Fuente: ADITAL Noticias/ esticadores de horizontes /Reportaje de Benedito Texeira
El proyecto «Esticadores de Horizontes», realizado por la Agencia de Información Frei Tito para América Latina y el Caribe (Adital) publica hoy su segundo reportaje, una escucha crítica sobre temas que giran en torno a la historia de vida de la bailarina Katiana Pena y su experiencia como educanda de Edisca, publicado el viernes, 08 de abril. Incluye el impacto en el poder público y entre los expertos cuyas actuaciones están orientadas a las políticas de arte y cultura, investigando las relaciones posibles entre el Gobierno y el Tercer Sector para proporcionar condiciones de transformación individual y colectiva a las juventudes socialmente excluidas.
Tratar con los jóvenes requiere un lenguaje que el gobierno brasileño fue lento para entender. El arte y la cultura, la política pública afinada al campo de las «subjetividades» – tal como define el Secretario de Cultura del Estado de Ceará, Fabiano dos Santos, funcionaría como un puente entre la rigidez burocrática del Estado y la generación, “junio de 2013″ en referencia al mes en que Brasil fue sacudido por manifestaciones espontáneas, dirigidos por colectivos juveniles. El mensaje de las calles era claro. Este grupo social, formado por variadas juventudes – mujeres, negras y negros, lesbianas, gay, bisexuales y transexuales (LGBT), jóvenes de las periferias, con discapacidad, víctimas de la violencia, entre otros – en constante transformación, exige ahora, del Estado brasileño más ciudadanía y la participación política. Y el arte y la cultura, como relataron las bailarinas egresadas de Edisca a los reportaje del proyecto Esticadores de Horizontes la semana pasada, pueden si, ser un parte aguas en la vida de jóvenes pobres y expuestos a condiciones de vulnerabilidad.
La dificultad de entender a los jóvenes y el papel que el arte y la cultura tienen como vectores de transformación social, se puede observar en la demora de Brasil para instituir un Estatuto de la Juventud. Este marco legal que hoy en día, intenta organizar y consolidar sus propias políticas para este segmento de la sociedad, una lucha guiada a través de los esfuerzos de varias organizaciones populares, fue sancionada por la presidenta Dilma Rousseff, en agosto de 2013. La conquista, que se produjo después de años de negociaciones, debates y presiones, después de que 23 años han transcurrido desde la aprobación del Estatuto del Niño y del Adolescente (ECA).
“Tenemos esta debilidad en las políticas públicas en Brasil, la falta de continuidad. Desde la redemocratización, estamos intentando construir estas políticas”, afirma el secretario de Cultura de Ceará, Fabiano dos Santos. «Un ejemplo exitoso es el Bolsa Familia, que se convirtió en política de Estado. Necesitamos de marcos legales que garanticen estos logros, aunque sabiendo que sólo esto no es lo suficiente. Y, en el campo de la cultura, no tenemos estudios más concretos que muestren los impactos positivos de las políticas públicas, aunque sepamos que no hay como mensurar esto en absoluto, pues estos logros están presentes en el campo de la subjetividad. Y esto dificulta las acciones de continuidad», reflexiona. «Aquí, en América Latina, sobre la experiencia que tuvimos en los últimos años, tal vez sea Chile el país que más se acerca de los éxitos en las políticas culturales, porque ya tuvieron gobiernos de derecha, de izquierda, del centro, pero hubo la continuidad de estas políticas».
Entendimiento común entre el Tercer Sector: uno de los principales obstáculos para la efectuación de las conquistas sociales oriundas del binomio arte-cultura está en la falta de continuidad de los proyectos que involucrando el poder público. Al cambiar el gobierno, o por haber un nuevo entendimiento ideológico sobre el papel de estas políticas públicas o, simplemente, por la voluntad de borrar los logros de la gestión anterior, se sotera lo que ya ha sido construido y se establecen nuevos proyectos sociales.
Otra cuestión en juego es el hecho de que un marco legal de protección a los jóvenes, como el establecido a través de la Ley nº 12.852, de 05 de agosto de 2013, el Estatuto de la Juventud no garantiza la puesta en práctica de estos derechos sociales pretendidos. En un mundo impulsado por estrategias de marketing y comunicación, la presentación de buenas intenciones a la sociedad por parte del Estado no es garantía de que los proyectos van a salir del papel.
FALTA continuidad
No es por casualidad, , según ha explicado David Barros, jefe de la Coordinación Especial de la Juventud, órgano de Gobierno del Estado de Ceará, uno de los primeros artículos del Estatutos de la Juventud ya reglamentado, se ocupa de la garantía de media entrada [a mitad de precio en eventos deportivos y culturales]s. «El Estatuto es exactamente para esta juventud [con menores ingresos, de las periferias, histórica y socialmente excluidos], debido a que una parte significativa de la juventud brasileña no necesita que el Estado colabore para su pleno desarrollo, pues ya tiene acceso a la universidad, a los bienes culturales, a educación regular. El Estatuto existe para defender a esta juventud que es víctima de la pobreza, la discriminación, «explica.
Es interesante resaltar la diferencia de conceptos entre el Estatuto aprobado en 2013 y el de la da Criança y del Adolescente, ECA, establecido en julio de 1990. Para David Barros, la grande idea es salir de la perspectiva meramente tutelar para garantizar la emancipación, la independencia; proveer los jóvenes de la condición no solamente de convertirse en los proveedores económicos de sus familias, sino también en agentes de la transformación política y cultural del país.
«Es deber del Estado garantizar estos derechos [sociales de la juventud], por un sentido emancipador. Esta es la mayor diferencia en relación al ECA. Este es, digamos así, una tutela del Estado en relación a los sujetos en desarrollo. Ya el Estatuto de la Juventud obviamente dialoga con esa tutea, cuando busca garantizar que estos jóvenes se emancipen, es decir, puedan responder a la pregunta: «qué seré cuando crezca». Pero no es sólo esto. Busca garantizar también que las próximas generación de jóvenes no sean solamente sujetos económicos, sino también sujetos sociales y políticamente activos».
Rane Félix es asesora de Gabinete de la Secretaria de Cultura del Estado de Ceará (Secult). En la conversación que tuvimos, Rane subraya justamente el importante papel que el arte y la cultura pueden ejercer en la capacitación ciudadana de nuestra juventud. «Cuando se discute, a través del arte, los derechos sociales, se discute política. No existe un proceso cultural alienado del proceso político. Es necesario problematizar, a través del arte, este ‘agujero’, esta ausencia de derechos sociales, este vacío, este no-derecho y cuestionar esto. Nosotros, como poder público, al financiar, a los mismos edictos [de fomento a las artes], tenemos que poner esta discusión de la política a través del arte», reflexiona Rane.
Derecho a ser independente
Jóvenes participan de Encuentro Regional de Consejos de la Juventud en Aquiraz, Ceará, en 2016, Colección COJUV
Otro punto abordado es cómo ha sido gestionada y pensada la relación entre organizaciones no gubernamentales, instituciones de la sociedad civil y el poder público. Después de un periodo de auge, especialmente al principio de los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, desde 2003, las asociaciones fueron menguando – en especial debido a la legislación sobre las asociaciones gubernamentales con las ONGs haberse convertido en más rigurosa, en 2014 – hasta alcanzar un nivel, digamos, de casi de criminalización, como señala David Barros refiriéndose a las incontables exigencias y burocracias.
Para Fabiano dos Santos, no hay porque pensar en el fin de estas asociaciones. «Alianzas con la sociedad civil siempre ocurrieron y van continuar existiendo. Cito el ejemplo de Puntos de Cultura, esta exitosa asociación con el Ministerio de Cultura, que busca potencializar lo que estos grupos de cultura ya hacían. Hoy, aquí en Ceará, tenemos 200 puntos, y esto es fruto de la alianza con la sociedad», explica. «Hay, por supuesto, una diferencia en relación con la educación, por ejemplo, donde el Estado financia y ejecuta. El hacer cultural es diferente. Son proyectos de la sociedad civil, sea través de artistas o colectivos».
Según David Barros, la cobertura de los medios de comunicación habría sido uno de los factores para el alejamiento del poder público de las organizaciones de la sociedad civil. «Yo empecé mi militancia en una ONG, y observamos, ya en aquel momento, que había una cierta criminalización de estas asociaciones, en el sentido de los recursos públicos no llegaren a sus finalidades. Esta imagen fue pautada, incluso por la cobertura de los medios de comunicación, inhibiendo un camino, en mi opinión, muy positivo, que es la unión del poder público con la sociedad civil. Ahora, el nuevo secretario nacional de Juventud [Gabriel Medina] ya señaló que desea volver a incentivar estas asociaciones. Mi opinión, como gestor, es que estas asociaciones deben volver, de una forma más articulada entre sí”.
Por ahora, lo que vemos, al menos en los ámbitos de la Coordinación Especial de Juventud y de la Secretaría de Cultura del Ceará, son intenciones de que las políticas públicas dirigidas a las juventudes, en especial las excluidas socialmente, sean ampliadas. Pero aún son sólo expectativas. En la Coordinación, por ejemplo, hay la perspectiva de implantación, hasta el fin de mayo de este año, del proyecto Saraos de la Juventud. Este pretende financiar actividades artísticas y culturales producidas por jóvenes de 18 a 29 años, costeando las iniciativas que busquen contribuir al desarrollo local de territorios en situación de alta vulnerabilidad. Serán seleccionados 100 proyectos de lenguajes artísticos variados.
Según Barros, el presupuesto para este proyecto debe involucrar recursos del orden de R$ 1,2 millones – siendo R$ 10 mil para cada proyecto – procedentes del Fecop [Fondo Estadual de Combate a la Pobreza]. Concretamente, en poco más de un año de gestión, el actual Gobierno del Ceará viene, en este periodo, dando continuidad a los Programas Nacionales de Inclusión de Jóvenes (Projovem) Urbano y Rural, que capacitan a jóvenes que aún no han completado la enseñanza primaria y también ofrecen cursos vocacionales iniciales, con fondos del gobierno federal. Klístenes Braga, asesor de la Secult, también anuncia el lanzamiento, en breve, de edictos públicos específicos que pueden incluir a las juventudes, a ejemplo de los sectores LGBT y personas con discapacidad.
El equipo de reportaje buscó la Coordinación de Juventud de la Alcaldía de Fortaleza, responsable por los Cucas (Centros Urbanos de Cultura, Arte, Ciencia y Deporte de la Fortaleza) – uno de los proyectos más emblemáticos de inclusión de jóvenes en barrios de las periferias de la ciudad, a través del arte y la cultura – pero no consiguió las información solicitadas hasta el cierre de esta edición.
El enlace original del reportaje http://www.esticadoresdehorizontes.com/#!blank-7/b3yra