El terror de Hamás: la violencia sexual como arma en Israel

Feministas israelíes recopilan pruebas de la violencia selectiva y asesina contra las mujeres y los «crímenes contra la humanidad» de Hamás.

 

Hay muchas mujeres entre las víctimas del grupo terrorista Hamás.Imagen: Ariel Schalit/AP Photo/picture alliance

 

Son imágenes y descripciones del centro del terror. Y son realmente insoportables. Incluso durante el 7 de octubre, día en que el grupo terrorista Hamás atacó 20 localidades del sur de Israel, se pudo percibir la violencia dirigida especialmente contra las mujeres. En las redes sociales vimos fotos de mujeres que habían sido llevadas contra su voluntad a la Franja de Gaza, algunas de ellas apenas vestidas, con miembros retorcidos, heridas y sangrando.

 

A esto siguieron informes de violaciones y mutilaciones deliberadas de genitales. Y los terroristas a menudo realizaban los actos delante de niños. Un grupo de expertas israelíes se propuso recopilar pruebas de estos crímenes, videos y declaraciones de testigos.

 

Representantes de este grupo presentaron su trabajo en una conferencia de prensa en el Comité Judío Americano de Berlín. Entre ellas estaba Mirit Ben Mayor: «Estoy acostumbrada a buscar y ver pruebas de delitos penales», dice la exfiscal y actual inspectora jefa de la policía israelí. Pero a pesar de su experiencia, ella también está conmocionada: «Investigar estas atrocidades es diferente. Es algo que nunca habíamos visto en Israel».

 

El 7 de octubre, terroristas de Hamás mataron a unas 1.200 personas en Israel en un ataque sorpresa cuidadosamente planeado desde la Franja de Gaza. Cientos resultaron heridos o fueron tomados como rehenes. Se cree que más de 130 personas siguen cautivas en la Franja de Gaza. Poco después del día de terror barbárico, Cochav Elkayam Levy fundó la «Comisión civil sobre los crímenes cometidos por Hamás el 7 de octubre contra mujeres y niños».

 

Cochav Elkayam Levy,  es fundadora y directora de la «Comisión civil sobre los crímenes cometidos por Hamás el 7 de octubre contra mujeres y niños».Imagen: Martine Ham

«Destruyendo el futuro»

Según la abogada, este comité, que afirma ser independiente del gobierno, se propone documentar lo ocurrido, con pruebas detalladas sobre la planificación de ataques contra mujeres y niños, así como contra los cuerpos de las mujeres. Ellas ven en esos ataques también un intento de destruir el futuro. Elkayam Levy afirma que esos delitos son sin duda «crímenes contra la humanidad». La violencia sexual se utilizó deliberadamente como arma.

 

La policía Mirit Ben Mayor considera importante otro aspecto de las atrocidades: para algunos de los israelíes de los asentamientos situados a lo largo de la frontera con la Franja de Gaza, los palestinos de allí eran «buenos amigos» que trabajaban para ellos, a los que llevaban en sus autos y para los que también organizaban la asistencia médica. Probablemente, el terror del 7 de octubre también había sido preparado por esas personas que solían atravesar la frontera: los terroristas de Hamás «sabían exactamente cuál era su trabajo, en qué casas tenían que entrar».

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POLÍTICAISRAEL
El terror de Hamás: la violencia sexual como arma
Christoph Strack
14/12/202314 de diciembre de 2023
Feministas israelíes recopilan pruebas de la violencia selectiva y asesina contra las mujeres y los «crímenes contra la humanidad» de Hamás.

Fotos en recuerdo de las víctimas de Hamás.
Hay muchas mujeres entre las víctimas del grupo terrorista Hamás.Imagen: Ariel Schalit/AP Photo/picture alliance
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Son imágenes y descripciones del centro del terror. Y son realmente insoportables. Incluso durante el 7 de octubre, día en que el grupo terrorista Hamás atacó 20 localidades del sur de Israel, se pudo percibir la violencia dirigida especialmente contra las mujeres. En las redes sociales vimos fotos de mujeres que habían sido llevadas contra su voluntad a la Franja de Gaza, algunas de ellas apenas vestidas, con miembros retorcidos, heridas y sangrando.

A esto siguieron informes de violaciones y mutilaciones deliberadas de genitales. Y los terroristas a menudo realizaban los actos delante de niños. Un grupo de expertas israelíes se propuso recopilar pruebas de estos crímenes, videos y declaraciones de testigos.

Representantes de este grupo presentaron su trabajo en una conferencia de prensa en el Comité Judío Americano de Berlín. Entre ellas estaba Mirit Ben Mayor: «Estoy acostumbrada a buscar y ver pruebas de delitos penales», dice la exfiscal y actual inspectora jefa de la policía israelí. Pero a pesar de su experiencia, ella también está conmocionada: «Investigar estas atrocidades es diferente. Es algo que nunca habíamos visto en Israel».

El 7 de octubre, terroristas de Hamás mataron a unas 1.200 personas en Israel en un ataque sorpresa cuidadosamente planeado desde la Franja de Gaza. Cientos resultaron heridos o fueron tomados como rehenes. Se cree que más de 130 personas siguen cautivas en la Franja de Gaza. Poco después del día de terror barbárico, Cochav Elkayam Levy fundó la «Comisión civil sobre los crímenes cometidos por Hamás el 7 de octubre contra mujeres y niños».

Cochav Elkayam Levy es fundadora y directora de la «Comisión civil sobre los crímenes cometidos por Hamás el 7 de octubre contra mujeres y niños».Imagen: Martine Hami

«Destruyendo el futuro»
Según la abogada, este comité, que afirma ser independiente del gobierno, se propone documentar lo ocurrido, con pruebas detalladas sobre la planificación de ataques contra mujeres y niños, así como contra los cuerpos de las mujeres. Ellas ven en esos ataques también un intento de destruir el futuro. Elkayam Levy afirma que esos delitos son sin duda «crímenes contra la humanidad». La violencia sexual se utilizó deliberadamente como arma.

La policía Mirit Ben Mayor considera importante otro aspecto de las atrocidades: para algunos de los israelíes de los asentamientos situados a lo largo de la frontera con la Franja de Gaza, los palestinos de allí eran «buenos amigos» que trabajaban para ellos, a los que llevaban en sus autos y para los que también organizaban la asistencia médica. Probablemente, el terror del 7 de octubre también había sido preparado por esas personas que solían atravesar la frontera: los terroristas de Hamás «sabían exactamente cuál era su trabajo, en qué casas tenían que entrar».


A principios de diciembre hubo protestas ante la sede de la ONU en Nueva York en contra el silencio de la organización.Imagen: Charly Triballeau/AFP/Getty Images

Escenas de horror
En la conferencia de prensa en Berlín, las mujeres también muestran breves extractos de entrevistas. Se puede ver y oír a una superviviente describiendo la violación de una mujer por varios terroristas de Hamás. El último había matado a la mujer de un tiro en la cabeza cuando aún estaba en el acto, y luego le habían cortado los pechos.

O al asistente del servicio de rescate israelí Zaka, que denuncia haber encontrado cadáveres de mujeres cruelmente mutiladas en sus partes íntimas. O al presunto terrorista que, bajo el interrogatorio de un israelí (irreconocible), admite que les habían ordenado violar a mujeres antes del atentado.

Mientras tanto, los medios de comunicación estadounidenses también citaron transcripciones de interrogatorios. De acuerdo con éstos, los terroristas habían aprendido previamente a ordenar en hebreo a sus víctimas femeninas que se quitaran los pantalones.

Hamás ha negado que sus combatientes hayan cometido actos de violencia sexual contra las mujeres.

