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¿Puede la Agroecología alimentar al mundo?

Argentina/ 06 de Mayo d 2016

Por: Miguel Altieri

Miguel Altieri un referente  en Agroecología, quien fuera invitado por la Facultad de Agronomía de la UBA a disertar sobre las bases para una transición desde una agricultura industrial (producción con agrotóxicos) a otra más ecológica, dijo, entre otras cosas: “Existen aproximadamente 1500 millones de hectáreas de tierra agrícola en el mundo. El 80% está bajo agricultura industrial, que en promedio sólo produce 30% de lo que come la humanidad (sólo le interesa generar biomasa). Por su parte, los campesinos, que son 380 millones de fincas en el mundo, trabajan el 20% restante y producen en promedio el 60% de los alimentos que consumen los habitantes del planeta. Entonces, ¿quiénes son los principales productores? Los campesinos. La Agroecología ha tomado como prioridad ese sector porque puede solucionar efectivamente el problema del hambre en el mundo”. DIARIOJUNIO presenta una entrevista a Altieri.

La Agroecología nace como una respuesta a las falencias de la agricultura industrial. Al combinar conocimientos tradicionales campesinos indígenas de América Latina con ciencias como la Ecología, la Agronomía y la Sociología, resulta una alternativa socialmente más justa, económicamente más viable, culturalmente aceptable y ecológicamente más diversa.

Así lo entiende Miguel Altieri, profesor de Agroecología en la Universidad de California (UC), quien fue invitado por la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) para disertar sobre las bases de esta disciplina. Entrevistado por el sitio de divulgación científica Sobre La Tierra, explicó cómo considera que su difusión masiva solucionaría el problema del hambre en el mundo.

“Existen etnias que han practicado la agricultura por cientos de años, absorbiendo los cambios y permaneciendo estables en el tiempo. Los principios de la Agroecología incluyen esos saberes, que al combinarse con otros provenientes de la Ecología, por ejemplo, permiten cultivar la tierra de una forma más biodiversa, resiliente y productiva.

Por otra parte, los supuestos que guían a la agricultura industrial ya no son válidos: el clima está cambiando, la energía del petróleo es cara y finita, y el agua no es abundante. Además, la naturaleza no se puede controlar con tecnología: los agroquímicos, fertilizantes, transgénicos y demás subsidios que supuestamente iban a aumentar la producción y reducir el hambre, tuvieron una serie de efectos ecológicos indeseables sobre la salud humana y el ambiente, y no resolvieron el problema de la alimentación.”

Altieri, quien también es Presidente Honorario de la Sociedad Latinoamericana de Agroecología (SOCLA), le explicó a Sobre La Tierra por qué la propuesta agroecológica apoya principalmente a los campesinos. “Existen aproximadamente 1500 millones de hectáreas de tierra agrícola en el mundo. El 80% está bajo agricultura industrial, que en promedio sólo produce 30% de lo que come la humanidad (sólo le interesa generar biomasa). Por su parte, los campesinos, que son 380 millones de fincas en el mundo, trabajan el 20% restante y producen en promedio el 60% de los alimentos que consumen los habitantes del planeta. Entonces, ¿quiénes son los principales productores? Los campesinos. La Agroecología ha tomado como prioridad ese sector porque puede solucionar efectivamente el problema del hambre en el mundo”.

No obstante, los grandes productores también son tenidos en cuenta dentro del movimiento agroecológico, tal cual lo señaló Clara Nicholls, docente y colega de Altieri en la UC: “Nos interesa que vaya desapareciendo ese mito de que la Agroecología es sólo para campesinos. Los grandes productores, aquellos que tienen entre 200 y 500 hectáreas, también pueden aplicar estos principios. Obviamente, las formas tecnológicas que deben adoptar son diferentes a las de la pequeña escala, pero las bases son las mismas. Por eso, para nosotros es clave venir a la Argentina a mostrar ejemplos de grandes productores agroecológicos de países como Colombia y Chile, incluso de Estados Unidos”.

Un futuro sano

Para que la ciencia de la Agroecología pueda llegar a alimentar al mundo será necesario fortalecer aspectos educativos, legislativos y económicos, además de mejorar su divulgación hacia la sociedad en general, y a los productores en particular. “Necesitamos políticas públicas que incluyan la educación y la extensión de grado y posgrado en esta disciplina, con profesores capaces de brindar una visión más amplia. Así es el pensamiento agroecológico, más holístico y sistémico; requiere otra pedagogía.

