Educación superior: expertos analizan nuevos instrumentos de admisión

Por: La Tercera

Entrevistas, exámenes por carreras y participación en actividades extracurriculares son algunos cambios propuestos para sumar a la PSU, NEM y ranking de notas.

Para el proceso de admisión 2004 a las universidades de Chile se aplicó por primera vez la Prueba de Selección Universitaria (PSU). Este examen venía a reemplazar a la Prueba de Aptitud Académica (PAA), que fue el instrumento de medición para el ingreso a la educación superior durante 36 años.

Ahora, tras 14 años de existencia de la PSU, se han ido sumando críticas a esta medición que selecciona a los alumnos que quieren continuar sus estudios superiores. Los juicios se han ampliado al Sistema Único de Admisión (SUA), el que, además, cuenta con ponderaciones para las Notas de Enseñanza Media (NEM) y el ranking de notas.

“No estoy contento con nuestro sistema, porque se basa mucho en el contenido y eso hace que se mantengan las diferencias de oportunidades”, sostiene el rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez.

La opinión de la máxima autoridad de la UC viene acompañada con la propuesta de incluir entrevistas personales, ya que, si bien reconoce que los cambios deben darse en tiempos prudentes, también dice que “hay que medir contenidos y habilidades a la vez”.

El diagnóstico de Sánchez es compartido por su par de la U. de Playa Ancha y también integrante del SUA, Patricio Sanhueza, quien sostiene que el cuestionamiento va más allá de la PSU, sino que en poder tener instrumentos que materialicen un sistema “más justo”.

“El SUA ha estado permanentemente en la búsqueda de otras fórmulas, lo que va más allá de mejorar la PSU; esto no quiere decir que la prueba sea mala ni deje de medir lo que el postulante sabe, sino que al sistema le falta equidad”, añade el rector Sanhueza.

Respecto de la idea de realizar entrevistas, en la U. Finis Terrae van más allá y proponen que se distinga el área de conocimiento que seguirán los alumnos, y así establecer exámenes fijos por especialidad, lo que permitiría conocer el vínculo con la futura carrera.

“No soy tan partidario de hacer cambios a la PSU misma, sino que se deberían añadir otro tipo de exámenes según la especificidad de las carreras, ya que la PSU sirve para algunas cosas muy bien, pero para otras es necesario considerar exámenes sicológicos y pruebas que distingan aptitudes”, indicó Christian Nazer, rector de la U. Finis Terrae.

Las sugerencias de los rectores son consideradas por el director del Centro para la Transformación Educativa UC (Centre UC), Ernesto Treviño, experto en educación, quien explica que el actual sistema de admisión contribuye a replicar las desigualdades originadas en el sistema escolar.

“Es importante analizar la justicia y equidad de los instrumentos utilizados, porque se sabe que la PSU ayuda a reproducir las desigualdades. Podríamos seguir ejemplos de países como EE.UU. y tomar en consideración la participación de los estudiantes en distintas actividades extraprogramáticas en la educación básica y media, como grupos artísticos, deportivos, de ayuda o de liderazgo”, comenta Treviño.

La idea del director de Centre UC se sustenta en que las universidades, eventualmente, podrían analizar el interés y la iniciativa de los alumnos desde pequeños a fin de enfocar sus capacidades en carreras afines.

Desde otro punto de vista, uno de los creadores de la PSU y director de Mide UC, Jorge Manzi, sostiene que el sistema actual logra ser un buen predictor del desempeño futuro en las universidades, y que si se quieren agregar otros medidores, como lo planteado por Treviño, se debe “tener cuidado”, para no afectar lo actual.

“Conceptualmente, todos estamos de acuerdo con que ampliar el foco sería muy bueno respecto de lo que se mide en un sistema de admisión, pero hay que hacerlo de manera que eso no afecte la validez de la medición actual”, destaca.

