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ODS/ Objetivo 8: Trabajo decente y crecimiento económico

Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos

Durante los últimos 25 años, la cantidad de trabajadores que viven en condiciones de pobreza extrema ha disminuido drásticamente, pese al persistente impacto de la crisis económica de 2008 y 2009. En los países en desarrollo, la clase media representa hoy más del 34% del empleo total, una cifra que casi se triplicó entre 1991 y 2015.

Sin embargo, mientras la economía mundial continúa recuperándose presenciamos un crecimiento más lento, el aumento de las desigualdades y una tasa de expansión del empleo insuficiente para absorber la creciente fuerza laboral. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2015 hay más de 204 millones de personas desempleadas.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible apuntan a estimular el crecimiento económico sostenible mediante el aumento de los niveles de productividad y la innovación tecnológica. La promoción de políticas que estimulen el espíritu empresarial y la creación de empleo son cruciales para este fin, así como también las medidas eficaces para erradicar el trabajo forzoso, la esclavitud y el tráfico humano. Con estas metas en consideración, el objetivo es lograr empleo pleno y productivo y un trabajo decente para todos los hombres y mujeres para 2030.

Promover el trabajo decente es uno de los 17 Objetivos Globales de la nueva Agenda para el Desarrollo Sostenible. Un enfoque integral es crucial para avanzar en los diversos objetivos.

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Diez claves para entender la lucha de estudiantes politécnicos mexicanos

Fuente La Izquierda Diario /16 de Abril de 2016

Detrás del malestar estudiantil, está la aplicación de la Reforma Educativa del presidente Enrique Peña Nieto que violenta los derechos laborales de los docentes y afecta a cientos de miles de estudiantes

1 El Instituto Politécnico Nacional (IPN) cuenta con alrededor de 200 mil estudiantes de educación media superior (lo que en Argentina por ejemplo equivaldría a un medio secundario que va de los 15 a los 18 años), universitaria y estudios de posgrado. Se encarga, desde su fundación en 1936 bajo el gobierno de Lázaro Cárdenas, de la formación de profesionistas en disciplinas técnicas, tecnocientíficas y de ciencias exactas de alto nivel como ingenierías, computación, biotecnología, ciencias biológicas, matemáticas, etc.

2 A finales del 2014, cientos de miles de estudiantes del IPN con sede en la Ciudad de México y el Estado de México, estallaron una huelga de tres meses y tomaron las calles contra las reformas al plan de estudios y administrativas que pretendían subordinar al Instituto a los designios del gobierno federal para aplicar la Reforma Educativa.

3 En esta lucha, los estudiantes echaron para atrás la reforma al plan de estudios y evitaron también que el IPN fuera integrado al sistema del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECyT´s) y al Sistema Nacional de Bachilleratos (SNB). Y es que ambos, han sido promovidos por el gobierno mexicano para degradar el nivel técnico y científico educativo y formar mano de obra barata para las grandes trasnacionales y las empresas nativas. Es sabido que México en los últimos años, se ha convertido en un paraíso de inversión porque tiene una mano de obra ultra precarizada, incluso a veces con niveles salariales más bajos que los de China.

4 El intento de adscribir el IPN a dicho sistema, tenía el objetivo de degradar la formación de ingenieros, científicos y tecnólogos y aceitar la maquinaria de “fabricación de mano de obra barata” en la que se está convirtiendo la educación en México.

5 Si bien la lucha del 2014 echó para atrás este intento, la misma quiso ir más allá impulsando un Congreso Nacional Politécnico para democratizar la institución, que finalmente fue pactado con las autoridades y un grupo “selecto” de estudiantes sin mandato de asambleas que le dio la espalda a la base estudiantil.

6 Hace unos días, el Diario Oficial de la Federación, anunció la integración del IPN a la Subsecretaría de Educación Superior (SES) que depende de la Secretaría de Educación Pública, actualmente encabezada por Aurelio Nuño.

7 El anuncio despertó la bronca estudiantil y ha sido recibido con enorme desconfianza por parte de los estudiantes politécnicos. Arturo Nuño, actual Secretario de educación pública, formó parte de la organización empresarial “Mexicanos Primero”, orquestadora de la actual Reforma Educativa y que cuenta entre sus miembros a “distinguidos conocedores de la educación” en México como el dueño de Televisa, Emilio Azcárraga y de TVAzteca, Salinas Pliego.

8 La decisión del presidente EPN de poner a Nuño al frente de la Secretaría de Educación en México, fue “llevar hasta el final” la Reforma Educativa basada en el recorte de derechos laborales a los maestros y en degradar hasta el máximo la formación de cientos de miles de niños y jóvenes.

9 Con sana desconfianza, los estudiantes politécnicos se han comenzado a organizar y a tomar las calles contra esta medida, con asambleas de 300 a 400 estudiantes en por lo menos 26 escuelas y estallido de paros estudiantiles en 7 dependencias por ahora.

10 Dos movilizaciones espontáneas se registraron en la Ciudad de México de entre 15 mil y 20 mil estudiantes cada una el 14 de abril. Y el 15 de abril, hasta el cierre de estas líneas, 3000 mil estudiantes rodeaban la Rectoría de la Universidad Autónoma Metropolitana donde se encuentra sesionando una reunión del Secretario de Educación con varios Rectores de Universidades.

Enlace original: http://www.laizquierdadiario.com/Diez-claves-para-entender-la-lucha-de-estudiantes-politecnicos-mexicanos

 

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Al futbol no se juega

Todo lo que sé de los hombres se lo debo al futbol (Albert Camus, Premio Nobel de Literatura 1957).
Hace ya tiempo que el futbol dejó de ser un juego para convertirse en un negocio lucrativo que emplea a varios de los más acaudalados trabajadores de la sociedad del conocimiento, muchos de los cuales operan como empresas unipersonales de enorme rentabilidad e influencia. Todo lo relacionado con el futbol tiene una relevancia desmesurada tratándose, a la postre, de un simplemente pasatiempo. Baste este ejemplo: la única empresa que tiene una sección fija en la portada de la web del periódico de mi ciudad, San Sebastián, es la Real Sociedad, el equipo de futbol… Durante mucho tiempo, el balompié fue mirado despectivamente sobre todo por parte de la casta de los intelectuales (aunque Camus, Vargas Llosa, García Márquez o Sábato no pueden ser tildados precisamente de personajes frívolos). Incluso el lenguaje lo califica casi en términos peyorativos (jugar al futbol óplay soccer en inglés). Pero conviene no engañarse, existen varios aspectos de esta práctica deportiva que merece la pena tomar muy en serio porque se encuentran entre los más avanzados de nuestra sociedad.

ORGANIZACIÓN
Hay dos características singulares que hacen de un equipo de futbol una organización de conocimiento puro.
1. Como parte de la industria del entretenimiento (al igual que cuando vas al cine, a un concierto o un  parque de atracciones), lo que el futbol entrega a sus clientes por el precio de la entrada es un intangible absoluto. Los espectadores que contemplan un partido de futbol, en el campo o por televisión (y últimamente por internet), no se llevan consigo ningún producto físico, sino que viven una experiencia, que en el mejor de los casos es una alegría cuando su equipo gana o cuaja una buena actuación, y en el peor de los casos, una profunda decepción por la derrota. Cuando no eres hincha de ninguno de los dos equipos en liza, muchas veces la sensación es de haber malgastado tu tiempo. Por lo tanto, lo que entrega el futbol a su cliente es una promesa (vas a disfrutar de un buen espectáculo) que más veces de lo que sería tolerable en otros servicios que adquirimos, queda insatisfecha. Hay que reconocer que son excepción los partidos que están a la altura de las expectativas creadas.
2. El organigrama de un equipo de futbol funciona justo al revés que el de las organizaciones que conocemos. En toda empresa tradicional, la persona más importante se encuentra situada en la cima de la pirámide y es quien tiene el sueldo más alto. En un equipo de futbol, los más importantes (y quienes más dinero ganan) son los jugadores que se encuentran en la base de la pirámide (en el nivel más bajo de la jerarquía) y por tanto son quienes teóricamente tienen menos poder. En realidad, los jugadores  tienen el conocimiento crítico que permite que el negocio funcione. Para que un equipo sea competitivo, necesita que sus integrantes tengan conocimiento de futbol (no puedes armar un equipo si los individuos no cuentan con conocimientos específicos como preparación física, técnica individual, etc). Pero que los individuos tengan ese conocimiento es condición necesaria pero no suficiente, ya que no te garantiza que funcionen como un equipo fluido y armonioso porque a su vez deben desarrollar conocimiento grupal. Todos conocemos ejemplos donde el hecho de contratar a los mejores jugadores no garantiza contar con el mejor equipo ni asegura ganar títulos. ¿Qué conocimiento es crítico para que un equipo obtenga los resultados que desea? Si pretende, por ejemplo, ser el equipo menos goleado de la liga, el conocimiento crítico podría estar en alguno de estos factores: Diseñar un sistema defensivo especial,  contar con el portero adecuado, en la preparación física del grupo, en que los delanteros colaboren en tareas defensivas, en perfeccionar la táctica de fuera de juego…
A pesar de que tienen jornadas de trabajo de idéntica duración, cada jugador percibe una remuneración diferente, generalmente en función de su rendimiento y de su valor percibido. Los contratos de los futbolistas incluyen cláusulas bastante complejas, pero aun así, no es mucho lo que puede hacer un equipo por retener a un jugador que se quiere marchar. Cuando un jugador decide cambiar de aires, tarde o temprano lo hace y desde luego se lleva lo que sabe.

Sobre el terreno de juego, los jugadores todavía gozan de amplio margen de autonomía y toman miles de decisiones sujetas a su talento y a la improvisación, al contrario de lo que ocurre en la mayoría de organizaciones tradicionales donde gran cantidad de decisiones están tomadas de antemano por las jefaturas superiores. Para poder ejercer esa autonomía con propiedad y alcanzar sus objetivos, los equipos entrenan a diario, más para mejorar la coordinación y el desempeño del conjunto que para progresar a nivel individual. En las empresas tradicionales sin embargo persiste un modelo basado en el control y donde se asume que si cada especialista hace bien su trabajo, entonces se da por sentado que todo funcionará adecuadamente. Como las empresas trabajan en compartimentos estanco, las personas tienen serias dificultades para cooperar y trabajar coordinadamente. Los equipos de futbol se han preocupado de incentivar, reconocer y premiar diversos comportamientos (no solo al que mete el gol sino al que da el pase, al que roba balones, al que anula a la estrella del otro equipo, al que evita goles) que nuestras empresas, pensadas y diseñadas para el mundo industrial, todavía están lejos de valorar.

NEGOCIO
El negocio de un equipo de futbol no se basa en la venta de sus activos intangibles (los jugadores más cotizados) por muy rentables que puedan resultar dichas operaciones, aunque para bastantes equipos esta actividad forma parte de su modus operandi. Todo jugador que es traspasado necesita ser remplazado rápidamente por otro jugador, ojala de similar rendimiento. Por tanto el dinero que se ingresa por esa venta solo tiene utilidad si no permanece mucho tiempo en el banco sino que se emplea en adquirir un nuevo jugador. Alcanzar los objetivos previstos depende casi exclusivamente del desempeño de los jugadores. Los jugadores son como los vendedores de una empresa, si hacen bien su trabajo, el equipo gana y la empresa tiene éxito (contratos de televisión, publicidad, venta de entradas, etc.). Si no lo hacen bien, el negocio sufre y la empresa tiene problemas que pueden desembocar en su desaparición. En ambos casos, aunque los activos permanezcan inalterables (la plantilla del equipo es la misma) lo que varía es el rendimiento lo que conduce a resultados antagónicos.
Como organización del conocimiento, hay otro aspecto no menor y que resulta tan delicado de gestionar que en muchos casos termina siendo la principal fuente de conflictos que pone en riesgo la estabilidad del equipo: Cómo manejar un grupo de estrellas, de millonarios jóvenes, famosos y en ocasiones egoístas e indisciplinados, que generalmente todavía se encuentran en pleno proceso de formación de su personalidad. Gestionar inteligentemente ese capital humano resulta de vital importancia.

