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Graduarse: solo la mitad lo logra en América Latina

Por: Banco Mundial
Pese a que el número de estudiantes de educación superior aumentó drásticamente a 20 millones en la última década, solo la mitad ha podido llevarse el título a casa.

“Mi hijo, el doctor”. “Mi hija, la arquitecta”. Estas expresiones, tan típicas de los padres, muestran el orgullo de quienes, al no haber podido acceder a la universidad, sueñan desde el primer momento en el que sus hijos comienzan a transitar el camino de la educación superior.

Más allá del anhelo de los progenitores, en América Latina y el Caribe diferentes políticas públicas y el ascenso de la clase media en la década pasada han empujado a muchos más jóvenes a las puertas de las universidades.

Los números así lo demuestran. La cantidad de personas entre 18 y 24 años que asisten a una institución de educación superior aumentó del 21% en 2000 al 43% en el 2013 con una mayor cantidad de estudiantes provenientes de sectores medios y bajos, algo que no se veía años atrás.

Hoy existen más de 20 millones de estudiantes que asisten a las más de 10 mil instituciones, las cuales ofrecen más de 60 mil programas de formación, según los hallazgos del estudio Momento Decisivo: La Educación Superior en América Latina, del Banco Mundial.

Nada mal en comparación con otras regiones donde ir a la universidad o a un instituto de educación superior es solo un lujo que algunos pocos se pueden dar.

Pero hoy, la educación universitaria se encuentra en una encrucijada. Su rápida expansión, las características de los «nuevos» estudiantes y regulaciones laxas han llevado a muchos a cuestionar la calidad de sus programas.

Millones de estudiantes entran en sus aulas, pero no todos acceden a opciones de calidad. Esto significa que no solo no cuentan con un plan de estudios atractivo que los retenga hasta terminar si no que, al graduarse, tampoco están preparados para enfrentar las demandas del mercado laboral actual. Se calcula que solo el 50% de los estudiantes que inician sus estudios superiores llegan a terminar y se gradúan.

Y en un mundo que afronta nuevos desafíos como la automatización, las demandas de nuevas habilidades y un escenario político cambiante, las carreras tradicionales consideradas más exitosas han sido destronadas por otras más acordes a los requerimientos del mundo actual.

Los ránkings, que a menudo se usan como indicadores de la calidad de la educación superior, no presentan buenas noticias para América Latina. Entre los 500 mejores institutos de educación superior, solo hay 10 de la región, siendo África la única región con menos:

El estudio del Banco Mundial investiga tres aspectos clave de la educación superior en la región: calidad, variedad y equidad.

Un buen sistema de educación superior ofrece programas de calidad que maximizan el potencial de los estudiantes. Una variedad de ofertas permite a los estudiantes encontrar su mejor opción: entrenar no solo a los médicos necesarios en un hospital, sino también a las enfermeras y los asistentes administrativos. Dado que la mera disponibilidad de la variedad y la calidad no garantizan el acceso o éxito de los estudiantes, un sistema de educación superior muestra la equidad cuando los estudiantes tienen acceso a iguales oportunidades.

La equidad muchas veces comienza desde temprano. No todos los jóvenes y sus familias cuentan con la información ni los recursos necesarios para tomar una decisión correcta con respecto a la elección de una carrera profesional. En muchos casos, elegir es una oportunidad única en la vida y equivocarse puede ser el final de una carrera: la transferencia de programas es bastante dificultosa y burocrática.

Continuar o abandonar

A pesar de los escollos a los que se enfrentan, los estudiantes considerados más pobres representaron el 45% del aumento de la matrícula en los últimos años. Sin embargo, estos “nuevos” estudiantes provienen de familias con menores recursos y muchas veces no están preparados académicamente para enfrentar los desafíos de la educación superior, lo que muchas veces explica la falta de completación de las carreras de educación superior.

En promedio, solo la mitad de las personas entre 25 y 29 años que estaban matriculadas no completaron sus estudios, ya sea por abandono o porque aún continúan estudiando. De los que abandonan, la mitad lo hace en el primer año de su carrera.

