Argentina: Cristina López «Hay que trabajar en el área de la Educación acompañada de la tecnología»

América del Sur/Argentina/02 Julio 2017/Fuente: sanjuan8/Autor: Uno Por Semana
La candidata a senadora por el Frente Todos confió que meditó la propuesta antes de aceptar ser precandidata. A la vez se mostró transparente y confió que «da un poquito de miedo» el cargo debido a la responsabilidad que implica estar en el Congreso.
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Ser o no ser socialista

Por: Lidia Falcón

El dilema existencial del PSOE parece haberse resuelto con la elección de Pedro Sánchez como Secretario General. Según lo vertido por los contendientes en la polémica campaña de primarias, se trataba de elegir entre ser socialistas o centrista; afirmarse en sus principios ya centenarios de defensa de las clases trabajadoras o arrimarse al espacio liberal para atraerse el voto de las clases medias, con la concesión, eso sí, de ayuditas para los pobres, y obtener la fuerza y el poder de la aceptación de las bases del partido o del “establishment”.

Ganaron las propuestas de Sánchez demostrando una vez más que las bases del partido son más socialistas que la dirección, al igual que sus votantes, causa de que en los últimos años ese partido haya perdido 5 millones de votos. Los de todos aquellos a los que no gusta la deriva liberal burguesa de Zapatero y Rubalcaba, y siguen creyendo que votar PSOE es votar socialismo. Ya antes de esta reciente constatación de la adscripción ideológica de buena parte del pueblo español, este hecho era evidente. Los votantes del PSOE lo eran porque preferían un Estado social, frente al Estado liberal del PP. Y resulta sorprendente que los dirigentes del partido no hayan sido capaces de comprenderlo. Instalados en la soberbia por las sucesivas victorias de González, dilapidaron el caudal acumulado por la persecución y la opresión de la dictadura. Y ciertamente el caudal era impresionante porque han tenido que transcurrir cuarenta años para que la mitad de sus votantes los abandonaran. Los militantes y votantes no valoraban el apoyo del capital que pagaba las sedes del partido y las millonarias campañas electorales, sino el discurso populista de González y de Guerra. Hasta que se cansaron de esperar que las promesas se hicieran realidad.

Lentos pero seguros, millón a millón, los electores han ido comprendiendo que aquellos principios y estrategias que se aprobaron en el Congreso de Suresnes de 1974, donde incluso se llegaba a hablar de aceptar la lucha armada para alcanzar el poder, a las transformaciones que se van a suceder en 1976 y sobre todo en 1979, donde se abandona el marxismo, el PSOE no es un partido socialista sino de la derecha avanzada liberal, directamente aliado con el capital.

Los escándalos de corrupción y de crímenes de Estado que jalonaron los últimos años del gobierno de González, acabaron con él, pero cuando el PSOE remontaba con la victoria de Zapatero –más debida al fracaso del PP que a méritos propios- la sumisión de este a los dictados de la troika europea sumieron al partido en los fracasos que han cosechado Rubalcaba y Sánchez. Recuperarse de ellos es la principal tarea del nuevo secretario general. Y se supone que se dispone a ello volviendo al discurso de la legitimidad que le concede el apoyo de los afiliados, y al enfrentamiento con su verdadero enemigo: la derecha. Lo que puede enardecer los ánimos decaídos de una militancia desencantada y escéptica que ha visto como desde los Pactos de la Moncloa hasta la última reforma laboral, su partido ha sido autor, coautor y cómplice del hundimiento del movimiento sindical, estudiantil y vecinal, de la pérdida de derechos y ventajas económicas duramente conquistadas por la clase obrera, desde el Estatuto de los Trabajadores hasta el cumplimiento de las órdenes emanadas por Bruselas; del sostenimiento económico de la Iglesia Católica; del imperdonable pecado mortal de habernos introducido en la OTAN, incluyendo la estructura militar que estaba exenta, según se formulaba en la pregunta del referéndum, y por supuesto del mantenimiento de la monarquía.

Pero este entusiasmo de hoy de los afiliados al PSOE tendrá que afianzarse viendo los avances que Sánchez consiga en el terreno legislativo, de donde emanan todas las órdenes, y allí el nuevo secretario general es enormemente débil. En primer lugar por su fuerza parlamentaria: 85 diputados. Con ella hacen falta varios aliados para llegar a la Moncloa, y estos a su vez o son de derechas o son sus rivales o son independentistas o son más débiles que él mismo.