Por ejemplo, para nosotros, las plagas no son problemas que aparecen porque sí; hay condiciones, desbalances, causas que permiten que se expresen. En vez de ir al síntoma, como la agricultura convencional, que aplica insecticidas, la Agroecología hace foco en las causas fundamentales. Esto diferencia mucho nuestros diagnósticos de los problemas”, comentó Clara.

Una de las formas más eficientes en las que esta disciplina se está difundiendo en el continente es a través de los movimientos sociales. Tanto Altieri como Nicholls destacaron el ejemplo de Brasil, donde muchas fuerzas sociales rurales empujaron al gobierno a elaborar una ley nacional de agroecología. “Nosotros trabajamos con una metodología llamada campesino a campesino, que funciona de manera horizontal: cuando un campesino ve que a su vecino le funcionó una determinada práctica, hay alta probabilidad de que la adopte. La divulgación debe ser simple para que el mensaje llegue con claridad a la gente”.

Tanto Altieri como Nicholls destacaron la importancia de que las sociedades y los gobiernos tomen conciencia de la importancia que tiene una alimentación sana. “Es necesario que la sociedad esté alerta de la procedencia de los alimentos que consume. Hoy se sabe, por ejemplo, que la buena salud de los niños depende en gran medida de la calidad de su dieta: existen enfermedades directamente vinculadas al sistema de producción industrial. Una vez entendido esto, la demanda de alimentos sanos, abundantes y accesibles vendrá de los pueblos. Y si los gobiernos analizaran la problemática en profundidad, no dudarían en apoyar la agricultura sana. La salud pública representa una proporción considerable de los presupuestos, y ciertas enfermedades, evitables a partir de una dieta saludable, salen caras”.

Agricultura ecológica y cambio climático

Para Clara Nicholls, desde el punto de vista agroecológico el cambio climático es una preocupación y también una oportunidad: “Muchos pequeños agricultores ya no pueden predecir los cambios climáticos.

Ellos, que nada tuvieron que ver con este cambio, son quienes más lo sufren. Sin embargo, desde hace 5 años, investigadores en agroecología nucleados en la red REDAGRES, perteneciente a la SOCLA, vienen comparando la resiliencia de fincas agroecológicas vs. convencionales en Colombia. Ellos encontraron que en años Niño o Niña, mientras las primeras mantienen su producción agrícola o la lechera, las segundas experimentan caídas de hasta el 70% en sus rendimientos. Además, las agroecológicas se recuperan más rápido de esos eventos. Este puede ser ese el punto de quiebre para que los productores cambien y entren en una transición hacia prácticas agroecológicas.

“Casi siempre se piensa que la ciencia, la academia o la tecnología tiene las mejores respuestas. Nosotros, en las universidades, no nos damos cuenta de que muchas de las soluciones que buscamos están en el campo. Hay agricultores que son muy innovadores, experimentaron mucho por prueba y error, y fueron exitosos en ajustar sus sistemas. Por ejemplo, los campesinos de Los Andes, que supieron ajustar sus prácticas milenarias de manejo del agua, del suelo y de la biodiversidad. Podemos incorporar esos aprendizajes a los principios agroecológicos para rediseñar las fincas y hacerlas más resilientes al cambio climático”, sostuvo Altieri.

Fuente: http://www.diariojunio.com.ar/noticia.php?noticia=76320

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España: Más de 500 estudiantes de las escuelas rurales de Gran Canaria colman la Granja del Cabildo

Europa/España/Abril 2016/Fuente: y Autor: La Provincia Diario de las Palmas

La visita pedagógica se enmarca en el programa «Conoce la Granja» que permitirá el contacto directo con el mundo rural a 4.000 estudiantes de 160 centros educativos

Las instalaciones de la Granja Agrícola Experimental del Cabildo acogió hoy el I Encuentro de Escuelas Rurales de Gran Canaria con la participación de más de 500 estudiantes de 3 a 12 años que fueron agasajados por los consejeros de Soberanía Alimentaria, Miguel Hidalgo, y de Educación y Juventud, Miguel Montero.

Los seis colectivos de escuelas situadas en medios rurales de Gran Canaria, Firgas, Moya, Gáldar-Guía-Agaete, Ingenio-Agüimes, Santa Brígida-San Mateo y Telde-Valsequillo, se han unido en el primer encuentro de este tipo que se impulsa en la Isla para celebrar una jornada de talleres agrícolas, cuentacuentos y la actuación del cantante Arístides Moreno, que ha querido compartir su felicidad con la letra de su canción que lleva el mismo nombre.

