La educación para refugiados merece una mayor prioridad en la ayuda, pero también lo hacen los datos sobre ella.

PrensaUNICEF

Hoy, en la sede de UNICEF, como parte de los eventos que conmemoran la semana de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el ACNUR y Save the Children encabezan conjuntamente una reunión de alto nivel sobre medidas para la educación de los refugiados . Está dando prominencia a los hallazgos del último Informe de este último, Time to Act . Este Informe estimó que costaría $ 21.5 billones en cinco años proporcionar educación a todos los refugiados de países de bajos y medianos ingresos, de los cuales $ 11.9 deberían provenir de la comunidad internacional.

Pero seguir el financiamiento internacional de la educación de refugiados es difícil, ya que se lo diremos a los participantes en el evento. Dos bases de datos internacionales brindan información.

Primero, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas mantiene el Servicio de Seguimiento Financiero (FTS), un mecanismo voluntario utilizado por todos los donantes humanitarios y organismos de ejecución para rastrear los planes de respuesta humanitaria y los llamamientos casi en tiempo real. Sabemos que $ 433 millones se gastaron en financiamiento humanitario en educación en 2016; aumentó aún más en un 4% en 2017.  

Pero esta es una cantidad imprecisa por al menos dos razones. Solo un subconjunto de esa ayuda a la educación es para los refugiados; el resto está dirigido a la educación en otras emergencias, lo que significa que el número anterior sobreestima la cantidad que recibe la educación para refugiados. Y más del 40% se clasifica como multisectorial o «no especificado», por lo que es difícil distinguir lo que se gasta en educación, y podría estar subestimando la ayuda humanitaria destinada a la educación, incluso para los refugiados.

En segundo lugar, el Sistema de Informes de Acreedores (CRS) del CAD de la OCDE es una base de datos mundial exhaustiva sobre el gasto de ayuda a la que todos los Estados miembros del CAD de la OCDE están obligados a contribuir, mientras que otros miembros del DAC también proporcionan información. Además, proporciona información no solo sobre la ayuda humanitaria sino también sobre la ayuda al desarrollo, que también puede ser una fuente de financiación para los refugiados, y potencialmente una de creciente importancia.

Crédito: UNESCO

En el caso de la ayuda humanitaria en la base de datos de CRS, no existe un desglose por educación o por poblaciones objetivo específicas, como los refugiados. Tal análisis solo puede llevarse a cabo revisando la base de datos de proyectos individuales para identificar si la educación para refugiados fue atacada. Aunque imperfecto, un ejercicio llevado a cabo para el Informe de Monitoreo Educativo Global 2019 que se publicará más adelante este año mostró que se desembolsaron $ 425 millones através de 225 proyectos de ayuda humanitaria en 2016 sobre educación de refugiados, una cantidad potencialmente consistente con la información de FTS.

Pero la base de datos de CRS también proporciona información sobre asistencia oficial para el desarrollo en educación. Si bien el sector está claramente identificado, la comprensión de si los refugiados eran los beneficiarios requería examinar la base de datos del proyecto. El análisis de nuestro informe sugiere que una cantidad considerable y menos reconocida de ayuda al desarrollo financia la educación de los refugiados. En 2016, $ 840 millones en ayuda al desarrollo financiaron la educación de refugiados. Alrededor de $ 453 millones se desembolsaron a través de UNRWA para refugiados palestinos, mientras que $ 387 millones se destinaron a otros grupos de refugiados.

Excluyendo a los refugiados de Palestina, esto significa que, ya sea utilizando las cifras FTS o CRS, podemos concluir que la educación para refugiados recibió poco más de $ 800 millones en 2016 o solo un tercio de la necesidad anual de financiamiento externo identificada por Save the Children.

Existe cierta evidencia de que una fuerte defensa y una estrategia clara para la inclusión en los últimos años pueden estar dando sus frutos en términos de un aumento en la atención que la educación recibe en el financiamiento humanitario, comenzando desde una base muy baja. Por ejemplo, mirando el FTS

Refugiados 2

Crédito: Justine Redman

base de datos, la proporción de educación en el plan regional de refugiados y resiliencia de Siria aumentó de 2.4% en 2015 a 7.4% en 2016, permaneciendo en un nivel superior al promedio de 6% en 2017. Pero en otras emergencias, la prioridad asignada a la educación sigue siendo baja .

El objetivo del evento de hoy es impulsar más esfuerzos internacionales dos años después del compromiso de la Declaración de Nueva York de » garantizar que todos los niños refugiados reciban educación dentro de unos meses de su llegada y priorizar la provisión presupuestaria para facilitar esto, incluido el apoyo a los países anfitriones» y semanas antes del acuerdo sobre el Pacto Mundial para los Refugiados. Pero no debemos olvidar que necesitamos un seguimiento mucho mejor del gasto en educación para refugiados. A pesar de los esfuerzos, los datos de ayuda humanitaria no son lo suficientemente precisos para permitir a la comunidad internacional informar sobre el progreso, o la falta de él.

