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¿Está en riesgo la diversidad lingüística en la era digital?

Redacción: Público

Traducciones automatizadas, análisis «inteligentes» de contenidos, minería de textos, asistentes de voz: lo digital en el ámbito de las lenguas es una realidad imparable. ¿Cuáles son las principales consecuencias de esta evolución?

Internet y la irrupción de la inteligencia artificial pueden comprometer la supervivencia de muchas lenguas que acabarán muriendo si no logran dotarse de recursos suficientes para saltar al mundo digital, ahora dominado por el inglés, dentro de un escaso grupo de idiomas grandes, advierten algunos expertos.

«Las lenguas que no puedan acceder al plano digital en igualdad de condiciones con el inglés y las otras lenguas mayoritarias corren un serio peligro de extinción», afirma en declaraciones Maite Melero, miembro de la Oficina Técnica General del Plan Nacional de Impulso de las Tecnologías del Lenguaje (TL), promovido por la Secretaría de Estado para el Avance Digital.

Traducciones automatizadas, análisis «inteligentes» de contenidos, minería de textos, asistentes de voz: lo digital en el ámbito de las lenguas es una realidad imparable.

La ciencia, la medicina, los negocios, la educación, cualquier área social o económica depende del análisis de datos textuales digitalizados. Todo apunta a que las interacciones futuras hombre-maquina serán orales y, si los robots sólo entienden unas pocas lenguas, mucha gente no podrá comunicarse con ellos.

Con asistentes virtuales cada vez más populares como Siri (de Apple), Alexa (de Amazon) o Google Home, los hablantes de lenguas minoritarias que quieran disfrutar de estos avances tecnológicos no podrán dirigirse a ellos en su lengua, porque no están programados para entenderlos y tendrán que hacerlo en otro idioma dominante, advierte Melero, quien además es miembro de la Universidad Pompeu Fabra (UPF).

El objetivo de este plan de impulso que colabora con proyectos de ámbito europeo es fomentar las tecnologías lingüísticas para el español y las lenguas cooficiales, particularmente en la administración pública con medidas que aumenten el número, calidad y disponibilidad de las infraestructuras lingüísticas.

«Cuando una lengua cuenta con un buen soporte tecnológico, resultan más fáciles los nuevos desarrollos», asegura la experta.

Más allá del inglés y un pequeño grupo de otros cinco o seis idiomas grandes, que incluyen el español, para los cuales sí se están desarrollando recursos tecnológicos, «la mayoría de las lenguas, incluso en Europa, carecen de los recursos tecnológicos necesarios», prosigue.

Igualdad lingüística

En este contexto, el Parlamento Europeo ha aprobado recientemente con el apoyo de algo más de 590 diputados y sólo 45 votos en contra y 44 abstenciones, una moción en favor de la igualdad lingüística en la era digital, presentada por la eurodiputada galesa del grupo de los Verdes, Jill Evans. En su desarrollo han participado expertos como la propia Maite Melero o Iñaki Irazabalbeitia y Kepa Sarasola, del grupo IXA de la Universidad del País Vasco.

El multilingüismo representa uno de los principales activos de la diversidad de Europa y al mismo tiempo uno de los desafíos más importantes para la creación de una Unión verdaderamente integrada, según la citada moción sobre igualdad lingüística.

Aunque EEUU y Asia dominan el mercado de las tecnologías lingüísticas y la traducción automática con gigantes estadounidenses como Google o Facebook, Europa no debe quedarse atrás, según muchos eurodiputados que reclaman mayor apoyo a estas tecnologías que pueden ayudar a alcanzar los objetivos del mercado único digital.

La brecha entre aquellas lenguas bien dotadas de recursos digitales frente a las que no lo están va en aumento, advierte Melero, quien propone a los parlamentos autonómicos en el caso español apoyar iniciativas como las de la UE para apoyar a las lenguas más débiles en esta nueva era digital.

La experta concluye que «el futuro será para las lenguas que sepan proveerse de recursos lingüísticos útiles para el desarrollo tecnológico», como diccionarios, corpus bien anotados, ontologías (sistemas de datos que definen las relaciones existentes entre los conceptos de un dominio) y grandes cantidades de datos de calidad que incluyan el soporte digital.

Fuente: https://www.publico.es/ciencias/tecnologias-riesgo-diversidad-lingueistica-digital.html

 

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La ciencia de la Navidad

Por: Pedro González

a ciencia explica o trata de explicar algunas convicciones navideñas singulares

¿Existe una ciencia de la Navidad como tal? A esta cuestión trataremos de dar respuesta contestando a grandes misterios que originaron esta época hace 2000 años, por ejemplo, el posible origen verdadero de la estrella de Belén.

Son muchas las ramas de la ciencia que pueden estudiar la Navidad. Por ejemplo, respecto a la famosa estrella que se supone que guio a los tres Reyes Magos hasta el portal de Belén, ¿qué opina la astronomía?

Llegar desde Oriente hasta la zona de Israel no es nada sencillo, y mucho menos encontrar un pobre pesebre en un pueblo llamado Belén solo siguiendo el rastro de una estrella en el cielo. Por eso, la ciencia ha lanzado diversas hipótesis al respecto.

La ciencia de la Navidad en diversas teorías

Obviamente, los peces de agua dulce viven ahí gracias al proceso de ósmosis. Es decir, dado que el agua es hipotónica respecto a las células de su cuerpo, el líquido entra en las células del animal para igualar concentraciones de sales, pero jamás se realiza este proceso bebiendo.

Evidentemente, ni Papá Noel ni los Reyes Magos son capaces de contentar a millones de niños dejando regalos para todos durante una sola noche, sería algo único e inconmensurable desde el punto de vista físico.

Los Reyes Magos lo tendrían más fácil, pues apenas visitan a los niños de España. Pero Papá Noel tiene la obligación de recorrer más de 100 millones de kilómetros para depositar regalos en casi 100 millones de hogares. Solo sería posible si se desplazase a 1000 kilómetros por segundo, triplicando la velocidad del sonido.

El único objeto que se acerca lejanamente a la enorme velocidad del trineo de Papá Noel que haya fabricado el ser humano es la sonda Voyager 1, que alcanza la velocidad de 61.200 kilómetros por hora, algo impresionante, pero muy lejos de lo que logra Santa Claus que, para colmo, transporta más de 300.000 toneladas de juguetes en el viaje. Increíble, ¿verdad?

Fuente: https://okdiario.com/ciencia/2018/12/24/ciencia-navidad-3501800

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La impopularidad creciente de los robots

Por: La Vanguardia

Las actitudes de los ciudadanos europeos hacia los sistemas autónomos son más negativas que en el 2012

La expansión de los robots en los últimos años es indudable. No sólo ha crecido el número de robots instalados en fábricashospitalesresidencias, etcétera, sino que también se ha ampliado el concepto para incluir en él toda una serie de dispositivos y de sistemasinformáticos autónomos que ya operan en nuestro día a día y en nuestras relaciones.

Y las noticias sobre los logros, avances y transformaciones de la era robótica se suceden a diario, así que uno podría pensar que los robots no paran de ganar adeptos. En cambio, está resultando lo contrario: los robots, al menos en Europa, se están volviendo más impopulares.

El 72% cree que roban el empleo y sólo el 57% aceptaría trabajar con un asistente robótico

Así lo aseguran los investigadores alemanes Timo Gnambs y Markus Appel después de analizar la evolución de las actitudes de los europeos hacia los robots en los últimos cinco años. En un artículo publicado en la revista especializada Computers in Human Behavior, estos psicólogos afirman que la opinión pública sobre los robots, medida a través de los Eurobarómetros que realiza periódicamente la Comisión Europea se ha vuelto más negativa. Entre el 2012 y el 2017 ha caído en casi 10 puntos el porcentaje de europeos que tienen una visión positiva de los sistemas autónomos y ha crecido del 23% al 30% el grupo de quienes los consideran negativos o muy negativos.

Y la pérdida de popularidad es aún mayor entre los robots destinados a convivir en el trabajo. Si en el 2012 el 69% de los europeos se veía cómodo o muy cómodo teniendo un asistente robótico en su trabajo, cinco años después sólo lo veían con buenos ojos el 57%. Quizá porque en esos años, coincidiendo con la mayor penetración de las máquinas inteligentes (véase gráfico sobre número de robots instalados), también se ha expandido el convencimiento de que los robots y la inteligencia artificial “roban” los puestos de trabajo a las personas y su desarrollo elimina más empleos de los que crea.

“Ya no son un cuento de hadas; interactúan y surge el miedo a lo que te puede perjudicar”

“Las cosas han cambiado; hasta hace poco los robots se veían como algo de ciencia ficción y la discusión era académica, pero ahora han entrado en casa, hay más personas interactuando con estas máquinas, se ven casos reales y se habla de su impacto y de lo que a ti te puede suponer…. Y es ahí cuando las cosas o los problemas preocupan o molestan, cuando nos atañen”, afirma Jordi Vallverdú, especialista en filosofía de la computación y bioética en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), que relaciona el mayor rechazo de la opinión pública a los robots con el miedo a que las máquinas se entrometan en nuestros empleos y en nuestros ámbitos de vida más ­cercanos.

En una línea muy parecida se expresa Raúl Suárez, investigador y experto en robótica de la UPC, quien opina que durante muchos años una parte de la opinión pública escuchaba las noticias sobre robótica e inteligencia artificial como cuentos de hadas, pensando sólo en las prestaciones, y de un tiempo a esta parte han aumentado los mensajes sobre su vertiente negativa y surgen el miedo y el rechazo a lo desconocido o a lo conocido que te va a perjudicar. Sin ir más lejos, la semana pasada se conocía que dos docenas de empleados del almacén de Amazon en Nueva Jersey tuvieron que ser hospitalizados –uno de ellos, en estado crítico– después de que un robot perforara una lata de repelente de oso.

“Tenemos una desconfianza hacia lo no humano que no tienen los orientales”

“Cuando los robots eran herramientas industriales que aumentaban la producción nadie se planteaba si eran queridos o no; en cambio, ahora que los robots están más cercanos e interactúan con los humanos, sí se generan planteamientos a favor y en contra y la intromisión de los robots estorba más”, comenta Suárez.

Y la actitud de las personas hacia los robots no es baladí, “es un tema relevante que se debate en los foros de roboética porque son muchos los ingenieros y los investigadores que consideran que se debe garantizar que los robots se integran en la sociedad gozando de la confianza del público y percibidos como una innovación beneficiosa”, apunta Carme Torras, profesora de Investigación en el Instituto de Robótica CSIC-UPC que lleva años concienciando sobre los impactos sociales, emocionales y morales que conlleva la interacción de las personas con la inteligencia artificial. Opina que desde los medios de comunicación hasta personas insignes como Stephen Hawking, Bill Gates o Stuart Rusell, pasando por numerosos investigadores, incluida ella misma, se focalizan las declaraciones sobre los riesgos y efectos negativos de la inteligencia artificial y la robótica, “y ello puede enmascarar o ensombrecer lo que la tecnología ha aportado y puede continuar aportando al bienestar social y al progreso de la humanidad”.

La impopularidad de los robots, en datos
La impopularidad de los robots, en datos (La Vanguardia)

De ahí que Torras, como explica en los materiales éticos que ha elaborado para el MIT, crea que los desarrolladores de robótica necesitan mejorar su comunicación y proporcionar a los ciudadanos información sobre lo que les preocupa en materia de seguridad y los efectos secundarios de sus innovaciones, en un lenguaje comprensible y separando las expectativas sobre el impacto futuro de cada tecnología a medio y a largo plazo, para que sean más realistas. “Percibir una innovación como beneficiosa o no depende a menudo de las expectativas con respecto a su impacto futuro, y los no expertos tienen problemas para diferenciar las consecuencias a corto y a largo plazo”, apunta Torras.

Lo cierto es que los datos del Eurobarómetro muestran que a más conocimiento y más formación, mejor es la imagen que los ciudadanos tienen de los robots: si entre los de niveles educativos más bajos sólo el 38% los valora como algo positivo, en los más altos el porcentaje sube al 72%. También se muestran más favorables quienes usan a diario internet que quienes no (68% frente al 33%), los hombres respecto a las mujeres, y los jóvenes frente a los mayores de 55 años.

Y si pocos son los europeos dispuestos a trabajar asistidos por un robot, aún son muchos menos (45%) los que se declaran cómodos con la idea de que los robots atiendan o hagan compañía a enfermos o ancianos, o con la posibilidad de que un robot intervenga en una operación quirúrgica (44%), si bien la aceptación sobre estos dos últimos usos de la robótica ha crecido en los últimos cinco años, como se constata en los gráficos que acompañan esta información.

Esta incomodidad de los europeos con los robots también tiene un componente cultural y varía de unos países a otros, según explican Suárez y Vallverdú. “En Japón los robots tienen una aceptación tan elevada que a veces llega a extremos ‘intolerables’ desde el punto de vista europeo; y en Estados Unidos también son bastante más pragmáticos, si el robot funciona, si es productivo y hay negocio detrás, es aceptable”, resume Suárez. Y agrega que las diferencias culturales se observan incluso entre los socios comunitarios, puesto que en los países nórdicos, donde hay menos cultura de socialización, los robots no se aprecian como una intromisión tan grande para las personas como en los países mediterráneos.

Vallverdú explica que los occidentales tenemos una visión de desconfianza hacia las máquinas que no tienen los orientales, y que está relacionada con las creencias y las tradiciones religiosas, “pues mientras aquí somos contrarios a que todo lo que no sea humano tenga vida o sea inteligente, en Oriente todo es divino, sea un edificio, una roca o una máquina”.

Suárez remarca que, frente a la tecnología, es común que la población muestre actitudes contradictorias. “La gente quiere que el móvil tenga cada vez más prestaciones, que le resuelva sus consultas, que sea inteligente, pero luego surgen opiniones que se lamentan de que ese uso interrumpe las relaciones humanas; y con los robots, por una parte se alaban porque logran piezas y trabajos con mayor precisión y seguridad, reducen conflictos… pero ello convive con la versión de que provocan desempleo, que las empresas fabrican más y ganan más sin contratar a más personas…”, ejemplifica el investigador de la UPC.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/tecnologia/20181223/453705455279/robots-auge-uso-popularidad-rechazo-sociedad.html

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Científicos de usar y tirar: la ciencia contemporánea se asienta sobre la precariedad de los jóvenes investigadores

Redacción: Xataka

Si es verdad aquello que decía Max Planck de que “la ciencia avanza funeral a funeral”, la ciencia debe de avanzar cada vez más rápido. Porque en una de las más grandes innovaciones de la ciencia contemporánea es que ya no hay ni que esperar a la muerte. La “vida activa” de los investigadores ha pasado de los 35 años en 1960 a solo 5 en la década de los 2010.

Al menos eso es una de las cosas que ha sacado a la luz un análisis de las carreras de centenares de investigadores en astronomía, ecología y robótica. La comunidad científica se ha convertido en una fábrica de producir trabajadores temporales que dedican sus veintenas a trabajar en investigación buscando un futuro que no van a alcanzar.

Un indicador de la precariedad de la ciencia

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De hecho, el estudio publicado en PNAS es mucho más devastador: no solo los investigadores cada vez duran menos, entre los que quedan hay un grupo cada vez más grande que pasan toda su carrera como “segundos autores” y no llegan a liderar investigaciones propias.

Por si fuera poco, da igual cuánto trabajes, el reconocimiento que tengas o el grupo de investigación donde empieces: ni la productividad, ni el factor de impacto, ni el nivel de colaboración inicial predicen la supervivencia de los investigadores en último término.

