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Reflexionando sobre la discapacidad

Por James Dooley Sullivan

En diciembre pasado, James Dooley Sullivan empacó su silla de ruedas y viajó a Jamaica. Sullivan, un artista visual y editor de videos que trabaja en el Grupo Banco Mundial, quería ver de manera directa cómo es la vida de las personas con discapacidad en un país en desarrollo. Él comparte su experiencia y su propia historia en un video y una serie de blogs. Puedes acceder a otros blog de esta serie aquí: La vida en una silla de ruedas y Recorriendo Kingston.

Tiemblo cada vez que pienso en la fuerza externa que se generó cuando choqué con el árbol y cómo esa fuerza recorrió mi tabla de snowboard y subió por mi pierna izquierda, que se quebró, y luego trepó a mi columna vertebral, que se partió por la mitad. Duró solo un segundo, pero nunca dejaré de pensar en esa presión. Ahora, tengo una nueva presión en la que debo meditar: una úlcera por presión.

Imagínese que regresé de Jamaica y estoy ansioso por producir un film en que mostraré mis aventuras e ideas, y las vidas de las personas que conocí allá. Pero en vez de eso, estoy acostado reflexionando, reflexionando un largo tiempo sobre el tema de la presión.

© James Dooley Sullivan

Cualquiera puede tener una úlcera por presión, pero las personas con discapacidad somos particularmente vulnerables. Cuando un hueso pone demasiada presión sobre los músculos, el cuerpo protesta. Cambias de posición sin pensarlo realmente; sientes alivio. Pero, tengo que hacer esto de una manera similar al topo que sube y baja cuando lo golpean con un mazo de goma en ese juego que está en los parques de diversiones, con la excepción de que nadie en realidad me pega a mí. Cada 10 minutos más o menos, tengo que levantarme de la silla de ruedas y moverme de un lado a otro para que mi cadera descanse.

Una noche, después de regresar de Kingston, Jamaica, noté que las sábanas en mi cama se habían apilado debajo de mí y tenía la piel enrojecida. No me preocupé mucho porque mi piel generalmente se recupera. Además, tenía la presión de producir mi film y la presión financiera de tener que volver a trabajar.

Aquí está la palabra presión otra vez. La presión de intentar y hacer mi trabajo y vivir una vida social normal, sin parecer un inválido débil. Por primera vez, estaba tratando de contar una historia que realmente me importaba, y no estaba preparado para permitir que mi pasión y mi responsabilidad con las personas que conocí en Jamaica se vieran afectadas por un pedazo de piel dañada.

Sé que todo el mundo sufre todo tipo de presiones, pero argumentaría que las personas con discapacidad experimentamos esto con más intensidad, porque no somos normales. Cada vez que salgo de mi casa me pongo una capa de camuflaje invisible que me da plena confianza en mí mismo, y me hace irradiar independencia y fortaleza. Impulso mi silla de ruedas, moviéndome rápido para no bloquear las puertas y atraer atención adicional. En el fondo, sin embargo, hay un ser mucho más frágil que necesita un empujón extra para subir las cuestas, que le abran las puertas pesadas, y lo ayuden a subir y bajar las odiosas escaleras. Gracias a mi género masculino tengo la fuerza física para abrirme paso a través de prácticamente cualquier alfombra de felpa que esté en mi camino. Pero a fines de 2016, las presiones mentales y físicas que me mantienen andando cesaron de manera abrupta.

© Banco Mundial

La presión que me había impuesto a mí mismo tenía que terminar. Tenía que sanar. No tuve elección. Pasaron meses antes de que pude estar de nuevo en una sala de edición y en condiciones de hacer mi trabajo.

Cuando volví a trabajar en el film sobre mis experiencias en Jamaica con Patrick Rodin, sabía qué historia quería transmitir. Me hubiera gustado tener tiempo ilimitado para contarla. Tuve que recordarme a mí mismo cada cinco minutos que es imposible incluir en un relato de 10 minutos todo lo que Patrick y yo teníamos para decir.

Pero quería de veras mostrar —con el tiempo, el amor y la atención suficientes— qué es posible en dos países muy distintos.

Patrick, con su cadencia jamaicana, puede expresar mejor que yo lo que es estar en una silla de ruedas. “Cuando vas y no ves a nadie como tú, la mente se pregunta de alguna manera, qué tal si estás solo; cuando ves a alguien más acercándose en una silla de ruedas, piensas ‘ah, no estoy solo”. Patrick y yo somos parte de lo que ahora es una comunidad mundial de personas con discapacidad que está cada vez más conectada. Nos estamos encontrando en Internet y encontrando nuestra voz, poco a poco, a través de los blogueros y los foros de discusión. Pienso que será épico, transformador e inspirador a medida que este movimiento se desarrolle en todo el mundo. Será una buena “pandemia” que cura en vez de destruir.
Patrick está renovando una furgoneta que será un espectáculo asombroso. “Este vehículo podrá llevar a cinco de nosotros sentados en nuestras propias sillas de ruedas”, explica. “Es muy bueno, me encanta. Y me encanta que cinco o seis de nosotros en sillas de ruedas vayamos a un lugar y que todos puedan salir”.

Amontonarse en una furgoneta para ir a una tienda de comestibles podría parecer algo no muy revolucionario. Pero para Patrick y sus amigos, todo se trata de la idea de “ser visto, recibir atención, ser valorado”. Muchas personas pobres con discapacidad viven en zonas rurales, donde es difícil tener acceso, o donde permanecen encerradas en sus hogares, abatidas. No están a la vista y no se piensa en ellas. Cuando los jamaicanos giren la cabeza y vean a personas con discapacidad moviéndose a través de su mundo, entenderán la necesidad de realizar cambios en el paisaje físico. Patrick es, en primer lugar, un líder comunitario y mentor y, en segundo lugar, un mecánico.

Y yo también me veo de manera diferente. Me gano la vida siendo editor y artista visual, sin embargo ahora además soy educador. Puedo usar mi trabajo en el Banco Mundial para contar historias de personas como Patrick. Puedo hacer que ellas sean vistas; que reciban atención; que sean valoradas. Quiero ayudar a cambiar no solo las percepciones de las personas, sino también las leyes. Como un productor de videos desconocido, que se niega a estudiar derecho, eso es un objetivo bastante audaz, pero ojalá con eso transmita cuánto me ha cambiado esta experiencia.

Cuando finalmente terminé mi film, me pidieron que viajara a Nueva York y lo presentara en una reunión internacional de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, realizada en el emblemático edificio de las Naciones Unidas (ONU). En el encuentro había numerosos representantes de países como Jamaica que se han comprometido a mejorar el acceso para todos los ciudadanos con discapacidad. Muchos de los asistentes estaban en sillas de ruedas, como yo, o eran ciegos, sordos o tenían otros tipos de discapacidades. Me sentí que estaba con mi comunidad.

© Laura Fravel

Apenas terminó la proyección de mi film y se encendieron las luces, uno de los delegados me preguntó si iría a África para grabar una historia sobre la discapacidad en su país. Otro delegado me pidió si podía contar la historia de las personas pobres con discapacidad que están confinadas en sus hogares. Un grupo de asistentes incluso quería tomarse una fotografía y se pusieron alrededor de mi silla posando para la cámara con una gran sonrisa. Todo esto me da energías para concentrarme en contar más historias sobre lo que, en apenas unas décadas, será la nueva normalidad para millones de personas con discapacidad en todo el mundo. Pronto tendrá noticias nuestras.

Fuente del Artículo:

https://blogs.worldbank.org/voices/es/reflexionando-sobre-la-discapacidad

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Banco Mundial: Uruguay debe repensar sistema educativo para mitigar automatización laboral

Uruguay deberá preparar a sus futuras generaciones y «repensar el sistema educativo en todos sus niveles» para hacer frente en el mediano y largo plazo al impacto tecnológico en el mercado laboral, según un informe del Banco Mundial (BM) que se presenta hoy en Montevideo.

América del Sur/Uruguay/ Agencia EFE

Montevideo, 14 jun (EFE).- Uruguay deberá preparar a sus futuras generaciones y «repensar el sistema educativo en todos sus niveles» para hacer frente en el mediano y largo plazo al impacto tecnológico en el mercado laboral, según un informe del Banco Mundial (BM) que se presenta hoy en Montevideo.

El estudio, titulado «Cambio tecnológico y el mercado de trabajo en Argentina y Uruguay: Un análisis desde el enfoque de tareas», fue realizado por el economista argentino Ignacio Apella y el uruguayo Gonzalo Zunino con el objetivo de investigar las tendencias del perfil del empleo en esos dos países del Río de la Plata.

Los investigadores tomaron como período de tiempo los años que van desde 1995 hasta 2015, donde observaron que la «importancia relativa en el empleo de las tareas cognitivas se ha incrementado», mientras que las «tareas manuales se han reducido», tanto en Argentina como en Uruguay.

En este sentido, Apella explicó a Efe que Uruguay «está relativamente bien parado» para hacer frente en el corto plazo al impacto tecnológico en el mercado laboral, ya que en los últimos 20 años «se observa un cambio en el perfil del empleo».

«Mientras un trabajador promedio en 1995 desarrollaba intensivamente tareas manuales rutinarias -que están más expuestas al riesgo de automatización- hoy desarrolla más tareas cognitivas no rutinarias», señaló el investigador argentino del BM.

Concretamente, Apella aseguró que el país suramericano se fue «reacomodando a un contexto tecnológico diferente», pero que tiene desafíos por delante para «continuar readaptándose a los nuevos procesos productivos».

En el corto plazo, el principal desafío «se encuentra asociado con un menor requerimiento de tareas manuales rutinarias».

En tanto, en el mediano y largo plazo el reto mayor es la preparación de las futuras generaciones para el «desarrollo de ocupaciones que aún no existen, pero que seguramente tendrán un alto componente de tareas cognitivas no rutinarias».

Apella consideró que una «mejora en la calidad educativa es importante, sobre todo en los procesos de aprendizaje y en las habilidades que los niños e inclusive los adultos jóvenes -a través del programa de formación continua- van adquiriendo para readaptarse a este nuevo contexto».

Esto último está reflejado en el informe, que sostiene que es necesario un «cambio en el enfoque sobre el que se basan los sistemas educativos actuales pasando del paradigma de adquirir (memorizar) conocimientos, a uno que priorice el desarrollo de habilidades cognitivas y socio-emocionales (…)».

Según el estudio, aunque la tecnología puede mejorar la calidad de vida de las personas y «reducir la pobreza a partir del incremento de la productividad», si el proceso no es acompañado de políticas públicas adecuadas, «podría también profundizar la situación de desigualdad».

Apella subrayó que los sectores u ocupaciones que «están más expuestos al riesgo de automatización» son aquellos que se basan en la utilización de tareas manuales rutinarias de forma intensiva.

EFE mef/rfg/jsm

Fuente: http://www.wradio.com.co/noticias/tecnologia/uruguay-debe-repensar-sistema-educativo-para-mitigar-automatizacion-laboral/20170614/nota/3492472.aspx

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Colombia mejora en acceso a educación superior, pero falta calidad

Colombia/05 junio 2017/Fuente: El Tiempo

En informe, el Banco Mundial señala que 50 por ciento de estudiantes no terminan la carrera.

Colombia ha tenido una de las mayores expansiones de América Latina en cuanto a acceso a la educación superior, según un estudio del Banco Mundial. Sin embargo, es preocupante que aún se presenta un déficit en cuanto a calidad y a equidad que repercuten en un alto índice de deserción.

 Según María Marta Ferreyra, una de las autoras de la investigación, la expansión de Colombia refleja que la economía ha crecido, como también el crédito de consumo que se está usando para pagar matrículas, se han creado muchos programas nuevos para satisfacer la demanda y han habido políticas deliberadas para expandir el acceso.

Sin embargo, aclaró que “Colombia necesita trabajar particularmente en reforzar la equidad en el acceso, y esto significa reforzar sobre todo la calidad de la educación previa”.

Isabel Segovia, exviceministra de Educación, aseguró que la expansión ha sido muy desorganizada y llevó a muchos estudiantes nuevos (o sea de recursos bajos que antes no habrían podido acceder) a demandar más programas.

“No ha habido una respuesta clara de políticas y es el mercado el que regula la oferta, es decir, las universidades abren más cupos y amplían los programas. Pero eso ha terminado en que hay una cantidad de carreras de mala calidad que terminan generando, entre otras razones, que más de la mitad de los estudiantes deserten en el primer año. Hay que organizar la oferta de lo que hay”, explicó Segovia.

Según la investigadora del Banco Mundial, las brechas de acceso se deben porque los estudiantes de menores ingresos no se gradúan de la secundaria o se gradúan, pero saben menos. Además, vienen de hogares más limitados en cuanto a la educación de los padres y eso también restringe el acceso que estos estudiantes tienen al sistema.

Los empresarios demandan habilidades que no existen, hay vacantes que no se pueden cubrir

Otro tema en el que debe mejorar Colombia, según el estudio, es en la calidad. Si bien ha expandido su matrícula, las tasas de deserción también han subido. Esto se debe a que una asignatura pendiente es trabajar por la calidad de la educación superior.

Usando datos administrativos para Colombia, en el estudio se estimó que en torno al 37 por ciento de los estudiantes que comienzan un programa universitario abandonan el sistema de educación superior.

Este porcentaje asciende a aproximadamente al 53 por ciento para los estudiantes que comienzan programas de ciclo corto (principalmente educación técnica y tecnológica), “un resultado con implicaciones fuertes para la diversidad”, asegura el estudio. Aunque no resulte sorprendente, los estudiantes de habilidad e ingresos bajos son más propensos a desertar que sus pares más favorecidos.

“Nosotros lo que queríamos medir como calidad es la contribución de la institución. Es decir, si el estudiante deserta se debe a que él no está preparado para ese programa, o a que está preparado pero la universidad no agregó el suficiente valor, no contribuye: las clases no fueron buenas, por ejemplo”, explicó Ferreyra.

El estudio también revisó la recolección y difusión de información sobre educación superior. En este campo, Colombia, respecto a otros países de la región, ha progresado mucho; sin embargo, necesita profundizar en la misma.

Una de las ideas que presentó Ferreyra fue: se debería crear una base de datos pública en la que se conozca, por ejemplo, cuánto es el salario de un recién egresado por cada una de las carreras, según la universidad, cuánto es el porcentaje de deserción y en qué empresas consiguen trabajo.

El vicerrector de la Universidad del Norte, Alberto Roa, aseguró que el informe muestra que la educación superior ha sido el gran igualador, pero hay una tarea muy pendiente para que la equidad social funcione mejor.

Por otro lado, expresó que ese gran aumento de cobertura no ha significado un incremento fuerte en el tema de calidad. “Se necesita regulación, fomento a la calidad, de tal manera, que esas mejoras se deberían traducir o deberían ir acompañados de una política más sólida de calidad”, concluyó Roa.

Desconectados

Según Ferreyra, los empresarios no están encontrando lo que buscan en los egresados de las universidades.

La investigadora explicó que las consecuencias de esta desconexión entre el sector privado y la educación superior tiene graves repercusiones en la economía del país.

“Los empresarios demandan habilidades que no existen, hay vacantes que no se pueden cubrir, productos que no se pueden producir, innovaciones que no se realizan, entre otras”, asegura.

Y agrega: “La economía nunca llega a producir lo que de otra manera querría producir, por eso decimos que la educación superior es una condición necesaria para el progreso”.

Según el informe, falta variedad en las áreas de conocimiento. En promedio, en América Latina y el Caribe se gradúa un porcentaje menor de científicos y un porcentaje mayor de maestros que en Estados Unidos, el Reino Unido y otros países.

En Colombia, por ejemplo, el 54,1 por ciento de los estudiantes universitarios están estudiando ciencias sociales, administración de empresas y derecho.

“No necesariamente son las carreras que el sector productivo necesite. De ahí que es necesario que se entreguen incentivos para crear otras carreras y programas necesarios”, afirmó la investigadora.

Ferreyra explicó que para solucionar este problema es necesario que las instituciones educativas formen en áreas pertinentes y relevantes para el sector productivo.

De una u otra forma, si se aplica la estrategia de profundizar en la información y hacerla pública –acerca de salarios de egresados, empresas en las que entran a trabajar, entre otros– las universidades se verán en la obligación de ofrecer carreras relevantes, a dialogar con el sector privado, saber qué busca y generarlo.

Por otro lado, también es necesario que se fortalezcan otro tipo de habilidades, como las competencias blandas: liderazgo, trabajo en equipo, claridad de propósito, organización y seguimiento, y capacidad de influenciar.

Al respecto, el vicerrector de la Universidad del Norte dijo: “Son múltiples las tareas que hay que hacer para fortalecer la relación entre universidades y empresas. Desde las prácticas, lograr que los estudiantes puedan emplearse bien y generar proyectos de innovación científicos y tecnológicos aplicados a las empresas”.

En expansión

En América Latina y el Caribe, diferentes políticas públicas y el ascenso de la clase media en la década pasada han empujado a muchos jóvenes a entrar a las universidades.

Según el estudio, la cantidad de personas entre 18 y 24 años que asisten a una institución de educación superior aumentó del 21 por ciento en el año 2000 a 43 por ciento en el 2013, con una mayor cantidad de estudiantes provenientes de sectores medios y bajos.

