Libro: Pensar desde el sur. Venezuela desde las ciencias sociales y humanidades: interpelaciones y horizontes

Pensar desde el sur. Venezuela desde las ciencias sociales y humanidades: interpelaciones y horizontes

Tomo II

Ximena González Broquen. Francisco Javier Ruiz. [Editores] 

Herman Nieto. Carla Chacón. John Dávila. Javier Nouel. Alejandro Del Bufalo. José Gregorio Linares. Lilia Ana Márquez Ugueto. Edgar Figuera. Lizardo Domínguez Méndez. Luis García. Rosicar Mata León. Tania Elíaz. Francis Arguinzones Lugo. Anja Tropschuh. Eleonora Cróquer Pedrón. Claudia Hammerschmidt. Oriele Benavides. Jordi Santiago Flores. Valenthina Fuentes M.. Yhonais Lemus. Janis Denis. Fidel Barbarito. Carmen Violeta Pérez Mendoza. [Autores de Capítulo]

ISBN 978-980-261-184-3
Ediciones IVIC. CLACSO.
Caracas.
Diciembre de 2017

La III Conferencia CLACSO Venezuela: Venezuela desde las Ciencias Sociales y Humanidades. Interpelaciones y Horizontes, se realizó durante los días 8, 9, 10 y 11 de noviembre de 2016, en la sede de la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) en Caracas.
La composición de estas memorias sigue un recorrido reflexivo que aborda diferentes temáticas centrales a la hora de pensar, desde el sur, nuestra propia realidad, mostrando como la investigación social y humanística, hace parte integrante del reto que se plantea. Esperando que l@s lector@s encuentren en estos textos cuestiones y debates que le permitan reflexionar de manera crítica sobre los diferentes desafíos actuales que atraviesa la sociedad venezolana, mostrando la riqueza del pensamiento crítico y social venezolano.
Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=1324&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1260
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Colombia: Ministerio de Educación lanzó la estrategia ‘Activa tu gen ciudadano’

Colombia/Agosto de 2017/Fuente: El Pilón

En esta jornada, el Ministerio activó  el ‘Gen Ciudadano’ ,como se ha denominado esta estrategia en jóvenes y familias asistentes al Media Fest. Se trata de una apuesta del Gobierno nacional por promover una educación en valores que nos permita construir una mejor sociedad y nos invite a generar espacios de paz, reconciliación y aceptación en cada uno de nuestros entornos.

‘Gen Ciudadano’ busca coadyuvar en la formación de seres íntegros que no solo aprendan las áreas de conocimiento como matemáticas, lenguaje y ciencias, sino que sean buenos seres humanos y buenos ciudadanos.

Es una invitación para que cada uno de los colombianos active sus competencias ciudadanas, con el fin de aportar en la construcción de un mejor país.

Esto se realizará a través de la formación en valores y de una educación que promueva desde las aulas acciones que impacten positivamente a los estudiantes, y que estos a su vez se conviertan en multiplicadores del mensaje en sus hogares, sus barrios y su comunidad.

Teniendo en cuenta esto, y que las nuevas tecnologías han permitido el surgimiento y propagación de maneras alternativas de comunicar a las generaciones actuales, hoy los miles de jóvenes asistentes al Club Media Fest fueron los primeros en conocer esta estrategia para que desde su cotidianidad se apropie y expanda el mensaje del ‘Gen Ciudadano’, y a su vez contribuya a generar los escenarios necesarios para la resolución pacífica de conflictos, el diálogo respetuoso, la tolerancia y el respeto, como valores incondicionales para la transformación de nuestro país, que avanza en la consolidación de la paz.

Para esto, se contó con el apoyo de Matu Garcés, Alex Casas, Libardo Isaza y Julián González, reconocidos influenciadores de opinión juvenil a través de sus canales de videos y redes sociales, para que, a través de un diálogo ameno y dirigido a este segmento de la población, llevaran el mensaje de una manera mucho más efectiva y directa.

A través de un panel realizado en este encuentro de comunidades digitales, se lanzó una invitación para buscar y activar ese ‘Gen Ciudadano’ y convertirse en agente de cambio social multiplicador de buenas acciones. Los youtubers hablaron sobre la empatía, la ayuda a los demás, la solidaridad y de cuidar el lenguaje para no herir y sí construir, que son formas de activar ese gen.

Esta estrategia se estará propagando por cada uno de los espacios de la sociedad para que en un futuro muy próximo empecemos a recorrer la senda de una mejor sociedad y un mejor país, tal y como lo soñamos todos.

Fuente: http://elpilon.com.co/ministerio-de-educacion-lanzo-la-estrategia-activa-tu-gen-ciudadano/

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Canadá celebra sus 150 años de diversidad cultural

Canadá/Mayo de 2017/Autora: Paulina Angarita Meneses/Fuente: El Tiempo

A las 8 a. m., el tranvía 504, que recorre la avenida King, de Toronto, es como una torre de Babel ambulante. En su interior, abarrotado a esta hora, se oyen voces en mandarín, persa, hindi, italiano, español, portugués y, por supuesto, inglés.

Un viaje en este sistema de transporte, el más antiguo de la ciudad más poblada de Canadá, es una prueba viva del multiculturalismo que caracteriza a este país –el segundo más grande del mundo, después de Rusia–, que el primero de julio celebra sus 150 años.

Si bien el inglés y el francés son los idiomas oficiales, esta es una nación muy diversa en lenguas, culturas y religiones. De acuerdo con Statistics Canada, el equivalente local del Dane, 232 idiomas han sido identificados como lenguas maternas habladas en los hogares. Y uno de cada cinco (el 20,6 por ciento) de los más de 36 millones de habitantes nació en el extranjero.

De hecho, la vocación multicultural de este país norteamericano está consagrada en la legislación desde 1971, cuando el gobierno del liberal Pierre Elliott Trudeau (padre del mediático Justin, el actual primer ministro) la convirtió en política de Estado.

No obstante, este ha sido un territorio diverso desde su origen. “Después de 1760 (tras el Tratado de París, que puso fin a la guerra de los Siete Años, en la que midieron fuerzas los imperios europeos de la época), las provincias británicas, que darían origen a Canadá, fueron bilingües y biculturales. Por ejemplo, los franceses, que se llamaron ‘canadiens’, eran católicos y los británicos eran protestantes”, explica Robert Bothwell, profesor de Historia en la Universidad de Toronto.

Durante esa época, la inmigración fue mayoritariamente de Europa del Este. En los años 60, cuando se abolieron los requisitos raciales de la política migratoria, empezó a llegar gente de Asia y del Caribe. Hoy, la presencia asiática es la más evidente de todas. Entre otros campos, su peso se siente en la educación. John Porter, director del área de admisiones internacionales de George Brown College, una de las instituciones públicas más prestigiosas de Toronto, dice que la mayoría de los estudiantes foráneos proviene de China, India, Corea del Sur, Vietnam y Brasil, en ese orden.

Otra población que ha crecido mucho es la de Siria. “La llegada de refugiados sirios desde noviembre del 2015 contribuyó al aumento de la inmigración”, se lee en un reporte de Statistics Canada. Su llegada masiva se debió, en parte, a la política del primer ministro, Justin Trudeau, de acoger a más de 27.000 refugiados. Solo entre el 2015 y mediados del 2016, la población canadiense aumentó en 437.815 personas, de las cuales 320.932 (el 73 por ciento) fueron inmigrantes. Esta cifra superó el récord histórico de 270.581, correspondiente al periodo 2009-2010. Según estimaciones preliminares, la población de Canadá superaba los 36,2 millones en julio del año pasado.

En las grandes ciudades, la diversidad forma parte de la cotidianidad. En Toronto, por ejemplo, un día normal transcurre entre La Pequeña India, Koreatown, Greektown, La Pequeña Italia, Chinatown, Portugal Village y La Pequeña Malta, entre otros enclaves. “La fuerza de Canadá viene de todas partes. La gran mayoría acepta que todos somos iguales y eso nos diferencia de otros países con inmigrantes, que los aceptan solo porque necesitan su fuerza laboral”, dice Donald Anderson, de 67 años. De hecho, desde 1998, cuando se creó la nueva ciudad de Toronto, esta capital adoptó el lema ‘Diversity: Our Strength’ (‘Diversidad, nuestra fuerza’).

Esa aceptación es la que persiguen los miles de inmigrantes que cada año apuestan por el ‘sueño canadiense’. “Los nuevos canadienses se integraron y aparecen ahora en el sistema político y profesional”, señala el profesor Bothwell. De hecho, el actual ministro de Defensa, Harjit Singh Sajjan, un veterano militar, es oriundo de Punyab (India). Su familia inmigró a Vancouver cuando él era niño.

“Los canadienses han cambiado y nosotros hemos cambiado nuestra forma de pensar y de aceptar las diferencias”, afirma Alma Jiménez, una salvadoreña que vive en Canadá desde hace 30 años y que trabaja en el centro de orientación a inmigrantes YMCA en Toronto.

La gran mayoría acepta que todos somos iguales y eso nos diferencia de otros países con inmigrantes, que los aceptan solo porque necesitan su fuerza laboral

‘Sueño canadiense’

Consciente y crítica frente a esta situación, Jenny Gilbert, una joven canadiense, cuenta que su esposo y ella decidieron que Toronto sería la ciudad para criar a sus dos hijas, lejos de la xenofobia que se puede vivir “en suburbios de blancos”.

“Espero que mis hijas sean conscientes y aprecien sus privilegios como niñas nacidas en una familia de clase media en Canadá, que han crecido con pequeños de diferentes culturas”, dice esta politóloga, quien ha vivido en Vancouver, la isla de Vancouver y Winnipeg. Por supuesto, Canadá no es perfecto y aún tiene muchos asuntos por resolver. El país, y especialmente Ontario, la provincia que reúne a Ottawa y Toronto, tiene el reto de equilibrar los salarios sin distinción de género. El Conference Board, que compara el desempeño social y económico del país con los de otras 15 naciones desarrolladas, calificó a Ontario con una C (considerada una ‘mala nota’) en reducción de la brecha salarial. El estudio califica al país en general con una B, y anota que Noruega, Dinamarca y Suecia obtuvieron A en todos los rangos calificados.

Otro factor preocupante es el alto costo de la vivienda promedio, que en Ontario puede superar el millón de dólares canadiense (unos 2.300 millones de pesos). Pese a estos problemas, cientos de inmigrantes siguen buscando cupo en Canadá. Muchos consiguen la residencia permanente o el estatus de refugiados, y otros ingresan como turistas y se quedan como indocumentados.

Todos ellos persiguen el sueño de vivir en un país seguro, donde la tasa de homicidios es de 1,68 por cada 100.000 habitantes, de acuerdo con Statistics Canada (en Colombia es de 24 por cada 100.000). Y de vivir en una nación que “procura que todos vivan bien”, según Donald Anderson; que “no cree en una sociedad armada”, en palabras del profesor Bothwell, y que es “diversa, acogedora y orgullosa de la forma en que cuida su belleza natural”, concluye Jenny Gilberto.

De ‘Kanata’ a Canadá, una historia de 12.000 años

Para entender su diversidad y qué celebra Canadá el próximo primero de julio, es necesario dar un vistazo rápido a la larga historia del país, habitado desde hace al menos 12.000 años. Como en algunos lugares de Colombia, los aborígenes fueron los encargados de guiar a los exploradores europeos. Varios documentos históricos coinciden en que, aun cuando los vikingos liderados por Bjarni Herjólfsson visualizaron el territorio, fue apenas en 1497 cuando los europeos tocaron estas tierras.

Según la historia oficial, el italiano John Cabot, que viajaba bajo bandera británica, fue el primero en tocar la costa oriental de Canadá, por lo que Inglaterra reclamó el derecho sobre esas tierras. Entre 1534 y 1542, el francés Jacques Cartier –guiado por nativos– navegó el río San Lorenzo y divisó lo que los nativos llamaban Kanata, que hoy se conoce como la provincia de Quebec. Allí la primera lengua es el francés.

‘Kanata’ significa villa o asentamiento colono, y de allí viene el nombre de Canadá.

Desde entonces, británicos y galos continuaron con la conquista de estos territorios; por eso, el país tiene como idiomas oficiales el inglés y el francés.

Esa conquista estuvo marcada por la guerra de los Siete Años (1756-1763), en la que ambos imperios reclamaron el control de todo el territorio. Finalmente, los ingleses se impusieron y, una vez firmado el Tratado de París, se formalizó el dominio inglés.

A partir de ahí, la corona británica tuvo que enfrentar otros conflictos, como el intento de rebelión de los indígenas, la lucha para abolir la esclavitud, las diferencias entre los pueblos franceses y las colonias angloparlantes, y hasta una avanzada de Estados Unidos.

En 1867, representantes de Nueva Escocia, Nueva Brunswick y la Provincia de Canadá –que incluía a Ontario y Quebec– se unieron para establecer una sola nación bajo el nombre de Dominio de Canadá, al que luego se sumaron otras provincias. Hoy, el país tiene diez provincias y tres territorios. Este proceso se hizo oficial el primero de julio de 1867, con John MacDonald como primer ministro. Esa es la fecha que ahora se conmemora.

Robert Bothwell, profesor de Historia en la Universidad de Toronto, señala que entonces “Canadá quería formar parte del imperio y una monarquía, no quería la independencia o ser una república”. Por eso, dice, en la Ley de Norteamérica Británica (base de la actual Constitución) se fijó el reconocimiento de la corona inglesa. De hecho, aunque en la Carta Política de 1982 se completó la transferencia de los poderes constitucionales de Gran Bretaña a Canadá, sus habitantes honran a Isabel II como su reina.

Fuente: http://www.eltiempo.com/mundo/eeuu-y-canada/canada-celebra-150-anos-de-diversidad-cultural-90750

 

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Libro: La filosofía política clásica. De la antigüedad al Renacimiento

La filosofía política clásica
De la antigüedad al Renacimiento

Atilio A. Boron. [Compilador]

Armando R. Poratti. Rubén R. Dri. Miguel Angel Rossi. Claudia D´Amico. Tomás Várnagy. A. L. Morton. Eduardo Grüner. Javier Amadeo. Gonzálo Rojas. Liliana A. Demirdjian. Sabrina González. [Autores de Capítulo]

Secretaría Ejecutiva.
ISBN 950-9231-42-8
CLACSO.
Buenos Aires.
Agosto de 2003

La decisión de publicar esta compilación de textos referidos a la filosofía política clásica reconoce al menos dos fuentes. En primer lugar es una respuesta a las necesidades prácticas surgidas de una experiencia docente de quince años al frente de la cátedra de Teoría Política y Social I de la Carrera de Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires. A lo largo de estos años hemos llegado a la convicción de que la imprescindible e irremplazable lectura de los clásicos –que ningún comentarista puede compensar– podría verse favorecida y estimulada por un texto en el cual quienes tienen la responsabilidad de impartir la materia pudieran sistematizar sus reflexiones sobre los diversos autores que se examinan a lo largo del curso. Por otro lado, nos ha parecido que las limitaciones que, de manera cada vez más ostensible, afectan al saber convencional de la ciencia política exigían concentrar nuestros esfuerzos en la recuperación del riquísimo legado de la tradición de la filosofía política. Con esta publicación pretendemos promover una discusión cada vez más sofisticada sobre los grandes temas de la filosofía política y, muy especialmente, aquellos ligados a la producción teórica de los autores más significativos del período que comienza con la antigüedad clásica en la Atenas del Siglo V antes de Cristo y que culmina con el Renacimiento y el advenimiento de la sociedad burguesa. El retorno a las fuentes clásicas es no sólo necesario sino también imprescindible. Sin embargo, éste no podrá encararse exitosamente si no se repara en el íntimo nexo existente entre teoría, historia y sociedad. Esto implica que nuestro regreso actual a Platón, Aristóteles o Maquiavelo más que una excursión al pasado sea una permanente «ida y vuelta» que resignifique los conceptos y teorías de la tradición clásica a la luz de nuestra coyuntura histórica y los rasgos que caracterizan a las estructuras y procesos del capitalismo «realmente existente» en este turbulento fin de siglo. Se trata, en realidad, de interpelar a una «tradición viva» y no de adentrarse en un cementerio de ideas, o de internarse en el oscuro laberinto donde yacen los restos arqueológicos de la historia del pensamiento político. Interpelarla para, siguiendo una bella metáfora borgeana, hacer que esos textos venerables recuperen su voz y vuelvan a hablar. Necesitamos esas voces porque en los tiempos que corren, dominados por la deletérea combinación de neoliberalismo y posmodernismo, estamos hambrientos de buenas ideas y nobles utopías. Este libro pretende facilitar la recuperación de tales voces y garantizar su resonancia en el espacio público.

Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/buscar_libro_detalle.php?id_libro=250&campo=autor&texto=boron

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