Diálogo imaginario entre Paulo Freire y Roque Azcurraire (La Poderosa) a 50 años de Pedagogía del oprimido

Por: Mario Hernández
IV Encuentro hacia una Pedagogía emancipadora en nuestra América. 17, 18 y 19 de septiembre 2018, Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, Buenos Aires, Argentina

Ernani María Fiori prologa la edición de Siglo XXI de Pedagogía del oprimido de Paulo Freire (1970) donde aprender a decir la palabra consiste en su método de alfabetización porque la práctica de la libertad solo encontrará adecuada expresión en una pedagogía en que el oprimido tenga condiciones de descubrirse y conquistarse, reflexivamente, como sujeto de su propio destino histórico. Alfabetizar es concienciar.En el círculo de cultura, en rigor, no se enseña, se aprende con “reciprocidad de conciencias”; no hay profesor, sino un coordinador que tiene por función dar las informaciones solicitadas por los respectivos participantes y propiciar condiciones favorables a la dinámica del grupo, reduciendo al mínimo su intervención directa en el curso del diálogo.

El método Paulo Freire no enseña a repetir palabras ni se restringe a desarrollar la capacidad de pensarlas según las exigencias lógicas del discurso abstracto: simplemente coloca al alfabetizando en condiciones de poder replantearse críticamente las palabras de su mundo, para, en la oportunidad debida, saber y poder decir su palabra. Para asumir responsablemente su misión de hombre, ha de aprender a decir su palabra, porque, con ella, se constituye a sí mismo y a la comunión humana en que él se constituye, instaura el mundo en que él se humaniza, humanizándolo.

Con la palabra el hombre se hace hombre. Al decir su palabra, el hombre asume conscientemente su esencial condición humana. El método que le propicia ese aprendizaje abarca al hombre todo, y sus principios fundan toda la pedagogía, desde la alfabetización hasta los más altos niveles del quehacer universitario.

Paulo Freire no inventó al hombre; solo piensa y practica un método pedagógico que procura dar al hombre la oportunidad de redescubrirse mientras asume reflexivamente el propio proceso en que él se va descubriendo, manifestando y configurando: “método de concienciación”.

Leyendo el excelente prólogo de Ernani recordé una de mis primeras experiencias como docente de Sociales en el Bachillerato Popular “Darío Santillán” en el barrio de Barracas de la Ciudad de Buenos Aires. Desde aquellos días siempre les insisto a mis alumnos/as que allí no van a aprender matemáticas, lengua, historia, etc., sino que eso podrán hacerlo si siguen estudiando en la Universidad o un terciario y como los exámenes en esos ámbitos no son solo escritos sino también orales, tienen que aprender a expresarse frente a sus compañeros/as y los profesores/as. Generalmente obtengo resultados positivos. Pero en ese primer año tuve como alumno a Roque Azcurraire que se negaba a hacerlo y hoy, seis años después, es capaz de hablar ante centenares de personas en actos públicos.[1]

Dice Roque (RA): “Cuando empecé el Bachillerato “Darío Santillán” me costaba un montón hablar frente a mis compañeros y compañeras porque sentía que mi voz, mis palabras no valían, entonces me llevaba a no hablar porque sentía que lo que iba a decir iba a estar mal, entonces aunque la voz propia siempre la tuve, nunca me dieron lugar para poder hablar. Delante de mis compañeros y compañeras me costaba por miedo. Era parte de apropiarme de la voz propia y a lo largo del tiempo me fui dando cuenta lo importante que es la palabra en las personas, en cada uno de nosotros y nosotras, que tenemos algo para contar y que es importante hablar, apropiarse de la palabra y los contextos coyunturales y de lo que vivimos en nuestros barrios. Por eso creo que la voz de cada uno y una vale y principalmente mi voz; más allá de que siempre digo que me cuesta hablar cuando arranco no paro. Me pasó que cuando veníamos de Brasil (se refiere al encuentro de La Poderosa en ese país en julio 2018)

estábamos con un montón de periodistas y primero empecé a sudar, me costó arrancar, pero una vez que lo hice empecé a hablar de todo lo que sentí en el Foro, en el viaje, lo acompañado y emocionante que estuvo todo. Escuchando a compañeros y compañeras de otros países, también apropiándose y contando historias muy zarpadas que no son muy lejanas a nosotros.