Esto significa que hay más de 20 millones de estudiantes que asisten a las cerca de 10.000 instituciones que ofrecen 60.000 programas de formación. Cifras satisfactorias en comparación con las de otras regiones.

Sin embargo, la educación superior está en una encrucijada porque mayor acceso no significa mayor calidad. Millones de estudiantes entran a las aulas, pero no todos acceden a opciones de calidad.

Esto significa que no solo no cuentan con un plan de estudios atractivo que los retenga hasta terminar sino que, al graduarse, tampoco están preparados para enfrentar las demandas del mercado laboral actual.

Se calcula que solo el 50 por ciento de los estudiantes que inician sus estudios superiores llegan a terminar y se gradúan.

El mayor aumento en el acceso a la educación superior lo representa el grupo de estudiantes más pobres: el 45 por ciento del aumento de las matrículas en los últimos años. Ellos, provenientes de familias con menores recursos, muchas veces no están preparados académicamente para enfrentar los desafíos de la educación superior, lo que explica, según el estudio, niveles tan altos de deserción.

En promedio, solo la mitad de las personas entre 25 y 29 años que estaban matriculadas no completaron sus estudios, ya sea por abandono o porque aún continúan estudiando. De los que abandonan, la mitad lo hace en el primer año de su carrera.

El estudio del Banco Mundial recomienda diseñar políticas multidimensionales para apoyar a estudiantes que no están académicamente preparados.

Fuente: http://www.eltiempo.com/vida/educacion/acceso-y-calidad-de-educacion-superior-en-colombia-segun-el-banco-mundial-95456

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Según informe del Banco Mundial: La Educación Superior en Latinoamérica está en un momento decisivo

​Expertos de esa entidad analizaron el miércoles 31 de mayo en EAFIT el panorama actual de la educación superior en América Latina y el Caribe durante la especialización de un estudio sobre el tema.

América del Sur/Colombia/PrensaEAFIT

​La rápida expansión de los estudios universitarios en los distintos países de Latinoamérica, el impacto económico sobre las naciones, las políticas públicas vinculadas a las instituciones de educación superior y, en general, la presentación de un amplio panorama del sistema educativo fueron los temas abordados en la presentación del reporte Momento decisivo: la educación superior en América Latina y el Caribe, socializado por el Banco Mundial el miércoles 31 de mayo en EAFIT.

El estudio fue realizado por un equipo de especialistas en economía y educación, adscritos a esta organización internacional que trabaja por eliminar la pobreza, liderado por María Marta Ferreyra, economista y jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, quien ha enfocado su investigación en los efectos de las reformas educativas a largo plazo y su impacto en las economías.

“Seguimos llenos de retos. Es cierto que hemos avanzado en América Latina significativamente en cobertura, aunque todavía tenemos déficits inmensos en temas de inclusión. En una ciudad como Medellín el 60 por ciento de los bachilleres, siendo muy generosos, se sigue quedando en las esquinas, sin oportunidades laborales. Tenemos también el reto digital, hacia dónde vamos las universidades y la internacionalización”, expresó Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT durante la instalación del evento.

Para los expertos del Banco Mundial, el informe destaca tres aspectos fundamentales de la educación superior en la región, relacionados con la calidad, la diversidad y la equidad. Según su análisis la formación universitaria –ya sea profesional o técnica– es la mejor manera de impulsar el desarrollo de los países con el aumento de la productividad, la innovación y el crecimiento económico.

De esta manera, explican, la educación superior se ha ido expandiendo radicalmente gracias al crecimiento acelerado que presentó América Latina y el Caribe durante los últimos 15 años. En la región el promedio de matrículas, desde el año 2000 a 2013, según cifras del informe, creció del 21 al 43 por ciento. Esto significa que más de 20 millones de estudiantes, 10.000 instituciones y 60.000 programas hacen parte actualmente del sistema.

“Una de las características de este nuevo panorama es la presencia de estudiantes nuevos en el sistema, estudiantes que provienen de sectores de ingresos más bajos, que lamentablemente están menos preparados académicamente para el trabajo de la educación superior. Frente a este panorama nuevo y complejo, frente a este déficit de calidad, de equidad y de variedad decimos que estamos en un momento decisivo, en el cual es importante tomar decisiones serias y con suma urgencia”, manifestó María Marta Ferreyra, investigadora y representante del Banco Mundial para América Latina.

