Por: Javier Bragado. El Norte de Castilla. 17/02/2017
Shirley Campbell Bar es una costarricense culta de maneras pausadas y suaves. Hasta que le cuestionan por la situación de los afrodescendientes, los negros que en Latinoamérica sufren como minoría en una zona pobre del mundo. Entonces alza la voz porque surge su vertiente activista, la que se apoya en sus facetas como poeta y como antropóloga para ilustrar la realidad de su cultura. Entre pausas resuena su mensaje y sus ojos transmiten con energía el papel asumido por aquellos que no pueden. Encadena su discurso de reflexiones, toma aire y atruena con la fuerza de sus argumentos y el poder de su narración a través de la palabra, heredera de su poema ‘Rotundamente negra’, que ha conectado con la realidad de su continente más allá de las razas.
Usted da conferencias a lo largo del mundo como la que ofreció en La Casa de América de Madrid como poeta, antropóloga y activista, pero ¿Cuál es su faceta principal?
Creo que al final yo como mujer afrodescendiente tengo una responsabilidad que cumplir. Yo no llegué aquí sola. Tengo el don de la palabra y tengo que usarla para beneficio de quienes me trajeron hasta aquí. Yo hago activismo a través de la poesía. Esa soy yo: mujer negra activista y poeta.
Ha elegido el activismo a través del campo más minoritario de la literatura: la poesía. ¿Es más difícil transmitir su mensaje con versos?
Depende. Hoy reconozco que tengo un don; no siempre lo reconocí de esa forma. No sólo tengo el don de poder escribir sino también el don de poder decir mi poesía, que no todo el mundo lo tiene. Uno escoge los espacios en donde quiere moverse. Yo un día escogí ser poeta para los pueblos a quienes represento. Los temas míos son importantes… para mí es muy importante el tema de la autoestima, que ha sido tan manoseado en los pueblos afrodescendientes. Es importante mi poesía porque es importante que una mujer negra esté hablando de las mujeres negras. Para los niños es importante ver figuras arriba que se sientan orgullosas de quienes somos, de donde venimos y a donde nos dirigimos.
“Las mujeres negras necesitan sentir que su imagen es una imagen que se valora porque nadie nunca se lo dijo”
Ha publicado cuatro libros pero es principalmente conocida por ‘Rotundamente negra’, un poema que reivindica el orgullo del negro. ¿Qué siente al ver que es tan popular?
Las mujeres lo tomaron como propio. Es maravilloso y muy emotivo ver cómo está en camisetas, bolsos, en los emblemas de las asociaciones de afroadescendientes, en telenovelas populares… está aquí mismo en España en catalán en un proyecto con mujeres dominicanas. En Brasil, que es una lengua diferente, lo corean. ¿Sabe qué significa eso? Que las mujeres están sedientas de sentirse valoradas. Las mujeres negras necesitan sentir que su imagen es una imagen que se valora porque nadie nunca se lo dijo. Nadie les dijo que es una imagen hermosa. Tenemos que desaprender las ideas que nos impusieron, yo no puedo darle la espalda a eso. Nosotros no tenemos muchos poetas, en mi país se pueden contar con estos cuatro dedos, en América Latina somos pocos. Uno no le puede dar la espalda a los pueblos a los que uno representa; eso se llama traición. No creo que tenga derecho. Estoy levantada sobre los hombros de mis ancestros. El don que tengo lo tengo que utilizar para los que me trajeron y vienen atrás.
¿Por qué en Estados Unidos hay movimientos y defensa en favor de los negros y en el resto de América Latina no ha surgido algo igual?
Tiene que ver con un problema estructural de las poblaciones negras en América Latina. No es que Estados Unidos no lo tenga, que lo tuvo, pero favoreció mucho la lucha de los derechos civiles en los años sesenta y eso favoreció la apertura en diversos medios que nosotros tardíamente no es están llegando. Efectivamente, si bien hay y no voy a decir que no existan desde hace mucho tiempo, sin embargo habemus pocas poetas que tomamos como bandera el tema de la literatura como instrumento de reivindicación. Por eso son importantes todas las iniciativas. De todas formas, en los últimos tiempos hubo más iniciativas. Ha habido globalización en todas los aspectos, nos hemos conocido. Hemos conocido que las luchas son las mismas en toda América Latina, que nuestros países son los mismos con unas pocas diferencias por los números.
“Habemus pocas poetas que tomamos como bandera el tema de la literatura como instrumento de reivindicación”
Yo soy antropóloga y trabajo en otras cosas también. Sin embargo, el arte como arte es una cosa fantástica. No es folclore es arte. Tenemos una tradición oral milenaria, es una cosa que tenemos que reivindicar y poner al servicio de nuestros pueblos como cantos de libertad.
El problema es que la cultura negra no ha sido transmitida por los afrodescendientes en América Latina. ¿Conseguirán conservarla?
Es una de las banderas, de mi trabajo. Tenemos que contar nuestra propia historia, nosotros estamos atrás. En Estados Unidos ellos tienen una producción fabulosa intelectual, con todos los problemas que tienen. A nosotros todavía nos falta mucho. La tradición oral es complicada. Es valiosísima porque es por ella que estamos vivos, pero el riesgo es que se va a perder si no hacemos una sistematización, si no la ponemos en libros o en diferentes tipos de producción que se puedan tocar para que no se pierda. Es uno de los retos en esta década de los afrodescendientes: recuperar esa sabiduría que no va a estar ahí siempre. Nosotros somos los llamados a poner toda esa sabiduría al servicio de nuestros pueblos y no sólo eso, sino exigir un reconocimiento en la construcción de las identidades nacionales porque en América Latina los negros están ahí. Son los afrodescendientes, siempre han estado ahí y no necesariamente las cultural nacionales reconocen esa producción folclórica o cultural como parte del acervo de los países. Es un reto. Eso es una producción valiosísima no solo para el acervo.
¿Por qué ha ocurrido?
Hemos contribuido de manera justa pero no se nos ha reconocido. Eso es parte de lo que tenemos que hacer. Estamos llamados a contar nuestra propia historia, hemos sido contados por otros. La historia la cuentan los vencedores, ya los sabemos, y no hemos sido contados de manera justa. Para eso tenemos el obstáculo de que somos pobres y no tenemos el mismo acceso a esa misma producción. Lo sé por experiencia personal. Mi trabajo, lo digo con mucho orgullo pero con mucha tristeza, también se ha diseminado por América Latina a través de la oralidad porque alguien leyó un poema mío y fue y lo dijo. Yo he ido a comunidades remotas en Ecuador y me dicen: ‘Guau, usted es la del poema’. Ellas nunca tuvieron un libro en su mano, nunca, pero saben el poema.
“Nosotros estamos arrinconados en los pueblos más pobres, en al periferia y es difícil acceder”
Le debo a la oralidad, pero no es justo y no está bien. No soy la única. En mi país hay cuatro publicados, pero hay otros que están intentando publicar. Esto tiene que ver con la marginalidad estructural de nuestros países. Nosotros estamos arrinconados en los pueblos más pobres, en al periferia y es difícil acceder a esos medios que son propiedad de una élite. La tradición oral es importante pero no podemos quedarnos con la oralidad como algo en sí mismo. Tiene que estar en blanco y negro para que llegue a la mayor cantidad de gente posible porque pertenece a la identidad nacional, no es del pueblo negro. Nosotros hemos contribuido a construir la identidades nacionales de nuestros países.
En Occidente no se asocia el hombre negro a América, salvo por Estados Unidos. ¿Se sienten olvidados?
Yo conozco la historia y la situación, pero obviamente uno no lo nota tanto de la posición en que hoy vengo, pero es la realidad. Hay una palabra me gusta mucho. Hemos sido ‘invisibilizados’. Yo vivo en Estados Unidos, en Nueva York. Nosotros no existimos, los afroamericalatinos no existimos, pero eso está cambiando lentamente.
Cuando digo que soy de Costa Rica la gente se sorprende. ¿Cómo Costa Rica? La gente me ve y nadie se imagina que soy de América Latina. Se imaginan que soy del Caribe o de cualquier país africano porque la ignorancia puede más que cualquier cosa. Cuando les hablo en español hasta me dicen ‘guau, que bien que habla español’. La gente no asocia el tema de los negros con América Latina, los latinos tienen un fenotipo que no va con el mío. Tiene que ver obviamente con que la migración de los afroamericanos es más reciente que las de Estados Unidos o incluso en Europa, entonces la gente la gente tiene la figura que los latinos no son como yo. Esto es ‘invisibilización’. Los mismos latinos me ven a mí y asumen que soy de cualquier otra parte que no es América Latina, se asombran cuando sabemos que hay 200 millones de afrodescendientes que se reconocen como tales. Están los otros que no se reconocen, pero que se ven como yo. Al final es esa c’ histórica. Por eso hablamos fuerte, por eso levanto la voz, porque estoy hablando por quienes no pueden hablar porque están atrás y yo si puedo hablar.
