denotar una representación numérica de exactitud, que se obtiene multiplicando la probabilidad de que se produzca un acontecimiento indeseado por una medida de su valor negativo. Cuando, por ejemplo, los riesgos de la energía nuclear se comparan en términos numéricos con los de los combustib les fósiles, “riesgo” se entiende normalmente en este tercer sentido técnico. Así pues, en los tres sentidos de “riesgo”, el uso de este término se basa en una mezcla sutil de conocimiento e inseguridad.

Cuando existe un riesgo, tiene que haber algo que es desconocido o que tiene un resultado desconocido; por lo tanto, tiene que haber inseguridad. Pero para que esta inseguridad constituya un riesgo para nosotros, tiene que haber algo conocido en ello. En el primero de los tres sentidos de “riesgo”, tenemos que saber que la inseguridad es “real” al menos en el sentido de que no se puede hacer desaparecer con la ayuda del conocimiento que se tiene.

En los dos últimos, más técnicos, tenemos que tener una representación numérica de la Conocimiento Información Datos Inseguridad Ignorancia inseguridad. Las intrincadas relaciones entre el riesgo y los otros conceptos están sólo apuntadas en el Diagrama 2 con la colocación del “riesgo”. Diagrama 2. El papel del “riesgo” en los conceptos epistemológicos.

Poner etiquetas a las sociedades De los seis términos del Diagrama 2, tres se suelen emplear para referirse a la sociedad en la que vivimos. Vivimos en una “sociedad del conocimiento”, en una “sociedad de la información”, y en una “sociedad del riesgo”. ¿Hasta qué punto, y en qué sentido, son adecuadas estas denominaciones?

El término “sociedad X” se puede interpretar de muchas formas. Puede expresar una sociedad en la que …X es más común o más prevalente que en las sociedades anteriores. …se presta más atención a X que en las sociedades anteriores. …la función de X es mayor en las estructuras sociales de poder que en las sociedades anteriores. etc.

Por lo tanto, para cualquier X dada (como riesgo, información, conocimiento…) no puede haber una única respuesta correcta a la pregunta de si vivimos o no en una sociedad X. La respuesta dependerá de qué tipo de definición escojamos, e incluso después de haber escogido (por ejemplo) una de las tres definiciones vistas anteriormente, son necesarias más especificaciones pues pueden ser esenciales para la respuesta.

¿Vivimos en una sociedad del conocimiento? Tanto la respuesta positiva como la negativa son posibles. La primera porque la cantidad total de conocimiento humano acumulado va en aumento. Pero, por otra parte, se puede afirmar que la información se está acumulando a una velocidad mucho mayor que el conocimiento y que la transformación de la información en conocimiento se está quedando atrás.

Desde ese punto de vista, la “sociedad de la información” (o incluso quizá la “sociedad de los datos”) sería una definición más precisa. Conocimiento Información Datos Insegurida d Ignorancia Riesgo Del mismo modo, si escogemos otra definición, podemos afirmar que nuestra sociedad es una sociedad del conocimiento debido a la importancia creciente de éste en las estructuras sociales de poder.

Pero en ese caso, por otra parte, se puede afirmar que esto se aplica solamente a ciertos tipos de conocimiento, y que la importancia de otros tipos de conocimiento está disminuyendo, de manera que lo que está ocurriendo es que hay un cambio entre los diferentes tipos de conocimientos y no que estemos pasando de depender menos del conocimiento a depender más.

Campesina con su hijo cerca de la central nuclear Three Mile Island, marzo 1979. La región fue evacuada después de un accidente nuclear. AFP/UPI ¿Vivimos en una sociedad de riesgo? Por motivos parecidos, esta pregunta no tiene una respuesta unívoca. De entrada, ¿están los riesgos más extendidos o son más importantes que en las sociedades anteriores? Evidentemente, los cambios tecnológicos han impuesto nuevos riesgos a la humanidad.

La mayoría de los riesgos actuales no existían hace cincuenta o cien años– los misiles teledirigidos, las centrales de energía nuclear, los pesticidas orgánicos, los accidentes aéreos, etc. La conclusión natural parece ser que en las zonas industrializadas del mundo, los avances tecnológicos han dado lugar a un aumento de los riesgos.

Sin embargo, cabe hacer la observación de que este aparente aumento depende en gran medida de nuestro punto de mira. Por diversos motivos, prestamos más atención al aumento de riesgos que a su disminución.