La dificultad para hablar surgía claramente del lugar donde vivo. Vivo en una villa. También a muchos de mis vecinos les cuesta hablar porque sentimos que nuestras voces no se van a escuchar en ningún lado. Para qué hablar si es al pedo, a nadie le importa. Con el tiempo me fui dando cuenta que nuestra voz la tenemos que hacer valer nosotros, por eso hablo, digo, me expreso. Siempre con honestidad y mirando la realidad que vivimos.

La educación popular tuvo mucho que ver porque al estar con compañeras y compañeros que nos cedían la palabra y que todo el tiempo nos proponían que hablemos en el grupo, en las asambleas del Bachillerato y también entender que somos todos iguales, que no importa de qué país venimos, que somos todos hermanos y hermanas, eso también llevó a apropiarme de mi propia voz.

Ahora soy parte de una organización, La Poderosa. Fue gracias al Bachillerato y La Poderosa que fui aprendiendo un montón de cosas buenas y también aprendí a hablar a través de la fotografía que es lo que hago en La Poderosa.

Claramente en La Poderosa como en el Bachillerato fui tomando conciencia que no estamos solos, que hay gente que nos escucha, que está para ayudar y para luchar juntos y esto de la voz propia, no sé si hablará bien o mal, pero mis compañeros y compañeras y muchas personas que no conozco me dicen que emociono hablando y gracias por enseñarles.

Creo que ellos son los que me dan fuerzas y ganas de hablar, de contar lo que pasa tanto en mi barrio como en otros”.

“Nadie libera a nadie, ni nadie se libera solo. Los hombres se liberan en comunión”

Paulo Freire (PF): ¿Quién mejor que los oprimidos se encontrará preparado para entender el significado terrible de la sociedad opresora?

¿Quién sentirá mejor que ellos los efectos de la opresión? ¿Quién más que ellos para ir comprendiendo la necesidad de la liberación? Liberación a la que no llegarán por casualidad, sino por la praxis de su búsqueda: por el conocimiento y reconocimiento de la necesidad de luchar por ella.

Nuestra preocupación, en este trabajo, es solo presentar algunos aspectos de lo que nos parece constituye lo que venimos llamando “la pedagogía del oprimido”, aquella que debe ser elaborada con él y no para él, en tanto hombres o pueblos en la lucha permanente por la recuperación de la humanidad. Pedagogía que haga de la opresión y sus causas el objeto de reflexión de los oprimidos, de lo que resultará el compromiso necesario para su lucha por la liberación, en la cual esta pedagogía se hará y rehará.

RA: Estando en La Poderosa nuestro principal objetivo como organización es la organización de todos los barrios. Nuestro objetivo es entender que todos y todas, no importa de dónde vengamos, tenemos los mismos derechos, tanto en Argentina como en otros países de América Latina. Por eso la idea también es ir replicando Poderosas en cada país de América Latina y que cada uno luche contra las injusticias que no solo pasan en nuestro país.

PF: Al defender el esfuerzo permanente de reflexión de los oprimidos sobre sus condiciones concretas, no estamos pretendiendo llevar a cabo un juego a nivel meramente intelectual. Por el contrario, estamos convencidos de que la reflexión si es verdadera reflexión conduce a la práctica.

Por otro lado, si el momento es ya de la acción, ésta se hará praxis auténtica si el saber que de ella resulte se hace objeto de reflexión crítica.

RA: Antes de empezar el Bachillerato mi vida estaba prácticamente perdida. Vivía todo el tiempo en consumo, no estaba en todo el día en mi casa, era llegar a mi casa e insultar a mi mamá, a mis hermanas y hermanos y hoy todo ese cariño que no les pude dar antes, se los doy en estos años que fui aprendiendo durante la militancia y todo el tiempo se los digo.

