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Peligroso: El metano en la atmósfera alcanza un récord

en la atmósfera alcanza un récord

Los productores de petróleo y gas en Europa se comprometen a informar sobre las emisiones de metano, pero las principales empresas estadounidenses no lo hacen.

Más de 60 compañías de petróleo y gas se comprometieron hoy a informar las emisiones de metano, ya que las Naciones Unidas informaron que los niveles atmosféricos de gases de efecto invernadero alcanzaron un nivel récord.

El plan de la Asociación de metano de petróleo y gas (OGMP) de la Coalición de Clima y Aire Limpio asigna a las empresas la tarea de informar sobre las emisiones de metano, tanto de sus operaciones principales como de las empresas conjuntas. Como parte del marco voluntario, las empresas compartirán sus propios objetivos de reducción de metano con OGMP, una iniciativa gestionada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

El plan renueva un marco OGMP existente y pide a las empresas que describan cómo lograrán sus objetivos de reducir las emisiones de metano. Las 62 empresas que se han unido a OGMP representan aproximadamente el 30% de la producción mundial de petróleo y gas, según la asociación. El grupo dijo que busca lograr una reducción del 45% en las emisiones de metano de la industria del petróleo y el gas para 2025.

Los objetivos individuales de las empresas, que incluyen empresas europeas como Equinor ASA, Total SE y Royal Dutch Shell PLC, se revisarán periódicamente, en línea con un “objetivo común de reducir continuamente las emisiones de gases de efecto invernadero”. El metano es el componente principal del gas natural.

Mark Brownstein, vicepresidente de energía del Environmental Defense Fund, dijo que si bien el marco es voluntario, sigue siendo una “contribución importante para promover la causa” de la reducción de las emisiones de metano de petróleo y gas.

EDF ha trabajado con Climate & Clean Air Coalition desde 2014, dijo Brownstein, y ayudó a llevar OGMP y el marco de informes de metano a su forma más reciente.

“Por primera vez, las empresas se comprometen a medir regularmente sus emisiones de metano utilizando estrictos estándares basados ​​en la ciencia, en lugar de estimaciones de ingeniería”, dijo Brownstein.

Según el informe de la Organización Meteorológica Mundial, una agencia de la ONU, el metano alcanzó un nuevo récord en 2019 y ha aumentado un 161% por encima de los niveles preindustriales “debido al aumento de las emisiones de fuentes antropogénicas”, incluida la industria de los combustibles fósiles.

Aproximadamente el 60% del metano emitido a la atmósfera proviene de fuentes creadas por el hombre, como el desarrollo de combustibles fósiles, vertederos, quema de biomasa y agricultura, según el informe de la OMM.

Según Brownstein, las estimaciones de emisiones de metano basadas en cálculos de ingeniería de la industria a menudo subestiman la cantidad real de emisiones provenientes de las operaciones de petróleo y gas. Llamó al marco del petróleo y el gas “un paso adelante” porque pasa a informar datos basados ​​en mediciones de campo y monitoreo continuo. El conjunto de tecnologías de monitoreo disponibles para las empresas abarca desde el uso de drones hasta satélites.

Aún así, aunque la asociación “se aplica a todos los segmentos del sector del petróleo y el gas donde se pueden emitir cantidades importantes de metano”, no se aplica a fragmentos como el refinado de petróleo y la fabricación de productos químicos, así como el “uso final del gas”.

Tampoco incluye actualmente a las principales empresas estadounidenses de petróleo y gas, que históricamente se han quedado a la zaga de sus homólogos europeos en lo que respecta a los objetivos climáticos.

Manfredi Caltagirone, oficial del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, dijo que aunque las empresas estadounidenses no participan en este momento, la asociación está hablando con varias empresas y señaló que “muchas empresas miembros de OGMP tienen activos en los EE. UU.”

Brownstein, luego de Caltagirone, dijo que “independientemente de si las empresas estadounidenses u otras compañías petroleras nacionales se unen, el proceso de transparencia en sus emisiones comienza con este nuevo programa”.

El programa de OGMP está destinado a complementar esfuerzos como el proyecto MethaneSAT de EDF, una iniciativa para medir las emisiones por satélite, dijo. Este tipo de iniciativas voluntarias también deben ir acompañadas de regulaciones, dijo, como las que se están desarrollando en la Unión Europea.

“Los programas voluntarios son un complemento de la acción del gobierno, pero no la sustituyen”, dijo Brownstein.

Advirtió que “el grado en que esta estrategia voluntaria resulte en reducciones de emisiones reales y sustanciales tiene mucho que ver con si las empresas que se están comprometiendo con este programa cumplan con lo que se están comprometiendo y cómo lo hacen”.

Por Carlos Anchondo.

Fuente de la Información: https://www.ecoportal.net/paises/peligroso-el-metano-en-la-atmosfera-alcanza-un-record/

 

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Mundo: Un distante exoplaneta arroja luz sobre la hipótesis del «noveno planeta»

Un distante exoplaneta arroja luz sobre la hipótesis del «noveno planeta»

El exoplaneta, un gigante con 11 veces la masa de Júpiter denominado HD106906 b, fue descubierto en 2013 con los telescopios Magallanes del observatorio chileno de Las Campanas y desde el principio llamó la atención por sus peculiaridades.

Con ayuda del telescopio espacial Hubble los astrónomos lograron en 14 años de mediciones desentrañar su peculiar órbita: elíptica pero extremadamente alargada y muy inclinada (a 30 grados del plano en el que se mueven todos los demás planetas del sistema).

