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Cuba: Mujeres frente a la trata, una realidad existente.

América Central/Cuba/22.09.2019/SEMlac/www.rebelion.org

Coerción y explotación, rasgos típicos de la trata de personas, aparecen reflejadas en las 21 causas juzgadas entre mayo de 2017 y mayo de 2018 en Cuba, por fenómenos como el proxenetismo, la corrupción de menores, la venta y tráfico de menores y la propia trata de personas, sostiene el último informe presentado por la nación caribeña sobre la prevención, enfrentamiento y protección a las víctimas de este flagelo.

«El acusado a finales del año 2015 inició una relación amorosa con una ciudadana y comenzaron a residir juntos. A los quince días le propuso a la mujer buscarle hombres para tener relaciones sexuales a cambio de dinero, y la ciudadana debía entregar el dinero al acusado. En junio de 2017, luego de tener relaciones con un extranjero, el acusado le quitó el dinero y la golpeó fuertemente por todo el cuerpo y le colocó en la espalda un cuchillo para amenazarla de muerte si desobedecía, luego la dejó encerrada con llave durante dos semanas. En una ocasión donde dejó la casa sin cerrojo, la víctima fue a la estación de la policía y formuló la denuncia».

Así puede leerse en una de las reseñas del informe sobre el Enfrentamiento Jurídico-Penal a la Trata de Personas y Otros Delitos relacionados con la Explotación o con el Abuso Sexual que cada año, desde 2013, Cuba envía a las Naciones Unidas.

El documento reconoce como baja la incidencia de este fenómeno en la Mayor de las Antillas, «lo cual se debe fundamentalmente al carácter eminentemente preventivo de las políticas sociales y estatales cubanas, a la política de Tolerancia Cero, así como a la ausencia de redes delictivas organizadas que estén radicadas en el territorio nacional».

Para Lydia Guevara, integrante de la Unión de Juristas de Cuba y de la secretaría de la mujer de la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas, este exiguo número de hechos de trata de personas está asociado a políticas sociales y de seguridad ciudadana, a la igualdad de oportunidades y a programas para el empoderamiento de la mujer.

Ello no significa que no existan «áreas de preocupación, como los casos de abuso sexual de niños y niñas en el entorno familiar, la migración irregular y los jóvenes que emigran con contratos de trabajo aparentemente legales, que son víctimas de explotación», advirtió la jurista en el Panel «Trata y Tráfico ilegal de personas con enfoque de derecho penal, de familia y civil y laboral», celebrado el pasado 29 de agosto, durante el V congreso Iberoamericano sobre acoso laboral e institucional.

«Cuando hablamos de trata en Cuba sentimos que es algo bastante ajeno a nuestra realidad y eso hace que fallemos en percibir algo que está delante de nosotros, que sí está sucediendo», refirió por su parte la profesora de Derecho Civil de la Universidad de La Habana, Lisy Jorge.

Arnel Medina, vicedecano de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, consideró que el problema de la trata en todos los países del mundo, incluida Cuba, es que es un fenómeno invisibilizado que no puede desconocerse.

«Estamos hablando de la que es reconocida como la tercera actividad más lucrativa del mundo, después del tráfico de drogas y de armas: la trata y el tráfico de seres humanos, si bien la corrupción pública y privada se ha posicionado en los últimos años por delante de estas ilícitas», dijo.

De cara a Cuba

La nación caribeña mantiene la colaboración internacional para la investigación y solución de estos hechos.

De acuerdo con la investigación «Trata de personas en Cuba. Una mirada con perspectiva de género», de Damila Hechevarría Argudín, y publicada en el número 56 de junio de 2018 en la revista Sexología y Sociedad, del Centro Nacional de Educación Sexual, las víctimas del delito son en su mayoría mujeres jóvenes y la explotación sexual fue la mayor manifestación detectada. «Cuba funge como territorio de origen de la trata transnacional, teniendo en cuenta lo que expresan los informes cubanos y de conformidad con los procesos penales desarrollados. Existen grupos de cubanos vinculados con extranjeros que se dedican a la captación y el traslado de las víctimas cubanas mediante el engaño, les retiran los pasaportes u otros documentos de identidad, son privadas de libertad y controlan sus movimientos para presionarlas a ejercer la prostitución o el trabajo forzado», señala el estudio.

Según Hechevarría Argudín, el abordaje de esta problemática en el país se realiza desde diversas instituciones, con la participación de los organismos de la administración central del Estado, así como de otras organizaciones.

