Habitar un país que no reconoce la violencia sistémica contra las mujeres… migrantes y refugiadas

Mujeres Transnacionales/Instituto Para Las Mujeres En La Migración, AC (IMUMI)

El pasado 27 de marzo policías de Tulum, Quintana Roo, asesinaron a Victoria, una mujer salvadoreña que desde 2018 fue reconocida como refugiada en México. Ella, como casi todas las mujeres migrantes y refugiadas en el país, trabajaba en el sector servicios, en un hotel. Era madre de dos adolescentes. Victoria fue sometida por 4 policías, y de acuerdo con el dictamen de la necropsia tuvo una fractura en la parte superior de la columna producida por la ruptura de la primera y segunda vertebra, provocando su muerte.

Desde las organizaciones que apoyamos día con día a las mujeres migrantes y sus familias, nos quedamos horrorizadas al ver como quienes están encargados de proteger a la sociedad podrían matar a una mujer con ese nivel de brutalidad, pudiendo prevenirse. Sin conocer los detalles, nos preguntamos cuáles de las características interseccionales de vulnerabilidad de Victoria habrían intervenido para que la policía, en ese momento, no temiera las consecuencias, no siguiera los protocolos del uso de la fuerza, ni para llamar a una ambulancia cuando ella ya no respondía. ¿Fue por que era mujer, por ser extranjera, por el color de su piel, por su edad, por parecer de bajos recursos económicos?

No sabemos, pero intuimos que más allá de los factores de discriminación, la impunidad se destaca como factor principal que hizo que siguieran con la rodilla sobre su cuello. El hecho de que alguien haya filmado el momento y que las organizaciones feministas se hayan movilizado en redes inmediatamente es lo que nos da la posibilidad de buscar justicia para Victoria. Esa es la repugnante e importante diferencia entre el caso de Victoria y los otros feminicidios, homicidios y actos violentos en contra de la población migrante por parte de las autoridades, que han ocurrido en los últimos años y que no han producido la misma reacción del Estado, ni las mismas investigaciones, ni cobertura mediática, ni reclamo de la sociedad.

Y, aun así, como sociedad, nos quedamos cortas. Las imágenes de los policías matando a Victoria con el uso excesivo de la fuerza, según se aprecia en diferentes vídeos, recordaban lo sucedido en mayo de 2020 en Estados Unidos con George Floyd. Sin embargo, a diferencia de ese hecho, no ocupó las primeras planas de todos los diarios nacionales, no hubo marchas tumultuarias contra el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía, contra el racismo, la xenofobia y la discriminación en razón de género, profundamente arraigadas en México. Incluso, algunos medios de comunicación hablaban de “muere mujer migrante”. Victoria no murió, a Victoria la mataron. La forma de describir los hechos, y la reacción de la sociedad son importantes para empezar a revertir la plaga de la impunidad, pero el sistema de justicia penal también tiene que cambiar para que no sea la sociedad quien, a través de videos de celular, recolecta la evidencia y hace la investigación.

El caso de Victoria no es aislado o la excepción, pero si es emblemático del uso excesivo de la fuerza de la policía y de lo que viven las personas migrantes y refugiadas y sus familias. En diciembre de 2018, una mujer es asesinada por policías de Veracruz mientras disparaban a un vehículo en la carretera La Venta – Agua Dulce. En marzo de 2020 circuló un vídeo en el que policías de Tijuana asfixian a un hombre y, hace pocos días, el 30 de marzo de 2021, la Secretaría de la Defensa Nacional admite que un militar mató a un migrante guatemalteco en Chiapas por accidente.

Organizaciones de la sociedad civil mexicana y organismos internacionales han documentado, desde hace décadas, la violencia que viven las mujeres migrantes, principalmente durante su detención migratoria por parte del Instituto Nacional de Migración (INM), en su tránsito por el país, y el incremento de la violencia por parte de la policía, el ejército y, recientemente, la Guardia Nacional al realizar labores de contención migratoria. Incluso, el 27 de octubre de 2020 la Comisión Nacional de los Derechos Humanos emite la Recomendación 50/2020 por las agresiones contra personas migrantes en los municipios de Suchiate y Frontera Hidalgo, Chiapas, por parte de elementos del INM y de la Guardia Nacional. Actualmente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación tiene en sus manos la revisión de inconstitucionalidad de la participación de la Guardia Nacional en labores de control migratorio.

Las imágenes y videos nos permitieron conocer el caso de Victoria, pero ¿cuántas mujeres migrantes o refugiadas han sido asesinadas por uso excesivo de la fuerza de la policía o de militares o de la Guardia Nacional o de los agentes del Instituto Nacional de Migración? Es poco probable que lo sepamos ya que no existe un registro nacional que nos permita conocer los tipos y modalidades de violencia de la que son objeto. Entre 2014 y 2016, del total de delitos cometidos contra la población migrante, el 99 por ciento de los casos quedo impune.

Hoy, a unos días del asesinato de Victoria aún hay muchas incógnitas que resolver, pero por sobre todas las cosas es necesario que el gobierno federal y local garanticen una investigación pronta y transparente como feminicidio, por uso excesivo de la fuerza, un proceso que garantiza la reparación del daño, y la no repetición. Medidas de no repetición, que tendrían que incluir reformas estructurales al sistema de seguridad pública de Quintana Roo, más allá de capacitaciones en el uso de la fuerza. Así como medidas para que las policías tuvieran sueldos y condiciones de trabajo dignos, que fuera respetado su trabajo y que tuvieran el cien por ciento de certeza que violar los protocolos tendrá consecuencias.

El sistema de justicia penal no puede regresar a Victoria, pero su vida tendrá continuación a través de sus dos hijas adolescentes que quedaron sin madre.  ¿Ahora dónde encontrarán seguridad si no pueden vivir en El Salvador, pero su país de refugio tampoco las puede proteger? Esta es una tarea profunda que nos toca resolver para lograr elementos de justicia en el caso.

Aún si un primer paso fue la vinculación a proceso y medidas cautelares que ordenó un Juez de Control del Distrito de Tulum, Quintana Roo, quien resolvió vincular a proceso a los 4 policías por el delito de feminicidio en agravio de Victoria Salazar, en la audiencia que se llevó a cabo el pasado 3 de abril. En tanto, el cuerpo de Victoria será repatriado, en un vuelo privado, en compañía de su familia y sus hijas quienes irán a El Salvador a despedirse de su madre. Lo que sigue, es la protección de las niñas para que no tengan que vivir con la misma inseguridad que su mamá.

#JusticiaParVictoria seguirá siendo la consigna, por ella, por sus hijas, y por todas las mujeres migrantes y refugiadas que son asesinadas en este país.


*Gretchen Kuhher: Directora del Instituto para las Mujeres en la Migración, AC (IMUMI). Abogada, especialista en la participación de las mujeres en la migración desde una perspectiva de género.


Fuente e imagen:  https://desinformemonos.org/habitar-un-pais-que-no-reconoce-la-violencia-sistemica-contra-las-mujeres-migrantes-y-refugiadas/

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Decenas de muertos en protestas civiles contra la violencia policial en Nigeria

África/Nigeria/25-10-2020/Autor(a) y Fuente: www.dw.com

Unas 56 personas han muerto desde el 8 de octubre en protestas contra la violencia policial, 38 de ellas durante la represión militar de este martes en Lagos, según Amnistía Internacional (AI).

«La cifra se mantiene en 56», confirmó este jueves Isa Sunasi, responsable de medios de AI Nigeria, quien urgió a las fuerzas de seguridad a «actuar con moderación y precaución» y a respetar «el derecho a la libertad de reunión y circulación» de los nigerianos. Entre el total de víctimas mortales se incluyen manifestantes -al menos 12 perdieron la vida este martes en el distrito de Alausa y la estación de peaje de Lekki, en Lagos, donde militares abrieron fuego contra los congregados-, miembros de las fuerzas de seguridad y matones supuestamente contratados por las autoridades, detalló AI.

La violenta represión del martes se produjo dos semanas después del inicio de estas protestas bajo el lema «End SARS» («Acabar con SARS»), siglas por las que se conoce al Escuadrón Especial Antirrobo de la Policía nigeriana -ahora ya disuelta- y acusada de arrestos arbitrarios, torturas y asesinatos extrajudiciales.

«La gente quiere sentirse protegida. Los nigerianos quieren desesperadamente el fin de la brutalidad policial», resumió AI a Efe sobre el sentimiento general en las calles.

Asesinan a joven diseñador de software Okechukwu Obi-Enadhuze

Según informa hoy el periódico local Premium Times, uno de esos matones habría acabado con la vida del joven diseñador de software Okechukwu Obi-Enadhuze, asesinado de una puñalada en su casa, en el estado de Lagos -según relata su hermano y testigo de los hechos- después de que unos desconocidos se infiltraran y saquearan su vivienda.