APRENDIZAJE
Al contrario que ocurre en otros ámbitos, a ningún jugador se le exige mostrar su curriculum, contar con título universitario y menos aún incluir un master en alguna prestigiosa escuela de negocios. Tampoco a nadie le importa qué calificaciones obtuvo en el colegio ni es importante de donde procede o en qué equipo jugó antes. Lo que importa es lo que es capaz de hacer (jugar bien al futbol) y no lo que sabe. Para garantizar la continuidad del primer equipo, los clubes generalmente estructuran procesos de aprendizaje permanente que comienzan en el futbol base (que podría equivaler al colegio), siguen con el segundo equipo (universidad) y culmina en el equipo de primera división (empresa). El objetivo de esta estructura no es otro que desarrollar a los futuros talentos y la lógica indica que todas esas etapas debiesen compartir una misma filosofía, modelos de trabajo, sistemas de juego, etc. Hay varios aspectos interesantes en esta cadena:

  • En la mayoría de los casos, los “profesores” (entrenadores) de estos equipos de la cantera son ex-futbolistas y que por tanto conocen perfectamente el trabajo que mandan, algo cada vez menos habitual en las empresas donde la mayor parte de los jefes son incapaces de hacer el trabajo que realizan sus subordinados. Como dice el dicho,” han sido monaguillos antes que frailes”.
  • El modelo de aprendizaje no tiene nada que ver con el que el sistema educativo y las empresas siguen empleando tercamente. Cualquiera que haya practicado seriamente algúndeporte sabe que no existen asignaturas, no hay que estudiar para hacer tests, el trabajo en aula es mínimo y la práctica es la base del proceso. Se aprende haciendo y se demuestra también haciendo. Si han tenido ocasión de ver la película “El discurso del Rey” (triunfadora en los Oscars), tienen ante ustedes un inmejorable ejemplo de cómo se diseña un proceso de aprendizaje entre un experto y un aprendiz, basado en la motivación, la práctica, las actividades, los errores y el feedback (venciendo  la férrea oposición de la tradición eclesiástica).
  • El punto de partida es un paradigma evidente e irrenunciable: Si el negocio consiste en jugar y ganar partidos de futbol, entonces el entrenamiento (aprendizaje) tiene que parecerse lo más posible a lo que le espera al equipo a la hora de la verdad. La mayor parte de la formación que reciben los trabajadores de cualquier empresa tiene el hándicap de parecerse muy poco al “partido” que luego tendrán que jugar e impartirse en contextos distintos del puesto de trabajo. Hace poco, escuché con estupor como un vicerrector de una importante universidad decía sin rubor alguno que “la empresa debe invertir en la universidad para que entregue lo que mercado necesita”. Y entonces ¿Qué está entregando ahora? ¿Os imagináis que el segundo equipo del Barcelona enseñase a sus jugadores decoración de interiores, derecho romano, marketing estratégico y a tocar el piano?
  • Igual que todos los chicos del equipo infantil tienen su mirada puesta en jugar en el equipo de 1ª división, ninguno de ellos tiene previsto quedarse eternamente en el sistema educativo. Las divisiones inferiores, al igual que el colegio y la universidad, son medios para alcanzar fines. En el futbol, institución e individuo tienen objetivos comunes (aprender a jugar a futbol para ganar partidos). En el ámbito de las empresas, la universidad tiene por objetivo el saber (cree que el mundo es una gran universidad y por tanto lo importante es saber mucho) mientras sus clientes (el alumno y la empresa que lo contratará) tienen otros bien distintos: El alumno busca un título que le suponga un trampolín al trabajo y la empresa busca desesperadamente profesionales competentes.
  • Los procesos de aprendizaje en un equipo de futbol son permanentes. Por ejemplo, cuando se cambia de entrenador o cuando se inicia una nueva temporada, se invierte un amplio lapso de tiempo y energía en interiorizar nuevos sistemas, practicar nuevas jugadas, automatizar movimientos  desde luego no en una pizarra sino practicándolos en el campo. Los jugadores tienen necesariamente que ser expertos en aprender, tanto respecto de su desempeño individual (analizando y reflexionando sobre sus actuaciones) como del desempeño colectivo y también en desaprender hábitos adquiridos que dejan de resultar apropiados.
  • El aula obliga a que el aprendizaje sea eminentemente individual aunque en el mundo del trabajo nadie trabaja solo. La educación fomenta e insiste durante años en el individualismo y en hacerte competir, en base a las notas, con tus compañeros que pronto se convierten en rivales a batir ya que amenazan el logro de tus objetivos: Acceder a estudiar la carrera que quieres en la universidad que quieres. Es fácil entender entonces lo complicado que resulta crear organizaciones basadas en la colaboración y el trabajo en equipo cuando fuiste instruido para pensar en ti mismo. El desempeño de un equipo de futbol depende en gran medida de las conexiones entre los jugadores y sobre todo de la calidad de dichas conexiones. Para ello son cruciales las destrezas de comunicación y la capacidad de los jugadores de dialogar con franqueza durante el partido así como de reflexionar y realizar los análisis postpartido para corregir errores. Generalmente, toda la información se comparte y está a disposición de quien la necesita, algo de nuevo poco frecuente en las organizaciones que conocemos. Aquel que no sabe aprender en equipo, tendrá problemas para trabajar en equipo. En otra columna me referiré al hecho de que no puedes practicar deportes de equipo sin desplegar  habilidades como colaboración, comunicación, toma decisiones, liderazgo o  resolución de problemas.