El sistema no ayuda. Las carreras son largas y tediosas. Se estima el tiempo que tardan los estudiantes de América Latina y el Caribe en completarlas es un promedio de 36% más que en el resto del mundo. Esto implica que los estudiantes pasan más años como tales y, por ende, durante sus años facultativos ganan salarios acordes a su nivel secundario. El tiempo excesivo también tiene un costado filoso: los estudiantes muchas veces necesitan salir a trabajar para completar sus estudios, pero al mismo tiempo terminan abandonándolos por estar abrumados por las responsabilidades laborales y no ver la luz al final del túnel.

Dada la urgencia de la región en mejorar su productividad en un contexto de crecimiento lento, es clave la formación de capital humano de manera rápida y eficiente. De acuerdo al estudio, los hacedores de política pública tienen que tener en cuenta que no necesariamente acceso implica completación y calidad.

El estudio también recomienda que se deben diseñar políticas multidimensionales que no solo evalúen la calidad de los contenidos brindados en las instituciones, si no también apoyo a estudiantes que no están académicamente listos para la educación superior, e incentivos tanto para las universidades como para estudiantes para terminar la carrera.

*Fuente: http://www.bancomundial.org/es/news/feature/2017/05/17/graduating-only-half-of-latin-american-students-manage-to-do-so

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Informe CEPAL panorama social en América Latina 2016: Una lectura complementaria y crítica.

Por: Javier Tolcachier. Pressenza. 09/06/2017

El informe anual Panorama Social de América Latina 2016 fue presentado el martes 30 de Mayo por la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, en Santiago de Chile.

Al par de brindar una perspectiva general del volumen y ritmo de descenso de la desigualdad en la región hasta 2015, el informe detalla y profundiza en las desigualdades dentro de la desigualdad, abordando la perspectiva de género, la étnico-racial y las proporciones de distribución del crecimiento económico entre los distintos segmentos socioeconómicos.  La investigación muestra además las relaciones de realimentación que existen entre los distintos factores de la desigualdad y cómo ésta afecta a las personas a lo largo del ciclo vital.

Al comprenderse la influencia positiva de políticas activas en la reducción de brechas sociales, en otro capítulo se analiza la evolución positiva del gasto social, alertando sobre las consecuencias negativas que tendría su recorte o discontinuidad.

Muy relevante es el apartado en el que – de manera incipiente y con un solo estudio de caso (México) – se pone de manifiesto cómo la estructura de la propiedad (de activos físicos y financieros) es un factor fundamental en la reproducción de la desigualdad en la región.

Por sobre los aspectos meramente estadísticos y analíticos, la constante alusión a la desigualdad como problema central, sienta un parámetro moral ineludible. Por otra parte, la información permite apresar un fenómeno que de otro modo permanece invisibilizado. Se modifica así aquella falsa mención de productos brutos nacionales sin desagregación alguna como indicador inapelable, que dan la sensación gregaria pero ficticia de que “a todos nos va mejor, si a un país en su conjunto le va mejor”. Lo cual – como hacen evidente estos informes – no es el caso.

Por otro lado, es altamente valorable la profundidad multidimensional que va adquiriendo el análisis de estos fenómenos, exhibiendo una calidad compleja superior, es decir una mirada estructural y dinámica a través del tiempo, permitiendo así una mejor visión de proceso.

Sin embargo, a fin de completar esta visión, es recomendable repasar otros informes de la CEPAL, a los que haremos referencia y se detallan en la bibliografía al pie.

Aún así es necesario apuntar que, más allá de la creciente excelencia en el cuidado de la recolección, exposición y cotejo de datos, la estadística no se interpreta por sí misma y la interpretación nunca es automática, inequívoca ni única. Mucho menos las conclusiones que se desprenden de la misma. Justamente el análisis de las recomendaciones que propone la CEPAL para la superación de la desigualdad es la intención de la presente nota.

El panorama social en América Latina

Entre 2008 y 2015 la desigualdad en los ingresos disminuyó en promedio regional de un 0.5 a un 0.469 (índice de Gini), aunque enlenteciéndose la mejoría entre 2012 y 2015.  En el año 2008, por cada moneda que conseguía un hogar del quinto más pobre, entraban casi 15 monedas en el quinto más rico de la sociedad. Los niveles actuales siguen siendo muy elevados, aunque la desproporción se redujo a “tan sólo” 12 veces. Venezuela, Uruguay y Argentina, en ese orden, presentan los menores índices de desigualdad (alrededor de 0.4). Guatemala, Colombia y Brasil van a la cabeza de la desigualdad (superior al 0.5).[1]

El amesetamiento en los avances es congruente con los datos sobre pobreza e indigencia que refleja el Informe sobre el Progreso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ofrecido en la primera reunión de seguimiento efectuada en México entre el 26 y el 28 de Abril. A inicios del milenio, había en la región 225 millones de pobres (44%) con casi 100 millones  de indigentes (19.3%). Esta cifra cayó a 29% y 12 % respectivamente, lo que implica que al menos 50 millones de personas salieron de la pobreza y 25 millones de la indigencia. Sin embargo, desde 2012 se observa el estancamiento de esta mejoría, incluso comenzando a subir tanto el número de gente pobre como el de indigentes hacia finales de ciclo.[2]

Los avances fueron impulsados por una mejoría relativa de los ingresos laborales de los sectores de menores ingresos, gracias a un aumento en la formalización del empleo y el aumento real de los salarios mínimos en varios países y el incremento de las transferencias monetarias hacia los estratos de menores ingresos (jubilaciones, subvenciones y programas de apoyo directo). Es decir, un conjunto de políticas activas de redistribución de ingresos que realzan el aporte efectivo de varios gobiernos de la región… y la inacción, indiferencia o ineficacia de otros. Esto se refleja con claridad en el capítulo del mismo informe dedicado a la inversión social – llamada en el mismo “gasto social” – que creció en promedio en la región aproximadamente un 30% entre 2000 y 2015, llegando a ser de un 14.5 del PIB, rubro en el que destacan positivamente Argentina, Brasil, Colombia y Costa Rica, con más del 20% del PIB.

Las desigualdades de la desigualdad.

En 2014, por cada 100 hombres que vivían en hogares pobres, había 118 mujeres en esa situación. Los motivos son básicamente dos: el tiempo total de trabajo de las mujeres incluye muchas más horas dedicadas al trabajo doméstico y a cuidados no remunerados. Por otra parte, sus salarios son peores, a pesar de tener mayor cualificación educativa. Esto conlleva además una limitación en la autonomía financiera de la mujer, implicando una mayor dependencia.

La condición étnico-racial es otro factor de desigualdad estructural. En la región viven unas 130 millones de personas afrodescendientes (2015) y 48 millones pertenecientes a pueblos indígenas[3] . O sea, una de cada cuatro personas es indígena o afrodescendiente.

Ambos grupos de la población son proporcionalmente más numerosos en el estrato más pobre y sufren desigualdades profundas en todas las áreas del desarrollo social, expresándose en mayores tasas de mortalidad infantil y materna, de embarazo adolescente, de desempleo y en menores ingresos laborales.

Algo similar ocurre con los habitantes de áreas rurales y en las periferias urbanas, “donde se concentran los pobres y se acumulan las carencias” (CEPAL, 2010a, pág.143).

Con respecto a la evolución a lo largo del ciclo vital, el 63% de los niños de América Latina y el Caribe – ¡casi dos tercios del total! – y 45% de los jóvenes son pobres, y un tercio de estos pobres, indigentes (2014). Muchos no tienen condiciones mínimas que les permitan completar el ciclo escolar y eso implica, en adelante, menores remuneraciones, menores jubilaciones, es decir, menores posibilidades durante toda su vida. En el área rural, la situación es aún peor, duplicándose la cifra de adolescentes que no asisten a la escuela secundaria.

O sea, la pobreza en América Latina tiene cara de mujer, rasgos indígenas o piel negra, vive en el campo o en los suburbios  y además, si es niño o joven, la desigualdad lo perseguirá durante toda la vida.

Un buen libreto, un guión incierto

Para contrarrestar el flagelo de la desigualdad, recomienda la Cepal “políticas públicas que deben garantizar la titularidad de derechos, se debe reconocer y potenciar el trabajo productivo y de calidad como la llave de la igualdad y como instrumento por excelencia en la construcción del bienestar, y universalizar la protección social a lo largo del ciclo de la vida (la infancia y adolescencia, la juventud, la edad adulta y la vejez), con una mirada sensible a las diferencias.” (CEPAL, 2017)

En distintos informes anteriores se habla de la estrecha relación entre acceso a educación de calidad, mejoramiento de la situación sanitaria y de vivienda, acceso a la tecnología y otras condiciones para la consecución de empleo de mejor calidad, todo lo cual refiere a las mencionadas “políticas activas”. Aquí es donde aparece el Estado como único garante de principios, que deben dejar de ser aspiraciones y convertirse en derecho exigible.

Pero aún desde el esquema habitual de relativización de derechos que rige las prácticas sociales actuales, para que el Estado pueda hacer efectivas (y no declamativas) políticas activas de inclusión social, son evidentes dos condiciones mínimas: que el gestor (gobierno) tenga nítidas intenciones en ese sentido  y que cuente con fondos para efectuar la tarea.

Las dificultades del primer término de la ecuación no son desconocidas para la CEPAL. En un documento antes citado se señala “la tensión permanente de sistemas políticos donde los sectores más favorecidos, generalmente asociados a actividades rentistas, usan la concentración del ingreso y el poder económico para mantener sus privilegios.” . El tan mentado “giro a la derecha” en algunos países de la región es tan sólo expresión de esa reacción conservadora.

Con respecto a lo segundo, basta constatar la actividad ilegal que desarrollan los sectores opulentos para impedir todo avance de los sectores más oprimidos de la sociedad. Una de las principales herramientas es la subversión fiscal. O sea la evasión.

“700.000 millones de dólares que están en paraísos fiscales pertenecen a personas de América Latina (un 10% del total sumergido mundial), lo que a su vez representa el 22% de la riqueza financiera total de la región, y que la mayor parte de este monto (alrededor del 80% en promedio) no ha sido declarada a las respectivas administraciones tributarias.”[4]

Por otra parte detalla el informe anterior las maniobras dolosas de las empresas multinacionales, que sobrefacturan gastos e importaciones y subfacturan ventas y exportaciones. 765.000 millones de dólares no han declarados entre 2004 y 2013, conspirando de esta manera contra las posibilidades de acción solidaria de los estados.

Estas empresas manejan además gran parte de los medios y por ende, tienen una enorme influencia en la opinión pública, a través de la cual se “deciden” los gobiernos.

¿Cómo seguir entonces aquellas recomendaciones si apenas un Estado comienza a favorecer a los vulnerables se encuentra con la tremenda reacción de los sectores del poder? ¿Cómo pensar en mejores empleos, si las principales corporaciones planifican para la economía mundial un horizonte de simbiosis de alta tecnología en la producción? En conjunto con las ya abultadas dosis de economía especulativa, todo ello atenta contra la posibilidad de ingreso formalizado y suficiente. Aún si se piensa en servicios, la intención empresarial apunta a reducir costos, lo cual se traduce en reducción de cantidad de personas empleadas o de salarios.  Nada hace pensar que ese modo antihumano de funcionar la economía varíe, de no mediar algún cambio sustancial.

Llamar a las cosas por su nombre

Hablar con propiedad es hablar de la propiedad. Y hablar de la propiedad es hablar de violencia económica. Es hablar, en general, de actividad delictiva. Calificar a la concentración de riqueza como delito no es tan sólo una alusión a su inmoralidad, aunque dicha actitud antisocial deba ser repudiada sin ambages en el campo valórico. Puede constatarse sin mayor dificultad cómo en la génesis misma y en el transcurso del proceso de acumulación de riqueza, se verifican numerosos delitos tipificados en los códigos civiles y penales vigentes. El dolo, el hurto, el robo, el fraude, la apropiación indebida, el plagio, la competencia desleal, la extorsión, la cartelización, la evasión y elusión fiscal – por sólo mencionar algunos procedimientos – son moneda corriente en la práctica de los grandes conglomerados empresariales. La corrupción que tanto irrita a la prensa dependiente tiene su origen en las empresas, no “en la política”. Corromper mediante dádiva, coima, prestaciones o apoyo electoral es para las empresas una práctica ordinaria que facilita “los buenos negocios”.

Para superar la desigualdad es preciso criminalizar la riqueza, incluso como delito de lesa humanidad, ya que conlleva el genocidio de cientos de miles de existencias.

En cuanto a la dirección de los procesos humanos, los pueblos sólo pueden contar consigo mismos. Deben movilizarse y organizarse. La paradoja de estatalización – dependencia excesiva de una gestión – y movilización popular puede ser resuelta convirtiendo a lo político en cuestión existencial. Ya no simplemente relativa a la primaria subsistencia – la cual ciertamente está en riesgo – sino en un sentido de cualidad ampliada, la de la existencia humana, relacionada con la posibilidad de crear y decidir – lo cual aparece hoy alejado de las expectativas y posibilidades de gran parte de la humanidad.

En términos sociales, los conjuntos organizados podrán así garantizarse una renta universal y avanzar por las vías del empleo cooperativo, es decir el autoempleo colectivo como factor primario de la producción y la economía.

Para que esto sea posible, necesitamos una ola de alfabetización transformadora. Para aprender a defendernos de la manipulación de los poderosos y de la naturalización de situaciones oprobiosas y evitables. Aprender que sólo habrá progreso si es de todos y para todos. Que estamos aquí para cambiar las cosas y para decidir nuestro propio destino.

[1] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Documento informativo Panorama Social de América Latina 2016.

[2] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Informe anual sobre el progreso y los desafíos regionales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe, (2017), pág. 27

[3] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), La matriz de la desigualdad social en América Latina.(2016)

[4] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Estudio Económico de América Latina yel Caribe, 2016 (LC/G.2684-P), Santiago, 2016.

Fuente: https://www.pressenza.com/es/2017/06/informe-cepal-panorama-social-en-america-latina-2016-una-lectura-complementaria-y-critica/

Fotografía: Pressenza

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Latinoamérica duplica jóvenes en educación superior, pero persiste inequidad

La Razón Digital /02-06-2017

La tasa de jóvenes de Latinoamérica y el Caribe que se matriculan en educación superior pasó del 21 al 43 % entre 2000 y 2013, aunque persisten retos como la alta tasa de deserción o la conexión con el mercado laboral, reveló un informe del Grupo Banco Mundial.

En el informe «Momento decisivo. La educación superior en América Latina y el Caribe», presentado hoy en la Ciudad de México, la institución afirma que este incremento de alumnos -que actualmente es de 20 millones- en la región ha beneficiado especialmente a jóvenes procedentes de entornos socioeconómicos bajos y medios.

No obstante, «todavía hay brechas en el acceso» equitativo, dado que, entre otros motivos, los estudiantes con menos recursos económicos cuentan con una educación previa -primaria, secundaria y preparatoria- de menor calidad, resalta en una entrevista con Efe María Marta Ferreyra, economista del Banco Mundial y líder del equipo que realizó el informe.

Ferreyra señala que, aunque la educación superior tiene el «potencial de aumentar la productividad y la equidad de las sociedades», esta «no puede resolver por sí sola todos los problemas», porque las instituciones solo pueden agregar conocimiento «en la medida que los estudiantes (que llegan) estén bien preparados académicamente».

El incremento de matriculaciones ha venido de la mano de un mayor número de instituciones y de más programas de estudios, o la ampliación de estos.

Aun así, existe un número de programas muy bajos «en ciencias e ingeniería, y esto explica por qué la región innova tan poco», argumenta Ferreyra.

El estudio destaca que, en promedio, alrededor de la mitad de la población de entre 25 y 29 años que comenzaron la educación superior en algún momento no finalizaron sus estudios, porque aún están cursándolos o porque desertaron.

México y Perú son los dos únicos países de la región en los que la tasa de graduación está más cerca de la estadounidense (un 65 %).

Por ello, aseguró Ferreyra, es necesario canalizar a los estudiantes hacia programas que tengan «posibilidades de éxito» y hacia planes e instituciones que «realmente agreguen valor».

«Uno de los principales desafíos que enfrentan las universidades es conectarse mejor con el mercado laboral, entender qué es lo que necesita el mercado, revisar la oferta de carreras, la duración, el contenido y la relevancia», indicó la economista argentina.

El Grupo Banco Mundial aboga por que se haga pública información respecto al porcentaje de estudiantes que acaba graduándose en cada carrera, las perspectivas laborales o cuánto ganan los graduados, para que los estudiantes y las familias puedan tomar «buenas decisiones».

En este sentido, aquellos estudiantes que se están incorporando a la educación superior que están menos preparados académicamente, tienen menos ingresos y/o son los primeros de su familia en acceder a este nivel educativo, «plantean desafíos muy serios al sistema».