Críticas a la ONU
La comisión lamenta el largo silencio de los funcionarios y organismos de la ONU, especialmente del Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, sobre las masacres del 7 de octubre y los crímenes de odio selectivos contra mujeres y niños. Dice que, finalmente, los gremios de la ONU se pronunciaron y preguntaron a representantes oficiales si en los restos de esas mujeres, los cuerpos maltratados o quemados, se realizaron las pruebas habituales que se utilizan en las investigaciones tras una presunta violación.

Elkayam Levi y sus compañeras de campaña echan de menos el reconocimiento de las acciones y la empatía. Afirman que los organismos de la ONU recibieron pruebas desde el principio y no reaccionaron. ONU Mujeres también guardó silencio sobre los crímenes durante mucho tiempo. Y las últimas declaraciones de funcionarios de la ONU son, en su opinión, «demasiado poco y demasiado tarde». Como esta declaración de ONU Mujeres Alemania, del 29 de noviembre: «Apoyamos firmemente a las personas afectadas por la violencia de Hamás, especialmente las mujeres y las niñas. Lamentamos no haberlo comunicado más claramente de inmediato».

Miki Roitman es abogada israelí y activista por los derechos de la mujer.Imagen: Jens Braune Del Angel

«No estamos solas»

La abogada se alegra de que las grandes organizaciones de mujeres y las feministas se pronuncien poco a poco y crean en los testimonios de las supervivientes y en las grabaciones de video, en muchos casos, difíciles de soportar. Tras su encuentro con la jurista estadounidense Catharine Alice MacKinnon (77), una de las feministas más importantes de su generación en Estados Unidos, Elkayam Levi aseguró que la jurista creyó en los testimonios y se estremeció: «No estamos solas. Ahora hay organizaciones en todo el mundo que están a nuestro lado», contó.

 

Por ahora, las activistas no quieren comentar cómo se van a tratar jurídicamente los delitos específicos de género. Esa no es la prioridad; lo primero que quieren es conseguir todas las pruebas posibles. Un tribunal especial en Israel o investigaciones a nivel internacional son posibles, aunque Israel no es miembro del Tribunal Penal Internacional de La Haya. Hasta el momento, según la abogada Miki Roitman, se han recogido unas 1.500 declaraciones de testigos. Además, hay una gran cantidad de videos con las atrocidades cometidas.

 

Imágenes que nunca podrán olvidarse, que pueden quebrar a las personas. Según las activistas, el país y la sociedad israelí se enfrentan a diversos retos como consecuencia del trauma. La abogada Roitman, activista social y asesora en temas de derechos de la mujer, piensa en los testigos y supervivientes. Hay mujeres que han sufrido y sobrevivido a atrocidades y ahora han intentado suicidarse. Roitman también puso el ejemplo de un niño de ocho años que presenció los abusos y el asesinato de su madre, y ahora tiene que vivir con ello. La masacre del 7 de octubre podría traumatizar a la sociedad israelí durante generaciones.

Fuente: https://www.dw.com/es/el-terror-de-ham%C3%A1s-la-violencia-sexual-como-arma/a-67725529

 

 

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Cuba: Jóvenes universitarias crean Red Feminista para el activismo y la colaboración

Desde este 29 de noviembre, el estudiantado de la Universidad de La Habana cuenta con una Red Feminista Universitaria que le una en el activismo y la colaboración contra las violencias machistas.

La red quedó constituida en el cierre de la Primera Jornada Estudiantil por la No Violencia de Género, en el Salón de los Mártires de esa casa de altos estudios.

Anabel Antuña, estudiante de Sociología y una de las impulsoras de la iniciativa, dijo a SEMlac que la red es una apuesta a que funcione como articulación entre todas las personas que actualmente mantienen un activismo feminista en el entorno universitario de la capital.

Un espacio que «nos permita estar unidas para luchar», para «denunciar toda la violencia que vivimos a diario, seguir estudiando y formándonos sobre feminismos y socializar nuestros conocimientos con otras personas para sensibilizarlas», escribió posteriormente en la red de mensajería Telegram, a propósito de las motivaciones para crear esta red.

«Conversando un poco sobre por qué necesitamos una universidad feminista, hablamos de toda la violencia que vivimos a diario en la universidad, de cuán expuestas estamos las mujeres a esta violencia y no pasa nada, no se dice nada, no se hace nada.

«Hablamos de la importancia de conectarnos con otras luchas, que de igual modo contribuyen a la emancipación. Hablamos de la necesidad de ser creativas, de construir juntas nuevas formas de hacer, de ser ejemplo para ganar confianza en los otros y lograr cambios reales», apuntó a modo de resumen de los debates que precedieron a la votación y aprobación de esta iniciativa.

Este ha sido el primer paso en el camino hacia una conformación más sólida de la red, la cual aspiran cuente con el reconocimiento de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y de otras instancias, y donde una fecha como el próximo 8 de marzo, cuando se conmemora el Día Internacional de la Mujer, funcione para proyectar acciones coordinadas.

Aunque en otros momentos se han realizado encuentros feministas en el entorno universitario, este es el primero concebido como jornada y enfocado en crear alianzas y conectar un activismo actualmente disperso.
Con esta motivación como referente, se realizaron desde el pasado 7 de noviembre tres encuentros, con el apoyo de la FEU de la Universidad de La Habana y como parte de las acciones de la Jornada por la No violencia contra las mujeres y las niñas, organizada cada año del 25 de noviembre al 10 de diciembre.

Uno de estos intercambios propició un taller de sensibilización sobre la violencia de género, el cual contó con una amplia participación de jóvenes, según sus organizadoras; se realizó un cine debate sobre acoso callejero donde, entre otros materiales, se proyectaron y analizaron experimentos sociales realizados por la campaña Evoluciona.

Participantes en el encuentro manifestaron sus expectativas y opiniones en torno a la importancia de incluir contenidos sobre feminismo en los planes de estudio, evitar recluirse en los muros universitarios y lograr un verdadero impacto social de las investigaciones con perspectiva de género que se realizan en las diferentes facultades.

Una universidad comprometida con la equidad

La jornada de cierre nucleó a una veintena de muchachas y muchachos que conectaron en torno a interrogantes como ¿qué es vivir sin violencia?, lo que propició un ejercicio de proyección hacia la aspiración de hacer de la universidad un espacio inclusivo, de respeto al otro y de equidad de género.

Imprescindible resultó la referencia al pensamiento de grandes feministas internacionales, como Ángela Davis, Rosa Luxemburgo o Audre Lorde, a la hora de reconocer en el feminismo un modo de vida, el compromiso con la emancipación, que se entiende desde las pequeñas luchas cotidianas.

Así lo concibe Ammy Curbelo Milá, estudiante de segundo año de diseño gráfico, para quien el feminismo «más allá de un movimiento, es algo personal», a la vez que reconoce en ese espacio íntimo un lugar para propiciar cambios.

«Para mí lo más importante ha llegado a ser que cada persona que yo conozca intente interiorizarlo», dijo. Esta joven estudiante identifica la necesidad de incorporar a los hombres como aliados, pues ellos muchas veces no tienen «la posibilidad de desarrollarse con masculinidades sanas».

José Julián Díaz Pérez, quien cursa el tercer año de la carrera de Matemática y es además presidente de la FEU de la Universidad de la Habana, agradece tener un grupo de amigas feministas que le han enseñado a «detectar opresiones en las dinámicas diarias» y a incorporar un grupo de valores antipatriarcales a los principios éticos y sociales que ya compartían.

Para Claudia, estudiante de primer año de periodismo, las grandes luchas de los feminismos también están contenidas en las pequeñas luchas cotidianas y en el ejemplo que podamos dar a las generaciones que nos preceden. «Si detrás de mí viene una niña, que ve que no he dejado que un hombre me mancille, y esa niña se da cuenta que el hombre no tiene derecho a meterse contigo, estamos haciendo algo», opinó.

