Page 11 of 12
1 9 10 11 12

Afros: el origen de un pueblo

Por Zulia Mena (*)

Un recorrido por el nacimiento de las comunidades afrodescendientes del país desde la esclavitud hasta hoy: las deudas históricas del Estado, sus amenazas, sus oportunidades en una Colombia en paz.

La población afrocolombiana, palenquera y raizal es descendiente de prisioneros y secuestrados de una guerra que Europa le declaró a África desde el siglo XVI. Tras el genocidio indígena la dinámica de la modernidad y la colonialidad estaba urgida de mano de obra para explotar las inmensas riquezas americanas, principalmente agrícolas y mineras. Sin esa mano de obra, altamente especializada, el desarrollo de la economía colonial-capitalista no hubiera sido posible.

Los prisioneros africanos fueron sacados de sus territorios de diferentes regiones del litoral Atlántico desde Senegambia (lo que es hoy Senegal y Gambia). En esa área encontramos una selva húmeda tropical y un bosque tropical, todos con una fachada marítima atravesada por ríos importantes como el Zambeze, el Congo, el Senegal, el Gambia y el Casamansa. En esa extensa faja habitaban grupos étnicos como malinkes, fulas, biafaras, lucumies, ibos y la gran familia bantú.

Algunos de ellos constructores y edificadores, expertos en saberes y técnicas mineras y metalúrgicas, ganaderas y agrícolas, artísticas y artesanales. Ellos construyeron avanzadas civilizaciones como la Akan, grandes reinos como el de Ghana y el Congo, poderosos imperios como el de Malí.

Hoy los descendientes de los antiguos esclavizados habitamos, en su gran mayoría, las regiones Atlántica y Pacífica, donde inicialmente se nos llevó a realizar labores agrícolas, ganaderas y mineras. Así mismo en los valles interandinos y ciudades como Bogotá, Cali y Medellín, donde desde un comienzo fuimos imprescindibles en muchas labores; estas ciudades concentran en la actualidad un alto porcentaje de nuestra población.

Junto a esta localización geográfica y espacial se creó la idea de que las comunidades afrodescendientes habitan las regiones más deprimidas del país y los barrios más pobres de las ciudades. Así se generó una relación entre necesidades básicas insatisfechas –salud, educación, servicios públicos, vivienda–, pobreza y miseria, como condición de la gente negra y su habitabilidad.

El primero de enero de 1852, cuando entró en vigencia la ley que abolió la esclavitud en Colombia, los nuevos libertos siguieron pensando como esclavizados y los antiguos amos no dejaron de pensar como tales. Nunca hubo un proceso de reeducación de los imaginarios, de intentar desmontar el chip de la esclavización de las mentes de las víctimas y los victimarios. Cuando los descendientes de los antiguos esclavizados tuvieron acceso a la educación, esta se impartía potenciando los valores de la monoculturalidad europea, moderna, blanca y colonial, a través de una raza (la blanca, europea, criolla), una religión (la católica) y una lengua (el castellano).

Este proyecto de un país monocultural se consolidó y reforzó con la Constitución Política de 1886, y su correlato del Concordato entre la Iglesia Católica y el Estado firmado en 1887. Por tanto la población colombiana en general, y la afrocolombiana en particular, necesita una nueva manera de educarse para no invisibilizar o eliminar al otro porque es diferente. Solo una educación intercultural, democrática y tolerante es la garantía de que la sociedad del posconflicto nos permitirá la convivencia, el diálogo en igualdad de condiciones entre diferentes, la equidad y las oportunidades.

Una de las principales preocupaciones de las comunidades negras, afrocolombianas, palenqueras y raizales es la extensión del conflicto armado hasta nuestros territorios. Etnocidios como los de Machuca, La Chinita y Bojayá amenazaron nuestra cosmovisión y provocaron la pérdida del territorio y el desplazamiento. De otro lado está el recrudecimiento del racismo, la intolerancia y la xenofobia en ciudades como Bogotá, Cartagena, Medellín, Cali y Villavicencio, donde siguen en aumento las denuncias por discriminación que han llegado a la agresión física e incluso al asesinato, únicamente por ser afrodescendientes. Nuestra población se siente amenazada e insegura.

El desmonte de los imaginarios es otra de nuestras luchas. Hay lugares comunes en los que nos destacamos, como el deporte y el arte. Aunque esos espacios son importantes porque han logrado visibilizar y resaltar aspectos de nuestra cultura, e inclusive se han convertido en un camino para que mucha de nuestra gente salga de la pobreza, son también un refuerzo del imaginario creado y aceptado pasivamente de que solo somos buenos para eso.

Los afrocolombianos nos hemos destacado en muchos campos en la construcción de patria, desde el momento del desembarco en un territorio que solo a partir de 1821 (con la Ley de Libertad de Vientres) empezó a acogernos como sus hijos. Desde entonces la Nueva Granada dejó de ser nuestra madrastra para convertirse en nuestra patria, lo que se consolidó en la Constitución de 1991, cuando el Estado reconoció la raíz africana del pueblo colombiano. Pero esta madre patria aún tiene deudas con sus hijos.