Estos jóvenes «necesitan elegir muy bien su programa de estudio», para lo que requieren asesoría, y una vez dentro de la institución, necesitan un acompañamiento académico.

La argentina estimó que las instituciones de educación superior son difíciles de regular porque «no todos los estudiantes buscan lo mismo»: «A algunos les importa mucho la capacidad de obtener retornos laborales después, mientras que otros están interesados simplemente en aprender algo, independientemente de cuánto vayan a ganar».

El informe remarca la pertinencia de «diseñar sistemas de financiamiento eficientes, responsables y equitativos» para incorporar a los estudiantes.

«La región, en este momento, no puede desperdiciar el talento de tantos estudiantes que simplemente no pueden estudiar porque no tienen los medios», reflexionó Ferreyra, quien recordó que incluso cuando la educación es gratuita, hay jóvenes que tienen que dejarla de lado porque no pueden permitirse «dejar de trabajar».

*Fuente:la-razon.com/…/Latinoamerica-educacion-superior-persiste-inequidad_0_2711128919

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Cómo la tecnología permite repensar el futuro educativo de América Latina

Por: Juan Carlos Tedesco

Es muy difícil pensar cómo se combinan la tecnología y la educación en América latina, donde 4 de cada 10 alumnos no termina la escuela secundaria; donde el 80% de los estudiantes con mayores recursos económicos se gradúa, y sólo el 30% de los jóvenes con escasos recursos lo logra.

En este escenario, y según se desprende de un informe elaborado por el BID y su organización Graduate XXI, es justamente aquí donde la tecnología juega un rol democratizador para acceder a los recursos que en otros momentos estaban muy distanciados por las limitaciones económicas de cada estudiante. Esta iniciativa, que reúne a especialistas de América latina en materia educativa, se funda en la urgencia generada por los altos niveles de deserción escolar y en generar un nuevo espacio de discusión sobre la educación.

En la investigación se concluye que el paradigma educativo tradicional está siendo desafiado y la necesidad de cambios se acentúa por el doble efecto de la falta de resultados, incluyendo bajos aprendizajes, y las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías. La aplicación de diversas innovaciones hará posible, dice el BID, la redefinición del significado de aprendizaje y de permanencia en la escuela.

Uno de los aportes que más destaca el informe que hace el BID tiene relación con las 5 grandes tendencias de las innovaciones en materia educativa:

1) Gamificación de los recursos: es la tendencia a fusionar el aprendizaje con la lógica de los videojuegos. Muchas innovaciones están beneficiándose del potencial adictivo de los juegos para traducirlo al mundo educativo. Es una manera de aprovechar la fuerza incontenible del nuevo consumo cultural de cualquier edad, pero especialmente de los jóvenes.

2) Aprendizaje en la nube: basado en plataformas digitales que no necesitan de aplicaciones en la computadora. Dentro de esta visión algunos especialistas en innovación han sugerido que el aprendizaje digital reemplazará a las escuelas convencionales en un futuro cercano.

Escuelas y modelos de aprendizaje híbridos: espacios donde se combinan el aula virtual con la presencial. Esta es la tendencia más promisoria para el futuro de la educación y que cambiará notablemente la fisonomía de las escuelas, porque ya no serán los docentes expertos los que impartan conocimientos a unos alumnos que no saben nada.

4) Proyectos complementarios: asistencia global a las escuelas con múltiples soluciones complementarias y articuladas. Se basa en un sistema brasileño; ante la limitada oferta educativa estatal para preparar a los alumnos surgieron empresas educativas que prestan asistencia a las escuelas.

5) Plataformas de aprendizaje adaptativo: basadas en tecnología de inteligencia artificial para personalizar la enseñanza. La interacción de un alumno con el conocimiento produce una inmensa cantidad de datos que sirven para realizar predicciones sobre su futuro y crear secuencias personalizadas de aprendizaje.

A partir de estas tendencias Graduate XXI construyó el Mapa de Innovaciones Educativas en América Latina que selecciona iniciativas educativas originales, novedosas, que de alguna manera cambian el esquema de la oferta educativa tradicional. Ya sea por medio de nuevas concepciones y prácticas pedagógicas como por la introducción original de nuevas tecnologías. Son emprendimientos con potencial de ser escalables, desarrollados en su mayoría por instituciones privadas y en algunos casos con alianzas estatales.

