¿Qué es la neurodiversidad?

Por: Sofía García-Bullé

Una intención educativa sin perspectiva de neurodivergencia carece de las herramientas para formar alumnos fuera de la normalidad neurológica.

La inclusión ha sido una preocupación patente para las instituciones educativas, sobre todo en la última década. La producción de conocimiento, visibilización y concientización acerca de la experiencia educativa de alumnos de minorías sociales o que simplemente son diferentes ha sido mucho mayor en periodos recientes. Sin embargo, queda mucho camino por recorrer con respecto a la calidad de la educación que reciben las personas que no solo son diversas a un nivel social, sino que aprenden y procesan de manera diferente a nivel cognitivo, por ejemplo, los estudiantes que son neurodivergentes (algunas veces abreviado como ND).

La neurodivergencia es un término general para referirse a los individuos que viven con autismo principalmente, pero también abarca dislexia, dispraxia, déficit atencional con hiperactividad (TDAH), u otras condiciones que les llevan a navegar procesos cognitivos y emocionales de manera distinta a la norma. El término fue acuñado en los 90, cuando activistas por los derechos de las personas con autismo como Jim Sinclair, Kathy Lissner Grant y Donna Williams fundaron la Red Internacional del Autismo, bajo el principio de que esta condición no es una enfermedad, sino un estilo de procesamiento cognitivo. Dimensionar el autismo y otras diferencias de proceso mental en las personas es el primer paso para ofrecer una experiencia educativa realmente inclusiva para todos de acuerdo a su manera de aprender y percibir el mundo.

No son capacidades diferentes, son procesos diversos

Uno de los estigmas más persistentes con respecto a cómo consideramos las neurodivergencias es considerarlas enfermedades o discapacidades, que restan el potencial de los alumnos para adaptarse al estándar y desarrollar las habilidades que todos los demás trabajan bajo la norma impuesta.

La psicóloga clínica y maestra Elisa Luz Soto Ceballos, presentó para el periódico mexicano La Tribuna, una perspectiva fundamental para acercarse a las neurodivergencias en una forma efectiva. «No está mal ni es deficiente, sino que es una variedad del cerebro humano que tiene otras fortalezas y otros desafíos”. Este punto de vista si bien ofrece nuevos caminos para generar una experiencia educativa de calidad para las personas neurodivergentes, no es compartida por la comunidad científica completa, ni por las familias o personas afectadas por estas condiciones.

En un texto para el Washington Post, la periodista y editora Alisa Opar, habla sobre la diversidad de voces dentro de un movimiento para la visibilización de las neurodivergencias, específicamente sobre el autismo. Opar sostiene que existe una comunidad con opiniones diferentes sobre la base de cómo definir las neurodivergencias. Un lado serían los padres con los espectros más severos de las condiciones mentales, quienes realizan el acompañamiento y apoyo de niños con discapacidad intelectual, habilidades de lenguaje limitadas y que pueden ser un peligro para sí mismos cuando no se establece un sistema de cuidados y educación eficientes. Para ellos, problemas como el autismo de espectro más profundo son condiciones médicas, que normalmente necesitan tratamiento intenso y constante.

El otro grupo son personas con neurodivergencias funcionales, es decir, que pueden presentar condiciones que sean un obstáculo para la adaptación social o algunos aspectos del aprendizaje, pero estos retos no comprometen los aspectos básicos de su capacidad capacidad cognitiva, integridad física o dignidad humana.

Si bien las neurodivergencias pueden catalogarse en cualquier caso como el conjunto de procesos mentales y cognitivos diferentes, el dilema entre estas dos facciones sería definir si lo anterior representa solamente una divergencia o un desorden mental. Para esto habría que conocer los niveles de funcionalidad de las divergencias. Un individuo de alta funcionalidad puede hacer uso de recursos destinados al desarrollo de sus procesos cognitivos específicos y su integración social, bajo este contexto sería correcto referirse a las neurodivergencias como elementos fuera de la norma más no la capacidad de imposibilitar a los pacientes de no tratarse. La clave para descifrar en qué espectro está un estudiante y cómo se puede trabajar su caso, es un diagnóstico oportuno.

Educación integrada o educación especial

Para asegurar la calidad de la experiencia educativa en un salón de clases neurodiverso, el diagnóstico oportuno es clave. Bajo este contexto el rol de los psicólogos escolares debe expandirse, trabajar en equipo con las familias y maestros para evaluar las necesidades caso por caso y discernir si el carácter cognitivo atípico de los alumnos les permitiría sacar el mejor provecho de las clases dentro de una población estudiantil general.

El trabajo de psicólogos y maestros no debe tampoco restringirse a visualizar solo a los alumnos, la educación de los padres y madres sobre el tema así como el acompañamiento, es crucial para asegurar el bienestar emocional y acceso a la educación de los alumnos neurodiversos. Reconciliar las expectativas parentales con lo que se sabe de las neuropatías y el potencial futuro de sus hijos es una tarea en extremo compleja que a menudo se deja fuera de la óptica cuando hablamos de neurodiversidad en la esfera educativa. Es necesario considerar este aspecto para la elaboración de estrategias efectivas para la integración o educación especializada de los estudiantes con capacidades cognitivas diferentes.

Jim Sinclair engloba la idea de una existencia integrada y dignidad humana de las personas neurodiversas con un pensamiento concluyente, que si bien está enfocado en las personas con autismo, da una pauta trascendental de cómo empezar a dimensionar la neurodiversidad en espacios familiares y educativos.

“No pierdes a un hijo por causa del autismo. Lo pierdes porque te quedaste esperando la idea de otro niño que nunca existió” En su ensayo “Don’t mourn for us”, Sinclair resume en pocas palabras todo lo que se necesita para sentar las bases de un futuro educativo para el estudiantado neurodiverso: reconocer su existencia en sus términos, no los nuestros.

¿Tienes estudiantes con neuropatías en tu clase? ¿Qué estrategias implementas para la integración o educación especializada? ¿Eres un estudiante neurodiverso? ¿Cuál ha sido tu experiencia dentro del sistema educativo? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/neurodiversidad

Comparte este contenido:

EEUU: Renowned Harvard Psychologist Says The Truth About ADHD Is Largely A Fraud

América del Norte/EEUU/themindsjournal.com

Resumen: Jerome Kagan es los psicólogos más influyentes de la 20 ª siglo, que tiene la experiencia y la autoridad moral para comparar la psicología a una pieza podrida de muebles. Un grupo de EE. UU. Los académicos clasificaron a los 100 psicólogos más eminentes del siglo XX en 2002 y colocaron a Kagan en el puesto 22, incluso por encima de Carl Jung (el fundador de la psicología analítica-23) y superior Ivan Pavlov (que descubrió el reflejo pavloviano-24). Puede ser muy sorprendente saber que él cree que el diagnóstico más moderno de TDAH es una mera invención más que una afección grave. Por lo tanto, puede ser sorprendente para usted saber que Kagan cree que el diagnóstico del TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) es una invención que beneficia principalmente a la industria farmacéutica y a los psiquiatras. Kagan es conocido por su trabajo pionero en psicología del desarrollo en la Universidad de Harvard donde ha pasado décadas observando y documentando cómo crecen bebés y niños pequeños, midiéndolos, probando sus reacciones y una vez que han aprendido a hablar, cuestionándolos una y otra vez de nuevo.


Jerome Kagan is the most influential psychologists of the 20th century, who has the expertise and moral authority to compare psychology to a rotten piece of furniture.

A group of US. Academics ranked the 100 most eminent psychologists of the 20th century in 2002 and they put Kagan in 22nd place, even above Carl Jung (the founder of analytical psychology-23rd)and above Ivan Pavlov (who discovered the Pavlovian reflex-24).

It may be very surprising to learn that he believes that the most modern diagnosis of ADHD is a mere invention rather than a serious condition.

So it may be surprising for you to learn that Kagan believes the diagnosis of ADHD (attention deficit hyperactivity disorder) is an invention which mainly benefits the pharmaceutical industry and psychiatrists.

Kagan is well-known for his pioneering work in developmental psychology at Harvard University where he has spent decades observing and  documenting how babies and small children grow, measuring them, testing their reactions and once they’ve learned to speak, questioning them over and over again. He is an exceptional and highly-regarded researcher.

Mislabeling Mental Illness

In an interview with Spiegel, Kagan addressed the skyrocketing rates of ADHD in America. He attributes to “fuzzy diagnostic practices” and illustrated his point with the following example:

“Let’s go back 50 years. We have a 7-year-old child who is bored in school and disrupts classes. Back then, he was called lazy. Today, he is said to suffer from ADHD (Attention Deficit Hyperactivity Disorder). That’s why the numbers have soared,” says Kegan in the interview.

When asked about his opinion on the disorder, Kegan told the Spiegel that he believes ADHD  is an invention. He thinks that if a child is not doing well in school, the pediatrician gives that child Ritalin, since the cure is available to the doctors and they give the diagnosis.

According to Kagan, the fact that millions of American children who are inaccurately diagnosed as mentally ill because they think there is something fundamentally wrong with them is devastating.

Besides being a psychologist is determined to raise the alarm about this trend,  Kagan and others feel they’re up against “an enormously powerful alliance: pharmaceutical companies that are making billions, and a profession that is self-interested.”

Kagan himself suffered from inner restlessness and stuttering as a child, but his mother told him that there was nothing wrong with him, only that his mind was working faster than his tongue.

He thought at the time: “Gee, that’s great, I’m only stuttering because I’m so smart.” If he had been born in the present era, he most likely would have been classified as mentally ill.

However, ADHD isn’t the only mental illness epidemic among children that worries Kagan. Depression is another mental illness that almost started in 1987, when about one in 400 American teenagers was using an antidepressant and the numbers leaped to one in 40 by 2002.

Kegan believes that depression is also another overused diagnosis, simply because the pills are available. Instead of immediately resorting to pharmaceutical drugs, he thinks doctors should take more time with the child to find out why they aren’t as cheerful.

Fuente: https://themindsjournal.com/adhd-is-fraud/

Comparte este contenido: