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UNESCO: La educación transforma vidas

La educación transforma vidas

La educación transforma vidas y ocupa el centro mismo de la misión de la UNESCO, consistente en consolidar la paz, erradicar la pobreza e impulsar el desarrollo sostenible.

La UNESCO considera que la educación es un derecho humano para todos, a lo largo de toda la vida, y que el acceso a la instrucción debe ir acompañado de la calidad. La UNESCO es la única organización de las Naciones Unidas que dispone de un mandato para abarcar todos los aspectos de la educación. De hecho, se le confió la coordinación de la Agenda de Educación Mundial 2030 en el marco del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4. La hoja de ruta para la consecución de este objetivo es el Marco de Acción de Educación 2030 (FFA, por sus siglas en inglés).

La UNESCO ejerce el liderazgo mundial y regional en materia de educación, refuerza los sistemas educativos en el mundo entero y responde a los desafíos mundiales mediante la enseñanza, con la igualdad de género como principio subyacente.

Su labor abarca el desarrollo educativo, del prescolar a la educación superior e incluso más allá. Entre los temas figuran la ciudadanía mundial y el desarrollo sostenible; los derechos humanos y la igualdad de género; la salud, el VIH y el SIDA, y el fomento de la enseñanza técnica y la formación profesional.

Fuente de la Información: https://es.unesco.org/themes/education

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Mundo: ONU confirma aumento de trata a menores en pandemia de Covid-19

Mundo/11-07-2021/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net/

Las redes sociales han sido una plataforma en la reclusión de menores de edad para la trata de personas.

Un informe publicado este jueves por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) precisa que con la pandemia de la Covid-19 ha aumentado la trata interna de personas, entre ellas la ejercida a menores de edad.

“Los niños se han visto especialmente afectados: al no estar escolarizados y tener que apoyar a sus padres, que han perdido sus medios de subsistencia, los niños han sido cada vez más el objetivo de los traficantes a nivel local y en línea», señaló la publicación.

Dicho documento también señala las mujeres, las niñas, los niños y los migrantes han sido más vulnerables al reclutamiento y a la explotación, precisamente por pertenecer a un grupo históricamente en desventaja.

Las redes sociales han sido una plataforma importante en la reclusión de menores de edad, por el alto consumo de la tecnología y la falta de herramientas para enfrentar prácticas de acoso, violencia y la trata, acota el citado informe.

La directora de la ONUDD, Ghada Waly precisó en conferencia de prensa que la situación por la Covid-19 “ha aumentado las vulnerabilidades de la trata de personas, al tiempo que hace que sea un delito aún más difícil de detectar, dejando a las víctimas con dificultades para obtener ayuda y acceso a la justicia”.

Por qué faltan risas y juegos en plazas y casas❓Y esos cuentos sin ser leídos y escuchados❓ Dónde están les chiques que…

Publicado por Antiprincesas / Chirimbote en  Sábado, 12 de junio de 2021

La nota de prensa emitida por las Naciones Unidas este jueves a propósito del informe refirió que las víctimas de la trata por explotación sexual, fueron culpadas de la propagación del coronavirus en las comunidades locales, “llevándolas al ostracismo y a problemas de reintegración”.

En 2018, cuando aún no había comenzado la situación epidemiológica mundial por el SAR COV-2, la ONUDD detectó en 137 países 50.000 víctimas de la trata de personas y expresó que “dada la naturaleza encubierta de este delito, el número real es mucho mayor”.

En 2016 el documento presentado por la ONUDD precisó que las mujeres y las niñas representan el 71 por ciento de las víctimas de la trata de personas en todo el mundo, 51por ciento mujeres 20  por ciento niñas.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/onu-confirma-aumento-trata-menores-pandemia–20210709-0033.html

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Ética de la Inteligencia Artificial: un paso más hacia la adopción de la Recomendación de la UNESCO. Mundo

Mundo/09-07-2021/Autor(a) y Fuente: UNESCO

París, 2 de julio – Tras meses de diálogo y negociación constructivos, los representantes de los Estados Miembros de la UNESCO llegaron a un acuerdo sobre el proyecto de texto normativo de un nuevo modelo ambicioso y de gran alcance para el desarrollo y el despliegue éticos de la Inteligencia Artificial.

El impulso para el cambio en la ética de la Inteligencia Artificial (IA) está creciendo en el período previo a la Conferencia General de la UNESCO, en noviembre, cuando la Recomendación se presentará a los Estados Miembros de la UNESCO para su adopción. La Recomendación supondrá un marco global para garantizar que las transformaciones digitales promuevan los derechos humanos y contribuyan a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Abordará cuestiones relacionadas con la transparencia, la responsabilidad y la privacidad, contendrá capítulos políticos orientados a la acción sobre la gobernanza de los datos, la educación, la cultura, la atención sanitaria y la economía, y proporcionará a los gobiernos y responsables políticos un marco para regular la IA.