En Cartagena de Indias cientos de ellos la amurallaron para protegerla de los corsarios ingleses y franceses; miles de ellos ayudaron a hacerla libre del yugo español y algunos se destacaron como ejemplares militares, entre ellos el general –apodado almirante– José Prudencio Padilla, quien nos dio la libertad en los mares y en los ríos, derrotando a la armada española en la batalla del lago de Maracaibo; y el caso muy significativo del afrodescendiente coronel Juan José Rondón. Hemos tenido un expresidente del cual nada se dice porque ha sido borrado e inclusive blanqueado en la lista de nuestros mandatarios: Juan José Nieto Gil (1805-1866), quien en 1861 fue presidente de los Estados Unidos de Colombia. Si en el relato de la construcción del Estado, a través de la narrativa histórica, de los museos, del sistema educativo, se hubiera formado a las generaciones enseñándoles el aporte de los afrocolombianos, hoy la pregunta sobre en qué nos hemos destacado no tendría razón de ser.

Sin embargo, hay un aporte que es ignorado: la cultura de la paz. Somos pueblos de familia, en los que es tradición solucionar las diferencias a través del dialogo y sin recurrir a la violencia; este fenómeno es de aparición reciente entre nuestras comunidades, ha llegado por extensión del conflicto que tenía como escenario otras regiones del país.

Las comunidades negras, afrocolombianas, palenqueras y raizales somos parte esencial de la construcción del perfil definitivo del ‘Nuevo País’.

*Viceministra de Cultura. Trabajadora social. Nació en Quibdó. En 1992 se convirtió en la primera mujer afrodescendiente en llegar al Congreso y en 2011 fue nombrada alcaldesa de Quibdó. Su mayor identidad es el trabajo con las comunidades.

Fuente: http://www.semana.com/nacion/articulo/el-poder-de-las-razas-afros-origenes-en-colombia-amenazas-y-oportunidades/478248

Imagen: http://static.iris.net.co/semana/upload/images/2016/6/18/478341_1.jpg

Comparte este contenido:

“Se acabó la guerra, ojalá que nunca vuelva”

Por:  Enrique Santiago

La firma de los acuerdos sobre “Cese bilateral  y definitivo del fuego y de hostilidades”, “Dejación de armas” y “Garantías de seguridad y desmantelamiento del paramilitarismo” suscritos el jueves 23 de junio en La Habana, suponen el fin de la guerra que desde hace más de 52 años ha enfrentado en Colombia a la guerrilla campesina de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC–EP) y al Estado colombiano.

Tras tres intentos de paz fallidos, en 1984, 1992 y 1998, el actual proceso de conversaciones de paz iniciado en Oslo y en La Habana en noviembre de 2012 se acerca a su fin y al inicio del llamado “post conflicto”, sin duda más difícil aún que las conversaciones de paz, fase que consiste en la reincorporación a la vida civil de los antiguos combatientes guerrilleros y en la implementación de los distintos acuerdos parciales alcanzados para acabar con las causas estructurales de esta cruenta y prolongada guerra que ha provocado más de 250.000 muertos, medio millón de exiliados  y 7 millones de desplazados internos.

A pesar del discurso abonado por los enemigos de la paz, el actual proceso de conversaciones  ha avanzado rápidamente, habiendo sido el segundo proceso de paz más corto en el tiempo de los habidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. El proceso de paz de El Salvador duró 10 años, 11 años el de Guatemala, más de 10 años el de Irlanda del Norte, 14 años el de Angola, y así podríamos seguir con los procesos de Sudáfrica, Burundi, Tayikistán, Sierra Leona… Todos ellos duraron en torno a los 10 años.  Únicamente el proceso de paz de Nepal ha durado algo menos que el actual proceso de paz en Colombia, 4 años exactos. Sin duda no es lo más importante la duración de un proceso de paz sino que este llegue a buen término, pero desgraciadamente la Mesa de Conversaciones de La Habana ha trabajado desde hace más de dos años con la espada de Damocles del tiempo pendiendo sobre sus cabezas, falaz argumento esgrimido por los distintos sectores económicos y políticos que pierden su razón de ser, o sus beneficios, con la llegada de la paz, argumento que el Gobierno de Colombia –siempre pendiente de las encuestas de opinión política– ha utilizado en más de una ocasión para presionar a su contraparte en la mesa de conversaciones.  Pero hoy estamos de enhorabuena, porque la firma del Acuerdo Final de paz es algo ya cercano –quizás un mes, dos como mucho– y sobre todo es irreversible.

Esto no significa que los problemas en Colombia, las desigualdades entre el campo y la ciudad, entre los más ricos y los más pobres, entre las mujeres y los hombres, entre los criollos y los indígenas o los afro descendientes –es el país más desigual de América Latina y uno de los más desiguales del mundo, según el coeficiente de Gini–, desigualdades que ocasionaron este último  conflicto armado y los muchos que lo precedieron, vayan a desaparecer por la firma del Acuerdo de Paz. En Colombia el 53% de la tierra aprovechable está en manos de 2.300 personas y el 58% de los depósitos bancarios en manos de 2.681 clientes.

El post conflicto será una intensa batalla contra esas desigualdades y del éxito de la implementación de los acuerdos parciales alcanzados, dependerá que Colombia entre irreversiblemente en la senda de la paz, la consolidación democrática  y el progreso o que este acuerdo pase a la historia como uno más de las decenas de acuerdos de paz fallidos para poner fin a conflictos internos que, de forma sucesiva, ha habido en Colombia desde su independencia del dominio español el 7 de agosto de 1819. La principal responsabilidad  recaerá en los poderes públicos y las instituciones colombianas, quienes con el apoyo de la comunidad internacional –un apoyo ojalá que irrestricto– deberá garantizar la implementación de los acuerdos, eludiendo la maldición que ha asolado a la inmensa mayoría de los procesos de paz habidos en el mundo en los últimos sesenta años, en los cuales el cumplimiento de las medidas de desarrollo social y económicos plasmados en los acuerdos finales ha sido más que deficiente, como acreditan la mayoría de las evaluaciones de cada uno de esos procesos de paz realizadas a fecha de hoy.

Desde noviembre de 2012 en La Habana se han alcanzado acuerdos sobre “Reforma Rural Integral” –el abandono por el Estado del campo y de los pequeños campesinos  y la negación del derecho de propiedad de la tierra a estos, es el origen del actual conflicto armado–; “Participación Política” –en Colombia los partidos tradicionales, el llamado “establecimiento”, ha acostumbrado a exterminar físicamente a cualquier alternativa política organizada que amenazara la continuidad de la alternancia entre liberales y conservadores–; “Sustitución de cultivos de uso ilícito” –los cultivos ilícitos han sido en la practica el único medio que para sobrevivir han tenido los pequeños campesinos y las comunidades rurales, los únicos productos que podían comercializar–; “Descontaminación de Restos Explosivos de Guerra, Municiones sin explotar y minas antipersonas” –Colombia es uno de los países del mundo más contaminado por estos explosivos, obviamente en las zonas rurales–;  “Victimas. Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de No repetición” –el único acuerdo sobre justicia transicional alcanzado en un mesa de conversaciones que respeta estrictamente los contenidos del derecho internacional en vigor y que supone el sometimiento de ambas partes a una justicia especial para la paz–; “Búsqueda de personas desaparecidas” –según datos oficiales, en Colombia existen más de 50.000 desaparecidos por motivos relacionados con el conflicto interno, solamente desde los años 80 hasta hoy–; y ahora los acuerdos sobre  “Cese bilateral  y definitivo del fuego y de hostilidades”, “Dejación de armas” y “Garantías de seguridad y desmantelamiento del paramilitarismo” .

Este último acuerdo sobre desmantelamiento del paramilitarismo es de una especial importancia. El fenómeno de los ejércitos privados en Colombia, habitualmente creados y al servicio de los terratenientes y ganaderos, los denominados “paramilitares”, hace tiempo que escapó del control del Estado, a pesar de haber sido utilizados en especial por la Fuerza Publica en su combate contra las distintas insurgencias guerrilleras. Según los datos de la “Unidad de victimas” del Ministerio de Interior de Colombia, entre 1980 y 2012 se produjeron 1.166 masacres ejecutadas por grupos paramilitares, 1 cada 10 días. En muchos casos las masacres duraban días, hasta semanas, y se producían en la cercanía de bases militares. En ninguna de esa masacres la Fuerza Pública llego a intervenir, ya fuera para impedirlas o para detenerlas, nunca hubo enfrentamientos entre Ejército y paramilitares.  Hoy día, las denominadas “bandas criminales” u “organizaciones sucesoras del paramilitarismo” controlan en monopolio las rutas de exportación de cocaína a Europa y a los Estados Unidos, así como innumerables fenómenos de delincuencia organizada común. Tras el proceso de paz de Casa Verde, iniciado en 1984 entre las FARC EP y el Gobierno de Belisario Betancur, grupos paramilitares en connivencia con agentes del Estado asesinaron a más de 5.000 militantes de la Unión Patriótica, la fuerza política de izquierdas nacida en el seno de dicho proceso de paz. Ese riesgo, muy cierto hoy día, es el que el Gobierno colombiano, con el apoyo de toda la comunidad internacional, debe conjurar, dando un combate frontal hasta el desmantelamiento total de los ejércitos privados, objetivo alcanzable con la estricta implementación del acuerdo alcanzado en la Mesa de Conversaciones sobre “Garantías de Seguridad”, garantías no solamente para los guerrilleros que van a dejar las armas, sino necesariamente extensivas a las comunidades campesinas, fuerzas políticas, grupos étnicos, defensores de derechos humanos, sindicalistas, periodistas, y tantos otros y otras ciudadanos colombianos en permanente amenaza o riesgo a su integridad por trabajar por un país más justo y equitativo.

La Unión Europea ha venido acompañando este proceso en los últimos años, de forma activa en los últimos meses. El Enviado Especial de la UE para el proceso de paz, el ex ministro irlandés Sr. Eamon Gilmore, ha acudido a La Habana en varias ocasiones, reuniéndose con ambas partes y ofreciendo ayuda económica para la construcción de la paz, si bien se trata de una ayuda aún insuficiente: el apoyo financiero de la UE será distribuido en tres etapas,  la primera pondrá a disposición recursos inmediatos para atender 24 requerimientos que ya fueron acordados con el ministro para el post conflicto, Rafael Pardo. La segunda etapa girará en torno al denominado Fondo Fiduciario de la Unión Europea, que actualmente alcanza la muy limitada cifra de 90 millones de euros, y su uso principal será apoyo al desarrollo rural. La última fase será la financiación de proyectos de infraestructura para el post conflicto, a través del desembolso de créditos hasta por 400 millones de euros que saldrán de la Banca de Inversión Europea. Créditos reembolsables, es decir, no se trata estrictamente de cooperación. Habremos de estar atentos a las condiciones de reembolso que se impondrán a dichos créditos para que realmente ayuden y no lleguen a dificultar la construcción de la paz.

Alemania ha sido el país de la UE que más activo se ha mostrado en el apoyo al proceso de paz en Colombia, con la designación hace más de un año del Diputado Tom Koenigs como Comisionado del Ministro de Relaciones Exteriores para el proceso de paz, mientras que el Banco de Crédito para la Reconstrucción y el Desarrollo, entidad pública alemana, ha comprometido a fecha de hoy 75 millones de euros para el post conflicto  y la construcción  de paz.

El enviado especial Koenigs se ha mostrado especialmente comprometido con la paz, ayudando a la buena marcha del proceso con pronunciamientos sobre los problemas concretos que enfrenta el post conflicto: “Los sucesores del paramilitarismo contradicen claramente a todos los protagonistas (guerrilla, gobierno, sociedad civil, víctimas, etc.) y contenidos (reforma agraria, reparación a víctimas, devolución de tierras, fin del narcotráfico, justicia, no repetición, etc.) de los acuerdos de paz, y son una grave amenaza para su realización” o “Resulta sorprendente que las víctimas de todas las partes y sus asociaciones correspondientes, con unas pocas excepciones, apoyan el acuerdo (de Justicia Transicional y Victimas) y están dispuestas a adjudicar una mayor importancia a los elementos de verdad, reparación y no repetición que a la severidad de las penas judiciales, mientras que los políticos de la derecha quieren ver restablecida la dignidad de las víctimas únicamente por penas de prisión” (2º Informe al Bundestag de T. Koenigs, 30 abril 2016).

En comparación, la diplomacia española, dependiente de su trabajo en América Latina para mantener su peso específico en el panorama diplomático internacional, ha estado ausente de este proceso de conversaciones, especialmente si se compara con su activa participación en los tres anteriores procesos de paz, fallidos, habidos entre las FARC EP y el Gobierno de Colombia. Este desentendimiento probablemente tiene que ver con el papel muy activo que la diplomacia española –tanto en los gobiernos de Aznar, de Rodríguez Zapatero como en el de Mariano Rajoy– desempeñó en el apoyo a la llamada “doctrina de la seguridad democrática” en Colombia, implementada por el Presidente Álvaro Uribe entre los años 2002 y 2010, y que lejos de acabar militarmente con la guerrilla –como se proponía– provocó pavorosas situaciones de violaciones a los derechos humanos, como los llamados “falsos positivos” –más de 4.000 ejecuciones extrajudiciales de jóvenes colombianos desempleados o marginales a los que el Ejército hacía pasar por guerrilleros abatidos en combate con el fin de mostrar resultados–  o las denominadas “chuzadas del DAS”,  espionaje a defensores de derechos humanos, jueces, políticos opositores y periodistas, que acabó con la disolución del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) –servicio de inteligencia dependiente directamente de la Presidencia de la República–  y el procesamiento de la mitad de su plantilla, tras ser calificado por los tribunales colombianos como una “organización criminal”.

El proceso de paz está llegando a buen término gracias al acompañamiento internacional, especialmente de los países de la América Latina que han visto en la paz de Colombia la paz de todo el continente. Junto al activo papel desempeñado como país garante por Noruega –sin duda la diplomacia con mayor especialización y eficacia en procesos de paz de cuantas existen hoy día–, Cuba  ha sido el otro país garante, que además de poner a disposición su territorio y las debidas condiciones de seguridad para que avanzara el proceso, ha sabido garantizar el apoyo político de la región al proceso, a la vez que –conjuntamente con Noruega– ha desplegado un imprescindible pragmatismo diplomático que ha permitido sortear los muchos desencuentros que entre las partes ha habido durante las conversaciones. El papel de países acompañantes desempeñado por Venezuela y Chile han ayudado a destrabar problemas y a sumar más apoyos a la causa de la paz. Finalmente, a partir de enero de 2015 la Administración estadounidense del Presidente Obama, con la designación del diplomático Sr. Bernard Aronson como enviado especial para el proceso de paz, también ha desempeñado un papel constructivo en las conversaciones, quizás no todo lo comprometido que pudiera haber sido a la vista de la influencia internacional de los EEUU, pero sin duda un apoyo a la paz en Colombia que nunca antes de forma tan explícita comprometió una administración estadounidense. La reunión celebrada el pasado mes de marzo entre el Secretario de Estado Sr. Kerry y la comandancia de las FARC EP en La Habana, supuso un evidente reconocimiento político a esta organización guerrillera, a pesar de que, inexplicablemente, aún sigue incluida en las arbitrarias listas de organizaciones “terroristas” de la Unión Europea, del Reino Unido y de los propios Estados Unidos.

Aún quedan acuerdos imprescindibles de alcanzar para la firma del Acuerdo Final de Paz. Los más importantes, los relacionados con la reincorporación de los antiguos combatientes a la vida civil, las zonas donde se producirá dicha reincorporación, la imprescindible y urgente  amnistía –prevista expresamente en las Convenciones de Ginebra a la finalización de un conflicto armado interno–, las necesarias Garantías de No repetición –revisión de la doctrina de seguridad y militar de Colombia y su adaptación a una sociedad en paz donde la población civil nunca más sea considerada un enemigo– y la puesta en marcha de la Jurisdicción Especial para la Paz, entre otras cuestiones de índole menor. Pero la firma este jueves en La Habana de los tres acuerdos que de facto ponen fin a la guerra, es la mejor garantía para alcanzar los acuerdos parciales restantes, de forma irreversible, en unas pocas semanas.

