Mujeres afro: hacedoras de la memoria

Por: Nadya Scherbovsky Y Anabella Antonelli

El 25 de julio es el Día Internacional de las Mujeres Afroamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora. La Mesa Afro Córdoba invita a las VIII Jornadas “Hacedoras de memoria, desde la memoria a la interculturalidad”, con la participación de mujeres afro argentinas e internacionales. Conversamos con Marcela Alarcón, integrante del espacio, sobre el proceso de reconocimiento en un país que insiste en mirarse blanco.

“Ha sido un largo proceso poder reconocerme afrodescendiente”, nos cuenta Marcela Alarcón, gestora cultural e integrante de la Mesa Afro Córdoba. Una de sus tías armó “el bendito” árbol genealógico y dijo: “Encontré el negro en la familia”. Los rasgos en ella son evidentes, “no hace falta autodescribirme”, dice riendo. Conocer sobre su ancestro despertó el deseo de reconstruir su identidad, de saber cómo él había llegado hasta Córdoba. “Es poder contar la otra parte de la historia y decir: ‘Mis ancestros pisaron esta tierra’”, afirma.

En América Latina y el Caribe, habitan alrededor de 200 millones de personas afrodescendientes que representan el 30% de la población. Sin embargo, aún se las llama y trata como minoría, enfrentándose a formas estructurales de violencia racista, sobre todo, las mujeres. En Argentina, a diferencia de otros países de la región, hay un fuerte discurso que interpela por la desaparición de las personas afro. Un proyecto de nación que eligió el desarrollo y el progreso mirando el espejo de la cultura blanca y europea. Un discurso de blanqueamiento que llega a la actualidad. Una fantasía que, cargando negativamente a lo negro, niega las raíces multiculturales que la componen.

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Reconocer de dónde venimos, abrazar el dolor y las historias de nuestras ancestras es armar el rompecabezas de lo que somos como pueblo. Las Jornadas de las Mujeres Afroamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora nos acercan a esas narrativas que se tejen en colectivo, que se entienden diversas y que, a la vez, reconocen la trama común de las violencias sobre los cuerpos feminizados y racializados. Pero el encuentro tiene otra potencia: transforma el dolor en música, en arte, en abrazo, en fuerza. Por eso, en las jornadas, participan invitadas de distintos ámbitos de la cultura, académicos y artísticos.

“’Hacedoras de memoria, desde la memoria a la interculturalidad’ es mucho más que un título. Vivimos una pandemia que nos dio el tiempo de reflexión, que nos dio el motivo para unirnos, para pensar en reconstruirnos como sociedad. Hoy, nos unimos con todas las visiones sobre las mujeres afrodescendientes, sus historias, sus luchas”, agrega Marcela.

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—Un rasgo distinto del encuentro es que está acompañado por el Estado. ¿Por qué apuestan a hacerlo junto al municipio?

—Sí, en esta ocasión, estamos acompañados por el Estado nacional, provincial y municipal, lo logramos. Todos, de alguna forma, se comprometen con nuestro proyecto y objetivos porque son claros: educativos, culturales y generan identidad.

El 27 de abril pasado, Córdoba marcó un hito al inaugurar el primer memorial en Argentina por los afro esclavizados, es un orgullo y esto tiene repercusión, como también estas que son las VIII Jornadas Internacionales, todas documentadas, del Encuentro de Mujeres Afrodescendientes con invitadas que son un lujo. Estamos re-construyendo una identidad que estaba escondida.

—¿Te parece que se vive de forma singular ser afroamericana en Argentina/Córdoba en relación al resto de Latinoamérica? 

—Yo creo que es totalmente diferente, porque en el resto de Latinoamérica no tienen problemas de identidad. Son afrodescendientes, lo vivieron y lo viven así desde que pisaron este continente, mientras que, aquí, aún pesa pensar siquiera que tenemos una raíz afro. Por eso, hoy vemos que, después de tantas luchas, en Colombia, tienen por primera vez una mujer negra como vicepresidenta, que lucha desde los 16 años, con un trabajo territorial impresionante, mientras que aquí siento que estamos a años luz de esas luchas y esos espacios. Primero, porque aún estamos en el proceso de reconocernos para poder establecer nuestra propia identidad y, desde allí, reconocer que tenemos derechos y ocupar lugares estratégicos para tener participación en proyectos de leyes, socio-económicos, culturales, históricos.

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—¿Hay políticas públicas en relación a la comunidad afro en Argentina?

—No existen políticas que enmarcan a los afrodescendientes. Existe en Buenos Aires una Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación, pero atienden en Buenos Aires. Nunca hemos participado, es poco federalista. Entonces, todas las asociaciones, movimientos, agrupaciones de afrodescendientes van creando espacios de debates y asumiendo luchas para lograr objetivos que representen a los ciudadanos. En relación al censo, las expectativas son muchas y aún creo que responderá a una realidad. Hoy, no te olvides que la palabra “reconocer” es fuerte y es más, estamos con mucha migración libre que contribuye a que se acreciente el número de afrodescendientes.