En las zonas industrializadas del mundo, el hambre ya no es una amenaza grave, ni tampoco lo es la larga lista de enfermedades que antes eran incurables y ahora tienen curación. La navegación y la minería son menos peligrosas que antes, aunque todavía se pueda hacer mucho para reducir riesgos.

Si algunos riesgos están aumentando y otros disminuyendo, ¿cómo podemos medir la cantidad total de riesgo? Una medida razonable, en lo referente a la salud, es la esperanza de vida. Si se mide de esta forma, en las zonas ricas del mundo, los riesgos totales han disminuido.

¿Es la sociedad del riesgo algo que dejamos atrás hace ya tiempo? No necesariamente. Hay otras acepciones de “la sociedad del riesgo”, como la de sociedad en la cual los problemas sociales se tratan y analizan con referencia al concepto de “riesgo”. En este sentido, desde luego, vivimos en una sociedad de riesgo en mucha mayor medida que en cualquier generación anterior. Pero lo mismo que “sociedad de la información” puede ser en algunos aspectos una expresión más adecuada que “sociedad del conoc imiento”, se puede decir que la expresión “sociedad de la inseguridad” sería más precisa que la de “sociedad del riesgo”, al menos si entendemos la palabra “riesgo” en su sentido técnico de inseguridad cuantificada.

La ciencia y la tecnología modernas nos han hecho conscientes de muchas inseguridades y no a todas ellas se las puede denominar riesgos con propiedad. La inseguridad científica La ciencia nos brinda conocimientos nuevos. Pero desgraciadamente, este conocimiento nuevo genera más inseguridades.

Además de contestar a algunas de nuestras preguntas, la ciencia produce, a un ritmo siempre creciente, nuevas preguntas sin respuesta. Si vivimos actualmente en una “sociedad de la inseguridad” se debe básicamente a las inseguridades hacia las que la ciencia llama nuestra atención.

Algunos de los objetos del estudio científico son extremadamente complejos, y esta complejidad es la causa principal de la inseguridad científica. El efecto invernadero antropogénico es un ejemplo muy claro. Es necesario tomar en cuenta una larga serie de factores causales y mecanismos potenciales para determinar los efectos del aumento de concentraciones de gas invernadero en la atmósfera.

Algunos sistemas naturales muy complejos como los mares, bosques, y suelos interactúan con el sistema atmosférico, y lo mismo ocurre con actividades humanas como la producción de alimentos y energía. También hay que estudiar factores sociales como el comercio, la población, la migración y las formas de vida. Evidentemente, toda predicción acerca del resultado de todas estas interacciones tiene que estar cargada de inseguridad.

Una gran parte de la ciencia moderna se dedica al estudio de sistemas compuestos que son al menos tan complejos como el sistema climático: los ecosistemas, el cuerpo humano, la economía mundial, etc. Cada uno de éstos contiene tantos componentes e interacciones posibles que en la práctica son impredecibles. Algunos de estos sistemas son impredecibles no sólo en la práctica, sino también en principio, debido a los fenómenos caóticos.

El resultado de la evolución biológica es impredecible por este motivo. El sistema climático es también un sistema caótico, y está claro hasta qué punto esto limita la posibilidad de predecir el efecto invernadero.

Además, la ciencia está siempre sujeta a otro tipo de inseguridad, la de los factores desconocidos. Sólo muy rara vez tenemos buenas razones para creer que nuestros modelos científicos están completos, en el sentido de que no se nos ha pasado por alto ningún componente importante o interacción.

Incluso aunque podamos hacer cálculos exactos y fiables de los efectos combinados de todos los factores conocidos que influyen en el clima futuro, ¿cómo podemos saber que no hemos olvidado ningún proceso físico, químico o biológico que habríamos debido tener en cuenta?

Las vicisitudes del azar En algunos casos, se puede llegar al conocimiento sobre sistemas complejos por medio de la experiencia sistematizada. Esto ocurre, por ejemplo, cuando se estudian los efectos de los agentes terapéuticos en el cuerpo humano. Debido a la complejidad del cuerpo, es imposible, en la práctica, predecir teóricamente los efectos de una nueva droga.

Por eso, después de haber realizado ensayos preliminares, se prueban las medicinas de forma experimental en grupos de pacientes. Basándose en las estadísticas de estos estudios (ensayos clínicos) se pueden asegurar los efectos de las drogas médicas con una seguridad razonable. Evidentemente, hay muchos casos en los que este tipo de “desvío estadístico” para el conocimiento de sistemas complejos no es posible.

No tenemos acceso a un centenar de Tierras en las cuales poder experimentar para determinar cuál es el nivel tolerable de emisiones de gas invernadero. Es más, incluso en los casos en los que se dispone de información estadística, ésta no siempre reduce las inseguridades con tanta eficacia como cabría esperar. Consideremos el ejemplo de los efectos de las sustancias químicas en la salud.

¿Hasta qué punto es posible determinar la presencia o ausencia de estos efectos por medio del estudio directo de las personas expuestas? Desgraciadamente, la respuesta a esta pegunta es bastante desconcertante. Para abreviar, centrémonos en los riesgos mortales producidos por algunas sustancias tóxicas.

Para empezar, supongamos que 1000 personas están sujetas a la exposición química que produce el angiosarcoma hepático (un tipo poco frecuente de cáncer de hígado) en 0.5 % de las personas expuestas. Entre las personas no expuestas, la frecuencia de esta enfermedad está muy próxima a cero.

Si se realiza una investigación adecuada, hay muchas posibilidades de que se descubra una mayor presencia de esta enfermedad entre la población expuesta. A continuación, supongamos que otras 1000 personas están sujetas a una exposición que aumenta la incidencia de cáncer de pulmón de 10,0 a 10,5 %.

El número adicional de casos de cáncer es el mismo que en el caso anterior. Sin embargo, como se ve con el cálculo de probabilidades, la diferencia entre 10,0 y 10,5 % en este caso no se puede distinguir de variaciones fortuitas. Así pues, los efectos de esta sustancia no se pueden detectar estudiando a la población expuesta. En la práctica, los estudios epidemiológicos pueden detectar con fiabilidad el exceso relativo de riesgos solamente si está en torno a 10 % ó más.

Para los tipos más comunes de enfermedades mortales, como la enfermedad coronaria y el cáncer de pulmón, el riesgo de mortalidad es de un orden de magnitud de aproximadamente 10%. Por lo tanto, incluso en los estudios más afinados, un aumento del riesgo de mortalidad de 10-2 (10 % de 10 %) o menor puede ser indetectable (es decir, no se puede distinguir de variaciones fortuitas).

En experimentos con animales tenemos problemas experimentales parecidos, además de los problemas de extrapola ción de una especie a otra. ¿Cuál es la incidencia mínima en la salud para que el riesgo no nos parezca preocupante? Se han hecho muchos intentos de establecer un límite de preocupación, expresado como “riesgo aceptable” o “riesgo mínimo”.

La mayoría de nosotros estaría de acuerdo en que si una población humana estuviera expuesta a un factor de riesgo que estadísticamente costara la vida de una persona de cada 109 , este riesgo no sería cuestión de gran prioridad. Razonablemente, no sería un desastre que nuestros métodos de evaluación de los riesgos fueran insuficientes para descubrir riesgos de ese orden de magnitud.

Pero, por otra parte, la mayoría de nosotros consideraría un grave problema que no se pudiera detectar un factor de riesgo que costara la vida de una persona de cada 100 ó 1000. Las propuestas más comunes para fijar los límites de preocupación por los riesgos mortales son de 1 por 100 000 y 1 por 1000 000.

Es difícil encontrar propuestas de 1 por 10 000. Estos valores desde luego no son límites objetivos o científicos; pertenecen al ámbito de la ética. Sin embargo, es importante Diagrama 3. El “vacío ético” del conocimiento toxicológico. señalar la existencia de lo que se puede llamar un vacío ético, un vacío entre los niveles que son detectables científicamente y los que normalmente se consideran éticamente aceptables o al menos de preocupación menor.

Este vacío ético, ilustrado en el Diagrama 3, tiene un espacio de 2–4 órdenes de magnitud. Por todo esto, la ciencia nos deja con una cantidad considerable de inseguridad: aunque no se hayan encontrado efectos adversos en la población expuesta, puede seguir habiendo efectos en unos niveles de riesgo que son al menos entre 100 y 1000 veces más altos que los comúnmente propuestos de preocupación o aceptabilidad. La inseguridad científica en la adopción de decisiones Cuando pasamos de la ciencia al terreno práctico de la adopción de decisiones, encontramos aún más inseguridades.

Hay al menos cuatro tipos de inseguridad que se tienen que tener en cuenta en la práctica de la adopción de decisiones: la inseguridad en cuanto a las consecuencias, la inseguridad por falta de confianza, la inseguridad en cuanto al campo de decisión, y la inseguridad en cuanto a los valores. Los dos primeros están en estrecha relación con las inseguridades de la ciencia.

Por inseguridad de consecuencias se entiende que las consecuencias de las opciones que se le ofrecen al decisor no son conocidas. Este tipo de inseguridad se puede categorizar en cuatro grados. En el primero, el grado más bajo de inseguridad de 1 10-1 10-2 10-3 10-4 10-5 10-7 10-9 10-8 10-6 Detectable Aceptable consecuencias, se sabe qué resultados son posibles y cuáles son sus probabilidades. (Como dijimos antes, el término técnico para esto es “adopción de decisiones en condiciones de riesgo”.) El segundo nivel es el de adopción de decisiones con conocimiento incompleto de las probabilidades.

(El término técnico es “adopción de decisiones en condiciones de inseguridad”.) Por ejemplo, alguien que construye una casa en Lima desconoce la probabilidad exacta de que la casa sufra un terremoto importante, pero puede saber que la probabilidad es superior a 5 por ciento. En el tercer nivel de inseguridad de consecuencias, se sabe cuáles son los posibles resultados de las diversas opciones, pero todo lo que se sabe en cuanto a sus probabilidades es que no son cero. (El término técnico es “adopción de decisiones en condiciones de ignorancia”.)

En el cuarto y más alto nivel, adopción de decisiones con posibilidades desconocidas, no se sabe cuáles son las consecuencias posibles. Aunque la teoría de la decisión se ha centrado esencialmente en el nivel más bajo de inseguridad de consecuencias, en muchas decisiones prácticas, el nivel más alto de inseguridad puede ser, al menos, igual de importante. La distinción entre los niveles tercero y cuarto no siempre está clara, como se puede ver en las series siguientes de problemas posibles con la ingeniería genética: · consecuencias catastróficas imprevistas · emergencia de nuevas formas de vida, con consecuencias catastróficas imprevistas · emergencia de nuevos virus, con consecuencias catastróficas imprevistas · emergencia de nuevos virus, que pueden costar muchas vidas  emergencia de virus mortales que se extiendan como los virus de la gripe · emergencia de virus del SIDA modificados que se extiendan como los virus de la gripe Aunque algunas interpretaciones del nivel alto de inseguridad de consecuencias se puedan revelar desdeñables, la inseguridad fundamental más general puede permanecer.

Supongamos, por ejemplo, que alguien propone la introducción de una especie de lombriz modificada genéticamente que desplazará a la lombriz común y que aireará mejor el suelo. No dejaría de ser razonable tomar en consideración la posibilidad de que esto pudiera tener consecuencias imprevistas negativas. Siguiendo con la suposición, imaginemos que todas las preocupaciones concretas pueden ser neutralizadas.

Se puede demostrar que la nueva especie no provoca una mayor erosión del suelo, no será más susceptible a las enfermedades, etc. Aun así, sería razonable pensar: “Sí, pero puede tener otros efectos negativos que ni siquiera se nos han ocurrido. Por lo tanto, la nueva especie no debe ser introducida.” Del mismo modo, si alguien propusiera lanzar una sustancia química a la estratosfera por alguna razón, buena o no, no sería irracional oponerse a esta propuesta por el mero hecho de que podría tener consecuencias imprevistas, y esto suponiendo que todos los problemas pudieran ser neutralizados.

Nuestro segundo tipo de inseguridad es el relativo a la confianza. Los encargados de la adopción de decisiones suelen tener que basarse en la opinión de los expertos, que en la mayoría de los casos deben su saber a una combinación de formación científica y experiencia práctica. Se suele dar por sentado que un decidor sensato tiene que admitir que los expertos tienen razón, pero de hecho, no hay buenas razones para ello. Abundantes pruebas históricas nos muestran que los expertos se han equivocado a veces.

Un decidor sensato no debería excluir la posibilidad de que esto pueda volver a ocurrir. Cuanto menos sepa o entienda Ud. de aquello de lo que hablan los expertos, mayor inseguridad y desconfianza sentirá Ud. si es un decisor sensato. Esto no siempre ha sido bien entendido por los que tienen un conocimiento tecnológico y científico privilegiado. Otros dos tipos de inseguridad en la decisión Todas las decisiones tienen un campo limitado. Un decisor puede escoger entre tomar muchas pequeñas decisiones o reunirlas en menos decisiones pero más amplias. Cuando se toma una decisión, siempre hay que trazar la línea en alguna parte, y escoger (implícita o explícitamente) un “campo” para la decisión. Los diferentes grupos de interés trazan la línea en distintos sitios. La cuestión de los desechos nucleares es un buen ejemplo. En el debate público sobre este tema, hay al menos cuatro campos de decisión en competencia, que se ofrecen a continuación ordenados de menor a mayor amplitud:

1. El campo de eliminación de los desechos: Dados los reactores nucleares que tenemos, ¿cómo se deberían eliminar los desechos radioactivos de manera segura? 2. El campo de producción de energía: Dado el sistema que tenemos para la distribución y consumo de energía, ¿cómo se debe producir la energía? ¿Qué nos enseña la cuestión de los desechos nucleares sobre esto? 3. El campo del sistema de energía: Dado el resto de nuestro sistema social, ¿cómo debemos producir, distribuir y consumir la energía? ¿Qué nos enseña la cuestión de los desechos nucleares sobre esto? 4. El campo del sistema social: ¿Cómo debería organizarse nuestra sociedad? ¿Qué nos enseña la cuestión de los desechos nucleares sobre esto? La industria nuclear suele preferir los dos campos más estrechos, mientras que los adversarios de la energía nuclear prefieren normalmente los dos más amplios.

Es importante señalar que cada uno de los cuatro campos de decisión es compatible con una adopción de decisiones sensata. Por lo tanto, entre los diferentes decisiones sensatos puede haber distintas opiniones acerca de lo que trata realmente esta cuestión. Este ejemplo puede ser inusualmente claro, pero su estructura básica no es atípica. En las cuestiones controvertidas suele haber campos de decisión en competencia, como el campo nacional y el internacional. Como no hay elección de campo objetiva o independiente de los valores, esto contribuye a la inseguridad en la adopción de decisiones.

En su mayoría, los teóricos de la decisión parten de la base de que hay una serie de valores bien definidos en los que debe basarse la decisión. Pero en la práctica, suele haber una inseguridad considerable con respecto a los valores. La mayoría de las decisiones en cuestiones sociales requieren la evaluación de resultados complejos que difieren según las diversas categorías, como el dinero, las vidas humanas, el bienestar de la humanidad, la protección del medio ambiente, etc. Nuestras intuiciones éticas no bastan para sopesar de manera inequívoca todas las combinaciones posibles de estos factores.

Como ejemplo, citaremos las cuestiones medioambientales del tercer mundo, como la erosión del suelo, que suelen entrar en conflicto con las necesidades humanas inmediatas. En estos casos, pocos de nosotros tenemos una solución preparada para conciliar los valores que entran en conflicto. En algunos casos, la inseguridad del valor se puede reducir por medio de la reflexión moral informada, pero también hay casos en los que esto no parece posible.

Otra complicación entra en juego cuando las decisiones afectan a las generaciones futuras. Parecería razonable juzgar los efectos en las generaciones futuras de acuerdo, al menos en parte, con los valores (preferencias) de las futuras personas afectadas y no de acuerdo con nuestros propios valores (preferencias). Pero la evolución futura de los valores humanos es extremadamente difícil de predecir. Las decisiones que intentan respetar los valores de las generaciones futuras son por lo tanto decisiones forzosamente inseguras respecto a los valores.

Conclusión La acumulación masiva y extendida de información y –en menor medida– de conocimiento es una característica evidente de las sociedades actuales. Igualmente lo es la presencia de riesgos e inseguridades en cuestiones de debate público y en la adopción de decisiones. Auque estas dos tendencias – más informac ión y más inseguridad – pueden parecer contradictorias, hay una sencilla razón para que coexistan: aunque la nueva información, especialmente la que nos brinda la ciencia, resuelva en ocasiones viejas inseguridades, va suscitando otras nuevas a un ritmo mucho más rápido. El conocimiento sobre la inseguridad, y concomitantemente, el conocimiento sobre el riesgo, es una categoría epistemológica propia de nuestra era. Para solucionar toda esta inseguridad, es necesario elaborar estrategias para procesar la información y la adopción de decisiones, que tomen esto en cuenta. El análisis del riesgo cuantitativo, el principio de precaución, las opciones reversibles de decisión, la implicación del destinatario, y los procesos participativos son indicios de los planteamientos que los investigadores y los profesionales han adoptado para el desarrollo de estas estrategias.

No hay duda de que, para solucionar los problemas suscitados por la inseguridad y el riesgo, es necesario entender mejor los flujos de la información en la sociedad moderna y sus repercusiones sociales.

Traducido del inglés Sugerencias de lectura

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