A partir de la firma del Acuerdo Final de Paz, será la comunidad internacional la que deba coger el relevo de la Mesa de Conversaciones de La Habana. Sin un acompañamiento firme e imparcial de la comunidad internacional, en especial de los países de América Latina y el Caribe y de las Naciones Unidas, será muy difícil verificar el cumplimiento de los acuerdos y acabar con las causas del conflicto. Es imprescindible garantizar un periodo de post acuerdo eficaz, donde la implementación de lo firmado sea una realidad y no se defrauden las expectativas de los colombianos y colombianas, en especial de aquellos que han vivido en primera persona la guerra, generación tras generación, en las zonas rurales del país. Una Colombia en paz abrirá la puerta a la solución de varios problemas mundiales, entre ellos el los cultivos susceptibles de unos ilícito y el narcotráfico o el desplazamiento de población. Colombia es un país dotado de inmensas potencialidades, sin duda la más importante reside en las personas que habitan en él, gente trabajadora y cordial, culta y emprendedora, con una envidiable formación académica y científica. El compromiso  de la comunidad internacional con esta paz que viene, tan difícil y generosamente construida entre todas, se verá cumplido cuando portar un pasaporte colombiano sea definitivamente motivo de orgullo y dignidad, nunca más un estigma.

Fuente: http://elordenmundial.com/tribuna/se-acabo-la-guerra-ojala-nunca-vuelva-enrique-santiago/

Fuente de la imagen: http://static.emol.cl/emol50/Fotos/2015/10/06/file_20151006160553.jpg

Comparte este contenido:

Entrevista a Janna Jihab, la niña palestina que se hizo reportera

Junio 2016/Fuente y Autor: Sputnik

Mientras que la mayoría de los niños de 10 años van a la escuela y juegan con sus amigos, Janna Jihab se ha convertido en la periodista más joven de Palestina. Sputnik ha entrevistado a la pequeña reportera.

Janna, residente del pueblo palestino de Nabi Saleh, ha sido testigo de las tragedias de la guerra desde muy pequeña. Cuando las Fuerzas de ocupación israelíes —FDI, por sus siglas— mataron a un amigo suyo y a su tío, la niña empezó a cubrir los acontecimientos que tienen lugar en su pueblo y a revelar las violaciones de los derechos humanos por parte israelí en Palestina.

«Las FDI mataron a mi amigo y a mi tío justo delante de mis ojos cuando tenía siete años. Fue entonces cuando logré vencer el miedo y la timidez y decidí documentar todas las violaciones de los derechos humanos de las FDI dondequiera que fuese», confesó.

«Participé en las manifestaciones cerca de mi casa en Ramallah, precisamente en la de ‘Nabi Saleh’. Fue una protesta en contra de la ocupación israelí de la zona. Nuestra casa es la primera en la entrada del pueblo de Nabi Saleh. Las FDI siempre llegan allí. Me gusta el periodismo desde pequeña. Empecé a grabar las manifestaciones y protestas con el teléfono móvil de mi mamá y a comentar lo que estaba filmando».

La pequeña reportera explicó que grabando y publicando en las redes sociales estos acontecimientos, ella trataba de mostrar al público cómo las FDI atacaban a los participantes de las manifestaciones, lo que provocó la reacción de los internautas.

«Con la ayuda de mi mamá conseguí publicar estos vídeos en las redes sociales, algo que tuvo gran repercusión, así que eso me impulsó a seguir adelante», aseguró Janna.

El objetivo de la niña es sacar a la luz las violaciones de los derechos humanos por parte de Israel que quedan sin cubrir por parte de los medios internacionales para que todo el mundo se entere de cómo operan en las tierras palestinas.

Para hacer llegar su mensaje al mundo, la menor comenta sus vídeos tanto en árabe como en inglés, idioma que aprendió en la escuela estadounidense de Ramallah. Además, Janna añadió que ella había nacido en EEUU, pero vivió allí solo tres meses.

«Me di cuenta de que los reportajes hechos en inglés llegan a un público más amplio en las redes sociales que los que comentaba en árabe. Así me estoy dirigiendo a Occidente», explicó la niña.

Janna también confesó que de mayor le gustaría ser periodista y trabajar en una agencia de noticias internacional.

«Es porque los medios no dicen la verdad sobre los actos de Israel en el territorio de Palestina. Quiero arreglar esta situación y mostrar la imagen real de los acontecimientos», concluyó Janna.

Fuente de la entrevista: http://mundo.sputniknews.com/entrevistas/20160531/1060268093/pequena-periodista-palestina.html

Fuente de la imagen:http://cdn2.img.mundo.sputniknews.com/images/106027/09/1060270991.png

Comparte este contenido:

Declaración de Peter Salama, director regional de UNICEF en Oriente Medio y África del Norte, sobre el ataque a hospitales en Alepo

AMMAN, 8 de junio de 2016

«Todo el mundo debería cuestionarse su humanidad cuando los bebés tienen que ser sacados de sus incubadoras por los ataques a hospitales.

UNICEF confirma que tres instalaciones médicas han sido atacadas hoy en Alepo en un intervalo de tres horas. Los hospitales Al-Bayan y al-Hakeem -a una distancia de 300 metros respectivamente-, y la clínica Abdulhadi Fares, situados en la parte oriental de la ciudad fueron atacados.

El hospital de Al Hakim, un centro apoyado por UNICEF, es uno de las pocas instalaciones sanitarias que todavía proporciona servicios pediátricos. Este es el segundo ataque contra el hospital.

Este patrón devastador de la guerra en Siria parece no tener medida.

Los últimos cinco años de guerra han traído tragedias diarias a millones de personas en Siria. Los niños, incluidos bebés de pocos días de edad, han resultado heridos y han perdido su vida mientras recibían atención sanitaria. El personal médico ha resultado herido y ha fallecido mientras hacía su trabajo.

Cientos de instalaciones médicas que proporcionan cuidados vitales a miles de personas han sido dañadas o destruidas. Tan solo en las dos últimas semanas, seis centros de salud fueron atacados en el país.

Sin duda, esto debe agitar la ‘brújula moral’ del mundo. ¿Cuánto tiempo más vamos a permitir que los niños de Siria continúen sufriendo así?».

Fuente:http://www.unicef.org/spanish/media/media_91457.html

Imagen tomada de: http://cdn1.img.mundo.sputniknews.com/images/105929/86/1059298632.jpg

Comparte este contenido:

Nigeria: El conflicto en Nigeria deja a más de un millón de niños fuera de la escuela

Comunicado de prensa originalmente publicado en Unicef Centro de Prensa el 22 de diciembre del 2015

Aunque algunos centros educativos están volviendo a abrir sus puertas, la inseguridad sigue siendo un obstáculo para la educación

DAKAR/NUEVA YORK, 22 diciembre 2015 – La violencia y los ataques contra la población civil en el noreste de Nigeria y en los países vecinos han forzado a más de un millón de niños a abandonar la escuela, según UNICEF.

Estos niños que están perdiendo su educación debido al conflicto se unen a los 11 millones que ya estaban fuera de la escuela primaria en Nigeria, Camerún, Chad y Níger antes del comienzo de la crisis.

“Es una cifra abrumadora”, dice Manuel Fontaine, director regional de UNICEF en África Occidental y Central. “El conflicto ha supuesto un duro golpe para la educación en la región, y la violencia ha dejado a muchos niños fuera de las aulas durante más de un año, poniéndoles en riesgo de abandonar completamente la escuela”.

Más de 2.000 escuelas siguen cerradas –algunas llevan así más de un año- en Nigeria, Camerún, Chad y Níger debido al conflicto, y cientos de ellas han sufrido ataques, saqueos o incendios. En el extremo norte de Camerún, solo una de las 135 escuelas cerradas en 2014 ha reabierto este año.

En el noreste de Nigeria UNICEF ha dado apoyo a 170.000 niños que han podido reanudar su educación en las zonas más seguras de los tres estados más afectados por el conflicto, donde la mayoría de escuelas han podido reabrir. Sin embargo muchas aulas están masificadas, ya que algunos centros educativos siguen siendo el hogar de muchas personas desplazadas en busca de refugio. En estas áreas algunos profesores desplazados, que también han huido de la violencia, están comprometidos con la escolarización y a menudo doblan turnos para que más niños puedan volver a clase.

En otras zonas la inseguridad, el miedo a la violencia y los ataques impiden a muchos profesores la reanudación de las clases, y disuaden a los padres de enviar a sus hijos a la escuela. Solo en Nigeria unos 600 profesores han sido asesinados desde el levantamiento de Boko Haram.

“El reto que afrontamos es mantener a los niños seguros sin interrumpir su escolarización”, declara Fontaine. “Las escuelas han sido objetivo de los ataques, y los niños tienen miedo de volver a las aulas. Cuanto más tiempo pasan fuera de la escuela, mayor es el riesgo de que sufran abusos, secuestros o reclutamiento por parte de grupos armados”.

Junto con los gobiernos, ONG y otros aliados, UNICEF ha establecido espacios temporales de aprendizaje y ha renovado y ampliado las escuelas. Esto ha beneficiado a 67.000 niños. Además UNICEF ha formado a profesores en apoyo psicosocial y ha proporcionado material escolar a más de 132.000 niños desarraigados a causa del conflicto, también en escuelas locales que acogen a estudiantes desplazados.

Sin embargo, las restricciones de seguridad y la falta de fondos obstaculizan los servicios de acceso a la educación y la distribución de materiales de aprendizaje de emergencia. Hasta ahora, UNICEF ha recibido el 44% de los fondos necesarios para responder en 2015 a las necesidades humanitarias de los niños en Níger, Nigeria, Camerún y Chad.

En 2016 UNICEF necesitará cerca de 23 millones de dólares para proporcionar acceso a la educación a los niños afectados por los conflictos en los cuatro países, la mayoría de los cuales vive alrededor de la región de Lago Chad.

# # #

Acerca de UNICEF:
En UNICEF promovemos los derechos y el bienestar de todos los niños, niñas y adolescentes en todo lo que hacemos. Junto a nuestros aliados, trabajamos en 190 países y territorios para transformar este compromiso en acciones prácticas que beneficien a todos los niños, centrando especialmente nuestros esfuerzos en llegar a los más vulnerables y excluidos, en todo el mundo.

