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Educación denuncia 74 casos de acoso escolar en España

España/18 de abril de 2017/Autor: EUROPA PRESS/Fuente: La Voz de Galicia

El teléfono contra el «bullying», arrancó el pasado 1 de noviembre del 2016 y funciona las 24 horas del día los 365 días del año

El acoso escolar es un tema que preocupa, más desde que el falso anonimato que proporcionan las redes sociales parece haber incrementado los casos. De hecho, el Ministerio de Educación ha trasladado a la policía y a la guardia civil un total de 74 casos, además de otros 156 que ha puesto en manos de la alta inspección educativa para que sean investigados.

Son los supuestos más graves detectados por los psicólogos y expertos que atienden el teléfono contra el bullying puesto en marcha por ese departamento, el 900018018, que, en los cinco meses y medio que lleva funcionando, ha recibido 14.491 llamadas.

Hasta ahora, el departamento que dirige Íñigo Méndez de Vigo había ofrecido de forma regular el total de llamadas y de potenciales casos de acoso en el entorno escolar, que hasta la fecha ascienden a 5.325, pero no los derivados a la alta inspección, policía y guardia civil. Los sucesos más complejos representan, por tanto, el 7,2 %.

El teléfono contra el bullying que forma parte del Plan Estatal de Convivencia Escolar, arrancó el pasado 1 de noviembre del 2016 y funciona las 24 horas del día los 365 días del año. Los datos revelan que ha recibido una media de 90 llamadas diarias.

Desde la Dirección Xeral de Igualdade también organizan charlas sobre el asunto en los centros de Galicia.

Fuente de la Noticia:

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/sociedad/2017/04/18/educacion-denuncia-74-casos-acoso-escolar-espana/0003_201704G18P25991.htm

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Teaching the History of White Nationalism in the United States

By Paul Horton.

During the last year the Southern Poverty Law Center has reported an increase in hate crimes and hate groups. As political discourse in the United States in the late twentieth and early twenty-first centuries has become increasingly focused on identity politics, ethnic, cultural, and racial nationalisms have struggled to acquire opportunity and recognition within broader American publics. Reacting to this historical push from marginalized identity groups, an aggressive white nationalism has recently pushed back and reclaimed political power.

Although white nationalism has always been a dominant, if not the dominant ideology in American history, white nationalists in the twenty-first century often embrace policies of voter restrictions, immigration restriction, segregation, flight from public schools, and the defunding of any public programs at any level that are perceived to transfer public funds to minority groups.

Moreover, the current resurgence of white nationalism seems to be fueled by the prospect of a minority majority in the near future. Demographers have established that people of color will outnumber white Americans in about thirty years.

Another key element of the current white nationalism is a resurgence of the 1968 “Southern Strategy” of the “war on crime.” Minority and dissident behavior that actively and publically stand in opposition to white nationalism is increasingly viewed as criminal. More alarmingly, news reporting that directly challenges the hegemony of white nationalism is challenged as “fake news” and racism. Increasingly, attacks on vulnerable minority populations are not denounced, as a climate of fear and intimidation is encouraged by the inaction of many national leaders. The current chief political advisor to the President of the United States is strongly identified with white nationalism.

An essential task for educators today is to create a space within public schools and classrooms to connect current expressions of white nationalism with historical expressions of white nationalism within American history. A key contention of today’s white nationalists is that racism is something in the past; that racism against oppressed minorities is over and done with and that a level playing field of opportunity exists within the United States for all groups.

It is telling, moreover, that when the NEH National History Standards (1994) included a treatment of the Reconstruction Period Ku Klux Klan and stressed the repression of cultural minorities to counter the then dominant treatment of political and military history in textbooks, conservatives did everything they could to resist the broad adaption of the standards.

While many districts and private academies, especially within states and areas that are majority white, have severely restricted what can be taught in United States History courses, teachers have led the push back by creating units on historical and institutional racism.

When a well funded suburban school with a reputation for curricular experimentation like New Trier High School in Winnetka, Illinois, proposed a Civil Rights Day to discuss current and historical issues was planned, conservatives within the community objected. Some of them had connections with the local school board. As a result, the proposed Civil Rights Day became a subject of great controversy.