Algunas de las iniciativas más destacadas

Proyecto: Kokori (Chile) es un videojuego como los que se encuentran en las salas de maquinitas diseñado para que los participantes incursionen en el mundo de la biología celular en forma didáctica y simple.

Proyecto: Mate Marote (Argentina) es un programa informático de estimulación cognitiva basado en principios de la neurociencia, cuyo objetivo es potenciar las habilidades de los niños pequeños a través de juegos digitales. Un equipo de investigadores científicos lo desarrolló para potenciar y medir la mejora en la atención y la flexibilidad de la cognición, entre otras habilidades esenciales.

 

Proyecto: Duolingo (varios países) es la plataforma de aprendizaje de idiomas más grande del mundo. Allí se combina la enseñanza de idiomas con sistemas de aprendizaje colaborativo, inteligencia artificial y estrategias de gamificación. A medida que avanzan en su aprendizaje, más de 100 millones de usuarios pueden aprender más de 22 idiomas y colaboran con la traducción de cientos de documentos.

https://youtu.be/F9tUaDKUQ8A

Proyecto: Eduk (Brasil) es una plataforma de cursos es un híbrido entre la televisión e internet. Permite que las personas accedan a cursos en video que se transmiten vía streaming en vivo y sin costo a través de la web.

https://youtu.be/bvh_UVzD_pE

Proyecto: Cuestionarix (Ecuador) es un espacio virtual con ejercicios interactivos, simuladores y preguntas orientadas para que los estudiantes se preparen para el ingreso a la universidad en ese país.

Proyecto: Aleks (México y otros países) es un sistema de evaluación y aprendizaje online que, a través de la analítica, permite estimar los niveles de aprendizaje de los alumnos. Para hacerlo se toman en cuenta las respuestas de los estudiantes a distintos ejercicios y se adaptan las actividades de manera personalizada.

Proyecto: Blended (Argentina) es una plataforma escolar que integra docentes, directivos, preceptores, padres y alumnos en un entorno colaborativo virtual. Permite compartir tareas, documentos, fotos y videos y trabajar en equipo en tiempo real desde cualquier dispositivo.

https://youtu.be/Dss3hL41HuM

Proyecto: Eduteka (Colombia) es uno de los portales educativos más grandes y originales de América Latina, y además cuenta con reconocimiento internacional. El portal ofrece a los docentes contenidos educativos digitales que se actualizan mensualmente y numerosos enlaces a otros sitios para el uso de materiales digitales online. Eduteka contiene más de 820 artículos, 9.272 proyectos de clase y 929 recursos, todo ello distribuido en 10 módulos temáticos y ocho áreas académicas.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1958219-como-la-tecnologia-permite-repensar-el-futuro-educativo-de-america-latina

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Financiar educación superior debe ser responsabilidad del Estado, dice Graue en Chile

Chile/24 de Abril de 2017/Radio Fórmula

El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue, ofreció una ponencia en el marco del Foro Internacional «Impacto y Trascendencia de la Universidad Pública en América Latina: Hacia un modelo de universidad pública regional de cara a los procesos sociales emergentes», que se lleva a cabo en la Universidad de Chile.

Graue sostuvo que, el financiamiento de la educación superior es responsabilidad del Estado, quien también debe entender que la educación pública de calidad tiene que ser gratuita mientras las desigualdades sociales persistan; «con autonomía de decisiones, sin injerencias externas y con financiamiento público nos enfrentamos al presente y nos proyectamos hacia el futuro», señaló ante rectores de instituciones de educación superior de América Latina y el Caribe.

A decir del rector de la Máxima Casa de Estudios, los ingresos de las universidades públicas deben estar sujetos a la transparencia y la rendición de cuentas. Asimismo reconoció que no son tiempos fáciles para estas instituciones, ya que las condiciones económicas no son propicias para su crecimiento.

Sin embargo, prosiguió, es necesaria la formación que brindan para que sus sociedades participen en el actual mundo dinámico y competitivo.

Durante su participación en este foro internacional, Enrique Graue hizo un recuento de la historia de la UNAM, como un proceso evolutivo para consolidarse como una institución autónoma, pública, laica y gratuita.