El objetivo de este ejercicio de cierre de jornada, refiere Antuña, era «poner en evidencia cuán conectados estamos, cuántas personas nos colocamos en la misma línea, muchas más de las que a veces pensamos» y a partir de ahí entender la importancia de hacer alianzas y de superar el marco de una jornada».

Para la estudiante de Sociología, la creación de una Red Feminista Universitaria «no es la meta final a la que aspiramos, pero si es una victoria». Aunque queda mucho por conquistar, es un buen comienzo, afirmó.

Fuente: https://rebelion.org/jovenes-universitarias-crean-red-feminista-para-el-activismo-y-la-colaboracion/

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Libro: Nacemos de mujerLa maternidad como experiencia e institución

Licencia: CC BY-NC-ND

ISBN: 978-84-949147-7-5
Coleccion del libro: Mapas
Idioma: Castellano
Número de páginas: 368
Dimensiones: 150×210

Fecha edición:25/02/2019

Materia: CRIANZA
Reseña:
«Sabemos mucho más acerca del aire que respiramos o de los mares que atravesamos, que acerca de la naturaleza y del significado de la maternidad». En medio del clima de activismo y publicación feminista de los años setenta del siglo XX, la cuestión de la maternidad no había sido abordada en toda su complejidad hasta la aparición de este libro. Nacemos de mujer fue publicado en 1976. En este trabajo, Adrienne Rich aunó vivencias, investigación histórica y antropológica y reflexión feminista con el propósito de radiografiar la «institución de maternidad»: la maternidad bajo el patriarcado como un conjunto de normas y controles que organizan las funciones de la familia y las labores de las «mujeres» respecto de su rol programado socialmente. Enfrentada a esta institución, la autora apostó por recuperar la palabra «maternidad» junto con la experiencia única, diversa, personal, compartida, en un análisis abierto que no deja de abordar los condicionamientos, las imposiciones y los roles. En nuestro tiempo, aún, tenemos mucho que pensar sobre cómo el capitalismo y el patriarcado usurpan las experiencias de los cuerpos gestantes; por eso, disponer de Nacemos de mujer es un excelente punto de partida.

Adrienne Rich
fue poeta, ante todo, pero también ensayista y académica. Nacida en 1929, en Baltimore, Maryland (EE.UU.), publica su primera colección con poco más de veinte años. En 1953 se casa con un profesor de economía con el que tiene tres hijos. Continúa escribiendo poesía mientras cría en el contexto de la Guerra Fría. Poco después de separarse de su marido, él se suicida. Todas esas experiencias se vuelcan de un modo u otro en su trabajo, ya sea poético o ensayístico, especialmente en Nacemos de mujer. A comienzos de la década de 1970, Rich se involucra en el activismo por los derechos civiles y contra la Guerra de Vietnam. Además de escribir sobre la maternidad desde el feminismo, impulsa la visibilidad lésbica, sin parar de investigar sobre el lenguaje. Falleció en marzo de 2012, dejando una prolongada carrera de escritora y algunas de las piezas más hermosas de la poesía del siglo XX en lengua inglesa.

Descargar en: https://www.traficantes.net/sites/default/files/pdfs/map54_Rich_web_2.pdf
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Uganda: Las ugandesas publican el nombre de sus violadores en Twitter

África/Uganda/12 Marzo 2020/elpais.com

#FreeSheena ha sido la última campaña digital de apoyo a una joven activista detenida por denunciar en la red social casos de violaciones y abusos sexuales y animar a que más mujeres lo hagan

“El sistema sigue siendo sexista y continúa acosando a las supervivientes de la violencia sexual. Antes de llegar delante de un juez, depende de la policía cómo se presenta un caso y, hasta ahora, no han sido capaces de abordarlos desde una perspectiva no sexista”. Así es como explica Rosebell Kagumire, una conocida periodista y activista feminista ugandesa, la penúltima campaña digital de defensa de los derechos de las mujeres en su país, #FreeSheena. El movimiento feminista en este país de África Oriental ha conseguido protagonismo en los últimos años porque está explotando las herramientas digitales en un entorno en el que la libertad de expresión no está garantizada. Pero, también, porque es la válvula de escape de la reivindicación de un cambio radical de sistema.

El escándalo llamó a las puertas de la sociedad ugandesa desde Twitter mientras el año 2020 se desperezaba. En realidad, se había fraguado antes de que expirase 2019. Sheena Ahumuza Bagaine, una joven activista feminista, intercambiaba mensajes con unas amigas sobre el fin de semana cuando apareció una referencia a una situación de abuso por parte de un conocido de varias de ellas. Alguien, en esa conversación digital, pidió la identidad del sujeto para evitar que otras mujeres sufriesen sus abusos. Sheena no lo dudó y dio el nombre del individuo. Era el 30 de diciembre de 2019. A partir de ahí se desencadenó una discusión, entre usuarios y usuarias: unos defendían que ese tipo de acusaciones se deben presentar frente a las autoridades y otros consideraban que los abusadores deben ser expuestos públicamente; los conocidos del sujeto defendían su honorabilidad y otras mujeres aseguraban haber sido acosadas.

Mientras tanto, la usuaria que había lanzado la denuncia empezó a recibir mensajes de mujeres. Unas reforzaban la acusación del individuo; otras, ampliaban la lista de agresores compartiendo con ella sus experiencias de abuso. La conversación generó una corriente de discusiones, algunas acaloradas, pero también mucha solidaridad, sensibilidad y debate en torno al papel de las redes sociales en la denuncia de la violencia sexual.

Sheena decidió que debía hacer públicos esos nombres y el 2 de enero lanzó la apuesta definitiva: un hilo en el que compartía las capturas de pantalla de los mensajes que otras mujeres le habían enviado explicándoles sus experiencias, exponiendo a sus presuntos agresores con nombres y apellidos. “Algunos pueden ser desgarradores, pero un amigo tuyo puede ser un abusador”, advertía.

TASHA.@sheena_sheenzy

Lizard goes by the name Muneza. Come and fight me I’m ready https://twitter.com/michellerutagye/status/1211611440701984768 

Michü✨@michellerutagye

There is a little smelly lizard that thinks it can get away with rape, stealing phones actually stealing everything and beating girls!!! The list is endless. But karma is coming very soon. Watch your back lizard!!!

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Una decena de hombres aparecían en estos mensajes. Y se desató la tormenta, los retuits, las disputas y las discusiones, incluidas las amenazas, pero también otros mensajes de contenido parecido y muchos animando a la tuitera y transmitiendo su apoyo. De nuevo, las redes en Uganda eran sacudidas por un escándalo que expone la violencia sexual que sufren las mujeres de manera habitual.

Uno de los aludidos advirtió a través de sus abogados a Sheena Ahumuza Bagaine que presentaría una denuncia judicial si no retiraba los tuits, pedía disculpas y pagaba 2.000 millones de chelines ugandeses (algo menos de 500.000 euros) en concepto de reparación de daños causados. La activista publicó un discreto “Vamos a la guerra” en Twitter.

El 20 de febrero, la comunidad de activistas digitales feministas ugadensas estaba de celebración: festejaban la sentencia absolutoria que había devuelto la libertad a Stella Nyanzi, todo un símbolo para este colectivo. La académica y escritora ugandesa fue detenida en noviembre de 2018, tras una acusación de ciberacoso contra el presidente Yoweri Museveni, por un poema publicado en Facebook en el que deseaba que nunca hubiese nacido. Nyanzi fue condenada a un año y medio de cárcel en agosto de 2019. Pero después de casi 15 meses de prisión preventiva, otro tribunal revocó la sentencia y ordenó su liberación.

Las activistas no tuvieron tiempo suficiente para festejar porque ese mismo día se extendió la noticia de la detención de Sheena Ahumuza Bagaine, curiosamente, para responder de los mismos cargos de ciberacoso en sus tuits. La comunidad de activistas desplegó inmediatamente la campaña #FreeSheena: una denuncia pública y una llamada de atención a las autoridades.

Las redes transmitían la indignación de activistas y usuarios no necesariamente comprometidos. La policía no había aclarado los casos de abusos, asaltos, acoso y violencia sexual que se habían hecho públicos en los mensajes del mes de enero de las redes sociales, pero actuaban contundentemente contra la autora de los mensajes.

La actividad fue intensa y, de nuevo, despertó en el país el debate acerca de la desigualdad y de la inseguridad de las mujeres. Los colectivos de defensa de sus derechos no se cansan de denunciar el creciente clima de violencia basada en el género y, sobre todo, las consecuencias para las víctimas y para la sociedad, porque se está transmitiendo una peligrosa sensación de impunidad. Una de las advertencias más repetidas durante la campaña de apoyo era que el arresto de Sheena mandaba a las víctimas el mensaje de no denunciar y seguir en silencio.

TASHA.@sheena_sheenzy

So here we are. This thread is exposing rapists and rape apologists! Feel free to add yours in case I missed out some . I will be sharing stories and names according to the DMs I received. Some are heartbreaking but a friend can be another woman’s abuser. I hope you’re shaking.

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La campaña, en todo caso, fue tan corta como intensa. Al día siguiente de su detención, Sheena Ahumuza Bagaine fue puesta en libertad bajo fianza. En la estela de esa acción digital quedaba de nuevo una muestra de la resistencia de la comunidad feminista ugandesa y el debate social pendiente.

La también activista feminista Twasiima Patricia Bigirwa es categórica: “Está claro que el sistema perpetua los abusos, en Uganda se ha institucionalizado. El sistema que debería proteger a las víctimas, en realidad, les inflige más daño. Si sufres abusos, si has sido violada, si has sido asaltada y te has dirigido al sistema que tiene que protegerte, si has ido a la Justicia o a la Policía para que te proteja, te das cuenta de que termina en nada, porque es un sistema opresor. Tenemos que entender que el problema tiene que ver con una profunda estructura de desigualdad que incluye a nuestra policía, nuestros funcionarios, nuestras leyes y nuestras estructuras de decisión”.

Bigirwa recuerda, además, que hay muchos casos en los que el sistema incluso “protege a los agresores” y destaca las noticias en las que miembros de algunas instituciones aparecen implicados en casos de violencia u “oficiales de policía que escriben en periódicos artículos en los que se justifica la violación”. “Tenemos a legisladores que justifican la violencia contra las mujeres y siguen haciendo leyes”, se lamenta antes de sentenciar: “El sistema está yendo por un camino que muestra que las víctimas ni siquiera pueden acceder a la Justicia”.

Este contexto es el que explica para Bigirwa, pero también para Rosebell Kagumire, que las denuncias se realicen en las redes sociales y no ante la Policía o los jueces. “Se usa a la Policía”, advierte Kagumire, “para detener a las mujeres que hablan. Así es como se usa el mismo sistema que no protege a las mujeres y no investiga los casos de violencia sexual”. Y añade que la corrupción existente “implica que cualquier persona con dinero puede hacer que la Policía no escuche a las supervivientes y que se incremente el estigma”. Precisamente porque las muestras de valentía no significan que se haya reducido esa marca social, en la que insiste Twassiima Patricia Bigirwa: “Las mujeres no ganan nada denunciando una violación. Se habla de campañas de descrédito, pero es que ellas siempre van a salir perdiendo”. Y las dos activistas recuerdan el caso de Samantha Mwesigye, una funcionaria del Ministerio de Justicia que después de denunciar a un superior perdió su trabajo.

mjalti@tastefullysaucy

Arresting a woman that was brave enough to speak out on behalf of rape victims might intimidate many victims but it will not silence us! We will continue reporting your sons that you’ve raised to be so entitled to women’s bodies! We will not stop!

84 personas están hablando de esto

En todo caso, para Kagumire, el ejemplo de #FreeSheena y otras campañas anteriores, así como el uso de las redes sociales en las reivindicaciones feministas, está demostrado a las jóvenes ugandesas que pueden romper las barreras de silencio y denunciar sus experiencias. “Las herramientas digitales son un instrumento clave para mostrar que las mujeres jóvenes no están solas, aunque en ese caso Uganda no es una excepción”, señala Kagumire. Ella considera que estos dos recientes episodios, la liberación de Stella Nyanzi y la campaña de solidaridad con Sheena Ahumuza Bagaine, son “victorias de batallas”, pero que “hasta que las mujeres dejen de ser arrestadas en estas situaciones y no tengan que temer por sus vidas, no se podrá considerar una victoria total”.

Por su parte, Twassiima Patricia Bigirwa coincide en que no se pueden considerar victorias totales, “porque ni Stella ni Sheena deberían haber sido detenidas”. Para ella, “lo que muestran estas acciones no es que se haya ganado el combate, sino que las mujeres ugandesas rechazan la situación y van a seguir luchando”.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/03/09/planeta_futuro/1583765473_482998.html

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México. Falta de resultados contra violencia de género ha llevado a paro y protestas a 15 escuelas de la UNAM

México. Falta de resultados contra violencia de género ha llevado a paro y protestas a 15 escuelas de la UNAM

La falta de resultados por parte de la UNAM, denunciada por estudiantes, ha provocado que en la actualidad haya 15 escuelas y facultades en paro de actividades de manera parcial o indefinida, o en toma de las instalaciones. El CCH oriente también se sumó al paro, pero el motivo está relacionado con la designación del director.


La violencia de género que se vive al interior de la UNAM ha provocado, desde octubre de 2019 a la fecha, una serie de manifestaciones, paros y tomas de instalaciones, impulsadas o lideradas por mujeres universitarias que exigen acciones concretas para frenar las agresiones en su contra.

En estos cuatro meses han surgido propuestas como la instalación de nuevas Unidades para la Atención de Denuncias (UNAD), para documentar y dar seguimiento a las quejas fuera de Ciudad Universitaria. Sin embargo, a decir de las propias alumnas impulsoras de la medida, las autoridades universitarias le han quedado a deber a la comunidad estudiantil, pues no todas las unidades se han instalado al 100%, además que han detectado casos donde los maestros denunciados no han sido sancionados, en tanto hay docentes que han recibido penas menores como el dejar de laborar por una semana o ser enviados a otras escuelas.

“Hay casos de maestros que se tomaron sus vacaciones de ocho días y como Juan por su casa regresaron a dar clases. Lo que pudimos hacer es que ellas no tomaran esas clases”, dijo Arisbeth Resendiz, consejera universitaria de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, en el Estado de México.

Esta falta de resultados por parte de la UNAM, denunciada por estudiantes entrevistadas por Animal Político, ha provocado que en la actualidad haya 15 escuelas y facultades en paro de actividades de manera parcial o indefinida, o en toma de las instalaciones. La última que se sumó a las protestas fue la facultad de Psicología que acordó este miércoles un paro de 54 horas para solidarizarse al reclamo de otros planteles contra la violencia hacia las mujeres y la falta de solución de las autoridades universitarias ante las denuncias.

Alumnos del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Oriente anunciaron el jueves 6 de febrero que la escuela entrará en paro de actividades por 72 horas, con lo suman 16 planteles de la UNAM en protesta, sin embargo, la exigencia de los estudiante en este plantel es que Efraín Peralta Terrazas no sea designado nuevamente como director.

Lo que está pasando en la UNAM es una respuesta necesaria ante la falla de los términos legales en el protocolos, la lentitud y la evasión de las autoridades para llevar a un término justo las denuncias, consideró la doctora Mónica García Contreras, académica de la Universidad Pedagógica Nacional, quien  ha estudiado la historia y memoria de los movimientos estudiantiles en México.