El encuentro se enmarca en el programa pedagógico del Cabildo «Conoce la Granja», que permitirá a más de 4.000 estudiantes de 160 centros educativos de todos los municipios entrar en contacto directo con el mundo agrícola este año, con el objetivo de educar desde edades tempranas, ya que «hay un gran desconocimiento de la procedencia de los productos que consumimos a diario», señaló Hidalgo.

Este primer encuentro de las rurales ha permitido romper la distancia geográfica que separa a estas escuelas y juntar también a padres y profesorado, quienes han manifestado su deseo de que este sea solo el primero de muchos.

El alumnado ha disfrutado con la elaboración de semilleros y preparación de macetas, así como juegos de olores para diferenciar las principales plantas aromáticas e incluso de un desayuno saludable con productos de proximidad, como el tomate y los quesos.

Estas 41 escuelitas se mantienen abiertas en pequeñas localidades rurales del interior de la Isla, en algunos casos con apenas una decena de alumnos, cuyos padres y profesorado abogan por su permanencia, pues de lo contrario supondría el desplazamiento de los escolares a otros centros educativos alejados de sus casas e incluso el cambio de domicilio con la consiguiente pérdida de población en esas comarcas.

La enseñanza en ellas es familiar y ligada al entorno, ya que la escuela está integrada en el medio rural, en la que los niños de más edad aprenden a cuidar de los pequeños y las visitas al campo son continuas.

Fuente de la noticia: http://ocio.laprovincia.es/planes/noticias/nws-496695-mas-500-estudiantes-escuelas-rurales-gran-canaria-colman-granja-cabildo.html

Fuente de la imagen: http://ocio.laprovincia.es/img_contenido/noticias/2016/04/496695/foto_encuentro_escuelas_rurales.jpg

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En Puerto Rico: jóvenes, universitarios y agroecologistas

19 DE ABRIL DE 2016/ POR EMMANUEL A. ESTRADA LÓPEZ/ DIÁLOGO VERDE

En la UPR se desarrolla un movimiento estudiantil agroecológico que busca, entre teoría y práctica, concienciar sobre la importancia de la seguridad alimentaria y la responsabilidad con el ambiente.
Preparan su cosecha sin arar mucho, a machete; un rototiller, a lo sumo. Lo hacen sin pesticidas, herbicidas ni agrotóxicos. Lo hacen por compromiso social y político.

Lo hacen, más que todo, por amor a la tierra. Como proyecto de vida.

En Mayagüez, en Ponce, en Utuado y en Río Piedras, estudiantes universitarios han abrazado la agroecología para aportar su granito –o más bien granote– de arena en garantizar una seguridad alimentaria, solucionar los problemas ambientales, y educar sobre la importancia de la labor agrícola para esta y las próximas generaciones.

Desde producir alimentos que consumen o reparten hasta visitar escuelas y ayudar a niños a crear sus propios huertos ecológicos, estos alumnos de distintos campus de la Universidad de Puerto Rico (UPR) se han encargado de enseñarle a los más grandes –y de concienciar a los más pequeños– que la agricultura ecológica es viable. Así lo sueñan. Y así lo creen posible.

El regreso a la tierra
Lo que se palpa –en la calle, en las fincas, en los periódicos, en la universidad– es cierto: cada año, más estudiantes ingresan a estudiar agricultura. Así lo evidencia las estadísticas de estudiantes matriculados en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) y en la UPR en Utuado, donde se ofrecen los programas de ciencias agrícolas a nivel sistémico.

En el RUM, el incremento comienza en el año académico 2007-2008, con 888 estudiantes matriculados en los doce programas de bachillerato, incluyendo preveterinaria. Para el 2015-2016, la matrícula subgraduada fue de 1,363 estudiantes, o 53.5% de aumento en ocho años.

Un patrón similar se ve en la UPR en Utuado, donde a excepción del año académico 2011-2012 (cuando se reportó la matrícula más baja de estudiantes a nivel sistémico tras la huelga estudiantil), la matrícula ha ido en aumento.

Para Nelson Álvarez Febles, experto en agroecología y uno de los primeros en publicar extensamente sobre el tema en Puerto Rico, asuntos como la preocupación por la disponibilidad de alimentos locales, un interés por lo ecológico, y el deseo de estilos de vida más saludables son razones que mueven a la juventud a estudiar agricultura y considerar prácticas agrícolas sustentables.