Una vez adoptada la Recomendación, los líderes de todo el mundo tendrán un punto de referencia común sobre cómo controlar los riesgos y aprovechar estas nuevas tecnologías como una fuerza para el bien. La IA tiene el potencial de reducir radicalmente las desigualdades, promover la diversidad y beneficiar a la humanidad en su conjunto. Audrey Azoulay, la Directora General de la UNESCO

Justicia algorítmica

Aunque las tecnologías de la IA tienen un valor y un potencial extraordinarios para el desarrollo social y económico, la inteligencia artificial presenta retos complejos y únicos para los responsables políticos. La IA suscita también una gran preocupación por los prejuicios, los estereotipos y la discriminación. Cada vez más, las decisiones, tanto en el ámbito público como en el privado, se toman a partir de análisis generados por la IA. La UNESCO ha pedido que la IA se desarrolle de manera que asegure resultados justos.

La Recomendación incluirá disposiciones para garantizar que los sesgos del mundo real no se reproduzcan en línea, y ofrecerá acciones políticas concretas asentadas en valores y principios universales. También encargará a la UNESCO que analice el nivel de avance de cada país en el ámbito de la IA para ayudarles en la fase de aplicación.

24 destacados expertos de todo el mundo contribuyeron al texto, lo que garantiza el alcance amplio, exhaustivo y diverso de la Recomendación. Se elaboró a través de un proceso de consulta mundial que incorporó una multiplicidad de voces de diferentes grupos interesados.

La UNESCO está dispuesta a trabajar con sus Estados Miembros y socios para garantizar que esta Recomendación cumpla su promesa de dotar a la IA de una sólida base ética que beneficie a las personas.

La Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial será un modelo de consenso mundial sobre el ‘qué’ y el ‘cómo’ de la regulación ética de esta tecnología que cambia las reglas del juego. La UNESCO está dispuesta a ayudar a los gobiernos y a otras partes interesadas a desarrollar sus capacidades para hacer frente a los desafíos, incluso a través de la evaluación de impacto ético. Gabriela Ramos, Subdirectora General de Ciencias Sociales y Humanas

Contacto de prensa: Clare O’Hagan(link sends e-mail)

Teléfono: +33 145 68 17 29

Fuente: https://es.unesco.org/news/etica-inteligencia-artificial-paso-mas-adopcion-recomendacion-unesco

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Mundo: ‘Permanezca alerta’ contra las tecnologías maliciosas que podrían poner en peligro a las generaciones futuras

Mundo/09-07-2021/Autor(a) y Fuente: news.un.org

Con más de 4.600 millones de usuarios de Internet en todo el mundo, los avances digitales continúan revolucionando la vida humana, pero «debemos permanecer alerta» frente a tecnologías maliciosas que «podrían poner en peligro la seguridad de las generaciones futuras», dijo el director de la Oficina de Desarme de las Naciones Unidas. Affairs (ODA) dijo al Consejo de Seguridad el martes.

“Las tecnologías digitales están poniendo cada vez más a prueba las normas legales, humanitarias y éticas existentes, la no proliferación, la estabilidad internacional y la paz y la seguridad”, advirtió Izumi Nakamitsu en la reunión dirigida por Estonia, centrada en la paz y la seguridad en el ciberespacio.

Además, continuó, están reduciendo las barreras de acceso y abriendo nuevos dominios potenciales para el conflicto, dando a los actores estatales y no estatales la capacidad de llevar a cabo ataques, incluso a través de las fronteras internacionales.

El compromiso del Consejo de Seguridad sobre este tema es primordial: jefe de desarme de la ONU

Aumento de la ciberdelincuencia

Para 2022, se estima que 28.5 mil millones de dispositivos en red estarán conectados a Internet, un aumento significativo de los 18 mil millones en 2017, según el jefe de la ODA.

Desde la desinformación hasta las interrupciones deliberadas de la red, en los últimos años ha habido un aumento espectacular en los incidentes maliciosos dirigidos a las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) que disminuyen la confianza entre los Estados y amenazan la infraestructura crítica que depende de ellos.

La Sra. Nakamitsu recordó la preocupación del Secretario General   por el aumento de los ataques cibernéticos a los centros de salud durante la pandemia de COVOID, y pidió a la comunidad internacional que haga más para prevenirlos y ponerles fin.

