What’s happening in education during lockdown is bound to deepen the crisis in our schools
During my days as a student teacher we shared social media messages via graffiti, bumper stickers, coffee mugs and key rings. The events of the past few weeks stirred one message from those days deep in my psyche: the mistake of a doctor kills one person, but that of a teacher kills the entire generation.
This quote refers to the shortcomings of the system within which the teacher practises their craft. This is the collective impact of the decisions and actions of those running education, practitioners, governing bodies, parents and other influential members of society.
Education is more than just what takes place in schools. It is what our children see, hear, consume – in general, experience – every day of their formative years. The effects of what children live at this critical stage endure beyond their generation and take a miracle to undo.
What has been happening during lockdown is bound to deepen the crisis. Children born in 2000 until 2010 have been part of a public education system that cannot shake itself out of slumber.
As far back as 2012, organisations like public sector law centre SECTION27 were fighting the state in court over its failure to deliver textbooks in Limpopo. A child who did Grade 1 in 2012 is in Grade 9 now. Her school is possibly paralysed by systemic indecision, ineffectiveness and inefficiency, aggravated by the coronavirus and the resultant shutdown. She has had to rely on radio and TV broadcasts, mobile network operators or the internet (without affordable data), and newspapers to keep up with her schoolwork. The Department of Basic Education would have bewildered her with announcements and retractions about reopening schools. She would have heard teachers decrying the late delivery of personal protective equipment (PPE).
Meanwhile, the adults in her life would be singing and dancing for joy to celebrate the return of alcohol on the same day that schools were not able to resume her education.
This Grade 9 learner is back at school this week after the weekend news regarding PPE going missing in KwaZulu-Natal and fears that her teachers are among those who tested positive for Covid-19.
When not in school, she follows social media posts #JusticeForTshego and #JusticeForNaledi – the latest additions to the multitudes of women killed by lovers. She, her sisters and mother live in fear of – or with scars – of violence and abuse.
She is immersed in a system generally unable to punish corrupt politicians and businessmen who steal what should help the poor.
The best her country can do is institute endless lawsuits and commissions of enquiry of no measurable consequence.
That is the education that is shaping the woman she will become in a few years. When she (or her male counterparts) emerge as social misfits, we will want to condemn them to life in prison when we should punish ourselves for decades of child neglect.
We are panicking about helping the economy to recover and eradicating Covid-19. However, true urgency should be saved for the real killer: the miseducation of our children. Among the top five unifiers of all South Africans for the next 10 years should be repairing our education system, as a short-term and long-term priority.
* Victor Kgomoeswana is author of Africa is Open for Business, media commentator and public speaker on African business affairs.
** The views expressed here are not necessarily those of IOL.
Fuente de la Información: https://www.iol.co.za/news/opinion/whats-happening-in-education-during-lockdown-is-bound-to-deepen-the-crisis-in-our-schools-49365786
Un estudio revela que las deficiencias en los sistemas de enseñanza globales, incluida Latinoamérica, profundizan las desigualdades y propone medidas para mejorarlos
¿En algún momento hiciste un curso y sentiste que no aprendiste nada? Si la respuesta es «sí», imagínate multiplicar esa sensación por muchos años. Y si a eso le sumamos que de ese conocimiento nunca aprendido dependen tus posibilidades de mejorar de vida. ¿Cómo te sientes?
Las sensaciones de fracaso e impotencia, entre otras, acompañan a millones de estudiantes pobres de países en desarrollo que no saben leer, escribir correctamente o hacer una operación de aritmética, incluso después de varios años de escolarización. Además de nacer en desventaja debido a la pobreza, a su género o a una discapacidad, llegan a la edad adulta sin las aptitudes más básicas para la vida.
Algunos datos del último Informe de Desarrollo Mundial(WDR 2018, por sus siglas en inglés), del Banco Mundial, revelan las disparidades que existen entre los estudiantes ricos y pobres de un mismo país y entre esos mismos alumnos y los de una economía desarrollada. Estos son algunos de los hallazgos más notables:
Hay una crisis global de aprendizaje. La escolarización sin aprendizaje es una gran injusticia ya que está fallando particularmente a aquellos estudiantes que necesitan una buena educación para tener éxito en la vida.
La base de datos mundial sobre la calidad de la educación, recientemente actualizada, sugiere que, en los países de ingresos medios y bajos, más del 60% de los niños evaluados no lograron alcanzar habilidades mínimas en matemáticas y lectura. Mientras que, en los países ricos, casi todos los niños superaron ese nivel. (Ver gráfico)
Las estadísticas globales no tienen en cuenta a los 260 millones de niños que, por motivos de conflicto, discriminación, discapacidad y otros obstáculos, no están matriculados en la enseñanza primaria o media.
Según el documento, la crisis global de aprendizaje no solo impide a estos jóvenes tener salarios mayores –de entre un 9% y un 11% más, en el caso de América Latina y el Caribe (véase el gráfico abajo)–, sino que también profundiza las diferencias entre ricos y pobres.
¿Es posible revertir esta tendencia? Según el WDR 2018, sí, pero es necesario un trabajo extenso para mejorar todos los factores vinculados al aprendizaje.
El estudio, que se basa en los datos obtenidos en consultas extensas a gobiernos, institutos de investigación y desarrollo, organizaciones de la sociedad civil y sector privado en 20 países, plantea algunos desafíos y recomendaciones para América Latina y el Caribe, así como para todo el mundo en desarrollo.
Evaluar el aprendizaje
Cuando se trata de la educación primaria, América Latina es la región en desarrollo que más mide los resultados del aprendizaje. Sin embargo, la evaluación de los primeros años de la enseñanza media –una etapa importante que prepara al joven para niveles más avanzados de instrucción– no recibe la misma atención.
Para enfrentar la crisis de aprendizaje en todo el mundo, la primera recomendación del WDR 2018 es tener más y mejores sistemas para medirla y definir prioridades. Según los autores, no basta con atenerse a los indicadores de aprendizaje: es importante «identificar los factores decisivos que la impulsan, como la preparación del alumno, las competencias de los profesores, la calidad de la gestión escolar, el nivel y la equidad del financiamiento (para la educación)». ¿Y por qué no existen más y mejores maneras de evaluar el aprendizaje? Por obstáculos de carácter técnico y político, señala el estudio.
Construir políticas basadas en evidencias
Las investigaciones realizadas en todo el mundo han identificado una serie de medidas que de hecho contribuyen al aprendizaje. Una de ellas es garantizar el pleno desarrollo de los niños a través de la nutrición, la estimulación y los cuidados en la primera infancia, como se viene haciendo en Chile. A lo largo de la vida escolar también funcionan las medidas que reducen el costo de la escolarización y usan herramientas complementarias –como la merienda o las transferencias de efectivo para las familias que tienen hijos estudiantes– para aumentar la motivación y el esfuerzo. Otra actividad que suele traer buenos resultados es, para compensar el hecho de que muchos jóvenes completen la enseñanza básica sin las habilidades necesarias, ofrecerles clases de apoyo y recuperación antes de que ellos continúen avanzando en sus cursos.
Hacer de la educación una causa colectiva
El informe enfatiza que mejorar el aprendizaje rápidamente es viable cuando se convierte en una prioridad y cita a Chile y Perú como ejemplos de países que han asumido compromisos serios y recientes en ese sentido. «El aprendizaje ha mejorado a lo largo del tiempo, no siempre uniformemente, pero lo suficiente para mostrar que las reformas del sistema valen la pena».
Para movilizar a la población, despertar un sentido de responsabilidad colectiva e impulsar la voluntad política, es necesario tener información y evaluaciones de calidad sobre la enseñanza local, según el WDR2018. Finalmente, el estudio incentiva el involucrar a los ciudadanos en todas las etapas de la mejora de los sistemas de enseñanza, desde el diseño hasta la implementación de las políticas.
La Cátedra Abierta de Economía es el nuevo proyecto de José Antonio Marina y Santiago Satrústegui para conseguir que todos dispongamos de un conocimiento básico sobre el tema.
Cuando el filósofo y pedagogoJosé Antonio Marina daba clase a alumnos de Bachillerato de unos 17 años, solía introducir unas pequeñas pautas de economía en sus lecciones. La mayoría de principios, recuerda, eran fácilmente aceptados por los alumnos, menos uno: la ley de la oferta y la demanda. “Les ponía siempre el mismo problema”, explica. “Un besugo cuesta 40 euros a comienzos de diciembre. Pero si lo compras el 23 de diciembre, te va a salir a 80. La pregunta era: ¿quién ha fijado el precio?”. La mayoría de alumnos respondía que “el pescadero”. Y el escritor respondía: “No, ha sido tu madre”. Es decir, el aumento de demanda en dichas fechas había provocado la subida.
Es un buen ejemplo de las dudas, incertidumbre y mala comprensión que seguimos teniendo de los elementos básicos de la economía. En gran parte, porque apenas se estudia en el colegio, y como recuerda Marina durante la presentación del proyecto, muchas de las propuestas recientes, como la del BBVA, se centran tan solo en el ámbito financiero. Su propuesta para remediarlo es la Cátedra Abierta de Economía, diseñada en colaboración entre la Universidad de Padres, fundación que el toledano dirige, y la entidad financiera Abante Asesores, presidida por Santiago Satrústegui, que ofrece un curso rápido y para todos los públicos de los principios fundamentales de la economía.
La mayoría va a la tienda que está más lejos si una camisa de 50 euros está rebajada un 10%. Pero no lo hacen si se ahorran cinco en un televisor de 195
Según explica Marina, a la sazón colaborador de este medio, hay dos razones en las que se basa este nuevo proyecto. Por una parte, “ayudar a las personas a tomar buenas decisiones sobre su vida personal”. La vertiente práctica del curso hace que gran parte del contenido se centre en cuestiones de economía cotidiana e, incluso, en su faceta más psicológica, que durante mucho tiempo ha sido olvidada, pero que cada vez está siendo más reivindicada. Es algo que muestra que este año el Premio Nobel haya ido a parar a Richard Thaler, especialista en finanzas conductuales y un gran crítico de la figura del ‘homo economicus’ hiperracional, una tendencia que prolonga la iniciada por Daniel Kahneman o Robert Shiller.
El filósofo propone otro ejemplo, que es al mismo tiempo uno de los ejercicios del programa. “La mayoría de la gente se va a la tienda que está a 500 metros, si la misma camisa de 50 euros está rebajada un 10%”, expone. “Sin embargo, si quiere comprar un televisor y este vale en la tienda de al lado 195 euros en lugar de 200, se quedará en esta. ¿Por qué, si el ahorro es el mismo?”. Esta es la clase de reflexión práctica que propone la cátedra, que comienza analizando la economía familiar antes de ascender a otros agentes como productores, Estado o bancos. La primera lección, por ejemplo, concluye con un replanteamiento del célebre problema de Thaler.
Una propuesta ilustrada
La segunda razón va más allá del interés personal y atañe a toda la sociedad. En resumidas cuentas, si el nivel de conocimiento de la economía es alto, mejor funcionará el país. Por ejemplo, como defendía el economista Jean Tirole, Premio Nobel de Economía en 2014, a la hora de implantar buenas políticas que en apariencia son impopulares, pero también a la hora de reivindicar el papel activo del ciudadano, que va mucho más allá de votar en unas elecciones. “El individuo debe ser consciente de que lo que compra tiene un impacto económico y político”, explica Satrústegui. Es lo que ha ocurrido con Cataluña o con la reciente huelga de taxis.
El objetivo es llenar el hueco que permitiría que todas las medidas económicas de los políticos pudiesen ser entendidas por alguien con la ESO
La cátedra se divide en dos partes. Por un lado, un módulo sobre el funcionamiento básico de la economía. Por otro, un segundo especializado en finanzas, del que se encargan los profesionales de Abante. Su público objetivo es universal, es decir, vale tanto para jóvenes como para adultos, independientemente de su nivel de conocimiento previo de economía o de matemáticas. Su objetivo, recuerda Marina, es llenar ese hueco que permitiría que “todas las medidas económicas pudiesen ser entendidas por alguien que tenga la ESO”. Un principio que se remonta a la Ilustración, ya que, como recuerda el filósofo, “una democracia de ignorantes no es democracia”.
El enfoque que han adoptado los profesores es más crítico que ortodoxo. Satrústegui explica que es “una mirada crítica hacia lo que nos han contado hasta ahora”. La crisis de 2008, añade, nos recordó que no hay un orden natural en la economía, sino que es la manera en que los hombres nos ponemos de acuerdo para organizarnos entre nosotros. Durante mucho tiempo, la teoría imperaba por encima de lo demás y la realidad debía adaptarse a ella. Marina matiza que la crisis ha supuesto una importante “cura de humildad” para la economía, una vez que el propio Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, admitiese que ni siquiera él sabía muy bien qué estaba pasando.
Los impulsores de la cátedra protestan contra la ‘endogamia teórica’ de la economía en el ámbito académico, cuyas ideas terminan trasladándose a las decisiones de políticos y de entidades financieras. “Primero tenías que ser keynesiano para estar en la universidad y luego neoliberal, o seguir la tradición monetaria para entrar en la Universidad de Chicago”, lamenta el profesor. “No es muy sensato que sea un saber tan ideologizado”. Pero que nadie se alarme: el curso no pretende meterse en discusiones de eruditos, sino ayudarnos a entender un poco mejor, por ejemplo, por qué la economía sumergida perjudica a toda la sociedad, por qué la crisis económica fue un problema de titularización, por qué el proteccionismo empobrece a los países y, sobre todo, proporciona herramientas para identificar rápidamente las mentiras que nos cuentan.
La parábola del pueblo ruso
Satrústegui y Marina cuentan otra ilustrativa historia. Un magnate ruso llega a un pueblo arruinado, donde todo el mundo debe dinero a los demás, por lo que nadie puede saldar sus deudas: el hotelero al carnicero, el carnicero al campesino, el campesino al molinero, el molinero a la prostituta y este al hotelero. El ruso deja en depósito 100 euros para reservar una habitación antes de verla, pero es un billete falso. Sin embargo, con ese dinero, el hotelero salda su deuda con el carnicero; el carnicero, con el campesino; el campesino, con el molinero; el molinero, con la prostituta, y esta, con el hotelero. El ruso, al final, no queda convencido por la habitación, así que se marcha con sus 100 euros falsos. Sin saberlo, ha conseguido revitalizar la economía del pueblo con puro aire.
La economía debe tener en última instancia una orientación ética universal y ser un juego de suma positiva en el que todos ganen
Es otro de los ejemplos planteados que nos ayudan a entender las funciones del dinero y que muestran que la economía va mucho más allá del mundo financiero. El propio Marina ha sido adalid de la educación económica, y en 1997 logró el Premio Giner de los Ríos a la Innovación Educativa gracias a un proyecto que consistía en impartir principios de economía en la clase de Filosofía. En apenas 15 minutos, en que los alumnos debían aprender a interpretar las noticias económicas del periódico. El primer ejercicio consistía, una vez se conocía el funcionamiento de la bolsa, en invertir un millón de pesetas imaginarias en acciones; un mes después, se comprobaba cuánto habría ganado y perdido cada cual.
El germen de este proyecto se encuentra en ‘La creatividad económica’, el libro que Marina y Satrústegui publicaron en 2013. Al final del libro, se hacía una distinción entre los ‘mecanismos del mercado’ (aquellos que utilizan el juego de la oferta y la demanda para la fijación de precios) y el ‘proyecto económico’, la integración de fines, medios y criterios de evaluación. La economía, recordaban, debe tener en última instancia una orientación ética universal y ser un juego de suma positiva en el que todos ganen. Es algo que también se encuentra en este proyecto, que se basa en el principio de que “hay que conocer para comprender, y hay que comprender para tomar buenas decisiones y actuar”. O, dicho de otra forma, en palabras del propio profesor, “las sociedades más ilustradas y con mejor pedagogía toman mejores decisiones”.
Colombia / 24 de septiembre de 2017 / Autor: Julián López de Mesa Samudio / Fuente: El Espectador
Una de las deficiencias más graves y serias del actual sistema educativo promovido por la OCDE, adaptado por el Ministerio de Educación y forzado sin mayor reflexión en colegios y universidades, es aquella que tiene que ver con la progresiva disminución y atraso en las aptitudes básicas de lectura y escritura de los estudiantes en todos los órdenes de la educación.
De unos años para acá, las instituciones de educación superior se han visto en la necesidad de cubrir las muy serias deficiencias en habilidades comunicativas de los estudiantes de primeros semestres, a quienes reciben cada vez peor preparados en estas competencias. Esta carencia, que con el tiempo se vuelve cada vez más difícil de superar (como con las operaciones matemáticas básicas, lo ideal es aprenderlas más pronto que tarde pues de éstas dependen otras competencias), se desprende del poco interés que los colegios le ponen a la lectura y a la escritura, debido en parte a la presión estatal que condiciona sus sellitos de “alta calidad” a hacer énfasis en materias y habilidades matemáticas, fácilmente mensurables y por tanto necesarias para los tales rankings y las absurdas exigencias de pseudocalidad aparejadas a aquellos (a su vez mecanismos de control, homogenización y nivelación por lo bajo de la educación como parte del plan OCDE para Colombia).
De otra parte, dicha carencia también se debe a que el Gobierno se ha encargado de privatizar aún más la educación, fomentando los monopolios de empresas privadas que se lucran de la misma —dentro de las que sobresale la Editorial Santillana—, entregándoles los procesos que tienen que ver con el acceso a la lectura y la escritura, así como la preparación de las pruebas estandarizadas que exige la OCDE, atando a colegios y padres al mediocre y costosísimo “plan lector” que liga la lectura y las habilidades académicas dependientes de ésta a los obscuros títulos y aún más obscuros escritores cuyos derechos de autor manejan esas mismas editoriales.
¿Cuánto nos cuesta a los padres el anodino plan lector atado a una serie de servicios obligatorios y restricciones absurdas, como la imposibilidad de que otros niños puedan usar los libros ya usados debido a que cada plan tiene un “código de acceso” personal para entrar a la plataforma virtual de Santillana, por ejemplo? En algunos casos, el precio supera el de las matrículas.
Mientras que sería fácil para colegios, muy barato para padres y de infinita mayor pertinencia para los estudiantes crear un plan lector con autores y obras que pertenezcan al dominio público, textos cuya calidad ha sido probada por el tiempo —los cuentos de los hermanos Grimm o las poesías de Rafael Pombo, por ejemplo, de seguro estimulan más la lectura en los niños que ¡Hola!, que me lleva la ola—, nuestro Gobierno prefiere seguirle apostando a subirle los costos a la educación, bajando la calidad de la misma y privilegiando a pocas empresas cuyo interés no es educar sino lucrarse.
El pésimo contenido de los planes lectores, sumado al escaso estímulo para seguir leyendo y escribiendo por la baja calidad del plan lector, del tiempo y de los recursos dedicados por los colegios a estimular y a fomentar la lectura y la escritura, está creando una generación entera que no se puede comunicar de manera adecuada ni profesional ni personalmente, con la infinitud de problemas a todo nivel que esto desencadena, además de generar costos para las instituciones de educación superior que han de asumir una falencia en la educación básica que no les corresponde.
La paulatina vuelta al analfabetismo, otra de las herencias de la OCDE.
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