Para obtener más información sobre UNICEF y su labor visite: www.unicef.org/spanish

Imagen tomada de: http://www.unicef.org/spanish/infobycountry/images/Niger_photo.jpg

Para más información, sírvase dirigirse a:

Georgina Thompson, UNICEF Nueva York, + 1 917 238 1559, gthompson@unicef.org
Laurent Duvillier, Oficina Regional UNICEF en Dakar, +221 77 740 35 77, lduvillier@unicef.org
Doune Porter, UNICEF Nigeria, +234 803 525 0273, dporter@unicef.org
Anne Boher, UNICEF Níger, +227 9696 2159, aboher@unicef.org
Manuel Moreno González, UNICEF Chad, +235 639 00 947, mmgonzalez@unicef.org
Laure Bassek, UNICEF Camerún, +237 222 50 54 39, lbassek@unicef.org

Comparte este contenido:

The Paradox of Congo: How the World’s Wealthiest Country Became Home to the World’s Poorest People

Africa/Congo/May 2016/Autor:  Esther Yu-Hsi Lee/ Fuente: ThinkProgress

Resumen:  En la República Democrática del Congo (RDC), la gran mayoría de las personas viven en la pobreza extrema, ganando solamente 400 $ al año. El país se está recuperando de la inestabilidad, el hambre y las enfermedades. Uno de cada siete niños muere antes de cumplir los 5 años de edad. Y más de 5,4 millones de personas han muerto desde 1993 a causa de los conflictos armados. Pero los problemas que afectan a los ciudadanos congoleños están en agudo contraste con la riqueza del país. La República Democrática del Congo, se asienta sobre los minerales en bruto sin explotar $ US 24 trillón – dinero que no se benefician directamente a las personas que viven allí.

In the Democratic Republic of Congo (DRC), the vast majority of people live in extreme poverty, earning only around $400 a year. The country is reeling from instability, hunger, and disease. One in seven children dies before they turn 5 years old. And more than 5.4 million people have died since 1993 because of armed conflict. But the issues plaguing Congolese citizens are in sharp contrast to the country’s wealth. The DRC sits on untapped, raw mineral ores worth $24 trillion — money that isn’t directly benefiting the people who live there.

“Why are we living through hell in paradise?” Vital Kamerhe, a Congolese politician and leader of the Union for the Congolese Nation, asks in the film When Elephants Fight, which details how foreign interests have ravaged the Congo region. “That is the paradox of Congo.”

Foreign companies have made large investments in eastern Congo’s mines, buying from suppliers funding armed groups within the country. This type of foreign investment in the Congo’s extraction industry has led to a loss of at least $1 billion in resource revenue that could otherwise be used to reform the country’s security, health, and education sectors.

Now, two well-known activists have begun a campaign to pressure mining companies, the DRC government, and Western governments to disclose exactly what they’re doing in the region. Alongside House of Cards television star Robin Wright, JD Stier, the president of the social activism organization Stier Forward, created the #StandWithCongo campaign to get mining entities to disclose the beneficial owners of offshore companies that are profiting from these mining deals.

“The #StandWithCongo campaign is addressing shady billion-dollar mining contracts — mostly relating to mining concessions in the south of the country,” Stier told ThinkProgress. “Transparency from technology companies to mining multinationals can ensure that the human rights of Congolese are respected and that more revenue can support development for Congolese people.”

The affected mines, mainly in Congo’s Katanga and Kivu provinces, contain some of the world’s largest reserves of cobalt, gold, copper, and diamonds, as well as tin, tungsten, and tantalum.

These raw minerals have fueled one of the world’s bloodiest conflicts globally since World War II to an obscene degree: 48 women are raped every hour in the Congo while 10,000 civilians are estimated to die every month. Militia groups made an estimated $185 million from conflict minerals in 2008, while gold remains a steady source of funding for them and for Congo’s army.

And, because the minerals mined in the Congo are used to make everyday objects like smartphones, lightbulbs, computers, and jewelry, nearly everyone reading this article is complicit in the ongoing conflict.

At least some of the mines purportedly belong to Israeli billionaire Dan Gertler, named more than 200 times in the Panama Papers. An ally to Congo President Joseph Kabila, Gertler allegedly had a hand in the mining deals in 2011 “that robbed the Congolese people of more than $1bn,” The Guardian reported.

The Africa Progress Panel, a panel that promotes the equitable and sustainable development for Africa, estimated that the sale of mining contracts to five anonymous British Virgin Island companies deprived Congolese citizens of $1.35 billion, or about twice their health and education budgets combined. And while assets were sold at one-sixth their commercial value, these offshore companies bankrolled 500 percent in profits.

“The DRC government should commit to immediate full disclosure of state-owned companies’ revenues and spending, to the publication of all mining contracts, and to ensuring company compliance with Organization for Economic Co-operation and Development (OECD) standards on conflict minerals,” Stier said. The OECD, an international economic organization, has helped to issue due-dilligence guidance for companies to move away from the use of such minerals.

Conflict in the Congolese region may only accelerate as the country’s term-limited president, Joseph Kabila, appears poised to extend his incumbency into a third term. Though he is bound by the DRC’s constitution to step down after two consecutive terms, Kaliba — under whom many abuses in the region, particularly those against women, have gone unpunished — has not categorically said that he will not seek a third term. In order to stay in power, Kabila could delay the November 2016 elections or change the constitution.

Kabila’s cling to power has so far resulted in the arrest and detention of opposition supporters. As many as 40 people were killed last year during protests opposing a draft law that would have extended his term. And on Thursday, peaceful protesters who took to the streets in Goma, an eastern city in the DRC, were met by armed security personnel who used tear gas to disperse the protests. As many as six people were shot, including a target=»_blank»12-year-old boy and 6-year-old child, according to a Human Rights Watch researcher.

Although the use of conflict minerals is unlikely to completely halt, Stier is hopeful that the DRC and Western governments may be able to follow other countries’ example to implement sustainable, peaceful trade “that fosters human rights.”