“Se trata de un acontecimiento histórico que muestra una continuidad generacional del activismo y el feminismo de las mujeres universitarias”, expuso la investigadora, quien sostiene que la desesperación de las alumnas ante el contexto de violencia que viven ha provocado una “conciencia” y un “conocimiento de que si no lo hacen ellas, nadie lo va hacer”.

La FES del norte

En octubre de 2019, las agresiones de acoso y abuso sexual en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM se acumulaban y las estudiantes, hartas de tener que convivir con sus agresores hasta en las aulas, realizaron un tendedero de denuncias que culminaría en un paro de actividades. Esta FES está dividida en campo 1 y campo 4. El primero se encuentra en una zona habitacional. El segundo se localiza 11 kilómetros más al norte, en una zona semirural e industrial. Allí está también la administración de la Facultad, incluyendo la única oficina jurídica que había antes del paro en donde las alumnas podían presentar cualquier tipo de queja o denuncia, desde un robo hasta las de violencia de género. Otra opción era ir a la Unidad para la Atención de Denuncias (UNAD) en Ciudad Universitaria.

Las alumnas de la FES Cuautitlán no sabían que el paro en su escuela marcaría el inicio de una serie de manifestaciones sin precedentes, en diversos planteles universitarios, bajo la misma exigencia principal: alto al acoso y abuso sexual en el ambiente estudiantil.

No era la primera vez que las estudiantes de esta Facultad se manifestaban para visibilizar las violencias que viven como mujeres universitarias. En 2018 el feminicidio de una de sus compañeras, Lupita Benítez Vega, activó una preocupación en la comunidad estudiantil: la violencia de género que enfrentaban cotidianamente dentro y fuera del plantel parecía imparable.

En esa ocasión instalaron un tendedero de denuncias, donde lograron visibilizar entre sus compañeros el problema y sentar a los directivos de la escuela en una mesa de diálogo.

“En la mesa de diálogo con el director se le planteó que aunado a vivir violencia sexual en el campo 1, corremos riesgos porque alrededor estamos en un punto rojo donde nos asaltan, nos acosan, el transporte público no es nada seguro. Y no se hizo nada”, lamentó Amanda, una estudiante del campo que habló de manera anónima.

Para el segundo tendedero, realizado hace 4 meses, las alumnas optaron por una opción más drástica: tomaron las instalaciones del campo 1 y pidieron iniciar un paro de actividades. Sus compañeras en campo 4 las respaldaron y también anunciaron paro.

Esta vez reunieron alrededor de 200 testimonios. Amanda recordó que lo que más les enojó fue descubrir que un solo profesor acumulaba varias denuncias formales de alumnas y profesoras y, a pesar de ello, continuaba impartiendo clases.

Las denunciantes ya habían acudido a la Defensoría de los Derechos Universitarios y a rectoría de la UNAM. En esa última instancia, dijo, entregaron una carta para el rector y los funcionarios que la recibieron desconocían que existían varios campos en FES Cuautitlán.

“Somos la facultad más al norte y no se destapa nada si no vamos a Ciudad Universitaria. Pero trasladarnos nos lleva por lo menos 2 horas y media, y luego en lo que te atienden. Ir allá a presentar tu denuncia es perder un día. A las chicas se les quitan las ganas de denunciar”, opinó Arisbeth Resendiz, consejera universitaria.

A lo anterior se agregan el reclamo en el que coinciden estudiantes de otras FES en la periferia de la ciudad: las direcciones y oficinas jurídicas de cada facultad no atienden las denuncias por violencia de género, constantemente impiden que se formalicen y revictimizan a quienes las presentan, por eso muchas mujeres prefieren no seguir el procedimiento.

Acuerdos incumplidos

El 13 de noviembre, después de tres semanas de paro en la FES Cuautitlán, las alumnas en campo 4 llegaron a un acuerdo y entregaron las instalaciones. Mientras, en campo 1 la negociación terminó hasta el 15 de noviembre.

Una de las exigencias del pliego petitorio del campo 4 fue una UNAD, que hasta entonces no existía en la facultad. La dirección aceptó y poco después, en diciembre, rectoría anunció la creación de las 8 nuevas oficinas de la UNAD en otros planteles, entre estos sus cinco FES, y dijeron que estarían trabajando para el primer semestre de 2020. Pero hasta el momento, la dirección de la FES Cuautitlán continúa sin cumplir este acuerdo.

“El director, Cuellar, no ha dado la cara. Quien nos ha dicho que están esperando a que rectoría apruebe a los abogados y psicólogos es Francisco Montiel, el secretario general”, contó Arisbeth Resendiz.

Agregó que otro de los compromisos hasta ahora incumplidos es la solicitud de psicólogas especializadas en violencia de género. Actualmente continúan siendo 4 psicólogos no especializados para una matrícula de 16 mil alumnos.

Durante el paro en ambos campos se llamó a la comunidad a formalizar las denuncias de violencia de género. Hasta el 31 de enero, según las autoridades de la facultad se presentaron 21, de las cuales 20 concluyeron en: 10 rescisiones de contratos, 6 suspensiones académicas y 3 expulsiones provisionales.

De acuerdo con un grupo de alumnas entrevistadas para este reportaje, quienes pidieron hablar de manera anónima por temor a represalias, hubo casos que se manejaron como rescisiones de contrato, pero en realidad los directivos procedieron como si se tratará de jubilaciones para los profesores.

En el caso de las suspensiones, las alumnas detectaron  que éstas duraron una semana. Fueron “una burla”. Por lo menos 2 de esas suspensiones son de profesores de la carrera Médico Veterinario Zootecnista, acusados de abuso sexual.

Aparte, la oficina jurídica de la escuela se han negado entregar información sobre las fechas de audiencias de las propias víctimas denunciantes, bajo el argumento de que comunicar esos datos puede vulnerar la seguridad de los señalados.

“El mandato de los directivos es claro: proteger a los profesores y alumnos agresores”, sostuvo Arisbeth Resendiz.

Animal Político solicitó la versión de la UNAM, a través de su vocería, respecto a los señalamientos de las alumnas, pero hasta el momento de la publicación no dieron respuesta.

La FES Iztacala, por su parte, ha dicho que todas las denuncias presentadas han concluido y hubo despidos, sin embargo, de acuerdo con alumnas entrevistadas esto no es del todo cierto. “Varios maestros denunciados siguen dando clases. Solo sacaron a un profesor de taekwondo que tenía más de 8 denuncias. Pero lo movieron a una prepa en donde sigue dando clases”, narró Dulce, integrante de la colectiva Nushu, quien pidió cambiar su nombre por un tema de seguridad.

Las FES de la UNAM son la segunda entidad académica con mayor número de denuncias, de acuerdo con los tres últimos informes de la  de la Oficina de la Abogacía General. De 2018 a 2019, por cada 100 denuncias, 48 fueron en CU, 31 en las FES, 8 en los Colegios de Ciencias y Humanidades.

La información de la UNAM muestra que las denuncias contra alumnos agresores en las FES aumentaron del 27 al 38 por ciento. Mientras, los agresores académicos y administrativos de estas facultades fueron del 34 por ciento en 2017; 38 por ciento en 2018; y 30 por ciento en 2019.

Consecuencias de la desatención

Desde su creación, la colectiva Violetas de Aragón identificó que eran muy pocas las estudiantes que conocían el protocolo de denuncia de violencia de género de la UNAM. Por ello, durante mucho tiempo se dedicaron a asesorar a sus compañeras para que presentaran las quejas.

