Creencia y ciencia, ¿qué nos dice el Plan de Estudios 2022?

Por: Abelardo Carro Nava

«¿Puede la escuela propiciar el abordaje de varias creencias que son parte de las comunidades en las que se ubican en el territorio mexicano?»

Hace unos días, Milenio Noticias dio a conocer un reportaje que llamó mi atención; éste abordaba la problemática que se había suscitado en la escuela primaria “Niños Héroes de Chapultepec” ubicada en Catemaco, Veracruz, debido a que los padres de familia denunciaban que, tanto al director del plantel como una docente adscrita a esa institución educativa, supuestamente habían hecho brujería a maestros e integrantes de la sociedad de padres; de hecho, en el video que les comparto más adelante, se observan algunos objetos que dichos paterfamilias habían encontrado enterrados al interior del centro escolar, motivo por el cual lo cerraron, y exigieron la destitución del personal referido y la intervención de las autoridades.

Más adelante, en ese mismo reportaje, se expone parte de una entrevista realizada a un habitante de la comunidad que se ha dedicado a este tipo de actividades relacionadas con lo que en nuestro país se conoce como “brujería” pues, como se sabe, Catemaco suele ser conocido, por propios y extraños, como la tierra en la que la práctica (a decir de la reportera) de rituales y hechicería, es parte de la cultura de la población. En fin, este habitante de esa comunidad, narraba que no solo los maestros y directores recurrían a la brujería, sino también estudiantes, padres de familia y todo tipo de personas, por motivos diferentes.

Finalmente, el gobernador de esa entidad, Cuitláhuac García, en esa misma nota, señalaba que se abriría una investigación porque no se tenía que hacer “amarillismo” al respecto, dado que Catemaco es conocido por la brujería e, incluso, que tal localidad es un atractivo turístico, por tanto, era normal que hubiera gente que hiciera ese tipo de cosas, y que la creencia de cada quien sería lo que determinaría su pensar, porque mientras no se usaran recursos públicos, no tendría problemas con lo que las personas creyeran, puesto que hay libertad de creer lo uno quiera.

Como maestro frente a grupo, e interesado en el tema, de inmediato se me vinieron a la mente una serie de preguntas que, desde mi perspectiva, parecen ser importantes, ¿puede la escuela propiciar el abordaje de varias creencias que son parte de las comunidades en las que se ubican en el territorio mexicano?, ¿puede el maestro o maestra enseñar a sus alumnos y alumnas a realizar el tipo de prácticas provenientes de la cultura y cimentadas en creencias, por así decirlo, ancestrales?, ¿dónde se ubica lo establecido en la Constitución Política de nuestro país en cuanto a que la educación se basará en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios?, ¿cuál es papel del gobierno y de la autoridad educativa ante este tipo de cuestiones?, ¿dónde se ubica el plan de estudios, su enfoque, sus principios pedagógicos y didácticos, los contenidos y demás cuestiones que son parte una actividad que, de alguna forma, fundamenta el actuar del profesorado? Y, finalmente, ante la pronta implementación del piloteo de un nuevo plan de estudios que, coloca al centro a la comunidad para el acto educativo, ¿de qué manera se habrán de abordar este tipo de situaciones, y otras, que no solo suceden en Veracruz, sino en toda la República Mexicana?

Como he dicho, el artículo 3º Constitucional, establece claramente que: “El criterio que orientará a la educación se basará en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios” (DOF, 2019).  Principio constitucional fundamental que, desde luego, es de observancia para todos los mexicanos, sean gobernantes, autoridades educativas, maestras, maestros, padres de familia, en fin, para la sociedad que habita nuestro territorio.

Si consideramos que esta idea es fundamental para el hecho educativo, los resultados de ese progreso científico, son indispensables para marcar una línea entre lo que significa creencia y ciencia. Y es que, sin entrar a un análisis conceptual profundo, sabemos que son cuestiones que, aunque existen en un mismo plano, como lo es la escuela, ésta, a través del profesorado, tiene la encomienda de lograr una distinción entre ambas cuestiones; por ejemplo, no es lo mismo considerar que el “cielo” que observamos durante el día tiene un color “azul” debido al reflejo de los rayos del sol en el mar (creencia), que señalar que esa parte de la atmósfera tiene ese color debido a que, cuando la luz solar llega a la tierra, se provoca un fenómeno llamado “dispersión” que propicia que dicha luz, cuando atraviesa ciertas partículas, adquiera el color referido (ciencia).

Desde luego que hay una clara diferencia en tales cuestiones y, la escuela, y el profesorado, con la formación y conocimiento adquirido a lo largo de los años, abordaría este tema para que, dicha creencia, tenga o adquiera una connotación científica que llevaría a conocer, analizar y comprender diversos fenómenos naturales. En fin.

Pensar que cada individuo es libre de creer lo que considere conveniente, es correcto. Dicha libertad de pensamiento es eso y no otra cosa. Lo que desde mi perspectiva no es correcto ni adecuado, es “justificar” que dichas creencias son parte de una cultura y, por tanto, la escuela deba convertirse en un centro donde éstas estén por encima de la ciencia, por el simple hecho de que sean parte de un atractivo turístico.

Ello, me llevo a reflexionar sobre algunos de los planteamientos contenidos en el Plan de Estudios 2022 que, como sabemos, comenzará a pilotearse en próximos días; en éste, en uno de los primeros apartados se señala: “Para la Nueva Escuela Mexicana no existen dos escuelas iguales y ninguna tiene un fin en sí misma, sino que todas ellas están al servicio de sus comunidades y de la sociedad en su conjunto, por lo que la escuela se entiende como el espacio fundamental en el que se construye la igualdad para todas y todos; la igualdad como potencial de las y los estudiantes de ser capaces de aprender, emanciparse y trascender su realidad. Por lo anterior, la escuela pública debe preservarse como un espacio de convivencia estrictamente laica y defenderse de planteamientos que desean reducirla a una institución que provee servicios de aprendizaje para satisfacer creencias, fanatismos y prejuicios que provengan de particulares con intereses religiosos, empresariales o políticos (DOF, 2022, p. 14)

Entonces, con este planteamiento, ¿cuál es papel de la escuela pública en razón de lo señalado por el gobernador de Veracruz?, ¿ignorancia o un desliz bien intencionado de su parte?

Vaya tiempos de transformación que estamos viviendo.

Referencias:

Fuente de la información: https://profelandia.com

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Reseña del libro: ¿Persiguió realmente la iglesia a la brujería?

El profesor Diego Valor publica “La profesión de las meigas”, un ensayo sobre la brujería a la luz de documentos inéditos de la Inquisición.

La brujería ha acompañado al ser humano desde sus inicios hasta hoy. Oráculos, pitonisas, sacerdotisas chamanes, curanderos, brujos y otras formas de esoterismo han sido algo tan común desde la Antigüedad como la falta de métodos científicos para explicar la naturaleza o para curar enfermedades. Este fenómeno en España está íntimamente ligado, sobre todo, a Galicia y sus meigas. Pero… ¿Quiénes eran? ¿Cómo vivían? ¿Qué hacían? ¿Cómo las consideraba la sociedad? ¿Cómo actuó la Inquisición con ellas? El profesor Diego Valor Bravo ha tratado de responder a estas y otras preguntas desde una investigación puramente académica. Publica “La profesión de las meigas” (Ediciones Cydonia), basado, fundamentalmente, en los archivos de la Inquisición, donde ha encontrado documentos inéditos y extraordinariamente reveladores. El libro está prologado por el prestigioso juez, José Antonio Vázquez Taín.

“Este no es un libro de brujería, sino de antropología social, un ensayo científico en el que analizo socialmente el fenómeno, sin entrar en valoraciones y sin caer en esoterismos soterrados”, introduce el autor. “La brujería no pertenece al pasado, paseando por Madrid vemos cartistas, videntes, chamanes que se anuncian públicamente, es un fenómeno que está en los medios, cine, televisión porque despierta una infinita curiosidad, aunque entre ellos se encuentran muchos charlatanes y caraduras que se las dan de brujos y si van a la cárcel es por estafadores, no por brujos”, explica Valor.

Aunque brujas ha habido en todo el mundo, Galicia es imposible entenderla sin sus meigas, fenómeno que tuvo allí un especial arraigo. “No eran seres marginales, pertenecían al ámbito rural, muy primitivo, eran mujeres pobres, pero que tenía un poder especial. Vivían instaladas en su entorno social con total libertad, trabajaban de labradoras o posaderas, eran conocidas y ejercían su profesión libremente, no vivían apartadas, sino en el pueblo, y cumplían una función social, sanaban y hacían hechizos. La gente estaba convencida de que existía la magia y que había personas con capacidad para ejercerla y esto afectaba a toda la sociedad, a las clases sociales altas también les fascinaba su poder”, afirma.

Helen Duncan, la última bruja
Helen Duncan, la última brujaESPACIO MISTERIO

De ahí que dedique un capítulo a las élites que practicaban la brujería. “Iglesia, nobleza, jueces… Por ejemplo, una sobrina del duque de Alba fue procesada por bruja o un catedrático de retórica de la universidad de Santiago. La brujería y la magia era algo muy transversal -afirma Valor-, el 95% de las meigas eran personas humildes del pueblo, pero a lo largo de la historia ha habido ejemplos de reyes, emperadores, papas, obispos, altas jerarquías que también la practicaron. Las élites se dedicaban a la alquimia, la nigromancia y la astrología, pero las meigas no hacían nada de esto porque eran funciones intelectuales para las que había que tener cultura y ellas eran personas mayoritariamente iletradas.

Por otro lado, afirma, “la brujería era profundamente femenina. En una sociedad machista y patriarcal, estaban convencidos de que la mujer era la portadora del pecado en el mundo desde Eva, presa de pensamientos impuros y del comportamiento sexual desordenado que provocaba deseo en el hombre, con lo cual se convertía en un agente maléfico y los pobres hombres eran víctimas sometidas a su poder mágico y pecaminoso”. El profesor destaca además que entre las meigas había cierta jerarquía, dependiendo de si tenían una escoba o media eran más o menos poderosas. “Yo distingo tres tipos de brujas, las sanadoras, llamadas sabias, que se dedicaban a hacer un bien, a curar a la gente, asistir partos, una especie de medicina homeopática muy básica que funcionaba en muchos casos; luego las hechiceras, cuyos hechizos hacían que ocurrieran cosas, quien buscaba novio quería una pócima de amor para enamorarlo”, subraya.

Recreación en 3D de la bruja Lilias Adie, condenada a muerte en Escocia en 1704, realizada por la Universidad de Dundee
Recreación en 3D de la bruja Lilias Adie, condenada a muerte en Escocia en 1704, realizada por la Universidad de Dundee

“Los ingredientes del hechizo podían ser cabellos, uñas, piedras, ropa, la escudilla, cedazos, tijeras… además de unas palabras mágicas o conjuro. También usaban hierbas para pócimas y ungüentos, empleaban plantas como la belladona o el cornezuelo, curaban lisiados, luxaciones, trataban problemas de artritis, de articulaciones… una especie de medicina natural que cumplía una función social positiva. Pero hay un tercer grupo de meigas -señala- que hacían el mal porque reconocen haber hecho pactos con el demonio, con el maligno, se han puesto al servicio del diablo, que les manda hacer el mal, llevar la enfermedad y la muerte, arruinar las cosechas del vecino o le quitar la leche a las vacas”.

Sostiene Valor, que “el poder de la bruja ha sido catalogado como algo paradójico, por una parte hace bien y por otra es temido y odiado, pero siempre es sentido como algo fascinante”. Y aporta algo novedoso, la idea de que cuando hablamos de brujería nos introducimos en el mundo de la psicología y psiquiatría. Cataloga la brujería como un producto de la mente humana que nos une a nuestra parte infantil, dominada por el pensamiento mágico. “Una persona que cree en la magia es un niño -afirma-, cuando éstos no saben cómo funcionan las cosas, ni tienen base racional para para explicarlas, aparece la magia. Está estudiado y comprobado que la gente que cree en la magia es aquella que mantiene ese mundo infantil muy presente. Hay una sugestión hacia las meigas y esto produce una relación psicológica entre ella y el cliente, que cree en su poder para solucionar su problema”.

"Vuelo de brujas"de Francisco de Goya.
«Vuelo de brujas»de Francisco de Goya.

La Inquisición fue la institución encargada de perseguir la brujería. Iba contra las brujas, encarnación del maligno. Pero, ¿persiguió la Iglesia realmente a la brujería? “Al contrario de lo que se cree, nunca hubo una persecución feroz de la brujería -afirma el profesor-, la Inquisición gallega solo quemó a una bruja en toda su historia y su persecución fue menor que en el resto de España. Se calcula que en Europa mataron unas 50.000 mujeres acusadas de brujería y en España a una docena. La Iglesia luchaba por la pureza de la fe y para ellos algo contradictorio, los inquisidores eran personas con formación humanista y consideraban la brujería un producto de la ignorancia y no le prestaba mucha atención. En Galicia las penas fueron más benignas que en otros sitios, veían un problema irresoluble porque formaba parte del pueblo, que era inculto y estaba muy arraigado en él. Sin embargo, -como dice Vázquez Taín en el prólogo- la jurisdicción ordinaria, sí que mató a las brujas, con lo cual da la curiosa paradoja, de que la Inquisición no actúa sobre ellas, pero la justicia ordinaria sí”, concluye.

Fuente. https://www.larazon.es/cultura/20210217/5hnnyrxvsfhf7a6nemlhi2vxka.html

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UNICEF: Los niños acusados de brujería y asesinato en Nigeria

Acusar de brujería a un niño es un fenómeno que se extiende cada vez más en ciertas regiones de África y a menudo conduce a hechos violentos contra los menores para «exorcizarlos». Los intentos de criminalizar esta práctica no han conseguido eliminarla.

Africa/Nigeria/el-nacional.com

El estigma de niños como brujos es un fenómeno reciente en la región del Delta del Níger, que súbitamente estalló en los 1990. Antes de eso, las ancianas eran los principales blancos de acusaciones de brujería. Para 2008, se calculaba que 15.000 niños habían sido catalogados como brujos en los estados de Akwa Ibom y de Ríos Cross en el sureste.

Según investigaciones de esa época, los casos que fueron documentados incluían niños y bebés a quienes se les perforó la cabeza con clavos, se forzó a beber cemento, fueron quemados con fuego y ácido, envenenados e incluso enterrados vivos.

Vulnerables

Un informe separado de Unicef en 2010 muestra que son los niños más vulnerables, con discapacidades físicas o enfermedades como epilepsia, quienes son acusados.

Otros son estigmatizados por parecer retraídos, perezosos o revoltosos.

El código criminal de Nigeria prohíbe acusar, o incluso amenazar con acusar a alguien de brujería. Y la Ley de Derechos de los Niños de 2003 establece que es delito someter a un niño a tortura física o emocional, o someterlos a tratamiento inhumano o degradante.

Sin embargo, aunque esta legislación fue puesta en práctica a nivel nacional, los 36 estados del país todavía tienen que ratificarla formalmente. Esto no sólo les otorga a los estados responsabilidad exclusiva, también les permite crear leyes relevantes a sus situaciones específicas.

MARC ELLISON/BBC | Algunos niños viven en refugios temporales mientras se les intenta colocar con parientes.

Solo un 75% de los estados nigerianos han adaptado la Ley de Derechos de los Niños a sus necesidades locales y, hasta ahora, sólo el estado de Akwa Ibom ha incluido provisiones específicas relativas al abuso de supuestos niños brujos. Su ley de 2008 establece que estigmatizar es un delito que lleva a una condena de cárcel de hasta 10 años.

Y a pesar de los esfuerzos, el estado de Río Cross todavía tiene que enmendar su propia versión de la legislación de 2009 específicamente para prohibir el delito.

Pero a pesar de los intentos para criminalizarla, el estigma por brujería continúa practicándose frente a las narices de los gobiernos estatales y de la policía de Akwa Ibom y Río Cross.

Oliver Orok, ministro de Desarrollo Sostenible y Seguridad Social del gobierno de Río Cross le dijo a la BBC que el ministerio estaba «trabajando asiduamente para eliminar estas prácticas».

«El gobierno del estado junto con Unicef y otros socios organizó una cumbre para deliberar sobre una enmienda de la ley para que incluya, entre otras cosas, el asunto de estigmatizar a los niños como brujos y sus consecuencias», afirma Orok.

Según el ministro ha habido un aumento en el apoyo para tratar el asunto y se ha otorgado dinero para construir un hogar para niños en riesgo.

Agrega que cuando se le informa al gobierno sobre algún caso, éste «se moviliza contra esas iglesias y sus profetas».

El abogado James Ibor argumenta que la policía está mal financiada y no está equipada para llevar a cabo este tipo de investigaciones.

«A menudo tenemos que presionar para llevar a cabo investigaciones», afirma. Ibor, que dirige una organización local en Calabar llamada Iniciativa de Consejos de Derechos Básicos (BCRI), que se especializa en casos legales sobre abuso de derechos infantiles, también dirige el refugio de emergencia donde Comfort y sus hermanos están viviendo.

Me cuenta sobre dos niños que fueron envenenados por su padre, que crecía que eran brujos.

Se declaró culpable, pero no hubo recursos para enviar muestras de sangre a la capital, Lagos, para confirmar la causa de muerte de los niños.

Un año después sus cuerpos siguen en la morgue y el padre todavía debe ser juzgado.

Ibor afirma que los casos se postergan por años. Dice que su trabajo se dificulta por la renuencia de la policía y el gobierno para investigar asuntos controvertidos y por la falta de voluntad de familias y comunidades para presentar evidencia.

Agrega que un 25% de sus casos están vinculados a brujería.

Pero este fenómeno no sólo se restringe a las regiones más remotas de Nigeria.

Hace seis meses, los medios del país informaron de 40 niños que fueron rescatados de un «campamento de tortura» de un curandero en la capital de Abuja.

Y en mayo un niño fue golpeado gravemente por su madre con un látigo.

«Así que tenemos las leyes», dice Ibor. «El problema no son las leyes, el problema es implementar esas leyes, y hasta entonces nuestros niños no estarán seguros».

Y responsabiliza a algunos de los «profetas» y «pastores» por sembrar el miedo a través de la región del Delta del Níger, donde son extendidas tanto la pobreza como la creencia en brujería.

Un caso reciente involucró a un niño que fue golpeado cuando la motocicleta de la familia se descompuso. En otro caso, una niña fue acusada y azotada por su padre cuando éste perdió su empleo.

«Venden el miedo para seguir manteniendo a los miembros que continuamente pagan ofrendas y donaciones», dice Ibor.

«Es la única forma de seguir siendo relevante y seguir haciendo dinero».

El año pasado las Naciones Unidas (ONU) realizaron su primer seminario enfocado en brujería, tanto en Nigeria como otros países.

En su informe final indicaron que «el número exacto de víctimas de ese abuso es desconocido, y muchos piensan que no se reportan todos los casos».

La ONU también reconoció el rol que juegan los «empresarios supernaturales» en difundir y legitimar los temores relacionados a la brujería, y en particular, a los niños brujos.

Ebe Ukara, una funcionaria del Comité de Implementación de Derechos de los Niños en Akamkpa, dice que 60% de los casos de abuso infantil que llegan a su escritorio están relacionados a brujería, y por lo general son provocados por la declaración de un pastor.

Esos pastores, dice, pueden obtener una buena ganancia de la gente que acude a ellos pidiendo ayuda, aunque subraya que no todas las iglesias pentecostales embaucan a sus seguidores.

Pero para los «falsos profetas», los niños son blancos fáciles a quienes responsabilizar de la pobreza y las desgracias de familias y comunidades.

Bassey -un habitante local- recuerda el caso de dos niñas que fueron acusadas por un pastor hace dos años en la Iglesia del Divino Sion de Dios en la pequeña ciudad de Akpabuyo en el estado de Río Cross.

Una congregante embarazada se había pasado de su fecha de parto por varias semanas y las niñas, de 7 y 10 años, fueron responsabilizadas y catalogadas como brujas.

La mujer se acercó al pastor de su iglesia local y le pagó para una consulta. Aunque dio a luz con éxito poco después, el daño ya estaba hecho.

Una semana después, Bassey escuchó los gritos de las niñas cuando regresaba del campo. Estaban atadas a una palmera, y tres hombres las estaban golpeando con varas y machetes.

Fuente: http://www.el-nacional.com/noticias/bbc-mundo/los-ninos-acusados-brujeria-asesinato-nigeria_245363

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Neuronas espejo: Mentes conectadas sin brujería

Por: Marco Iacoboni

Las neuronas espejo son células que se activan durante la ejecución y observación de una acción específica. Se han vinculado a muchos comportamientos y habilidades, desde la empatía y el aprendizaje por imitación, hasta su implicación en trastornos como el autismo.

Las neuronas espejo fueron identificadas en los cerebros de los monos macacos por un equipo de investigadores italianos durante una serie de experimentos realizados en la década de 1990.

Los investigadores, que estaban estudiando cómo el cerebro controla los movimientos de la mano y la boca,  implantaban microelectrodos en los cerebros de los primates con el fin de supervisar la actividad de las células individuales, mientras que los animales alcanzaban trozos de comida y los llevaban a sus bocas. Estos experimentos revelaron que la actividad de ciertas células aumentaba cuando los monos realizaban esta acción.

Las células en cuestión se encuentran en la corteza premotora, una parte del cerebro involucrada en la planificación y ejecución de los movimientos, por lo que el hallazgo no era en sí mismo particularmente sorprendente.

Por casualidad, sin embargo, los investigadores descubrieron que algunas de las mismas células también se disparaban débilmente cuando los animales se limitaban a observar a los investigadores poner comida en sus propias bocas, y se dispararon con más fuerza cuando vieron a otros monos realizando la misma acción.

Posteriormente, el mismo equipo de investigadores identificó las neuronas espejo en varias otras regiones del cerebro del primate. También encontraron células que se activaban cuando los monos observaban una acción, así como cuando escuchaban el sonido relacionado con ella.

Pero, ¿qué significa todo esto? El papel preciso del sistema de las neuronas espejo en los monos todavía no se conoce, aunque los investigadores que las descubrieron creen que realizan dos funciones:

En primer lugar, estarían involucradas en la comprensión de las acciones de los demás. La observación de una acción activa el sistema de neuronas espejo para generar una representación de la misma, transformando la información visual en conocimiento de la intención de las acciones de los demás. (No debe confundirse con la conocida Teoría de la Mente). La segunda función propuesta es la de imitación o aprender a realizar una acción mediante la observación de otros.

Para entender mejor este importante avance de las neurociencias, te propongo visualizar este documento gráfico: “Mentes conectadas sin brujería”, en el que se hace un repaso por uno de los grandes descubrimientos de las últimas décadas, a lo largo de una entrevista realizada por Punset al neurocientífico Marco Iacoboni, de la Universidad de California.

Fuente: https://desqbre.wordpress.com/2014/10/06/neuronas-espejo-mentes-conectadas-sin-brujeria/

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