MOTIVACIÓN:
No hay que olvidar que un jugador de futbol es un trabajador privilegiado (independientemente de las condiciones económicas) sobre todo por una razón: Trabaja en lo que siempre soñó, en lo que le verdaderamente le apasiona, en aquello que durante innumerables horas e incluso años ocupó gran parte de su tiempo sin que nadie le obligase (ni le pagase por hacerlo). ¿Cuantos profesionales conoces  que puedan decir eso mismo de su actividad? De igual forma, dicen que el peor momento de la carrera de un jugador es cuando decide dar por finalizada su etapa en activo. ¿Cuántas veces has visto a un trabajador llorando porque ya no puede seguir ejerciendo su profesión como ocurrió hace escasos días con Ronaldo? Los sueños de un jugador de futbol no pasan tanto por el dinero que puede amasar como por los títulos y trofeos que puede levantar, la gloria, el prestigio y el reconocimiento. Cuando celebra un gol o una victoria ¿Lo hace por lo que engrosa su cuenta bancaria? ¿Por qué los aficionados siguen el futbol con tanto entusiasmo? Por la pasión, sin pasión no hay nada. En todo orden de la vida, un experto es un apasionado totalmente entusiasmado, fascinado y hasta obsesionado con un tema.
Se suele decir a menudo que el futbol es un estado de ánimo donde la actitud de los jugadores tiene un peso fundamental. Lo que más afecta el rendimiento suele ser la condición anímica y mental y no el plano físico. Como sabemos de sobra, si los jugadores no colaboran, si no “quieren”, el equipo no funciona por mucho conocimiento que tengan. Hay que tener en cuenta que en el futbol, muy pocos equipos triunfan (solo uno gana la liga, solo uno gana la Champions o la Libertadores) por tanto es importante saber convivir con la derrota.

INFORMACIÓN:
Un equipo de futbol es impensable sin una visión común, clara y compartida del futuro que se desea alcanzar, de los valores y las reglas requeridas para lograrlo y de las metas intermedias. Absolutamente todos los jugadores conocen en qué consiste el negocio y los objetivos del equipo así como el rol de cada uno en el mismo. Créanme que pocas empresas pueden decir lo mismo. Lograr ese ansiado “alineamiento” organizacional es el anhelo frustrado de muchos directivos.  Esa visión no es cosa solo del líder ya que solo es sostenible en el tiempo si se trata de un compromiso común. Los indicadores que dan cuenta del cumplimento de los objetivos se reciben semanalmente y por tanto el feedback es constante. Una vez terminado un partido, el principal esfuerzo consiste en analizar lo ocurrido para reforzar los comportamientos deseados y corregir los errados. De esta manera, cada individuo conoce siempre y de primera mano cómo marcha la organización y tiene la posibilidad de expresarse libremente al respecto. En otro plano más operativo, el nivel de información que se maneja alrededor de un equipo de futbol es fenomenal: Se lleva un registro y seguimiento pormenorizado de las estadísticas generadas en entrenamientos y partidos (para los que existen entrenadores específicos que revisan jugadas de ataque y defensa tanto del equipo contrario como del propio y de cada jugador y entregan la retroalimentación pertinente), de la alimentación, del rendimiento físico de cada jugador, etc. lo que permite evaluar y medir todo lo imaginable. Es importante destacar que sin el inmenso apoyo de la tecnología, no sería posible realizar estas labores de alta sofisticación.

Hay quien dice que el futbol no es otra cosa que la continuación de la guerra por medios más civilizados. No olvidemos que el futbol es, ante todo, un negocio y por esa razón atrae al dinero (mediante la presencia de las principales marcas y la vitrina que supone su difusión a través de los medios de comunicación) y también a los egos. Un equipo de futbol es un modelo de organización del conocimiento que tarde o temprano muchos van a terminar imitando. Les recomiendo este notable artículo de Jorge Wagensberg

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Cuatro claves para entender de dónde viene el talento

Recientemente, se ha reabierto el debate sobre si el talento sobresaliente es una característica fija e innata de una persona o si se puede desarrollar a lo largo de la vida y con apoyo de los sistemas educativos. Veamos a continuación algunas claves para resolver esta interrogante.