—En Córdoba, al Estado municipal parece interesarle hoy el tema afroamericano. ¿Por qué creés que se da eso ahora?

—Como en todas las luchas de lo que llaman “minorías”, hemos contado con personas que con gran sensibilidad, tanto en las estructuras nacionales, provinciales y municipales, sienten un compromiso sincero con nuestros objetivos, quizás porque en lo más profundo de sus historias se sienten atravesados o quizás porque comprendieron que hay otra historia que no les fue contada. Con ellos, fuimos generando charlas, espacios y, por sobre todas las cosas, reconocimiento a nuestros proyectos de identidad.

Las VII Jornadas Internacionales de la Mujer Afrodescendiente de América Latina, el Caribe y la Diáspora se desarrollará el viernes 22, sábado 23 y domingo 25 de julio en la Sala Regino Maders de la Agencia Córdoba Cultura (ex-Legislatura de Córdoba), Deán Funes 64, primer piso, en la ciudad de Córdoba.

Es con inscripción previa a través de este link. Tiene un costo de $500 para el público general y $350 para estudiantes.

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Imagen de portada: Mesa Afro Córdoba.

Fuente de ola información e imagen:  La Tinta

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Libro (PDF): Saberes compartidos y saberes comparados: experiencias de investigación en ciencias sociales y humanidades

Reseña: CLACSO

El desarrollo de las Jornadas de estudiantes y tesistas se enmarca en las políticas institucionales de fomento y apoyo a la investigación del Centro de Estudios Avanzados. Desde sus orígenes, hace ya 25 años, el CEA se proyecta como una institución de posgrado que desarrolla actividades de docencia e investigación de carácter multidisciplinario y, en este sentido, la consolidación de espacios de trabajo académico con estudiantes de posgrado constituye un compromiso institucional con la formación de investigadores en ciencias sociales capaces de descifrar los problemas de las sociedades actuales y pensar críticamente su relación con ellas.

  

Autor/a:                               Zanotti, Juan Martín – Tcach, Iván – Siles, Matías – Salamanca Agudelo, Katherine – Ruffini, María Luz – Roqué López, Camila – Rivero, Patricia – Pereira, Andrés – Rivero, Karem – Moreiras, Diego – Autor/a  Montes, María de los Ángeles – Llimós, Ana Gabriela – Falvo, Marina – Decándido, Érica – Coppari, Lucía – Casali, Carolina – Ambort, Matilde – Anastasía, Pilar – Alvites Baiadera, Angélica – Almada, Luciana – Molina, Guadalupe – Compilador/a o Editor/a 
Editorial/Editor: Centro de Estudios Avanzados
Año de publicación:  2016
País (es): Argentina
Idioma: Español
ISBN :  978‐987‐1751‐29‐7
Descarga:   Libro (PDF): Saberes compartidos y saberes comparados : experiencias de investigación en ciencias sociales y humanidades
Fuente e imagen:

 

http://biblioteca.clacso.edu.ar/
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A 100 años del Manifiesto Preliminar de Córdoba

Por  Andrés Quishpe

Este 21 de junio se cumplen 100 años del Manifiesto Preliminar de Córdoba. Documento que mantiene plena vigencia, su trascendencia es histórica y su contenido sigue inspirando varias luchas. En Córdoba los estudiantes se alzaron y llamaron a las cosas por su nombre, enfrentando a un régimen universitario autoritario, vertical y tradicional, que no permitía el desarrollo científico y académico. La lucha por la reforma consiguió importantes logros para la universidad, como el cogobierno estudiantil, la eliminación de los dogmas, la libertad y la periodicidad de las cátedras y de asistencia, el ingreso a los sectores populares, elección democrática de autoridades, etc. Pero sobre todo la revuelta de Córdoba afirmó que la lucha por la reforma universitaria no puede ser comprendida como simples parches a modelo educativo alguno, debe ser todo un movimiento de ruptura, de cuestionamiento a la estructura académica, política de la universidad, es decir, cuestionar a las estructuras económicas y sociales que dominan a la universidad.

Al cumplirse un centenario del Manifiesto de Córdoba es menester reflexionar cómo en nuestro país varios de sus logros y postulados durante la década del correísmo fueron descontextualizados bajo conceptos como autonomía “responsable”, que sirvió para ubicar a la educación superior a los objetivos y planificación de Alianza PAIS, con organismos de dirección estructurados por el régimen y no por las instituciones de educación superior. La calidad educativa se redujo a simples datos; se obligó a que los principales esfuerzos de los docentes se orienten al cumplimiento de trámites administrativos y no pedagógicos; se confundió altas notas con inteligencia y, lo que es peor, la homogeneización de la educación se impuso para atender la diversidad cultural de pueblos y nacionalidades del Ecuador.

La década correísta concibió a la universidad como un objeto inerte, sin palabra, pensamiento y decisión, donde un grupo privilegiado de tecnócratas determinó lo que suponía era lo más conveniente en materia educativa; la categorización fue utilizada como arma psicológica porque buscó desmoralizar, mecanizar la razón y obligar a la comunidad universitaria a que acepte para sí su propio fracaso. Camuflándose en un discurso de izquierda se recortaron derechos como la elección de decanos y directores de carrera mediante el voto universal de los actores universitarios; se negó el acceso a miles de jóvenes de sectores populares; se recortaron y limitaron las acciones del cogobierno y su composición.