If such controversy is created in Winnetka, a north shore Chicago community with a reputation for teaching tolerance, it can happen anywhere.

Teachers, parents, administrators and students must lead an assertive push back against those who push an aggressive white nationalism — but will not tolerate being identified as racists. Unless we create broader and broader public spaces to connect the current American white nationalism with the dominant historical and institutional white nationalisms that have existed from the founding of the American Republic, we will lose, in effect, the “rights of Englishmen” that American patriots fought for and the civil rights that the Civil War and the 20th century rights revolutions created.

Source:

http://www.livingindialogue.com/construction-white-nationalism-united-states/

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Educación emocional o muerte

Por: Raúl Alguacil Titos

“¿Qué es lo que ladras, maestro?”. Esto fue lo que me respondió una alumna hace unas semanas cuando le indiqué que sacara su cuaderno. Tiene 14 años. A los cinco segundos se le olvidó.

Mala educación, faltas de respeto, intolerancia absoluta a la frustración, ausencia de empatía y de autocontrol de las emociones, baja autoestima, incapacidad para comunicarse y expresar sentimientos de manera asertiva…bajo rendimiento escolar. Es la realidad de muchísimos de los jóvenes en gran parte de los centros de enseñanza secundaria. He recorrido unos cuantos en diez años de profesión. Nuestros alumnos y alumnas carecen de herramientas básicas que eviten convertirlos en bombas de relojería. Todos los días asistimos a “explosiones” incontrolables en los que se llevan por delante a sus compañeros de clase, a sus profesores, a sus padres y, en definitiva, a ellos mismos. De hecho, ejercer la docencia en secundaria se ha convertido en una profesión de riesgo, con una altísima probabilidad de sufrir el síndrome de burnout. Pero las víctimas reales son ellos/as. ¿Alguien se ha parado a pensar en la necesidad imperiosa de desarrollar la inteligencia emocional de nuestros jóvenes?

El Informe Delors (UNESCO, 1996) reconoce que la educación emocional es un complemento indispensable en el desarrollo cognitivo y una herramienta fundamental de prevención, ya que muchos problemas tienen su origen en el ámbito emocional. La educación emocional tiene como objetivo ayudar a las personas a descubrir, conocer y regular sus emociones e incorporarlas como competencias.

Goleman definió la inteligencia emocional como la capacidad para reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, de automotivarnos, y manejar de manera positiva nuestras propias emociones, sobre todo aquellas que tienen que ver con nuestras relaciones sociales. La inteligencia emocional es, por tanto, una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la curiosidad, la agilidad mental, etc., que configuran rasgos de carácter, como la autodisciplina, la compasión, la solidaridad o el altruismo, indispensables para una buena y creativa adaptación social.

Esas habilidades sociales tienen una relación muy directa con el rendimiento académico de los jóvenes y, sin embargo, le prestamos poca atención. Al menos, no toda la que merece aunque es algo fundamental. Los beneficios de la inteligencia emocional son tan esenciales que desde la comunidad científica se ha llegado al convencimiento de que constituye un importante predictor del éxito en la vida y del bienestar psicológico general. Su descuido, por tanto, puede producir importantes frustraciones a nivel personal, social y profesional, conduciendo a trastornos de la conducta, como los alimentarios o relacionados con el consumo de sustancias tóxicas, depresión, agresividad, aislamiento social y fracaso escolar. Además, situaciones como el acoso escolar o bullying poseen un trasfondo de problemas en la gestión de emociones, ya que la persona acosadora tiene dificultades que afectan a su capacidad de empatía y la gestión de límites.

¿Acaso no son estas razones más que suficientes para abordar la inteligencia emocional como una intervención prioritaria en los centros educativos? Yo pienso que sí. De hecho, la inteligencia emocional debería recibir una atención improrrogable y previa al resto de materias que se imparten en las aulas. Y para ello necesitamos flexibilidad y los instrumentos necesarios.

El Informe Delors (UNESCO, 1996) reconoce que la educación emocional es un complemento indispensable en el desarrollo cognitivo

Flexibilidad en cuanto a que tenemos alumnos y alumnas que, antes que aprender matemáticas, lengua o inglés, necesitan que los atendamos desde la perspectiva emocional. No debería ser problema emplear el tiempo necesario en trabajar las habilidades que antes enunciaba. Los docentes sabemos bien que los alumnos y alumnas que superan sus estudios satisfactoriamente son los que gestionan mejor sus emociones y, al mismo tiempo, aquellos que tienen dificultades para controlar sus emociones son los que registran mayor fracaso escolar. Más horas de inglés, de matemáticas o lengua, con diversos programas de refuerzo, no les va a ayudar mucho si no poseen las herramientas necesarias de gestión emocional y carecen de las capacidades que les permitan establecer rutinas de estudio o poner mayor atención en las actividades de clase. Es, sencillamente, un esfuerzo inútil en muchísimos casos, lo cual constituye un desperdicio de recursos y de muchísimo esfuerzo que el alumnado no puede aprovechar porque ya no es una cuestión de voluntad sino de carencia de habilidades.

En cuanto a los instrumentos necesarios creo que antes de tomar medidas hay que dejar que lideren las medidas a implementar los profesionales. La escuela, por tanto, debe asumir su parte de responsabilidad en este proceso dirigido al desarrollo integral del individuo, y propiciar dentro de su proyecto formativo, el valor añadido de la competencia emocional de los alumnos. Los departamentos de orientación, al respecto, tienen un personal valiosísimo que hay que aprovechar y son a quienes hay que escuchar. En mi opinión habría que actuar en un doble ámbito; en las aulas, con los alumnos y alumnas, y con las familias. El trabajo con éstas es fundamental pero debemos ser conscientes de que hay que ayudarlas y establecer planes de actuación conjunta. ¿De qué forma? Pues proporcionando pautas claras, manteniendo una comunicación fluida y diseñando estrategias de actuación específicas para que las puedan llevar a cabo en casa. El diseño de unos buenos materiales y una formación concreta para las familias tendrían un efecto muy positivo, porque muchas veces los padres y madres tienen voluntad de ayudar y hacer cosas en beneficio de sus hijos e hijas, pero no saben cómo hacerlo. La familia es la primera escuela para el aprendizaje emocional y el entorno familiar será el patrón original del comportamiento del individuo en su desenvolvimiento diario.

Los docentes tenemos, también, necesidades formativas en este aspecto que la administración debería atender. Además, estamos demasiado encorsetados dentro de currículos rígidos y asediados siempre por el tiempo y la necesidad de impartir determinados contenidos para su evaluación. Y es que, a pesar de las modas que algunos pretenden imponer (como por ejemplo la LOMCE), educar no es sinónimo de evaluar ni esto último implica lo que algunos pregonan como calidad; es una falacia. Insisto en que todo ese esfuerzo se diluye irremediablemente en ese océano de confusión en el que está buena parte de nuestros alumnos y alumnas. No quiero decir que evaluar no sea importante, sino que la evaluación no puede desplazar la atención que requiere cada alumno/a.

Además, entre los profesionales de la educación existe la conciencia creciente de la importancia de lograr las competencias emocionales que la inteligencia emocional comporta. La educación emocional, la educación para la vida (personal, social, familiar, profesional, etc.) en suma, es un pilar fundamental para alcanzar un mayor bienestar en todos esos ámbitos, incluyendo la salud física y mental, mayor bienestar social y, también, mayores cotas de felicidad. ¿Acaso no debemos contribuir, precisamente, a que nuestros jóvenes sean más felices, a que se sientan más plenos? ¿No es esa la base más adecuada para todo lo demás?

Si nuestros alumnos tuvieran las herramientas necesarias para desarrollar adecuadamente su inteligencia emocional muchos de los problemas de conflictividad, acoso escolar y fracaso escolar pasarían a ser absolutamente residuales. Otros sistemas educativos más exitosos ponen gran énfasis, precisamente, en hacer que sus alumnos/as adquieran una buena base emocional, pues a partir de ahí todo lo demás es mucho más sencillo de construir. Se aprovecharían mejor los recursos de los centros y esfuerzos del profesorado, y caminaríamos realmente hacia eso que algunos políticos llaman calidad educativa, cuando en realidad tratan de engañarnos, encubriendo los problemas reales, segregando al alumnado e implantando programas ineficaces en un entorno marcado por los recortes brutales en la escuela pública mientras se beneficia a los centros privados sostenidos con fondos públicos.

Por eso merece la pena prestarle atención a esta dimensión absolutamente crucial si queremos dar un vuelco a la situación, donde especialmente los docentes de secundaria sufren un panorama desolador. Es la realidad, y es lo que los pedagogos de plató y los políticos no quieren reconocer porque no pisan esa realidad que solo puede ver quien pisa a diario el suelo de las aulas. Por todas esas razones debemos tomar una decisión crucial: educación emocional o muerte. El analfabetismo más dañino no es el de las letras o los números, o el digital, sino el de las emociones.

Fuente: http://www.eldiario.es/murcia/murcia_y_aparte/Educacion-emocional-muerte_6_628247195.html

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Libros que abordan de forma directa el acoso escolar

16 Abril 2017/Fuente: El País/Autor: ADRIÁN CORDELLAT

Hoy en día los padres tenemos mucha información para prevenir (o al menos intentarlo) el acoso escolar. “10 claves para detectar si tu hijo sufre bullying”, “cinco consejos para saber si tu hijo es un acosador escolar” y titulares sucedáneos se repiten en blogs y medios de comunicación. Pero, ¿qué pasa con los niños? ¿Cómo podemos concienciarles sobre las consecuencias del acoso escolar? ¿Cómo podemos enseñarles en qué consiste para que desde fuera, quizás a través de unos personajes, puedan ser conscientes de situaciones que es posible que vivan a diario sin reparar en ellas? En la editorial nubeOCHO han querido dar respuesta a estas preguntas con dos libros dirigidos al público infantil que abordan de forma directa del acoso escolar: un álbum ilustrado, ¿Qué le pasa a Uma?, escrito por Raquel Díaz Reguera, y un libro para niños más mayores, ¿Qué le pasa a Nicolás?, ilustrado por la propia Raquel y escrito por Juana Cortés.

“Los niños tienen una permeabilidad increíble y para nosotros, como editores, es una obligación darles ejemplos equilibrados de igualdad de género, de no al machismo, de respeto y de tolerancia. Estamos formando a las nuevas generaciones, y como editores tenemos un compromiso en darles herramientas”, explica Luis Amavisca, miembro fundador de nubeOCHO. Existen muy pocos libros en el mercado que aborden esta temática de forma directa, quizás porque como dice Raquel Díaz Reguera, es una propuesta “arriesgada y difícil de vender” en librerías: “No sé cuántos padres le regalarán a sus hijos un libro que trate tan claramente el acoso sin utilizar piruetas ni metáforas”. Para Amavisca, no obstante y más allá de la rentabilidad económica, es necesario hablar de estos temas, “porque cuando no se habla de ellos, no existen. Y la realidad es que el acoso escolar sí existe”.

¿Qué les pasa a Uma y a Nicolás?

En ¿Qué le pasa a Nicolás? conocemos la historia de un niño pelirrojo que va perdiendo sus colores a medida que es sometido a acoso escolar por parte de sus compañeros. Juana Cortés tardó varios meses en tener la idea que finalmente plasmó sobre el papel para expresar el acoso. “Sabía que era fundamental encontrar algo lo suficientemente atractivo para sostener un texto que si no podía resultar extremadamente duro o aburrido. Y mi idea de la literatura infantil es otra. El cuento tiene que tener magia, garra, fuerza, no vale cualquier cosa. La pérdida de colores de Nicolás, sin dejar de ser dramática, me permitía trabajar desde la fantasía, con gran libertad, utilizando en algunos casos el absurdo”, reflexiona.

Y parece que su idea cala entre el alumnado, como pudo comprobar en una preciosa experiencia que tuvo al contar el cuento en la clase de 3º B del colegio Mesonero Romanos de Vallecas (precisamente el mismo curso en el que estudian Nicolás y el resto de protatonistas de la historia). Cuando acabaron de leer el libro, todos los alumnos al unísono rompieron en aplausos. “Me comentaron en el colegio que no es lo habitual, sino que fue algo espontáneo”, afirma antes de añadir que no valora tanto el hecho de que el libro gustase más o menos, sino cómo éste logró unirlos a todos: “Despertó algo en ellos, algo a lo que no sé poner nombre, pero que quizás les sirva a estos chicos para ver las cosas de otra manera”.