Como Save the Children lo expresó de manera acertada: es hora de actuar

Fuente: https://gemreportunesco.wordpress.com/2018/09/26/refugee-education-deserves-higher-priority-in-aid-but-so-do-the-data-on-it/

Comparte este contenido:

¿Has oído hablar de la ‘analítica de aprendizaje’?

Autor: Denisse Halm

La revolución del big data en nuestra sociedad actual es una realidad que alcanza a todos los sectores. Los sistemas de análisis de datos se utilizan a diario para la toma de decisiones en ámbitos tan dispares como la banca, la alimentación o incluso la medicina. Los resultados que arrojan estas técnicas no dejan de sorprendernos y la formación también asiste a esta revolución data driven a través del learning analytics, o analíticas de aprendizaje.

A grandes rasgos, el learning analytics contempla la aplicación del big data a la formación y el desarrollo. La idea principal de esta disciplina es, por tanto, analizar los datos que deja tras de sí un estudiante en sus procesos de formación y aprendizaje y utilizar dicha información o patrones para mejorarlos. Hasta hace unos años, al terminar un programa educativo (curso, grado, postgrado, etc.) lo único que se obtenía era un documento con las evaluaciones finales y un diploma o certificado que acredita la superación del mismo. No sabíamos cómo había sido el proceso de aprendizaje de cada estudiante o sus puntos débiles en el programa.

Learning analytics combina el estudio de esos patrones encontrados en grandes conjuntos de datos con la pedagogía. Estos análisis no solo miden el progreso de los estudiantes y les ayuda a optimizar su aprendizaje, sino que ayudan también a los educadores a adaptar y modelar su enseñanza. El beneficio del ‘aprendizaje personalizado’ que se consigue de esta manera es, por tanto, triple.

La importancia y el interés en las técnicas de análisis del aprendizaje tienen su origen en la creciente popularidad de los cursos en línea. La educación online es habitualmente a gran escala, con altas cifras de estudiantes, lo que genera enormes conjuntos de datos de actividad que se pueden utilizar para evaluar y apoyar.

Además, otro de los actores que puede beneficiarse del learning analytics son las empresas que ofrecen formación a sus trabajadores. En la actualidad, a las compañías ya no les sirve con que un empleado domine una cierta habilidad en el momento en que empieza a trabajar. Con la velocidad del avance tecnológico, es necesario que los trabajadores tengan una actitud de constante actualización de sus habilidades y conocimientos. Gracias al análisis del aprendizaje, las empresas pueden contar con información sobre cómo está resultando una determinada formación para sus empleados, su progreso y la probabilidad de que alcancen los objetivos planteados.

A pesar de que se han logrado avances en este campo de investigación, el learning analytics aún debe enfrentar algunos retos en el futuro más próximo. El principal pasa porque deben construirse conexiones más sólidas entre los datos y las ciencias de la enseñanza y el aprendizaje. Por otro lado, siempre es necesario enfocar los esfuerzos al análisis de las necesidades del propio estudiante y al desarrollo de las habilidades y conocimientos que se requieren en la sociedad actual. Por último, y como ya se ha establecido en el marco legal, la recopilación de datos de los estudiantes y su posterior tratamiento deben ser siempre consentidos.

Las preguntas que surgen en torno al learning analyticsen la sociedad educativa son: ¿realmente funciona? ¿estamos ante una nueva era del aprendizaje?

Que el mundo es cada vez más data driven es una realidad innegable y la educación no es una excepción. Sin embargo, hemos de saber que el análisis del aprendizaje sólo es útil si se toman medidas como resultado de su implementación.

Fuente: https://retina.elpais.com/retina/2018/07/26/tendencias/1532610980_945769.html#boton_articulo-comentarios

 

Comparte este contenido:

Bases de datos especializadas en educación

México / 22 de octubre de 2017 / Autor: Sergio Arreguín Meneses / Fuente: IISUE UNAM

Parte I. Bases de datos; fuentes de Información electrónica

Las bases de datos se han desarrollado desde las últimas décadas del siglo XX para facilitar el acceso a información sistematizada y relacionada por su contexto. Existen tres tipos de bases de datos: referenciales, de texto completo o una combinación de ambas. Estas últimas pueden ser consideradas como verdaderas “bibliotecas electrónicas” especializadas en uno o varios temas. En ellas podemos encontrar libros, artículos, documentos, archivos, estadísticas, imágenes, documentos, casos de estudio y datos que, por la calidad de su contenido, son valiosos para una comunidad específica.