La realidad expresa que la mejor forma de revivir el Manifiesto Preliminar de Córdoba es cambiar esta realidad. Las reformas realizadas a la LOES son un primer paso. Pero la universidad ecuatoriana demanda recuperar derechos de fondo y no solo de forma; demanda analizar y transformar su modelo educativo y concepción que dejó el correísmo. Necesitamos una universidad que fomente una formación intelectual, democrática y de calidad, nutrida de contenidos del acervo cultural de nuestros pueblos, apegada al desarrollo de la ciencia y tecnología, así como del dominio de las herramientas para adquirirlos y fomentarlos. Una universidad con contenidos críticos, emancipadores como base necesaria para comprender el mundo en el que vivimos y participar en su mejora. (O)

Fuente del artículo: https://www.clarin.com/opinion/leandro-cahn-500-nuevos-casos-vih-ano-sabemos-prevenirlo-fallando_0_HJ0mJdpem.html

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Argentina: Megacausa La Perla: a cuarenta años de mi detención

América del Sur / Argentina / 27 de agosto de 2016 / Por: Jorge “Turco” Sobrado Ex detenido desaparecido de Campo de La Ribera

Más de 10.000 personas presentes para escuchar la lectura de la sentencia. La lucha contra la impunidad continúa.

La jornada de este jueves estuvo marcada por sensaciones encontradas. Después de 40 años me reencontraba con mi historia.

Ver tantos rostros surcados por arrugas de familiares y sobrevivientes era movilizante. Más movilizante aún fue ver a miles de jóvenes tomando como propio este triunfo, que lleva más de cuatro décadas de constante lucha y movilización de los organismos de Derechos Humanos, los sobrevivientes y sus familias, los trabajadores y la juventud junto a los partidos de izquierda.

Todo sucedía bajo un sol abrasador en la puerta del tribunal. No fue la concesión gratuita de ningún gobierno en estos años, era el triunfo de la perseverancia y la lucha llevada adelante sin descanso.

La contradicción más grande era saber que por más de 2.500 compañeros que pasaron por La Perla solo eran juzgados los genocidas por 716 compañeros y solo 43 llegaron al final del juicio porque, diez de ellos se fueron muriendo durante el juicio, muchos murieron impunes.

O sea que un pequeño puñado de chacales iban a ser condenados, mientras que miles de genocidas partícipes de los delitos que ahí se juzgaban seguían libres en las calles y solo dos de los imputados llegaban al juicio con cárcel común y efectiva, el resto estaba y sigue estando en la comodidad de sus casas con prisión domiciliaria.

Ya en la mañana del juicio, la solicitada firmada por el gobierno de Córdoba y todos los organismos de Derechos Humanos kirchneristas cordobeses daba la pauta que se le quería imprimir al juicio y a la jornada: transformar una lucha emblemática en una gran fiesta de la democracia. No casual, ni tampoco inocentemente, en el texto de la solicitada destacada en negritas a la consigna Memoria, Verdad y Justicia se le agregó «y Democracia».

Fue tan democrático que se permitió a Cecilia Pando participar del juicio con un grupo de adeptos a la sala que se entraba solo por invitación del gobierno o del tribunal, bajo estricta lista, mientras muchos sobrevivientes y familiares tuvimos que presenciarlo en una sala contigua en un plasma. Una verdadera provocación de los organizadores.

Los titulares del diario La Voz del Interior en el día del juicio y posterior a él, resaltan el valor del juicio como un final a un fallo histórico que termina con tantos años de impunidad. Una verdadera canallada. Ni histórico, ni final. Fueron miles las víctimas, por lo tanto continua la impunidad.

Sabemos del esfuerzo del gobierno de Cambiemos que entre macristas y radicales pretenden cerrar el pasado y reconciliar a la sociedad con las fuerzas represivas. Ese y no otro es el objetivo de la campaña del diario La Voz. El Gobierno, y lamentablemente, los organismos de DDHH kirchneristas entraron en la lógica del posibilismo.

Como víctima, sobreviviente del Campo de la Ribera y militante del CeProDH llamo a continuar la lucha por imponer la fecha de los juicios que faltan en Córdoba y el país que solo se van a conseguir no bajando las banderas, sino seguir luchando en las calles y no comprar espejitos de colores del gobierno la Justicia y los organismos K.

Por eso hoy me presenté en la Fiscalía Federal acompañado de la abogada del CeProDH Leticia Celli, para hacer la denuncia de mi caso y presentarme como querellante, y que de una buena vez los Tribunales Federales cordobeses fijen la fecha para el juicio por el Campo de la Ribera que ya tiene 700 denuncias y los jueces no llamaron a declaración a ningún genocida de los imputados. A redoblar la lucha. No olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos.

Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/Megacausa-La-Perla-a-cuarenta-anos-de-mi-detencion

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