Desde Argentina nos comparten un material con las críticas y propuestas ante el Operativo Nacional de Evauación «Aprender 2016», previsto para los días 18 y 19 de octubre, lanzado por el gobierno de Macri y Cambiemos.
Divulgado como aporte para contar con una política alternativa ante este tema.
Rechazar el Aprender 2016
Por la evaluación Social de las Políticas Educativas
Alternativa Docente, Lista Lila, en los SUTEBA Multicolor, en la Federación Nacional Docente, FND-CTA Autonoma Corriente Sindical del MST.
No al operativo de evaluación 2016
Publicado originalmente en blog de la SUTEBA
En su discurso del 1º de marzo de 2016, el actual presidente de la nación, Ingeniero Mauricio Macri, anunció la creación Instituto Nacional de Evaluación Educativa. Y sostuvo: “para mejorar la educación tenemos que evaluar y saber dónde estamos parados, además de la necesidad de la jerarquización de los docentes”. La creación del nuevo organismo oficial responde así a uno de los puntos de la Declaración de Purmamarca del 12 de febrero de este año, la cual suscribieron los ministros de educación de todas las provincias, donde dice: “Promover procesos de evaluaciones anuales en la educación primaria y secundaria para obtener diagnósticos precisos que nos permitan mejorar los aprendizajes de los estudiantes. Para ello, el Ministerio de Educación y Deportes de la Nación impulsará la creación del Instituto Nacional de Evaluación Educativa.”. La evaluación externa a docentes y alumnos, no es una novedad del gobierno macrista. Ya estaba incluída en la Ley de Educación Nacional del año 2006, y hubo varios intentos de instrumentación -bastante fallidos- durante el gobierno kirchnerista.
La creación por decreto de la Secretaría Nacional de Evaluación Educativa, el día 4 de abril de este año – mientras se desarrollaba el paro nacional de CTERA – es una señal clara del desprecio del presidente Macri por la comunidad educativa y los trabajadores de la educación. En esa línea, el Operativo de Evaluación “APRENDER 2016” expresa la voluntad de escamotear el necesario debate sobre el rumbo de la educación en la Argentina. Ya lo demostró la experiencia de la década del 90 con la ley federal de educación: ninguna reforma educativa puede realizarse sin los docentes y muchos menos contra los docentes.
Lo primero que hay que dejar en claro es que la Argentina cuenta con un sistema de evaluación anual de la tarea de los docentes que contempla varios ítem tales como la asistencia, la colaboración con la obra de la escuela, los cursos e instancias de capacitación realizados, la presentación de proyectos escolares de distinta magnitud y la publicación de obras. Ese sistema, como cualquier otro, es perfectible y pasible de ser actualizado de acuerdo con nuevas necesidades y realidades. No obstante, las modificaciones y actualizaciones no pueden venir ni de afuera ni de arriba del sistema, sino del debate y el diagnóstico al interior de los colectivos docentes y de la comunidad educativa. Es lo que entendemos nosotros como la democratización del sistema educativo.
Al contrario, las pruebas estandarizadas en condiciones aisladas, que no tienen conexión con el marco de conocimientos generales y personal del estudiante, es la tendencia a evaluar conocimientos como unidades ordenadas que se pueden aislar en forma artificial. Reducen la enseñanza y el aprendizaje a una sola calificación que puede ser utilizada para introducir una diferenciación presupuestaria entre las escuelas – ranking- y modificar el régimen laboral docente. Medir la “productividad” del docente y la ponderación del salario docente sobre el nivel de “formación alcanzada” – posgrados pagos-, es una de las variables de productividad y rendimiento que buscan. Se degrada la educación, se extrae ganancias de eso y privatiza/ terceriza las escuelas, volviéndose escuelas charter. La variación de los resultados de las pruebas, no sólo entre distintos lugares del país, sino dentro de la misma zona, entre escuelas públicas y privadas, etc, va a “sancionar” un ranking de hecho entre las escuelas.
La destrucción del convenio colectivo de trabajo de los docentes es un botín preciado para el gobierno, que en oportunidad de la sanción de la Unidad de Evaluación en Ciudad de Buenos Aires declaró la intenciòn de introducir premios y recursos para escuelas y maestros, según la calificación obtenida (La Nación, 31/05/2013). La introducción del denominado salario por mérito destruiría las conquistas del Estatuto Docente. Una diferenciación salarial entre docentes, como ya se vive en Colombia o México. No es casualidad que en toda la Ley de Educación Nacional no aparezca mencionado el Estatuto y que el denominado “item aula” de Mendoza o tablita de enfermedades de Santa Fe, ataquen el régimen de licencias de los docentes.
El negocio educativo
La multinacional Pearson – la empresa de exámenes y servicios de educación más grande del mundo- se ha beneficiado con las reformas al diseñar y administrar los exámenes estandarizados. De origen británico Pearson PLC, fue elegida por la OCDE para desarrollar PISA 2018, tanto los exámenes como la plataforma digital que los sustentará.
Con una capitalización bursátil de $17.692 billones, Pearson posee una parte importante del mercado de las pruebas estandarizadas, así como de los libros de texto, a escala mundial, y cuenta con una amplia gama de productos incluyendo sistemas de evaluación docente y formación en línea. En el año 2013 enfrentó juicios por conflictos de intereses al producir materiales educativos para estudiantes, como libros de texto y diseñar, a la vez, los exámenes para esos mismos estudiantes.
Reunir información para qué y para quienes.
Cuando discutimos de carrera docente, lo hacemos sobre la educación que queremos, el tipo de docente que queremos formar y la sociedad en la que queremos vivir. Esas tres premisas son inescindibles y guardan coherencia con la historia de lucha de los trabajadores de la educación de nuestro país y con la Declaración de Principios de la CTERA consagrada en el Congreso fundacional de Huerta Grande en septiembre de 1973 y de la cual citaremos algunos de sus puntos: “…El docente, trabajador de la educación, está trascendiendo la condición de transmisor de conocimientos, para actuar permanentemente como un factor importante del avance social que posibilitará la auténtica liberación del hombre, la patria y los pueblos…
2º) La educación debe ser común, única, gratuita, obligatoria, no dogmática, científica, coeducativa y asistencial y contar con los recursos necesarios, suficientes y permanentes para lograr en los distintos niveles una real igualdad de oportunidades para todos, la que solo puede tener plena vigencia eliminándose las trabas sociales, económicas y culturales que la impiden.
4º) El docente debe participar efectivamente en el gobierno, planeamiento y política de la educación a través de su organización gremial. …”
Este planteo, además de justo está más vigente que nunca. La política del gobierno responde a la orientación contraria ya que insiste en el camino de la estandarización, la medición intensiva de parámetros aislados, la competencia, la meritocracia, etc. Y en ese sentido forma y contenido guardan coherencia. La información que releven esas prácticas evaluadoras no tiene otro propósito que el control social, el disciplinamiento de los docentes y una mayor precarización de la fuerza de trabajo en línea con los organismos internacionales que inspiran dichas prácticas.
Miguel Brénner viene reflexionando sobre las prácticas evaluadoras.
“…en la obsesión por el producto hay que evaluar al docente, de ahí los institutos de evaluación de la calidad educativa, que apuntan al desempeño de los alumnos y al desempeño de los docentes. Y como existe en los últimos años una fuerte tendencia a la evaluación del desempeño docente en nuestros países del Sur, nos abocaremos aquí a esta última cuestión.
El modelo apropiado está constituido por las Normas ISO, International Standard Organization/ Organización Internacional de Normalización. Establece normas y directrices, estándares globales para la gestión hacia la calidad del producto final. Considerando un tipo de producto, en cualquier lugar del mundo, puede medirse la calidad desde estándares pre establecidos, de ahí la acreditación y certificación de la misma. Dicha certificación es un incentivo para la venta del producto en el mercado.
Los institutos de evaluación de la calidad siguen los mismos criterios. Se establecen estándares (planificación, caja curricular, inserción en la escuela, etc.). Lo que excede a dichas normas no sirve, un planteamiento crítico/propositivo no entra en juego. Los estándares son con criterio de universalidad, según el ordenamiento de organismos externos, elaborados por expertos, donde supuestamente la carga valorativa o ideológica no entra en juego.
Se apunta al razonamiento práctico/utilitario, lo que el “mundo del trabajo” requiere. Se establecen incentivos salariales a los mejores docentes, existe un criterio cruel de competitividad que desalienta el sentido comunitario, desalienta la lucha por mejores condiciones laborales, y recae sobre el mismo docente individual la responsabilidad por el resultado (accountability: rendición de cuentas).
El director de un instituto de evaluación de la calidad actúa como un CEO – Chef Executive Officer (director ejecutivo, que no es lo mismo que el presidente de una empresa, quien establece las grandes estrategias). El director ejecutivo pretende la accountability o rendición de cuentas.
No se considera el malestar del trabajador o del maestro por las condiciones laborales, por los salarios, por la sobre tarea o sobre empleo/cargos/horas, por el desprestigio a que es sometido desde el ejercicio del poder hegemónico, por las presiones de las autoridades hacia la aprobación de los alumnos en escuelas cuya población pertenece a los sectores populares (norma no escrita, pero que funciona de hecho y públicamente no se lo reconocerá).
No se considera la resistencia de los alumnos al aprendizaje, debido al aprendizaje social que realizan de la desvalorización del maestro y de la ausencia de sentido social real de la educación (el para qué). No se considera el malestar de los alumnos y sus familias dentro de una sociedad que excluye, que precariza la vida.
Veamos la cosa desde otro lugar: a un médico cirujano en un quirófano precarizado (no hay asepsia, instrumental adecuado, personal médico y de enfermería suficiente) se le mide el resultado de su acción quirúrgica, ¿acaso no sería perverso? Y la escuela también se halla precarizada. Ello no es óbice para que en el ámbito de la educación, dentro de las posibilidades, haya un exceso de compromiso del docente, dejándose interpelar por ese otro, sean los alumnos, los maestros, la comunidad. Ciertamente, no hay aquí materia de observación, cuantificación y medición de variables. El compromiso ético no es mercantilizable.”(La evaluación como práctica política opresora y colonizadora- M. Brénner)
El Operativo Aprender 2016
El operativo de evaluación Aprender 2016 declara que “el objetivo de esta propuesta es obtener y generar información oportuna y de calidad que permita conocer mejor los logros alcanzados y los desafíos pendientes del sistema educativo y, de esta manera, brindar orientaciones que contribuyan a la mejora continua de los aprendizajes y a una mayor equidad.“
Será la primera vez, anuncian los funcionarios, que se registren resultados por provincia y municipios con cuestionarios de autopercepción respecto a los docentes y estudiantes.
La línea argumentativa del gobierno es que hay que avanzar en la “cultura de la evaluación del sistema educativo”, para instalar dispositivos estandarizados que arrojen calificaciones de escuelas, estudiantes y docentes. Los resultados de esas evaluaciones serán utilizados para elaborar ranking o índices, para aplicar medidas posteriores que no tienen que ver con mejorar las condiciones de aprendizaje y enseñanza, sino de medir en términos de “calidad” cuánto esa escuela, ese niño, ese maestro se adapta a los requerimientos del mercado para seguir reorganizando el sistema en función de ello.
Esta adaptación de la escuela a los requerimientos del capital, por medio de mediciones, son requerimientos viejos de los organismos de crédito internacional (OCDE) que solicitan a sus paìses miembros este tipo de evaluaciones. (https://www.oecd.org/centrodemexico/47905766.pdf). Desde ya alertamos que los resultados serán utilizados para demostrar un rendimiento diferenciado entre las escuelas públicas y privadas. Mientras los documentos preparatorios insisten en que no hay que “preparar” a los alumnos en los contenidos a evaluar, para no crear un resultado artificial, nos llegan las denuncias que en las escuelas privadas se ha puesto el eje en “preparar” a los alumnos de los años que serán evaluados. La tendencia a crear un falso resultado en las escuelas privadas, es justificatoria de los enormes subsidios que recibe la educación privada.
Si bien no está planteado como operativo directo de evaluación del desempeño docente, va de suyo que la evaluación a los alumnos es parte de la evaluación al docente. Y para ello propone un documento como “parte del proceso de sensibilización”. Para su implementación el documento propone una organización burocrático piramidal. En la base de la misma, los aplicadores, que son los docentes tienen reservado un rol de peones ejecutores pasivos.
Al finalizar, el documento nos informa que “los dispositivos de evaluación serán de opción múltiple y cada estudiante deberá colorear con lápiz en el círculo de la opción elegida.” Y sobre el rol del docente de la sección evaluada: “Este actor debe completar el cuadernillo del docente, en función del grupo de estudiantes.”
Siguiendo un clásico de la pedagogía crítica (“Los profesores como intelectuales” de Henry Giroux) pensamos que: “Una de las amenazas más importantes a quien tienen que hacer frente los futuros y actuales profesores de la escuela pública es el creciente desarrollo de ideologías instrumentales que acentúa el enfoque tecnocrático tanto de la formación del profesorado como de la pedagogía del aula. El actual énfasis en los factores instrumentales y pragmáticos de la vida escolar se basa esencialmente en usar una serie de importantes postulados pedagógicos. Entre ellos hay que incluir: la llamada a separar la concepción de la ejecución; la estandarización del conocimiento escolar con vistas a una mejor gestión y control del mismo; y la devaluación del trabajo crítico e intelectual por parte de profesores y estudiantes en razón de la primacía de las consideraciones prácticas.”
Para finalizar, estamos convencidos que el debate en las escuelas sobre este problema y la correspondiente respuesta activa como trabajadores de la educación es una cuestión estratégica de vida o muerte para el destino de la educación pública y para quienes hemos elegido la profesión de enseñar.
Una propuesta educativa que margina a la comunidad educativa de la elaboración y de la toma de decisiones no puede conducir a ninguna mejora. Al contrario, vemos que apunta a favorecer y sostener aún más la escuela privada, a costa del vaciamiento de la pública.
La cuestión del presupuesto educativo es insoslayable para analizar la situación de la escuela hoy: salarios reducidos, falta de nombramiento de cargos, edificios faltantes o en serio deterioro, comedores por debajo de las necesidades, son muestras del verdadero contexto en que está inmersa la educación pública en nuestro país. Es necesario un aumento de emergencia del presupuesto educativo en forma inmediata.
Es importante remarcar que la dirección celeste de Ctera y Suteba, han dejado pasar esta ofensiva sin enfrentarla. La reivindicación permanente a la Ley de Educación Nacional que contiene la evaluación a los docentes, es parte de esos acuerdos estratégicos con la politica educativa que permanece sin ser afectada por los cambios de gobierno. El kirchnerismo fue pionero en el ataque a los docente. Ctera y Suteba tardiamente se pronuncian contra “esta evaluación”, dejando la puerta abierta a “otra evaluación”. Reclamamos un plan de lucha para enfrentar este ataque a la escuela pública.
Creemos que es necesario promover un gran debate respecto a la escuela de hoy, a los problemas que nos atraviesan, a las necesidades que no están cubiertas y a las cuales las actuales políticas educativas hacen oídos sordos. Que ese debate tiene que comenzar en la escuela pero debemos instalarlo fuertemente en la calle, con materiales, foros, ponencias, y movilizaciones. Que el objetivo de esa lucha debe ser el de empoderarnos como verdaderos protagonistas del hecho educativo y de las soluciones para el desarrollo de una educación de signo transformador y emancipador.
Desde SUTEBA MATANZA rechazamos el Operativo “Aprender 2016”, y llamamos a desarrollar un fuerte y profundo debate para enfrentarlo.