A eso se suma la búsqueda de opciones laborales con cierta independencia, las oportunidades en la economía local ante la crisis aquí, en Estados Unidos e internacionalmente, y “en cuanto a la agroecología, el interés por una alimentación sana, una coherencia ideológica con principios políticos y una responsabilidad social”, agregó el experto.

Son, en síntesis, las mismas razones que mencionaron los universitarios.

RUM: construyendo el sueño de un futuro agroecológico

En un huerto de poco más de 200 pies, Iván Vallés, Harrison Rodríguez y Carlos Reyes han cosechado maíz, calabaza, yuca, viandas, guineos, tomates, yautía, quimbombó, berenjena, cilantro y arroz.

Junto a una veintena de estudiantes, conforman la Asociación de Estudiantes Agricultores (AEA), que desde el 2009 cultiva agroecológicamente en un predio de la Finca Alzamora del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).

Pero antes de la siembra estuvo la protesta.

“[El huerto] lo conseguimos luego que en el 2009 se desató una lucha en la Finca Alzamora porque iban a construir una carretera. Un grupo de estudiantes comenzaron a oponerse al proyecto, y se creó un movimiento que defendía los suelos de las fincas. En ese proceso la AEA adquirió estos predios en la finca para llevar a cabo sus prácticas, y hasta el sol de hoy todavía lo tenemos”, explicó Vallés, de 24 años.

Paralelo a la manifestación, el huerto también se configuró como una manera de colectivizar los huertos individuales que algunos miembros de la AEA tenían en sus casas u hospedajes.

“Íbamos todos a la casa de cada uno a trabajar nuestros diferentes huertos. Cuando se da la lucha de la Finca Alzamora, entonces logramos conseguir un huerto común para todo el mundo trabajarlo y ahora el caso es distinto: ninguno tenemos huertos. Todos venimos aquí”, añadió Vallés.

La importancia del huerto ecológico de la AEA, además, es ofrecer un lugar de práctica distinto al enfoque agrícola que se prioriza en el RUM, que no cuenta formalmente con cursos ni laboratorios sobre agroecología.

“Aquí en el RUM no se practicaba [la agroecología] y la filosofía de producción es una filosofía convencional o industrial. Esta es una de las iniciativas estudiantiles que trabaja con la agroecología y que reta a la institución y le demuestra que haciendo agricultura ecológica se puede producir alimentos”, señaló Reyes, de 22 y estudiante de horticultura.

Más allá de quedarse en la universidad, y poniendo en práctica la dimensión social de la agroecología, los estudiantes han llegado hasta las escuelas públicas aledañas al RUM para educar a los niños y construir huertos.

Rodríguez y Vallés limpian la composta con una tómbola para obtener la tierra que usarán para sembrar. (Ricardo Alcaraz / Diálogo)

“Ahora mismo estamos trabajando en la Escuela Intermedia José Gautier Benítez, del barrio París, cerca del RUM. Ahí nosotros nos dedicamos a reconstruirle su huerto, y los estudiantes integraron un huerto vertical con materiales reciclados”, indicó Rodríguez, de 20 años y estudiante de industrias pecuarias.

Para Vallés, su esperanza es que la agroecología pase a ser el modelo de desarrollo agrícola en Puerto Rico y que se visibilicen los esfuerzos que ya se están dando.

“Actualmente hay muchas personas y muchas iniciativas, pero todavía no se ha creado una política pública a nivel estatal, así que aspiramos a que no solo trabajando desde nuestro huerto sino desde todos los huertos en la Isla podamos construir un futuro agroecológico para Puerto Rico” expresó.

UPR en Ponce: conciencia de lo orgánico, importancia de lo local

Todo empezó con una preocupación por el estado de la seguridad alimentaria en el País.

Desde el 2014, sobre 30 estudiantes de la UPR en Ponce, organizados como la Coalición Estudiantil Pro-Agricultura (CEPA), mantienen el Huerto Atabey, un terreno en el mismo centro del campus que utilizan para concientizar no solo sobre dicho asunto, sino de la problemática de las semillas genéticamente modificadas y el mal uso del agua.

En un terruño de poco más de 60 pies, Eduardo Llegus, junto Víctor Irgoyen, Alan Figueroa y el CEPA, ha cosechado guineos y plátanos, berenjenas, quimbombó, lechuga, yuca, orégano, romero, cilantro, albahaca, guanábanas, girasoles, habichuelas, espinaca y lechosa.

