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Las mujeres que pararon dos meses a Franco

Por: pikaramagazine.com/06-02-2019

En 1962, una huelga minera que se inició por un conflicto laboral en Asturias terminó convirtiéndose en el mayor desafío político al que tuvo que enfrentarse el franquismo desde la finalización de la Guerra Civil: 300.000 trabajadores de todo el Estado español terminaron sumándose a un paro que se extendió durante dos meses. Fueron las mujeres de las Cuencas Mineras las que garantizaron las condiciones que lo hicieron posible.

A lo largo de la historia, ha habido –y hay– quienes saben que sí o sí aparecerán en los libros; quienes intuyen que sus aportaciones, para bien o para mal, podrán merecer la atención de los que la escriben; y quienes ni por asomo lo han contemplado. A este último sector pertenece la mayoría de la población y, en especial, de las mujeres, pero es ahí donde se ha hecho historia con mayúsculas, aquella que ha perpetuado la vida frente a la destrucción, que ha sembrado justicia frente a los privilegios y que se ha constituido en resistencia frente a quienes sostenían que conformarse era el mandato divino o legal.

En 1962, cuando el régimen franquista presumía de un supuesto milagro económico como estrategia para legitimarse y lavar su imagen internacionalmente, un grupo de mujeres y hombres pobres de un aislado valle asturiano conseguían lo impensable hasta el momento: abrir la brecha de la oposición política a partir de lo que empezó siendo, ni más ni menos, que una protesta laboral.

La esquiva primavera asturiana seguía haciéndose de rogar en la Cuencas Mineras en aquellos días de abril de 1962 en los que miles de hombres tenían aún que recorrer hasta dos horas a pie para llegar, aún de noche, a los pozos en los que iban dejándose los pulmones y la vida, para salir por un mísero sueldo, también de noche, a unas condiciones de vida que no diferían mucho de las que habían vivido sus antepasados un siglo atrás.

Con una diferencia abismal: las Cuencas habían sufrido la Guerra Civil y la posguerra con una virulencia especial, aquella que los golpistas consideraban que merecía una zona destacadamente roja y a la que tanto les había costado aplacar –que ya se había convertido en un símbolo de los movimientos obreros con su Revolución de 1934– y que durante años albergó en sus montañas a guerrilleros que se negaban a dar por vencida a la democracia.

Guerrilleros que no habrían podido subsistir sin el apoyo de la población civil que les protegía, nutría y esperaba, mayoritariamente conformada por mujeres. Una de ellas era Anita Sirgo, hija del guerrillero Avelino Sirgo, y enlace de la guerrilla desde los nueve años. Ser miembro de una familia republicana no sólo le costó no conocer a su padre –sólo lo vio una vez sin saber quién era–  y no saber aún ni en qué cuneta está enterrado, sino que sus abuelos y su madre fueran encarcelados y su tío ejecutado. Por todo ello, es una de las firmantes de la causa contra los crímenes del franquismo que se investiga en Argentina.

Pero Anita Sirgo es también una de las cientos de mujeres que hicieron posible la emblemática huelga minera de 1962, que tuvo su origen en unas sanciones de suspensión de empleo y sueldo a siete mineros que se atrevieron a pedir una subida del jornal que cobraban en el Pozo Nicolasa, en Mieres. Esto, que había ocurrido infinidad de veces anteriormente, desató un extraordinario movimiento de solidaridad que empezó entre sus propios compañeros , que se negaron a trabajar al día siguiente iniciando así una huelga de dos meses que se fue extendiendo, primero por las minas asturianas y siderúrgicas -60.000 obreros sólo en esta región-, y posteriormente por 23 provincias españolas. Según distintas fuentes historiográficas, llegaron a participar hasta 300.000 personas de todo el Estado español. Y todo ello, sin convocantes ni consignas, sin apenas hablar-se conoce también como ‘la huelga del silencio’– para evitar filtraciones y represión, y echando mano de una cultura muy interiorizada de la solidaridad de clase que “cuenta con unos mecanismos de identificación de quiénes son los nuestros y quiénes el enemigo que suelen funcionar de una manera muy espontánea ya que no requieren una militancia explícita”, explica Rubén Vega, historiador y autor del libro Las huelgas de 1962.

Concentración en Bruselas en solidaridad con las huelgas de 1962. (Archivo Fundación 1º de Mayo)

Tal fue la repercusión nacional e internacional –se celebraron actos de solidaridad en otros países europeos, y medios como The New York Times o Le Monde se hicieron eco de la rebelión–, que la huelga consiguió algo extraordinario, como lo define Vega: “Algo que no había ocurrido antes y que no volvió a ocurrir: que un ministro de Franco viniese no sólo a negociar con los huelguistas, sino que además cediese. Es peculiar, además, porque las minas eran privadas aún y el que negocia es un ministro, no la patronal ni los empresarios. Y porque las cesiones se decidieron en un Consejo de Ministros presidido por el dictador y se publicaron en el Boletín Oficial del Estado. Se conceden 75 pesetas por cada tonelada producida de carbón destinadas a la subida de los salarios”.

Como subraya Vega, en aquel momento los mineros llevaban ya más de un mes en huelga, un delito equiparable a la rebelión militar según la legislación vigente, lo que convirtió inmediatamente a la huelga en un desafío político y, sin embargo, el régimen negoció con quienes, bajo sus normas, eran delincuentes.

La última vez que los mineros habían visto incrementarse sus sueldos había sido en 1956, pero en 1962 el precio de alimentos básicos como el pan o las patatas se había encarecido entre un 50 y un 200 por ciento. “La huelga fue posible por una combinación de factores. Había descontento porque el régimen presumía de que la economía empezaba a tirar, pero la gente no veía mejorar su situación. La minería es un sector muy especial porque había una tradición muy fuerte de solidaridad que hizo que el conflicto estallase. Pero también por un relevo generacional. La mayoría de los detenidos y deportados por la huelga tenían una media de edad muy joven, gente que no había vivido la guerra y que, por tanto, tenían menos miedo”, resume Vega. De hecho, pese a que había actividades clandestinas de organizaciones como el Partido Comunista y de cristianos de base, no pudieron ver venir la huelga “y ni en sus mejores sueños hubiesen podido imaginar lo que iba a ocurrir”, añade. Aunque sí la apoyarían una vez desatada.

Hasta aquí el resumen del relato habitual de uno de los capítulos más heroicos del antifranquismo, con el que Asturias se labró parte de su merecida reputación obrera y rebelde. Pero, ¿quiénes aseguraron en gran medida las condiciones necesarias para mantener una huelga de dos meses?

