Fuente: Internacional de la educación / 15 de Abril de 2016
Un nuevo estudio de la Internacional de la Educación proporciona una perspectiva inédita y exhaustiva sobre los retos del Banco Mundial para conseguir un equilibrio entre la coherencia institucional y la cohesión de los programas y recomendaciones en materia de política docente a lo largo de la última década.
Con el fin de comprender la política del Banco Mundial relativa al personal docente, la Internacional de la Educación (IE) encargó un estudio a los investigadores Antoni Verger y Clara Fontdevila de la Universidad Autónoma de Barcelona. El resultado de su trabajo, El lenguaje ambiguo del Banco Mundial con respecto a los docentes – un análisis de diez años de préstamos y asesoramiento, estudia detenidamente las publicaciones y proyectos recientes del Banco Mundial.
Una gran repercusión, una escasa coherencia
Los autores enmarcan la investigación en el contexto político que surge tras la aprobación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, especialmente del Objetivo 4 relativo a la educación. Con respecto a la ejecución de este Objetivo, subrayan que resulta fundamental contar con una planificación sistémica coherente y adecuadamente financiada. La manera en que ésta se llevará a cabo es objeto de un controvertido debate en el que participan responsables políticos y activistas del sector de la educación tanto del ámbito nivel nacional como mundial.
Verger y Fontdevila describen la influencia del Banco Mundial en el debate sobre la política educativa y destacan el papel que desempeña en su calidad de proveedor principal de financiación externa para el sector. También señalan el impacto que tiene en la formulación de las políticas educativas a través de sus sugerencias y exigencias. Éstas toman la forma de recomendaciones sobre una gran variedad de temas que abarcan desde cuestiones relativas la evaluación comparativa de los resultados del aprendizaje hasta cuestiones relacionadas con los docentes.
El estudio revela cómo el discurso de las políticas del Banco manifiesta una preferencia por las reformas centradas en la microgestión, mientras que los proyectos emprendidos se inclinan por un programa relativo al profesionalismo de los docentes, un enfoque que constituye claramente el núcleo central de los esfuerzos de mejora en los países de la OCDE. Los autores describen el conflicto entre las ideas y la acción como desconcertante y declaran que “la retórica y la práctica no coinciden”.