Cuba ha suscrito y ratificado los principales instrumentos internacionales sobre la materia, entre los que destacan la Convención de Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional o Convención de Palermo (2000) y el Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente Mujeres y Niños, complemento de dicha convención.

No obstante, un elemento importante que señala el estudio, a partir de criterios de especialistas de instituciones como el Tribunal Supremo Popular, La Fiscalía General y el Ministerio de Justicia, es que el delito no está correctamente tipificado o regulado en el Código Penal cubano, en relación con los instrumentos jurídicos internacionales.

Ello, agregan, podría influir en que se minimice el número de casos detectados, se dificulte el trabajo en la identificación del delito y limite el correcto desarrollo de acciones y protocolos para la atención a las víctimas.

De acuerdo con información del Ministerio de Relaciones Exteriores, un factor que repercute negativamente en la trata de cubanos es el tráfico ilícito de migrantes de Cuba, con destino a los Estados Unidos u otros países de la región, a partir de las facilidades que brinda la Ley de Ajuste Cubano y que brindaba la política de «pies secos-pies mojados», debido a que muchas de las personas traficadas son obligados a saldar las deudas con los organizadores mediante la promoción o práctica de la explotación sexual, laboral, o la ejecución de actividades delictivas.

La investigación sostiene que el grupo de mayor vulnerabilidad son mujeres entre los 18 y 35 años, procedentes en su mayoría de las provincias orientales, con baja y regular posición económica y condiciones de vida. La finalidad con mayor manifestación fue la explotación sexual.

Mujeres, niños y niñas al centro de la trata

El 87 por ciento de las víctimas de trata en el mundo lo son con fines sexuales, el cinco por ciento para trabajos forzosos y el resto para otras modalidades, apuntó la profesora Lisy Jorge.

Según estadísticas internacionales, 21 por ciento de las víctimas de trata en el mundo son hombres, 41 por ciento mujeres, 23 por ciento niñas y siete por ciento niños, precisó.

Estos porcentajes suben significativamente en América Central y el Caribe, donde nueve por ciento de las víctimas de la trata son hombres, 25 por ciento son mujeres y 55 por ciento son niñas, puntualizó.

Según la especialista, «la mayoría de los niños y las niñas que son víctimas de trata en esta área y en el mundo lo son con fines sexuales. Es interesante que los hijos e hijas de las mujeres y hombres víctimas de trata no son contabilizados como víctimas, cuando muchas veces los acompañan durante las travesías», comentó.

Para la experta, prevenir y combatir este flagelo depende de que se alineen muchas fuerzas. «Nadie por sí solo puede, ningún Estado o institución», remarcó.

Jorge destacó que hay un grupo de factores a tener en cuenta en el ámbito de la familia, como potenciar la autoestima de niños y niñas, así como la parentalidad positiva con la participación de ambos padres en la educación de sus hijos. En el ámbito de la comunidad es preciso establecer redes de orientación y vigilancia para prever y detectar ese niño o niña que puede ser víctima de la trata; del mismo modo en las escuelas.

No menos importante, sostuvo Jorge, es la recolección de datos para conocer las cifras. «Lo que no se sabe no se puede combatir. Saber la incidencia de este fenómeno permite orientar las políticas públicas, capacitar y elaborar protocolos de actuación para la identificación y atención a las víctimas».

Explotación con fines laborales

La profesora Lydia Guevara llamó la atención sobre otra problemática actual vinculada a la trata de personas en el mundo y la región. «La Organización Internacional del Trabajo estima que América Latina ocupa el segundo lugar en el mundo, después de Asia, en cuanto a trabajadores forzosos».

Explicó que pocos países del continente han hecho un esfuerzo sistemático para investigar y documentar estas prácticas. «La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) señala que el foco sobre la trata con fines de explotación sexual puede haber obstaculizado los esfuerzos de las organizaciones no gubernamentales y otras agencias para identificar y asistir a las víctimas de la trata para explotación laboral», dijo.

Dentro de esta modalidad de trata, el profesor Elías García Rosas, de la Universidad Autónoma de México, enfatizó en la importancia de sacar a la luz una de las manifestaciones más ocultas: los servicios domésticos. «Es frecuente observar el aislamiento de muchas personas que ejercen el trabajo doméstico derivado de las barreras lingüísticas y la falta de calificaciones, lo que las hace particularmente vulnerables a la trata de personas y el trabajo forzado».

