Recuperar el aprendizaje perdido: ¿Cómo actuar con rapidez y a gran escala?
La pandemia de COVID-19 aceleró la oleada de cierre de escuelas en todo el mundo, algo que, según la UNESCO, puede equivaler a un promedio de 15 semanas (4 meses) en 2020. A menos que los responsables de tomar decisiones y formular políticas actúen con rapidez y de manera adecuada para atenuar la pérdida de aprendizaje resultante, más de 100 millones de educandos podrían quedar por debajo del nivel mínimo de competencias en lectura, algo que exacerbaría las desigualdades en materia de aprendizaje.
Para evitar una situación como esta, los sistemas educativos nacionales han desplegado numerosas medidas con resultados desiguales. Las experiencias y lecciones extraídas pueden proporcionar consejos útiles para la elaboración y puesta en marcha de estrategias y modalidades específicas en cada contexto. Sin embargo, la magnitud y profundidad de la repercusión generada por la crisis actual obliga a los responsables a sopesar y seleccionar las medidas que deben desplegarse por etapas y según la escala con el paso del tiempo.
La más reciente nota temática sobre programas de aprendizaje para la recuperación elaborada por la UNESCO proporciona un análisis preliminar de las diferentes medidas adoptadas por los países y describe las estrategias más prometedoras con miras a planificar y aplicar los programas para la recuperación de los logros perdidos. Los resultados preliminares proporcionan una buena base de conocimientos para reflexionar y deliberar de manera más profunda sobre los programas de aprendizaje de recuperación, la recuperación del aprendizaje perdido y el reforzamiento de la resiliencia centrado en el reforzamiento del sistema educativo.
Los gobiernos, los centros educativos y los docentes deberán tener en cuenta tres dimensiones interrelacionadas en cada contexto local: el enfoque curricular (por ejemplo, si se condesarán los planes de estudios con miras a centrarse en los conocimientos y competencias básicas); al apoyo suplementario necesario (por ejemplo, tutorías dirigidas a los alumnos con dificultades); y las medidas prácticas necesarias para poner en marcha la estrategia adoptada (por ejemplo, ajustar el calendario escolar y el empleo del tiempo con miras a aumentar el tiempo de contacto presencial, organizando grupos más pequeños en las aulas). En consecuencia, estos desempeñarán papeles y tendrán responsabilidades diferentes a la hora de poner en marcha las acciones que han seleccionado.
En el futuro los ámbitos de acción clave serán los siguientes:
- Evaluar las necesidades de aprendizaje determinando las deficiencias en materia de competencias y conocimientos sobre la base del currículo implementado o ajustado. Las evaluaciones continuas tanto formativas como cuantitativas son esenciales.
- Ajustar la pedagogía para que la enseñanza se adapte más a las necesidades y capacidades individuales de los educandos. Es posible que sea necesario condensar el currículo para que pueda reflejar los principios básicos y enseñar las competencias esenciales en el tiempo limitado del que se dispone.
- Dar prioridad, formar y apoyar a los docentes que son la columna vertebral de todo el sistema educativo. Cualquier intento de introducir nuevas tecnologías o técnicas en las aulas debe acompañarse de una formación de los docentes en materia de estrategias de aprendizaje adaptado, evaluación del aprendizaje y competencias digitales.
- Hacer hincapié en el aprendizaje socioemocional reconociendo las necesidades en materia de salud mental de educandos y docentes. Los planes de estudio deben integrar un componente relativo a la salud mental, tal como la atención plena y propiciar las relaciones interpersonales sanas entre alumnos y docentes.
- Garantizar la inclusión e igualdad de género, en particular para los cerca de 11 millones de niñas podrían no volver a la escuela después de la pandemia, y otros grupos desfavorecidos o vulnerables que han sido los más afectados por la crisis de la COVID-19. Los responsables políticos deberán reducir la discriminación basada en cuestiones de género en las escuelas, incitar a las niñas a volver a la escuela después de la pandemia, promover el liderazgo de las mujeres en la planificación de la recuperación y tener en cuenta las necesidades específicas de los educandos vulnerables en las aulas y fuera de estas.
La UNESCO aúna sus esfuerzos junto al UNICEF y el Banco Mundial para ayudar a los países a garantizar el regreso seguro de los niños a las escuelas; velando por que los educandos reciban un aprendizaje de recuperación eficaz y un apoyo para recuperar las pérdidas de aprendizaje y mejorar el bienestar general, así como que los docentes estén preparados y reciban el apoyo necesario para que puedan responder a las necesidades de aprendizaje de los alumnos en consonancia con las prioridades establecidas por Misión: Recuperar la educación en 2021 (en inglés).
- Consultar la integralidad de las Notas del Sector de Educación de la UNESCO sobre la crisis de la COVID-19.
Fuente de la Información: https://es.unesco.org/news/recuperar-aprendizaje-perdido-como-actuar-rapidez-y-gran-escala