Algunos de los aspectos del informe en los que enfatizó María Marta Ferreyra es la necesidad de que las instituciones de educación superior de la región entreguen información sobre los índices de empleabilidad de sus egresados y las tasas de salarios que consiguen. Esto, explicó, ayudaría a que en el caso de las universidades privadas los estudiantes tengan claridad sobre dónde hacen su inversión y, además, incentivaría a las instituciones a ofrecer programas que estén acordes con las necesidades del mercado laboral. En el caso de las universidades públicas esa información permitiría evaluar los resultados de las inversiones que hacen los gobiernos en educación.

El momento clave

Aunque el número de estudiantes universitarios aumentó durante la última década en la región, solo el 50 por ciento de los alumnos logró culminar sus estudios superiores y graduarse. Esa es una de las conclusiones del presente informe del Banco Mundial.

En este sentido, y a pesar del rápido crecimiento en cobertura educativa de los distintos países, los desafíos en materia de calidad y diversidad siguen siendo importantes. Por eso la creación de políticas públicas e incentivos, como la financiación o los créditos, han permitido cada vez más el acceso de las clases medias y bajas a la educación superior. Esto, a su vez, ha comprometido el panorama de la calidad.

“El aumento del acceso estuvo acompañado de una proliferación de instituciones y programas de educación superior. Si bien esto es positivo, aun es necesario hacer mucho más para mejorar la calidad de dicha educación, sobre todo cuando el nivel educativo que reciben los sectores más pobres sigue siendo inferior al de estudiantes de mayores recursos. Hasta que no podamos ofrecer a todos los estudiantes de nuestra región una educación de calidad, desde el primer día, seguiremos viendo desigualdad en los resultados y también frustración”, afirmó Issam Abousleiman, gerente del Banco Mundial para Colombia.

Aunque el acceso a la educación superior se volvió más igualitario, la participación continúa siendo mayor para quienes tienen mejores ingresos económicos. Y es aquí, señalan los especialistas, donde entran los encargados de las políticas públicas, ya que su intervención es necesaria para regular el mercado y alcanzar el óptimo social consistente en maximizar el potencial de cada persona y satisfacer las necesidades de habilidades de la economía.

“El informe ayuda a analizar lo costoso que es tener programas de pregrado en Colombia de cinco años. Además, factores como que los estudiantes tengan que elegir una carrera y que la movilidad sea tan restringida. Eso es algo que tenemos que analizar como sistema, tenemos que aprender de otros países que tiene menos deserción precisamente por los altos costos”, consideró Ximena Dueñas Herrera, directora de Icfes, presente en la socialización del reporte.

El estudio, que es una radiografía de la situación actual de la educación superior, evidencia las brechas en temas como los retornos económicos, privados y sociales de la educación, las causas de la deserción universitaria y la falta de información respecto al costo-beneficio de los distintos programas académicos.

Uno de los puntos que destaca el Banco Mundial es la diferenciación de vocaciones profesionales que existe entre los países latinoamericanos y otros relacionados a sus niveles de innovación y desarrollo económico. Se muestra como, en promedio, en América Latina y el Caribe se gradúan menos científicos que en Estados Unidos y Reino Unido, mientras los profesionales relacionados a las ciencias sociales van en aumento.

“En materia de competitividad hemos notado que no se ha avanzado suficientemente. El país ocupa la posición 61 entre 140 países en el ranquin de competitividad del Foro Económico Mundial, seguimos siendo el quinto país más competitividad de la región y no vemos en los próximos años cómo esto vaya a cambiar. Y el gran rezago que vive el país está fundamentalmente dado en temas de condiciones básicas”, concluyó Daniel Payares Montoya, profesor de Economía de EAFIT y representante del Consejo Privado de Competitividad.

​Mayores informes

Alejandro Gómez Valencia
Periodista Área de Información y Prensa EAFIT
Teléfono: 574 2619500 ext. 9931
Correo electrónico: jgomez97@eafit.edu.co

Fuente: http://www.eafit.edu.co/sitionoticias/2017/La-educacion-superior-est-en-un-momento-decisivo-Banco-Mundial

 

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Matriculados en enseñanza superior se duplican en una década en América Latina, según informe del Banco Mundial

29 mayo 2017/Fuente: La Tercera

Según el Banco Mundial, tasa de matrícula pasó de 21% en 2000 a 40% en 2010. El sistema incluye a 20 millones de estudiantes y 10 mil instituciones.

El número de estudiantes de programas de educación superior prácticamente se duplicó en América Latina y el Caribe en la última década, reveló un informe del Banco Mundial. Pero dado que apenas la mitad de estos alumnos se gradúan a tiempo, aún queda mucho por hacer en términos de eficiencia y calidad, precisó la investigación.