«Que se sepa que mi hermano no fue asesinado por una bala de la Policía, sino que murió como un héroe protegiéndonos a mi madre y a mí», denunció en Twitter esta madrugada su hermano, Daniel Obi-Enadhuze. «¡(Okechukwu) no fue asesinado por una bala de la Policía, sino por matones en su casa!», reiteró.

Ataques que han terminado en saqueos se han repetido también en las últimas horas contra algunas de las sedes en Lagos de medios de comunicación favorables al Gobierno del presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, entre ellos el periódico The Nation o el canal de noticias TVC News.

«Las protestas han sido y deben seguir siendo pacíficas”

«Las protestas han sido pacíficas y deben seguir siendo pacíficas en todo momento», instó Sunasi, cuya organización pide al Gobierno «medidas tangibles y viables» que aseguren a los nigerianos que «la Policía ya no los torturará o matará». Por su parte, el gobernador estatal de Lagos, Babjide Sanwo-Olu, anunció hoy a la televisión local Arise TV que el Ejército había ofrecido desplegarse en el estado para proteger de los disturbios a establecimientos comerciales y gubernamentales, pero no matizó si finalmente se va a producir esa movilización.

Sanwo-Olu adelantó que el toque de queda que rige desde el martes en el estado para contener las protestas podría suavizarse mañana, como muy pronto, con el fin de permitir a los residentes de Lagos comprar alimentos y otros artículos de primera necesidad. «Una vez que veamos que las calles están despejadas y que toda la agitación y los nervios han disminuido, podríamos ralentizar el toque de queda para mañana (viernes) o el día siguiente (sábado) a más tardar», dijo el gobernador.

Mientras se vive una calma precaria en Lagos, el vicepresidente de Nigeria, Yemi Osinbajo, prometió justicia para las víctimas que recibieron disparos durante las protesta del martes.

«El dolor por estos terribles hechos es palpable en nuestros pueblos y ciudades, y algunas pérdidas son insustituibles, pero podemos y obtendremos justicia para todos ellos», aseguró Osinbajo en su cuenta de Twitter, tras la ola de repulsa internacional que ha generado la dura represión de las manifestaciones.

Condena internacional

Este jueves se han sumado nuevas voces de condena ante la creciente crisis social que atañe a la nación más populosa de África, con más de 195 millones de personas -la mitad de ellas menor de 18 años- hastiadas de la alta tasa de desempleo, la corrupción y la creciente inseguridad, sobre todo, en el norte del país.

El presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), Moussa Faki, condenó hoy «enérgicamente» la violencia contra los manifestantes e instó a los «actores políticos y sociales» a «respetar los derechos humanos y el Estado de derecho».

Además, la UA, tras haber sido acusada de guardar silencio por grupos pro derechos humanos, alabó la disolución del Escuadrón Especial Antirrobo (SARS) y pidió que los responsables de actos violentos rindan cuentas ante la Justicia. A su vez, la secretaria general de la Commonwealth (Mancomunidad Británica de Naciones), Patricia Scotland, condenó en un comunicado la violencia en Nigeria y subrayó que los culpables de haber cometido tales «actos cobardes» deberán rendir cuentas.

Exigen retiro de soldados de las calles

La indignación se ha extendido también por la rica esfera cultural de Nigeria, con voces tan sonadas como la de la escritora Chimamanda Ngozi Adichie o la del Nobel de Literatura Wole Soyinka, pronunciándose al respecto en sendas columnas de opinión. «Este movimiento exigió el fin de la brutalidad por parte de todos los cuerpos de seguridad del Estado, centrándose en la notoria unidad conocida como SARS», recapituló Soyinka en un texto publicado anoche titulado «Déjà vu», al exigir la retirada de soldados movilizados en las calles para dispersar las protestas.

«Pero, por supuesto, el SARS simplemente representaba el carácter parasitario de la gobernanza en sí misma y de todas sus ramificaciones», añadió el prestigioso intelectual sobre un movimiento muy vivo respaldado por abogados, grupos feministas, tecnócratas, estudiantes y artistas nigerianos.

jov (efe, the-star.co.ke)

Fuente e Imagen: https://www.dw.com/es/decenas-de-muertos-en-protestas-civiles-contra-la-violencia-policial-en-nigeria/a-55359509

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