Todo el tiempo perdido, más allá que quisiera quedarme más tiempo porque no pude estar con ellos por el consumo, ellos saben que ahora estoy militando y si no estoy en mi casa y me voy por 3 o 4 días es porque estoy haciendo cosas para cambiar y mejorar esto. Para que no vuelva a pasar más con ningún pibe de ningún barrio de acá ni de América Latina lo que me pasó a mí.

Si tuviera que dar un mensaje a los pibes y pibas les diría que no caigan en el consumo, que entiendan que hay otras herramientas que son mejores que estar en consumo o estar haciendo nada o mirando la tele. La herramienta es el poder de la lucha que tenemos cada uno en las calles para reclamar nuestros derechos que nos pertenecen y nos quieren arrebatar. Con el gobierno que está hoy, nuestro país cada vez viene peor, censurando a medios, reprimiendo en las calles, comprando armas a EE UU. Justamente eso es lo que quieren, militarizar nuestros barrios y encerrarnos y prácticamente matarnos porque sabemos lo que viene después de militarizar.

Decirles que nadie está solo y estamos para dar una mano. Cada vez que veo a un pibe o piba consumiendo me pone mal porque me hace acordar a esos tiempos feos que he pasado. Me pone mal, pero les hablo aunque sé que en ese momento no me pueden responder porque el consumo lleva a eso. Que no caigan, que si necesitan una mano se acerquen a las organizaciones que estamos en los barrios para eso.

Sin embargo, concluye Paulo Freire este diálogo imaginario, el educador “bancario” no puede creer en nada de esto. Convivir, simpatizar, implican comunicarse, lo que la concepción que informa su práctica rechaza y teme.

No puede percibir que la vida humana solo tiene sentido en la comunicación, ni que el pensamiento del educador solo gana autenticidad en la autenticidad del pensar de los educandos, mediatizados ambos por la realidad y, por ende, en la intercomunicación.

Referencias bibliográficas

Freire, Paulo: Pedagogía del oprimido, Siglo XXI, Buenos Aires, 1970

Entrevista a Roque Azcurraire realizada por el autor el 2/8/2018 en la Villa 21-24, Barracas, Buenos Aires, Argentina

Nota:[1] Intervención de Roque Azcurraire, fotógrafo de La Poderosa, en al acto en la Villa 21-24 de Barracas, zona sur de la Ciudad de Buenos Aires el 1º de junio de 2018, repudiando la represión de efectivos de la Prefectura en la que fue detenido junto a su cuñado:

“Quiero agradecerles a todos los compañeros y compañeras que están acá presentes. Contarles que a nosotros nos llevaron como si hubieran ido a buscar a un grupo de narcos, a los peores delincuentes de toda la historia. Entraron a nuestra casa, nos recagaron a palos, manosearon a mi hermana, se llevaron a mi otra hermana presa. Es terrible cómo actuaron y cómo nos torturaron en la garita a donde nos llevaron, teniéndonos incomunicados, sin saber qué iban a hacernos. Resignados, con miedo, sin saber qué hacer. Todo lo que nos hicieron no puede quedar así. Nos quisieron inventar causas de todo tipo, todas se las rebotaron. Estamos sobreseídos y vamos a lograr justicia y van a tener que dar explicaciones de por qué entraron a mi casa, por qué me llevaron por filmar, por qué manosearon a mi hermana, por qué nos torturaron. No va a quedar así, no nos vamos a callar nunca más y vamos a seguir luchando como lo hacemos todos los días. Les agradezco el apoyo, los abrazos y el acompañamiento. La verdad es que eso nos da energía para seguir luchando, para que dejen de pasar estas cosas y defender a cada pibe y cada piba de nuestros barrios. Gracias”.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=249814

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Argentina: Jornada por la educación pública y popular

América del Sur/Argentina/marcha.org.ar/

Fotos y texto por Ivan Barrera

En el preludio de la marcha federal docente del 23 de mayo, estudiantes, familiares y docentes de bachilleratos populares se congregaron ayer en la Plaza de los dos Congresos para darle una clase de educación popular a la gestión de las puertas cerradas y las reformas por PowerPoint. Una tarde con voces, cantos, música, baile y arte para darle vida a los reclamos nuevos y a los históricos.

16.00hs. La Plaza de los dos Congresos se siente fría por última vez. Tímidamente empiezan a acercarse los primeros integrantes de los bachilleratos populares y comienzan a lucir sus trapos en las rejas. Los mates giran para calentar los cuerpos y entre charlas se comienza a delinear la actividad que congrega a los y las discípulas de Freire y Rodríguez Randao y a los estudiantes de Carlos Fuentealba.  En un encuentro que solo se da en el marco de estas actividades, Paulo Freire, Dario Santillán, German Abdala, Raymundo Gleyser, Miguelito Pepe, Sergio Karakachoff, Alberto Chejolán, Osvaldo Bayer y Salvador Herrera se corporizan en tela y se funden en abrazos de bandera y, junto a todos los trapos que conforman la Coordinadora de Bachilleratos Populares en lucha, quedan expectantes de la congregación, ubicándose en su palco.

Ante el desmantelamiento de las políticas educativas en general y de la educación para adultos en particular, se generó esta cita vespertina. El reclamo es el mismo que hace meses y la respuesta desde los ministerios es siempre la misma: una puerta cerrada, un teléfono que repite en loop la música de espera, un mail que nunca será contestado.

Desde la Coordinadora se exige el reconocimiento integral de todos los bachilleratos populares. Con esto se hace referencia al reconocimiento como escuela pública de las experiencias que desde hace tiempo dedican sus tardes y noches a ofrecer educación formal y pública a los cientos de estudiantes que no tienen matricula en la oferta del gobierno. Se exige el reconocimiento como institución y la potestad de emitir títulos con validez nacional. Para los y las estudiantes se exigen viandas de calidad y becas escolares, para los y las docentes un salario docente –y decente, pero eso ya es otra lucha-. A su vez, se suma el reclamo para evitar el cierre de los profesorados y su transformación en la UNICABA.

Desde el gobierno de la Ciudad sostienen que la demanda de cupos de educación para adultos está saldada con la oferta que ellos realizan desde sus ministerios de educación y que no es necesaria la apertura de nuevos bachilleratos populares, como tampoco lo es pagar los salarios de siete de los bachilleratos reconocidos ni tampoco reconocer los bachilleratos que hoy en día están funcionando, dado que la demanda ya está suplida.  Es una verdadera lástima que esta información no haya llegado a oídos de los 12.000 estudiantes que cada marzo se quedan sin vacante para terminar el secundario. Pero como si fuera poco, la gestión de las reformas por PowerPoint anuncia una reforma en la educación para adultos cuyo contenido se desconoce pero que, a priori, deja sin validez a los títulos emitidos por los UGEE (Unidad de Gestión Educativa, forma que llevan los bachilleratos populares reconocidos).

En el caso de la Provincia, se están cerrando sistemáticamente escuelas públicas y bachilleratos para adultos bajo la excusa de una ‘reorganización de la oferta educativa’. También corre peligro el plan FINES, que desde el inicio de la gestión cambiemita viene amenazando con su desmantelamiento.

18.00hs. La plaza se transforma en un aula. Al igual que en una clase de educación popular, estudiantes y docentes se confunden unos a otros y no se sabe bien qué está educando a quien -o si acaso todos y todas nos educamos con la mediación de la lucha-.  Contra uno de las rejas de la plaza se improvisa un telón donde se proyectan videos de estudiantes, de docentes, de clases, de cortometrajes realizados durante el año y de la lucha por el reconocimiento de la escuela. En el micrófono se presentan los distintos bachilleratos, cuentan su historia y sus ganas de ser escuela. También acompañan la tarde bandas de estudiantes, bailes tradicionales y cantitos populares para calentar las gargantas. Dario, Sergio, Salvador, German, Raymundo, Alberto, Miguelito, Osvaldo y Paulo son espectadores de lujo desde su palco-reja.

Llegan refuerzos de mates y entre, saludos de aquellos y aquellas docentes y estudiantes de distintas experiencias que suelen reencontrarse para estas fechas, se comentan las novedades y se corre la voz de que la represión en el subte no cesó, que no liberaron a los compañeros y volvieron a reprimir, que en el INTI sucedió algo similar y que mañana hay que volver a las calles. Pero entre pálidas, tampoco dejan de llegar compañeros y compañeras de todas partes de la ciudad y el Congreso queda sitiado entre una multitudinaria clase popular y el pañuelazo por el aborto legal, seguro y gratuito.

 

Christian – Bachillerato Popular Chilavert

“La situación del BP Chilavert es similar a la de los bachilleratos populares de la Ciudad de Buenos Aires y a nivel nacional. La reforma de adultos viene afectando a todos los bachilleratos en general. Primero, porque no está siendo conocida. Segundo, porque las pocas cosas que se han podido conocer afectan directamente al funcionamiento de los bachilleratos. Entre ellas están el cambio de modalidad -posiblemente cambie la curricula a tres días, al estilo FINES-, tener un inspector que regule el funcionamiento de los bachilleratos, no solo en términos administrativos, sino que van a inspeccionar sin que el estado garantice el funcionamiento. A su vez, también se suma la validez nacional de los títulos. Hoy en día, todos los bachilleratos populares que estamos funcionando no podríamos emitir títulos porque no hay una resolución que los avale. Esto es un problema de toda la educación de adultos a nivel nacional.

Con el gobierno de Cambiemos es todo muy complicado. El ajuste en educación no es sólo hacia los bachilleratos populares o hacia la educación de adultos, sino que tiene como enemigo a la educación pública en general y a la educación popular en particular. Por ahora seguiremos con este plan de lucha para que puedan abrirnos la puerta desde el gobierno y podamos sentarnos en la mesa de negociación”.

Santiago – Bachillerato Popular Salvador Herrera

“El BP Salvador Herrera está en un proceso de lucha hace ya tiempo. Hemos conseguido, a partir de nuestra lucha y del acompañamiento de los compañeros y compañeras de la coordinadora, lograr el reconocimiento y la oficialización de nuestro bachillerato. A su vez, el año pasado hemos realizado un proyecto importante que fue instalar un comedor para todos los y las estudiantes que cursan. Ahora estamos construyendo el primer piso para tener nuestras oficinas administrativas y una juegoteca para los hijos y las hijas de estudiantes y docentes.

La situación general de los bachilleratos está atravesada por los reclamos históricos y los reclamos que se sumaron ahora. Por parte de los reclamos históricos está la falta de reconocimiento de los bachilleratos que están ahora funcionando, pero no se quieren oficializar; las viandas para los y las estudiantes y el boleto estudiantil. En cuanto a las luchas nuevas está el reclamo por la validación nacional de los títulos. Hasta el momento no se pueden hacer los títulos de las cohortes que iniciaron en 2015, es decir, los egresados de 2017, porque el ministerio de educación nacional no realizó la validación. Por otro lado, en provincia de Buenos Aires también se está concretando el reconocimiento de dos bachilleratos pero el gobierno provincial no está avanzando con la gestión”.

Estudiantes del Bachillerato Popular Dario Santillán

Los y las estudiantes del Bachillerato Popular Darío Santillán también expresaron sus opiniones. Como Federico, que explicó que estaba ahí porque “estamos apoyando a la educación popular y a nuestros profesores, no queremos la reforma de adultos que están realizando. Creemos que estar acá es la mejor forma de luchar contra eso”.
O Bárbara, que cree que “hay que defender la educación pública y los bachilleratos populares y la validez nacional de los títulos. No queremos la privatización de la educación, es parte de la sociedad, del pueblo”.
Para Iván es fundamental pelear por sus derechos y afirma que “el Estado no nos quieren dejar crecer”.

20hs Comienza la desconcentración de la plaza. Se levantan las banderas y entre cantos finales German Abdala y Sergio Karakachoff se despiden de Salvador Herrera, Dario Santillán se abraza con Alberto Chejolan y con Miguelito Pepe, Raymundo Gleyser le tiende la mano afectuosa a Osvaldo Bayer mientras Paulo Freire los saluda a todos con afecto. Taza taza, cada uno a su casa. Hasta la próxima actividad. Hasta la próxima lucha.

Fuente: http://www.marcha.org.ar/jornada-por-la-educacion-publica-y-popular/

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Autogestión y cooperativismo, los pilares del Bachillerato Popular en Argentina

Por: Meritxell Freixas Martorell

Casi un centenar de experiencias de educación secundaria popular tienen lugar en el país latinoamericano, muchas de ellas en fábricas recuperadas por los propios trabajadores. Los docentes-activistas han logrado el reconocimiento Estatal y convertirse, así, en actores protagonistas de una transformadora forma de educar.

Carola Rubén tiene 18 años, vive en Buenos Aires y es una de los 200 estudiantes del Bachillerato Popular de Jóvenes y Adultos que se imparte en la primera fábrica recuperada de la capital argentina, IMPA (Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentina).

La joven, que había estudiado toda su vida en un colegio tradicional, decidió hace un año pasarse a la educación popular: “Estaba incómoda en mi colegio, no me gustaba el trato de los profesores ni las formas de enseñar”, explica.

Aconsejada por su madre, acudió al IMPA. Recuerda muy bien el día que su actual profesor de literatura española la acompañó en el proceso de inscripción: “Me senté, Fernando me sacó un mate y me explicó cómo era allí la educación popular”. Y la convenció.

Fernando Santana fue uno de los impulsores del proyecto educativo. La iniciativa arrancó en 2004 gracias a la articulación entre el IMPA, vinculado al Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER), y la Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares Histórica (CEIPH), una organización social, política y educativa, que concibe la educación como una herramienta de transformación social. El CEIPH coordina seis de los 93 bachilleratos populares que, según el último censo (2015), existen en el país, algunos de ellos levantados en fábricas recuperadas.

El Bachillerato Popular del IMPA toma como referentes la educación popular latinoamericana y las doctrinas del pedagogo Paulo Freire: “Apunta a la formación de sujetos políticos y conscientes desde la promoción de valores como el cooperativismo, la lucha y solidaridad de clase, y la recuperación y apropiación de la historia de la clase trabajadora”, relata Santana.

Para él, una de las prioridades del proyecto es el trabajo autogestionado, retomando experiencias como las de organizaciones sindicales ligadas al anarquismo y al socialismo, vigentes en Argentina desde la década de 1920, las del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) en Brasil, o las escuelas de los zapatistas en Chiapas.

Otras asignaturas

Cooperativismo es la materia central del Bachillerato del IMPA y se enseña durante los tres años que duran los estudios. Además, se refuerza “recuperando el principio de autogestión y también haciendo que la historia de la fábrica sea objeto de estudio, con visitas guiadas o clases dictadas por trabajadores, por ejemplo”, detalla Fernando Santana.

Otras materias que proponen desde el IMPA y que salen del currículum escolar tradicional son Pensamiento Latinoamericano, Desarrollo de Comunidades o Metodología de Investigación. Sin embargo, el profesor asegura que “la diferencia a veces no está tanto en el nombre de la materia como en el enfoque, el método de trabajo y la opción política que cada uno toma al momento de pensarla”.

Con una veintena de alumnos por clase y dos profesores a su disposición, el proyecto prioriza el trabajo en el aula y el seguimiento cotidiano de los trabajos individuales y colectivos.

Para Carola, “lo más enriquecedor son los debates que se dan entre profesores y estudiantes en todas las clases, de la materia que sea. Nos hacen sentir que somos todos pares y que ellos también aprenden de nosotros”, comenta. Para ella la relación con sus docentes es mucho más cercana ahora, hasta el punto que se convierten en verdaderos referentes. De hecho, el próximo año quiere estudiar literatura y ser profesora, como Fernando.

La organización escolar se da en torno a las asambleas mensuales, espacios donde se toman las decisiones que afectan a la comunidad. Estas instancias se dan tanto entre los 40 docentes que integran el equipo, para tratar cuestiones meramente pedagógicas, como entre profesorado y alumnado, para abordar temas más políticos o de la cotidianidad escolar.