Con el tiempo se dieron cuenta de que los funcionarios de la oficina jurídica se dedicaban a obstaculizar el proceso. ‘Eso no es acoso’, les dicen cuando se presentan a levantar un acta e implícitamente les niegan la atención, no dan apoyo psicológico con perspectiva de género ni les informan sobre su derecho a la orientación, enlistó Estrella, integrante de Violetas, quien solicitó cambiar su nombre por temor a represalias.

Por ello, hay un buen número de denuncias que no se hacen: mientras la colectiva tiene alrededor de 122 casos de violencia de género detectados, oficialmente la facultad reconoce 55 denuncias, hasta noviembre de 2019.

Hace aproximadamente un año, Violetas denunció directamente en la UNAD la negligencia del encargado de la oficina jurídica de la FES Aragón. Después de un largo trámite, la decisión de las autoridades fue colocar a otro abogado para atender las denuncias de violencia de género.

“Nos dimos cuenta de que nos estaban cansando. Decidimos dejar un poco de lado el actuar institucional porque nos dimos cuenta de que no pasaba nada”, narró Estrella.

En la FES Zaragoza existen casos en los que la denuncia se detiene en las jefaturas de carreras y ni siquiera llegan a la oficina jurídica de la facultad, menos a la UNAD, consideró Azucena Ojeda, académica y psicóloga social.

Esta facultad está en el límite entre Iztapalapa y Nezahualcóyotl, demarcaciones de la Ciudad y el Estado de México, respectivamente. Su matrícula asciende a casi 12 mil alumnos y cerca de sus campus está El Paraíso, una de las colonias capitalinas en donde se ha dado un “incremento considerable de homicidios”, según apuntan los hallazgos sobre puntos críticos del “Análisis espacial para la reducción de la violencia letal” de la organización México Evalúa.

Es imposible que esa violencia del exterior no impacte en la comunidad universitaria, aseguró Ojeda. Pero están también otras violencias no tan evidentes, de las que nadie habla, las normalizadas u ocultas, explica. Estas son las que, desde hace varios años, han buscado exhibir algunas académicas de la facultad, expertas en temáticas de género.

Una de las propuestas para lograrlo la realizó Ojeda desde 2016. Sería un observatorio de violencia de género para esta facultad, el cual consistiría en la participación de académicas para formar alumnos monitores capaces de detectar y notificar circunstancias violentas entre compañeros y con profesores. Su objetivo principal sería la sensibilización para detectar este tipo de violencia y la participación activa de la comunidad para frenarla.

El proyecto llamado “Observatorio Universitario Libre de Violencias” fue presumido en el informe de avance de compromisos de la UNAM en materia de violencia de género (2016-2018). Pero éste nunca se concretó, el cambio de director de la FES pareció detenerlo y aún están a la espera de que sea aprobado.

Ojeda dijo que la denuncia es tan solo una vía para combatir la violencia de género. Para ella, la prioridad debería ser un proceso de justicia restaurativa, una que lidia, repara y previene el delito.

Mientras, en la colectiva de la FES Aragón han tomado su propio rumbo: los señalamientos en redes sociales para prevenir a las alumnas de posibles agresores y la toma del espacio dentro de la escuela para protegerse y organizarse.

“Nosotras ya no optamos por lo institucional. Si las compañeras quieren denunciar las acompañamos, pero ahora buscamos otras formas, como la sanción social de ser conocido como un agresor. Lo principal es acompañar a la compañera, buscar justicia restaurativa”, opinaron.

En la FES Iztacala, por su parte, la colectiva Nushu se mantiene en contacto con otros grupos feministas en diversos planteles para seguir exigiendo atención a la violencia en su contra. Allí, hace poco más de un año, renació este colectiva feminista que ha realizado diversas actividades para visualizar el problema, como la instalación de un tendedero —una exposición de señalamientos de violencia de género— que duró 2 días y reunió unas 120 denuncias.

Tras esa acción hubo maestros señalados como agresores que se organizaron para recolectar firmas —tanto de alumnos, como de otros profesores y funcionarios— para exigir la prohibición de este tipo de actividades en la escuela.

Actualmente, las integrantes de Nushu consideran que la difusión de la violencia de género es más necesaria que nunca porque por lo menos dos de los profesores señalados como agresores están en la lista para ocupar la dirección de la escuela.

Tanto las integrantes del colectiva Nushu, como las del colectiva Violeta y las alumnas de la FES Cuautitlán son nuevamente blanco de agresiones, por manifestarse en contra de la violencia machista al interior de sus escuelas. Apenas el pasado el miércoles 29 de enero, unas 15 estudiantes de la FES Aragón que se encontraban en un taller de elaboración de toallas femeninas, organizado por la colectiva Violetas, fueron objeto de una amenaza de agresión por parte de unos de sus compañeros de escuela, quien minutos antes de dejarles una maceta en la puerta donde realizaban su taller amenazó con colocarles una bomba. Lo anterior generó que la escuela fuera desalojada.

Aun cuando todo se trató de una falsa alarma, en el boletín oficial de la UNAM, publicado al día siguiente, “la dirección no mencionó que la amenaza fuera una agresión directa a nosotras”, dijo Patricia, otra integrante del colectiva Violetas, quien sostuvo que el mensaje de la UNAM sobre esta amenaza solo demuestra como las autoridades universitarias están más interesadas en encubrir a acosadores, violadores, terroristas y feminicidas, que en reconocer la violencia machista que enfrentan todos los días sus alumnas.

Fuente de la Información: https://kaosenlared.net/mexico-falta-de-resultados-contra-violencia-de-genero-ha-llevado-a-paro-y-protestas-a-15-escuelas-de-la-unam/

 

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Entrevista a Ana Falú: “Las mujeres queremos ser diferentes, pero no desiguales”

Entrevista/04 Enero 2020/Autora: Alejandra Aguado/El país

La arquitecta y activista feminista Ana Falú reivindica la necesidad de repensar las ciudades desde una perspectiva de género para que sean más seguras y habitables para la población femenina

Miedo a transitar calles oscuras, al acoso callejero, a tocamientos indeseados en el transporte público, a ser violadas. Estos son algunos de los temores que experimentan las mujeres de muchas ciudades del mundo. Las que viven en barrios informales sin electricidad, agua o saneamiento lo tienen peor. Para ellas es más difícil también encontrar empleos formales dignamente remunerados o alcanzar cotas de poder en las instancias locales. La red global Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) estima que solo el 20% de los concejales y el 5% de los alcaldes del mundo son mujeres.

Por todo esto, Ana Falú (San Miguel de Tucumán, Argentina, 1947) lleva décadas reivindicando el enfoque de igualdad de género en la planificación urbana, la legislación y el desarrollo para lograr la inclusión y la integración plena de las mujeres y las niñas en la vida económica, social, política y cultural de las urbes. «Las mujeres sabemos que nuestras experiencias cotidianas en las ciudades son distintas de las de los hombres», reflexiona en una conversación tras su participación en la Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales, organizada por CGLU en Durban, Sudáfrica, el pasado noviembre.

Falú se define como «activista social y por los derechos humanos desde siempre». Aunque reconoce que tiene «muchos sombreros». Esta arquitecta de formación es profesora en la Universidad Nacional de Córdoba e investigadora científica, forma parte del grupo asesor de mujeres de ONU Hábitat y apoya activamente en la Red de Mujer y Hábitat de América Latina.

«Las mujeres queremos ser diferentes, pero no desiguales. Tenemos que hacer que se conozcan las diferencias porque se ocultan de alguna manera. No se visibilizan porque la planificación urbana —la mirada sobre la ciudad, los territorios, el barrio— está pensada bajo un concepto de neutralidad. Se planifica para familias, aunque en América Latina entre un 30 y 40% de hogares están a cargo de únicamente una mujer», argumenta.

Entre esas particularidades invisibles de la vida urbana de las mujeres, Falú recuerda que la pobreza es predominantemente femenina. Las que viven en condiciones de precariedad, además, son mayoría en el mercado laboral informal, muchas son cabeza del hogar, tienen más del doble de hijos que las ricas y viven en la periferia de ciudades fragmentadas, segregadas y complejas.