Junto con Manzi, otro defensor de la PSU es el rector de la U. Adolfo Ibáñez, Andrés Benítez, quien pone sus fichas en el examen y no comparte las ideas de cambios, al menos en lo inmediato:

“Hay que tener mucho cuidado con todas estas ideas de inclusión que van más allá del conocimiento. Hay evidencia de que muchas veces esos instrumentos son más discriminatorios que la PSU”.

Fuente: http://www.latercera.com/noticia/educacion-superior-expertos-analizan-nuevos-instrumentos-admision/

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Entrevista Bruno Gili: «Gobernanza de la educación necesita un cambio radical»

18 Diciembre 2016/Fuente y Autor: El espectador

Bruno Gili, socio de CPA Ferrere visitó La Mañana de El Espectador para analizar entre otras cosas, la educación uruguaya y la implementación de la tecnología en varios ámbitos. «Creo que la gobernanza de la educación necesita un cambio radical, porque no responde a los criterios educativos ni pedagógicos, de cómo debería organizarse la educación en Uruguay”, sostuvo.

Una encuesta revela la apetencia de los jóvenes para ocupar cargos públicos. Ante esto, Gili dijo: «Uruguay tiene un paradigma respecto al Estado, a las certezas y seguridades».

A su vez, destacó: «Esto tiene una racionalidad. Cuando uno mira los distintos eventos en la historia del Uruguay, en donde hubo problemas, obviamente que quién estaba en el sector público tuvo una protección y quién estaba en el privado, no».

«Algunas empresas públicas son innovadoras, por ejemplo Antel, muchos quieren trabajar en una empresa que está en el corazón de la innovación tecnológica que vive el mundo hoy», agregó.

Con respecto a la educación en nuestro país declaró: «Cuando a veces uno habla de la preocupación de la educación, no es tanto por lo que la sociedad civil no está haciendo, porque hace y mucho”.

Por otra parte afirmó: «Las instituciones que responden a viejos modelos del Estado, están yendo a un ritmo que no contempla la velocidad con la que el mundo se mueve hoy».

“Yo creo que la educación es un tema que nos afecta a todos, los padres somos responsables de la educación de nuestros hijos también”, sostuvo.

El integrante de la asociación Eduy21 expresó: “Yo creo que la gobernanza de la educación necesita un cambio radical, porque no responde a los criterios educativos ni pedagógicos, de cómo debería organizarse la educación en Uruguay”.

En referencia a la inclusión de la tecnología manifestó: “Hay que adaptarse. El mundo hoy es más complejo y hay que adaptarse a eso”.

En referencia a la situación que viven los bancos ante una caída de los costos de transacción, economía en red que los interpela y demás, dijo: «Hay cambios en los modelos de organizarnos para brindar bienes y servicios. Los sindicatos tienen que defender sus derechos de salarios, sus condiciones de trabajo, pero tienen que pensar que la cosa va a cambiar».

«Hoy es un problema si no se logra pensar con otra flexibilidad», afirmó.

 

Link de la entrevista: http://www.espectador.com/share_link/vl/5575/345352.html

Fuente de la entrevista: http://www.espectador.com/sociedad/345352/gili-gobernanza-de-la-educacion-necesita-un-cambio-radical

Fuente de la imagen: http://img.espectador.com/fotos/noticia/345352/658/345352_20161216140040_bruno-gili.jpg

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Innovar en educación

Por JOAN SUBIRATS

Debería preocupar que la falta de adaptación a los nuevos sistemas concentre el progreso en los sectores con más recursos

Son muchas las señales que indican que el sistema educativo, en su conjunto, no está siendo capaz de responder adecuadamente a las exigencias que está generando el cambio de época en el que estamos inmersos. Y ello es especialmente significativo dado el papel clave que el conocimiento juega en un nuevo escenario en el que muchas rutinas y formas de hacer van viéndose rápidamente arrinconadas. No es solo un problema de la enseñanza formal y obligatoria. Afecta a cualquier franja de edad y a cualquier espacio formativo. De la escuela infantil a la universidad pasando por la formación de adultos o continua. No hay que inventar la rueda. Se trata de aprovechar muchas prácticas y metodologías ya probadas y combinarlas con la imprescindible componente tecnológica que con tanta rapidez altera y transforma nuestras vidas.