Además, establecieron que el exoplaneta cuenta con un período de traslación de 15.000 años en torno a la pareja de jóvenes y brillantes estrellas, de las que separa una distancia media 730 veces la existente entre la Tierra y el Sol.

Se trata de la primera vez que expertos han sido capaces de medir el movimiento de un exoplaneta similar a Júpiter que está orbitando tan lejos de sus estrellas y más allá de un disco de asteroides.

«Esto suscitó todo tipo de preguntas sobre cómo HD106906 b acabó tan lejos y en una órbita tan inclinada», explicó Meiji Nguyen, director del estudio e investigador de la Universidad de California, Berkeley.

Para contestar a estas preguntas se planteó la siguiente teoría: el planeta se formó mucho más cerca de sus estrellas, pero su órbita se vio afectada por un disco de gas, lo que le llevó primero hacia su pareja de estrellas y luego, por la fuerza gravitacional, a salir expulsado en una extraña inclinación.

Si no llegó a escapar totalmente de su sistema planetario, prosigue la hipótesis, fue por el paso de una estrella que logró estabilizar la órbita del planeta (los expertos cuentan con varias candidatas para este papel).

La explicación, prosigue el estudio, es especialmente relevante porque serviría para completar algunos de los huecos de la hipótesis del «noveno planeta» del sistema solar, que postula que hubo un planeta más en nuestro vecindario.

Según este estudio, el «noveno planeta» habría sido expulsado del corazón del sistema solar al interaccionar con Júpiter y habría ido a parar más allá de Plutón y del cinturón de asteroides de Kuiper.

«Es como si tuviéramos una máquina del tiempo de nuestro sistema solar que fuese para atrás 4.600 millones de años para ver que pudo haber pasado», explicó otro miembro del equipo investigador, Paul Kalas de la Universidad de California, Berkeley.

Por el momento la hipótesis del «noveno planeta» sólo cuenta con evidencias circunstanciales, como los pequeños cuerpos celestes más allá de Neptuno que se mueven en órbitas inusuales y cuya configuración, según algunos astrónomos, se explicaría por ese «noveno planeta».

«Pese a que hasta la fecha no se ha detectado el noveno planeta, la órbita del planeta puede ser inferida a base de su efecto en varios objetos en el sistema solar exterior», explica Robert de Rosa, del Observatorio Meridional Europeo (ESO). «Las predicciones de la órbita del noveno planeta son similares a las que vemos en HD 106906b», agregó.

Fuente: EFE
Fuente de la Información: https://www.ultimahora.com/un-distante-exoplaneta-arroja-luz-la-hipotesis-del-noveno-planeta-n2918258.html
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Starving In A Pandemic

Starving In A Pandemic

Athira Nortajuddin

This file photo shows impoverished Filipino children eating cups of soup during a feeding program by a child advocate group in Manila. (AFP Photo)

One of the 17 targets of the Sustainable Development Goals (SDGs) include Zero Hunger, which is Goal 2 after Goal 1: No Poverty. The SDGs, also known as Global Goals were adopted in 2015 as a call to end poverty, protect the planet and ensure that all people enjoy peace and prosperity by 2030.

Unfortunately, the world is not on track to achieve Zero Hunger by 2030. The problem is now even further exacerbated by the COVID-19 pandemic.

According to the “State of Food Security and Nutrition in the World” report published last July by the United Nations (UN), it is estimated that nearly 690 million people went hungry in 2019, or 8.9 percent of the world’s population. This is an increase of 10 million from 2018, and 60 million in five years. However, the report forecasts that the pandemic could tip over 130 million more people into chronic hunger by the end of 2020.

Moreover, COVID-19 has increased food security risks in some parts of the world such as in the Asia-Pacific as strict quarantine measures and export bans on basic food items have affected all stages of food supply.

For example, in Cambodia, where there’s wide-spread poverty, consumers have been hit hard by lack of food supplies, a rise in prices of staple foods and also a halt of income due to the crisis. In April, Cambodia’s premier Hun Sen even announced that the country will halt rice exports to protect food security during the COVID-19 outbreak.

An article published by non-profit organisation, OneWorld Foundation last June titled, “Cambodia’s Food Insecurity Rises Due to COVID-19” states that “despite the government working towards ensuring a continuous operation of supply chains, food security is affected by lack of safety income-net for these Mekong delta inhabitants who are at the mercy of natural events and weather.”

The United Nations International Children’s Emergency Fund (UNICEF) has also warned that in the absence of timely action, the number of wasted children under-five could increase globally by about 15 percent this year due to COVID-19.

“COVID-19 has hit vulnerable families the hardest,” said Debora Comini, a UNICEF Representative. “Unless we urgently scale up prevention and treatment services for malnourished children, we risk seeing an increase in child illness and deaths linked to malnutrition.”

ASEAN member state Indonesia is already facing high levels of malnutrition. According to UNICEF, more than two million children in the country suffer from severe wasting, a condition characterised by low weight for height, and more than seven million children under-five are stunted. Indonesia is one of the countries hardest-hit by the COVID-19 virus in Southeast Asia. Overburdened health facilities, disrupted food supply chains and income loss due to the pandemic could lead to a sharp rise in the number of malnourished children in the archipelago stated UNICEF.

Death From Hunger

The UN World Food Programme (WFP) said seven million people have died of hunger as of October this year and the pandemic could double world hunger.

In an urgent call in July from the UN, the organisation said that COVID-19-linked hunger is leading to the deaths of 10,000 more children per month over the first year of the pandemic. Based on a worst-case scenario by the UN, nearly 180,000 children could die this year alone. In addition, the pandemic could also lead to young children missing 50 percent of their nutritional care and treatment services.

Hunger Index

Worldwide hunger and undernutrition, when calculated as a global average, can be classified as moderate. However, different countries face different challenges and situations on a yearly basis. According to the recently released Global Hunger Index (GHI) 2020, three countries surveyed have “alarming” levels of hunger (Madagascar, Timor-Leste, Chad), while more than 30 countries have “serious” levels of hunger based on the GHI Severity Scale. ASEAN member states Myanmar and Cambodia fall in this category.

Global hunger index ranking

Despite the aforementioned Southeast Asian countries’ “serious” levels of hunger, they have actually made significant improvement over the years. Both ASEAN member states were classified as having “alarming” levels back in 2000.

Vietnam, the Philippines and Indonesia have also made progress over the years in terms of combatting hunger as all three countries had “serious” levels of hunger a few years ago, but are now deemed “moderate.”

While some countries have made achievements and numerous efforts in reducing chronic hunger and poverty, the pandemic may cause setbacks, hampering some countries’ ability to make progress toward meeting the SDGs.

 

Fuente de la Información: https://theaseanpost.com/article/starving-pandemic

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Naturaleza: Cinco plantas con el poder de mejorar el estado de ánimo… y la salud

Cinco plantas con el poder de mejorar el estado de ánimo… y la salud

Tener plantas en casa aporta beneficios en muchos sentidos. Para los amantes del cuidado de las plantas, el solo hecho de estar en su compañía y poder apreciar su belleza es motivo de buen humor.

Pero, mira a continuación algunas plantas que ayudan de manera más específica a mantener la calidad de vida, ya sea renovando las energías y el aire de los ambientes o sirviendo como remedio natural.

1. Albahaca

La albahaca es una planta de hojas brillantes, muy hermosa y muy fragante, que contiene grandes propiedades para ofrecer a tu salud. Contiene vitaminas A, C y K, omega-3, magnesio, calcio, cobre, manganeso y hierro. Ayuda a combatir la gripe, aliviar la tos, el estrés, es bueno para los ojos y más.

A esta pequeña planta le gusta un suelo rico en materia orgánica, siempre húmedo y le gusta permanecer en un lugar bien iluminado. Si compra una maceta muy llena, divida las plántulas entre más macetas para que crezcan mejor.

2. Aloe vera

Esta suculenta es hermosa para decorar tu hogar y además tiene varias propiedades medicinales. Dentro de la hoja de aloe vera hay una especie de gel transparente que tiene acción antiinflamatoria, cicatrizante e hidratante, ideal para el cuidado de la piel y el cabello.

A esta planta le gusta tomar el sol, pero no tiene por qué ser directo. Si se expone a pleno sol, sus hojas verdes se volverán moradas y es posible que se marchite más. Puedes dejarlo a media sombra. Como la planta almacena mucha agua en el interior, puede dejar que el suelo se seque para regar. Tampoco necesita mucho fertilizante, ya que es muy resistente. Si lo siembras en tierra compostada es suficiente para un año.

3. Salvia

Esta es una planta que todas las abuelas dirán que es bueno tener en casa. La salvia es antioxidante, antiséptica, cicatrizante, aromática, antiinflamatoria, expectorante y calmante.

Se puede cultivar en agua o en tierra, en un lugar bien iluminado y con algunas horas de sol al día. El suelo debe estar bien drenado, ligero y fértil, rico en nitrógeno y debe mantenerse ligeramente húmedo.

4. Lavanda

Esta planta es hermosa, y eso es suficiente para ser más feliz en su presencia. Pero, además, la lavanda tiene un delicioso aroma que sirve para perfumar tu hogar, calmar la mente y equilibrar el cuerpo. Para los insectos es repelente y también te ayuda a sentirte mejor.

Si se planta en macetas, deben tener al menos 30 centímetros, ya que la lavanda es muy alta. Guárdela en un lugar con al menos 4 horas de sol al día y mantenga la tierra húmeda. Las flores aparecen en primavera, y si quieres mantenerlo en el suelo de tu jardín, puedes tener arbustos de 1 metro y medio.

5. Hiedra

Hay diferentes tipos de hiedra, todas hermosas, con hojas en forma de estrella y colores maravillosos. La hiedra es una planta trepadora que puedes tener en interiores como planta colgante o rellenar paredes, enrejados y fachadas en el exterior.

En interior es bueno para ayudar a limpiar las impurezas del ambiente, reduciendo la humedad y el moho, lo cual es ideal para personas con este tipo de alergia.

La hiedra se puede cultivar a pleno sol o en media sombra, le gusta la tierra húmeda, pero nunca empapada. Es fuerte y resistente, fácil de cuidar y puede alcanzar los 12 metros si se cultiva libremente.

Por Priscilla Riscarolli. Artículo en portugués

Fuente de la Información: https://www.ecoportal.net/salud/5-plantas-mejorar-el-estado-de-animo/

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El poder necesita la oscuridad

El poder necesita la oscuridad

 Noam Chomsky

Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo

El pasado 1 de octubre terminaron en Londres las audiencias encaminadas a dictaminar la extradición a Estados Unidos de Julian Assange –calificadas como una “farsa” por algunos juristas, diplomáticos y periodistas de reconocido prestigio­.

