Por: Abelardo Carro Nava
«La aplicación del Plan de Estudios 2022 sigue en suspenso e incertidumbre, pues no se sabe qué es lo que ha pasado con los amparos promovidos que detuvieron el tan anunciado pilotaje…»
Culminó el Taller Intensivo de Formación Continua, que la Secretaría de Educación Pública (SEP), de conformidad con el calendario escolar y las acciones contempladas en éste para la “formación” sobre el Plan de Estudios 2022, se dirigió a supervisores, directores, maestras y maestros de educación básica de la República Mexicana. El balance puede tener varias aristas, algunas a favor y, como es natural, otras no tanto, dependiendo del cristal con el que se mire y las experiencias que se hayan adquirido al interior de los colectivos docentes; sin embargo, desde mi perspectiva, pienso en algunos puntos que no fueron muy favorables:
• La evidente desorganización que prevalece al interior de la SEP, por ejemplo, al subir a la plataforma los programas sintéticos el viernes 30 de diciembre de 2022, cuando el taller comenzaría el 2 de enero de 2023. Asunto que no es nada nuevo porque, desde que se conoció el Marco Curricular del nuevo Plan de Estudios en enero de 2022, a la fecha, se han observado cambios importantes y significativos en los documentos; imagino, tanto los especialistas como los responsables del diseño curricular, han tenido varios desencuentros que han generado, por ejemplo, la desaparición de eso que enero de 2022 se conoció con el nombre de diálogos y progresiones de aprendizaje, sin que se haya explicado la razón o el motivo por el cual no aparecen en los programas sintéticos dados a conocer en diciembre de 2022.
• La construcción de una noción de “formación” por parte de la SEP que no es formación, sino una capacitación de naturaleza técnica-instrumental para operar un plan de estudios, aunque en el proceso “formativo” que viene construyendo esta Dependencia, se incluyan momentos reflexivos.
• La escasa visión para generar espacios de formación dirigidos a las autoridades educativas (supervisores y directores), con la finalidad de que éstos, no se limiten solamente a las cuestiones organizativas de un taller, sino que, por la relevancia de su papel, tal acción debería ir más allá de la organización propiamente dicha. Ello podría explicar por qué, la SEP, consideró un solo día para la “formación” de estas figuras educativas para el desarrollo del Taller.
• La organización exprés que realizaron los supervisores y directores con el propósito de propiciar ese proceso “formativo” que la SEP, desde el escritorio, diseñó para ser trabajado durante 3 o 4 días con las maestras y maestros. Organización que, independientemente de las complejidades que ello representó, en muchos casos, sí se logró, lo cual demuestra la capacidad que tienen estas figuras para orientar lo que de botepronto les llaga a las manos, sin embargo, hay que decirlo, en muchos casos esto no sucedió así. Es más, se dio paso a construir completamente un programa analítico cuando, de acuerdo la propuesta de agenda de la SEP, solo se tenía que elaborar un esbozo (un trazo, un bosquejo, etc.) de éste.
• La generación de varios materiales (exposiciones, diapositivas, documentos colocados en Drive, transmisiones en vivo por las redes sociales u otras plataformas, etc.) por diversos actores que no necesariamente se encuentran prestando sus servicios en el Sistema Educativo o que, si lo hacen, los construyeron siguiendo sus propios referentes y recursos. Materiales que, principalmente, fueron compartidos por las redes sociales, prácticamente desde el lunes 2 hasta el 6 de enero de 2023, siguiendo la propuesta de agenda que estableció la SEP. Sin embargo, llamó la atención que, hoy día, exista una cantidad importante de formatos para la construcción del programa analítico que, en algunos casos, poco abonan a eliminar la evidente confusión existente en este tema; por ejemplo, en algunos de los que circulan por las redes sociales, se siguen considerando los diálogos y progresiones de aprendizaje cuando, en los programas sintéticos proporcionados en diciembre del año pasado, ya no aparecen. Entonces, ¿para qué generar un contenido que no apoyara a las maestras y maestros?
• La falta de un glosario de términos en cada una de las sesiones, porque si bien es cierto que los colectivos docentes podrían construir sus propios glosarios a partir de sus conocimientos, trayectorias o experiencias profesionales, también es cierto, que la SEP podría brindar algunos referentes conceptuales con la intención de observar la mirada de la cual están partiendo para abordar los temas, mismos que podría complementarse con el de los colectivos docentes.
• Derivado de lo anterior, es necesario que la misma autoridad educativa se apropie del documento que propone a las maestras y maestros, porque, como se pudo observar, la forma de comunicar aspectos tan importantes como lo es un programa analítico o una planeación didáctica, juega un papel fundamental para evitar confusiones al momento de realizar el trabajo en los CTE. Por tanto, el papel de la Secretaria de Educación en este rubro, tendría que ser relevante para que pueda comunicar con asertividad, hecho que demostraría que no solo el maestro o maestra debe prepararse para los cambios, sino que las mismas autoridades educativas también se encuentran en este proceso. Es claro que un programa analítico no es una planeación didáctica y, por tanto, generar confusiones no abona en este proceso.
• En consecuencia, dicho proceso de transformación, implicaría tomar las decisiones que podrían tomarse para que, por ejemplo, los programas analíticos no terminen construyéndose porque se tiene que construir, dado el requerimiento de la autoridad inmediata; si éste es un elemento fundamental para transformar las prácticas docentes y, en consecuencia, mejorar los aprendizajes a través del análisis del contexto socioeducativo, la contextualización y el codiseño, tendrían que darse los ajustes correspondientes para que los docentes tuvieran menor carga administrativa y una carga horaria laboral que permita el trabajo colectivo, tal es el caso de lo que sucede en secundaria, donde se sabe que las maestras y maestros atienden a varios grupos (numerosos en muchos casos), tienen una carga académica que corresponde a su contratación laboral (por horas, medio tiempo, ¾ de tiempo o tiempos completos) y, muchas veces, por estas mismas cuestiones, laboran en varias escuelas.
Ahora bien, algunos puntos que puedo rescatar como favorables, serían:
• El diálogo entre las maestras y maestros, conjuntamente con las autoridades educativas y otros actores o especialistas. Ello, desde luego, propicia el intercambio de conocimientos y saberes obtenidos a través de sus formaciones iniciales, trayectorias profesionales y experiencias a lo largo de su ejercicio docente.
• El compartir las experiencias docentes en cuanto, por ejemplo, al aprendizaje basado en proyectos; en virtud de que la maestra o maestro, que tal vez no tenía muchos referentes sobre esta metodología activa, pudiera conocerla o bien, reconocer que, en algún momento, la ha desarrollado con sus alumnos.
• Una oportunidad para diseñar los programas analíticos con un amplio sentido pedagógico (qué se enseña) y didáctico (cómo se enseña), lo cual implica profundizar en el análisis de los contenidos propuestos en los programas sintéticos, la organización curricular propiamente dicha del Plan de Estudios, etcétera y, de ahí, construir propuestas sin que medie el cumplir con un formato que la misma autoridad proponga para que los colectivos docentes lo llenen nada más por llenarlo.
• La reflexión del propio ejercicio docente, en razón de la construcción que se ha dado a través del tiempo de ese quehacer, particularmente, lo que muy probablemente llegó a sedimentarse en las maestras y maestros, debido a los requerimientos de los planes de estudios basados en competencias (2011) o el competencial (2017) que, indistintamente, obligó al docente a ejercer su labor de cierta forma porque así lo mandataba el plan de estudios y la autoridad educativa, y no a través de propuestas alternativas que pudieran favorecer la construcción de escenarios diferentes para mejorar los aprendizajes.
• Finalmente, pienso que la interpretación que cada colectivo docente generó en torno a las actividades desarrolladas durante la jornada de “formación” puede ser favorable, sin embargo, podría generar el efecto que, en otras publicaciones he señalado, sobre el surgimiento de un teléfono descompuesto, porque los referentes teóricos, conceptuales y metodológicos que fundamentan el Plan de Estudios 2022 no han sido del todo claros o, porque este proceso formativo, que no ha sido tal, han surgido diversos documentos sin que se haya explicado las razones de dichos cambios.
Habría que ver cuál sería el balance que, en las oficinas de República de Argentina se hace al respecto. Por lo mientras, la aplicación del Plan de Estudios 2022 sigue en suspenso e incertidumbre, pues no se sabe qué es lo que ha pasado con los amparos promovidos que detuvieron el tan anunciado pilotaje; motivo por el cual, en los meses subsecuentes, se seguirá operando el Plan de Estudios 2011 y el 2017, aunque alguien pudiera decir lo contrario.
Al tiempo.
Fuente: https://profelandia.com/el-balance-del-taller-intensivo-el-programa-analitico-no-es-una-planeacion-didactica/