“Yo he conocido a mujeres que han trabajado en todos los ámbitos de la mina”, explica Montserrat Garnacho Escayo, antropóloga de género natural de Mieres, y autora de numerosos libros y artículos sobre las mujeres en las minas asturianas.“Conocí a una mujer que fue picadora durante ocho años porque su marido no podía seguir por la silicosis. Como la paga que le correspondía no le daba para vivir a ellos y a sus hijos, le pidió al jefe que le dejara desempeñar su puesto. Rompió aguas picando, porque tuvo dos hijos más siendo minera. Pero, claro, la paga la cobraba a nombre del marido, porque en aquel momento era ilegal que las mujeres fueran mineras. Las mujeres están ocultas de la foto, pero estaban ahí”.

Niño trabajando en una mina asturiana (Fundación Montepío)

Las mujeres han trabajado en las minas -dentro y fuera- desde sus inicios, como los niños y las niñas, por ser un trabajo precario y denostado. También en Asturias, donde encontramos cómo fueron empleadas desde el siglo XIX también como picadoras cuando había aumentos de la demanda, como en la paralización de la siderurgia vasca por la Tercera Guerra Carlista o durante la I Guerra Mundial.Siempre cobrando la mitad que los hombres, 1,05 pesetas a finales del siglo XIX según un estudio de Fernando García Arenal, citado por Garnacho, y menos que los menores, que recibían entre 1,25 y 1,5 pesetas. Según esta estudiosa, en esta época se estima que unas 600 mujeres trabajaban en las minas asturianas de hulla.

Eso sí, cuando escaseaba la demanda, las mujeres volvían a ser relegadas a las labores que tradicionalmente desempeñaban como carboneras: cargar los vagones con el carbón extraído de los pozos, lavarlo –a menudo, con sus bebés al lado tragando el mismo polvo que también a ellas les provocaba silicosis, aunque no se le reconociese como enfermedad laboral–; e, incluso, recuperando el carbón que terminaba en las riberas de los ríos, cargándolo en cestos chorreantes de agua sobre sus cabezas durante kilómetros, para venderlo o tener así algo con lo que alimentar sus propias cocina de carbón. Eso sí, estos trabajos sólo eran aceptados socialmente si los desarrollaban antes de casarse. Si no, era cosa de las viudas de los ‘rojos’, de las madres solteras o que tenían a sus esposos en los campos de concentración, o “mujeres de mineros muertos en accidente a quienes se les ofrecía el medio jornal a cambio de la paga de viudedad, más miserable aún”, escribe Garnacho.

Carboneras en La Hueria ( Colección Asociación Amigos del Valle de La Hueria, San Martín del Rey Aurelio)

Pese a que sus condiciones eran mucho peores incluso que las de los mineros, no aparecen en el relato heroico de las condiciones que provocaron las huelgas de 1962, como tampoco lo hicieron sus vecinas y esposas, hijas y madres de los mineros que pagaron con cárcel, torturas y hambre la osadía de organizarse para que éstos cobraran algo más que una miseria.

Hombres que, por aquel tiempo, no tenían derecho siquiera a “una muda de ropa –porque llegaban por la noche con el uniforme empapado por el agua que caía en los túneles y no nos daba tiempo a secarlos, así lo pusiéramos en cuanto llegaban encima de la cocina de carbón–; o ducharse en un sitio cerrado y con agua caliente”, nos dice Anita Sirgo, que ya trabajaba en la clandestinidad para el Partido Comunista cuando se desató la huelga del 62. Su marido, Alfonso Braña, también implicado en la lucha antifranquista comunista, había sido despedido de la mina anteriormente, donde había trabajado como picador y vigilante, pero tanto ellos como sus hijas seguían viviendo en el edificio que se había construido en Lada (Langreo) para alquilárselo a los trabajadores de la mina. Desde allí, junto a otras mujeres como Constantina Pérez (Tina) y Celestina Marrón,gestaron y coordinaron la resistencia que haría posible una huelga de dos meses para unas familias que ya malvivían cuando tenían un salario y que “se convirtió en el primer gran desafío para el franquismo en términos de movilización obrera que, además, consiguió conectar este movimiento de trabajadores con el estudiantil, el intelectual –un centenar de ellos firmaron una carta de protesta dirigida al régimen- y el de mujeres -más de 200 se manifestaron en solidaridad con la huelga en la madrileña Puerta del Sol–”, analiza Vega.

Como no podíamos juntarnos más de siete mujeres porque no había derecho a la reunión, y ya estábamos fichadas, pues nos encontrábamos de a poquitas. Poníamos una cafetera y unas tazas en la mesa por si venía la Guardia Civil a ver qué estábamos haciendo, y nos poníamos de acuerdo sin poder tomar notas ni nada, todo era de memoria”, rememora Anita en la misma cocina en la que organizó gran parte del reparto de la propaganda, así como muchos de los piquetes que garantizaron el mantenimiento de la huelga. “Antes no había móvil, tenía que ser todo caminando y con la lengüina. Había veces que salíamos a hablar con las otras mujeres por la mañana y no volvíamos hasta por la noche”, explica esta mujer que a sus ochenta y ocho años no aparenta más de setenta, y que transmite tanta energía como calidez.

Anita Sirgo durante la entrevista en su cocina (Celia Cervero)

Anita Sirgo durante la entrevista en su cocina (Celia Cervero)

“La participación de las mujeres en la huelga fue decisiva desde el inicio, por ejemplo, con el reparto de propaganda que permitió que se extendiera por las Cuencas”, explica Vega. Fue así como las mujeres consiguieron romper con el cerco informativo de la censura franquista y con el aislamiento que sufrían las Cuencas, desde donde las noticias llegaban con días de retraso a ciudades como Gijón u Oviedo.

Para ello, las mujeres escondían bajo sus ropas las cuartillas, a sabiendas de que un delito así se pagaba con prisión. Y para asegurarse de que las mujeres que habían dado su palabra de que participarían en los piquetes no se echaban atrás, Sirgo y sus compañeras se levantaban a las cinco de la mañana para ir a buscar una a una a sus compañeras. Sabían, porque arrastraban el mismo dolor, que no debían temer sólo a los palos con los que la Guardia Civil las intentaba dispersar, ni a las represalias contra sus maridos, sino que eran perfectamente conscientes de que el franquismo no perdonaba la disidencia porque ellas mismas habían crecido rodeadas de familiares asesinados en las cunetas, encarcelados en campos de concentración o asediadas por el hostigamiento con el que en las Cuencas se perseguía a las ‘rojas’. “De aquella sabías que salías de casa, pero no si volvías. Recuerdo que el primer día de huelga que fuimos a buscarlas, estaban todas levantadas y no falló ninguna”.