Esa marea innovadora ha llegado al sistema educativo catalán. Bajo los auspicios de diversas instituciones como la Fundació Bofill, el Centre Unesco, la UOC o eduCaixa, se ha puesto en marcha Escola Nova 21. Las expectativas son importantes: “Generar un ecosistema educativo que dé respuestas a las necesidades del siglo XXI… creando un marco con las características educativas que debe tener una escuela avanzada”. La voluntad es contar con las escuelas que ya destacan por su capacidad de innovación y generar un sistema de aprendizaje cruzado y de acompañamiento que permita modificar de manera sustantiva los métodos y los contenidos del aprendizaje, situándolo en el nuevo escenario tecnológico. El documento de la Unesco, Repensar la educación, y sus precedentes (Informe Delors de 1996 y Faure de 1972) sirven de pauta.

Si algo ha quedado claro en estos años es que no todo el mundo quiere decir lo mismo cuando habla de innovación. Y también ha quedado claro, como siempre, que hay quienes ganan y hay quienes pierden en cada cambio generado. Desde una perspectiva crítica, se insiste en que dos parámetros a aplicar para diferenciar las distintas modalidades de innovación social que se propugnan (tanto desde la OCDE, el FMI o el Banco Mundial, como de movimientos sociales alternativos), son analizar el grado de impacto real que las propuestas de innovación generan en aspectos sustantivos relacionados con el bienestar ciudadano y sus condiciones de vida, así como examinar el cambio en las relaciones de poder pre-existentes. Las preguntas a hacerse son, por tanto, si las medidas innovadoras consiguen alterar de manera significativa temas clave hoy no resueltos en la enseñanza pública como son la equidad en el acceso a una educación creativa, que propicie la perspectiva crítica y la autonomía personal, y si eso lo hace cambiando los equilibrios de poder y de capacidad de decisión hoy existentes en el sistema de actores de la comunidad educativa. Nos debería por tanto preocupar, como bien dice el texto de la Unesco, que la falta de adaptación de los sistemas educativos acabe concentrando las dinámicas innovadoras en los sectores con más recursos y capacidades cognitivas y relacionales, incrementando así la desigualdad hoy ya significativa, como apunta el último informe del Síndic de Greuges.

Por otro lado, la perspectiva adoptada sigue estando básicamente centrada en la enseñanza, sin aspirar a modificar el conjunto del sistema educativo. No se trata de culpar a los promotores, sino de echar en falta perspectivas innovadoras similares en las universidades y en la formación de adultos, espacio este último que sigue estando dramáticamente desatendido. Es importante aprovechar la creciente preocupación por los desajustes entre prácticas tradicionales y entorno en transformación para replantear el papel de la educación. En el Informe de la Unesco se apunta a la necesidad de superar la división entre educación formal e informal, cuando los espacios formativos y de experimentación se multiplican y permiten experiencias educativas en procesos de “aprendizaje de servicio”, prácticas laborales o procesos de movilización social.

Pero también apunta ese informe a la necesidad de considerar la educación como un bien común. Como un derecho humano fundamental, garantizado por los poderes públicos, con la corresponsabilidad de cada comunidad, que asume así colectivamente la importancia del acceso de todos y la mejor provisión de ese bien común. El informe concluye: “El hecho de considerar la educación y el conocimiento como bienes comunes mundiales podría reconciliar el propósito y la organización del aprendizaje como una empresa social colectiva en un mundo cambiante”.

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2016/12/03/catalunya/1480788069_988119.html

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