La Regla de las 10.000 horas

En 1993, se publicó un estudio del psicólogo K. Anders Ericsson donde se encontró que la diferencia entre músicos con diferentes niveles de desempeño radicaba en el número de horas de práctica deliberada que había tenido cada uno. El grupo con el desempeño más alto tenía un promedio acumulado de 10.000 horas de práctica frente a la mitad o menos del resto de los músicos observados. Así, el estudio concluía que el esfuerzo prolongado, y no el talento innato, era el que explica las diferencias entre un experto y un principiante. De este estudio surgió la famosa “Regla de las 10.000 horas” de Malcolm Gladwell.

La mielina es pasión y persistencia

En ese mismo sentido, el periodista del New York Times, Daniel Coyle, dedicó varios años a la exploración del talento en diferentes campos deportivos y artísticos y encontró que el elemento común entre artistas y deportistas con altos niveles de desempeño era el número de capas adicionales de mielina que tenían éstos, frente a sus pares con menores desempeños. La mielina es el recubrimiento que envuelve las terminaciones nerviosas de las neuronas por donde circulan los impulsos nerviosos que permiten las conexiones sinápticas. De acuerdo con las investigaciones de Coyle, estas capas se construyen con mucho tiempo y mucho esfuerzo, a partir de las horas de práctica profunda o consciente que se le dedican a un campo específico. Por ello, el segundo elemento para el aumento de la mielina es la pasión. La construcción de las capas de mielina requiere tanta energía y persistencia que nadie va a dedicar largas horas de esfuerzo a hacer algo que no ama profundamente. De esta forma, Coyle concluye que cualquiera puede alcanzar desempeños excepcionales si tiene una mezcla de pasión por su campo y de práctica profunda. Conclusión que corrobora la teoría de Gladwell.

Los genes importan

A pesar de lo anterior, dos estudios más recientes – presentados en Slate por Hambrick, Ferreira y Henderson – han encontrado que la práctica deliberada o profunda si bien es muy importante, no es la pieza central para el desarrollo del talento excepcional.  Uno de estos estudios descubrió que para llegar al mismo nivel de maestría, un jugador de ajedrez podía necesitar 22 veces más práctica deliberada que otro. Mientras que el otro estudio demostró que aunque más horas de práctica deliberada mostraban mejores resultados, este número adicional de horas sólo explicaba alrededor del 20% de la diferencia en campos como la música, el ajedrez y los deportes. En resumen, la práctica deliberada no garantiza que se pueda llegar a ser un experto porque existen otros factores que también influyen como la edad a la que se empieza la práctica y los genes.

Y el entorno también

En ese mismo sentido, Jairo Giraldo, físico colombiano experto en talento y nano-neurociencia, explica cómo además de la práctica y los genes juegan un papel muy importante el entorno y el cableado del cerebro. El entorno cultural es muy importante para que un talento pueda florecer o por el contrario extinguirse. Giraldo nos confirma como “el mismo Einstein…sin un ambiente familiar, escolar y social propicio no hubiera podido llegar a donde llegó”. Por su parte, el cableado del cerebro también es fundamental para explicar las diferencias de desempeño entre los individuos. Hay algunos cableados que son más eficientes que otros en un campo determinado. Mientras que para una persona puede ser muy fácil resolver incógnitas de biología molecular, puede que su nivel de competencia para meter un gol sea prácticamente nulo. El tipo de cableado que tenemos diferencia nuestros talentos y nos permite alcanzar niveles más sobresalientes en nuestro  campo o inteligencia predominante. Por eso, si bien la mielina es muy importante, no se puede pensar que tener buenos recubrimientos es suficiente: las conexiones sinápticas siguen siendo fundamentales.

En conclusión, saber que genes, cableado cerebral, entorno, práctica y pasión influyen es vital para potenciar los talentos en las escuelas. La política pública se enfrenta entonces a un gran reto: la necesidad de tener una educación más pertinente para los diferentes tipos de inteligencia con más tiempo para la práctica profunda del talento de cada niño, que para currículos estandarizados que no tienen mayor relevancia para ellos ni para las necesidades productivas de su entorno (verDesconectados, publicación del BID).

Y tú: ¿Qué iniciativas conoces para potenciar el talento de los niños en el sistema educativo?

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Estudio comparativo de los contenidos curriculares de Ciencias Naturales, Lenguaje, Matemáticas y Educación Ciudadana en los países del CAB

Fuente CAB/ 15 de Abril de 2016

A continuación anexamos el documento de resumen ejecutivo de los resultados del estudio comparativo de los contenidos curriculares en la región, denominado «Evaluaciones Internacionales Vs Contenidos curriculares: ¿Lejos o cerca?

Enlace del documento:  Evaluaciones Internacionales Vs Contenidos curriculares: ¿Lejos o cerca?

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Las políticas educativas del Banco Mundial están plagadas de contradicciones

Fuente: Internacional de la educación / 15 de Abril de 2016

Un nuevo estudio de la Internacional de la Educación proporciona una perspectiva inédita y exhaustiva sobre los retos del Banco Mundial para conseguir un equilibrio entre la coherencia institucional y la cohesión de los programas y recomendaciones en materia de política docente a lo largo de la última década.

Con el fin de comprender la política del Banco Mundial relativa al personal docente, la Internacional de la Educación (IE) encargó un estudio a los investigadores Antoni Verger y Clara Fontdevila de la Universidad Autónoma de Barcelona. El resultado de su trabajo, El lenguaje ambiguo del Banco Mundial con respecto a los docentes – un análisis de diez años de préstamos y asesoramiento, estudia detenidamente  las publicaciones y proyectos recientes del Banco Mundial.
Una gran repercusión, una escasa coherencia
Los autores enmarcan la investigación en el contexto político que surge tras la aprobación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, especialmente del Objetivo 4 relativo a la educación. Con respecto a la ejecución de este Objetivo, subrayan que resulta fundamental contar con una planificación sistémica coherente y adecuadamente financiada. La manera en que ésta se llevará a cabo es objeto de un controvertido debate en el que participan responsables políticos y activistas del sector de la educación tanto del ámbito nivel nacional como mundial.
Verger y Fontdevila describen la influencia del Banco Mundial en el debate sobre la política educativa y destacan el papel que desempeña en su calidad de proveedor principal de financiación externa para el sector. También señalan el impacto que tiene en la formulación de las políticas educativas a través de sus sugerencias y exigencias. Éstas toman la forma de recomendaciones sobre una gran variedad de temas que abarcan  desde cuestiones relativas la evaluación comparativa de los resultados del aprendizaje hasta cuestiones relacionadas con los docentes.
El estudio revela cómo el discurso de las políticas del Banco manifiesta una preferencia por las reformas centradas en la microgestión, mientras que los proyectos emprendidos se inclinan por un programa relativo al profesionalismo de los docentes, un enfoque que constituye claramente el núcleo central de los esfuerzos de mejora en los países de la OCDE. Los autores describen el conflicto entre las ideas y la acción como desconcertante y declaran que “la retórica y la práctica no coinciden”.
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Los mercados ¿Y la educación?

Por Hugo Ñopo

Una característica de nuestros tiempos es la fe en el mercado como mecanismo para la asignación de bienes y servicios. El motor de la libre competencia induce innovación, mejora continua y eficiencia en el uso de los recursos. Todo esto redunda en avances en la productividad. Con estos argumentos el Estado redujo su participación activa en los mercados en las últimas décadas. Los resultados han sido positivos en múltiples áreas.

El fervor llevó a creer que cada vez más ámbitos de intercambio social podían beneficiarse con la llegada de los mercados, especialmente aquellos en los que el Estado ha hecho un pésimo trabajo. Un ejemplo es la educación. Pero aquí es donde la fe y el fervor inducen al error. Querer mejorar la educación desde una perspectiva de mercado es ignorar que el servicio educativo tiene muchas particularidades. Es muy diferente al servicio típico sobre el que se pueden hacer transacciones en libre competencia.

Siguiendo a Friedman, pensemos un servicio típico, un restaurante, y comparémoslo con el servicio educativo:

En primer lugar, la información sobre la calidad es limitada. Los comensales pueden fácilmente informarse sobre la calidad de los restaurantes. Las características que hacen a un buen restaurante son conocidas (calidad de los ingredientes, higiene, ambiente, etc.). Algo distinto sucede con la educación. Una parte de la calidad puede observarse y medirse (aprendizajes en lengua y matemáticas, por ejemplo), pero también hay una parte amplia e importante que no es fácil de medir (todos los otros aprendizajes que importan para la vida: habilidades socioemocionales, valores y actitudes). Frente a esto hay un consenso entre los educadores: reducir la calidad de la educación a los resultados en pruebas estandarizadas es peligroso para la sociedad. Pero además, aquí hay un elemento de equidad importante: los hogares menos favorecidos (pobres y con padres poco instruidos) son precisamente quienes menos capacidad tienen para interpretar apropiadamente la información sobre la calidad.

En segundo lugar, los resultados son muy posteriores a las decisiones. Al salir de un restaurante, un comensal tiene una idea bastante clara de la calidad del servicio que recibió. En educación no ocurre esto, pues los tiempos son otros. Parte de la calidad se revela inmediatamente, pero parte de ella (quizá la más importante) en el futuro. Si un colegio no hizo un buen trabajo preparando a sus estudiantes para enfrentar sus vidas universitarias o profesionales, los consumidores podrán identificarlo solo cuando sea tarde. O, visto de manera positiva, el éxito de una institución educativa se refleja en el éxito de sus ex alumnos. Así, es fácil caer en cuenta de que las buenas inversiones educativas necesitan un horizonte de largo plazo. Esto último es difícil de compatibilizar con los horizontes de las inversiones con fines de lucro.

En tercer lugar, en el caso de la educación, además del proveedor, el consumidor es responsable del resultado. Que un restaurante sea bueno o malo depende muy poco de los paladares de los comensales. Tampoco depende del esfuerzo que pongan los comensales por hacer buena su experiencia gastronómica. La provisión del servicio educativo es muy diferente. El esfuerzo de los estudiantes –y sus padres– importa mucho. Además del esfuerzo, hay condicionantes socioeconómicos que también tienen impactos en la calidad. Así, es muy difícil pensar que un mecanismo de precios ayudará a asignar de manera óptima los recursos. Este es un mercado muy diferente al común.

En esa línea, los otros consumidores también juegan un rol. Para el comensal de un restaurante estándar (esto es, no uno de alta gama) poco importa si el sujeto de la mesa vecina prefiere arroz con papas fritas, o si tiene ideas conservadoras o liberales. Para un comensal, ni el perfil ni las preferencias de los otros comensales son relevantes para su propia experiencia gastronómica. En el servicio educativo, sin embargo, el resultado depende de todos los estudiantes. Esto es lo que la literatura llama “los efectos de pares”. Esta complejidad en los determinantes de la calidad hace difícil (si no imposible) el proceso de fijación de precios.

Asimismo, la contratación del servicio se hace “una vez en la vida”. No hay aprendizaje. En un período de, digamos, diez años, un comensal se ha enfrentado muchas veces a la decisión gastronómica. Después de haberse planteado muchas veces la pregunta “¿a qué restaurante debo ir?”, ha ganado experiencia como tomador de decisiones. El comensal sabe en qué factores pensar y cómo sopesarlos para tomar su decisión. Repitiendo las decisiones ha aprendido a elegir. En ese mismo período, un padre de familia no ha tomado muchas decisiones sobre la elección de colegio para su hijo. La contratación del servicio educativo, al ser mucho más esporádica, da menos oportunidad para el aprendizaje. Los padres de familia son más propensos al error. Errores que cuestan caro.

Una consideración adicional tiene que ser la equidad. Los niños de hogares pobres tienen más dificultades para el aprendizaje que el resto. Educarlos es más caro y por eso un país debería asignar más recursos para la educación de los pobres. Los mercados hacen exactamente lo contrario, estos asignan más recursos educativos a aquellas escuelas donde hay mayor capacidad de pago.

Como puede verse, para que un mercado de servicios educativos funcione saludablemente necesitaríamos regular varios aspectos de la realidad. Los riesgos de no hacerlo apropiadamente son grandes. Mientras tanto, pensar que los sistemas educativos van a mejorar con mayor participación privada es fe ciega. Sin duda se trata de un tema que necesita mucho debate sobre la base de razones y no de fe.

Fuente: http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/mercados-y-educacion-hugo-nopo-noticia-1843341

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