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Pedagogía visible

Por:

Los niños aprenden muchas cosas en la escuela, unas por diseño, lo que prescribe el currículo y que se supone son importantes para desempeñarse en sociedad. Los docentes despliegan habilidades y percepciones para transmitir conocimientos formales cuyo códigos se expresan en materiales didácticos, libros de texto, por lo general. Es la pedagogía visible. Otras por la acción escolar no formulada pero vigente.

         En ocasiones, como hoy, escarbo en la memoria de mis años de estudiante de posgrado. Recordé el libro de Basil Bernstein, Class, Codes and Controls que llevé en una clase de sociología de la educación. No lo releí, sólo rememoré las discusiones que tuvimos en el seminario y el revuelo que causó por salir de los discursos comunes. El autor puso el énfasis en las palabras de transmisión en el aula, donde conjugaba clase social y aprendizaje. Su enfoque era de sociología (y poder), pero con herramientas de la lingüística. Lo que me dificultó su comprensión cabal.

         No obstante, recurro a mis recuerdos de las nociones de Bernstein para pensar fenómenos contemporáneos. Los resultados de la pedagogía visible pueden medirse y clasificarse. Las pruebas estandarizadas son un buen ejemplo cómo se tasa la adquisición de códigos en las materias de enseñanza. Las más usuales miden aprendizaje en matemáticas, lenguaje y ciencias. La clasificación de resultados es jerárquica, secuencial y las normas explícitas.

         En la lógica que planteó Bernstein, que después inspiró, al menos en parte, a los teóricos de la reproducción social, es que el aprendizaje formal depende más de la clase social de origen de los alumnos, que de la tarea de los maestros o de los libros de texto. En resumen, los niños pobres aprenden menos conocimientos formales que los de clase media y los de las zonas rurales menos que los de las ciudades.

         Bernstein planteó que la diferencia de clase social en la escuela, además de los atributos económicos y sociales, eran culturales. Los niños de clase obrera (su territorio empírico era la Inglaterra de los años 60) asimilaban menos los códigos escolares por el trastorno lingüístico, el tránsito del lenguaje del hogar al de la escuela. La expresión de los libros de texto les es ajena a los niños de hogares pobres. Por eso su desempeño escolar es menor.

         El otro asunto, educación es poder. La palabra clave de Bernstein fue control. Después otros autores ampliaron el concepto y argumentaron que la educación, el currículo, en particular, define el conocimiento oficial y es más que nada para mantener la hegemonía cultural que ejercen los grupos dominantes. La jerarquía social se reproduce en las escuelas.

         En estos días se libra una contienda por el conocimiento oficial. La SEP trata de imponer nuevo currículo y libros de texto, pero de golpe y sopetón. El currículo vigente tomó décadas en construirse; la pedagogía visible generó consenso y también protestas, en especial por el énfasis en la evaluación. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador enterró la mayor parte de la reforma educativa que propuso Enrique Peña Nieto, pero no desplazó la hegemonía cultural.

         Con la nueva generación de libros de texto, la 4T aspira a cambiar el conocimiento oficial, mudar parte de la pedagogía visible por otra que hace apología de la pobreza e introduce códigos ajenos a la cultura de las de las clases medias, pero también de las pobres; incluso extrañas para muchos maestros.

         La 4T la tiene difícil. Tanto por la oposición de organizaciones civiles como por la vigencia de la pedagogía invisible. Según Bernstein, ésta es más importante en la vida social. Lo veremos la próxima semana.

Referencia. Bernstein, B. (1977). Class, Codes and Controls (2 ed., Vol. 3: Towards a Theory of Educational Transmissions). Routledge & Kegan Paul.

Fuente: https://www.educacionfutura.org/pedagogia-visible/

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Educación y tecnología en tiempos de crisis

Por: Noel Aguirre Ledezma*

A raíz de las últimas determinaciones del Ministerio de Educación de Bolivia, una temática estará de moda en el próximo año: “currículo”. Nos referimos concretamente al “Currículo Actualizado del Sistema Educativo Plurinacional” que, según las disposiciones oficiales, será implementado desde la gestión 2023. Ya verá usted, los temas referidos al currículo serán motivo de debate público. Es bueno que sea así, siempre y cuando se cuente con opiniones cuya base son análisis sistemáticos, argumentaciones bien planteadas y propuestas factibles. Es de esperar que el currículo no sea reducido a adhesiones y rechazos “en automático” y por pura actitud reactiva.

La temática da para amplias y profundas reflexiones, me hago parte de ello con unos primeros temas que pretenden contribuir a comprender de qué estamos hablando.

Para comenzar, como señalan Abraham Magendzo (1987) y otros estudiosos, el currículo es el “resultado de un proceso de seleccionar y organizar la cultura”. Si cultura es básicamente toda expresión del quehacer humano, cuando se formula el currículo se toman decisiones acerca de qué expresiones son prioritarias. Por tanto, la selección de la cultura no es un proceso azaroso y neutro, sino intencional, que compromete una visión de educación, ser humano y sociedad. Supone “un proceso de búsqueda, negociación, valoración, crecimiento y confrontación entre la cultura universal y la cultura de la cotidianidad… entre la cultura de dominación y la cultura dominada” (Magendzo, 2019). El currículo, al ser selección de la cultura, es el posicionamiento ante los problemas que aquejan a nuestra sociedad en el presente y que, posiblemente, se agudizarán aún más en el futuro, se traduce en el dilema: ¿adecuarse o transformar la realidad? La respuesta a este dilema, por supuesto, dará sentido al currículo.