Armadas con palos y maíz, cortaban los accesos a los pozos y regaban los caminos con los granos. El mensaje era claro, estaban llamando ‘gallinas’ a los que intentaban volver al tajo, sabiendo que pocas cosas peores se les podía llamar a un paisano asturiano. Una sencilla medida que realmente contrariaba a los llamados ‘esquiroles’. Y cuando los guardias civiles intentaban detener a alguna, se entrelazaban con sus brazos al grito de “o todes o nenguna” (“o todas o ninguna”). Los porrazos llovían y los brazos se fundían.

Fotograma del corto “A golpe de Tacón”  (Amanda Castro)

“Había esquiroles que querían entrar al pozu porque ya no se aguantaba más, porque claro, se pasó mucha hambre y eso que teníamos una muy buena solidaridad con las tiendas, que nos daban fiado”, apostilla Sirgo mientras mira a su alrededor y recuerda cómo las mujeres de edificios tan austeros como éste –cuyas dos plantas parecen achatarse aún más bajo el peso de un niebla materializada en orbayu– se organizaban para recaudar dinero y comida de los comercios y de los chigres (sidrerías) –”todos daban”– que ponían en común para todo el vecindario. Pero también, para enviarlo a los más de 120 huelguistas que fueron deportados a regiones españolas aún más míseras y en las que no tenían a nadie, a las familias de los 198 que fueron despedidos y a las prisiones en las que se amontonaron hasta 356 huelguistas encarcelados.

Mineros prisioneros a la salida del trabajo en el campo de concentración de la mina de El Fondón.

Hay que recordar que hasta los años 50, en Asturias había más de medio millar de presos republicanos trabajando forzosamente en las minas, donde se instalaron algunas de las Colonias Penitenciarias Militarizadas que el régimen repartió por todo el país para explotar a unos 400.000 presos políticos, según José Luis Gutiérrez Molina, director científico del banco de datos Todos los nombres. Por cada dos días trabajados les restaban, supuestamente, uno de condena. Y como todo pago recibían un jornal de 50 céntimos, cuando la media por el mismo trabajo estaba entre 7 y 9 pesetas, según el exminero y líder sindical Antón Saavedra. Muchos mineros asturianos apresados durante la guerra y la posguerra, terminaron siendo explotados en yacimientos de otras regiones. Por tanto, la prisión no era un escenario ajeno a la minería.

Reunión de mujeres de los despedidos. [Foto cedida por Francisco González a la Fundación Juan Muñiz Zapico]

“Era una solidaridad que no veo por ninguna parte hoy, cuando hay tantas o más razones que entonces. Una de las mujeres que venía a los piquetes, con un palo que quitó a una banqueta, tenía más de 70 años. Tenía a sus dos fíos (hijos) en la mina. No logro entender lo que pasa hoy”, dice Sirgo, ahora volcada en las manifestaciones por las pensiones, sin perder la sonrisa,“porque si no mantenemos el ánimo, vidina del alma mía, esto no hay quien lo soporte, porque sufrimos mucho, mucho, mucho”.

Tanto como que un año después, en 1963, llega destinado un nuevo capitán de la Guardia Civil a las Cuencas Mineras, Antonio Cairo Leiva, para poner orden ante la sucesión de nuevas huelgas. “Supongo que en su cabeza esta zona es un foco de rojos, de enemigos a conquistar. Decide hacer méritos y encontrar al más buscado, Horacio Fernández Iguanzo”. Iguanzo, conocido comoEl Paisano, fue un destacado dirigente comunista que pasó más de una vez por casa de Sirgo y su marido, Braña.

Retrato de Anita Sirgo tras ser rapada.

Retrato de Anita Sirgo tras ser rapada.

El capitán Leiva manda buscar al matrimonio, como a tantos otros destacados participantes en las huelgas, para que vayan a comisaría. Primero va Braña, después Sirgo con su amiga Tina Pérez. Cuando las encierran en el calabozo, Sirgo sospecha que su marido está en la celda de al lado y golpea la pared con sus tacones, que no se quitaba desde que consiguió tener un primer par el día de su boda. Al otro lado, Braña responde con los mismos golpes. A partir de ahí los gritos, llantos y puñetazos se suceden. Los mismos que poco después recibirían Anita y Tina para que den nombres, localizaciones, implicaciones políticas. No abren la boca. Leiva sigue golpeando. Otros torturadores bien conocidos en las Cuencas, como el cabo Pérez, también. Ante su silencio, Leiva ordena que las rapen. Ocho días después de su detención, les exige que para ser puestas en libertad, cubran su cabeza con un pañuelo. Ellas se niegan. Salen con la cabeza bien alta, para que todo el mundo las vea. Anita ha perdido la audición de uno de sus oídos. Tina saldrá tan debilitada, que muere dos años después como resultado de las enfermedades que se le sucederán a partir de ahora. Es 1965 y Anita Sirgo no podrá ir a su entierro porque está en París, exiliada después de que le tirará uno de sus tacones a un Guardia Civil que la perseguía tras una protesta. El Partido Comunista la ha sacado de España esa misma noche para evitarle la prisión. Allí, en casa de unos camaradas franceses, aprende a leer y escribir “lo poco que sé, pero, por lo menos, a mí ya no me engaña nadie”. Tras dos años de exilio, pide volver bajo su responsabilidad. “Allí estaba presa, lejos de mis fías y el mi home. En la cárcel, por lo menos, van menguando los días de pena”.

Tina Pérez.

Tina Pérez.

A su vuelta, en 1966, la condenaron a tres meses de prisión y 100.000 pesetas de multa. Se negó a pagarlas “porque no las tenía, porque no iba a consentir que nadie las pagara y porque no quería que se riesen de nosotros”. Tuvo que cumplir un mes más, antes de volver a su casa yseguir protagonizando algunos de las protestas más significativas del antifranquismo en Asturias. Pero esas son ya otras historias, también invisibilizadas hasta recientemente por los libros de historia y por los discursos de la izquierda porque “hubo dos partes en esta lucha, la de arriba, la de los hombres, y la otra pequeñina, la de las mujeres, la diaria. El de los mineros es un relato épico y una foto de una mujer con una cestina en la cabeza estropea esa épica porque eso es la lírica“, sintetiza Montserrat Garnacho. Una lírica que, en muchos casos, se convertía en sus hogares en vidas atormentadas por la violencia machista.

En este sentido, el historiador Rubén Vega, que lleva años investigando desde el paradigma de la historia social, –“el de la de la inmensa mayoría, la gente común que no tiene estatuas ni recibe homenajes”–, entiende que “la agenda de los historiadores no la cambió una reflexión intelectual que nos llevase a tomar conciencia de nuestras carencias, sino el movimiento feminista que empieza a hacer historia con perspectiva de género y que nos plantea el desafío de ver cómo nosotros la estábamos haciendo tapándonos un ojo, viendo sólo la mitad”.

Un acercamiento al estudio de la historia – “que no es pasado, pasado es el tema que trata, pero la historia es siempre presente porque es la mirada desde la que nos dirigimos al pasado”, sostiene– que cambiaría no sólo los relatos oficiales, sino la esencia misma de los valores predominantes de nuestras sociedades.

“HUBO DOS PARTES EN ESTA LUCHA, LA DE ARRIBA, LA DE LOS HOMBRES, Y LA OTRA PEQUEÑINA, LA DE LAS MUJERES, LA DIARIA”

Hay una cosa que hacen las mujeres en el 62 que no se había hecho en las huelgas anteriores, que son los piquetes. Las mujeres se atreven a hacer algo que los hombres no son capaces de hacer, y con ello juegan con algo que me parece fascinante:se hacen fuertes precisamente en su rol de género tradicional como esposas, madres y amas de casa para transgredirlo. Y esto a los represores, a la policía, a la Guardia Civil, les crea una contradicción: no pueden entrar a saco a reprimir a las mujeres como lo harían con los hombres. De hecho, las torturas a Anita Sirgo y a Tina Pérez y su rapado es más escandaloso porque son mujeres, porque a los hombres los torturaban diariamente, y porque el rapado era cosa de otra época. Ellas son capaces de aprovechar ese rol de género para subvertirlo porque no se espera que las mujeres hagan piquetes, que desafíen a los mineros, que extiendan la huelga o que se enfrenten a la policía. Y lo hacen en la esfera pública, desafiando al poder y las leyes, y desde la militancia política”, analiza Vega. “Y no es que previamente fuesen feministas y entonces hagan estas cosas, sino que, quizás, el hacer estas cosas les haga adquirir cierta conciencia feminista”, añade.

“No podíamos consentir que los hombres volvieran a trabajar con las orejinas bajas y sin conseguir nada”, resume Sirgo. Y no lo consintieron. Así tuvieran que pagarlo con torturas, cárcel y hambre. Así se lo pagaran, durante décadas, con silencio en los homenajes y con el blanco de los márgenes de los libros de Historia.

*Informacion de la imagen de portadas: Carboneras de la mina La Encarná, rodeadas de carbón y cargando un vagón con sus palas (Colección Asociación Amigos del Valle de La Hueria / Asturias.es)

*Fuente: https://www.pikaramagazine.com/2018/03/las-mujeres-que-pararon-dos-meses-a-franco/?fbclid=IwAR3HCu4aw7T9mNC3v3f69ZIrKfvmsiz-cD_db0dPXQWHMavIQKff_vzvtuA

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Burkina Faso, en la ¿geografía del terror?

Por: Guadi Calvo/Rebelión/ 06-02-2019

Hoy para Burkina Faso, el cuarto país más pobre del mundo y que fue una de las naciones más seguras de África Occidental, el restaurante de comida turca Aziz Istanbul, en el centro de Uagadugú, su capital, que todavía permanece cerrado con su fachada destrozada tras los ataques integristas de agosto de 2017, que dejaron 18 muertos, quizás sea la postal más exacta para comprender la realidad del país.

Desde 2016, hasta principios de 2019 el país africano ya ha sufrido cerca de 300 ataques de grupos vinculados tanto a al-Qaeda como al Dáesh, dejando casi 300 muertos. Uagadugú, fue atacada en dos oportunidades más, dejando cerca de 90 muertos en total. El primer ataque fue contra la cafetería Cappuccino y el Hotel Splendid (Ver Burkina-Faso: Sangre en la arena) en enero de 2016, que dejó una treintena de muertos y el último se produjo en marzo pasado, en cercanías de la embajada francesa y el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, con otras 28 víctimas mortales.

El norte burkinés comenzó a sufrir la violencia integrista en 2011, por grupos wahabitas, que operan todavía hoy en el norte de Mali y sur de Argelia, desde entonces la violencia no ha dejado de incrementarse y expandirse y desde el norte se irradia hacia la frontera con Nigeria en el este del país, donde opera Boko Haram, filtrándose también a Togo, Benín y Ghana. Estas naciones se vieron obligadas a enviar tropas a sus fronteras burkinesas, dada la inestabilidad que se podría generar si los muyahidines pudieran abrir un corredor desde el Sahel al Golfo de Guinea.

Tanto en el norte como en el este, los objetivos de los fundamentalistas suelen ser oficinas del Gobierno, puestos militares, escuelas y maestros, a quienes se les exige que dicten sus clases en árabe, en lugar del francés, y enseñen el Corán. Estas presiones han obligado a cerrar 1.025 escuelas en el norte, Sahel y este, lo que ha dejado sin clases a unos 150.000 niños desde marzo de 2018, mientras el 60 % de los maestros debieron abandonaron las regiones en conflicto.

A pesar de que la gran mayoría de los ataques no han sido reclamados por ninguna organización, el general del ejército Oumarou Sadou, refiere que las características de los IED (dispositivos explosivos improvisados) usados tanto en el norte y como en el este, son de similar preparación, lo que indicaría que estarían siendo montados por la misma organización.

La crítica situación del país africano obligó a su presidente Roch Kaboré a declarar el estado de emergencia el último 31 de diciembre para las provincias afectadas y a cambiar a su Primer Ministro, Paul Kaba Thiebal por Christophe Dabiré, el 19 de enero pasado.

Los cambios implementados por Kaboré, no han logrado contener las acciones de los muyahidines del Ansaroul Islam, (Defensores del Islam) el grupo takfirista local, apoyado por el Estado Islámico en el Gran Sahara (ISGS) fundado en 2016 por Ibrahim Malam (del árabe Mu’alam: maestro) Dicko, aparentemente muerto de sed en el desierto, en mayo de 2017, en su huida de un ataque aéreo francés. El malam fue sustituido, por su hermano menor, Jafar, de 38 años, un erudito del Corán. Ansaroul Islam, surgido del grupo malí Mujao, (Movimiento por la Unidad y Yihad en África Occidental) ahora bajo la bandera de Jama’at Nasr al-Islam wal Muslimin, (Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes, JNIM), un conglomerado de organizaciones integristas que operan en el Sahel, conformado en marzo de 2017, leales a al-Qaeda. Que están realizando constantes ataques en procura no solo de infundir terror, sino fundamentalmente de robar vehículos y armas. Como el último domingo 28 de enero, cuando asesinaron a 14 personas en la región de Soum, al norte del país a unos 30 kilómetros de la frontera con Malí, unos 200 milicianos llegaron en varias motocicletas y los vehículos 4X4 atacaron con cohetes y armas pesadas la posición de la Fuerza de Tarea contra el Terrorismo de Nassoumbou (GFAT).

Algunos analistas insisten en que el aumento de la presencia de grupos integristas en Burkina Faso, se debe a la ruptura de los pactos que estas organizaciones mantenían con funcionarios del Gobierno del expresidente Blaise Compaoré, derrocado en 2014 tras 27 años de dictadura (Ver Burkina Faso: La restauración de los traidores), quien les brindaba apoyo a cambio de que no operasen en su país.

El pacto se habría deshecho en 2013, cuando Compaoré se vio obligado a enviar 1.000 efectivos, presionado por Francia, tras el inicio del conflicto en el norte de Mali el año anterior. Se sospecha que unos 1.200 integrantes de los servicios de seguridad de Compaoré, podrían estar operando junto a los muyahidines, desde que fueron disueltos. El actual presidente Roch Kaboré, aún espera la colaboración prometida por Francia que en el norte de Mali dispone de unos 5.000 hombres de la operación Barkhane y de las fuerzas de G5 Sahel, un grupo antiterrorista compuesto por 5.000 efectivos de Mali, Mauritania, Chad, Níger y Burkina Faso, que actúa fundamentalmente en el norte de Mali y oeste de Níger.

En el día miedo al ejército, en la noche a los yihadistas

La diversidad de organizaciones que actúan a lo largo de la frontera burkinesa con el norte de Mali, entre ellos al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Estado Islámico en el Gran Sahara (ISGS) y el propio Ansaroul Islam, yJama’at Nasr al-Islam wal Muslimin, junto a bandas de delincuentes comunes traficantes de drogas, cigarrillos, combustibles y personas, podría incrementarse todavía más generando una dinámica de arrastre que haga que las organizaciones multipliquen sus efectivos.

Algunos servicios de inteligencia que operan en África occidental temen que ISGS, que mantiene fluidos contactos con la Wilayat (provincia del califato) del Estado Islámico de África Occidental (ISWAP) del estado de Borno en el noreste de Nigeria, la organización escindida de Boko Haram, en agosto de 2016, puedan crear una nueva alianza para desarrollar juntos su lucha tanto en el Sahel como en los países de África occidental, para lo que Burkina Faso, sería una ficha clave en el nuevo entramado.

Por lo que las autoridades de Uagadugú están requiriendo a las potencias occidentales con presencia en Mali, y especialmente Francia, apoyo básicamente en entrenamiento, inteligencia, equipos de comunicación y armamento.

Como suele suceder en estas guerras “antisubversivas” se reproduce con exactitud la violación de derechos humanos contra las poblaciones civiles en áreas rurales, por lo general alejadas de los centros urbanos, incomunicadas y aisladas. Según denuncias de Human Rights Watch (HRW), fuerzas de seguridad burkinesas han llevado a cabo desapariciones forzadas, torturas y ejecuciones extrajudiciales en operaciones de contrainsurgencia entre 2017 y 2018. HRW en su informe titulado: “En el día, tenemos miedo del ejército y en la noche a los yihadistas”, detalla al menos 18 ejecuciones extrajudiciales de civiles inocentes por parte de las fuerzas de seguridad.

Las fuerzas de la Operación Panga (fuerza en moré, la lengua nativa más hablada de Burkina), lanzada por el Gobierno de Kaboré contra presuntas bases terroristas en los bosques de Pama y Gayeri, con ataques aéreos y el envío de 700 soldados, incluidos efectivos del 25º Regimiento de paracaídas de Bobo-Dioulasso, sin que se conozca el resultado de los ataques y el número de víctimas, por lo que la HRW sospecha que puede haber muchos civiles involucrados en las acciones.

La violencia ya ha provocado 80.000 desplazados internos, mientras que casi un 1.200.000 personas están necesitando ayuda humanitaria inmediata, desde que comenzó el año prácticamente 1.000 familias por día han debido abandonar sus lugares. Lo que a la vez está provocando un incremento de los enfrentamientos interétnicos o tribales. En Yirgou, provincia de Barsalogo, al norte del país, un aparente ataque fundamentalista desató una refriega entre la comunidad fulani, pastores nómadas de mayoría musulmana, y la comunidad Mossi, el mayor grupo étnico de Burkina Faso, que dejó 50 muertos.

Burkina Faso, ha entrado profundo en la geografía del terror y de ese territorio no saldrá sin muchos más muertos y pobreza.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.

*Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=252179

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Libro: La Formación Docente: Horizontes y rutas de innovación (PDF)

Por: Reseña/ Clacso/06-02-2019

Este libro es que, según lo que conozco sobre la materia, se trata del más completo y bien documentado estudio que se haya escrito y publicado en América Latina sobre un tema que es de gran trascendencia para promover un sólido replanteamiento de los sistemas educativos, y que incluye aspectos que hasta ahora no han sido abordados, como se estudian en esta importante obra.

El libro que presentamos es, como lo dice su autor, el resultado de más “de treinta años de trabajo, envueltos en la reflexión crítica de la práctica, la investigación y la acción formadora de dirigentes y docentes”. Hermosa, útil y esclarecedora cosecha que hoy se plasma en esta obra que el Dr. Rafael Lucio Gil, nicaragüense y español, ofrece a las comunidades educativas de Pr ese n t a c i ó n 10 nuestra región, y, principalmente, a la comunidad educativa de nuestro país, que tanto necesita de libros que contribuyan al mejoramiento substancial de nuestra educación.

Aplicando la metodología que se resume en el binomio “InvestigaciónAcción”, inicialmente propuesta por el eminente sociólogo colombiano Orlando Fals Borda, el Dr. Lucio Gil nos entrega el fruto de su trabajo en los sustanciosos veinte capítulos que comprende el libro y que ofrecen, puedo afirmarlo con seguridad, el más completo panorama de la problemática de la formación docente, analizada con rigor científico y desde el doble propósito de contemplar, a la vez, “Horizontes y Rutas de Innovación”.

Descargar el libro completo: La_formacion_docente

*Fuente: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20181010035620/La_formacion_docente.pdf

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Debaten en Cuba sobre retos de la educación en Latinoamérica

Por: Prensa Latina/06-02-2019
La Habana, 6 feb (PL) Sobre el rol de las organizaciones sindicales por la unidad de los educadores y la necesidad del diálogo continental sobre la educación, debatirán hoy aquí los delegados al XVI Congreso Internacional Pedagogía 2019.
Para esta tercera jornada del evento están previstas, además, ponencias sobre la cultura frente a las estrategias de dominación imperial, y acerca de la educación y conciencia crítica, esta última a cargo del teólogo brasileño Frei Betto.

La víspera, se realizó un homenaje al líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro (1926-2016), en el que se abordó la prioridad que le concedió a la educación y las estrategias creadas para impulsar la formación académica de los cubanos.

Más de 600 delegados de 42 países participan en el Congreso, que sesionará hasta el viernes próximo en el Palacio de las Convenciones.

El evento incluye simposios, paneles, y la presentación de más de mil 500 trabajos de profesores e investigadores procedentes principalmente de Angola, Mozambique, Suráfrica, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, China, Francia, España, Italia y Estados Unidos.

De acuerdo con los organizadores, la cita permite socializar resultados científicos y buenas prácticas del quehacer de miles de profesionales de la educación que contribuyen con su labor al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

*Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=250552&SEO=debaten-en-cuba-sobre-retos-de-la-educacion-en-latinoamerica
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Argentina: Despidos por mail para vaciar la formación docente

Por: pagina12.com.ar/06-02-2019

Vidal echó a la planta entera de coordinadores de capacitación gratuita

El gobierno bonaerense dejó en jaque los cursos de capacitación a los que acceden los maestros de forma gratuita. Los trabajadores de los Equipos Técnicos Centrales de Formación Docente recibieron un correo electrónico que les anuncia el fin de su contrato. Son los encargados de planificar, diseñar y coordinar los programas que reciben los capacitadores.

Mientras los docentes reclaman una convocatoria paritaria para discutir la situación educativa, la gobernadora María Eugenia Vidal tomó una decisión que pone en riesgo los cursos de capacitación continua a los que acceden los maestros de forma gratuita. A través de un mail colectivo, la Dirección de Formación Continua provincial desarmó la planta de 36 trabajadores de los Equipos Técnicos Centrales de Formación Docente (ETC), los encargados de planificar, diseñar y coordinar los programas para las áreas y disciplinas de distintas modalidades y niveles que reciben los capacitadores. Para los docentes, la pérdida de puestos de trabajo representa, por un lado, el “desmantelamiento” de una estructura de enseñanza que funcionaba desde 2005 y, por el otro, un “camino hacia la mercantilización de las ofertas de formación”.

Justo sobre el filo del comienzo de los cursos capacitación, los ETC recibieron el el 31 de enero un mail firmado por la nueva directora de formación continua en el que, sin una comunicación formal de por medio, se informaba su desvinculación de la estructura estatal. Allí informaban que no les renovarían el contrato, a pesar de que algunos se desempeñaban desde 2006. En diciembre, cuando fue el cambio de autoridades, los docentes temían que tomaran una decisión por el estilo. Sin embargo, no hubo ningún tipo de contacto por parte de la dirección hasta la llegada del mail.

“No hubo una comunicación formal. Fue solo un mensaje donde se nos reconoce nuestro trabajo, pero se explica que se decidió no recontratar. Por el momento no está claro si nos reemplazarán porque el mail no era claro”, explicó a Página/12 Fabiana Menéndez, una de las despedidas. El problema de que no haya una renovación de puestos reside en que la planta entera de ETC quedaría vacía, con lo cual quedarían sin coordinación 500 Equipos Técnicos Regionales (ETR) que dependían de ellos en cada distrito.

Los Equipos Técnicos Centrales tenían a su cargo la responsabilidad de establecer un diálogo con las direcciones de los niveles para los cuales cada ETR capacita. Un ETC no sólo coordina la tarea de los ETR sino que también se encarga de escribir y producir los programas de los cursos, los guiones para que los capacitadores tengan la planificación clase por clase. “Más allá del temor, más allá de las personas, el miedo es que la estructura se desarme. Nosotros vamos y venimos”, lamentó Menéndez.

Los ETC eran la pieza clave de la estructura que se creó en 2005 con el objetivo de dar acceso de forma gratuita a casi 100 mil maestros de todo el sistema -quienes cada vez más se ven empujados a acceder a otro tipo de capacitación privada- a cursos que les otorgan puntajes. Los docentes explicaron que, lejos de dirigir, su tarea implica construir colectivamente con sus ETR los cursos, teniendo en cuenta la diversidad y las características de cada lugar.

Un grupo de miembros de los Equipos Regionales se solidarizó con la situación de los Centrales y lanzó una convocatoria en Change con un mensaje hacia la nueva dirección, la que efectuó los despidos. “Es importante señalar que el ETC es una autoridad y un eslabón imprescindible para gestionar ese trabajo colaborativo debido a su formación académica y al ejercicio de un rol que facilita poner en valor lo que cada miembro de los equipos regionales proponen”

Desde Suteba, en tanto, adelantaron que llevarán su preocupación a la gobernadora en la próxima reunión paritaria, que vienen reclamando desde diciembre sin respuestas. Denunciaron el “vaciamiento” que está llevando adelante Vidal “en detrimento de más de 350 mil Trabajadores de la Educación, a quienes le asiste el derecho de capacitarse en forma pública, gratuita, permanente y en ejercicio según el Acuerdo Paritario que se concretó en la Resolución Nº 201/13 del Consejo Federal de Educación”. “La medida es una política de descentralización de la formación continua, el mantenimiento del sistema formador público”, advirtió a este diario Sandra Ramal, Secretaria Gremial de educación Superior de SUTEBA.

«Las políticas educativas del Gobierno Provincial avanzan hacia un Sistema Formador mercantilizado y, a la vez, recorta y ajusta el Sistema de Formación público. Se favorece así, con resoluciones unilaterales, a empresas privadas de capacitación», advirtió el gremio docente.

En medio de los despidos, también hay sin cubrir 105 puestos en Equipos Técnicos Regionales, a quienes ahora inclusive les cortaron los viáticos, imposibilitando aún más el acceso a los cursos de quienes están lejos de los Centros Educativos de Información e Investigación. “En el interior se van a quedar sin cursos porque van a dar capacitación a aquellos lugares a los que no se tienen que trasladar. Algunos lo van a a recibir a corto plazo, pero a largo plazo si no se renuevan los contratos no habría capacitación directamente”, destacó Ramal, quien advirtió que este ajuste “es bestial” y se da “en el corazón del trabajo de los pibes”.

*Fuente: https://www.pagina12.com.ar/173078-despidos-por-mail-para-vaciar-la-formacion-docente?fbclid=IwAR2D_teNmD41kFl6yWWpgSChKIGj8VxRTWkgDSB7XvTkw3CkuuooFR07XT0

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Angélica Sátiro: “Filosofar ayuda a que los niños pongan voz a sus ideas”

Por: educaciontrespuntocero.com/entrevista/06-02-20169

La pedagoga y educadora Angélica Sátiro opina que es necesario introducir la asignatura de Filosofía en el currículo desde la etapa de Infantil. Gracias a esta materia, es posible estimular a los alumnos para que piensen no sólo de forma crítica, también creativamente.

Defensora de las metodologías dialógicas, dinámicas, innovadoras y participativas, el currículo de Angélica Sátiro parece interminable: acumula más de 400 publicaciones, es colaboradora en diversos centros de formación del profesorado e imparte cursos y conferencias. Además, dirige la asociación Crearmundos y La Casa Creativa, donde realiza actividades relacionadas con la Filosofía Lúdica y la ciudadanía creativa (creatividad social). También está al frente del proyecto educativo y editorial Proyecto Noria con un claro propósito: que los niños aprendan a pensar creativamente.