En el caso de Raquel Díaz Reguera, el tener un hijo adolescente y una hija preadolescente le sirvió para dar forma a la historia de Uma: “El mundo sigue igual, no ha mejorado nada. Siguen existiendo las pandillas con un líder, los marginados, los “raros”. Y de esos “raros” nace Uma, una niña que es sometida a un acoso menos visible, porque no lleva asociado golpes e insultos, pero igual de dramático: el acoso excluyente. “Es un tipo de acoso que se da a todas las edades y que mina la autoestima de quien lo sufre”, explica Raquel. También una forma de bullying más fácil de explicar a los niños porque todos, desde edades muy tempranas, pueden identificarse con Uma y con sus compañeros, a los que su maestra les da una lección preciosa sobre la necesidad de ser únicos y no parte de “todos los demás” que la autora no duda en recalcar: “Hay que potenciar la individualidad, las singularidades que nos hacen únicos, el amor propio y la seguridad en uno mismo”.

Libros para abordar el acoso escolar en casa y en el aula

Para Pilar Serrano, maestra de educación infantil, es necesario trabajar el tema del acoso escolar desde edades tempranas porque “identificar y reconocer situaciones parecidas a las que aparecen en los libros en el aula debe ser una prioridad para atajar esos comportamientos”. En ese sentido, considera que “empatizando con situaciones y sentimientos de los otros”, los niños podrán ser conscientes en el futuro de “si tienen o mantienen ciertas conductas que pueden causar un gran daño a un igual”.

Y en ese aspecto la literatura puede jugar un papel fundamental porque como explica la docente, “leer nos despierta emociones, recuerdos y vivencias y a través de la lectura buscamos similitudes con nuestra vida, vamos comparando situaciones y empatizando con los personajes, por eso somos capaces de emocionarnos”. En el caso de los más pequeños, el álbum ilustrado se presenta como una herramienta “muy poderosa” por la riqueza visual que ofrece: “Los niños leen las imágenes (algo que a medida que crecemos vamos perdiendo). Puede que no sepan leer solos pero al leérselo nosotros serán capaces de asociar esas imágenes a la historia y poder después recordarlo, contándoselo incluso a ellos mismos. El álbum ilustrado creo que es la forma perfecta de iniciar a los niños en el gusto por la lectura, y más si cabe si es para abordar temas complicados como el acoso”.

Para la psicóloga y orientadora escolar Ángeles Cabezas, por su parte, historias como las de Uma y Nicolás “pueden ser el puente o la herramienta para hablar con naturalidad” con los hijos del tema del acoso escolar, ya que permiten a los niños “comprender los hechos de un modo sencillo y empatizar con los sentimientos de los otros”. En palabras de Ángeles, todos los valores que trasmiten y potencian este tipo de libros (escucha y empatía, identificación y expresión de emociones, control emocional, habilidades sociales y de comunicación o resolución de conflictos) se pueden empezar a trabajar “desde edades muy tempranas, ya desde los 3 años. De hecho, sería muy positivo que así se hiciera ya que fomentar la convivencia positiva y el desarrollo de todos estos aspectos ahorraría muchos problemas posteriores”.

En ese sentido, la psicóloga considera que todos los padres, como tales, “formamos parte de la comunidad educativa”, una comunidad en la que nadie puede mantenerse al margen del acoso escolar y en la que, por tanto, “han de participar e inculcar a sus hijos el respeto hacia los demás”. Un mensaje que coincide con el que traslada el editor de nubeOCHO Luis Amavisca: “no podemos sentirnos afortunados porque nuestros hijos no sufran acoso y pensar que el tema no va con ellos porque mañana puede tocarle a nuestros hijos y necesitamos a todos los niños y adultos implicados”. Al final, como concluye Juan Cortés, el problema del acoso escolar es grande, pero contra él “cada pequeña acción sirve y cada uno de nosotros somos importantes por lo que no hay que subestimar la capacidad de actuar de las personas para desmontar los complejos mecanismos que lo sostienen”.

Fuente de la noticia: http://elpais.com/elpais/2017/04/03/mamas_papas/1491228845_154595.html

Fuente de la imagen:

http://ep01.epimg.net/elpais/imagenes/2017/04/03/mamas_papas/1491228845_154595_1492104484_noticia_normal_recorte1.jpg

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La concienciación de la sociedad hace aflorar más casos de acoso escolar

Por: Eduardo Azumendi

  • Euskadi registra 121 casos en el último curso, el doble que en el anterior
  • “El alumnado ha reducido el listón de tolerancia», destaca la consejera de Educación.

Los equipos de inspección, los centros educativos, las familias y el propio alumnado han reducido el listón de tolerancia con respecto al acoso escolar. Y por eso, en el curso 2015-16 han aflorado casi el doble de casos que en el curso anterior: 121 frente a 67. Eso no significa necesariamente que el acoso se haya incrementado en esa medida sino que acciones a las que antes no se les daba importancia ahora son incluidas en este apartado debido a la concienciación social que existe respecto al tema. Así lo ha explicado la consejera de Educación, Crsitina Uriarte, al analizar la evolución del acoso escolar en las aulas de Euskadi.

El número de casos de acoso escolar registrados en Euskadi en el curso 2015-16 ha ascendido a 121, lo que supone un 25% del total de las analizadas por el Departamento de Educación. Las cifras evidencian  el salto que se ha producido (tanto en el número de casos confirmados como el de analizados, de 268 en 2014-15 a 487 el pasado curso). El 61% se ha producido en el ámbito de la Enseñanza Secundaria, aunque entre los 6 y los 11 años se han registrado 47 casos. El problema se reparte a partes iguales entre centros concertados y públicos y es más frecuente entre los chicos.

A la hora de dar salida al problema se recurre «cada vez menos» a que el acosado salga del centro. “Son pocos los alumnos que optan por esta alternativa”, ha indicado el efe de la Inspección, José Antonio Romero, han ofrecido hoy en rueda de prensa los datos de la evolución que ha experimentado. La solución «debe encontrarse en el propio centro escolar», ha recalcado.

La agresión verbal es la forma de acoso más repetida (43 %), seguida de la exclusión y marginación social (25 %), las agresiones físicas (16 %), la intimidación, el chantaje o la amenaza (11 %), mientras menos del 1 % corresponde a abuso sexual. La mayoría de las víctimas sufre varias manifestaciones de acoso. Las agresiones físicas van en descenso, pero aumentan los insultos, la marginación y el ciberacoso.

Fuente:http://www.eldiario.es/norte/euskadi/concienciacion-sociedad-aflorar-casos-escolar_0_620488950.html

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Japón reporta acoso a niños vinculados con accidente nuclear de 2011

Japón/13 abril 2017/Fuente: Prensa Latina

Japón reporta más de 200 casos de acoso escolar a niños que abandonaron la prefectura de Fukushima tras el accidente nuclear de marzo de 2011, según una encuesta llevada a cabo por el Ministerio de Educación.
Sin embargo, el estudio señala que menos del 10 por ciento de los incidentes se debe a la catástrofe, de ahí la necesidad de analizar la cuestión con mayor detenimiento, según los resultados de la pesquisa del citado ministerio.

La entidad aplicó el sondeo en marzo, a través de las respectivas juntas educativas regionales, entre más de 11 mil 800 niños en edad escolar procedentes de la prefectura de Fukushima.

Así, la encuesta reveló que desde abril de 2011 se dieron 204 casos de acoso escolar.

No obstante, solo atribuye 13 de ellos al accidente nuclear.

Por otro lado, en un estudio realizado recientemente por la cadena estatal NHK a más de 740 familias, se afirma que al menos 54 niños fueron víctimas de acoso escolar por haber huido tras el accidente nuclear.

Hirokazu Matsuno, ministro de Educación, declaró que su dependencia barajará la posibilidad de llevar a cabo más estudios para dar a conocer más casos.

A su juicio, si los niños fueron acosados por abandonar Fukushima tras el accidente, puede haberles resultado difícil responder a la encuesta.

Fuente noticia: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=77848&SEO=japon-reporta-acoso-a-ninos-vinculados-con-accidente-nuclear-de-2011

Fuente imagen: http://www.nippon.com/es/files/d00054_ph01.jpg

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Luchar contra el ‘bullying’ en los centros educativos: el modelo finlandés Kiva

Por: Marta Sabadell

La presentación del Plan Estratégico de Convivencia Escolar por parte del Ministerio ha puesto de manifiesto la necesidad de prevenir y erradicar la violencia en las aulas. La orientadora profesional Marta Sabadell explica en qué consiste el acoso escolar y cómo funciona uno de los programas con más recorrido, el modelo finlandés Kiva

Actualmente, y a lo largo de toda la historia educativa, el acoso escolar ha sido y sigue siendo un hito importante a resolver. Según la ONG Save The Children [1], un 9,3% de los estudiantes ha sufrido acoso escolar en los dos últimos meses. Sin embargo, las acciones para trabajar la seguridad del ambiente escolar quedan lejos de las respectivas necesidades. Además, actualmente, el acoso escolar ha ampliado sus fronteras, repercutiendo, mediante el ciberacoso, en el ambiente familiar de las víctimas.

Los centros educativos son uno de los principales, pero no el único espacio de desarrollo del acoso escolar. Además, son parte de la solución, lidiando y previniendo de forma efectiva este tipo de violencia.

Pero para hacerlo, es necesario entender que el acoso escolar puede definirse como un comportamiento agresivo y sistemático contra una persona que tiene dificultades para defenderse. De esta forma, el bullying se da de forma repetida, intencionadamente y siempre jugando con la diferencia de poder de las personas involucradas, comportando consecuencias a largo plazo. Como comentan Christina Salmivalli y Kätlin Peets [2], las víctimas de acoso escolar sufren numerosos problemas de salud mental en la edad adulta, como la depresión.

Así pues, es importante diferenciarlo de un conflicto, pelea o malentendido que puede darse de forma puntual, sin intencionalidad ni diferencia de poder.

El Programa Kiva

El Ministerio de Educación de Finlandia financió el Programa Kiva, un programa anti acoso escolar diseñado por la Universidad de Turku que trabaja mediante diferentes acciones:

Acciones universales dirigidas a la prevención del acoso escolar ayudando a los alumnos a identificar sus emociones, a apoyar a las víctimas y trabajar la empatía, entre muchos otros objetivos que permiten conseguir un ambiente escolar más seguro.

Acciones concretas, mediante el equipo Kiva (compuesto por profesionales del centro), para resolver aquellas situaciones en las que se puede considerar que se da acoso escolar.

El programa presenta otras acciones, con las familias y de seguimiento con los centros, que permiten hacer un registro de todas las situaciones de bullying y seguir trabajando para disminuir los casos de acoso escolar así como minimizar las consecuencias negativas de éste.
Se trata de una iniciativa que se ha desarrollado en el 90% de los centros escolares de Finlandia, desde el año 2009, y que ha demostrado tener un impacto muy positivo en la percepción de los alumnos respecto a la seguridad del clima escolar, en la disminución de casos sospechosos de bullying y en la identificación de las emociones y las competencias socioemocionales de los escolares.

Actualmente, en España se está implementando en algunos colegios para dar respuesta a la situación de acoso escolar que se da en todos los centros educativos. Es importante saber que no es la única acción que se está haciendo en este sentido. Recientemente el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha activado algunas acciones como por ejemplo el teléfono contra el acoso escolar, que funciona los 365 días del año atendiendo a todas aquellas personas que tengan conocimiento de situaciones de acoso en el entorno escolar.

Seguir trabajando en la implementación de programas efectivos en la lucha contra la violencia escolar, así como ofrecer acciones específicas y sistemáticas a los centros, puede contribuir a la reducción del acoso escolar y la minimización de los efectos negativos de este fenómeno.

[1] Calmaestra, J., Escorial, A., García, P., del Moral, C., Perazzo, C., & Ubrich, T. (2016). Yo a eso no juego. Bullying y cyberbullying en la infancia. Madrid: Save the children España.

[2] Salmivalli, C i Peets, K citado en Rubin, K. H., Bukowski, W. M., & Laursen, B. (Eds.). (2011). Handbook of peer interactions, relationships, and groups. Guilford Press.

Fuente:http://www.educaweb.com/noticia/2017/04/05/luchar-contra-bullying-centros-educativos-10607/

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