Por otro lado, el currículo debe ser entendido desde su enfoque integral-holístico. En principio, el currículo vincula la política educativa con la práctica educativa; las determinaciones de los documentos normativos- constitutivos, la concepción de educación y el modelo educativo con los procesos que ocurren en las unidades educativas y el aula; así como la pedagogía con la didáctica. El currículo no es un fin en sí mismo, responde a una concepción de educación, ser humano y sociedad. Los educadores además de ser diseñadores y aplicadores del currículo fundamentalmente son pedagogos. Asimismo, los componentes del currículo (principalmente: objetivos, contenidos, metodología y evaluación) deben tener armonía en sus enfoques, por ejemplo, si la metodología es activa y participativa, la evaluación no puede ser un proceso pasivo que apenas involucra a los estudiantes en la toma de decisiones. Entonces no es suficiente discutir contenidos o temas, es necesario analizar la coherencia con la orientación y características del resto de los componentes.

El enfoque integral-holístico del currículo también nos recuerda que el éxito o fracaso del currículo está directa y recíprocamente vinculado con otros elementos que le son complementarios. De no existir, entre otros aspectos: una buena lectura de la situación de la realidad actual y futura, así como sobre la lógica de la construcción de los conocimientos; una clara definición de la concepción de educación, ser humano y sociedad; el acompañamiento y el aporte en los procesos formativos de las familias y otros miembros de la comunidad educativa; coherencia con las normas constitutivas y los planes de desarrollo; valoración de la identidad cultural y comprensión de las condiciones de la población; maestros debidamente formados y comprometidos con los cambios; el diseño y desarrollo del currículo —aun si están bien redactados— al final de cuentas, no mejorará los aprendizajes. Entonces, si bien hay que cuidar del diseño y desarrollo del currículo, simultáneamente hay que prestar atención a los demás elementos, con prioridad a la formación y desempeño de los maestros, puesto que, desde el punto de vista metodológico, son actores clave para la transformación del currículo.

Finalmente, asumiendo que los cambios tienen que seguir el ritmo de las transformaciones que se producen en la realidad, el currículo debe ser ajustado en un tiempo máximo de cinco años. Por esas razones, ya mismo, se debe constituir una comisión que prevea futuros ajustes en el currículo, en este caso, no solo para actualizar sino para transformar el currículo.

*Noel Aguirre Ledezma es educador popular y pedagogo. Fue ministro de Planificación del Desarrollo y viceministro de Educación Alternativa y Especial.

Fuente de la información:

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Borja Mediero: “Si no reciben educación sexual, los jóvenes buscarán en Internet y normalizarán lo que ven a través de la pornografía”

Por: Lucía García López

Hablamos con el enfermero escolar Borja Mediero sobre la labor de estos profesionales para fomentar, educar y ayudar a los estudiantes a tener una vida saludable.

Atender al alumnado con diabetes, ayudar a los estudiantes con problemas de movilidad, realizar talleres sobre salud afectivo-sexual, fomentar hábitos saludables, prevenir conductas tóxicas… Estas son algunas de las funciones de las enfermeras escolares, una figura sanitaria que está presente solo en algunos centros del país: en aquellos que cuentan con alumnado con alguna enfermedad crónica o problemas de movilidad.

Borja Mediero es uno de estos profesionales y solo hace falta echar un vistazo a su perfil de Twitter para darse cuenta de la importancia que tiene para él la educación para la salud. De hecho, utiliza la red social como altavoz para luchar y concienciar sobre la necesidad de que se incluya dentro de los currículos escolares.  Actualmente trabaja en el IES Europa de Rivas Vaciamadrid (Madrid) y da charlas sobre igualdad, diversidad y afectivo sexual en diferentes colegios e institutos. Hemos hablado con él sobre los beneficios de contar con una enfermera escolar, sus labores y su papel para prevenir conductas perjudiciales para los estudiantes.

Pregunta: En qué consiste la figura de la enfermera escolar? ¿Crees que se tiene suficiente información sobre su labor?

Respuesta: Es una profesional de Enfermería que trabaja dentro de la comunidad educativa para atender tanto al alumnado con enfermedades crónicas (diabetes, epilepsia, sondas etc) como también las diferentes urgencias que pueden surgir en el día a día de un centro escolar; asistimos a los estudiantes, solucionamos el problema en la medida de lo posible y fomentamos así la conciliación familiar. A su vez, una de sus labores fundamentales es la educación y promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, con intervenciones comunitarias continuadas a lo largo del curso escolar.

La figura de la enfermera escolar cada vez se conoce más y esto es debido a la necesidad que ven tanto los profesionales del centro como las madres y los padres del alumnado. Se ha podido demostrar que en todos los centros que tienen la figura de la enfermera escolar se ha reducido notablemente el absentismo, ha mejorado la conciliación familiar y, sin duda, han mejorado los estilos de vida de los jóvenes.

P: ¿Cómo es el día a día laboral de una enfermera escolar?

R: Nuestro día a día es imposible predecirlo porque cada uno de ellos es diferente. Nuestra prioridad son siempre los estudiantes con enfermedades crónicas que necesitan control, también la atención de urgencias o talleres en las clases. Pero también tenemos una labor de gestión que implica realizar un control de stock, pedido de material fungible, cuestionarios de salud para todo el alumnado, somos también el enlace con los diferentes estamentos de salud, asociaciones…

P: En España, solo los centros que tienen alumnado con enfermedades crónicas o con problemas de movilidad cuentan con esta figura. ¿Tendría que estar presente en todos? ¿Cuál es el principal beneficio de contar con un especialista de este tipo?

R: Nuestra lucha es que exista la figura de la enfermera escolar en todos los centros educativos de España, que todo el alumnado tenga el mismo derecho a la salud y no sean discriminados por el tipo de enfermedad que tienen (ya que no se considera que todas las enfermedades crónicas precisen de la atención de la enfermera escolar, con la discriminación que esto conlleva).

El principal problema que tenemos en España es que nuestro modelo de salud es ‘hospitalocentrista’, es decir, nos centramos en la enfermedad aguda y crónica y nos olvidamos de la prevención. Esto mismo ocurre con la figura de la enfermera escolar, donde se nos contrata por estudiantes con enfermedades que precisan de controles durante el horario escolar, pero se olvidan de la importancia que tiene la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud. Este modelo de prevención requiere de una inversión económica inicial que se traducirá en un futuro en un mayor ahorro, porque evitaremos ingresos hospitalarios y enfermedades que se pueden prevenir con una educación en hábitos de vida saludable desde edades tempranas. El objetivo es que todos los ciudadanos sean agentes de salud.

Borja Mediero

P: ¿Cómo actúa una enfermera escolar en la detección de conductas como el consumo de sustancias tóxicas entre los jóvenes, la violencia de género y otras problemáticas habituales hoy en día? ¿La intervención en estos casos está dentro de vuestras competencias o si lo hacéis es de manera voluntaria?

R: El estar durante toda la jornada escolar dentro del centro educativo hace que los estudiantes nos conozcan: no somos una figura extraña que viene del exterior, somos la máxima autoridad sanitaria dentro del centro y eso hace que seamos una figura de confianza para ellos. A la hora de detectar los diferentes problemas entre los jóvenes, tenemos una doble vía de actuación. En primer lugar realizamos intervenciones comunitarias continuadas (no son solo talleres de un solo día donde se da la información y ahí acaba todo, sino que realizamos evaluaciones previas, vamos adaptándonos a las necesidad y cambios que puedan surgir, las realizamos a lo largo del curso y lo apoyamos con las escuelas de padres).  En segundo lugar es importante destacar que conocemos a los estudiantes y ellos nos conocen a nosotros. Ante cualquier problema suelen acudir a la enfermera escolar porque es parte de su ‘familia’ en la escuela. Saben que somos sanitarios y que tenemos un abanico de soluciones ante los problemas de salud que puedan tener. Tampoco olvidemos la visión amplia que tiene la enfermera: ve a la persona como un todo, analiza su entorno desde la salud y la enfermedad. Esto es básico para la detección de conductas poco saludables.

«Necesitamos que desde el Ministerio de Sanidad se incluya la educación para la salud en el propio currículum escolar»

Borja Mediero

P: Las enfermedades de transmisión sexual se han incrementado notablemente en los últimos años. ¿Crees que el alumnado recibe suficiente educación afectivo-sexual? ¿Cómo podría mejorarse?

R: La educación afectivo-sexual es escasa por no decir nula. Es un tema que aún genera controversia, ya que hablar de sexo aún sigue siendo un algo oscuro, un tema tabú que genera vergüenza y rechazo. Evidentemente la sexualidad es algo que está implícito en el ser humano y si no se recibe educación sexual, nuestros jovenes buscarán en Internet información que muchas veces no es fiable y normalizarán lo que ven a través de la pornografía.

Las enfermeras escolares estamos en lucha por romper con estos estigmas y realizar una correcta y completa educación afectivo sexual. Esta educación no es solo desde el miedo a la enfermedad, sino desde un punto de vista de salud, un enfoque humano, afectivo y al respeto a la propia diversidad del ser humano, aportando total normalidad a la sexualidad y el sexo, educando en vivir una correcta sexualidad y tratar estos temas con madurez.

P: ¿Debería tener la educación para la salud un mayor papel en el sistema educativo? 
R: Debería tener un papel principal, educar en hábitos de vida saludables y formar en salud a toda la sociedad para que seamos todos agentes de salud, nos apoyemos entre iguales y así podamos vivir una vida plena, sana y en armonía. Para ello necesitamos que desde el Ministerio de Sanidad se incluya la educación para la salud en el propio currículum escolar.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/borja-mediero/

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Renacer revolucionario del currículo con base en resistencia al coloniaje externo

Son tiempos de cambio de época y con ello de necesidades imperantes para verdaderamente revolucionar viejas y desgastadas estructuras de pensamiento y acción que han sostenido durante siglos el modo de enseñar para el hacer de los individuos, pensando que juntados aleatoriamente en un colectivo social llamado sociedad nos dará las respuestas necesarias a las exigencias actuales.

Hoy se nos plantea un gran reto en términos de cambio total, recordando aquella frase muchas veces dicha “quien no cambia todo no cambia nada”. Sin embargo, se han realizado importantes esfuerzos y al parecer, en los hechos concretos,  todavía no se logra lo querido ¿Qué hacer? ¿Por qué no han sido suficientes los esfuerzos tan bien intencionados que han tenido lugar?

Quizás las respuestas no se han buscado en el sitio adecuado ¿Y si cambiamos el lugar desde dónde generalmente nos hacemos las preguntas? Es decir ¿si no damos nada por sentado y revisamos el lugar epistemológico desde donde lo pensamos?

Al hacer este ejercicio, es posible encontrar que todos nuestros intentos de cambio del currículo obedecen a pautas administrativas que no cambian en lo sustantivo, y aunque queramos hacer un currículo más flexible, en teoría favoreciendo el proceso de enseñanza-aprendizaje,  al final su estructura termina siendo la misma y con iguales limitaciones pues el fin último es calificar la información que debe ser aprendida para lograr un saber determinado o destreza adquirida.

El modo en que se ha desarrollado nuestro currículo con sus diversos cambios a lo largo del tiempo también ha servido para que nuestros excelentes profesionales hayan alcanzado notorios reconocimientos en todas las instancias laborales pero, ¿acaso con ello estos profesionales formados han logrado pensarse como parte de un conjunto social con propia identidad consolidada o más bien son fácil presa de convertirse en la “Chusma” de la que hablaba nuestro gran Simón Rodríguez al referirse a quienes denigraban de ser parte de la naciente república?

Quizás sea necesario algo más, como por ejemplo abandonar la idea de pensarnos como individuos  separados y asumirnos más como Personas indefectiblemente relacionadas cuyo destino no es externo al de los demás pues nuestra singularidad como personas no excluye el abandono e identificación con la colmena social que nos constituye y desde la cual nos representamos.

En este sentido, tal vez sea necesario que nuestro currículo sea pensado desde y para la persona que participa en un proceso de formación permanente, en que el aprendizaje sea mediado por la relación humana y humanada que posibilita el reconocernos parte y en el que nos apoyamos para aprender y hacer constantemente desde que nacemos.

Para renacer la Patria-Matria, revolucionando el currículo en actitud de Resistencia permanente hacia la consolidación de un pensamiento y acción propio, descolonizado,  orientado a crear las voluntades necesarias para seguir avanzando en la construcción de la Patria-Matria que asegurará el buen vivir y la vida buena para todas y todos en esta maravillosa Tierra de Gracia, necesitamos pensar el currículo desde otro lugar de pensamiento.

Requerimos:

  • Asumirnos personas relacionadas y no Individuos separados.
  • Pensar en innovación administrativa para que ésta se sujete a la formación que deseamos y no al contrario.
  • Establecer, que verdaderamente el proceso es lo que se debe valorar y que la calificación sea nada más que una circunstancia colateral del proceso.
  • Pensar que la mediación formativa no debe ser lineal y punitiva y por lo tanto jerárquica y preladora del avance de cada persona sometido a la aprobación forzada de contenidos prefijados, con lo cual la nota es lo importante y no el proceso.
  • Entre otros

Pensar en un currículo Otro, que desde su renacer, tal cual ave fénix revolucione pensamiento y acción resistiendo los embates de la conformidad y el miedo a los cambios, requiere de una sustantiva disposición a Pensar desde otro lugar epistemológico y resistir los embates de quienes temen y prefieren conformarse para seguir renaciendo siempre y con ello, avanzando sin parar superando cada vez más los retos impuestos.

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El culto a los libros de texto

Por: Carlos Ornelas

En la propuesta de la Secretaría de Educación Pública del “Nuevo marco curricular y plan de estudios de la educación básica mexicana”, pone a lo común como el eje articulador de los futuros planes y programas de estudio y a la comunidad, no a la escuela, como el espacio del proceso de enseñanza y aprendizaje. A pesar de la retórica llena de adjetivos y frases mañaneras, apunta críticas de cierto valor, aunque las apuestas de cambio no parece que vayan a mejorar la educación.

Censura las reformas educativas (neoliberales) y a los libros de texto vigentes: “Los contenidos básicos en las diferentes reformas curriculares desde 1992 a 2017 han tenido más peso que la definición del currículo nacional, trayendo como consecuencia que…”. Y luego plantea la apuesta para el futuro inmediato: “Se elaboren libros de texto dirigidos a las y los maestros, cuando deben centrarse en las y los estudiantes”.

En efecto, colegas que trabajan en el campo del currículo y de la formación de docentes argumentan que el culto a los textos como fuente de verdad, en cierta forma, sacraliza al conocimiento oficial. Los maestros propenden a recalcar lo que mencionan los libros y, salvo excepciones, no ponen en duda la veracidad de esos juicios. Y esto les sucede también a los futuros maestros durante sus años de estudio, con el agravante de que los formadores de maestros califican de mediocres la mayoría de los textos.

Qué quede claro. No objetan los libros de texto, nacionales ni extranjeros, ya que son indispensables para cualquier sistema educativo. Lo que critican es que se les tome como los veneros privilegiados de conocimiento y se niegue cualquier otra aspiración para aprender. Esto ha traído como consecuencia que los niños y jóvenes se acostumbren a repetir y memorizar ciertos contenidos, en lugar de plantearles problemas y disponer mecanismos para que pongan en juego sus recursos intelectuales para resolverlos. Eso genera pasividad en la enseñanza, conduce no al aprendizaje, sino a la recitación de palabras e ideas que no llegan a convertirse en conceptos en la mente de los estudiantes. A esto se agrega que no son agentes activos en el proceso de aprendizaje, ya que no se les enseña a desentrañar los secretos de la naturaleza, las formas del lenguaje, los problemas de las matemáticas ni los elementos que gobiernan a la sociedad, sino que se les ofrecen recetas que deben aprender casi de memoria. Y la memorización, hasta donde se sabe, es lo único que se califica en las escuelas mexicanas.

Conocimientos digeridos, memorización y falta de experimentación son los rasgos dominantes en los métodos de enseñanza que implican que, aunque se cumplieran los objetivos académicos, se cubriera todo el programa y los estudiantes recordaran bien los contenidos, la calidad de la educación sería mejor, aunque aumentaran los índices de aprobación de materias.

La apuesta de la Cuarta Transformación no propone un cambio fundamental, reproduce el culto a los libros de texto: “…el plan, los programas de estudios, los libros de texto y demás materiales educativos oficiales para la educación básica en todos sus niveles, grados y modalidades, tendrán un enfoque intercultural que cruce todo el mapa curricular, sus procesos formativos, la evaluación, la gestión escolar, los materiales y tecnologías educativas”.

La novedad es que en la elaboración —dice el proyecto— participarán las comunidades indígenas y afromexicanas, y considerará la opinión de aquellos que representan la diversidad de género, clase, sexualidad, capacidad. También invita al magisterio.

El propósito: construir un nuevo conocimiento oficial que sacralice las tradiciones comunitarias al tiempo que degrade a la escuela y a los libros de texto que, aunque parcos, rinden frutos.

Fuente e Imagen: http://www.educacionfutura.org/el-culto-a-los-libros-de-texto/

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Tiempo y aprendizaje escolar

Por: Julio Leonardo Valeirón Ureña

El director de una de las escuelas que siempre quedaba entre las 10 mejores escuelas en las Pruebas Nacionales de 8º me respondió a mi cuestionamiento de la manera siguiente: “En Mi Escuela, No Tenemos Tiempo Para Perder el Tiempo”.

Es frecuente en educación encontrarse con concepciones lineales acerca de los logros de aprendizaje y los factores con los cuales se asocian o relacionan. Es una lógica que nos viene al pretender aplicar en las ciencias sociales una racionalidad propia de las ciencias naturales y, que incluso hoy, no se sostiene en todos los ámbitos de ésta. Es decir, muchas de nuestras políticas parten del supuesto de que, si hacemos tal cosa, obtendremos tal otra. Esa suerte de causalidad la andamos buscando desde hace ya mucho tiempo, pues resultaría muy efectivo, por adelantado que, si B es una condición de A, bastaría con cambiar A. O lo que es lo mismo, si A, entonces B.

En educación contamos con bastantes evidencias acerca de lo que saben o dominan nuestros estudiantes de un conjunto de contenidos. Las evaluaciones realizadas desde el MINERD dan cuenta de ello. Las Pruebas Nacionales como las evaluaciones diagnósticas proporcionan información importante acerca de estos resultados; así mismo, los estudios PISA, ICCS, como los ERCE. El primero es el Programa de Evaluación de Estudiantes organizado por la OCDE; el segundo el Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadanía, llevado a cabo por la IEA (Asociación Internacional para la Evaluación de los Aprendizajes); el último, el Estudio Regional de Comparativo y Explicativo, organizado y coordinado por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad Educativa-LLECE.

Todos esos estudios ofrecen evidencias acerca de lo que saben o no, o si se tienen o no desarrolladas determinadas competencias. La riqueza, en ese sentido, es encomiable. En sentido general, y en cada uno de estos estudios afloran “factores asociados” a los aprendizajes. Por ejemplo, sabemos que la variable relativa al nivel socioeconómico de la familia de los estudiantes es posiblemente la mejor predictora de los aprendizajes. Sin embargo, hurgando a profundidad en los datos encontramos reiteradamente que hay escuelas y, por supuesto, estudiantes de los niveles económicos más bajos con logros de aprendizajes iguales o superiores a los del nivel socioeconómico más alto. Eso fue evidentísimo en las PISA 2019, cuando un 12% de los estudiantes del quintil uno (más pobre) mostró logros superiores a los del quintil cinco (más rico), contrario a toda predicción. A esos estudiantes PISA los llamó, “estudiantes resilientes”. Algo ocurre en esas escuelas, en esos estudiantes y, muy probablemente, en dichas familias y comunidades, que es capaz de dirigir la diagonal en un sentido distinto al esperado. Hace ya bastante tiempo, que el director de una de las escuelas que siempre quedaba entre las 10 mejores escuelas en las Pruebas Nacionales de 8º me respondió a mi cuestionamiento de la manera siguiente: “EMEscuela, NTenemos Tiempo Para Perder el Tiempo”.

Una respuesta simple, que denota el compromiso asumido por la comunidad en esa escuela por colocar los intereses de los estudiantes por encima de cualquier otro.

Por supuesto, y fue lo que el director de esa escuela rural y aislada no me dijo entonces, pero que me explicó una estudiante en mi clase de Metodología de la Investigación Psicológica en INTEC, siendo ella una de las estudiantes sobresaliente becada por la Institución: “Yo se lo puedo explicar porque yo vengo de esa escuela”. Y lo dijo con un orgullo y un convencimiento que a todos en el curso sorprendió. “Iniciamos la clase a las 7 de la mañana todos los días, no importa que esté lloviendo. Como es una comunidad pequeña, hay una relación muy directa entre los profesores y las familias, y así ellos van monitoreando si dedicamos tiempo para el estudio. En la escuela disfrutamos mucho, pues los profesores son muy buenos y nos tratan bien, y un largo etcétera”. Todo ese conjunto de cosas, en sus múltiples vínculos y relaciones, apuesta a los aprendizajes. No es solo un factor: el maestro, el director, el tiempo… es la manera como esos factores se vinculan y lo que ellos generan en el corazón y la cabecita de esos niños y jóvenes.

EDUCA, hace ya un tiempo, puso de relieve en más de una ocasión, que en nuestras escuelas no se cumplía ni con el horario ni el calendario escolar. Es más, se hablaba de que en promedio los estudiantes estaban expuestos a no más de dos horas y media de clase. Es decir, que un estudiante que había terminado el 6º de primaria, en promedio, había recibido un tiempo de clase no mayor de un 3º de primaria. Por supuesto, esto levantó de su asiento a los funcionarios y técnicos del ministerio. Se postuló incluso aquella política nacional de 1000×1000, que llenó pancartas, anuncios de radio y televisión, murales, en fin, el slogan prendió. Pero, como son y han sido las cosas en la educación dominicana, y no parece que hayan cambiado mucho, las paralizaciones de la docencia, el incumplimiento del horario y el calendario siguió siendo un tema que no cambiaba. Siempre ha habido y habrá “una razón justa” para detener los procesos de enseñanza y aprendizaje en nuestras escuelas. Y, por supuesto, siempre se programarán operativos de recuperación de clases, bajo la ingenuidad de que una hora perdida con una hora recuperada más tarde, podrá subsanar el impacto negativo en los aprendizajes escolares. Sabemos, por la evidencia científica, que eso no es así, que de esa manera no funcionan los procesos que tienen que ver con los aprendizajes escolares.

El tiempo siempre será la dimensión en que las cosas acontecen; lo mismo que el espacio. Espacio y tiempo son condiciones esenciales del desarrollo de la vida y, por supuesto, de los procesos de enseñanza y aprendizaje en las escuelas. ¿Pero es el tiempo o la calidad de su uso? ¿Será el espacio por sí solo o las características y cualidades con que lo adornamos, en el buen sentido, en ese hermoso proceso que es enseñar y aprender?

En el ámbito de las neurociencias cognitivas, cada vez está más claro, que cuando se producen aprendizajes nuevas conexiones neuronales se están organizando y estructurando, y ello así para un buen como un “mal aprendizaje”, es decir, “un aprendizaje inadecuado” – que por supuesto es muy común- solo que tomará más tiempo y mayores esfuerzos eliminar este último. Por ejemplo, si él o la estudiante no aprende que, para realizar una operación aritmética simple de sumar dos números, tiene que cerciorarse que las unidades van debajo de las unidades, lo mismo que las decenas y las centenas, y de no hacerlo así, corre el riesgo de obtener un resultado equivocado, que se repetirá siempre.

Hace ya varios años, en un estudio que hiciéramos la Universidad de Albany del Estado de Nueva York, la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra y el Instituto Tecnológico de Santo Domingo, en el cual, entre otras cosas, se midió el dominio de varios contenidos en aritmética y comprensión lectora en los estudiantes de 200 centros educativos elegidos al azar y que debían haber sido aprendidos en el 4º de primaria; la evidencia, que aún en el 7º, esos mismos estudiantes presentaban un bajo dominio de los mismos. Es decir, pasados cuatro años, estos estudiantes habían “bien aprendido” muy poco, reproduciéndose los mismos errores años tras años. Eran centros públicos y privados, rurales y urbanos. ¿Era un problema del tiempo? La evidencia apuntaba hacia un uso inadecuado del tiempo de enseñanza en el aula. Miles de fotos que fueron tomadas a los cuadernos de los estudiantes, además de que era casi imposible encontrar una estructura lógica de los procesos de enseñanza tomados por los estudiantes, ponían en evidencias muchos de estos errores sin corregir. ¿Qué se puede esperar de una situación con esas características?

El currículo termina siendo no lo que pretende el ministerio en sus documentos, como tampoco lo que logra entender y aprender el maestro, sino lo que el estudiante llega a procesar y comprender correctamente.

No me cabe la menor duda de que el cumplimiento del horario y el calendario escolar es una cuestión importante, que de no cumplirse pone en entredicho la necesidad incluso de la escuela misma. ¿Para qué construir y mantener edificaciones? ¿Para qué adquirir y disponer en las escuelas de materiales didácticos, computadoras, laboratorios y otros tantos artefactos, si estos no se van a emplear a su máxima posibilidad y con la calidad necesaria?

Esta cruda realidad de lo que ocurre en muchas de nuestras escuelas es lo que justifica que, para poder ingresar a un aula como profesional de la educación, los aspirantes no solo deben contar con una certificación de estudios universitarios, sino que tienen que mostrar un alto nivel de dominio de los conocimientos y competencias necesarios para una enseñanza de alta calidad. De seguir el camino, que en los últimos meses se ha estado ventilando por los medios de comunicación respecto a los procesos del concurso docente, estaremos proporcionándole a la educación un golpe muy duro que, en varios años, se manifestará con logros de aprendizaje más bajos que los que hoy muestran en las evaluaciones nacionales e internacionales nuestros estudiantes en los diferentes grados y niveles. Esperar otros resultados, es algo más que ingenuidad.

Hay un derecho que preservar y que está por encima de los demás, y es el que tiene todo niño, niña, joven adolescentes y adultos, según nuestra Constitución, de recibir una educación de calidad.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/tiempo-y-aprendizaje-escolar-9058722.html

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El currículo en la educación básica y la ideología

Por: Claudia Santizo

Profesora-investigadora en la Universidad Autónoma Metropolitana- Unidad Cuajimalpa

Establecer un currículo para la educación básica no es una tarea neutral a las perspectivas ideológicas que prevalecen en México. Lo importante es transparentar cuáles son los aspectos que se priorizan o bien que se omiten en el currículo debido a las posturas ideológicas. Una pregunta que debemos responder es cuál de las perspectivas ideológicas, y las políticas públicas que surgen de éstas, favorecen o limitan el enfoque del derecho a la educación de niñ@s y adolescentes.

Cabe anotar que las ideologías más excluyentes eligen a la educación como campo de batalla para imponer su visión del mundo aprovechando que los niñ@s y jóvenes, de 6 a 15 años, están en un proceso de formación y maduración de ideas. Es el caso en los Estados Unidos donde diversos grupos intentan que los estudiantes anglosajones eviten tratar temas como el racismo y la discriminación. Perillo señala: “…Tomemos, por ejemplo, la regulación en Oklahoma HB 1775, que prohíbe a las escuelas enseñar cualquier cosa que pueda hacer que un estudiante «sienta incomodidad, culpa, angustia o cualquier forma de angustia psicológica a causa de su raza o sexo…»[i].

Los debates ideológicos se encuentran en la historia de diversos países, incluyendo México. Recordemos a José Vasconcelos que aun cuando es reconocido como humanista, y por sus aportes a la educación del país, sus ideas pueden actualmente ser consideradas discriminatorias e incluso racistas. Ocampo[ii], en su trabajo sobre historia de la educación en México, señala que en la idea de la raza cósmica como crisol de culturas y contrastando con la política de las reservaciones indias en los Estados Unidos, Vasconcelos anotaba “… Sin la venia, pues de la Smithsonian, organizamos nosotros nuestra campaña de educación indígena a la española, con incorporación del indio todavía aislado, a su familia mayor, que es la de los mexicanos…”. Esta es una de las ideas detrás de la política de castellanización de la población indígena en el país que se realizó durante el siglo XX. Actualmente, la idea de homogenizar es cuestionable por discriminatoria y por no respetar la diversidad. Además, los métodos de enseñanza actuales aprovechan la diversidad cultural. Por ejemplo, el método de inmersión dual desarrollado en los Estados Unidos ofrece educación en español y la enseñanza progresiva del inglés a los niñ@s migrantes, particularmente mexicanos. Este método de inmersión dual se discute en México[iii] para proveer a los niñ@s una educación en su lengua materna indígena y la enseñanza progresiva del español. Algunas experiencias de este tipo se pueden encontrar en escuelas indígenas en el estado de Guerrero[iv].

En México el plan de estudios de 1993[v] dio mayor énfasis a la enseñanza del español y las matemáticas siguiendo la corriente mundial que destacó la importancia de preparar a los niñ@s y jóvenes para un entorno económico competitivo y global. Esta decisión disminuyó la importancia en el currículo para la educación básica de los contenidos de civismo, historia y cultura. Ornelas[vi] destaca que se asignó a la materia de civismo 40 horas de un total 800 en un ciclo escolar con lo cual disminuyó el tiempo para tratar temas como “… democracia, justicia, equidad, igualdad entre los hombres y mujeres, convivencia entre clases sociales y otras más…”. ¿Cuál fue la razón para establecer en 1993 esta distribución del tiempo escolar? ¿falta de recursos o una preferencia ideológica? También en la reforma de 1993 se cuestionó la veracidad del evento del Pípila y su exclusión de los libros de texto o la precisión de las edades para calificar como “niños” a los “niños  héroes”[vii]. En la materia de historia es en donde más se observa la batalla ideológica envuelta en argumentos de objetividad y verdad histórica.

En los debates ideológicos es difícil encontrar puntos de acuerdo, mucho menos cuando se involucra algún tipo de supremacismo racial, moral o político. Además, es difícil analizar el alcance de las intenciones ideológicas de cada propuesta de política, por ello conviene analizar sus consecuencias, reales y posibles, tomando como referencia el enfoque de derechos en la educación de niñ@s y jóvenes, es decir, una educación inclusiva, no discriminatoria, con igualdad de oportunidades y pertinente.

Para dar significado a los elementos del enfoque de derechos considero como referente el derecho a una educación integral que combina la formación especializada en lenguaje y ciencias con la formación humanista en la cultura, las artes, el civismo y la historia. Además esta educación integral se puede proporcionar con el modelo de Escuelas de Tiempo Completo, ETC, que muestra que es factible proveer recursos y organizar el proceso educativo para impartir una educación integral a niñ@s y jóvenes.

Educación con enfoque de derechos

Horario escolar:

Las 7 horas diarias consideradas en ETC se necesitan valorar por sus méritos para atender las necesidades de educación de niñ@s y jóvenes en México. Las comparaciones de horarios con otros países no aportan mucho a este análisis. Alemania tiene un horario de 5 horas y en España hay escuelas con un horario de 7 horas que incluyen tiempo para los alimentos[viii], pero son países con condiciones disímbolas. El aspecto importante es la conclusión de diversos análisis acerca de que los horarios extendidos aportan mayores beneficios a las familias en mayor desventaja social y económica. Esta es la situación en México que presenta una elevada desigualdad social y ETC ofrece condiciones materiales que favorecen la igualdad de oportunidades para los estudiantes con mayores desventajas sociales.

Beneficios adicionales del horario extendido:

Por la desigualdad en México, en diversos medios se han publicado las experiencias de madres de familia que se benefician por el horario escolar extendido para realizar actividades adicionales. También, hay que considerar que los docentes han expresado en ocasiones que la escuela no es una guardería, por eso la retribución que ofrece ETC a los docentes compensa ese esfuerzo, sin embargo, para proveer de educación integral se requiere incorporar personal adicional para actividades culturales y artísticas. Sin recursos adicionales parar esas actividades un programa con horario extendido no cumple con los objetivos de proveer educación integral; es decir, en términos de los objetivos de enseñanza-aprendizaje no presenta diferencias con las escuelas de medio tiempo. Por ello, los recursos destinados a la educación integral revelan el compromiso real, no retórico, de la política educativa con los derechos de niñ@s y jóvenes.

Importancia de las materias de lenguaje y matemáticas

Una de las críticas a los objetivos de la globalización en la educación es el énfasis que se otorga al aprendizaje del español y las matemáticas por ser útiles a la economía, pero se deja de lado la formación cultural, las artes, el civismo y la historia. Sin embargo, la formación en lenguaje, en ciencias y en humanidades no son excluyentes; es la política educativa de los diversos gobiernos la que define prioridades excluyentes ya sea por recursos restringidos o por preferencias ideológicas.

No se puede soslayar la relevancia que hacia el futuro tiene una buena formación en lenguaje y matemáticas; el proceso económico y tecnológico avanza a ritmos diferentes al de las ideologías. Un derecho de los niñ@s y jóvenes es tener una formación que les permita tener acceso, en un futuro, en igualdad de oportunidades a las áreas de conocimiento más especializadas de la ciencia, la ingeniería y la informática cuyos campos de estudio se están ampliando con la inteligencia artificial o en la investigación médica. En 2016 México contabilizó 316 investigadores por cada millón de habitantes, en comparación con los vecinos continentales como Chile y Brasil con 493 y 888, respectivamente, o bien con Canadá y los Estados Unidos con 4,326 y 4,412 científicos, respectivamente, por millón de habitantes[ix].

Hay que reiterar que los estudiantes de las familias con mayores desventajas sociales y económicas, de todos los estados de nuestro país, son los que mayor perjuicio sufren por el incumplimiento de sus derechos. La exigencia para cumplir con el derecho a la educación se relega en medio de debates ideológicos. Por ejemplo, en el discurso político del EZLN o bien en el de maestros de la CNTE se refieren al neoliberalismo y la globalización, y a la estandarización en la educación como causantes de la pérdida de identidades culturales, sociales y el predominio del individualismo; sin embargo, ese discurso no desvirtúa el beneficio que obtienen los niñ@s y jóvenes con una buena formación en lenguaje y matemáticas. Las capacidades de lectura, de comprensión, reflexión y capacidad de critica que desarrollen los niñ@s y jóvenes les permitirá en varios momentos de su vida leer, comprender, reflexionar y criticar lo mismo la biblia, que textos de Marx, del Che Guevara, o de Hayek, o a quien sea que lean según el contexto social y familiar. Las comunidades rurales del sur y sureste del país necesitan personas con diferentes grados de preparación escolar desde el nivel básico hasta los que tengan la posibilidad de convertirse en profesionales, ingenieros, agrónomos, científicos o bien en políticos. Si todos ellos tienen una formación humanista, producto de una educación integral, entonces las diferencias ideológicas pueden moldear los ángulos de la educación pero manteniendo en el centro de atención el derecho de los niñ@s y jóvenes a desarrollar sus capacidades.

Estamos hablando de los derechos de los estudiantes y sus familias en contextos de mayor desventaja social y económica para contrastar con el otro extremo del espectro social donde se ubican las familias con mayores recursos del país. Las familias con mayores recursos no se ocupan de problemas ideológicos sino que contratan profesionales que resuelvan el problema de la educación de los hijos los cuales, a futuro, serán los profesionales que ocupen posiciones de decisión en la sociedad. Es decir, en la vida de la sociedad, se mantiene y reproduce la desigualdad en la educación en tanto que la política pública retarda acciones, y niega recursos, que permitan proveer una educación integral, especializada y humanista. La educación integral no resuelve los problemas de desigualdad social y económica, pero sí proporciona elementos para orientar cambios en la sociedad.

[i] https://bostonreview.net/articles/who-gets-to-be-american/#

[ii] Ocampo L., J. (2005). José Vasconcelos y la Educación Mexicana. Revista Historia de la Educación Latinoamericana, 7, 139-159. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=86900707

[iii] Didac_48.pdf (ibero.mx)

[iv] Reese, L., y Feltes, J. (2014). La implementación de programas de doble inmersión en escuelas multigrado rurales indígenas. Sinéctica, 43https://sinectica.iteso.mx/index.php/SINECTICA/article/view/15/9

[v] DOF – Diario Oficial de la Federación

[vi] Ornelas, C. (1995). El sistema educativo mexicano. La transición de fin de siglo. NAFINSA, CIDE, FCE (véase p. 203).

[vii] https://ses.unam.mx/publicaciones/articulos.php?proceso=visualiza&idart=2920

[viii] Gráfico: Los horarios escolares en Europa | Statista

[ix] Investigadores dedicados a investigación y desarrollo (por cada millón de personas) – United States, Brazil, Chile, Canada, Mexico | Data (bancomundial.org)

 

Fuente de la información: http://www.educacionfutura.org

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