¿Qué opciones una mujer negra hoy en América?
Más que las que tuvo mi abuela, pero la opción es seguir luchando. La ventaja que tenemos hoy es que ahora nos reconocemos, sabemos dónde estamos, que estamos en todos los países de América Latina y que podemos darnos las manos. Hace 20 años no sabíamos que había negros en Argentina, pensábamos que no había negros en México, que en Paraguay no había negros o en Chile. Ahora sabemos que estábamos en todas partes. ¿Por qué no habrían de haber, si fuimos esclavos en todas partes? Esa es la gran pregunta que hoy nos hacemos.
La opción es ir ganando espacios. Es una opción triste porque eso no es justo, no es justo que tengamos que luchar por una culpa que no tenemos, no es justo que tengamos que estar luchando por un pecado que no cometimos porque a nuestros pueblos les cuesta mucho reconocer el pecado original. Mi hermana (Epsy), que es la que es parlamentaria (fue candidata a presidenta de Costa Rica), lo que le ha costado es que en el mismo país en que uno vive le cuestionan cómo es que puede hablar por su país. Yo soy tan costarricense como cualquiera, nací en este suelo y tengo el derecho de hablar, pero todavía en la parte de atrás de su cabeza o en la de adelante tiene el hecho de que al final lo ven a uno como que uno pertenece. Infelizmente no pertenecemos a ninguna parte.
Lo que está claro es que se enorgullecen de usar la palabra negro, término que en Europa se emplea generalmente como insulto y en España no se usa por el concepto actual de lo políticamente correcto. En cambio, los negros sí pueden emplear su palabra con orgullo. ¿Por qué no se adopta en general en ese sentido?
“Si me da la gana ser negra lo soy y como nací siendo negra me gusta ser negra porque me tuve que defender muchas veces porque negro era para insultarme”
Es una lucha ganada. Ahora somos negros, afrodescendientes, pero yo reivindico la palabra negro porque nos la ganamos a pesar de que fue una palabra impuesta. Como siempre decimos, no éramos negros hasta que entramos en contacto con los europeos, éramos sólo personas y nos convertimos en negros al contacto con los europeos y tomó una significación negativa que hasta hoy no se ha limpiado. Sin embargo, crecí siendo negra con todo lo que eso implica. Ha habido toda una resignificación del término que hoy yo reclamo porque yo me llamo como me da la gana. Yo no quiero ser nombrada. Yo decido nombrarme. Si me da la gana ser afrodescendiente lo soy, si me da la gana ser negra lo soy y como nací siendo negra me gusta ser negra porque me tuve que defender muchas veces por ser negra porque negro era para insultarme. En el proceso nos fuimos ganando el término. Sí, soy negro, ¿y qué? Soy negra y a mucha honra.
Por último, ¿qué significa ser ‘rotundamente negra’? ¿Cuál es el mensaje de su poema?
Ser rotundamente negra es ser rotundamente yo, la persona que yo quiero ser, la persona que construí para ser, la persona que tiene una historia que viene mucho más atrás de 500 años. Ser rotundamente negra es ser lo que me da la gana, lo que decido ser. Ser rotundamente hermosa o no serlo pero esa hermosura no está solamente en mis rasgos físicos como persona, está también en mi historia en lo que quiero enseñarle a mis hijos. Ya yo vi mi poema de ‘rotundamente negro’, recientemente vi un poema que lo adaptaron para el día del indígena. Eso me llena de un gran orgullo, aunque honestamente no lo hice pensando en eso porque cuando uno escribe sólo escribe con un sentimiento, pero nunca piensa a dónde va a llegar el poema.
Ser rotundamente negra significa ser lo que quiero ser. Rotundamente ser lo que tengo derecho a ser. Ser hermosa o no, pero ser yo y que me permitan ser yo, no tener que estar explicando siempre por qué tengo, qué tengo, de dónde vengo, para dónde voy… Yo soy lo que soy y ya, porque a nadie más le piden explicaciones de quién es. A mí siempre me cuestionan porque no pertenezco, porque soy siempre una extranjera aunque llegué hace 300 años, aunque llegué hace 100 años o el año pasado. Soy lo que soy y lo que decido ser.
Fuente: http://www.elnortedecastilla.es/internacional/america-latina/201701/29/eramos-negros-hasta-entramos-20170129014913-rc.html
Fotografía: J. R. Ladra