Canadian teachers lack confidence to discuss Indigenous cultures in class, study says

Canada/Agosto de 2017/Fuente: The Globe and Mail

Resumen: Un estudio sugiere que si bien los maestros pueden querer instruir sobre las escuelas residenciales e incluir la cultura indígena en sus aulas, no se sienten suficientemente seguros y están nerviosos por decir lo malo. Emily Milne, profesora asistente de sociología en la Universidad MacEwan de Edmonton, entrevistó a 100 padres y maestros indígenas y no indígenas en el sur de Ontario entre 2012 y 2014. Su informe, publicado en el International Indigenous Policy Journal, recomienda que las escuelas usen «entrenadores indígenas», quienes, según ella, fueron utilizados con éxito como un recurso para los maestros durante un programa de verano de prueba en una escuela de Ontario. «Había educadores que conocí que no sabían acerca de las escuelas residenciales. No sabían acerca de los pueblos indígenas en Canadá, la cultura indígena y el patrimonio y la historia «, dijo Milne durante una entrevista.

A study suggests that while teachers may want to instruct about residential schools and include Indigenous culture in their classrooms, they don’t feel confident enough and are nervous about saying the wrong thing.

Emily Milne, an assistant professor of sociology at MacEwan University in Edmonton, interviewed 100 Indigenous and non-Indigenous parents and teachers in southern Ontario between 2012 and 2014.

Her report, which was published in the International Indigenous Policy Journal, recommends that schools use “Indigenous coaches,” who she says were successfully used as a resource for teachers during a trial summer program at one Ontario school.

“There were educators I met who didn’t know about residential schools. They didn’t know about Indigenous people in Canada, Indigenous culture and heritage and history,” Milne said during an interview.

“Then there were teachers who knew a bit about it but still were unsure how to incorporate it into their classes, and maybe were too uncomfortable, and so didn’t.”

“The problem is that when you have people that are uncomfortable and intimidated, the result is that we have educators that may not be doing it at all.”

The Truth and Reconciliation Commission’s report into residential schools made several recommendations aimed at incorporating Indigenous history and culture into curricula for all students, including age-appropriate instruction about the schools.

Some of the recommendations have been endorsed by provincial governments, which control education, and teachers’ unions have posted articles on their websites with examples of ways educators can include Indigenous culture in everything from social studies to science.

The British Columbia Teachers’ Federation in June launched a guide for teaching about residential schools. It includes the short life and tragic death of Gladys Chapman, a child from the Spuzzum Nation, who died of tuberculosis at age 12 in Kamloops Indian Residential School.

But Milne said it’s hard to take something from a document or a book and implement it confidently.

Indigenous parents who were interviewed for Milne’s study were open to non-Indigenous teachers talking about Aboriginal culture, but said teachers sometimes misappropriate or incorrectly present information, sometimes lump groups together or make generalizing statements.

Melissa Purcell, supervisor of First Nation, Metis and Inuit education with the Edmonton Public School Board, said schools within that district have consultants to provide support on how to build relationships with elders, knowledge keepers and cultural advisers.

Some of the work involves helping teachers with culturally respectful terminology. The office also provides assistance with how to teach about residential schools.

“Some of our staff are in the very beginning stages where they’re just becoming aware of the importance and significance of why we do this work, and then some are becoming more aware and are keen to find innovative ways to weave it into their classrooms and school environments,” Purcell said.

Fred Hines, principal at an Edmonton school with mostly Indigenous students but a number of non-Indigenous teachers, said professional development, along with support, is key.

“It’s a transition. It’s not like a real ‘right or wrong,’ but if there’s anything that’s really culturally sensitive, that’s where you bring in your experts,” he said.

Fuente: https://www.theglobeandmail.com/news/national/education/canadian-teachers-lack-confidence-to-discuss-indigenous-cultures-in-class-study-says/article36038597/

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La Academia Indigenista, ¿Es Ingenua de su Función Sociopolítica?

Por:Itzamná Ollantay

El indigenismo como corriente sociopolítica consiste en la defensa que se hace del indígena vencido frente a sus vencedores. Esta corriente posiblemente nació, a inicios del siglo XVI, con los frailes dominicos Antonio Montesinos y Bartolomé de las Casas, defensores de indígenas.

Los indigenistas, sean blancos o con fenotipos y ropaje indígena, no necesariamente buscaban, ni buscan, la liberación u autodeterminación de los pueblos indígenas. En muchos casos, por sus dispositivos paternalistas, miran en el indígena a un “vencido para siempre”, incapaz de ser sujetos de su historia, de tener voz y decisiones propias. Para el indigenista el
indígena es un sujeto de caridad que inexplicablemente porta una idílica herencia comunal que se debe salvaguardar.

En la segunda mitad del pasado siglo, ante la evidente complicidad de los indigenistas con el sistema de dominación, emergió la corriente indianista basada en los idearios teórico políticos del legendarios binomio Túpac Katari-Bartolina Sisa.

El indianismo plantea la liberación y autodeterminación de los pueblos indígenas como sujetos y actores de sus propias historias.

El o la indianista no opta por el indígena, sino es un indígena que ha resistido a la domesticación cultural y política del sistema hegemónico. Que ha despertado y despierta (aguijonea) a sus hermanos y hermanas desde las comunidades con perspectivas plurinacionales, pluriregionales y globales, hacia su liberación como pueblos.

Mientras los indigenistas (académicos o no) se enorgullecen de ser apolíticos (sin organización política), los indianistas promueven caminos sociopolíticos como herramientas de lucha y disputa colectiva por el poder. Conviven en sus comunidades impulsando procesos de decolonización.

*La academia de ropaje indígena como recurso para la despolitización de los movimientos indígena campesinos*

Ante los simultáneos e imparables procesos de resistencias territoriales que el sistema capitalista neoliberal está activando en los pueblos indígenas, los agentes del sistema-mundo-occidental ensayan todos los métodos posibles para desmovilizar y evitar “se repitan fenómenos sociopolíticos de Bolivia y Ecuador” en otros país latinoamericanos.

Promueve becas de estudios en el extranjero para indígenas “victimizadas”. Los reúnen en programas doctorales “especializados” en estudios indígenas. Luego de titularlos y promoverlos como “nuevos intelectuales indígenas cualificados”, los contrata como consultores y/o conferencistas.

Con dichas insignias de poder (títulos y consultorías), los indigenistas reingresan a las comunidades y pueblos indígenas en resistencia para anunciar el mensaje salvífico del nuevo adoctrinamiento: “Nosotros como auténticas comunidades indígenas, no debemos meternos en política. No necesitamos participar/disputar el poder político nacional… Somos
apolíticos. No somos de ni de la derecha, ni de la izquierda. Somos seres superiores. Estamos por encima de la política”.

Con este mensaje, el agente indigenista termina desmovilizando y despolitizando a las comunidades indígenas en resistencia. En especial cuando algunos dirigentes/lideres comunitarios conoce/gusta de los viajes, desayunos o almuerzos pagados en los hoteles…

*Ataque indigenista contra cualquier intento de la consolidación de incómodos gobiernos “progresistas”*

Los indigenistas, sean como becarios o como consultores, organizan y participan en congresos, foros y diálogos sobre pueblos indígenas, incluso llevándose consigo a algunos “dirigentes” indígenas, como “evidencia creíble” de su espiche, y propagan la elucubrada idea académica de: “Los pueblos y comunidades indígenas no necesitamos del Estado”. “Las
comunidades indígenas somos de origen milenario, y superiores al Estado”, por tanto “no estamos de acuerdo con ninguna propuesta de construcción o refundación del Estado, mucho menos de Estados Plurinacionales, porque no es nuestra idea”. “Esas ideas de refundación o fundación del Estado Plurinacional son intromisiones de ideas de gobiernos corruptos de Bolivia y de Ecuador”, suelen repetir.

Y, para afinar el ataque a los incómodos gobiernos progresistas propagan falacias como: “Evo Morales es un gobierno corrupto y dictador”. “Los gobiernos progresistas mataron a los movimientos sociales y son enemigos de
las comunidades organizadas” “En los gobiernos progresistas no hay, ni libertad de organización, ni libertad de opinión” “Los gobiernos progresistas son malos ejemplos que debemos evitar”…

Así azuzan a sus lectores y auditorios desde testeras académicas internacionales integradas por indigenistas también becados o consultores provenientes incluso de los países de gobiernos progresistas.

Caso patético es lo que ocurre con muchos estudiantes y ex estudiantes del doctorado que dirige la Sra. Raquel Gutiérrez (ex pareja sentimental del actual Vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera) que hipnotizó a muchos indigenistas con su investigación sobre “entramados comunitarios autogestionarios en Bolivia”. Así resurgieron las y los comunalistas que
ahora ven idílicas e intangibles “tramas comunales” por todas partes de Latinoamérica indígena.

*“Teorización” idílica de la comunalidad indígena como recurso para desactivar cualquier intento de construcción genuina de estados soberanos*

A las anteriores consignas, se suma el slogan de: “Las comunidades indígenas fuimos y seremos esencialmente comunidades armoniosas autogestionarias. No necesitamos de ninguna estructura estatal o supra estatal”.

Estas son, aunque el lector no lo crea, algunas conclusiones de tesis doctorales que hacen *feeling* con las nuevas prioridades financieras de la cooperación y con algunas tácticas de las corporaciones transnacionales toreadas por gobiernos progresistas y/o resistencias locales.

Al capital del sistema-mundo-occidental le conviene la comunalización atomizada de los incómodos indígenas que viven en áreas de su interés geográfico. Mucho más si éstas son “apolíticas”.

A muchos dirigentes indígenas les motiva que los presenten y paseen en eventos internacionales como representes de “de la idílica reserva social, moral y ecológica” de la humanidad. Aunque en los hechos, ellos y nosotros, sabemos que los indígenas no somos ni dioses, ni demonios, sino sólo humanos. Humanos con huellas ecológicas, y también configurados por el capitalismo colonial que nos habita aún. Eso sí, con sueños por mundos mejores, en muchos casos.

Pero, esos sueños de mundos nuevos (*Sumaj Kawsay*, decimos en quechua) se construyen peldaño a peldaño con procesos de organización, concientización, movilización y construcción de nuevas relaciones de poder. De abajo hacia arriba.

Los folclorismos “apolíticos” o “antiestatales” de las comunalidades o de las nostálgicas identidades del “buen salvaje”, son idealizaciones socioantropológicos con fines de perpetuar la permanente colonización de los pueblos y sus territorios.

No podemos decir que defendemos el agua o la vida en la comunidad, y al mismo tiempo promover la despolitización o antiestatalidad en las comunidades. Esto no es lo que exactamente plantean John Holloway, Boaventura de Sousa o José Carlos Mariátegui. Hará bien releer las persuasiones que, en el pasado siglo, hiciera Guillermo Bonfil Batalla a los indigenistas.

La Vida y el sistema tierra están en riesgo. No hay tiempo para utilizar como escalera “novedosas” modas  literarias para el *seelfie* o sólo para “subir”, luego patear la escalera, y así evitar que el resto de indígenas también “suban”, porque no hay “huesos”, ni espacio,  para todos en el banquete neoliberal.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/La-academia-indigenista-es-ingenua-de-su-funcion-sociopolitica-20170218-0002.html

Fotografía: Telesur

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