Quienes creemos en la libertad de expresión y la necesidad de respetar derecho internacional esperamos con preocupación el dictamen de la nada imparcial jueza del caso, la británica Vanessa Baraitzer, previsto para el 4 de enero de 2021. Hasta entonces, queremos recordar las palabras del académico Noam Chomsky dirigidas al tribunal de Westmister en defensa de Assange:

Informe pericial del profesor Noam Chomsky para el caso del Gobierno de los Estados Unidos contra Julian Assange

“[…] Me han preguntado si el trabajo y los actos de Julian Assange podían considerarse “políticos”, cuestión que, según parece, podría tener una importancia crucial para su extradición a Estados Unidos, país que pretende juzgar a Assange acusado de espionaje por haber desempeñado un papel en la divulgación de información que el gobierno de Estados Unidos no deseaba hacer pública.

Ya he comentado con anterioridad cuál es mi opinión sobre el tema que se me pregunta ahora. Los siguientes párrafos constituyen mi punto de vista. Confirmo mi valoración de que las opiniones y acciones del Sr. Assange deben entenderse en relación con las prioridades del gobierno.

Un profesor de ciencias políticas de la Universidad de Harvard, el prominente politólogo liberal y asesor del gobierno Samuel Huntington, observó que «los estrategas del poder en Estados Unidos deben crear una fuerza que pueda sentirse pero no verse. El poder se mantiene fuerte cuando permanece en la oscuridad. Cuando se le expone a la luz solar, comienza a disiparse”. Huntington dio algunos ejemplos significativos de la verdadera naturaleza de la Guerra Fría. Al hablar de la intervención militar estadounidense en el exterior comentó que «a veces tiene que vender la intervención o cualquier otra acción militar de modo parezca que estamos luchando contra la Unión Soviética. Esto es lo que lleva haciendo Estados Unidos desde la Doctrina Truman” y hay muchos ejemplos de este principio rector.

Las acciones de Julian Assange, que han sido tachadas de criminales, son acciones que sacan a la luz el poder, acciones que pueden hacer que el poder se disipe si la gente aprovecha la oportunidad de convertirse en ciudadanos independientes de una sociedad libre en lugar de someterse dócilmente a un amo que actúa en secreto. Esta fue la decisión de Assange y desde hace mucho tiempo se sabe que el pueblo tiene la capacidad de desvanecer el poder.

Un destacado pensador que entendió y explicó esta realidad fundamental fue David Hume, quien escribió sobre los Principios del Gobierno en una de las primeras obras modernas de teoría política hace más de 250 años. La redacción que usó fue tan clara que me limitaré a citarle textualmente. Hume descubrió que «nada sorprende más que ver la facilidad con que la mayoría es gobernada por unos pocos y observar la sumisión implícita con la que los hombres han entregado sus propios sentimientos y pasiones a la voluntad de sus gobernantes. Cuando nos preguntamos de qué manera pudo haber sucedido esta maravilla vemos que, estando la fuerza siempre del lado de los gobernados, los gobernantes no tienen nada que los apoye excepto la opinión. Decir que un gobierno está justificado es, pues, sólo una cuestión de opinión y esta máxima se extiende tanto a los gobiernos más despóticos y más militarizados como a los más liberales y populares”.

De hecho, Hume subestima la efectividad de la violencia, pero sus palabras son particularmente relevantes en el caso de sociedades en las que la lucha popular de muchos años ha logrado conquistar un grado considerable de libertad. En tales sociedades, como la nuestra, por supuesto, el poder está de hecho del lado de los gobernados y los gobernantes no tienen nada que los apoye excepto la opinión. Ésta es una de las razones por las que la enorme industria de las relaciones públicas se ha convertido en la mayor agencia de propaganda en la historia de la humanidad, una influencia que ha crecido y alcanzado sus formas más sofisticadas en las sociedades más liberales, Estados Unidos y Gran Bretaña. Esta institución nació hace aproximadamente un siglo, cuando las élites se dieron cuenta de la libertad que se había conquistado hacía imposible controlar a la población por la fuerza, y que por tanto era preciso controlar las actitudes y las opiniones.

Las élites intelectuales liberales también entendieron esto, por lo que insistieron –echando mano de otras citas– en que debemos deshacernos del «dogmatismo democrático según el cual las personas son los mejores jueces de sus propios intereses». No es así. Son «intrusos ignorantes y problemáticos» y, por tanto, hay que «ponerlos en su lugar» para no molestar a los «hombres responsables» que gobiernan por derecho propio.

Una de las formas de controlar a la población es actuar en secreto para que los intrusos ignorantes y problemáticos se queden en su sitio, alejados de los mecanismos de poder que no les conciernen. Este es el principal objetivo cuando se clasifican los documentos internos. Cualquiera que haya rastreado los archivos de documentos que se han hecho públicos se dará cuenta rápidamente de que lo que se mantiene en secreto rara vez tiene que ver con la seguridad, excepto con la seguridad de los gobernantes ante su enemigo interno, la propia población. La práctica es tan común que resulta bastante superfluo ilustrarla. Solo mencionaré un caso contemporáneo.

Si observamos los acuerdos comerciales mundiales, el del Pacífico y el del Atlántico, veremos que en realidad son acuerdos sobre los derechos de los inversores disfrazados de libre comercio. Se negocian en secreto. Existe una disposición para una ratificación parlamentaria al estilo estalinista, sí o no, lo que por supuesto significa que sí, sin discusión ni debate, lo que en Estados Unidos se denomina aprobación por la «vía rápida». Para ser precisos, no se negocian completamente en secreto. Los hechos son conocidos por los abogados corporativos y los cabilderos que redactan los detalles de modo que protejan los intereses del partido que representan y que, por supuesto, no es el público. El público, por el contrario, es un enemigo al que debe mantenerse en la oscuridad.

El supuesto crimen de Julian Assange, al esforzarse por descubrir secretos gubernamentales, es violar los principios básicos del gobierno, levantar el velo del secreto que protege el poder de miradas ajenas y evita que se disipe pues, digámoslo de nuevo, los poderosos entienden que levantar el velo puede hacer que el poder desaparezca. Incluso puede conducir a una auténtica libertad y democracia si un público despierto llega a comprender que la fuerza está del lado de los gobernados y que puede ser suya si deciden controlar su propio destino.

En mi opinión, Julian Assange, al defender con valentía las creencias políticas que la mayoría de nosotros decimos compartir, ha prestado un gran servicio a todos los pueblos del mundo que aprecian los valores de la libertad y la democracia y, por lo tanto, exigen el derecho a saber lo que están haciendo sus representantes electos. Esas mismas acciones son las que le han llevado a sufrir una persecución cruel e intolerable.

Firmado: Noam Chomsky, 12 de febrero de 2020.

Nota: la recogida de firmas contra la extradición de Assange sigue abierta en https://rsf.org/en/free-assange

Fuente: https://consortiumnews.com/2020/10/01/assange-extradition-craig-murray-your-man-in-the-public-gallery-assange-hearing-day-17/

Fuente de la Información: https://rebelion.org/el-poder-necesita-la-oscuridad/

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La Covid-19 cuestiona el sentido de la vida

La Covid-19 cuestiona el sentido de la vida

Leonardo Boff

La irrupción de la Covid-19 alcanzando a todo el planeta y causando la muerte a más de un millón de vidas sin poder ser veladas ni recibir el cariño último de sus familiares, además de infectar a otros muchos millones de personas, plantea la inquietante pregunta: ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Por qué todo este sufrimiento? ¿Qué nos quiere decir la naturaleza con este virus invisible que ha puesto de rodillas a todas las potencias militares, haciendo ineficaces sus armas de destrucción masiva? La Covid-19 cayó como un meteoro sobre el sistema del capital y el neoliberalismo. Sus mantras fueron destrozados. ¿Sirvió para algo el lema de Wall Street “la codicia es buena”? Nadie come computadoras, ni se alimenta de los algoritmos de la inteligencia artificial.

¿Cuáles eran los dogmas de la fe capitalista y neoliberal?: Lo esencial es el mayor lucro en el menor tiempo posible, la competencia feroz, la acumulación individual o corporativa, el saqueo cruel de los recursos de la naturaleza, dejando las externalidades por cuenta del Estado, la indiferencia ante la tasa de iniquidad social y ambiental, la postulación de un Estado mínimo para escapar de sus leyes limitantes y poder acumular más libremente.

Si hubiésemos seguido estos mantras, el exterminio de vidas humanas habría sido incalculable. Sin políticas públicas, las personas serían tragadas por un destino atroz.

¿Qué nos ha salvado? Aquellos valores y actitudes ausentes en el sistema del capital y el neoliberalismo: darnos cuenta de que no somos “dioses” sino totalmente vulnerables y mortales, expuestos a lo imprevisible. Lo que cuenta no es el lucro sino la vida; no es la competencia sino la solidaridad; no es el individualismo sino la cooperación entre todos; no el asalto a los bienes y servicios de la naturaleza sino su cuidado y protección; no un estado mínimo, sino el estado suficientemente pertrechado para atender las demandas urgentes de la población. Dicho directamente: ¿qué vale más la vida o el lucro? ¿La naturaleza o su expoliación desenfrenada?

Responder a estas preguntas inaplazables es interrogarse sobre el sentido o el absurdo de nuestra vida, personal y colectiva. El aislamiento social es una especie de retiro existencial que la situación nos ha impuesto. Se crea la oportunidad de hacer estas preguntas ineludibles. Nada es fortuito en este mundo. Todo guarda una lección o un sentido secreto que debe ser revelado, por más desconcertante que sea la realidad. Lo que no podemos permitir es que este sufrimiento colectivo sea en vano. Funciona como un crisol que purifica el oro, que acrisola nuestra mente, y pone en jaque ciertos hábitos para ser revisados y otros nuevos para ser incorporados, especialmente en lo que se refiere a nuestra relación con la naturaleza y el tipo de sociedad que queremos, menos perversa y más solidaria.

Todo el mundo habla de la medicina, de la técnica, de los insumos y especialmente de la búsqueda ansiosa de una vacuna contra la Covid-19. Pocos hablan de la naturaleza. Pero es necesario considerar el contexto del brote del coronavirus. No está aislado. Vino de la naturaleza que durante siglos fue saqueada irresponsablemente por el proceso industrial del capitalismo y también del socialismo, en la falsa suposición de que la Tierra tendría recursos ilimitados. Hemos deforestado despiadadamente y destruido así los hábitats de miles de virus que viven en los animales e incluso en las plantas. Al perder su “morada natural”, buscan en nosotros un sitio para sobrevivir. Así hemos conocido una amplia gama de virus como el zica, el chikungunya, el ébola, las series derivadas del SARS, como el de la Covid-19, entre otros.

Se trata de un contraataque de la naturaleza o de la Madre Tierra contra la humanidad, con el que quiere darnos una severa advertencia: “detengan la agresión despiadada, que destruye las bases físico-químicas-ecológicas que sostienen vuestra vida; de lo contrario podríamos enviarles virus mucho más letales que podrían diezmar a miles de millones de ustedes, de la especie humana, y afectar gravemente a la biosfera, ese fino manto un poco mayor que el filo de una navaja que garantiza la continuidad de la vida”.

¿Prevalecerán estas advertencias vitales o el afán de acumular y asegurar intereses materiales? ¿Tendremos suficiente sabiduría para responder a la alternativa que el Ser que hace ser a todos los seres nos presenta?: “Te propongo la vida y la muerte, la bendición y la maldición; elige la vida para que puedas vivir con tu descendencia” (Dt 30,19).

Portadores de una fe en un Dios “apasionado amante de la vida” (Sab 11,26) apostamos todavía por un sentido de la historia y de la vida. Ellas escribirán la última página de la saga humana, construida con tanto esfuerzo en este planeta.

Esto, sin embargo, no debe desviar nuestra mirada de lo que está ocurriendo en el escenario mundial y específicamente en el brasilero, donde un jefe de estado negacionista no tiene como proyecto cuidar de su pueblo y de nuestra exuberante naturaleza. Con desprecio e ironía se comporta como Nerón que presenciaba como Roma ardía tocando la cítara.

A pesar de todo esto, nuestra esperanza no muere. Como afirma la Fratelli tutti del Papa Francisco: “La esperanza nos habla de una realidad enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en los que vive” (nº 55). Aquí resuena el principio esperanza, que es más que una virtud, es un principio, un motor interior que proyecta nuevos sueños y visiones, tan bien formulados por el filósofo alemán Ernst Bloch en El principio esperanza. Esta esperanza nos recuperará el sentido de vivir en este pequeño y amado planeta Tierra.

Aunque somos seres contradictorios, hechos simultáneamente de luz y de sombras, creemos que la luz triunfará. Muchos bioantropólogos y neurocientíficos nos confirman que somos por esencia seres de bondad y de cooperación. Prevalece una bondad fundamental en la vida.

El hombre común, que conforma la gran mayoría, se levanta, gasta un tiempo precioso en los autobuses, va al trabajo, a menudo duro y mal pagado, lucha por su familia, se preocupa por la educación de sus hijos, sueña con un país mejor. Sorprendentemente, es capaz de hacer gestos generosos, ayudar a un vecino más pobre que él y, en casos extremos, arriesgar su vida para salvar a una niña inocente amenazada de violación. En él está actuando el principio esperanza.

En este contexto, no me resisto a citar los sentimientos de uno de nuestros más grandes escritores modernos, Erico Veríssimo. En su famoso “Contempla los lirios del campo”.

Si en ese momento un habitante de Marte cayera a la tierra, se asombraría al ver que en un día tan hermoso y suave, con un sol tan dorado, la mayoría de los hombres estaban en oficinas, talleres, fábricas… Y si le preguntase a alguno de ellos: ‘Hombre, ¿por qué trabajas tan furiosamente durante todas las horas de sol?’ – escucharía esta singular respuesta: ‘Para ganarme la vida’. Y sin embargo, la vida allí se ofrecía a sí misma, en una milagrosa gratuidad. Los hombres vivían tan ofuscados por los deseos ambiciosos que ni siquiera se daban cuenta. Ni con todas las conquistas de la inteligencia habían descubierto una manera de trabajar menos y vivir más. Se agitaban en la tierra y no se conocían, no se amaban como debían. La competencia los convirtió en enemigos. Y hacía muchos siglos, habían crucificado a un profeta que se había esforzado por mostrarles que eran hermanos, sólo y siempre hermanos. (Ver Lírios do Campo, Civilização Brasileira, Rio de Janeiro 1973. p. 292).

La irrupción de la Covid-19 reveló estas virtudes, presentes en los humanos pero especialmente en los pobres y las periferias, porque se refugiaron allí, ya que la cultura del capital reina en las ciudades, con su individualismo y falta de sensibilidad ante el dolor y el sufrimiento de las grandes mayorías de la población.

¿Qué se esconde detrás de estos gestos diarios de solidaridad? Se esconde el principio esperanza y la confianza de que, a pesar de todo, vale la pena vivir porque la vida, en su profundidad, es buena y fue hecha para ser llevada con coraje que produce autoestima y sentido de valor.

Hay aquí una sacralidad que no viene bajo el signo de lo religioso sino bajo la perspectiva de lo ético, del vivir correctamente y del hacer lo que debe ser hecho.

El reconocido sociólogo austríaco-norteamericano Peter Berger, ya fallecido, escribió un libro brillante, relativizando la tesis de Max Weber sobre la total secularización de la vida moderna con el título: Un rumor de ángeles: la sociedad moderna y el redescubrimiento de lo sobrenatural (Voces 1973/2013). Allí describe numerosos signos (los llama “rumor de ángeles”) que muestran lo sagrado de la vida y el significado secreto que siempre tiene, a pesar de todo el caos y las contradicciones históricas.

Siguiendo a Peter Berger voy a dar sólo un ejemplo banal, conocido por todas las madres que cuidan a sus hijos por la noche. Uno de ellos se despierta asustado. Tiene una pesadilla, se da cuenta de la oscuridad, se siente solo y se deja llevar por el miedo. Grita llamando a su madre. Esta se levanta, toma al niño en su regazo y en un gesto primordial de magna madre le acaricia y le da besos, le dice cosas dulces y le susurra: “Hijito, no tengas miedo; mamá está aquí. Todo está bien, no pasa nada, querido”. El niño deja de sollozar. Recupera su confianza y poco después se duerme, tranquilo y reconciliado con la oscuridad.

Esta escena común esconde algo radical que se manifiesta en la pregunta: ¿no está la madre engañando al niño? El mundo no está en orden, no todo está bien. Y sin embargo estamos seguros de la madre no engaña a su hijo. Sus gestos y sus palabras revelan que, a pesar del desorden imperante, reina un orden profundo y secreto.

Así que creemos que los tiempos de la Covid-19, tan dramáticos, pasarán. Esperamos, y cómo esperamos, que por debajo y dentro de ellos se va fortaleciendo un orden escondido que irrumpirá cuando todo pase.

De esta manera, la sociedad y toda la humanidad podrán caminar hacia un sentido mayor, cuyo diseño final se nos escapa. Pero siempre hemos intuido que existe y que será bueno. Él será quien escriba la última página con un final feliz. Como escribió el filósofo del Principio Esperanza, Ernst Bloch, verificaremos que el verdadero génesis no fue al principio de las cosas, sino al final. Sólo entonces será verdad: “Dios vio todo lo que había hecho y le pareció muy bueno” (Gen 1,31).

Fuente de la Información: https://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=1007
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La pandemia y las nuevas significaciones del miedo

La pandemia y las nuevas significaciones del miedo

 Isaac Enríquez Pérez

Con la pandemia del Covid-19 la vulnerabilidad humana fue amplificada, y ello se corresponde con la irradiación de una era de la incertidumbre perfilada desde lustros atrás. Manejada por las élites políticas y la industria mediática de la mentira como un discurso bélico, la crisis epidemiológica global es capitalizada por los poderes fácticos para afianzar la percepción de que el coronavirus SARS-CoV-2 es un “enemigo común” al que es urgente derrotar para retornar a una “normalidad” renovada.

La entronización del apocalipsis mediático (https://bit.ly/31emwwl) a través de la desinfodemia (https://bit.ly/3exTeN6) lleva aparejado pulsar los instintos más profundos del ser humano y sembrar en él la sensación del miedo. En este proceso subyace una construcción mediática del coronavirus (https://bit.ly/2VOOQSu) que exacerba las emociones y las pulsiones básicas de las audiencias pasivas y acríticas; al tiempo que aprovecha el rumor y la mentira que deambulan irrestrictamente por las redes sociodigitales y conforman un discurso negacionista y conspiranóico (https://bit.ly/3evOvMQ), en lo que es un ejercicio en tiempo real de lapidación de la palabra y de tergiversación semántica. El miedo inducido aflora ante la posibilidad de contagio y muerte y, a su vez, se combina con la ignorancia tecnologizada y el pensamiento parroquial.

Por una parte, el miedo se erige en un dispositivo de control del cuerpo, la mente, la conciencia y la intimidad de los individuos y familias. El confinamiento global, la gran reclusión y la alteración radical de la cotidianidad solo fueron posibles instalando el discurso del miedo para aislar y atomizar a alrededor de 5 000 o 6 000 millones de habitantes; aprovechando y/o incentivando en este macroproceso inédito el individualismo hedonista, la despolitización de la sociedad y el social-conformismo. De tal modo que el distanciamiento físico devino en un distanciamiento social que fractura el sentido de comunidad y las formas tradicionales de socialización.

La ampliación de las posibilidades de morir ante el asalto de un agente patógeno microscópico asimilado como “enemigo común”, induce el retorno al Estado hobbesiano como entidad paternal protectora y defensora de los súbditos ante la posibilidad de zozobra, miedo y vulnerabilidad. El manejo estratégico y geopolítico de la posible vacuna, en cierto modo, se orienta en esa dirección. Particularmente, la humanidad aceptó con docilidad y acríticamente la construcción biopolítica del miedo, así como la entronización de la ideología del higienismo y las estrategias propias de lo que se perfila como un Estado sanitizante. La relación de esta nueva modalidad de Estado es estrecha con el colapso de la legitimidad de las instituciones estatales (https://bit.ly/3dOo9oJ) experimentada desde 1968.

El miedo marcha a la par de la dictadura de la mascarilla y de una especie de profilaxis del cuerpo de “el otro”, asumido también como “enemigo” por el recelo y desconfianza que despierta la posibilidad de contagio. De ahí que el miedo no solo sea una sensación pasajera, sino un dispositivo cotidiano que vertebra la experiencia y los estilos de vida en medio de la crisis pandémica.

La humanidad no solo es presa del miedo a un agente patógeno, sino que también se somete al fragor del miedo a lo desconocido y a lo incierto que se instaura con la pandemia. Desde la pérdida del empleo y el ingreso, hasta la vulnerabilidad que supone la posibilidad de contagio y muerte, colocan a la humanidad ante el abismo de lo desconocido y ello incentiva la intensificación de la angustia y la ansiedad. Si no se conoce el rumbo que tomarán las problemáticas y los acontecimientos, el ser humano carece de una mínima brújula que le oriente en el mar de la incertidumbre.

Sin el dato y su manipulación, la gestación y arraigo del miedo es imposible. El dato es fundamental para afianzar la sensación de vulnerabilidad ante el incremento de la contabilidad en tiempo real. No solo aumentan el número de contagiados y de muertes, sino también de desempleados, de nuevos pobres y de excluidos como resultado de las decisiones y medidas inducidas de confinamiento que colapsaron las cadenas globales de producción y suministro, así como la demanda de los consumidores. La paradoja en el manejo y difusión masiva del dato radica en que genera, a su vez, indiferencia de las audiencias pasivas, o algo que los especialistas denominan como entumecimiento psicológico (https://bbc.in/30o64rn). El dato y los modelos matemáticos anticipatorios de los contagios y muertes, ligados al miedo pandémico, son un dispositivo para incentivar la obscenidad y la curiosidad psicopatológica de las audiencias pasivas y obedientes.

El sociólogo contemporáneo Zygmunt Bauman teoriza en torno a la ubicuidad y omnipresencia de los miedos y los concibe como algo consustancial a la vida de los individuos y a la dinámica de las sociedades. Con la pandemia, el miedo ataca las entrañas de los ciudadanos y el imaginario social; al tiempo que potencia la incertidumbre y amplía los márgenes de vulnerabilidad y expone a los organismos humanos a una mayor morbilidad tras debilitar sus sistemas inmunitarios. Si se ataca el estado de ánimo de los individuos y familias a través del miedo, se magnifican las posibilidades de enfermar y desvanecer la resistencia respecto a los agentes patógenos microscópicos. Entonces, se gestan víctimas emocionales de la angustia, la ansiedad, la depresión, la impotencia y la tristeza. Activados estos trastornos y psicopatologías, el control personal sobre la vida se desvanece y aumentan las posibilidades de muerte entre los afectados. De ahí el carácter criminal y letal del miedo inducido a través de la construcción mediática del coronavirus.

El miedo, si bien puede ser una experiencia que ayuda al ser humano a erigir precauciones en su actuar y avatares, también puede ser un dispositivo letal, simbólico y –a la vez– orgánico que inmoviliza a los individuos y poblaciones. En medio de los discursos y estrategias de guerra, el miedo le da forma a los arsenales conformados para enfrentar desde los poderes fácticos toda posibilidad de conflictividad social.

A su vez, el recurso del miedo es utilizado por las élites plutocráticas globales para hacer de la pandemia un discurso inhibidor e inmovilizador de los individuos y colectividades. Es también parte de los discursos de poder de esas élites para encubrir, invisibilizar y silenciar los alcances y contradicciones del colapso civilizatorio (https://bit.ly/3oUtPCV) acelerado durante los últimos meses, y del cual son sus principales causantes y beneficiarios bajo la lógica de que el caos permite incrementar las ganancias.

El miedo, cuando es inducido desde las estructuras de poder y riqueza, impone obediencia y hasta sometimiento con el fin de instaurar el control sobre individuos y poblaciones enteras. El consenso pandémico amplió las posibilidades a través de la biopolítica, la bioseguridad, la biovigilancia y la geolocalización, en lo que se podrían concebir como nuevas formas de autoritarismo y totalitarismo disimulado con la coartada sanitaria y salvadora.

Para que las sociedades contemporáneas puedan liberarse del miedo pandémico necesitan reivindicar el pensamiento utópico y el sentido de esperanza. Necesitan comprender en su justa dimensión epidemiológica y orgánica al coronavirus SARS-CoV-2, de tal modo que se asume que, al contraerlo, el contagio no supone –en automático– la enfermedad terminal y la muerte. La letalidad de este patógeno es del 1%, y muchos organismos que lo contraigan experimentarán síntomas de una gripe común; en tanto que otros se expondrán a ciertos episodios de crisis en su salud. Ello no significa que el nuevo coronavirus no represente amenazas reales; las supone, pero también exige respuestas y estrategias consistentes que desde el sector público contribuyan a remontar la crisis sanitaria a través de la prevención y la detección temprana del Covid-19. Quienes sí ameritan mayores cuidados son aquellos organismos que enfrentan co-morbilidades (diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, obesidad, etc.), y es allí donde resulta preciso canalizar las mayores atenciones de los sistemas de salud. De ahí la importancia de instaurar una política de la precaución que se imponga al miedo, la incertidumbre y la desesperanza. Una precaución activa y crítica que permita reconstruir la esperanza y adoptar cuidados en la reorganización de las sociedades y de su cotidianeidad. En esa lógica, recuperar el sentido de comunidad es fundamental; y logrado ello, solo la autonomía de esas colectividades humanas –pequeñas o grandes– será crucial para atender sus problemáticas específicas agravadas con la pandemia.

La dotación de información y conocimientos fiables, oportunos y válidos es primordial de cara a una industria del pánico global. Sin esa información será imposible romper el círculo vicioso de la inmovilidad y del social-conformismo, pues en última instancia la pandemia es también una lucha estratégica por el control de las significaciones y la palabra; una lucha por subsumir la esperanza y maniatar el futuro de las sociedades contemporáneas. Ello es un rasgo más del colapso civilizatorio y solo la (re)construcción de la cultura ciudadana sustentada en el conocimiento razonado ayudará a trascender el lapidario consenso pandémico.

Isaac Enríquez Pérez. Investigador, escritor y autor del libro La gran reclusión y los vericuetos sociohistóricos del coronavirus. Miedo, dispositivos de poder, tergiversación semántica y escenarios prospectivos (de próxima aparición).

Fuente de la Información: https://rebelion.org/la-pandemia-y-las-nuevas-significaciones-del-miedo/

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