De acuerdo con el estudio, titulado “Momento decisivo: La educación superior en América Latina y el Caribe”, la tasa bruta promedio de matrícula (definida como el ratio entre la cifra de matriculados en educación secundaria y la población de edad 18-24 años) creció del 17% en 1991 al 21% en el año 2000 y al 40% en el año 2010. Desde la década de los 2000, la expansión ha sido “grande y rápida para estándares internacionales”, aseguró la autora principal del informe, la economista senior del Banco Mundial María Marta Ferreyra, durante la presentación del estudio. Para graficarlo, dijo que “si comparamos a América Latina con Asia Central, empezaron casi prácticamente al mismo nivel en el año 2000, y, sin embargo, América Latina creció mucho más”.

Si bien la desigualdad en el acceso a la educación superior aún abunda, se han registrado avances considerables, en particular entre grupos de ingreso bajo y medio, sostiene el informe. En promedio, el 50% más pobre de la población representaba el 16% de los alumnos de educación superior en 2000, pero esa cifra creció a alrededor de 25% en 2013.
Además, explicó Ferreyra, las tasas de acceso tienen “tremenda disparidad” dependiendo del nivel de ingreso. “Las tasas de acceso para los estudiantes que provienen del 20% más rico de la población en promedio son del 55%, mientras que para los estudiantes que provienen del 20% más pobre de la población son solamente del 10%. Es decir, hay una brecha de acceso muy grande, de 45 puntos porcentuales de promedio en la región”, graficó.

No obstante, un 56% de esta brecha se explica por una menor tasa de graduación de la educación secundaria de los jóvenes más pobres . Dicho de otro modo, el principal motivo por el que es menos probable que esos jóvenes accedan a la educación superior es que no se gradúan de la secundaria.

Expansión de la oferta

El crecimiento de la matrícula en América Latina y el Caribe ha estado acompañado por una gran expansión por el lado de la oferta. En la actualidad el sistema incluye aproximadamente a 20 millones de estudiantes, 10.000 instituciones y 60.000 programas. Desde principios de los años 2000, se han abierto aproximadamente 2.300 instituciones de educación superior (IES) nuevas y se han creado 30.000 programas nuevos. Por lo tanto, aproximadamente un cuarto de las IES actuales y la mitad de los programas actuales fueron creados desde principios de los años 2000.
Según Ferreyra, “la mayoría de estos programas han sido abiertos por el sector privado”. Al mismo tiempo, las instituciones de educación superior privadas han visto crecer su cuota de mercado de 43% a 50% entre comienzos de la década de 2000 y 2013. De todas maneras, la región apenas posee unas 100 de las 500 mejores IES del mundo, un número solo superior al de Africa.

Pese a la gran expansión en el número de instituciones de educación superior y en la tasa de inscripción, Ferreyra destacó que “los resultados están por debajo de su potencial, ya que apenas la mitad de los estudiantes que ingresan a la educación superior obtiene su título entre los 25 y 29 años de edad, ya sea porque continúan estudiando o porque abandonaron los estudios”.
Algunas de las causas de la elevada tasa de abandono, según el informe, incluyen la falta de preparación académica, debido en parte a la educación de baja calidad que reciben en la escuela secundaria, y la falta de medios económicos entre alumnos de escasos recursos.

En ese sentido, Ferreyra indicó que la investigación le permitió descubrir que “la brecha de ingreso a la educación superior entre los estudiantes que se gradúan de la preparatoria está explicada por el hecho de que los estudiantes del 20% más pobre tienen una preparación académica menor, saben menos al momento de graduarse de la preparatoria. Y además tienen entornos familiares más desfavorables”.

Por ello, el vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Jorge Familiar, enfatizó al presentar el estudio que “la educación superior es clave para incentivar el crecimiento y reducir la pobreza y la desigualdad”.

En la misma línea, el economista chileno Sergio Urzúa, quien participó en la investigación, dijo a La Tercera que el mensaje del estudio “debe alertar a los hacedores de políticas en cuanto de los desafíos en el sector, en cuanto a acceso, aseguramiento de la calidad, incentivos a la investigación, e impacto sobre el desarrollo del país, incluyendo el crecimiento y la desigualdad”. “América Latina ha realizado importantes esfuerzos, pero queda mucho por corregir y mejorar”, aseguró el académico de la U. de Maryland.