“El extremismo violento y la trata de personas en línea tienen un impacto diferenciado que a menudo se pasa por alto en mujeres, hombres y niños, al igual que otras amenazas relacionadas con las TIC, como el ciberacoso, la violencia de pareja íntima y la difusión no consensuada de información e imágenes íntimas”, dijo. citando esto como la razón por la cual se debe priorizar la “participación igual, plena y efectiva” de mujeres y hombres en la toma de decisiones en el ámbito digital.

Defiéndete

Si bien las amenazas de las TIC van en aumento, también lo hacen los esfuerzos para abordarlas.

Durante más de una década, grupos de expertos a nivel gubernamental han estudiado y formulado recomendaciones para abordar los peligros de las TIC existentes y emergentes para la seguridad internacional, incluidas medidas de fomento de la confianza, creación de capacidad y cooperación, mientras que el denominado Grupo de Trabajo de composición abierta ha adoptado “Recomendaciones concretas y orientadas a la acción”, dijo el funcionario de la ONU.

Mientras tanto, las organizaciones regionales también están realizando esfuerzos, desde la implementación de normas voluntarias y no vinculantes para los Estados hasta la adopción de medidas regionales pioneras de fomento de la confianza o la adopción de herramientas regionales para reducir los riesgos de las TIC.

Foto: UIT
ITU
Foto: UIT

La batalla de todos

Si bien la responsabilidad principal de la seguridad internacional recae en los Estados, las TIC son una parte integral de las sociedades, y los participantes también tienen un papel que desempeñar en la seguridad del ciberespacio, atestiguó el Alto Representante.

“Las perspectivas del sector privado, la sociedad civil y el mundo académico aportan una parte única e importante de la solución colectiva a la ciberseguridad que busca la comunidad internacional”.

Programa de desarme

La Sra. Nakamitsu dijo que la ONU «está dispuesta a apoyar a los Estados» y a otros en la promoción de un entorno pacífico de las TIC, y citó el Panel de alto nivel sobre cooperación digital del Secretario General   junto con las posteriores mesas redondas que llevaron a una  Hoja de ruta , que recomienda acciones para cooperación en el espacio digital.

La Agenda para el Desarme del jefe de la ONU aborda tecnologías de nueva generación que plantean desafíos a “las normas legales, humanitarias y éticas existentes; no proliferación; y paz y seguridad ”, agregó.

La agenda pide trabajar con científicos, ingenieros y la industria en la innovación tecnológica con fines pacíficos, y colaborar con los Estados Miembros para «fomentar una cultura de responsabilidad y adherencia a las normas, reglas y principios emergentes sobre comportamiento responsable en el ciberespacio».

El compromiso del Consejo es ‘primordial’

Dado que el espacio digital ha llegado a ser la base de la mayoría de los aspectos de la vida diaria, la escala y la omnipresencia de la “inseguridad” de las TIC es una preocupación importante, dijo el jefe de Desarme.

Instó a ser cauteloso sobre la asignación de responsabilidad por los ataques de las TIC, que podrían tener «consecuencias importantes, incluidas respuestas armadas no deseadas y una escalada»; Estados que adoptan «posturas ofensivas» para usos de tecnología hostiles; y el desarrollo de “capacidades potencialmente desestabilizadoras” por parte de grupos armados y criminales no estatales, “con un alto grado de impunidad”.

“La participación del Consejo de Seguridad en este tema es primordial”, concluyó el funcionario de la AOD.

Fuente e Imagen: https://news.un.org/en/story/2021/06/1094992

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El mantenimiento de las comunidades de aprendizaje durante y más allá del COVID-19

Por: Keith Holmes

El espacio LAB de Ideas de los futuros de la educación está diseñado para destacar visiones académicas y foros sobre temas que se exploran como parte de la iniciativa Los futuros de la educación de la UNESCO. Las ideas expresadas aquí son las de los autores; no son necesariamente las de la UNESCO y no comprometen a la Organización.

Según la UNESCO, 1 580 millones de estudiantes que deberían estar en la escuela o la universidad están ahora en casa, lo que representa más del 91% de todos los educandos matriculados. Un total de 191 países han decretado el cierre de escuelas y universidades en todo su territorio.

Hace apenas unas semanas, habría sido inimaginable oír a tantos gobiernos decir a los estudiantes que no fueran a la escuela o a la universidad y a los trabajadores que no fueran a trabajar a menos que su trabajo fuera esencial. Ahora, su mensaje es “quédense en casa”.

Aunque los países están viviendo la pandemia de COVID-19 de diferentes maneras y en diferentes marcos temporales, hay una sensación cada vez mayor que la humanidad está unida ante esta situación. En general, las medidas de política nacional parecen haber convergido en lugar de divergir, incluyendo a la esfera de la educación.