El pensamiento crítico y la creatividad son conceptos clave en su trayectoria como educadora, ¿qué significado tienen para ti?

Aunque pensamos desde muy pequeños, es posible aprender a pensar mejor. Todo depende de cómo se estimula y se desarrolla el pensamiento en los procesos de enseñanza y aprendizaje. ¿Qué sería aprender sin creatividad? Sería no saber transferir el aprendizaje a otros contextos educativos y de la vida, no generar ideas nuevas a partir de lo aprendido. Las acciones sin pensamiento crítico y creativo son ciegas, y las emociones sin pensamiento crítico y creativo pueden ser vividas de manera obtusa.

Entrevista a Angélica Sátiro

Por otro lado, cuando me pregunto para qué y por qué aprendemos, o de qué nos sirve ser personas educadas, percibo la importancia crucial del pensamiento crítico y creativo. Como estas preguntas son de carácter ético, compruebo lo fundamental que resulta incluir esta dimensión también. El siglo XXI -y su complejidad- son muy retadores porque pide personas críticas, creativas y éticas. Por lo tanto, nuestro trabajo como educadores no puede olvidarse de ello. ¡Más bien debe priorizarse!

Voy a contestar en plural porque existen muchas personas que trabajan a partir de las propuestas de mis libros y de las múltiples iniciativas del movimiento Filosofía Lúdica. Los estimulamos de diversas maneras y para ello hace falta preguntarse ¿cómo?, ¿con qué?, ¿por qué? y ¿para qué? Buscamos trabajar desde la perspectiva de las comunidades de diálogo, que es un método para desarrollar el pensamiento autónomo a la vez que la inteligencia colectiva o cerebro social. La mente es formada socialmente, y el diálogo es un recurso y un método para ello. Así ya empezamos a contestar a la pregunta sobre el ¿con qué?

Lo más importante no es transmitir lo que los grandes personajes de la historia de las ideas han filosofado, sino aprender cómo pensaron para llegar a estas ideas

En la Filosofía Lúdica empleamos recursos para jugar a pensar a través del arte o la narrativa, impactando en la mente y el cuerpo en sus distintas posibilidades comunicativas y lingüísticas. Aunque su uso estimula la creatividad no es suficiente para desarrollar este pensamiento: hace falta un trabajo relacionado con las habilidades de pensamiento (nivel procedimental) y las temáticas retadoras (contenidos estimulantes). Por ello, la filosofía es un ámbito del conocimiento humano que aporta elementos importantes a nivel procedimental temático. En esta línea, lo más importante no es transmitir lo que los grandes personajes de la historia de las ideas han filosofado, sino aprender cómo pensaron para llegar a estas ideas.

Este ‘cómo piensan’ configura la acción de pensar crítica, ética y creativamente. Hace falta poner en marcha muchos procedimientos mentales: observar, escuchar atentamente, averiguar, imaginar, comparar, contrastar, dar ejemplos y contraejemplos, inferir, razonar analógicamente, relacionar  interpretar, dar y pedir buenas razones, establecer criterios… Estas y otras habilidades de pensamiento son las que buscamos estimular para que los estudiantes piensen crítica y creativamente. ¡Cuando piensan mejor aprenden mejor!

En tu opinión, ¿cuántas formas existen de enseñar filosofía?

Tantas como las formas de pensar y de ser una persona. Estoy de acuerdo con la propuesta del filósofo Hadot, que entiende la filosofía como una manera de vivir. Empecé a ser profesora de Filosofía en la década de los 80 y desde entonces he experimentado diferentes maneras de intermediar en la relación pedagógica con la filosofía, la infancia y la juventud. Asimismo, y a lo largo del tiempo, más que enseñar Filosofía lo que me ha interesado ha sido aprender a filosofar como un ejercicio de pensamiento y aprendizaje. Estar más centrada en el aprendizaje que en la enseñanza cambia la mirada del papel central del profesor que se traslada al protagonismo del estudiante.

¿Ocupa esta asignatura el lugar que se merece en la escuela?

A lo largo de la historia de las reformas educativas de varios países, incluido España, la Filosofía entró y salió de los currículos según criterios muy variados, aunque ahora vuelve a ocupar un lugar importante y de valor en algunos niveles educativos. Desde mi perspectiva, debería estar presente desde la Educación Infantil hasta la Enseñanza Superior. ¡Pensar nunca pasará de moda! Cuánto más complejo es el mundo, más necesitamos del pensamiento para ayudar a entenderlo, significarlo, elaborarlo, cuestionarlo….

Desde mi perspectiva, debería estar presente desde la Educación Infantil hasta la Enseñanza Superior. ¡Pensar nunca pasará de moda!

¿Qué aporta la filosofía al desarrollo personal de los alumnos para su vida adulta?

En los años 80, cuando me inicié en el proyecto Filosofía para Niños, propuesto por Matthew Lipman y su colaboradora Ann Margaret Sharp, mi mirada contenía la pregunta que me haces y esta otra: ¿Qué aporta la filosofía a la educación de la infancia como momento legítimo de la vida y no solamente como preparación para la vida adulta? Durante años busqué diferentes respuestas a ambas cuestiones.

Desde muy pequeños los niños están intrigados consigo mismos, con el mundo y con los demás, ¡quieren saber! Además, se asombran con todo aquello que no entienden o les sorprende. Esta curiosidad y este asombro configuran una predisposición para filosofar. ¡También quieren jugar a pensar! Y como no son dependientes de los esquemas de interpretación prefijados, pueden explorar el mundo (natural y cultural), los conceptos y a sí mismos de manera filosófica. Esta exploración reflexiva es fundamental para el desarrollo personal.

Entrevista a Angélica Sátiro

Mientras, ya a finales de los 90, iniciamos la investigación práctica y teórica que da soporte a la Filosofía Lúdica, buscando ampliar y profundizar en dos elementos: las habilidades de pensamiento y los recursos más adecuados para desarrollarlas en la temprana infancia. Desde entonces mantenemos una continua actitud de observación sobre cómo piensan. Es importante desarrollar esta sensibilidad hacia la infancia y sus maneras de pensar para – a partir de aquí- ayudarles a pensar mejor por sí mismos de manera autónoma, crítica, creativa y ética. Filosofar ayuda a que pongan voz a sus ideas.

Háblenos de tu ‘Proyecto Noria’. ¿Cómo surge esta iniciativa y qué destacarías de los cuentos filosóficos que forman parte de él?