“Una de nuestras críticas mas exhaustivas es que el puertorriqueño debe eliminar por completo el estigma social de que la agricultura es para los jíbaros de la montaña o que es la última opción laboral. Es totalmente absurdo considerarlo así porque el agricultor es el sustento principal de un país libre”, puntualizó Llegus, de 23 años y estudiante de biomédica.

Parte del Huerto Atabey, en la UPR en Ponce. (Suministrada)

El Huerto Atabey surgió cuando el profesor José Villalón le propuso a varios estudiantes realizar un proyecto de concienciación sobre la seguridad alimentaria en Puerto Rico. Desde entonces, han incorporado otras problemáticas ambientales, como la contaminación ambiental y el uso desmedido de químicos en las fincas comerciales.

“Una de las características es que todo lo que se siembre en el huerto debe ser orgánico. Está prohibido utilizar semillas genéticamente modificadas. Este es otro de los fines del huerto, crear conciencia del problema que tanto el País como el mundo tiene debido a este tipo de semillas. El huerto es sin fines de lucro, y todas las semillas, materiales y demás han sido donados por agrónomos comprometidos con el proyecto y también por la UPR, que nos ha facilitado herramientas de trabajo”, agregó Llegus, quien preside la organización.

La agroecología, como concepto, contempla una dimensión sociopolítica. En esa línea, el CEPA –al igual que los agroecologistas del RUM– han establecido el Programa de Adopción de Escuelas, donde destinan miembros de la asociación para trabajar, levantar y gestionar un huerto escolar con los estudiantes, padres y maestros de la escuela seleccionada.

Y para mitigar la falta de secuencias curriculares sobre agroecología en la UPR en Ponce, los universitarios están preparando cursos de educación continua sobre técnicas básicas agrícolas, compostaje, manejo sustentable de materiales y agroforesteria, que se ofrecerán el campus ponceño.

“Nos preocupa la situación actual del Acuífero del Sur y su mal manejo por parte de diferentes agencias o entidades jurídicas. Puerto Rico debe utilizar sus recursos naturales de forma sustentable y armónica con la ecología ya que de esta forma garantiza a largo plazo su uso eficiente”, subrayó Llegus.

UPR en Utuado: sembrando la agroecología en la academia

El movimiento agroecológico en la ‘Universidad de la Montaña’ es tal, que solo falta que la Junta Universitaria y la Junta de Gobierno del primer centro docente del País aprueben el bachillerato en agricultura agroecológica.

Reyes levanta la yuca que acaba de sacar del huerto del MEA en la UPR en Utuado. (Suministrada)

Es lo menos que esperan Jesef Reyes, de 19 años, y Yonalis Rivera, de 20 años. Ambos estudian el grado asociado en horticultura. Si quisieran obtener el bachillerato en esa misma disciplina, tendrían que matricularse en el RUM. De ahí que la posibilidad de un bachillerato en la UPR en Utuado se presente como una opción de estudios más completa. La propuesta cuenta al momento con el apoyo estudiantil y docente.

Reyes y Rivera forman parte del Movimiento Estudiantil Agroecológico (MEA), fundado en el 2015. En el huerto del grupo han cosechado parcha, papaya, batata, yautía, malanga, yuca, maíz, diferentes variedades de granos y habichuelas, lechuga, tomate, berenjena, plantas repelentes para plagas y otras beneficiosas para polinizadores. De esos mismos cultivos, esperan poder montar un comedor social, a tono con la gestión –también liderada por estudiantes– que se hace en otras unidades de la UPR.

Para ambos universitarios, el asunto de que vivamos en un país donde la mayoría de los productos importados cuando en Puerto Rico mismo hay terreno para cultivar y jóvenes dispuestos a trabajar –y el hecho de que los alimentos menos saludables e importados sean más accesibles al consumidor– les resulta alarmante.

“Hay que sembrar sí o sí, aunque hayas estudiado otra profesión. Todo el mundo debe saber sembrar y producir su propio alimento, ya que es un requisito básico de la vida”, puntualizó Reyes, quién también forma parte del Proyecto de Café El Cormo.

UPRRP: el huerto como respuesta a la crisis

Julio Andino recuerda muy bien lo que sucedió con el carguero El Faro en octubre de 2015.

“Estamos tan acostumbrados a que los barcos lleguen que no creemos posible que dejen de llegar. No podemos ni debemos esperar a que dejen de llegar para tomar acción. Debemos, como país, ser proactivos y dejar de ser reaccionarios ante los problemas”, expresó Andino, de 28 años, maestro y exalumno de la Facultad de Educación del Recinto de Río Piedras.