Al finalizar los estudios, que son totalmente gratuitos, se entrega a los estudiantes la certificación oficial de la Educación Secundaria.

Obtener legitimidad

El reconocimiento oficial de los estudios impartidos en el Bachillerato Popular del IMPA ha sido una ardua lucha que han librado los docentes desde la puesta en marcha del proyecto. “Hasta nuestra llegada, solo el estado y las empresas privadas podían definir los contenidos y saberes que se tenían que estudiar”, apunta Santana.

De hecho, su batalla histórica fue para lograr que el Estado argentino los legitimara como trabajadores de la educación, por lo tanto, merecedores -como cualquier otro- de un salario a fin de mes pagado por el Ministerio de Educación. Tras siete años persiguiendo el objetivo, en 2011 lo lograron y empezaron a cobrar los primeros sueldos.

Desde entonces, el dinero que reciben se gestiona bajo la lógica del proyecto colectivo: “Mensualmente los trabajadores destinamos una parte de nuestros ingresos a un fondo para cubrir actividades de la organización o dar apoyo económico a los bachilleratos populares que aún no están reconocidos y no disponen de recursos”, explica el profesor. En el caso de IMPA los docentes también entregan “los aguinaldos” [paga excepcional que se entrega en Navidad y festividades relevantes] para cubrir las necesidades del proyecto.

Otros obstáculos importantes que enfrenta la educación popular argentina, en particular, pero también el sector educativo del país, en general, tienen que ver con la falta de políticas públicas destinadas a la juventud y a los sectores más vulnerables. Y cuando las hay, según el profesor, “a menudo se enfocan en la criminalización de los contextos de marginación y segregación social, lo que torna difícil el estar de nuestros jóvenes en la escuela”.

Santana recuerda que los bachilleratos populares surgieron como una forma de resistencia a las reformas educativas neoliberales de mediados de los años 90, para dar respuesta a un proceso que expulsó a miles de personas de las escuelas de todo el país.

Fábrica abierta al barrio

Ubicada en el corazón del barrio de Almagro, la fábrica del IMPA se levantó en 1910 con capitales alemanes. Su máximo desarrollo llegó durante los años 30, con la sustitución de las importaciones de aluminio. La industria se nacionalizó en 1945 y se convirtió en cooperativa a principios de los 60. A partir de entonces, se fue transformando al ritmo que avanzaba la historia de Argentina. En 1997, el último comité directivo llevó a la cooperativa a su momento de máximo de deterioro, aumentando el endeudamiento y los despidos. Ante la amenaza extranjera de convertir el edificio en un centro comercial, los trabajadores decidieron dar la pelea. Un año más tarde, con cuentas en rojo, sin luz, gas ni teléfono, los asociados ocuparon el edificio, recuperaron sus puestos de trabajo y pusieron en marcha un centro cultural que se mantiene vivo hasta hoy.

Máquinas antiguas, reliquias que alguna vez fueron engranajes de la cadena productiva, fotografías en blanco y negro, o carteles publicitarios de algunos productos estrella, como las bicicletas Ñandu que el expresidente Juan Domingo Perón (1946-1955) y su mujer, Eva, se dice que repartían entre los niños. Son los vestigios que hoy conservan las paredes del IMPA y que sirven de testimonio de más de un siglo de historia obrera.

Hoy es la segunda fábrica de aluminio del país, tanto en producción como en comercialización y, tras abrir las puertas al barrio, comparte espacios con otras iniciativas como el centro cultural, una radio y una televisión comunitarias, un espacio de salud, el museo de los trabajadores o el bachillerato popular, entre otras. En total, casi 200 personas trabajan en el edificio.

Una heterogeneidad que convive por el respeto a la autogestión de cada una de las organizaciones, y la defensa de la lucha del IMPA, que todas las organizaciones se han apropiado. La consigna la tienen clara y la resume Fernando: “Siempre que se trate de defender a la fábrica, vamos a estar todos ahí”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/11/13/autogestion-y-cooperativismo-los-pilares-del-bachillerato-popular-en-argentina/

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