“In recent years, activist efforts have led to significant reforms in the technology sector,” Stier said. “Tech giants Apple and Intel acknowledged their products contain minerals linked to the financing of rape and war in eastern Congo, and have since invested significant resources in tracking their supply chains — moving in the direction of a closed loop, traceable minerals supply chain.”

Apple Inc. announced in March that it would now audit 100 percent of its suppliers sourcing minerals from the DRC. Intel Corp., the world’s largest chip maker, said in 2014 that the company was “committed to using only conflict-free mineral resources” and would track raw materials, though it appears to be a work in progress as evidence of fraud, smuggling, and a lack of oversight has plagued the current audit system.

There’s also been some legislative movement here in the United States. Under the Dodd-Frank Wall Street Reform and Consumer Protection Act, companies using gold, tin, tungsten, and tantalum are required to make efforts to determine whether those minerals came from the DRC and whether those mineral purchases are funding armed groups in eastern DRC.

According to the policy organization Enough Project, “216 out of approximately 324 smelters and refiners worldwide (67 percent) have passed conflict-free audits and an additional 50 smelters/refiners are in the process of being audited, for a total of 266 participating companies (82 percent).” A 2014 International Peace Information Service study also found that “70 percent of tin, tungsten, and tantalum mines surveyed in eastern Congo were no longer controlled by armed groups, and 204 mines in Congo are now officially certified as conflict-free.”

“We may not have serious strategic interests in this region, but that doesn’t mean we don’t care,” U.S. Special Envoy to the Great Lakes Region of Africa Thomas Perriello told ThinkProgress. “One of the biggest myths about the DRC is that it is hopeless. While that’s a convenient excuse for inaction, we have seen major progress from constitutionalism to conflict-free mineral programs.”

And Stier believes the momentum will only continue.

“Many people in the West feel detached from Congo and the conflicts there,” he said. “However, Millennials get it. They are Skyping with people around the world… and have the pragmatic idealism to act when they see some of the greatest unaddressed injustices on the planet. Further, they recognize that Congolese will ultimately create peace in their country but that we can help support these efforts.”

Fuente de la noticia: http://readersupportednews.org/news-section2/318-66/37127-the-paradox-of-congo-how-the-worlds-wealthiest-country-became-home-to-the-worlds-poorest-people

Fuente de la imagen: http://readersupportednews.org/images/stories/article_imgs21/021222-congolese-miners-052816.jpg

Comparte este contenido:

La guerra no tiene rostro de mujer (Opinión)

Por Alba Carosio

Para mi aporte de esta semana utilizo el título del libro de Svetlana Alexiévich, premio Nobel de Literatura de 2015. Es un libro imborrable, que relata las experiencias de mas de un millón de mujeres rusas que pelearon en el Ejercito Rojo en la II Guerra Mundial. ¿Qué pasó con estas mujeres? ¿Por qué la historia no las registró?

Sus historias no le importaron a nadie, es mas muchas de ellas al regresar fueron criticadas, fueron consideradas como “fulanas” del frente por la convivencia estrecha que tuvieron con los soldados en la trincheras. Al terminar la guerra el prejuicio pudo mas que el heroísmo de las combatientes, unas cuantas de ellas murieron solas y la gran mayoría no quería recordar la guerra.

Dicen textualmente “Nosotras, las muchachas del frente pasamos muchas penas. También después de la guerra. Terminada una, nos tocó otra guerra. Igual de terrible. Los hombres nos dejaron la espalda al descubierto. En el frente era diferente”, “…Cuando la guerra acabó, ellas quedaron muy mal paradas. … Consideran que solo fueron a la guerra para buscarse un novio, se enredaban con cualquiera.

El libro recoge las experiencias femeninas en la acción de guerra: “…He visto mas muertos que árboles… ¡Qué terrible! ¡Qué miedo pasas en un combate cuerpo a cuerpo: un hombre enfrentándose a otro con la bayoneta…”. “…Nos lanzamos al ataque, el enemigo nos recibió con el fuego de las ametralladoras. El batallón desapareció. Todos habían caído. No nos mataron a todos, había muchos heridos. Los alemanes continuaron disparando, no dieron el alto al fuego. Inesperadamente, desde la trinchera saltó una chica, luego otra, luego una tercera…Se pusieron a vendar los heridos y a sacarlos fuera. A las 10 de la noche, todas las chicas estaban heridas de gravedad, pero cada una de ella había salvado por lo menos a dos otres soldados.”

En estas experiencias está la muerte, el dolor, el frío, la oscuridad, y también la búsqueda de la salvación, la justicia, la solidaridad, y sobre todo comprensión humana.

“…La gente no quería morir…Nosotras respondimos a cada gemido y a cada grito. Una vez un herido, al sentir que se moría, me agarró así por el hombre, me abrazó y no me soltaba. El creía que si alguien estaba a su lado, si la enfermera estaba con él, la vida no se le iría. “… Mientras te podrían oír, hasta el útimo momento yo les decía que no, que de ningún modo, que no se iban a morir. Los besaba y abrazaba.”

Tomado de: http://www.correodelorinoco.gob.ve/opinion-libre/guerra-no-tiene-rostro-mujer-opinion/

Fuente de la foto: https://tintaguerrerensedotcom.files.wordpress.com/2016/02/cytwvsmvaaaimot.png?w=720

Comparte este contenido:
Page 11 of 12
1 9 10 11 12