¿Cómo filosofar con criaturas con poco vocabulario? ¿Cómo acceder a los distintos lenguajes y filosofar a partir de ellos? En los años 90 realicé junto a Irene de Puig (escritora, filósofa, filóloga y educadora) varias investigaciones prácticas y teóricas que dan sustento al Proyecto Noria, que siempre mantendrá vivo el mensaje sobre la dignidad de la infancia y la importancia de filosofar a partir de ella. La primera publicación resultante de esta investigación surgió hace 18 años y desde entonces no paramos de investigar y de publicar.

Por otro lado, y como autora de las series de la colección de cuentos para pensar que se incluyen en este proyecto, diré que escribo cuentos filosóficos sobre temas que pueden ser considerados difíciles: la muerte, los miedos, la guerra, lo que pasa dentro de uno, las prisas de este mundo contemporáneo, el dinero… Lo que quiero es que los niños tengan la oportunidad de poner voz en sus dudas, sus dolores, sus ideas, sus anhelos o sus esperanzas. Si mis cuentos les ayudan en esto, estoy más que contenta.

Angélica Sátiro y el Proyecto Noria

¿Qué recursos y herramientas se ofrecen en estos cuentos para ayudar a los niños a desarrollar esa capacidad crítica?

Todo es recurso y es herramienta. El cuento filosófico está construido para desarrollar la capacidad de pensar. En su estructura están los interrogantes que estimulan el pensamiento crítico y creativo. Sus títulos y finales suelen ser retadores. Sus personajes viven situaciones que generan reflexiones. Además, al final de cada libro hay una orientación para los adultos que quieran jugar a pensar con los niños sobre las temáticas de los cuentos.

Por último, un pequeño test. ¿Qué te sugieren las siguientes palabras?

Como el razonamiento analógico es una habilidad fundamental para el desarrollo del pensamiento (crítico, creativo y ético), voy a contestar vuestro test pensando en una cosa como si fuera la otra. Por ello, voy a utilizar la fórmula ‘es como…’.

  • Creativo – es como… un licuado de frutas y de verduras. Rico, variado, sabroso, energético, sano y nos hace mejores en pensamiento, sentimiento y acción.
  • Filosofar – es como… incursionar y ‘excursionar’ por la vida con una mochila llena de preguntas imprescindibles.
  • Razonar – es como… un tipo de arte marcial del pensamiento: es arte, es lucha, hace falta concentración/entrenamiento/disciplina. Puede ser ejercitado individualmente o en grupo; se basa en el respeto al contrincante; en el honor; y en la dignidad de unos y de otros, porque es indeseable razonar humillando a los demás.
  • Infancia – es como… un arcoíris, que es un acontecimiento natural, que depende de variados elementos para configurarse con fuerza y presencia ante nuestra percepción y que, además, nos saca brillo a los ojos y nos genera sonrisas.

*Fuente: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/angelica-satiro-filosofia/98527.html

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Mar Romera: «En temas de educación no hay que mirar tanto a Finlandia»

Por: Amaya Garcías/06-02-2019

«La escuela debe preparar a los niños para el cambio», explica la profesora

«Normalmente los padres pensamos en sobreprotegerles y en estimularles»

«La calidad de una escuela la hacen las personas no los recursos», defiende

Acaba de publicar ‘La escuela que quiero (Destino), una guía cargada de sentido común

La elección del colegio de los hijos se ha convertido casi en cuestión de estado en muchas casas. Hay incluso quien empieza la búsqueda del ‘centro perfecto’ cuando el retoño aún no ha empezado a gatear. «Todo lo que hacen los padres es con la mejor de las intenciones», explica Mar Romera (Heidenheim, Alemania, 1967) , maestra y pedagoga que acaba de publicar el libro ‘La escuela que quiero’ (Destino), un manual cargado de sentido común sobre este tema. «Normalmente pensamos en sobreproteger y en sobreestimular y quizá deberíamos centrarnos en las potencialidades de ese niño y en la capacidad para que gane autonomía».

A juicio de Romera, «no hay que mirar tanto a Finlandia» -siempre referente en los informes PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos)- en temas educativos. «Hay cosas que podemos aprender de ellos, por ejemplo, en lo que respecta a la formación del profesorado, pero en el método no están tan avanzados. Además, tienen menos horas de clase que nosotros, menos días lectivos y menos asignaturas, algo que quizá debería hacernos reflexionar. Pero aquí sólo oímos hablar de resultados«. Y estos «siempre son relativos». A veces olvidamos que cada niño es un mundo y que la generalización suele salir cara. «En educación no hay una comparativa objetiva en datos».

Los problemas de la educación en nuestro país los centra Romera en dos puntos principalmente: «la burocratización y la politización»: «No se hace escuela de calidad cambiando de modelo cada cuatro años», explica. Defiende que «la calidad de una escuela no la hacen los recursos sino las personas». Y pone en valor la figura del profesor, no siempre valorado como se espera: «Si la familia no confía en el docente, los alumnos tampoco».

La pedagogía del siglo XXI tiene que buscar nuevos enfoques. Se habla mucho de innovación en las aulas, pero conviene acotar un término tan amplio. «La escuela innovadora será aquella capaz de mirar con ojos de niño. No son consumidores de escuela; son protagonistas de lo que pasa en ella». En este sentido, la escuela que pretenda ser innovadora tendrá «que empoderar a los alumnos y también a los profesores».

En ese discurso por hacer una escuela acorde a los tiempos, aboga por centrarse más en el «ser» y no tanto en el «saber». «Hay que ajustar el sistema a los niños; y convendría dejar de meter cosas en él: que si robótica, ajedrez… No tendremos éxito si seguimos cargando el sistema». El ‘cuanto más mejor’ quizá deba dar paso al ‘menos es más’. Muchas veces los niños van «como autómatas: Estamos construyendo TDtodo», concluye. La paciencia y el saber escuchar son herramientas más útiles para construir esa escuela ‘ideal’.

Y aquí la palabra cambio es clave, tal y como explica en el libro. «La escuela debe preparar a los niños para el cambio, debe enseñarles a tomar decisiones, a conquistar esa autonomía mientras deciden». Y dentro de esto hay que enseñar a gestionar el miedo, pero también el amor.

Volviendo de nuevo a los rankigs y las comparativas que tanto gustan, Romera asegura que «probablemente ningún chaval del Norte de Europa aprobaría nuestra Selectividad. Tampoco de EEUU». Insiste en la idea de que un niño es comparable sólo consigo mismo. «Igual que un colegio. No puedo comparar un centro del Pozo del Tío Raimundo y uno de La Moraleja».

El tirón de orejas final lo reserva para la «falta de corresponsabilidad de toda la comunidad para con la infancia». Vivimos una época en la que «una ‘influencer’ tiene más influencia que 50 horas de una asignatura». Frente a esto sólo ve una solución: «Remar en una dirección y ganar conciencia

Fuente: https://www.elmundo.es/vida-sana/familia-y-co/2019/01/24/5c45ade0fc6c83560a8b469e.html

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