Guevara destacó que la legislación cubana se rige por principios constitucionales en el Código del Trabajo, que colocan el trabajo como un derecho y un deber, refrendan la libertad de elección de trabajo, la igualdad de oportunidades y no discriminación y la prohibición del trabajo infantil.

Para erradicar la trata en todas sus variantes, dijo, «las sociedades deben dejar de ser cómplices por la tolerancia, e invisibilizar al que promueve esta actividad. De lo contrario, se perpetúan estas formas de explotación, las víctimas son estigmatizadas y se pierden oportunidades para la persecución a los tratantes», concluyó.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=260622&titular=mujeres-frente-a-la-trata-una-realidad-existente-

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La pedagogía de la lucha

Por: Dalia Cybe

Después de diez años de lucha, Blanca consiguió que su padrastro Claudio Dari sea condenado a 13 años de cárcel por abuso sexual infantil y que su progenitora reciba 12 años, por cómplice. Envuelta en el movimiento feminista, la joven quiere que su caso siente precedente para otrxs sobrevivientes.

Entre tanta injusticia, Blanca ofrece luz. Y no solo su nombre, de connotación clara, sino su sonrisa, su lucha, su empeño incansable. Luego de 10 años, Blanca -quien no se identifica con el apellido que porta legalmente- consiguió que la justicia condene a su padrastro, Claudio Dari, a 13 años de prisión por abuso sexual gravemente ultrajante por ser cometido por ascendiente y aprovechando la situación de convivencia; y a su madre biológica, Andrea Maldonado, a 12 años por ser participe necesario y cómplice de esta situación.

En el trayecto de esos diez años, desde que pudo enunciar los abusos hasta que recibió la sentencia de la justicia, Blanca se enfrentó a abogadxs, psicologxs y fiscales que ningunearon su caso y evidenciaron la falta de perspectiva de género. Pero también encontró lazos, nexos y contención en otrxs sobrevivientes de abuso sexual infantil, en la Red por la infancia, en los profesionales que la acompañaron y especialmente en su tía, quien creyó su el relato desde el primer momento y la ayudó a sobrevivir. Sin duda la Blanca que, a sus 14 años, se animó a hablar a pesar del dolor es totalmente diferente a la que, ahora a sus 24, ríe, gesticula y se emociona contando que la denuncia pública Thelma Fardín fue el mismo día que terminaron las audiencias del juicio.

Luego de años de insistencia Blanca consiguió la elevación a juicio de la causa en septiembre del 2017 pero el juicio se realizó finalmente el 10 y 11 de diciembre del 2018, en el Tribunal 1° de Trenque Lauquen, a 30 km de Pehuajó, donde se realizó la denuncia.

Durante el juicio Blanca contó con el testimonio de su primera psicóloga, quien le ayudó a detectar los abusos siendo una adolescente, de sus tíos -quienes la albergaron después del hecho-  y el psiquiatra especialista en género, Enrique Stola. Sin embargo un hecho fundamental para la causa fue la aparición de una ex compañera de colegio de Blanca que en su infancia había sido testigo presencial de los maltratos y abusos. De las tres compañeras de colegio que reconocieron haber presenciado o escuchado el relato de la joven ella fue la única que se animó a declarar. Las otras dos optaron por abstenerse ante la presión social y las amenazas explícitas por parte de la acusada.

Durante las audiencias ambos imputados prefirieron no declarar, y en la instancia de los alegatos el abogado defensor aceptó la culpabilidad del acusado y solo optó por pedir una reducción de condena y la absolución de la progenitora. La sentencia tuvo como agravante el “robo de identidad” ya Dari se había presentado ante la ley como el padre biológico de Blanca, a sus seis años, dándole el propio apellido.

La sentencia tuvo lugar el jueves 27 de diciembre a las 13 horas. Con el acompañamiento de las colectivas de feministas de la zona y el canal de Trenque Lauquen transmitiendo en vivo Blanca recibió a sala llena el veredicto que tanto se hizo esperar. “Cuesta que se reconozcan los abusos intrafamiliares. Cuando aceptas o masomenos entendés lo que está sucediendo y podés contárselo a alguien, el otro generalmente no te cree. Por eso escuchar el caso de otra persona a la que le creyeron y se hizo justicia está re bueno”, expresa satisfecha.