«Por otro lado, hay que destacar entre lo que se oculta el trabajo invisibilizado de las mujeres: el de cuidados», analiza. Algo que recientemente el movimiento del 8 de marzo ha expuesto en Argentina, América Latina y el mundo, según Falú. Hace falta, agrega, que tal reconocimiento se traduzca en políticas públicas y una planificación urbana adecuada.

«Las ciudades compactas como las europeas, en las que se puede caminar y con un transporte excelente, sin duda son más amigables para las mujeres que las latinoamericanas», considera. «Pensemos en ciudades como Buenos Aires, Sao Paulo o México, en donde los traslados les toman entre dos y cuatro horas al día a las más pobres que residen en la periferia. Y en condiciones pésimas, en un transporte que no es seguro, que las expone al acoso sexual», continua.

Pero hay soluciones, algunas muy debatidas y contestadas, como el transporte seguro de México, exclusivo para mujeres o con zonas habilitadas solo para ellas. Falú fue una de las encargadas de evaluar junto a un equipo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) su efectividad. «Realmente, las mujeres dicen que pueden ir tranquilas en las horas punta y volver a sus hogares cargadas de bolsas, incluso con niños, y dormir una siestita porque nadie les mete mano», relata la experta. Otra iniciativa muy extendida es la creación de aplicaciones para los teléfonos móviles en las que las vecinas marcan las zonas peligrosas, para que otras usuarias puedan evitarlas.

Más allá de este tipo de experiencias y con una mirada más amplia, Falú cree que las soluciones contra las desigualdades —de género, pero también de ingresos— en las ciudades pasan por «redistribuir más». Los gobiernos locales tienen esa responsabilidad, dice. En la práctica, significa que haya servicios de cuidado infantil y de adultos mayores distribuidos en los territorios, «privilegiando aquellos en los que hay menos ingreso per cápita», aclara. Con ello, las mujeres, sobre todo las jóvenes en edad reproductiva, podrán tener la posibilidad de buscar empleo, educarse o hacer vida política.

La clave es descentralizar, resume. «Y tener en cuenta la vida cotidiana en esos barrios, en la calidad de los servicios, de la calle, de las aceras. Así como privilegiar a las personas sobre los vehículos. Las mujeres son las que más usan el espacio público, casi siempre con otros: niños, personas con discapacidad, mayores… Ese espacio público tiene que estar pensado en clave feminista», reclama.

Ana Falú (izquierda) durante un debate en la Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales en Durban, Sudáfrica, este noviembre.
Ana Falú (izquierda) durante un debate en la Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales en Durban, Sudáfrica, este noviembre. CGLU

Para Falú, las mujeres han tenido la capacidad de resistir los temores y transitar un entorno urbano hostil. «Así hemos construido nuestra ciudadanía, no es que nos quedemos encerradas atemorizadas». Si bien, dice, hay muchas que se recluyen en lo privado por miedo a los peligros que representa la ciudad, al menos, en América Latina. «Como si el hogar fuera más seguro y es donde más violencia se ejerce contra el cuerpo de las mujeres», aclara.

Para dar respuesta a las necesidades, temores y reclamos de las mujeres no hay una receta única. Cada sociedad es distinta. Pero las ciudades hablan y escuchan, solo hay que estar atentos, opina Falú. «Cuando las muchachas ocupan las calles de Argentina pidiendo igualdad de oportunidades, la ciudad está hablando, está demandando derechos. Y las autoridades tienen que escuchar y plantear políticas», apunta.

Pero además de esas grandes manifestaciones urbanas, la experta propone generar en cada barrio «oportunidades de escucha para saber qué agenda proponen las mujeres y cuáles son sus prioridades». Es lo que hace el programa Voces de Mujeres Diversas por Ciudades Seguras, Inclusivas y Sostenibles, de la Red Mujer y Hábitat de América Latina. Esta iniciativa busca «enriquecer debates en torno a los derechos de las mujeres a la ciudad, sistematizando sus demandas para la elaboración de propuestas que permitan incidir en las políticas públicas locales», en palabras de la organización de la forma parte Falú. 

«Una de esas prioridades es el cuidado infantil. Otra, la seguridad, la no violencia que les permita recorrer las calles o usar el transporte público con tranquilidad», enumera la especialista. «En Argentina asesinan a 27 mujeres al mes, es una locura el feminicidio». Un problema que no solo tiene que ver con los gobiernos locales, que tomarán medidas parciales, matiza. «Terminar con la violencia contra las mujeres por el hecho de serlo, nos va a llevar tiempo».

Otro de los ejes de acción para construir ciudades feministas es que más mujeres se dediquen a la política local. Para eso, afirma Falú, lo que mejor funciona son las leyes positivas como las de cuotas. En los cuerpos legislativos ha habido avances en este sentido, asevera, «pero no lo hemos conseguido en los ejecutivos y técnicos». Incluso cuando llegan al poder, las mandatarias enfrentan mayores dificultades para ejercerlo. «Cuando estamos en un lugar de responsabilidad en cualquier ámbito, la tarea se hace de excelencia. Si no, eres juzgada. Los hombres pueden ser mediocres. Cuando tengamos mujeres mediocres en lugares de toma de decisión, habremos alcanzado la igualdad», zanja.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/12/09/planeta_futuro/1575907484_152466.html

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¿Quién teme a lo queer? – Hablamos con Fefa Vila

Por Victor Mora (@Victor_Mora_G ‏)

Una vez al mes esta columna se dedica a entrevistar a personas o colectivos, que a través de sus creaciones, desarrollos o proyectos, conforman espacios de vida para la disidencia, y generan de alguna manera el tejido de lo queer.

Fefa Vila Núñez es socióloga, escritora, docente, investigadora… activista tenaz, impulsora entre otros del colectivo lésbico LSD, pieza clave del activismo LGBTI+ disidente del Madrid de los 90. También formó parte del GtQ-Mad, grupo de trabajo queer que nos dejó joyas editoriales como “El eje del mal es heterosexual”. Recientemente la hemos visto reivindicando la memoria sexual no normativa en la serie documental Nosotrxs Somos  y como parte de la iniciativa política Madrid en Pie Municipalista. Por todo ello, no podía más que preguntarle:

¿Quién teme a lo queer?

En el momento actual, en la era del antropoceno en la que nos encontramos inmersas, es la propia especie humana la que  teme a lo queer. Existen  proyectos muy diversos y contradictorios,  en liza en las recomposiciones de “lo humano” y del “humanismo”; sin duda alguna, uno de los proyectos políticos de devenir mundo más arriesgados e interesantes desde mi punto de vista lo representan y lo encarnan lxs queer-feministas problematizando las ficciones políticas humanistas y la propia construcción de lo humano.

Fuiste una de las impulsoras del colectivo lésbico LSD, ¿cómo recuerdas el Madrid de entonces, y cómo ves el activismo feminista y queer ahora?

Cambia todo cambia. Y precisamente estos cambios no se caracterizan por la lentitud ni tampoco por una progresión permanente hacia lugares históricos mejores. Digamos que ha habido avances y retrocesos bajo estructuras de tensión social y cultural muy complejas  y que en la ciudad de Madrid, como en cualquier otra gran metrópoli del mundo contemporáneo, se superponen en el propio tiempo y espacio. Estamos inmersas en ellas, somos producto de ellas. No estamos  frente al capitalismo o al heteropatriarcado, vivimos en el sistema  capitalista y heteropatriarcal e incluso nuestras resistencias son producto de esta coexistencia, no existe un afuera.  LSD nació a inicios de los 90 del siglo pasado  en lo queer y con lo queer.  Era un momento de crisis, crisis de representación, crisis económica… la primera gran crisis global, la del sida. El movimiento LGTBI+ ha tenido su recorrido, eso es evidente. Se nota en los bares, en las calles, en las universidades, en las prácticas culturales. Este Madriz de 2019 no es el de los 90 del siglo pasado. Ha habido una pedagogía queer-feminista que ha permeado ciertas esferas sociales, pocas pero importantes, pero también ha habido una fragmentación muy fuerte y una cierta huida del cuerpo y de la sexualidad como motores de lo político. No existe ya el gran sujeto político que nos unía en otras décadas y estamos en una fase de redefinir alianzas, necesariamente tienen que ser otras, completamente nuevas y que amplíen y reconozcan la diversidad de un sujeto político donde lo queer parece ser clave, es fundamental. El cambio social es brutal, muchas aceptaciones de formas de vida y familiares, de resignificar la sexualidad, son constatables, pero a la vez confluye una reacción muy conservadora. El fascismo asoma ocupando escenarios de representación y poder en todas sus expresiones en España y en la UE, y el capitalismo nos engulle a todxs y nos posiciona en lugares muy inadecuados, muy vulnerables y precarios. Creo que es un momento muy duro pero también es interesante en su tensión, creo que es un buen momento para volver al queerpo a queerpo, de juntarnos, de arriesgar y crear polis más allá del ágora tecnoalgorítmica de las redes sociales y sus manifestaciones narcisistas, egocentradas.

¿Cuáles crees que han sido/son/pueden ser los problemas de la institucionalización del activismo?

Los de siempre. La institucionalización desactiva, porque su papel es conservador, es garantista, es gestionar lo que hay en un marco dado, no lo que puede haber y mucho menos desestabilizando el marco para contemplar nuevas escenas y nuevas subjetividades que le cuestionen. La institución nunca improvisa, no nació para ser creativa precisamente. Es necesaria una cierta institucionalización que dé cuenta de lo recorrido socialmente, y muy deseable que  dé cuenta y articule el reconocimiento, la redistribución y la representación, en términos de Fraser; ojalá esta triada fuese una realidad institucional habitual; nunca lo ha sido. Los déficits han sido importantes,  y serán todavía más notorios ahora en nuestra ciudad. Hoy por hoy, y de una manera urgente en Madriz, necesitamos vertebrar una nueva imaginación política, una nueva voz en alianzas resistentes y opositoras frente a las instituciones, y a los gobernantes, que no nos representan ahora mismo, o que siempre, al margen de su color nos han representado bastante regular a muchas de nosotras. Prescindir del activismo y de los movimientos sociales contestatarios es la muerte de lo político y de la propia democracia como  horizonte abierto. Confío plenamente que el activismo queer-feminista va a estar a la altura de estos nuevos-viejos tiempos.

Desde las críticas antirracistas, feministas y queer a los grupos políticos de izquierda, ¿qué problemas urgentes habéis visto, y cuál es la postura de Madrid en Pie?

Bueno, Madrid en Pie fue una alianza coyuntural de tres organizaciones dispares; La Bancada, IA e IU. Yo formé parte de esta candidatura tras un proceso abierto de primarias por La Bancada, y bueno, no me siento autorizada en estos momentos en que todavía se va a discutir los términos de existencia o no de Madrid en Pie, en pronunciarme aquí en nombre de esta candidatura. Pero, por supuesto, tengo mi opinión al respecto

Quiero pensar que a pesar de las dificultades, el movimiento feminista -que no la izquierda en su conjunto-, y  en el que incluyo al que podíamos llamar, aunque con diferentes nombres, queer, ha mostrado en el Estado español una gran capacidad para dejar de lado sus diferencias o asumirlas sin traumas y generosidad y unirse estratégicamente en algunos momentos y ante temas muy básicos e inaplazables para cualquier sujeto que se diga de izquierda, la huelga del 8M o las movilizaciones del 7N contra la violencia de género, la caída del ministro Gallardón al querer imponer una ley de derecho al aborto claramente retrograda para las mujeres han sido a mi entender la expresión de ello. Podemos decir que el movimiento ecologista y queer-feminista son hoy por hoy un horizonte para las energías y los deseos de cambio de una generación a la que solo se promete competencia individual y demasiado a menudo fracaso en el intento. Es cierto que en estas expresiones políticas de gran fuerza y entusiasmo colectivo no han traslucido las diferencias y los conflictos, pero estos inevitablemente están y aparecen cuando hay que negociar agendas políticas concretas bajo experiencias y culturas políticas muy diversas que problematizan los propios idearios feministas y por supuesto el conjunto de la agenda política de la izquierda. Evidentemente el feminismo-queer, el antirracismo, el ecologismo en su avance actual somete a presión y a crítica muchas de las nociones clásicas que ha manejado la izquierda y más en concreto los partidos de izquierda: la nación, la clase, la representación, la familia, el cuerpo, los sindicatos, los partidos, la naturaleza y la cultura y todos sus binomios. En definitiva, se está reclamando una nueva voz y se exigen nuevas estructuras colectivas de organización y de representación política que de cuenta de una nueva subjetividad política frente a una crisis que para muchos es ya civilizatoria. En esta encrucijada, emerge una agenda queer-feminista, en una sociedad que se veía y concebía como homogénea, negando las diferencias, por ejemplo las voces de las mujeres y de lxs disidentes sexuales racializadxs llaman la atención sobre el pasado colonial español, integrado sin crítica en nuestro imaginario; las gitanas denuncian el racismo y el machismo que sufren, también por parte de las feministas; las mujeres bolleras discutimos la prioridad jurídica, médica, civil, moral, económica de la heterosexualidad como norma, etc. Son elementos críticos y fundamentales en cualquier agenda política de izquierdas.

En el libro que coeditaste, El eje del mal es heterosexual se recogía, entre otros muchos, el texto de Cheryl Chase “Hermafroditas con actitud”, en el que hablaba de su experiencia intersexual. Y señala que la mutilación de los genitales intersexuales se convierte así en otro mecanismo oculto de imposición de la normalidad sobre la carne insumisa, una forma de contener la anarquía potencial de los deseos y de las identificaciones dentro de estructuras opresivas heteronormativas”. Para terminar, ¿cómo crees que impacta hoy en día la (cis)heteronorma en la carne insumisa queer? ¿Qué podemos hacer para combatirlo?

Lo primero, una aclaración: no coedité ese libro –es una información que rula por internet y que no da fe de la verdad-. Yo formé parte del grupo GTQ-Mad, que tuvo una vida efímera pero muy activa en sus dos años de vida, y ahí surgió la idea de hacer este libro que en ese momento coeditaron Carmen Romero, Dauder y Carlos y en el que participamos varias de las componentes del grupo escribiendo y donando imágenes. Se publicó en  Traficantes de Sueños, que creo que acababa de iniciar su andadura como editorial. Yo en ese libro escribí, con Sejo Carrascosa, un artículo que titulamos “Geografías Víricas” que también habla de esa carne insumisa queer al igual que lo hace Chase en “Hermafroditas con actitud”.

La (cis)heteronorma  es una gran tecnología del género, dentro del sistema género, disfruta de muy buena salud ejerciendo violencia de diversa índole, jurídica, económica, cultural, educativa, médica, científica, etc. etc. sobre todxs lxs que retamos a desobedecerla. El camino para combatirla se inició hace tiempo: el mal llamado Día del Orgullo, no es una party ni un partido, es la memoria del dolor sobre nuestras carnes, de la revuelta y de la afirmación disidente de lxs que desde 1969 no cesamos en insistir en que lo QUEEREMOS TODO!

Fuente: https://blogs.20minutos.es/1-de-cada-10/2019/06/21/quien-teme-a-lo-queer-hablamos-con-fefa-vila/

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