Durante su ponencia «La Autonomía Universitaria: lecciones históricas y proyección social» el rector Graue expuso que, como otras instituciones latinoamericanas, la Universidad Nacional albergó en su seno movimientos estudiantiles que buscaron su autonomía: para gobernarse a sí mismas, lograr la libertad de cátedra, mantener diferencias frente a acciones totalitarias del Estado y pugnar por la gratuidad, lucha que permanece vigente.

La autonomía en las universidades públicas, subrayó, no es un concepto único, pero es la historia de su relación con el Estado en diferentes contextos sociales. «Es la determinación de que deben ser libres, plurales y diversas. Es la voluntad inequívoca de determinar el rumbo académico sin influencias externas. Es un concepto en constante construcción que nos arraiga a nuestra historia».

Graue Wiechers reconoció que entre los problemas que enfrenta la educación superior se encuentran el desempleo, subempleo y la precariedad laboral de los jóvenes, que en algunas regiones han tenido como respuesta el nacionalismo acentuado (chauvinismo). Además, el crecimiento de la información hace necesaria una educación permanente y complementaria.

Finalmente, insistió en que la educación como motor de desarrollo es una obligación del Estado, porque a mayor nivel educativo hay mayores ingresos, más capacidad de desarrollo social, mayor posibilidad de entender y tolerar las diferencias y las diversidades, así como de vivir en un mundo sustentable.

Fuente: http://www.radioformula.com.mx/notas.asp?Idn=678186&idFC=2017

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Libro: Lo esencial no puede ser invisible a los ojos: pobreza e infancia en América Latina

Lo esencial no puede ser invisible a los ojos: pobreza e infancia en América Latina

Mónica Gonzalez Contró. Raúl Mercer. Alberto Minujín. [Editores]
Ana María Osorio Mejía. Luis Fernando Aguado Quintero. Héctor A. Nájera Catalán. Robin Cavaugnoud. Jorge A. Paz. Camilo Pérez Bustillo. Yedith Guillén Fernández. Jorge I. Vázquez. Ianina Tuñon. Agustín Salvia. Cristian Herrera. Alejandra Vives. Camila Carvallo. Helia Molina. Charles-Édouard de Suremain. Juan Antonio Vega Báez. Ma. Cristina Torrado. Ernesto Durán. Tatiana Casanova. Nelson Antequera D. [Autores]
…………………………………………………………………………

ISBN: 978-607-9275-80-8
FLACSO México. UNAM. et al.
México – Ciudad de México
Abril de 2016

El propósito central de este libro es hacer énfasis en que el debate sobre la pobreza en América Latina, en particular en la niñez y adolescencia, debe ser parte de las discusiones que se están dando a nivel global con respecto a la justicia, la libertad, la ciudadanía, la identidad, la participación, y la paz. Asimismo, busca dar impulso a los esfuerzos en nuestra región por generar un pensamiento propio, que se fundamente en la capacidad de resistencia y de generación de alternativas de la población sin que se limite a las visiones y prácticas tradicionales de fomentar e implementar políticas sociales.
Para descargar el libro, haga clic aquí:
Descargar .pdf
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, México (FLACSO)
México
Para más información o adquirir la publicación cliquee aquí
Fuente de la Reseña:
http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana-cm/libro_detalle.php?id_libro=1290&pageNum_rs_libros=2&totalRows_rs_libros=1446
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Reseña de Libro: Los Programas de Educación Superior Indígena en América Latina y en México: Componentes Tradicionales y Emergentes.

América del Sur/Peru/11.04.2017/Autor y Fuente: http://www.iesalc.unesco.org.ve

Es el caso de este libro, convocado por la Dra. Sylvie Didou, Coordinadora de la Cátedra UNESCO “Aseguramiento de la Calidad y Proveedores Emergentes de Educación Terciaria: de lo Transnacional a lo Intercultural”, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV), que examina las políticas nacionales e internacionales dirigidas a garantizar a mujeres y hombres indígenas competencias para ocupar un empleo, los mecanismos de elaboración de programas inclusivos y fortalecer el diálogo intercultural, contribuyendo a las prioridades que la UNESCO definió en su Estrategia a Plazo Medio 2008-2013

Fuente: file:///C:/Users/Usuario/Contacts/Downloads/ESI.web.pdf

Imagen: http://www.iesalc.unesco.org.ve/images/stories/biblioteca/ESI_web.png

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