En segundo lugar y no de menor importancia, por haber abandonado su escaño parlamentario para dar un golpe de efecto espectacular que ha encandilado a muchos de sus seguidores, que alaban su coherencia y honradez, pero que ha sido un error político. Porque además de ser honrado hay que ser inteligente, y perder su representación en la Cámara le supone un hándicap. ¿A quién nombrar como portavoz parlamentario cuando la mayoría de los diputados se pasaron con armas y bagajes al sector sometido a las directrices de la coordinadora? ¿Cómo controlar un grupo parlamentario que en su mayoría le dio la espalda en la crisis de octubre? ¿Ese portavoz podrá dominar la evidente hostilidad que le tendrán sus compañeros? ¿Y, en caso de disidencia, e incluso de rebelión, cómo se hará Sánchez con el mando desde fuera del Parlamento?

Estos serán los problemas inmediatos, y no pequeños, con que se encontrará el secretario general, en el interior de su organización. Pero los votantes que le han alzado a la dirección del partido esperan algo más que volver a ser espectadores de las guerras fratricidas de los dirigentes que ya conocen. Se trata de gobernar para cambiar el país y aquí no caben muchas combinaciones. Con la fuerza parlamentaria que tiene el partido socialista debe buscar los aliados que le voten en una moción de censura, y nuevamente se presenta el mismo dilema que en enero y junio de 2016. O con Ciudadanos, con quien se asoció en enero a toda prisa, o con Podemos que muestra continuamente su rivalidad y su rechazo porque le considera su principal estorbo en su pretendida y rapidísima carrera hacia la Moncloa. Y aun así tampoco suman, como se dice. Y por tanto hay que acercarse al espectro nacionalista e independentista que miran en direcciones opuestas. Los vascos ya han conseguido del PP el botín que pretendían, los catalanes aseguran que se “lo harán ellos solos”, en cuanto proclamen la independencia.

Ciertamente el ser o no ser de Pedro Sánchez es existencial. Y desde que logró la secretaria general en las primeras primarias ha recorrido muchos meandros intentando encontrar su destino. Cuando en enero se fue a Portugal creímos que iba a escoger la solución a la portuguesa, y de ello presumió algún tiempo, hasta que de pronto se alió con Ciudadanos, dejándonos perplejos. Y cuando ante la negativa de Podemos a apoyar esta alternativa se celebran las segundas elecciones, le abandonaron un buen número de votantes y perdió 5 escaños.

Tiene, quizá, la oportunidad de dar marcha atrás al calendario y repetir la visita a Lisboa, pero España no es Portugal, donde afortunadamente no surgen Mesías que pretendan desgajar de su Estado una porción de territorio  y Podemos no es el Bloco de Esquerda ni el Partido Comunista portugués es Izquierda Unida.

Ciertamente, como he repetido numerosas veces, tampoco en España se puede esperar un avance de la izquierda sin que  se repita el Frente Popular, ya que no hay otra manera de oponer una mayoría electoral a la derecha rocosa e instalada. Pero en dicho cervantino: segundas partes nunca fueron buenas, y como afirma el axioma marxiano, si la primera es una tragedia la segunda es una farsa. Lo que se puede temer que ocurra  de estar obligados a contar con el PdeCAt, ERC, Bildu o el PNV, de cuya lealtad quedan muchas dudas.

Y todavía hay  que analizar qué efectos y consecuencias tendrá en Podemos e IU la elección de Pedro Sánchez y las medidas que estas formaciones se propongan tomar. Pero eso es tema de otro artículo.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2017/05/23/ser-o-no-ser-socialista/

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Doble vara para medir

Por: Boaventura de Sousa Santos

¿Cuál es el significado del acto de rendición judicial detrás del golpe que se ha producido en Brasil? El papel central del sistema judicial brasileño en los equilibrios y desequilibrios del periodo posterior a 1985 debe ser analizado en detalle, ya que puede ayudar a comprender comportamientos posteriores. La operación Lava Jato presenta grandes ambivalencias. Si, por un lado, hizo que grandes empresarios, políticos y contratistas fueran procesados penalmente, rompiendo, de algún modo, con la sensación de impunidad; por otro lado, su gran base de apoyo es el involucramiento de personajes de la izquierda brasileña, sobre todo del PT. Es decir, el gran apoyo social y mediático que recibe la operación Lava Jato se debe a que persigue a la izquierda. Esto resulta evidente cuando comparamos la operación Lava Jato con la operación Satyagraha, que investigó casos de corrupción y blanqueo de capitales que involucraban, principalmente, al banquero Daniel Dantas con las privatizaciones del gobierno de Fernando Henrique Cardoso. Esta última fue dirigida por el juez Fausto de Sanctis y por el delegado de la Policía Federal Protógenes Queiroz. La reacción del Supremo Tribunal Federal (STF) a esta operación fue muy diferente a la actual: Queiroz fue condenado penalmente y expulsado de la Policía; el juez De Sanctis sufrió la persecución del entonces presidente del STF, Gilmar Mendes, que dirigió un oficio en el Consejo Nacional de Justicia (del que también era presidente) para investigar la conducta del juez. El arresto del banquero Daniel Dantas, que llegó a ser esposado, fue, en el fondo, el origen real del sumario vinculante 11 del STF, que establece: “Solo es lícito el uso de esposas en casos de resistencia y de riesgo fundado de fuga o peligro para la integridad física propia o ajena, por parte del preso o de terceros, justificada la excepcionalidad por escrito, bajo pena de responsabilidad disciplinar, civil y penal del agente o de la autoridad y de la nulidad de la prisión o del acto procesal al que se refiere”.

Tal vez esto baste para concluir que en Brasil el éxito de la justicia criminal contra ricos y poderosos parece estar fuertemente relacionado con la orientación político-partidaria de los investigados. Pero hay más. La nominación del ex presidente Lula como ministro llevó al juez Sérgio Moro a cometer uno de los actos más flagrantemente ilegales de la justicia brasileña contemporánea: permitir la divulgación de un audio entre la presidenta Dilma y el ex presidente Lula cuando ya sabía que él no era competente para el procesamiento. El ministro del STF Teori Zavascki escribió en su despacho: “Fue también precoz y, al menos parcialmente, equivocada la decisión que anticipó juicio de validez de las interceptaciones, obtenidas, en parte importante, sin abrigo judicial, cuando ya había determinación de interrumpir las escuchas”. Esa divulgación dio un nuevo impulso al movimiento a favor del impeachment de la presidenta Dilma. A propósito, el hecho de que la presidenta Dilma haya nominado a Lula como ministro, incluso si la motivación exclusiva fuese la alteración del foro competente para el juzgamiento, no constituye por sí sola una obstrucción de la justicia. En efecto, en la época en que era presidente, Fernando Henrique Cardoso dio status de ministro al entonces Abogado General de la Unión, Gilmar Mendes, con un objetivo semejante. De hecho, a fines del siglo pasado e inicio del siglo XXI, por cuenta de las privatizaciones y el aumento de la carga tributaria, varios jueces federales comenzaron a pronunciar decisiones preventivas (interrumpiendo acciones en curso) y a intervenir en el programa económico neoliberal de Cardoso. El ministro Mendes era entonces Abogado General de la Unión y criticaba fuertemente la postura de los jueces. Hubo varias acciones de improbidad y acciones populares en contra del gobierno de Cardoso y del propio Mendes. Ante el peligro de que Mendes tenga que responder a procesos en primera instancia fue decretada la Medida 2049-22, del 28 de agosto de 2000, que le garantizó un fuero de privilegio y lo preservó. En su artículo 13 dispuso: “Son ministros de Estado los titulares de los ministerios, el jefe de la Casa Civil, el jefe del Gabinete de Seguridad Institucional, el jefe de la Secretaría General y el jefe de la Secretaría de Comunicación de Gobierno de la Presidencia y el Abogado General de la Unión”. En ese momento no hubo ningún tipo de cuestionamiento, ninguna alegación de inconstitucionalidad o “criminalización” del presidente Cardoso por obstrucción de justicia.

La idea de que en la justicia brasileña hay dos pesos y dos medidas parece confirmada y es altamente probable que pronto surjan más pruebas. A título de ejemplo valdrá la pena observar la discrepancia entre el ritmo de la operación Lava Jato centrada en Curitiba y el ritmo de la misma operación centrada en Río de Janeiro, la que investiga a los empresarios ligados más a la derecha, al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), al ex gobernador Sergio Cabral y al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSBD).

Es necesario no perder de vista dos hechos importantes. Por un lado, el sistema judicial continúa teniendo un papel central en la institucionalidad democrática brasileña, sobre todo mientras prevalezca el actual sistema político. Por otro lado, hubo fracturas al interior del sistema judicial y, dependiendo de las circunstancias, estas pueden ser una contribución importante para renovar la credibilidad de la democracia brasileña. En el momento en que el sistema judicial parece apostar a criminalizar a cualquier precio a una personalidad de la talla nacional e internacional del ex presidente Lula, tal vez sea bueno recordar a los jueces que en la época de Cardoso fueron objeto de vigilancia y persecución cuando intervenían con medidas preventivas contra la política económica neoliberal del gobierno. La política económica que viene de ahí no será menos dura y llega poseída por un fuerte impulso revanchista. También la derecha tiene su “¡Nunca Más!”. La mayor incógnita es saber si las condiciones que en el pasado construyeron la credibilidad del STF y dieron verosimilitud a la idea de un sistema judicial relativamente independiente del poder político, desaparecerán para siempre después de esta lamentable trama político-judicial. El letargo del Consejo Nacional de Justicia (CNJ) y del Consejo Nacional del Ministerio Público (CNMP) es verdaderamente preocupante.

Luchas institucionales y extrainstitucionales. Lo más probable es que el acto de ruptura institucional provocado de arriba hacia abajo (de las elites contra las clases populares) tendrá que confrontarse en el futuro con actos de ruptura institucional de abajo hacia arriba (de las clases populares contra las elites). En ese caso, el sistema político funcionará durante algún tiempo con una mezcla inestable de acciones políticas institucionales y extrainstitucionales, dividido entre luchas partidarias y decisiones del Congreso o de los tribunales, por un lado, y acción política directa, protestas en las calles o acciones ilegales contra la propiedad privada o pública, por otro. Estas últimas serán combatidas con elevados niveles de represión y su eficacia es una cuestión abierta.

Con el golpe parlamentario-judicial, el régimen político brasileño ha pasado de ser una democracia de baja intensidad (eran bien conocidos los límites del sistema político y del sistema electoral, en particular, para expresar la voluntad de las mayorías sin manipulación por parte de los medios y del financiamiento de las campañas) a una democracia de bajísima intensidad (mayor distancia entre el sistema político y los ciudadanos, mayor agresividad de los poderes fácticos, menos confianza en la intervención moderadora de los tribunales). Siendo este el régimen político, ¿cuál será la mejor estrategia para que las fuerzas democráticas puedan llevar a cabo luchas políticas que frenen la deriva autoritaria y refuercen la democracia? De las fuerzas democráticas de derecha no es posible esperar una acción vigorosa. Cuando están en el gobierno, las diferentes fuerzas de derecha se unen más de lo que lo hacen las fuerzas de izquierda. La razón es que las fuerzas de derecha tienen el control del gobierno y también el control reforzado del poder económico que siempre ejercen en las sociedades capitalistas. En cambio, cuando las fuerzas de izquierda están en el gobierno, no tienen el control del poder económico. Las fuerzas democráticas de derecha son importantes, pero tenderán a ser relativamente pasivas en la defensa de la democracia aún existente. Por eso, guste o no, es en las fuerzas de izquierda donde reside la defensa activa de la democracia y la lucha por su refuerzo.

 Fuente:http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-310807-2016-10-03.html
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Desde el rincón: “Mujeres juntas, sólo difuntas”

Por Celia Rosado Romero

Lo qué fue una interrogante a una inquietud personal, mostró la realidad de las opiniones, permeadas al negarles el voto a las féminas en la pasada contienda electoral para incorporarse a la grey de los servidores públicos.
Retomó la pregunta ¿Por qué las mujeres fracasan en política?

Ejemplo, Rosario Robles, fundadora del Partido de Revolución Democrática-PRD-, a pesar de tener la posibilidad de crecer, siendo la primera mujer en decidir los destinos, como Jefe de Gobierno de casi 20 millones de mexicanos en la Capital del País. Su trayectoria se truncó hasta que fue rescatada por el sexenio actual, en la Secretaria de Desarrollo Social, perdiendo la oportunidad, no sólo de ser elegida candidata a la presidencia y dirigir el país, sino que se sumió en una ola de descrédito por su mal actuar. .

Otro caso, las famosas “Juanitas” de San Lázaro. Aquellas ocho femeninas que ganaron las contiendas, siendo parte de una marrullería de sus partidos con el objeto de cumplir la cuota de género, pero que renunciaron para que sus suplentes, varones y algunos de ellos conyugues o amigos, asumieran el poder en la legislatura. Fue tal el descaro de la treta que esperaron afuera del recinto para tomar el poder.

El caso se dio hace siete años, pero parece que todavía no se entiende. Para dignificar la participación de las mujeres se requiere reconocer los errores del pasado, para que las respuestas a la pregunta que dio inicio al comentario, no fueran tan frustrantes, al no darle al sector femenino el valor que se reclama.