Según los investigadores, el sistema científico internacional se ha ido moviendo progresivamente hacia un sistema fuertemente jerarquizado con una ‘clase’ de investigadores principales (prestigiosos, bien financiados y con trabajos muy estables), un grupo pequeño de colaboradores relativamente permanentes y un continuo ir y venir de jóvenes investigadores que abandonan la carrera científica a los pocos años de iniciarla.

La trampa de las vocaciones

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No se puede decir que sea una sorpresa. En los últimos años, conforme crecían los esfuerzos públicos para incrementar las ‘vocaciones científicas’, crecían las voces contra ellas (o que reflexionan críticamente sobre el problema). Esta misma semana, a propósito de las noticias sobre la incipiente crisis demográficavarios investigadores y divulgadores científicos explicaban en las redes sociales cómo se habían quedado ‘atrapados’ por un modelo que les incentiva a superespecializarse en campos con poca salida laboral, pero que es incapaz de ofrecerles empleos estables a medio plazo.

El asunto central aquí no es la precariedad (que tristemente parece que se está convirtiendo en un mal endémico de la salida de la crisis), sino las insistencias de las administraciones públicas por ‘promover las vocaciones científicas’. ¿Tiene sentido promover un sistema que se basa, de facto, en la precariedad de los jóvenes investigadores (o docentes) cuando, como administración pública, es tu responsabilidad que eso no sea así? Ahí es donde está el quid de la cuestión.

Hace unos años, Sydney Brenner, Nobel de medicina en 2002, reflexionaba sobre cómo la deriva del sistema académico estaba provocando una profunda erosión de las bases sociales de la investigación. Si no reaccionamos pronto, las consecuencias pueden ser peligrosas para el futuro mismo de la ciencia.

Fuente: https://www.xataka.com/investigacion/ciencia-contemporanea-se-ha-convertido-maquina-usar-tirar-jovenes-investigadores

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21 libros para que los niños aprendan a amar la ciencia

Redacción: Bebes y más/05-12-2018

Si tienes un peque de mente inquieta que no para de hacerte preguntas sobre el por qué de las cosas, disfruta haciendo experimentos o leyendo todo lo que cae en sus manos sobre ciencia, hoy queremos proponerte algunos títulos imprescincibles que no deberían faltar en vuestra biblioteca.

Con estos libros, en los que hemos incluido la edad recomendada, los niños entrarán en contacto con la ciencia de manera lúdica, y aprenderán a amarla y a entender de manera divertida el mundo que nos rodea.

Mi gran libro de experimentos

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Libro recomendado para niños a partir de ocho años, que contiene 14 capítulos de química y 12 capítulos relacionados con la física para que los peques, no sólo lean y aprendan, sino que también experimenten. Convertir un huevo en una pelota, fabricar una nave espacial o elaborar una tinta invisible son sólo algunos de los divertidos experimentos que los niños podrán realizar.

Descubre la ciencia con experimentos y manualidades

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Divertido libro con pegatinas, experimentos y actividades para descubrir los secretos de la ciencia. Todos los experimentos pueden realizarse con materiales comunes y corrientes que encontrarás en casa. Recomendado para niños a partir de los ocho años.

 100 pasos para la ciencia: descubrimientos e inventos que cambiaron el mundo

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Libro recomendado para niños a partir de nueve años que recoge los avances científicos más importantes de la humanidad, desde la Antigüedad hasta nuestros días. Un trepidante viaje en el tiempo para saber más acerca de de los inventos que cambiaron el mundo.

 4. El gran libro de inventos y descubrimientos

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Libro recomendado para niños a partir de nueve años, con ilustraciones, curiosidades y fichas recortables, que recoge todos los inventos y descubrimientos más importantes de la historia de la humanidad. La comunicación, la fotografía, el cine, la medicina, la navegación, y mucho más.

5. Astronautica: la ciencia explicada a los más pequeños

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Este libro está especialmente pensado para niños de entre cuatro y ocho años. A través de sus páginas, acompañarán a su protagonista, Valentina, en un formidable viaje por el espacio para descubrir cómo se propulsan los cohetes o qué es la gravedad, entre otras muchas cosas.

6. Las chicas son de ciencias

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Astronautras, médicas, físicas, científicas… ¿quién dijo que la ciencia es cosa de hombres? Libro especialmente orientado a niños a partir de los nueve años que narra, de manera amena e ilustrada, las vidas, inventos y descubrimientos de las mujeres que cambiaron la historia de la humanidad.

7. Mujeres de ciencias

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Y en la misma línea que el libro anterior encontramos esta otra enciclopedia pensada para niños a partir de los siete u ocho años, sobre la contribución de la mujer al campo de la ciencia, la tecnología, la ingeniería o las matemáticas. Contiene ilustraciones e infografías que ayudarán a los niños a asimilar más fácilmente el contenido.

8. Física divertida para gente curiosa

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Libro dirigido a niños a partir de los seis años para explicarles de manera divertida qué es electricidad, cómo vuelan los aviones o por qué flotamos en el agua, por poner solo algunos ejemplos. El libro contiene experimentos, solapas desplegables y divertidas lengüetas para aprender ciencia jugando.

9. Mi primer libro de física cuántica

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Este libro, dirigido a niños de entre ocho y 11 años, introduce a los más pequeños en el mundo de la física cuántica, despertando su curiosidad e introduciéndoles en el mundo de los átomos, la tabla periódica, la antimateria o la radioactividad.

10. La puerta de los tres cerrojos

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Este libro, recomendado para niños a partir de los diez años, es la primera novela que explica la física cuántica de forma divertida y comprensible para el lector, a través de las aventuras de Niko y la resolución de una serie de enigmas.

11. El Universo en tus manos

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A través de este libro, los niños acompañarán a Eva y a su abuelo Leonardo en un trepidante viaje por el Universo, al tiempo que aprenden ciencia de manera divertida. Especialmente recomendado para niños a partir de los ocho años.

12. La clave secreta del universo

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Este primer libro de Stephen Hawking fue publicado en 2007 y en él se introduce a los niños en el universo del cosmos, a través de un viaje por planetas, estrellas, satélites y agujeros negros. El aprendizaje vendrá gracias a las grandes aventuras que vivirá nuestro protagonista. Orientado para niños a partir de los 10 años.

13. Destroza este libro en nombre de la ciencia

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Curioso y divertido libro indicado para niños a partir de los siete años, con el que los más pequeños aprenderán ciencia a base de manualidades. Recortar, romper hojas, hacer maquetas y completar divertidos ejercicios para dar rienda a su creatividad y despertar su curiosidad científica.

14. Este libro cree que eres científico

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A través de las páginas de este divertido libro, los peques aprenderán a pensar como un científico y a entender el mundo que les rodea experimentando con sus propios métodos y trabajando a través de su laboratorio interactivo. Dirigido especialmente para niños a partir de los siete años.

15. Experimenta-Ciencia: experimentos sencillos para niños

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Este libro está especialmente pensado para niños a partir de los cinco años, e incluye 22 experimentos sencillos y divertidos para hacer en familia, y disfrutar, al tiempo que se aprende, sobre conceptos básicos de ciencia.

16. Mi primer gran libro del espacio

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Con esta guía, enfocada a los primeros lectores, los niños descubrirán nuestro sistema solar a través de maravillosas ilustraciones, fotografías, y textos sencillos y adecuados a la comprensión lectora de los más pequeños.

17. Mi primer Larousse de Ciencias

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Con esta enciclopedia de ciencias, los niños encontrarán respuesta a las preguntas que se hagan sobre el mundo que les rodea. El libro está organizado en seis temas: reino animal, reino vegetal, el cuerpo humano, la ecología, la geología y el agua. Cada sección reúne informaciones variadas y curiosas, acompañadas de divertidas ilustraciones. Orientado para niños a partir de los ocho años.

18. Historia de la Ciencia y la tecnología

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Este libro, dirigido a niños a partir de los nueve años, repasa los principales inventos y descubrimientos de la ciencia y la tecnología, como la rueda, el automóvil, las vacunas, el ADN o el electromagnetismo. Textos sencillos y detalladas ilustraciones que hacen muy amena su lectura.

19. Cómo explicar física cuántica con un gato zombie

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Divertido libro que explica la física cuántica de un modo loco y en clave de humor, para hacer de la ciencia algo comprensible a niños y jóvenes. Incluye también experimentos sencillos para hacer en casa. Lectura recomendada para niños a partir de los diez o 12 años.

20. Atlas de curiosidades: el planeta tierra como nunca antes lo habías visto

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Con este libro, plagado de curiosidades y datos sorprendentes, los niños conocerán todos los detalles del planeta Tierra. Su geografía, naturaleza, gente, historia, arte y ciencia y teconología. Perfecto para peques curiosos a partir de los ocho años.

21. El libro de la tabla periódica

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Libro pensado para niños a partir de los diez años, para introducirles en el conocimiento de la tabla periódica, de forma amena y divertida. Contiene fotografías a todo color que muestran las múltiples formas en las que cada elemento puede encontrarse en la naturaleza, además de mostrar un amplio catálogo de inesperados objetos donde se encuentran los elementos químicos.

Fuente: https://www.bebesymas.com/libros-infantiles/21-libros-ninos-aprendan-a-amar-ciencia

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Estados Unidos: Comunicarse a través del pensamiento, más cerca gracias a un videojuego

Redacción: Ideas Retina

Unos investigadores consiguen crear una ‘red social cerebral’ en la que tres personas juegan de forma colaborativa a una especie de Tetris… sin hablarse ni pulsar teclas

Imagina poder comunicarte con otras personas a través del pensamiento, como hace Darth Vader con Luke Skywalker en El Imperio contraataca. Parece una locura, pero lo que hasta ahora no era más que un sueño milenario, debidamente explotado por la literatura y el cine fantástico y de ciencia ficción, está más cerca que nunca de hacerse realidad.

Atención, spoiler: enviar ideas a otros seres humanos a través de la mente ya se había conseguido con anterioridad. Lo logró en 2015 el investigador Andrea Stocco, de la Universidad de Washington en Seattle. Este mismo científico ha conseguido ahora incluir una tercera persona en la ecuación, creando lo que ya se ha bautizado como la primera red social cerebral de la historia.

Stocco y sus colegas han creado una herramienta que permite resolver una especie de Tetris de forma colaborativa. BrainNet (así se llama la citada red) conecta a los participantes en la comunicación a través de dos herramientas: el electroencefalograma (EEG), que registra la actividad bioeléctrica del cerebro (normalmente a través de una especie de diadema), y la estimulación magnética transcraneal (EMT), que permite interferir de manera controlada en la actividad normal del cerebro.

“Nuestros resultados aumentan la posibilidad de crear futuras interfaces de cerebro a cerebro que permitan la resolución colaborativa de problemas por parte de varias personas mediante una red social de cerebros conectados”, indican Stocco y sus cinco colegas en el abstract de su investigación, que puedes consultar en este enlace.

Fuente: https://retina.elpais.com/retina/2018/11/05/tendencias/1541439972_536936.html

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Escribir el futuro

Por: Fernando Zavala

“La ciencia, la tecnología y la innovación son indispensables para el crecimiento económico”.

Siempre hablamos de la importancia de invertir más y mejor en cienciatecnología e innovación (CTI). Pero ¿cómo plasmamos esto en acciones? Desde el Consejo Peruano de Competitividad (CPC) proponemos tres propuestas concretas que se pueden realizar en el corto y mediano plazo.

La ciencia, la tecnología y la innovación son indispensables para el crecimiento económico, el desarrollo y el bienestar de un país. Tristemente, no es novedad saber que el Índice de Competitividad del Foro Económico Mundial del 2018 califica al Perú en el puesto 89 de 140 países en el pilar de innovación, y es en el que tenemos el puntaje más bajo.