“Con el tema del juicio recibí mensajes de chicas de Trenque Lauquen, Tejedor y Pehuajó contándome que ellas también habían sufrido abusos y no se habían animado a hablarlo. Las mujeres que se acercaron me hicieron sentir acompañada. Fue fundamental, porque en los pueblos hay una mentalidad más conservadora y las ideas del feminismo tardan más en llegar”, cuenta. “En las movilizaciones de ‘Ni una menos’ hay pocas personas y también es difícil expresar una opinión con el tema del aborto. En capital vos salís y sabes que hay un montón de gente que te acompaña, ahí como se conocen entre todos entonces el enfrentamiento es más cercano y más chocante”

Desde que abandonó la casa de su abuelo -donde se refugió seis meses luego de contar que sufría los abusos- Blanca nunca más volvió a Curarú, pueblo natal. Sin embargo viviendo con su tía en Pehuajó, un pueblo de aproximadamente 38 mil habitantes, debía estar pendiente constantemente de no cruzarse a su progenitora y su marido. “Después del juicio caminaba con una tranquilidad inexplicable” cuenta entre risas la joven que se siente aliviada de vivir en la capital porteña, donde se siente un número hermoso.

“En mi pueblo muchos me apoyaron pero hace diez años los recibían a ellos con total normalidad. Hasta el día de hoy hay parte de mi familia que dice que quiere saber la verdad y que se hagan justicia, incluso frente a tres jueces y tres psicólogos que ya emitieron su veredicto”

Entre noviembre de 2016 y febrero de 2018 el Programa Las Víctimas contra las Violencias atendió 2842 denuncias telefónicas por abuso sexual en todo el país, de las cuales 2094 (74%) correspondían a niñes o adolescentes. Frente a este panorama Blanca apela a seguir reuniendo sobreviveintes de abuso sexual infantil para formar grupos de contención, ya despues del camino recorrido sabe que la difusión de su caso puede poner el tema en agenda e incentivar a buscar a otres a que busquen ayuda.

“Con las colectivas de mujeres que me acompañaron tenemos ganas de empezar una red de psicólogxs, abogadxs, psiquiatras feministas, que contengan y acerquen las herramientas a lugares más pequeños que Buenos Aires. Cuando te juntas con sobrevivientes hay una empatía que no se puede poner en palabras, la simple presencia del otro significa yo te entiendo, te abrazo y te apoyo. Eso es fundamental, más en estos casos donde nos quieren hacer sentir que estamos solas”.

*Fuente: http://elgritodelsur.com.ar/2019/01/abuso-sexual-infantil.html

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Por escuelas a la vanguardia de una educación sexual integral en Cuba

Por Lisbet Rodríguez Candelaria

En Cuba la escuela desempeña un papel esencial como institución de vanguardia en la educación integral de la sexualidad, en su estrecho vínculo con la familia y el entorno comunitario.

 

Reconocer sus potencialidades y responsabilidades como uno de los centros más importantes de la comunidad contribuye al fortalecimiento, diversificación y complejización de sus metas y alianzas para garantizar una educación sexual al servicio de la sociedad.

La variedad de expresiones de género y de orientaciones sexuales constituye un elemento de discriminación y rechazo a los niños, adolescentes y jóvenes en el contexto escolar, asevera Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).

De ahí que los programas dedicados a la enseñanza integral de la sexualidad deben enfocarse en la calidad de la preparación del personal educativo, con el propósito de lograr la correcta inclusión social de las personas lesbianas, gais, bisexuales y transexuales.

Es preciso ponderar el papel de las escuelas para evitar situaciones de rechazo o maltrato a quienes tengan características que no se parezcan a la heteronormatividad y a los estereotipos rígidos del binarismo de género (masculino y femenino), heredado de un pensamiento estricto de la Europa Occidental, considera la sexóloga cubana.

La creación en el año 1996 del Programa Nacional de Educación Sexual en las escuelas es uno de los logros alcanzados en Cuba en ese sentido.

Este método de enseñanza se ha actualizado y perfeccionado, con la inclusión de temas como el respeto a la orientación sexual, los derechos y responsabilidades durante la maternidad y paternidad, así como los compromisos que se deben adquirir con los cambios del cuerpo humano, explica Castro.

La educación integral de la sexualidad en la infancia, adolescencia y juventud es un paraguas donde se incluyen las temáticas específicas de derechos sexuales.

Asuntos como las transidentidades, la prostitución y trata de personas, además de la violencia de género son medulares en cuestiones de educación sexual.

El embarazo en la adolescencia es visto como un desafío para los programas escolares referidos a la sexualidad, en el que las interrupciones, el aborto inducido y sus secuelas emocionales en adolescentes son prioridad cuando de concepción precoz se trata.

El abuso sexual infantil es también un grave problema que debe abordarse enfáticamente para su atención temprana.

La prevención del agravio psicológico de índole subjetivo en familias de niños de primera infancia, y el sistema de actividades sociopsicológicas para aumentar la percepción de riesgo de abuso sexual en los adolescentes versan en torno a este tópico.

La violencia de género como un serio problema de salud

Definida por la Organización de Naciones Unidas en 1995, la violencia de género incluye todo acto violento que pueda resultar en un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de libertad, ya sea en la vida pública o privada.

En la cotidianidad se manifiesta como un grave problema de salud, cuyas consecuencias en el plano individual y colectivo pueden ser irreparables, asegura Ena Lourdes Guevara, especialista cubana en psicología médica.

La concepción y las prácticas violentas evolucionan con el tiempo, por tanto, debe progresar también la manera en que se aborda y estudia el problema.

Existe una serie de perspectivas que deben trascender. Es necesario, por ejemplo, separar la violencia contra la mujer de la violencia de género, manifiesta la experta.

Resulta importante además enfatizar en la agresión intragenérica (entre personas del mismo género), temática poco tratada hoy día.

De acuerdo con la especialista cubana, en investigaciones realizadas predomina la violencia psicológica y física, incluso por encima de la sexual, aristas que se manifiestan en la actualidad y no son de las más abordadas desde el punto de vista social.

En Cuba se trabaja por incluir la temática en los planes de estudio de las carreras con perfil médico, así como en las acciones de postgrado.

Lo anterior se debe a que las principales necesidades educativas giran en torno al conocimiento de las particularidades de la violencia de género, y la responsabilidad de los profesionales de la salud en la detección y manejo de las situaciones de maltrato.

A juicio de la experta en psicología médica, este es un fenómeno que requiere de un trabajo mucho más arduo. No debe abordarse solamente en las escuelas, sino también con la familia y en todos los contextos donde el individuo esté expuesto a ser violentado.

La masculinidad desde los imaginarios sociales: otra arista de los derechos sexuales

Esta ha sido una temática ampliamente debatida que significa la esencia propia de los varones en relación con su sexo biológico. Distintas corrientes académicas señalan a la masculinidad como la construcción cultural de género que designa el rol de los varones en las sociedades patriarcales.

Vistas desde los imaginarios sociales, las masculinidades precisan un cambio que muestre un rol de hombre diferente, con derechos y sentimientos, afirma Grisell Crespo, especialista en intervención comunitaria del Cenesex.

En declaraciones a Prensa Latina, Crespo refiere que la problemática del hombre es silenciada en muchas ocasiones, y sus malestares en el contexto de la vida cotidiana son poco tratados.

Es necesario entonces analizar los problemas y preocupaciones del sexo masculino, enfocados en sus propios criterios y no en los reclamos de las mujeres, que en ocasiones se muestran como víctimas por la doble jornada de trabajo: en el centro laboral y en el hogar.

En ese sentido, en Cuba se realizan talleres desde la metodología de los procesos correctores comunitarios, los que ayudan al hombre a visualizar su problemática como propia, y a expresar libremente sus inquietudes, desde un enfoque diferente, sin miradas discriminatorias, ni machistas, explica la especialista del Cenesex. Posibilitan además la sensibilización del sexo masculino, pues muestran su derecho a la paternidad, sin ser excluidos por considerarlos poco responsables, lo cual está presente en los imaginarios hegemónicos en la actualidad.

Según la experta, es importante cambiar esta concepción y considerar al hombre como una persona sensible, que también puede sufrir, llorar, y que sabe educar a los niños; razón por la que es preciso entrenarlos desde pequeños, al igual que se hace con las niñas, para que sus derechos sean respetados cuando crezcan.

Esto favorece la complementariedad de los dos roles (del hombre y la mujer) y demuestra la importancia de no rivalizar entre ellos, sino que ambos funcionen como un complemento que ayude a la familia a permanecer unida, destaca Crespo.

Son estos los temas que se deben ponderar en los centros escolares para lograr una educación integral de la sexualidad en Cuba.

No podemos decir que existe una satisfacción plena con el trabajo realizado en las escuelas, declara Castro, pero sí confiamos en sus potencialidades para desarrollar un programa de educación sexual con mejores resultados que los obtenidos hasta el momento.

En algunas instituciones, las buenas prácticas ya se han hecho visibles, asegura la directora del Cenesex.

Fuente del artículo: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=198679&SEO=por-escuelas-a-la-vanguardia-de-una-educacion-sexual-integral-en-cuba

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