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través de su Dirección General de Bibliotecas, ha adquirido este tipo de fuentes de información desde finales de los años noventa. Actualmente, la comunidad universitaria tiene acceso a más de 200 bases de datos multidisciplinarias, tanto referenciales como de texto completo. Sin embargo, en este espacio quiero limitarme a hablar sobre una de ellas: Emerald Insight. Esta base de datos es multidisciplinaria, e incluye una colección importante sobre educación. Las áreas específicas que cubre son: políticas y administración, currículum, evaluación, psicología educativa, educación comparada, educación superior, tecnología y aprendizaje, entre otras áreas. Contiene además diversos tipos de documentos, como libros electrónicos, artículos de revistas y casos de estudio que cubren cronológicamente desde 1997 a la fecha.

Emerald Insight puede ser consultada a través de un descubridor por palabra clave o, índices de títulos, temas o por tipo de documento. La información está disponible en al menos tres formatos digitales: html, ePub y PDF. El primero permite una lectura en línea; el segundo implica la instalación de un programa en nuestra computadora o dispositivo móvil (los más comunes son iBooks, Adobe Digital Editions y Calibre), y el último permite ser leído en casi cualquier equipo de cómputo que tenga instalado el programa Acrobat Reader.

Además, la plataforma cuenta con varias secciones que pueden ser útiles si no estamos muy familiarizados en el uso de bases de datos: libros más leídos, más citados y libros relacionados. Esta última función permite descubrir recursos similares al que hemos elegido. Por otra parte, contamos con herramientas de comunicación, como alertas para construir perfiles de diseminación selectiva de información, canales de sindicación de contenidos (RSS) y la posibilidad de bajar las referencias bibliográficas a gestores automatizados como Mendeley.

El acceso es libre desde cualquier computadora o dispositivo móvil conectado a alguna red de la UNAM o, desde casa con una clave de acceso remoto. Si tienes alguna duda sobre esta base de datos, envía un correo a bibioteca_iisue@unam.mx o solicita una asesoría en la Biblioteca del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE).

En la segunda parte de este artículo trataremos más recomendaciones de bases de datos especializadas. ¡Mantente al pendiente!

Fuente del Artículo:

http://www.iisue.unam.mx/boletin/?p=5542

Comparte este contenido:

La perspectiva humana que hace falta en big data

Por mujeresconciencia.com

Tricia Wang es etnógrafa de tecnología. Es la cofundadora de Constellate Data, una consultoría que ayuda a las organizaciones a entender a las personas mediante datos. Con un especial interés por el diseño de sistemas humanos, Tricia Wang trabaja desde hace más de quince años con personas de los ámbitos del diseño, la ingeniería y la ciencia. Asesora a organizaciones sobre la integración del “Big Data” y lo que ella llama “Thick Data” –”datos densos”, datos obtenidos usando métodos de investigación etnográfica que descubren emociones y significado– para mejorar estrategias, políticas, productos y servicios.

En esta conferencia TEDxCambridge2016 (en inglés, con subtítulos en castellano), Tricia Wang explica la razón por la que a veces las empresas toman malas decisiones, a pesar de tener acceso a una cantidad enorme de datos. La etnógrafa identifica las debilidades de los “Big Data” y sugiere la utilización de “datos densos” –apreciaciones humanas útiles, aunque no cuantificables– para tomar las decisiones comerciales correctas.

Los grandes volúmenes de datos nos ofrecen ideas en escala, sostienen lo mejor de la inteligencia artificial mientras que los “datos densos” nos ayudan a rescatar el contexto perdido que viene del uso de big data y le saca provecho a lo mejor de la inteligencia humana.

Transcripción de la conferencia en castellano.

Edición realizada por Marta Macho Stadler

Fuente: http://mujeresconciencia.com/2017/07/30/la-perspectiva-humana-que-hace-falta-en-big-data/

Comparte este contenido:

Colombia: Bases de datos: ¿una pérdida de plata para las universidades?

América del Sur/Colombia/13 Mayo 2017/Fuente: Semana 

Las mejores instituciones, también en Colombia, invierten gruesas sumas de dinero en la contratación de estas editoriales virtuales. Sin embargo, algunas no están haciendo buen uso de estas herramientas.

A pesar de que las bases de datos universitarias son una puerta al conocimiento, también son un tiquete sumamente costoso que solo algunas instituciones pueden pagar para garantizar a sus docentes y alumnos la producción científica. Es el caso de la Universidad Nacional que destina de su presupuesto entre  5.000 y 6.000 millones de pesos anuales para la contratación de editoriales que ofrecen plataformas de información distribuida en monografías, tesis, revistas, periódicos, investigaciones, banco de imágenes, audios y videos. Recursos que son de vital importancia para la generación de conocimiento.

Esta institución, pionera en la producción de artículos científicos en Colombia, según el Ranking ASC-Sapiens 2016, cuenta con más de 70 editoriales contratadas, entre ellas,  la polémica editorial científica Elsevier, que en 2014 fue acusada por la Universidad de  Harvard de incrementar los precios de contratación. La queja se refería, entre otras minucias, al cobro excesivo de las revistas por las que podrían estar pagando 40.000 dólares por la suscripción.

Estas cifras en Colombia también pueden llegar a ser escandalosas, especialmente porque es común escuchar que aquí no se invierte en investigación. Pero al buscar la cantidad de contrataciones que tienen las mejores universidades del país, esto no es del todo cierto. Por ejemplo, la Universidad de los Andes cuenta con 112 bases de datos vigentes para el año 2017, la Universidad del Rosario con 200, la Universidad Javeriana ,con 232, y la Universidad de Antioquia tiene 65. Aunque varias de estas instituciones prefieren no revelar el precio que pagan por ellas cada año, la cantidad que destina la Nacional podría aterrizar entre 5.000 y 6.000 millones de pesos.

“Queremos llegar a un presupuesto de 8.000 millones de pesos para obtener más bases de datos. No tiene sentido limitar el precio del conocimiento. Yo soy de los que cree que para que exista una sociedad desarrollada debe generarse conocimiento nuevo, y para hacerlo hay que buscar la información más actualizada, y esa no se encuentra en libros o revistas impresas”, aseguró a Semana Educación Édgar Prieto, director nacional de las bibliotecas de la institución y profesor de la Facultad de Medicina.

Pero, ¿es eficiente destinar esta cuantiosa suma para la contratación de bases de datos?, ¿la comunidad académica está aprovechando este recurso? o, incluso, ¿será que no hay otra manera de acceder a investigaciones globales?

Julián David Cortés, profesor de la Universidad del Rosario, quien realizó una investigación en 2016,  titulada “Eficiencia en el uso de bases de datos digitales para la producción científica en universidades de Colombia”, encontró que de 27 universidades acreditadas en alta calidad en 2014, la relación entre la cantidad de profesores de tiempo completo que emplean estas plataformas y los recursos de información científico-tecnológica y la producción de documentos científicos es débil. Además, según Cortés, no hay un uso eficiente de estos recursos en general.

Por ejemplo, el estudio identificó casos críticos de universidades como la Javeriana que cuenta con 160 bases de datos y de la Universidad del Valle con 126 y un número de profesores de tiempo completo considerablemente mayor a las demás universidades:  la Javeriana cuenta con 1.457 y la del Valle con 833. A pesar de contar con los recursos, tienen un desempeño relativo ineficiente en la producción de documentos.

“Mientras seis de las universidades acreditadas en el país hacen un uso eficiente de los recursos para el avance de la producción científica, 14 instituciones se encuentran entre el tercero y cuarto puesto en términos de eficiencia”, expuso Cortés en su investigación, publicada en la revista Española de Documentación Cietífica.

¿Cuál sería la solución? 

En este estudio, Cortés  recomiendó una solución que la mayoría de académicos han sugerido alguna vez. Se trata de la adquisición conjunta de bases de datos entre todas las universidades, ya que cada una paga por una editorial que la mayoría también está contratando. Asimismo, aconseja el uso de bases de datos de libre acceso.

Pero al parecer no es cosa fácil. Óscar Gualdrón, director de Fomento a la Investigación de Colciencias, señaló a esta publicación que puede ser más costosa la contratación de estas bases de datos en conjunto. “Las editoriales cobran de acuerdo al número de miembros que ingresan a la base de datos y por la frecuencia de uso. De modo que no tendría sentido unir la Nacional con los Andes, por dar un ejemplo”.

Por otro lado, la idea que da Cortés sobre “la creación de un sistema que optimice la inversión en bancos de información científica de calidad, de cara a un oligopolio por parte de las editoriales académicas de mayor prestigio”, también la comparte Prieto desde la Universidad Nacional, quien argumentó que el gobierno debería financiar ese banco al que todas las instituciones de educación superior deberían acceder.

Mientras eso sucede, las universidades de Colombia, y casi todas en el mundo seguirán pagando altas sumas de dinero por el conocimiento que producen los investigadores, a quienes en muchas editoriales no les pagan por sus artículos, aseguró Robert Darnton , director de la Biblioteca de Harvard en 2014 al diario The Guardian. Lo que quiere decir que, algunas instituciones tienen que pagar para tener acceso al conocimiento de sus propios profesores e investigadores.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/bases-de-datos-universitarias-presupuesto-para-investigacion-en-colombia/524572

Comparte este contenido: