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Pensamiento Crítico. El marxismo en Cuba hoy

Por: Natasha Gómez Velázquez

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Ya no se puede esperar más… [I] Hace mucho tiempo, la comunidad académica y científica cubana se debe a sí misma una reflexión extraordinaria sobre el marxismo. Esa deuda se remonta a la época en que tuvimos conocimiento y conciencia para hacerlo (no siempre fue así); actitud (no estoy segura de que esta condición se […]

Ya no se puede esperar más… [I]

Hace mucho tiempo, la comunidad académica y científica cubana se debe a sí misma una reflexión extraordinaria sobre el marxismo. Esa deuda se remonta a la época en que tuvimos conocimiento y conciencia para hacerlo (no siempre fue así); actitud (no estoy segura de que esta condición se mantenga hoy); y no lo hicimos. Ni la caída del socialismo en la URSS y Europa —que dejó muy comprometido al marxismo—, tuvo fuerza suficiente para convocar a dicha discusión.

La ausencia de debates fundamentales y las características que el marxismo tiene en Cuba, poseen causas que exceden el campo intelectual. Guardan relación con la historia del socialismo y del marxismo, también en nuestro país [2]. La inexistencia de una cultura marxista que permitiera sostener un criterio de selección informado [3]; la familiarización unilateral con la teoría de personas encargadas de su instrumentación educativa desde los 60 [4]; y hasta la urgencia revolucionaria (acompañada de auténtica avidez, entusiasmo, e interés por la teoría), terminaron facilitando la imposición progresiva de la específica versión soviética denominada “marxismo-leninismo” [5], que apaga los espíritus teóricos, y sobre la cual se acumula casi un siglo de críticas (para 1960, esa valoraciones negativas databan de tres décadas y más). No obstante, puede aceptarse que en los inicios, se hizo lo que se pudo…

En la actualidad, reconsiderar el marxismo —su enseñanza, edición, investigación—, no ha de ser un acto coyuntural sino estratégico. Este ejercicio reflexivo, crítico, y proactivo no puede ser postergado más [6]. Paradójicamente, después de los años 90 pareciera que existen actitudes de nihilismo y escepticismo hacia todo el marxismo.

El objetivo no puede consistir en engañarnos: efectuando una exégesis más; sustituyendo aleatoriamente el discurso teórico que se repite por uno “nuevo” o “actualizado” (que cambia el orden de los asuntos o reincorpora los que se pusieron en reposo, empleando el mismo criterio voluntarista); o injertando contenidos ajenos a la preocupación marxista utilizando de manera instrumental su nombre. ¡Y pretender hacer todo esto, sin que medie un verdadero ejercicio intelectual o desde fuera de la ciencia! No. Se trata de preguntarnos: ¿el marxismo corriente es marxismo? Eso obliga a estudios y debates, que no son de un día, lógicamente.

Las premisas de un eventual debate no pueden seguir siendo apriorísticas. Las de siempre: tradición; emoción; facilismo (lo sabido o lo que se cree saber); el discurso vacío (pero que, desde el desconocimiento, se considera correcto); las empatías personales (el llamado aleatorio a especialistas, cuyos criterios o silencios son conocidos y predecibles, y no van a disentir, sino a confirmar); los dogmas; y la norma. Todas estas constituyen actitudes tan interiorizadas, que no las reconocemos como tales y las continuamos reproduciendo. Esas, las confortables premisas de siempre, han negado las condiciones de posibilidad para la vida —no reductible a la condición de existencia— de una auténtica intelectualidad marxista.

La reflexión que corresponde debe ser extraordinaria (en su sentido literal); abierta (por los alcances sociales de este asunto); radical; y fundarse realmente en el conocimiento y la investigación, con teorías y estudios históricos primarios. No es momento de doxa, catarsis, indiferencia, negligencia, enamoramiento facilista que ciega (y convierte a X interpretación de segunda mano, en “piedra filosofal”), o saber vulgar y ordinario. Tampoco puede reducirse a la confirmación del pasado/presente por medio de consultas a los considerados a priori “expertos”, sino de un debate que involucre a especialistas con capacidad y disposición para avanzar (las dos dimensiones, son imprescindibles). El resultado de tales debates ha de expresarse en una transformación efectiva (en sentido marxiano) y no aparente.

Entretanto, el marxismo común continúa siendo el “marxismo-leninismo”, de efectos nocivos para la teoría y la política socialistas, y que se diferencia y opone a la naturaleza crítico-revolucionaria del marxismo y leninismo originarios, y a su más legítima tradición. Una vez más, no por denominarse comúnmente “soviético” (¡y ese no es todo el marxismo soviético! [7]), representa la dignidad de la Revolución bolchevique y sus líderes; no por denominarse “marxismo-leninismo” expresa la teoría y la praxis de Marx, Engels, y Lenin; es más bien todo lo contrario. No por haber autolegitimado el monopolio de los nombres (en época de intrigas, purgas, y pugnas por el poder inmediatamente después de la muerte de Lenin, durante el resto de la década del 20 y los años siguientes), es el único marxismo. Es, una tendencia bien definida —e identificada casi siempre a través de sus errores teóricos y políticos—, al interior de la plural tradición que inicia en Marx. Este es un asunto que el universo marxista diagnosticó, debatió, describió, y superó hace décadas. Hay que ponernos al día. ¿Cómo ser marxista, sin conocer críticamente su teoría e historia, o su presente diverso?

Sin embargo, aún no existe consciencia del carácter necesariamente múltiple, y por tanto, heterogéneo y contradictorio de la tradición marxista, o de que nuestro marxismo intelectual no es El marxismo (porque tal cosa no existe).

Las investigaciones genealógicas recientes —iniciadas en los años 90— sobre la trayectoria del marxismo en Cuba y sus conflictos en los 60, no han logrado un replanteo fundamental de la teoría, una reconstrucción personal y colectiva de los conceptos y su historia, o una consciencia crítica generalizada sobre el marxismo corriente. No han promovido la pasión por volver con ojos propios a Marx y a todo el marxismo clásico de fines del XIX e inicios del XX que ha sido omitido —Luxemburgo, Trotski, Pannekoek, Korsch, Lukacs, y tantos otros—; a las especificidades teóricas de Engels y Lenin; e ir al encuentro de Adorno, Horkheimer, Marcuse, Benjamin, Sartre, Habermas, Althusser (Gramsci está tan de moda que ha entrado en la norma), y a los más contemporáneos aún, que integran el marxismo a políticas de izquierda en Cuba, Latinoamérica y el mundo. En el contexto cubano, las lecturas extemporáneas de algunos de los nombres citados y de otros, pueden resultar inmensamente reveladoras en pleno siglo XXI.

Si lo sugerido pudiera parecer simple “historia” —de la que se puede prescindir—, hay que recordar que el marxismo es su historia. A diferencia de otros discursos, en el marxismo cada concepto, cada praxis, cada libro, solo tiene sentido en relación con su contexto. Además, los nombres citados y otros tantos, no son personajes de reparto (prescindibles) del “verdadero” y “exitoso” marxismo; tampoco fueron siempre, por siempre y para siempre la negación (criticada, “equivocada”, “tergiversada”) del pensamiento de Marx o Lenin; ni su repetición, pues tienen su propia obra; ni siquiera constituyen precisamente su continuidad.

Las contradicciones y polémicas de la historia y el presente del marxismo, no pueden seguirse interpretando según la lógica aristotélica: si un enunciado es verdadero —históricamente “exitoso”—, el otro es falso. La voluntad polémica de ayer y hoy, no obedece a la erudición ni a las características personales de los líderes marxistas. Obedece a la necesidad de definir estrategias políticas, que no pueden contrastarse con ninguna verdad prescrita. En ese sentido, puede decirse que cada uno de esos teóricos y revolucionarios, daba constantemente un salto al vacío. Formados en culturas marxistas (¡no solo!) distintas y con urgencias propias de sus naciones y Partidos, se sentían en igualdad para contender ante la praxis política. Precisando: la capacidad de reflexión personal de la inteligencia militante —entendida como cualidad política—, y la voluntad crítico-polémica, constituyó siempre —ayer y hoy— un signo de vitalidad y no de vergüenza para la tradición marxista.

El marxismo es crítico y contradictorio. Ni lineal, ni positivo, ni siempre y únicamente exitoso. No solo son Marx, Engels y Lenin. Desde los años 90 es de buen gusto incluir a Gramsci, y en época más reciente se menciona a Luxemburgo, sin especificar que la dimensión de su obra solo es comparable a la de Lenin (su coetáneo). Sin embargo, siempre se les sitúa a uno detrás de otro, como “desarrollo” de las tesis del anterior en las “nuevas condiciones”. Pero, No. Es también: Engels distinto a Marx; Lenin diferente de Marx; Lenin igual a Engels y ambos diferentes de Marx. Incluso es Marx versus Marx, hasta resultar difícil de comprender. Al marxismo originario no se le puede adjudicar una razón teórica a priori, porque no se escribió de una vez, tiene inconsecuencias, búsquedas, reconstrucciones, vacíos y problemáticas coyunturales.

De manera que no existe una teoría marxista sobre la organización política, la institucionalidad, la estrategia, el imperialismo, la Revolución, o el materialismo. Debemos considerar la feliz oportunidad de contar con soluciones teóricas diversas a un mismo asunto. Esto no significa que se asuma el marxismo de manera relativista, sino que hay que estudiarlo todo (¡si de estudiar se trata!).

Descuidar, excluir, omitir, o desconocer sistemáticamente una parte significativa de esa producción política, no es un simple error cometido en nombre de la “didáctica” o de que el auditorio no es “especialista”. Eso es falsear el marxismo y su historia. El relato de un marxismo sin vida real solo puede alejar a los potenciales interesados. ¿Será que eso nos ha pasado?

Un obstáculo que no puede ser subestimado, radica en nosotros mismos. Las personas comprometidas con el marxismo en Cuba, hemos sido formadas en el paradigma de ese marxismo de manual que prolonga hasta la actualidad su estatus hegemónico (aunque hoy reciba otros nombres y tenga otro sumario). De manera que cualquier acción de juicio tiene implicaciones epistémicas, existenciales y sociales que se resisten, por definición, al autoexamen crítico. Además, ese tipo específico de marxismo ha generado una actitud de fidelidad, que hace parecer el interés por otras interpretaciones —legítimo y necesario, si se pretende ser intelectual orgánico—, como herejía.

Por otra parte, la práctica teórica mantiene divisiones disciplinares. Aquello que recordaran Lukacs, Korsch, y Gramsci, sobre la esencia originaria del marxismo como teoría unitaria de la revolución, ha quedado fuera de consideración, en favor de una desmembración de contenidos positivos que se expresa por excelencia en la docencia y en nuestras propias formaciones perimetrales [8]. Los “filósofos” no dominamos la “economía política” (¡no se trata de sacar cinco puntos en la Asignatura!) y viceversa. ¿Cómo afirmar entonces que somos marxistas o somos “especialistas” en marxismo, si no poseemos la capacidad sintética —en su sentido teorético— para comprender los fundamentos totalizadores de la obra de Marx?

Una consecuencia de ese marxismo vulgar consiste en la interpretación determinista. Esa tesis en su carácter absoluto y estructural, simplemente no se corresponde con la experiencia histórica de las revoluciones ni del socialismo. También se relegan contenidos histórico-sociales a status de segmento particular de una “concepción del mundo” especulativa, expresada en leyes y categorías en abstracto, que supuestamente sirven para efectuar cualquier análisis y garantizan corrección política. Esta conversión traiciona el legítimo objeto de investigación marxiano: clases, plusvalía, enajenación, Estado, política, capitalismo, modo de producción, praxis, mercancía, ideología, revolución… Estas son las auténticas categorías de Marx.

Otro problema consiste en la presencia de actitudes excluyentes que discriminan sin criterio fundado todo marxismo de autor, porque el “marxismo-leninismo” en particular —por su esencia y génesis— es estandarizado, y desconoció siempre lo que se produjo más allá de sus fronteras intelectuales (también con carácter retroactivo, es decir, antes de abril/mayo de 1924).

Muchos de los nombres omitidos o a los que nos referimos con negligencia, vivieron solo para la idea (¡aunque fuera solo para la idea!) de la Revolución. Resulta necesaria, entonces, una deconstrucción lógica e histórica a la vez, para concretar una definitiva y demorada ruptura con el marxismo sistémico que confunde todo en un solo pensamiento —supuestamente verdadero y siempre exitoso— fundido en monolito falso.

La inconsistente voluntad de saber en que nos encontramos obedece, por ejemplo, a la imposibilidad de disponer de una voluminosa información que se ha generado internacionalmente al interior del marxismo (¡no solo!), y que ha estado por décadas a disposición de las viejas y nuevas izquierdas. En consecuencia, profesores, especialistas y ciudadanos no han podido ir asimilando esos contenidos en tiempo real. La deuda de lecturas es extensa y se sigue acumulando.

Este panorama se hace visible en los escasos foros donde caben los estudios de marxismo en sí. En estos “eventos científicos” se multiplican las presentaciones formales que repiten lo de siempre y lo de casi todos. Falta debate informado y actualizado. A penas se perciben evidencias de investigaciones seguidas y sustentadas con criterio personal.

Además, resulta insuficiente la capacidad integrativa de saberes (dialéctica de historia, política (también a nivel noticioso), economía, filosofía, arte, situación ambiental, avances científicos). Y esa carencia de capital cultural —como decía Pierre Bourdieu— resulta, por definición, incapaz de reconocer su propia condición.

Por otra parte, todavía se reservan espacios de gran convocatoria y amplificación a voces que han probado no tener disposición hacia la reflexión, la crítica y la superación de su propio discurso, construido a la medida de la norma. Cuando se niegan sistemáticamente a incorporar variedad de fuentes históricas y teóricas, y al empleo de recursos hermenéuticos que expongan las posibilidades analíticas y políticas del marxismo —proponiendo, en cambio, tesis de sentido único, simplificado y muy reiterado—, continúan contribuyendo a alejar a otros y a la opinión pública del interés por esa teoría.

Otra fuente de problemas proviene del ejercicio laboral de personas de profesión marxista y no de vocación (y formación) marxista, que se pronuncian desde fuera de la ciencia. Esta zona externa, ajena totalmente a los parámetros de rigor (y de imaginación) de estudio e investigación, se ha legitimado a través de habilitaciones masivas con fines docentes; y además, por medio de la percepción de que ser políticamente correcto califica automáticamente para hablar de marxismo. El marxismo no es tratado como ciencia [9].

Las interrogantes, proposiciones, tendencias, y diversidad histórica y teórica que el marxismo ha generado… lo que constituye esta tradición teórico-política, puede comprenderse únicamente por medio de conocimientos sistematizados y presupuestos intelectuales (me refiero al deber ser de la dimensión científica y académica). Solo una operación de reducción instrumental sucesiva y reiterada en el tiempo, puede sugerir otra cosa.

Y, si de la formación de sujetos políticos se trata, no está de más recordar que desde la propia plataforma marxista (para no ir a Aristóteles), se entiende que la política coincide con el espacio existencial humano. De manera que hacer ciencia o literatura y enseñarla —biología, matemática, arte, comunicación, diseño—, es también hacer política. La educación ideológica —para referirme solo a lo institucional— ocupa todo el espacio escolar. ¿Por qué confinarla a la hora de “marxismo”? Conviene recordar entonces el sentido fundamental —¡y no otro!— de una de las tesis antológicas de la ejemplar Rosa Luxemburgo, relativa a que la Revolución no se aprende en las Escuelas, sino en la vida política activa [10].

En contraste con la prosperidad que exhiben otras áreas del conocimiento en Cuba, casi no parece producirse marxismo en sí. Incluso, prometedoras inteligencias han reencauzado su talento hacia temas y campos más provechosos —en varios sentidos— y prestigiosos —desde la percepción social—, a la vez que resultan ¡menos problemáticos! No obstante, es cierto que puede admitirse la existencia de un trabajo científico desde presupuestos metodológicos, conceptuales, políticos y utópicos marxistas. Sin embargo, más allá de las individualidades, el dominio hegemónico del marxismo vulgar una generación tras otra —con su libro de certezas, omisiones y demarcación de legitimidad— ha terminado por apagar la preocupación teórica. Esa situación no se instaló durante los 90, más bien se prolonga ya por largas décadas.

Generaciones de cubanos viven creyendo que solo hubo tres marxistas. En el mejor de los casos, ciertas nociones de marxismo permanecen en el sentido común en calidad de conocimiento positivo que se da por aprendido después de haber aprobado un examen escolar, o se retienen en el pensamiento como sello de identidad política. Hemos llegado a un punto donde nuestro “problema fundamental” hoy en los ámbitos de la enseñanza, la investigación, la divulgación, y las ediciones —esta última resulta de primerísimo orden—, consistiría en emprender una verdadera arqueología crítica del marxismo corriente.

Pero todo esto era ya sabido en Cuba a fines de los 60, e internacionalmente al término de la década del 20 del siglo XX.

No pretendo ser original…

Notas:

1. El presente texto refiere ciertas cuestiones de naturaleza crítica, especialmente relativas a la enseñanza y a la esfera académica. Se ha seleccionado este enfoque (y no otro, que pudiera resultar más balanceado y posible también de concebir), en el entendido de que solo identificando los problemas, pueden ser superados. Decidí emplear estos minutos y espacio, para pensar, escribir, y hablar, sobre lo que considero que dejamos de hacer y sí se puede hacer. Por otra parte, las intervenciones de otros compañeros en “Dialogar, dialogar”, me motivaron a (re)considerar y precisar algunos asuntos.
2. Ver Bibliografía de la autora sobre el tema, por ejemplo: 2017, “Edición Revolucionaria (R): memoria y nostalgia del saber en Cuba. Entrevista a Rolando Rodríguez, fundador y director de Edición Revolucionaria (4 de febrero de 2016). Revista Estudios de desarrollo social: Cuba y América Latina, FLACSO, Vol. 5, No. 1; 2015-2016, “El marxismo: su difusión y enseñanza darwinista” http://www.filosofía.cu, No. 28, set-junio; 2016, “Marxismo GUIÓN Leninismo”, conferencia para profesores de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana (inédito); 2014, “Definiendo el Pensamiento Crítico”. Revista Temas, La Habana, No. 80; 2006, “La divulgación del marxismo en la revista Pensamiento Crítico”, Marxismo y Revolución, Ciencias Sociales, La Habana; y 2001, “La difusión del marxismo en las publicaciones periódicas cubanas: 1959-1970”, Tesis de Doctorado, Inédita, Universidad de La Habana.
3. Por una parte, antes de 1959 Cuba había estado sometida a propaganda anticomunista, y por otra, el marxismo que llegó a sectores políticos muy localizados, era el que se consideró oficial dentro de la Tercera Internacional, institución definitivamente desfigurada —en sus objetivos, funcionamiento, organización, estrategia y teoría políticas— después de la muerte de Lenin.
4. La masificación de la enseñanza del marxismo por vías institucionales, se inició en diciembre de 1960 con la inauguración de las Escuelas de Instrucción Revolucionaria (EIR), y un poco más tarde, con la Reforma Universitaria de 1962.
5. Cuestión referida también por el Diputado Dr. en Ciencias Filosóficas Miguel Limia David, en la Sesión Plenaria de la Asamblea Nacional (diciembre de 2015, presentado en la Televisión Nacional).
6. El proceso de “perfeccionamiento de la enseñanza del marxismo” en las Universidades cubanas (2015-17), impulsado por el Ministerio de Educación Superior (MES), puede ser una oportunidad para adoptar criterios pedagógicos, fundados en investigaciones y consensuados por medio de debates científicos.
7. Además, la URSS proporcionó a la Revolución Cubana, por décadas, una extraordinaria ayuda de todo tipo que ha de reconocerse y agradecerse. En este sentido, puede recordarse “lo que ha hecho la Unión Soviética por nosotros”. Palabras dichas por Fidel en la circunstancia contradictoria de la crisis de octubre, cuando “surgieron algunas discrepancias”. Informe del Comandante en Jefe Fidel Castro al pueblo de Cuba. Posición de Cuba ante la crisis del Caribe. (Discursos, Declaraciones, Comunicaciones, Cartas y Documentos publicados durante la Crisis). COR, 1962. págs. 71; 73.
8. Me refiero a los graduados de “Filosofía marxista-leninista” (Universidades de La Habana, Santiago de Cuba, y Las Villas); “Economía Política” (esta última especialidad cerró hace muchos años, pero como saber e investigación sólida —no necesariamente como carrera universitaria— ¡cuánta falta nos hace en su proyección educativa y de estrategia social!); y de “Marxismo-leninismo e Historia” en las Escuelas Pedagógicas (perfil que —según se ha dicho en los medios de comunicación nacionales— apenas tiene matrícula). El resto de las personas dedicadas hoy al marxismo fundamentalmente dentro del sistema educativo, y que la sociedad inviste de autoridad para su ejercicio —cuyo número crece, por distintas razones prácticas—, no son graduados de estas carreras.
9. Lenin recuerda y confirma la tesis de Engels: “el socialismo, desde que se ha hecho ciencia, exige que se le trate como tal, es decir, que se le estudie”. En ¿Qué hacer? dedica amplio espacio a destacar la importancia del conocimiento teórico del marxismo frente a las “formas más estrechas de actividad práctica”, y argumenta: la “amplia difusión del marxismo ha ido acompañada de cierto rebajamiento del nivel teórico. Mucha gente, muy poco preparada e incluso sin preparación teórica alguna, se ha adherido al movimiento por su significación práctica y sus éxitos prácticos”. Lenin, 1960, ¿Qué hacer? Obras Escogidas en 3 tomos, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, pp. 143-146.
10. Algunos de los compañeros presentes en el espacio “Dialogar, dialogar”, señalaron que el marxismo es una teoría política obrera, extensible en las condiciones de nuestro país, a los trabajadores y la ciudadanía. Hicieron notar, sin embargo, que el trabajo dialogado de preparación marxista (por tanto, política) con el pueblo, resulta insuficiente. Personalmente, suscribo la idea de que el marxismo tiene que encarnar en las masas (forma parte de su ideología, junto con el pensamiento nacional y latinoamericano, que conforma nuestra plataforma revolucionaria) y que debemos dirigirnos también hacia ese propósito. Hago constar que no por referirme en este texto a la esfera académica, dejo de comprender o compartir ese criterio. Más bien, lo confirmo.

Fuente: https://dialogardialogar.wordpress.com/2017/03/27/el-marxismo-en-cuba-hoy/?fb_action_ids=1297635440292409&fb_action_types=news.publishes

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Cuba: Consideran a Cuba ejemplo de cooperación inclusiva.

Centroamérica/Cuba/21.03.2017/Autor y Fuente: http://www.acn.cu/

Para las personas con discapacidad Cuba es el mejor ejemplo de una cooperación inclusiva, aseveró en esta capital David López Ordoñez, de Nicaragua.
El directivo de la Red Latinoamericana de Organizaciones No Gubernamentales de Personas con Discapacidad y sus Familias (Riadis), que celebró su VI Conferencia esta semana, destacó la colaboración de la mayor de las Antillas con disímiles naciones en el ámbito de la salud y la educación, entre otros sectores.
Significó la contribución en temas sensibles como la discapacidad y ejemplificó el asesoramiento a su país por especialistas cubanos de educación especial e inclusiva “que tratan la pedagogía de personas con limitaciones especiales”, acotó.
Asimismo, resaltó el programa Manuela Espejo, en Ecuador, y los estudios de discapacidades que se han hecho también en Venezuela, Bolivia, y Nicaragua, entre otros países del área.
Estos propiciaron contar con estadísticas e información cierta y pormenorizadas sobre cada persona con alguna limitación, y ello fue posible gracias a Cuba y al Comandante Fidel Castro que desde el mismo triunfo de la Revolución puso por sobre todas las cosas el desarrollo humano, expresó el joven invidente.
Ponderó el privilegio de que Cuba fuera la sede de la reunión de la Riadis en la cual se trataron temas relevantes, como la gestión inclusiva de prevención de riesgos que pueden derivar en desastres ocasionados por fenómenos naturales y provocados por el hombre, también la educación e inclusión laboral, la participación de la juventud y de los adultos mayores en el movimiento asociativo de personas con discapacidades.
En tal sentido sentenció: “Cuba tiene mucho que enseñarnos y por eso es un privilegio constatar directamente en el país de origen las buenas prácticas que pueden ser replicables para el resto de la región”.
Sobre todo en la temática de gestión de riesgo incluyente donde tiene una escuela para nosotros y este foro es una valiosa oportunidad para propagar en la región ese buen ejemplo que la isla caribeña nos facilita de inclusión y de prevención para evitar consecuencias mayores, resaltó.
En este tema de la gestión de riesgo existe en Latinoamérica  la percepción equivocada de que si un país es adinerado tiene menos consecuencia ante la ocurrencia de fenómenos naturales o antrópicos, eso es erróneo totalmente, advirtió.
Al respecto rememoró que «en Estados Unidos, la nación más poderosa del mundo, cuando en 2005 el huracán Katrina azotó a ese país, perecieron más de dos mil personas, la mayoría con discapacidad y adultos mayores, y el gobierno no hizo nada», recalcó.
Dijo que en Cuba juega un rol relevante la voluntad política y la decisión del gobierno de trabajar a favor de los sectores más vulnerables de manera organizada y participativa junto al pueblo, lo que es un buen ejemplo.
Por eso nos resulta una valiosa oportunidad estar aquí, y participar en este evento para retroalimentarnos, recalcó el nicaragüense, quien fue delegado a la cita que reunió a más de 200 representantes cubanos y de otros casi 20 países.

Fuente: http://www.acn.cu/cuba/25552-consideran-a-cuba-ejemplo-de-cooperacion-inclusiva

Imagen: http://www.acn.cu/images/2017/febrero/riadis-cuba.jpg

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Entrevista: La poesía existencial de vuelta prosa.

Entrevista al escritor cubano Ahmel Echevarría Peré,  “No existe prosa-prosaica”, musité un día al erotómano Alberto Garrandés. “Solo la profana”

Centro América/Cuba/14.03.2017/Autor y Fuente: https://www.cubanet.org

Cuando hace unos años leí Caballo con Arzones, del recientemente premiado Ahmel Echevarría Peré, todavía se hallaba en fase estructural. Nos lo dio su autor por amistad. Los “mogotes parragráficos” (les tildé así, dispensando el neologismo) estaban muy verdes, tan soberbios criando hojitas, que no tuve más asociación pasible que la elocuencia de un neo-lezamiano en exuberante despelote. Encima, asombraba el rejuego apostólico por todos (ab)usado.

Por eso, entre lo conversacional tan a la car(t)a —no entrevistas— y la reseña crítico-loática, me quedé a medio camino intentando esta nota. Y aguardé la obra terminada.

Porque si hubiera que fundamentar teóricamente un libro de conspicua naturaleza en su trascurso escritural, quebrantaríamos al género narratológico por los cuatro costados, pues nadie mejor que el autor para explicarlo:

¿Hay una historia?

Si hay una historia bien podría comenzar con una andanada de preguntas cizallada del texto ‘Pequeño poema de Navidad’, de La isla en peso. En él Virgilio Piñera espeta: “¿Naciste ya, Señor? ¿O esperas la señal del dolor para venir al mundo? Tu cuerpo, sin mundo todavía, ¿se estremece y se dobla como el dolor del hombre?” Virgilio, o las preguntas de nuestro Virgilio, como la ruta (crítica) a seguir. Virgilio, o el insoportable graznido (por todas partes), como la certeza de una vida que pugna no solo por un pequeño lugar, también por un tiempo, una huella (mínima en una muy alta cota de probabilidad), por la absolución y resurrección. Una vida que conoce, padece, goza el calvario; cuerpos que mueren y resucitan cada día; un ciclo eterno, o que solo acabará cuando deje de latir el corazón del último hombre (último macho o última hembra —donde está escrito “macho” y “hembra” habrá de entenderse “hombre” y “mujer” en toda la diversidad sexual, de raza, ideología—, porque dolor y goce nos compete a todos).

¿Por qué ese título? ¿Piruetas del lenguaje?

“Caballo con arzones” es un libro que habitará la frontera (—sin diluirse—, añado yo). En sus páginas el lector encontrará textos breves a los cuales he denominado pústulas. Para intentar la maroma de la exactitud, las formas breves agrupadas bajo el título no responden al concepto mini-cuento, tampoco al de prosa poética; tienen como sustrato la narrativa y la poesía: se apropian de un aliento descriptivo, de la construcción de caracteres o personajes (física y psicológicamente), de los diálogos, hay en ellas una historia, elementos propios de la narrativa empleados para darle forma y sentido a estados de ánimo, sensaciones, imágenes y disquisiciones. El lenguaje de las pústulas opera desde la contención, la síntesis, la supresión; apela a la cadencia, incluso a cierta rima (en ello influye la repetición de los inicios o finales de algunos párrafos, la reiteración de frases), planteándose además un goce con la estructura (hay una marcada intención de alternar párrafos de longitudes iguales o diferentes —tomando en cuenta la cantidad de golpes por línea y la cantidad de líneas de cada párrafo, medida en extremo artificial cuyo propósito es emular con una forma poética de estructura cerrada que tiene en cuenta la organización en estrofas tal como la décima, el soneto…—). Para propiciar todavía más la disolución de las fronteras entre los géneros, cada pústula será generada (—contada o vivida—, sigo) por una misma voz (nunca descrita, no poseerá ni rostro ni nombre, ¿sujeto poético?, narrador); ella elige de lo experimentado en carne propia o visto lo que será revelado. Estas formas breves se caracterizarán además por contener, al igual que aquella, una segunda historia (porque no olvida uno de los rasgos que debe poseer todo cuento: narrar dos historias; de ellas, la más importante es la que fluye debajo de la escrita).

¿Hay otra meta que no sea “contar”?

El propósito de este libro será detenerse ante las diferentes situaciones en las que se verá envuelta la voz (o personaje) que revela, narra, para adentrarse en los peores y mejores paisajes del alma humana. Tanto la voz o personaje como los otros con los cuales se aparea (rumia, pelea y ama) habitan, más que el centro de la sociedad, los bordes de la misma, aunque harán lo posible para hacer del calvario de la vida una eterna fiesta.

¿Asoman ahí la meta-metáfora, el hipertexto?

Los textos pústulas nos mostrarán un pequeño universo, porque en ellos el lector encontrará detalles que lo obligarán a imaginar un retablo o áreas geográficas reconocibles La Habana: sus avenidas, barrios, espacios públicos como bares, iglesias, el Cementerio de Colón, parques, plazas…, en las que se desarrollarán situaciones, conflictos, estados de ánimo, imágenes. Y en cuanto a lecturas, siempre habrá orejas peludas.

Libro que apuesta por la brevedad, rapidez, exactitud, frontera y fuga para otorgarles orden y sentido a una vida y sus adyacencias. Viajar hacia el interior del hombre es otra de las apuestas; viajar hacia el hombre común y hurgar allí para develar inquietudes, miedos, dolor, raptos de odio, aquello que llaman amor y felicidad; andar hacia el hombre y ver su entorno, ubicarnos dentro de las relaciones de poder en las que está inmerso y a la vez ser capaces de formularnos preguntas como: ¿qué es el amor?, ¿qué la felicidad?, ¿cómo nos ve “el otro”?, ¿cómo vemos “al otro”?, ¿qué estamos dispuestos a hacer por “el otro” o por nosotros mismos?, ¿qué es el bien?, ¿desde cuál apropiación queremos el bien para el otro?, ¿qué es la muerte?

En alguno de los capítulos finales, cimbrando el diapasón que aterra a los muertos-vivos que encarnamos, el personaje enamorado disemina en el contexto abisal estas preguntas;

“¿Morir por la patria es vivir? ¿Por qué un niño, cuando comienza su mañana, debe cantar un himno de guerra incluso en tiempos de paz? /…/ ¿Para Tamayo y Ochoa las dos patrias serían las mismas, es decir, se llamarían igual, digámoslo así: Cuba y La Noche —Cuba, a millas de distancia, vista desde la negra cúpula en donde, dicen, flotaba en una nave soviética el cosmonauta, o vista desde la negra África en donde el General, dicen, desde un vehículo militar soviético hacía de las suyas con marfil, piedras preciosas, cocaína—?”

Entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de “Caballo con arzones”?: de formas breves aparentemente autónomas, que se irán entrelazando para conformar un corpus, un pequeño universo donde el lector podría ver, tocar, oler y sentir esa voz que elige revelar.

¿De qué habla el autor cuando nos invita a encabalgar su argumento tácitamente indomable? De las postillas, la costra ríspida sobre la piel, secreciones purulentas, la suma de heridas nunca del todo curadas, y también del cuerpo pútrido que las padece, en el cual —sin obstarle— aún late la vida.

Leyendo a Ahmel daremos vueltas por los aires sobre el gimnástico artefacto, pero sin despegarnos los pies.

Fuente: https://www.cubanet.org/cultura/la-poesia-existencial-de-vuelta-prosa/

Imagen: https://www.cubanet.org/wp-content/uploads/2017/02/unnamed-300×198.jpg

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Belarús y Cuba firman acuerdo de cooperación académica.

Centro América/Cuba/07.03.2017/Autor y Fuente:http://prensa-latina.cu/
La Escuela Superior de Cuadros de Cuba y la Academia de Administración Pública adjunta al presidente de Belarús firmaron un acuerdo de cooperación, indicaron hoy fuentes diplomáticas.

Rubricado como parte del fortalecimiento de las relaciones entre ambas naciones, el arreglo formaliza los vínculos de cooperación en las áreas del conocimiento de la Administración del Estado y del gobierno.

Marat Zhylinski, rector de la Academia de Administración Pública de Belarús, y Mercedes Delgado Fernández, rectora de la Escuela Superior de Cuadros de Cuba, signaron el documento.

Suscrito entre ambas instituciones, el entendimiento está destinado a estimular el intercambio en el campo de la educación continua y la formación profesional, la realización de investigaciones científicas conjuntas y actividades innovadoras.

La firma de este acuerdo está basada en la prioridad que ambos gobiernos le dan a la preparación de los principales directivos para el desarrollo estratégico en lo económico y social.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=68803&SEO=belarus-y-cuba-firman-acuerdo-de-cooperacion-academica

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Rusia: Rinden tributo a Fidel Castro en universidad rusa.

Europa/Rusia/22.02.2017/Autor y Fuente: http://prensa-latina.cu/
El Embajador de Cuba en la Federación de Rusia, Emilio Lozada García, visitó la Universidad Estatal de Nizhni Novgorod N. I. Lobachevski, donde se le rindió tributo al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, indicaron hoy fuentes diplomáticas. 

Como parte del homenaje, Lozada García sostuvo un fructífero intercambio con el rector de esta institución académica, Eugene Chuprunov, en el que abordaron sobre las posibilidades de cooperación entre esa universidad y Cuba.

El diplomático cubano invitó a Chuprunov a visitar La Habana en el mes de abril, como parte de la delegación rusa que asistirá a la Reunión Anual de Rectores.

Por su parte, el rector de la referida universidad, expresó su disposición a recibir a estudiantes cubanos en el marco del Programa de las 100 becas que ofrece el gobierno de Rusia al país caribeño.

La Universidad Estatal de Nizhni Novgorod es la institución de Educación Superior más importante de esa región. Fue fundada el 31 de enero de 1916 y está compuesta de 19 facultades, 132 departamentos y seis institutos de investigación.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=65881&SEO=rinden-tributo-a-fidel-castro-en-universidad-rusa

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55 años de genocidio contra Cuba

Por: Elier Ramírez Cañedo

El 3 de febrero de 1962, el presidente de los Estados Unidos, John.F.Kennedy, firmó la Orden Ejecutiva Presidencial No. 3447, a través de la cual se oficializó el bloqueo total al comercio con Cuba. Los pretextos utilizados en el documento y que formaron parte del discurso de la élite de poder en los Estados Unidos durante años, integraban la gran conjura donde era imprescindible presentar a la Isla agredida como la agresora. Su gran pecado, haber hecho una revolución verdadera en el hemisferio occidental, rompiendo con los requerimientos mínimos de “seguridad” establecidos por la nación del norte para América Latina y el Caribe, después de la segunda guerra mundial.

La Orden Ejecutiva buscaba legitimar la criminal decisión bajo el manto de la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA celebrada en Uruguay, donde bajo la presión ejercida por Washington, se  había alcanzado una Declaración Final donde se señalaba que, los vínculos del Gobierno de Cuba con la ofensiva subversiva del comunismo chino-soviético, eran incompatibles con los principios y objetivos del Sistema Interamericano.

El documento justificaba además la acción con un argumento aún más risible, que Cuba representaba una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos y a todo el hemisferio, y que era responsabilidad de los Estados Unidos velar por esa seguridad.

Después de presentados los falsos argumentos, la orden ejecutiva proclamaba el “embargo” sobre el comercio entre los Estados Unidos y Cuba, el cual debía hacerse efectivo a las 12:01 a.m del 7 de febrero de 1962. A partir de esa hora, quedaba prohibida la importación a los Estados Unidos de todos los productos de origen cubano, además de todos los productos importados desde o a través de Cuba. El Secretario del Tesoro sería el encargado de dar cumplimiento a la orden.

El hecho de que el bloqueo se haya oficializado en febrero de 1962 ha conllevado a lecturas erróneas y a no pocas tergiversaciones de la verdad histórica, al interpretarse el hecho como punto de partida de la guerra económica contra Cuba y una repuesta al estrechamiento de las relaciones de la Isla con Moscú, las nacionalizaciones de 1960 y el rumbo socialista de la Revolución. Lo cierto es que la Orden Ejecutiva fue el momento de maduración de todo un sistema de guerra económica que los Estados Unidos venía desarrollando contra la revolución cubana y cuyas primeras acciones habían comenzado desde el propio enero de 1959, cuando fueron recibidos en los Estados Unidos, junto a criminales y torturadores, los culpables del saqueo del tesoro nacional. Ni un solo centavo fue devuelto a Cuba. En ese momento, aun no se habían establecido las relaciones más cercanas con la URSS, las cuales se afianzaron durante la visita de Mikoyan a la Isla en febrero de 1960, no se había iniciado el proceso más amplio de las nacionalizaciones de las propiedades estadounidenses, que comienza el 6 de agosto de 1960, ni tampoco se había declarado el carácter socialista de la Revolución, lo cual sucede el 16 de abril de 1961. La esencia del conflicto no era otra que hegemonía versus soberanía. Esencia que también había llevado con anterioridad a Washington a intervenir en Bolivia (1952) y en Guatemala (1954). Las revoluciones estaban sencillamente prohibidas en América Latina y el Caribe.

Mas fue después de la firma de la Ley de Reforma Agraria que la guerra económica de los Estados Unidos contra la Mayor de las Antillas cobró mayor virulencia, incluyendo bombardeos, actos terroristas y sabotajes sobre industrias y campos cañeros. Sin embargo, el presidente estadounidense, Eisenhower, se mostraba inconforme e impaciente con los resultados. En enero de 1960, en una reunión donde la CIA presentó un plan de sabotajes a centrales azucareros cubanos, Eisenhower pidió al director de la agencia, Allen Dulles, que regresara con un programa más amplio de agresión económica. Días después expresaría –con total transparencia- la lógica de esa guerra económica y su objetivo fundamental, demostrando el carácter genocida de la misma: “Si ellos –el pueblo cubano- sienten hambre, botarán a Castro”. [i] Enfoque que, el 6 de abril de 1960, ratificaría el secretario asistente de Estado, Lester D. Mallory: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro (…) no existe una oposición política efectiva (…) el único medio previsible para enajenar el apoyo interno es a través del descontento y el desaliento basados en la insatisfacción y las dificultades económicas (…) Debe utilizarse prontamente cualquier medio para debilitar la vida económica de Cuba (…)negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.[ii]

En marzo del propio año, junto al Programa de Acciones Encubiertas contra el régimen de Castro, el presidente estadounidense había sancionado un Programa de Presiones Económicas contra Castro. Al parecer, según sugieren los documentos desclasificados en los Estados Unidos, a partir de esa fecha se creó un grupo super-secreto presidido por el Secretario del Tesoro, Robert Anderson –uno de las figuras que mostró mayor hostilidad hacia a la Revolución Cubana dentro de la administración Eisenhower- encargado de estudiar y poner práctica las medidas de agresión económica contra la Isla.

En sus últimos seis meses en el cargo, Eisenhower se encargó, además de empujar y buscar el rompimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, de dar los pasos fundamentales en dirección al establecimiento de un total bloqueo económico contra Cuba: el golpe petrolero –cuando se redujo el suministro de petróleo a la Isla y luego las compañías estadounidenses ESSO y TEXACO, y la británica SHELL, instigadas por el gobierno estadounidense se negaron a refinar el petróleo proveniente de la Unión Soviética-, la reducción y luego eliminación de la cuota azucarera cubana y la prohibición de las exportaciones a Cuba, fueron medidas que se sucedieron una detrás de la otra en ese segundo semestre de 1960. Solo la última de las medidas ocurrió el 19 de octubre, después del inicio del proceso de nacionalización de las propiedades estadounidenses en 1960.

Por tanto, las nacionalizaciones –necesarias y totalmente legales de acuerdo al derecho internacional-, aunque estaban comprendidas en el proceso revolucionario, fueron aceleradas como respuesta a las medidas de guerra económica emprendidas por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba. No obstante, Cuba una vez más mostró su disposición a compensar a los afectados, pero el gobierno de los Estados Unidos se negó a negociar el asunto. El proyecto de invasión a Cuba –que ocurriría meses después- se encontraba en una etapa avanzada, por lo que creyeron no era necesario establecer negociaciones con un gobierno que, supuestamente, en breve iba a ser derrocado.

Kennedy seguiría sumando eslabones en la guerra económica contra Cuba y llevaría la escalada del conflicto al máximo de expresión. De hecho, en el momento en que firma la Orden Ejecutiva, estaba funcionando la Operación Mangosta, el plan de guerra encubierta más grande que los Estados Unidos han llevado adelante contra país alguno. De 32 tareas de guerra encubierta, 13 se dirigían al área económica. En ese período –noviembre de 1961 a octubre de 1962- se registraron 716 acciones de sabotaje económico contra Cuba.

Pierre Salinger, quien fue secretario de prensa de Kennedy, relataría años después en sus memorias, que el Presidente lo llamó una noche a principios de 1962 y le ordenó le consiguiera muchos tabacos habanos. ¿Cuántos?, preguntó Salinger. “Alrededor de mil”, respondió Kennedy. Al día siguiente el Presidente lo llamó a su despacho para averiguar si había conseguido los tabacos y Salinger le respondió que había comprado un millar. “Bravo” exclamó el Presidente, “ahora dispongo de una reserva suficiente de tabacos y puedo firmar la proclama prohibiendo en Estados Unidos los productos de Cuba”.[iii]

La anécdota, aunque refleja el buen gusto de Kennedy por los tabacos cubanos, resulta maquiavélica, en tanto refleja como un presidente de los Estados Unidos, con una simple firma y hasta con una sonrisa en los labios, puede privar a millones de estadounidenses de privilegios que solo conserva para él. Esa firma también significó la afectación a millones de cubanos quienes han tenido que sufrir los efectos del bloqueo durante décadas.

En 1963 quedó establecido el armazón fundamental del bloqueo contra Cuba, con rostros perversos añadidos como: el terrorismo, el sabotaje, el espionaje y la agresión biológica. La Ley Toricelli (1992) y la Ley Helms Burton (1996) vendrían a ser los eslabones más importantes que se le agregarían y que aun hoy, dan vida a ese entramado de leyes y prohibiciones con las que tuvo que lidiar el presidente Barack Obama, después de los anuncios del 17 de diciembre de 2014, aunque realmente en el terreno práctico se apartó bastante de su discurso, tomando en cuanto lo que podía haber hecho de acuerdo a sus prerrogativas presidenciales.

Lo que resulta inaudito es que aun ese bloqueo exista en pleno siglo XXI, como un puñal clavado en la garganta de los cubanos. Artículos de la Convención de derechos económicos, sociales y culturales, así como de la Convención de derechos civiles y políticos, son muy explícitos en cuanto a que uno de los derechos humanos fundamentales es el derecho a la subsistencia de un pueblo, de ahí que mientras ese criminal bloqueo exista, hasta el último minuto continuará siendo la más  grande y flagrante violación de los derechos humanos que se ha practicado contra el pueblo cubano durante ya 55 años.

Ahora bien, resulta pertinente hacerse la siguiente pregunta, el día que ese bloqueo sea totalmente levantado –pues estamos consientes que más temprano que tarde sucederá-, ¿habrá terminado la guerra económica contra Cuba o esta aparecerá bajo otra modalidad donde los instrumentos económicos serán empleados para reforzar la batalla ideológica y cultural entre capitalismo y socialismo en la que ya nos encontramos inmersos?  Creo vimos un importante avance de ese futuro durante la administración Obama, escenario ante el cual también debemos estar preparados, aunque somos consientes de que la batalla más imperiosa de hoy es lograr la muerte definitiva del bloqueo.

A pesar de que muchas de las ideas y concepciones que la administración Obama manejó en su “nuevo enfoque” de política hacia Cuba, tienen una larga historia  en determinados círculos de poder de los Estados Unidos, es hoy más visible que nunca la contradicción que se establece entre los que consideran que el bloqueo es funcional a la subversión, y aquellos que consideran constituye un obstáculo para convertir los elementos del llamado Carril II de la Ley Toricelli en una gran autopista de influencias. Termino con dos citas, pronunciadas en dos momentos diferentes, por dos figuras importantes de la clase política de Washington, que hablan por sí mismas.

A inicios de 1999, la entonces secretaria de Estado norteamericana durante la administración de William Clinton, Madeleine Albright, expresó: “estamos utilizando armas inteligentes apuntadas al blanco que queremos. Deseamos ayudar a crear una economía de mercado independiente y tratar de que continúe expandiéndose y se llegue a separar por completo del Estado”.[iv]

Dieciséis años después, Antony Blinken, subsecretario de Estado de los Estados Unidos, durante una visita realizada a España en julio del 2015, señaló: “El embargo tenía buena intención. Reflejaba el hecho de que el Gobierno cubano en la época denegaba derechos básicos a sus ciudadanos y representaba una amenaza de seguridad con su alianza con la URSS. Pero no ha sido eficaz en lograr sus objetivos. Lo lógico es intentar algo diferente. Creemos que abrir la relación es la mejor manera de alcanzar los objetivos que tenían aquellos que apoyaban el embargo. Esto permitirá al pueblo cubano, a la clase media, tener más contacto con el mundo y con EE.UU. Esto nos permitirá extender nuestros contactos en la sociedad cubana. Las medidas que estamos tomando reforzarán a la clase media de Cuba. Este es el mejor instrumento para obtener lo que todos queremos: una Cuba libre, próspera y democrática”.[v]

Orden Ejecutiva Presidencial No. 3447.

Orden Ejecutiva Presidencial No. 3447 firmada por John F. Kennedy.

Notas

[i]Foreign Relations of the United States, 1958–1960, Cuba, Volume VI. Document 436. Memorandum of a Conference With the President, White House, Washington, January 25, 1960.

[ii]Foreign Relations of the United States, 1958–1960, Cuba, Volume VI. Document 499. Memorandum From the Deputy Assistant Secretary of State for Inter-American Affairs (Mallory) to the Assistant Secretary of State for Inter-American Affairs (Rubottom),Washington, April 6, 1960.

[iii] Pierre Salinger, De Mémoire, Editions Denoel, París, 1995.

[iv] Citado por Andrés Zaldívar Diéguez, en: Bloqueo. El asedio económico más prolongado de la Historia, Editorial Capitán San Luis, La Habana, 2004, p.188.

[v] Antony Blinken, Subsecretario de Estado de EE UU: “El deshielo reforzará a la clase media de Cuba”, en El País, 27 de julio de 2015.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/02/03/55-anos-de-genocidio-contra-cuba/#.WJYWxBvhCUk

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Cuba: Valora vicepresidente cubano celebración de congreso Pedagogía 2017.

Centro América/Cuba/07.02.2017/Autor y Fuente: http://www.prensa-latina.cu/
El primer vicepresidente cubano, Miguel Díaz-Canel calificó hoy al Congreso internacional Pedagogía 2017 de espacio para el fortalecimiento de la identidad cultural de los pueblos y el rescate de sus mejores tradiciones pedagógicas.

En las palabras de clausura de la decimoquinta edición de este evento, el funcionario cubano destacó que este no era un encuentro de élites pedagógicas, sino un espacio de diálogo honesto ejercido por especialistas y educadores de todas las latitudes del mundo.

Díaz-Canel también señaló la necesidad de una educación de calidad para todos en el mundo, como arma de combate contra la despolitización, indolencia y enajenación a las que conducen actualmente los medios de comunicación en el orbe.

Asimismo, se refirió a los retos educativos que supone este escenario internacional, marcado por el afán de lucro, la carrera armamentista y la agudización de las desigualdades.

Advirtió que el mundo enfrenta hoy día una batalla esencialmente ideológica y cultural, razón por la que es necesario construir una plataforma educacional emancipadora.

Por otro lado, significó la vigencia de los ideales del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, a quien calificó como el mayor educador de los cubanos y fiel defensor de estos eventos; y precisó que garantizar educación de calidad para todos es el mejor homenaje a sus ideales.

Así estará siempre presente en la obra educacional y social de nuestros pueblos, concluyó.

Pedagogía 2017 sesionó en el Palacio de Convenciones de la Habana desde el 30 de enero y contó con la participación de más de tres mil delegados de 51 países.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=61744&SEO=valora-vicepresidente-cubano-celebracion-de-congreso-pedagogia-2017

Imagen: http://www.radionuevitas.icrt.cu/fotos/pedagogia-2017.jpg

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