Por cuanto a las candidatas erigidas como “candidatas independientes”, lo comentó Jorge Castañeda, gurú del paradigma de los independientes –entrevista de Isabel Zamudio- publicada en el portal Cambio Digital: “la gente no es tonta y sabe que algunos independientes son políticos dolidos de diversos partidos y la gente les cobra la factura”, “pueden ser personas decentes pero la ciudadanía no lo percibe como independientes”

Tal racionamiento se ejemplifica en el caso Veracruz. Lo mismo fue para varones que para las mujeres escogidas para participar en la disputa por la silla en el Congreso del Estado como en la Gubernatura. Eran personajes con historia en la política de diferentes organismos partidistas, por tanto, fueron rechazados; no había congruencia en su decir y hacer en el pasado, dándole la razón a Castañeda en su aseveración, a la ciudadanía no se le engaña, aun cuando pareciera que sí.

Un aspecto relevante a destacar, fue una contestación de una dama de respeto por su posición congruente, al pedirles su opinión al rechazo a las candidatas, señalando varias aristas de la interrogante. Retomé una de sus frase para titular el “Desde el rincón”.
“Sólo podría comentarte, según el dicho popular, “mujeres juntas, solo difuntas”, yo si pienso que tiene mucho que ver, el celo que toda mujer poseemos, y el hecho de no poder sostener mentiras como lo hacen los varones. Si a una mujer le cae mal aquello, lo dice, lo expresa, lo siente; y un varón puede incluso hasta hacerse amigo de aquel a quien detesta, y luego cuando pueda lo traiciona”.

En consecuencia, otra ciudadana, ama de casa y madre de familia vierte otra razón del porqué no dejan a las féminas acceso al poder: “Será porque es más difícil para una mujer robar descaradamente, la mayoría de los políticos son hombres y les vale que el pueblo se dé cuenta lo ratas que son”.

Un varón señala. Él ha participado en campañas políticas, y ocupado cargo en la comuna del puerto, además de formar parte del grupo de asesoramiento de un candidato, por lo su opinión refleja lo que se percibe cuando se aspira a un cargo de elección popular.
“Muchas mujeres se conforman con comisiones de relevancia menor y, ya sabe, se les suben los humos. La gran mayoría de las que he conocido se encasillan solas y terminan siendo la “parte sensible” porque no aportan a las políticas de fondo. Usted lo puede ver con las que siga en facebook, por sus publicaciones sensibleras, sus comentarios, nadie las toma en serio.

Otras se descalifican solas, exigiendo prioridades solo por ser mujeres. O exaltando su femineidad a diestra y siniestra, pero siendo un ogro en el contacto con las personas. Pasa mucho con las que son directoras o regidoras, o que tienen algún cargo en el partido, cargo de cualquier nivel”

Opiniones que valdría la pena reflexionar, y desde luego actuar.

Los organismos internacionales que luchan por el empoderamiento de las mujeres para el fortalecimiento de los partidos políticos y de la sociedad en general, asumen la condicionante, para tener un desarrollo equitativo, inclusivo y sostenible, es requerimiento no hacer distinciones de género. Sostienen: todos somos seres humanos.

Se sabe que sólo un 10 por ciento de esos organismos partidistas, las féminas, ejercen el liderazgo, por lo tanto no están en las mismas condicionantes de asumir la toma de decisiones, en el sistema político nacional. Tradicionalmente se ha marginado a las mujeres llegando a convertirse en parte de la cultura mexicana. Poco a poco se ha vencido la resistencia, demostrando la necesidad de adoptar la igualdad de género.

Ante tal realidad, las mujeres deben ejercer una voz real en las instituciones de gobierno, tanto las políticas como en la administración pública, el sector privado y la sociedad civil, en función del crecimiento del municipio, estado y país, para el beneficio de todos.

Una última consideración pertinente que no debe perderse de vista.

Para el ejercicio del poder, no existe género, Varones y mujeres pierden la noción de la realidad, para convertirse en mesías de la verdad. La vanidad los consume. Pululan a su alrededor abejitas que les zumban al oído, “usted tiene toda la razón”. Crean su mini mundo. La crítica y la autocrítica no son parte de su ejercicio mental y cotidiano. La historia en la política del poder en México está repleta de ejemplos, desde la época de Porfirio Díaz.

Hay necesidad de derribar murallas.

Tomado de: https://efacico.wordpress.com/2016/06/18/desde-el-rincon-mujeres-juntas-solo-difuntas/

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