Estos cierres de escuelas tan generalizados dicen mucho sobre lo que piensan las sociedades respecto a la educación y, en particular, respecto al papel de las escuelas. Conceptos como “ir a la escuela” o “abandonar la escuela”, e incluso “cierre de escuelas” se refieren a a los edificios donde se lleva a cabo la escolarización, y no a las personas que componen la escuela: la comunidad del aprendizaje. En el marco del COVID-19, con el apoyo adecuado, los estudiantes y el personal pueden continuar aprendiendo y enseñando, aunque estén separados físicamente.

La primera reacción instintiva al cierre de escuelas por el COVID-19 generalmente consistió en recurrir a las tecnologías de la educación. Para compensar por el cierre de los edificios escolares, la prioridad fue movilizar “soluciones de aprendizaje a distancia”. Los estudiantes, los docentes y los padres o cuidadores tuvieron que adoptar rápidamente las tecnologías digitales para hacer posible la transferencia del aprendizaje basado en los planes de estudios a los hogares y los espacios virtuales, a fin de reducir al mínimo la interrupción del aprendizaje y la enseñanza. Ya sea a través de programas de radio y televisión de baja tecnología o de aplicaciones móviles de alta tecnología, la visión era la misma: construir entornos de aprendizaje que no dependieran de los edificios escolares.

Sin embargo, si el concepto de “escuela” se hubiera entendido principalmente como referencia a la gente, es decir, la comunidad del aprendizaje formada por los estudiantes, el personal, los padres y otras partes interesadas —y no a los edificios—, las reacciones iniciales y posteriores podrían haber sido diferentes. En lugar de una respuesta material o tecnológica a los cierres, podría haber habido una respuesta más humanista, que diera prioridad a las relaciones humanas y la amplia gama de necesidades de los niños, jóvenes y adultos sometidos al distanciamiento físico. El mantenimiento de la salud y el bienestar socioemocional de los estudiantes, los docentes, los padres y otras personas —especialmente las más vulnerables— podría haber recibido una atención más inmediata que el aprendizaje basado en los planes de estudios. La prioridad del contacto y la comunicación entre escuelas, hogares y comunidades, así como la facilitación de información y asesoramiento, podrían haber servido de base para evaluar necesidades y tomar decisiones sobre los servicios necesarios y las tecnologías, si hay alguna, que hubiera habido que desplegar.

En condiciones de distanciamiento físico, las niñas y los niños, los jóvenes y los adultos no solo se ven privados de sus interacciones sociales y rutinas normales, sino que también se ven obligados a adaptarse a circunstancias nuevas, en una amplia variedad de condiciones y con un apoyo social, emocional o psicológico mínimo. También se interrumpen las actividades extracurriculares y otras actividades sociales. Muchos estudiantes ya no se benefician de las comidas escolares, las instalaciones sanitarias u otros servicios médicos y sociales a los que antes accedían en los edificios escolares. Para los educandos cuyos exámenes se han cancelado o pospuesto, ha desaparecido un hito decisivo en su vida. La ansiedad por los exámenes ha sido sustituida por la ansiedad por el COVID-19, las perspectivas educativas y profesionales y los planes para el futuro. Todos los afectados por esta crisis estamos sintiendo, hasta cierto punto, una sensación de pérdida y posiblemente de duelo.

En estas circunstancias, en las que el distanciamiento físico es una medida preventiva temporal, la idea de la “escuela” como comunidad del aprendizaje puede ayudar a replantear el problema. El “problema” pasa a ser cómo mantener —a corto y medio plazo— las relaciones, el aprendizaje entre compañeros, la actividad intelectual, los servicios y el sentimiento de pertenencia. Es posible que las soluciones requieran más continuidad que cambio, a fin de velar por que la escuela, como comunidad de aprendizaje, se mantenga próspera y empática, inclusiva y activa, utilizando tecnologías apropiadas, entre ellas la radio, la televisión, el teléfono y los servicios postales de la comunidad.

En los casos en los que los sistemas educativos ya han estado invirtiendo en el desarrollo de comunidades de aprendizaje, como las escuelas comunitarias de la ciudad de Nueva York, mediante el fomento de altos niveles de confianza entre las escuelas y las comunidades, compromiso y apoyo familiar, podría ser más factible mantener el aprendizaje durante el COVID-19 y posteriormente que en otras situaciones. Como miembros de las comunidades de aprendizaje, los estudiantes han forjado relaciones mutuamente enriquecedoras y han adquirido competencias y valores como la capacidad de aprender a aprender, la empatía y la solidaridad, que resistirán la prueba del tiempo. Los papeles pueden cambiar, pero los educandos, los docentes, los padres y otras personas con redes sólidas y capital social pueden averiguar juntos cómo mantener las comunidades de aprendizaje, incluyendo los procesos de aprendizaje, prósperos en épocas de crisis. En tales contextos podría haber un riesgo menor de desconexión y “abandono” cuando los edificios escolares vuelvan a abrir sus puertas. Sin embargo, en aquellos casos en los que ya existe una gran distancia social y cultural entre la “escuela” y el “hogar”, es posible que las comunidades de aprendizaje formales sean más débiles y tengan una resiliencia menor. En esas situaciones, será necesario redoblar los esfuerzos para mantener la comunicación y las relaciones, especialmente con los grupos desfavorecidos.

La crisis del COVID-19 es cualitativamente diferente a otras emergencias como conflictos, huracanes, terremotos o incendios forestales. Además, es de una escala sin precedentes. Desviar la atención en los entornos físicos o virtuales y centrarla en las personas y en el desarrollo de competencias sociales y emocionales esenciales, comprendidas la empatía y la solidaridad, podría ser una estrategia de supervivencia para mantener las comunidades de aprendizaje durante y más allá de la crisis del COVID-19. La inversión en las comunidades de aprendizaje podría fortalecer la resiliencia antes de que se produzcan otras crisis y situaciones de emergencia.

Un día, cuando el mundo recuerde el año 2020, tendremos mucho que aprender unos de otros. Las respuestas educativas a la crisis tienen el potencial de cambiar los significados, propósitos y valores de la “escuela” y podrían ayudar a crear futuros más humanistas para la educación y el aprendizaje en todo el mundo.

Keith Holmes trabaja en el Equipo de Investigación y Prospectiva en Educación de la UNESCO. Este artículo fue publicado simultáneamente en el blog de la Red sobre las políticas y la cooperación internacionales en educación y formación (NORRAG), el 27 de abril de 2020.}

Fuente de la información e imagen: https://es.unesco.org

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La OIT califica de alarmante la extensión del trabajo infantil

Por: Revistaxq

La Oficina Internacional del Trabajo publica un estudio global que marca un hito en la historia de la lucha contra el trabajo infantil y en el que se demuestra que, a pesar de los «importantes progresos» alcanzados, un número alarmante de niños continúa atrapado en las peores formas de explotación

Diez años después de iniciarse una campaña mundial contra el trabajo infantil, la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) publica hoy un estudio global que marca un hito en la historia de la lucha contra el trabajo infantil y en el que se demuestra que, a pesar de los «importantes progresos» conseguidos, un número alarmante de niños continúa atrapado en las peores formas de explotación.

Según Juan Somavia, Director General de la OIT, pese al creciente compromiso de los gobiernos y de sus interlocutores para tratar de resolver el problema del trabajo infantil en todo el mundo, éste sigue siendo un problema a gran escala. Aunque se han producido progresos importantes hacia la erradicación efectiva del trabajo infantil, la comunidad internacional todavía se enfrenta a una ardua tarea contra esta tenaz y omnipresente forma de trabajo que afecta a millones de niños de todo el mundo.

En la publicación titulada « Un futuro sin trabajo infantil » 1  , el estudio más completo jamás realizado por la OIT sobre la cuestión, se señala que se ha producido una respuesta de alcance mundial al llamamiento en pro de la erradicación del trabajo infantil, especialmente las peores formas del mismo, a través de la acción directa en los planos local, nacional e internacional. En el informe se llega a la conclusión de que 246 millones de niños – es decir uno de cada seis niños entre 5 y 17 años – están implicados en el trabajo infantil. Entre las nuevas y sorprendentes conclusiones del informe, se señala también que uno de cada ocho niños en el mundo – unos 179 millones de niños entre 5 y 17 años – siguen expuestos a las peores formas de trabajo infantil, que ponen en peligro el bienestar físico, mental o moral del niño.

En el informe también se afirma que de estos niños:

  • unos 111 millones de menores de 15 años que realizan trabajos peligrosos deberían ser «retirados inmediatamente de este tipo de trabajo»;
  • otros 59 millones de jóvenes entre 15 y 17 años deberían recibir protección urgente e inmediata contra los riesgos laborales, o bien ser retirados de este tipo de trabajos;
  • unos 8,4 millones de niños están atrapados en las formas «incuestionablemente» peores del trabajo infantil, como son la esclavitud, la trata de niños, la servidumbre por deudas y otras formas de trabajo forzoso, reclutamiento forzoso en conflictos armados, prostitución, pornografía y otras actividades ilícitas.