Miembros del AUUF preparan el terreno para la siembra. Justo al fondo, la Escuela de Bellas Artes del Recinto de Río Piedras. (Suministrada)

Andino le da una mano –o dos, propiamente– a Gabriela Collazo, Odette González y 25 miembros más que desde el 2010, en un terreno entre la Escuela de Arquitectura, la Escuela de Bellas Artes y las residencias estudiantiles, cultivan agroecológicamente el Huerto Semilla. Están organizados como el colectivo Agricultura Universitaria por una Urbe Fértil (AUUF).

“Siento el llamado de trabajar por una vida digna, justa y de calidad para todos y todas, seres humanos y no humanos. Hoy estamos viviendo como la visión de ‘desarrollo’ nos ha encaminado a un momento de crisis en todos nuestros sistemas de organización: el social, económico y político, llevándonos por el medio todo aquello que nos da vida y sustento, nuestra tierra”, manifestó Collazo, de 24 años y técnica de laboratorio de la Facultad de Ciencias Naturales.

En Huerto Semilla, el colectivo siembra actualmente cilantrillo, eneldo, arúgula, kale, mostaza, mezclum salad, pepinillo, melón cantaloupe, melón de agua, cherry tomato, tomate, berenjena, ají dulce, repollo, calabaza, habichuelas, gandules, bok choy, maíz, lechuga romana y girasol silvestre.

El AUUF entiende que si bien la comunidad universitaria está alerta a lo que sucede en el campus y en el País, no lo está tanto en “el trabajo de la tierra en colectivo, y en cómo esta labor une masas, unifica los pueblos y sienta las bases para la autogestión. Esto se está despertando en el presente, no sólo en los espacios internos que nos brinda la universidad y en sus estudiantes, sino afuera también: en los mercados agrícolas y proyectos agroecológicos”.

Como el ciclo de la vida o la forma del planeta Tierra, estudiantes del AUUF enseñan muestran parte de la lechuga cosechada. (Suministrada)

Más que un salón de clases improvisado, el huerto “es una ruptura para atender los retos de la actualidad, como la crisis alimentaria, el cambio climático, la crisis económica, el aumento en las enfermedades crónico-degenerativas, la marginación de la mujer y otros sectores, el desempleo, la desigualdad social y el desafiante control del mercado”, apuntó González, de 24 años y estudiante de nutrición y dietética.

Después de la universidad

Mientras muchos estudiantes se gradúan sin tener un panorama claro de qué quieren hacer con sus vidas, los universitarios agroecológicos lo tienen bien clarito.

“Yo personalmente quisiera conseguir una finca y desarrollarla agroecológicamente porque en la medida en que se desarrollen este tipo de proyectos y se vinculen entre sí es que vamos a poder crear una agricultura para el futuro de Puerto Rico. Ahora mismo hay mucha agricultura a pequeña escala que está bien fragmentada, no hay unas redes distributivas eficientes, y eso hace que muchos agricultores pierdan las cosechas y se le haga bien difícil echar pa’ lante su agronegocio”, mencionó Vallés.

Por su parte, Llegus destacó que “la agricultura siempre ha sido una opción laboral y de forma de vida para los puertorriqueños”. El joven indicó que muchos de los miembros de la CEPA ha proseguido estudios graduados en agronomía, ciencias ambientales, salud ambiental y ecología.

En el movimiento agroecológico –y en su vertiente estudiantil no ha sido la excepción– la mujer juega un papel protagónico. En la foto, compañeras del AUUF. (Suministrada)

“Podemos unificar y lograr una utópica soberanía alimentaria desde la base popular, retornar a nuestras raíces. Existen oportunidades de agroempresarismo. El área de manejo sustentable es uno poco explorado y con mucho potencial, el negocio de la composta tiene un elaborado sistema a largo plazo que serviría como fuente de empleo”, elaboró.

Desde Utuado, Rivera entiende que la agricultura “sí es una opción laboral ante la crisis. Es fuente de alimento y materia prima, de donde se derivan otros productos. Además, comer es una necesidad básica y el hecho de producir tus propios alimentos te hace independiente, te reconecta con la tierra y te empodera”.

Los miembros de la AUUF, a su vez, reconocen la agroecología como “lo que es y será nuestra realidad laboral. El huerto ha sido parte de esa formación. Consideramos esto como nuestra forma de vivir, un proyecto de vida”.

Fuente de la noticia: http://dialogoupr.com/jovenes-universitarios-y-agroecologistas/

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