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Fuente: http://www.latercera.com/noticia/matriculados-ensenanza-superior-se-duplican-una-decada-latina/

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Latinoamérica duplica jóvenes en educación superior, pero persiste inequidad

21 Mayo 2017/Fuente: terra/Autor: EFE

La tasa de jóvenes de Latinoamérica y el Caribe que se matriculan en educación superior pasó del 21 al 43 % entre 2000 y 2013, aunque persisten retos como la alta tasa de deserción o la conexión con el mercado laboral, reveló un informe del Grupo Banco Mundial.

En el informe «Momento decisivo. La educación superior en América Latina y el Caribe», presentado hoy en la Ciudad de México, la institución afirma que este incremento de alumnos -que actualmente es de 20 millones- en la región ha beneficiado especialmente a jóvenes procedentes de entornos socioeconómicos bajos y medios.

No obstante, «todavía hay brechas en el acceso» equitativo, dado que, entre otros motivos, los estudiantes con menos recursos económicos cuentan con una educación previa -primaria, secundaria y preparatoria- de menor calidad, resalta en una entrevista con Efe María Marta Ferreyra, economista del Banco Mundial y líder del equipo que realizó el informe.

Ferreyra señala que, aunque la educación superior tiene el «potencial de aumentar la productividad y la equidad de las sociedades», esta «no puede resolver por sí sola todos los problemas», porque las instituciones solo pueden agregar conocimiento «en la medida que los estudiantes (que llegan) estén bien preparados académicamente».

El incremento de matriculaciones ha venido de la mano de un mayor número de instituciones y de más programas de estudios, o la ampliación de estos.

Aun así, existe un número de programas muy bajos «en ciencias e ingeniería, y esto explica por qué la región innova tan poco», argumenta Ferreyra.

El estudio destaca que, en promedio, alrededor de la mitad de la población de entre 25 y 29 años que comenzaron la educación superior en algún momento no finalizaron sus estudios, porque aún están cursándolos o porque desertaron.

México y Perú son los dos únicos países de la región en los que la tasa de graduación está más cerca de la estadounidense (un 65 %).

Por ello, aseguró Ferreyra, es necesario canalizar a los estudiantes hacia programas que tengan «posibilidades de éxito» y hacia planes e instituciones que «realmente agreguen valor».

«Uno de los principales desafíos que enfrentan las universidades es conectarse mejor con el mercado laboral, entender qué es lo que necesita el mercado, revisar la oferta de carreras, la duración, el contenido y la relevancia», indicó la economista argentina.

El Grupo Banco Mundial aboga por que se haga pública información respecto al porcentaje de estudiantes que acaba graduándose en cada carrera, las perspectivas laborales o cuánto ganan los graduados, para que los estudiantes y las familias puedan tomar «buenas decisiones».

En este sentido, aquellos estudiantes que se están incorporando a la educación superior que están menos preparados académicamente, tienen menos ingresos y/o son los primeros de su familia en acceder a este nivel educativo, «plantean desafíos muy serios al sistema».

Estos jóvenes «necesitan elegir muy bien su programa de estudio», para lo que requieren asesoría, y una vez dentro de la institución, necesitan un acompañamiento académico.

La argentina estimó que las instituciones de educación superior son difíciles de regular porque «no todos los estudiantes buscan lo mismo»: «A algunos les importa mucho la capacidad de obtener retornos laborales después, mientras que otros están interesados simplemente en aprender algo, independientemente de cuánto vayan a ganar».

El informe remarca la pertinencia de «diseñar sistemas de financiamiento eficientes, responsables y equitativos» para incorporar a los estudiantes.

«La región, en este momento, no puede desperdiciar el talento de tantos estudiantes que simplemente no pueden estudiar porque no tienen los medios», reflexionó Ferreyra, quien recordó que incluso cuando la educación es gratuita, hay jóvenes que tienen que dejarla de lado porque no pueden permitirse «dejar de trabajar».

Fuente de la reseña: https://www.terra.com.co/noticias/mundo/latinoamerica/latinoamerica-duplica-jovenes-en-educacion-superior-pero-persiste-inequidad,25b571372efc6888102957c8845f3a7fxk6ijmpi.html
Fuente de la imagen: https://estaticos.efe.com/efecom/recursos2/imagen.aspx?lVW2oAh2vjMQjsr1dVXHmKTfW7LZsAQQQ4TncnkXVSTX-P-2bAoG0sxzXPZPAk5l
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