El trabajo infantil continúa siendo un fenómeno de alcance mundial – según el informe ningún país o región es inmune al mismo. Una amplia gama de situaciones de crisis – desastres naturales, fuertes recesiones económicas, la pandemia del VIH/SIDA y los conflictos armados, etcétera – arrastra cada vez más a los jóvenes al trabajo infantil que los debilita, incluidas las modalidades ilegales y clandestinas del mismo, como son la prostitución, el tráfico de drogas, la pornografía y otras actividades ilícitas.

El perfil del problema

Los nuevos datos recogidos en el informe se alejan de las estimaciones anteriores según las cuales aproximadamente 250 millones de niños entre 5 y 14 años trabajaban en los países en desarrollo – la estimación más fiable que podía hacerse en 1996. En el informe se señala que los métodos más recientes para obtener datos proporcionan una imagen más precisa del problema del trabajo infantil, su distribución por regiones y grupos de edad y, por lo tanto, facilita unas cifras que no permiten una simple comparación con las estimaciones originales.

En el informe, se describe el trabajo infantil de principios del siglo XXI como «en evolución constante e infinitamente volátil». De los recientes datos de la encuesta se deduce que cerca de 352 millones de niños de entre 5 y 17 años participan actualmente en algún tipo de actividad económica.

De éstos, unos 106 millones participan en tipos de trabajo aceptables para los niños que han alcanzado la edad mínima de empleo (generalmente 15 años) o en trabajos ligeros como son las tareas domésticas o el trabajo realizado como parte de la educación del niño (véase el Convenio sobre la edad mínima ( núm. 138 ), adoptado en 1973).

Los 246 millones de niños restantes están implicados en formas de trabajo infantil que la OIT considera deberían eliminarse. Estas formas incluyen:

  • el trabajo realizado por niños que no alcanzan la edad mínima estipulada en la legislación nacional o en las normas internacionales para un tipo especial de trabajo;
  • el trabajo peligroso que puede perjudicar el bienestar físico, mental o moral del niño, ya sea por su naturaleza o por las condiciones en que se realiza, y
  • las formas «incuestionablemente» peores del trabajo infantil, tal y como se definen en el Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil, 1999 ( núm. 182 2  .

En lo que respecta a la distribución geográfica, la cifra más alta en términos absolutos de niños entre 5 y 14 años que trabajan, se concentra en la región de Asia y el Pacífico, y representa unos 127 millones de niños, es decir, el 60 por ciento del total mundial. En segundo lugar figura el Africa Subsahariana, con 48 millones de niños (23 por ciento del total), seguida por América Latina y el Caribe con 17,4 millones de niños (8 por ciento) y Oriente Medio y el Norte de Africa con 13,4 millones (6 por ciento).

El informe indica que aproximadamente 2,5 millones, es decir el 1 por ciento de los niños que trabajan en todo el mundo, viven en los países industrializados, mientras que 2,4 millones de ellos viven en las economías en transición.

Las encuestas realizadas en los países en desarrollo indican que la inmensa mayoría (70 por ciento) de los niños que trabajan participan en ramas de actividad del sector primario tales como la agricultura, la pesca, la caza y la silvicultura. Un 8 por ciento aproximadamente en la industria manufacturera, el comercio mayorista y minorista, la restauración y la hostelería; un 7 por ciento en trabajos domésticos y el sector de los servicios; un 4 por ciento en el transporte, el almacenamiento y las comunicaciones; y un 3 por ciento en la construcción y la explotación de minas y canteras.

El trabajo infantil adquiere con frecuencia graves proporciones en la agricultura comercial vinculada a los mercados globales de algodón, el cacao, el café, el caucho, el sisal y otros productos básicos. Estudios realizados en Brasil, Kenya y México han revelado que entre el 25 y el 30 por ciento de la fuerza de trabajo total empleada en la producción de diversas materias primas estaba constituida por niños menores de 15 años. El informe señala que «en muchos países desarrollados la agricultura es el sector donde trabajan más niños» y que «las explotaciones agrícolas familiares son una excepción común en la legislación sobre la edad mínima».

La economía informal, donde los trabajadores no están reconocidos ni protegidos por los marcos legislativo y jurídico del mercado laboral, es donde se encuentra el mayor número de niños trabajadores, con diferencia.

Según el análisis de la OIT, la preponderancia del trabajo infantil en la economía informal situada fuera del alcance de la mayoría de las instituciones oficiales en países con todo tipo de niveles de ingresos, representa uno de los principales problemas para su eliminación efectiva.

Algunos trabajos, como los realizados en las minas y la pesca en alta mar, son evidentemente peligrosos, mientras que otros, que a primera vista podrían parecer inofensivos, pueden resultar igualmente peligrosos especialmente para los niños de corta edad, desnutridos y vulnerables por otros motivos.

Causas y soluciones

En el informe se enumeran las diversas causas del trabajo infantil, todas las cuales deben abordarse. Aunque la pobreza es un factor importante, existen otras muchas causas como, por ejemplo, la inestabilidad económica y política, la discriminación, la migración, la explotación criminal, las prácticas culturales tradicionales, la falta de trabajo decente para los adultos, una protección social inadecuada, la falta de escuelas y el deseo de bienes de consumo.

En lo que respecta a la demanda, hay que destacar factores como la falta de aplicación de la ley, el deseo por parte de algunos empleadores de contar con una fuerza laboral barata y flexible, y el bajo nivel de rentabilidad y productividad de las pequeñas empresas familiares que no pueden permitirse mano de obra adulta.

A pesar de la dificultad para abordar todas estas causas, el informe de la OIT insiste en que «la campaña de ratificación universal del Convenio núm. 182 ha conferido a la lucha general contra el trabajo infantil una nueva urgencia y alcance, al centrar la atención del mundo en sus peores formas». Desde que la Conferencia Internacional del Trabajo adoptara por unanimidad el Convenio núm. 182 en 1989, éste ha sido ratificado por cerca de 120 de los 175 Estados Miembros de la OIT. Además, al 25 de abril de este año, el Convenio sobre la edad mínima (núm. 138), adoptado en 1973 había sido ratificado por 116 Estados Miembros.

Según el Sr. Somavia, el mundo es cada vez más consciente de la existencia del trabajo infantil y exige medidas para que se acabe con él. La mayoría de los gobiernos del mundo reconocen actualmente la existencia del problema – en mayor o menor escala y revistiendo distintas formas. Muchos ya se han puesto a la tarea de medirlo y comprenderlo, y están tomando medidas para acabar con él.

El Informe será discutido por las organizaciones tripartitas de la OIT en la 90. a reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo  el 12 de junio en Ginebra. Ese mismo día, la OIT lanzará el Día Internacional contra el Trabajo Infantil. El objetivo de esta iniciativa es reforzar la dinámica internacional creada en los recientes años para eliminar el trabajo infantil, especialmente sus peores formas, y ofrecer un momento para la reflexión a todas las partes implicadas sobre el progreso realizado hasta ahora y continuar con los esfuerzos para lograr un futuro sin trabajo infantil.

Se han multiplicado los programas nacionales y regionales en el marco del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil , que se inició en 1992 con seis países participantes y con un único donante (el Gobierno de Alemania), y que ha aumentado de tal forma que ahora abarca operaciones en 75 países financiadas por 26 donantes. En 2001, la OIT inició su primer programa de duración determinada destinado a eliminar en un plazo de entre cinco y diez años las peores formas de trabajo infantil en ciertos países. Se espera que los programas iniciales brinden ayuda a unos 100.000 niños en El Salvador, Nepal y la República Unida de Tanzanía.

En el informe se indica que las asociaciones entre gobiernos, organizaciones de empleadores y de trabajadores, y otras organizaciones de la sociedad civil, que cuentan con el apoyo de la comunidad internacional, permiten afirmar que se están obteniendo verdaderos progresos en relación con la retirada de los niños de los trabajos peligrosos para enviarlos a la escuela a fin de ayudarles (a ellos y sus familias) a desarrollar formas de vida mejores y más seguras, y para impedir que otros niños se incorporen al trabajo infantil.

«Es preciso aprovechar estas bases, apoyarlas y extenderlas», señala el Sr. Somavia. «La eliminación efectiva del trabajo infantil es uno de los retos más urgentes de nuestra época y debería ser un objetivo universal.»

1  « Un futuro sin trabajo infantil», Informe global con arreglo al seguimiento de la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo , Conferencia Internacional del Trabajo, 90.ª reunión, 2002, Informe I (B). Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra. ISBN 92-2-312416-6. Precio: 20 francos suizos. (El informe puede, consultarse también en el sitio Internet de la OIT www.ilo.org/declaration.) La Declaración de la OIT sobre principios y derechos fundamentales en el trabajo fue adoptada por la Conferencia Internacional del Trabajo en 1998. En ella se reafirma el compromiso de todos los Estados Miembros de la OIT a respetar, promover y hacer realidad los derechos de los trabajadores y los empleadores relativos a la libertad sindical y a la negociación colectiva, así como a la eliminación del trabajo forzoso u obligatorio, el trabajo infantil y la discriminación.

Fuente de la información  e imagen:  http://revistaxq.com/es/2021/06/30/la-oit-califica-de-alarmante-la-extension-del-trabajo-infantil/

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UNESCO – Recuperar el aprendizaje perdido: ¿Cómo actuar con rapidez y a gran escala?

Recuperar el aprendizaje perdido: ¿Cómo actuar con rapidez y a gran escala?

La pandemia de COVID-19 aceleró la oleada de cierre de escuelas en todo el mundo, algo que, según la UNESCO, puede equivaler a un promedio de 15 semanas (4 meses) en 2020. A menos que los responsables de tomar decisiones y formular políticas actúen con rapidez y de manera adecuada para atenuar la pérdida de aprendizaje resultante, más de 100 millones de educandos podrían quedar por debajo del nivel mínimo de competencias en lectura, algo que exacerbaría las desigualdades en materia de aprendizaje.

Para evitar una situación como esta, los sistemas educativos nacionales han desplegado numerosas medidas con resultados desiguales. Las experiencias y lecciones extraídas pueden proporcionar consejos útiles para la elaboración y puesta en marcha de estrategias y modalidades específicas en cada contexto. Sin embargo, la magnitud y profundidad de la repercusión generada por la crisis actual obliga a los responsables a sopesar y seleccionar las medidas que deben desplegarse por etapas y según la escala con el paso del tiempo.

La más reciente nota temática sobre programas de aprendizaje para la recuperación elaborada por la UNESCO proporciona un análisis preliminar de las diferentes medidas adoptadas por los países y describe las estrategias más prometedoras con miras a planificar y aplicar los programas para la recuperación de los logros perdidos. Los resultados preliminares proporcionan una buena base de conocimientos para reflexionar y deliberar de manera más profunda sobre los programas de aprendizaje de recuperación, la recuperación del aprendizaje perdido y el reforzamiento de la resiliencia centrado en el reforzamiento del sistema educativo.

Los gobiernos, los centros educativos y los docentes deberán tener en cuenta tres dimensiones interrelacionadas en cada contexto local: el enfoque curricular (por ejemplo, si se condesarán los planes de estudios con miras a centrarse en los conocimientos y competencias básicas); al apoyo suplementario necesario (por ejemplo, tutorías dirigidas a los alumnos con dificultades); y las medidas prácticas necesarias para poner en marcha la estrategia adoptada (por ejemplo, ajustar el calendario escolar y el empleo del tiempo con miras a aumentar el tiempo de contacto presencial, organizando grupos más pequeños en las aulas). En consecuencia, estos desempeñarán papeles y tendrán responsabilidades diferentes a la hora de poner en marcha las acciones que han seleccionado.

En el futuro los ámbitos de acción clave serán los siguientes:

  • Evaluar las necesidades de aprendizaje determinando las deficiencias en materia de competencias y conocimientos sobre la base del currículo implementado o ajustado. Las evaluaciones continuas tanto formativas como cuantitativas son esenciales.
  • Ajustar la pedagogía para que la enseñanza se adapte más a las necesidades y capacidades individuales de los educandos. Es posible que sea necesario condensar el currículo para que pueda reflejar los principios básicos y enseñar las competencias esenciales en el tiempo limitado del que se dispone.
  • Dar prioridad, formar y apoyar a los docentes que son la columna vertebral de todo el sistema educativo. Cualquier intento de introducir nuevas tecnologías o técnicas en las aulas debe acompañarse de una formación de los docentes en materia de estrategias de aprendizaje adaptado, evaluación del aprendizaje y competencias digitales.
  • Hacer hincapié en el aprendizaje socioemocional reconociendo las necesidades en materia de salud mental de educandos y docentes. Los planes de estudio deben integrar un componente relativo a la salud mental, tal como la atención plena y propiciar las relaciones interpersonales sanas entre alumnos y docentes.
  • Garantizar la inclusión e igualdad de género, en particular para los cerca de 11 millones de niñas podrían no volver a la escuela después de la pandemia, y otros grupos desfavorecidos o vulnerables que han sido los más afectados por la crisis de la COVID-19. Los responsables políticos deberán reducir la discriminación basada en cuestiones de género en las escuelas, incitar a las niñas a volver a la escuela después de la pandemia, promover el liderazgo de las mujeres en la planificación de la recuperación y tener en cuenta las necesidades específicas de los educandos vulnerables en las aulas y fuera de estas.

La UNESCO aúna sus esfuerzos junto al UNICEF y el Banco Mundial para ayudar a los países a garantizar el regreso seguro de los niños a las escuelas; velando por que los educandos reciban un aprendizaje de recuperación eficaz y un apoyo para recuperar las pérdidas de aprendizaje y mejorar el bienestar general, así como que los docentes estén preparados y reciban el apoyo necesario para que puedan responder a las necesidades de aprendizaje de los alumnos en consonancia con las prioridades establecidas por Misión: Recuperar la educación en 2021 (en inglés).

Fuente de la Información: https://es.unesco.org/news/recuperar-aprendizaje-perdido-como-actuar-rapidez-y-gran-escala

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