Hoy los recursos que invierte el Estado en CTI son pocos; pero, además, casi no se ha evaluado su impacto. En una de las pocas evaluaciones realizadas, la del Fincyt I, se concluye que si bien se han cumplido los objetivos como programa, las mejoras no se trasladaron a la productividad de las instituciones ni al país en su conjunto (Innovos Group, 2012).

Desde el CPC proponemos tres medidas para resolver parte del problema: (1) actualizar el Plan Nacional de CTI en el marco de la rectoría de Concytec y el programa presupuestal único para CTI, (2) crear un portal único de información, (3) incorporar incentivos para fomentar la vinculación de la academia y la empresa.

La primera propuesta implica fortalecer la institucionalidad del Sistema Nacional de CienciaTecnología Innovación (Sinacyt). El Perú ha avanzado en materia institucional con la publicación de la Ley 30806 en julio del 2018, la cual busca reforzar el rol rector de Concytec. Bajo este marco, es fundamental robustecer las herramientas para que los actores del Sinacyt diseñen sus intervenciones estructuradamente sobre un mismo esquema de prioridades y dar predictibilidad a los actores involucrados. Una de las herramientas para lograrlo es el Plan Nacional de CTI. La publicación del último plan se hizo en el 2006, originando el PNCTI 2006-2021; sin embargo, no se ha logrado a cabalidad su articulación con las estrategias de desarrollo del país y la asignación de recursos. Es fundamental actualizarlo para articular eficientemente las distintas intervenciones del sector público. Su ejecución debe evidenciarse en un solo programa presupuestal. Para ello, será fundamental que se ejerza la rectoría del Concytec. Será clave el apoyo del MEF para articular y ejecutar el programa presupuestal único, y utilizar eficientemente los espacios establecidos para el diseño, implementación y seguimiento a la ejecución del plan.

La segunda propuesta busca facilitar el acceso a información y crear oportunidades de vinculación para desarrollar proyectos en CTI. En la última encuesta sobre innovación realizada, solo el 29% de las empresas manifiestan conocer programas y servicios públicos de apoyo a las actividades de innovación (INEI, 2017). Se propone algo simple pero poderoso: crear un solo portal del Estado que articule y consolide datos relevantes sobre fondos y alternativas de financiamiento nacionales e internacionales; bases de datos de capital humano; infraestructura y equipamiento disponible; datos abiertos para la innovación; eventos, foros y espacios de comunidad; consultorías y proyectos realizados con recursos públicos; desafíos de las empresas, entre otros.

La tercera propuesta busca generar mayores incentivos para la vinculación academia-empresa a fin de generar conocimiento de valor social y económico. En el Perú, solo el 26% de los centros de investigación están vinculados con empresas (Concytec, 2016). Concytec y Produce están implementando iniciativas para vincularse más. Concytec, por ejemplo, ha lanzado recientemente las IVAI (Iniciativas de Vinculación Academia-Industria). Produce, por otro lado, está diseñando hojas de ruta tecnológicas de la mano con el sector privado y la academia, entre otros esfuerzos. Para complementarlo, se propone incorporar como condición transversal en todas las bases de los concursos de fondos públicos en CTI que sea aplicable, otorgar mayor porcentaje de cofinanciamiento cuando exista asociación academia-empresa.

Sin un entendimiento claro de las necesidades del sector privado, estaremos desaprovechando grandes oportunidades para poner en valor nuestro conocimiento. En este sentido, estas propuestas buscan mejorar la asignación y uso de los recursos, facilitar el acceso a información para incrementar el uso de los instrumentos de CTI, y generar incentivos para aumentar la vinculación academia-empresa, con el objetivo de obtener conocimiento útil para la sociedad y las empresas.

La ciencia, la tecnología y la innovación escriben nuestro futuro. Más vale que lo escribamos bien.

Fuente: https://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/ciencia-tecnologia-innovacion-escribir-futuro-fernando-zavala-noticia-575814

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