La amenaza de la privatización a la educación pública

El fantasma de la privatización que desde hace años ronda a la educación pública ha resucitado con más fuerza en medio del actual proceso electoral, esto en razón a que intereses particulares quieren acabar con un derecho fundamental que debe ser financiado y garantizado por el estado.

Teniendo en cuenta que la educación es un derecho humano y fundamental y debe ser publica y universal para todos, la principal tarea del Estado es garantizar los recursos necesarios para invertir en el sector y así garantizar la permanencia de los estudiantes en las instituciones educativas. Sin embargo, los intereses privados han buscado diferentes formas de quedarse con estos recursos mediante la privatización.

Raúl Vásquez Arias, presidente de la ADE: “Bonos, vouchers, educación contratada, entre otras, son clases de concesiones que el Estado quiere darle a particulares para que administren la educación, y ese es el detalle, pues el Estado es quien debe garantizar, administrar y financiar este derecho, pero con estas modalidades que está creando lo que busca es desentenderse de su responsabilidad y obligación para con este derecho fundamental”.

Por ende, los colegios de educación contratada se basan en políticas privatizadoras que toman la educación como una mercancía, porque en el fondo lo que buscan es quedarse con los recursos, y hacer con la educación lo que hicieron con la salud. que el derecho esté supeditado al capital.

Jhon Granados, integrante del CEID Fecode: “En Bogotá tenemos una experiencia con los colegios en concesión y varios estudios han demostrado que estos colegios no sólo no garantizan una mayor calidad educativa, sino que son establecimientos donde se les puede negar el derecho a los estudiantes cuando no cumplen con las condiciones que exige la institución, porque al convertirse en educación privada los colegios terminan escogiendo a quien matriculan y a quien no”.

Por estos días, desde diferentes campañas políticas se escuchan cantos de sirena que ofrecen formas de subsidios, bonos y vauchers, todos son un riesgo para el derecho a la educación pública, pues buscan que los padres y madres sometan la formación de sus hijos a los vaivenes del mercado, además desfinancian el sistema educativo, deterioran aún más las condiciones y facilitan la corrupción. Por eso, la invitación de Fecode es a unir fuerzas para defender este derecho como bien supremo.

Fuente de la información e imagen:  https://www.fecode.edu.co

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Las desigualdades de producir desde casa

Por: Vladimir Garay

Internet siempre ha sido presentada como una tecnología democrática y democratizadora. Pero de la crisis emerge una fotografía de segregación social.

Esta semana, dos hospitales en Milán han comenzado a repartir tablets entre los enfermos terminales incomunicados y en aislamiento, para que puedan despedirse de sus familias y seres queridos, en un gesto que busca darle un poco más dignidad a una muerte espantosa. En los últimos años, el cine, la televisión y la literatura se han encargado de imaginar todo tipo de escenarios tecno-distópicos, pero nada así de desolador.

La crisis mundial desatada por la agresiva expansión del COVID-19 ha sido descrita como un evento que ocurre una vez cada cien años y cuando acabe, el mundo será probablemente muy distinto al que conocimos. Lamentablemente, parece que todavía falta mucho para ello. Italia ha superado a China y es ahora el país con más muertes producto del coronavirus, que a nivel mundial ascienden a casi diez mil víctimas fatales.

El llamado ha sido a quedarse en casa y reducir el contacto social, como una forma de ralentizar la propagación del virus y evitar que los sistemas de salud colapsen. El teletrabajo y la educación en línea se han convertido en los modos sugeridos para que las personas puedan seguir realizando sus rutinas productivas desde casa. Internet —que siempre ha sido presentada como una tecnología eminentemente democrática y democratizadora — aparece como una de las principales maneras de sobrellevar la crisis.

Pero lo que emerge es una fotografía de segregación social, una expresión más de las condiciones precarias en las que millones de personas viven en nuestra región y que muchas veces son invisibilizadas en las declaraciones públicas de autoridades que son incapaces de imaginar que hay gente que simplemente no tiene acceso a internet. Las últimas cifras disponibles de la CEPAL, de 2017, cuantificaba que tan solo el 45% de los hogares de la región estaban conectados a la red. Y aunque probablemente esos números han aumentado en los últimos años, muy seguramente el porcentaje de personas excluidas todavía es alto.

 Además es importante comprender que no todas las formas de conexión son iguales ni equivalentes; la velocidad es un factor determinante y más todavía el dispositivo a través del cual nos conectamos a internet. Hoy, la principal forma de conexión a internet en el continente es por medio de dispositivos móviles. Consecuentemente, no es lo mismo pedirle a una niña que resuelva una tarea escolar utilizando su propio computador, a que lo haga a través de su teléfono celular. Aunque en ambos casos se tenga acceso a exactamente al mismo material de estudio, la segunda experiencia es sustantivamente peor, simplemente porque ese dispositivo no fue diseñado ni construido para ello. Así, nuevamente el ejercicio de un derecho fundamental queda sujeto a las posibilidades económicas de una persona o su familia.

A ello hay que sumar las condiciones ambientales del trabajo: no todo el mundo tiene la posibilidad de convertir un rincón del hogar en una oficina casera; todavía peor, mucha gente habituada a convivir un par de horas al día con el resto de su familia se verá ahora forzada a tener que negociar espacios, horarios, necesidades y también ancho de banda, muchas veces en casas hacinadas o concebidas más como dormitorios que como lugares de convivencia familiar y mucho menos oficina multifuncional. Todo esto sin mencionar a aquellas personas que desempeñan funciones que no pueden ser realizadas a la distancia, por ejemplo, los trabajadores de la altamente precarizada “gig-economy, que reciben órdenes de una app y que deben verse en la disyuntiva de salir a trabajar arriesgando su salud o simplemente perder su fuente de ingresos en tiempos de alta incertidumbre.

Evidentemente estamos viviendo un momento inédito y particularmente difícil. Pero esta experiencia debería ser valiosa para cuando lo peor haya pasado. Hay dos reflexiones en las que creo que será necesario profundizar: primero, el teletrabajo ha sido una parte importante de los discursos de flexibilización laboral, pero no nos engañemos: para mucha gente tener trabajar desde su casa se convertirá en otra forma de precarización si es que no se toman medidas tendientes a asegurarle a los y las trabajadoras condiciones mínimas para el desempeño de sus funciones a distancia.

En segundo lugar, es errado pensar que internet es una tecnología eminentemente igualitaria. Sin embargo, existe en ella un potencial para ayudar a corregir algunas desigualdades de base. Ello dependerá del modo en que la tecnología se implementa y se usa. Si lo dejamos en manos del mercado y la capacidad individual de las personas, las cosas seguirán siendo tan injustas como antes y quizás, hasta peores.

Fuente: https://rebelion.org/las-desigualdades-de-producir-desde-casa/

Imagen: StockSnap en Pixabay

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Estados Unidos canceló el programa migratorio TPS que beneficiaba a ciudadanos de El Salvador

Estados Unidos/Enero de 2018/Autor: Santiago López/Fuente: France 24

Cerca de 190.000 ciudadanos salvadoreños residentes en Estados Unidos y beneficiarios del Estatus de Protección Temporal, tendrán que dejar el país debido a la negativa del gobierno norteamericano de prorrogarlo.

 El Salvador se suma a Haití, Nicaragua y Honduras en la lista de países del continente americano a los que les han cancelado el programa de ayuda migratoria. La decisión hace parte de la nueva política del país norteamericano tras la llegada al poder del presidente Donald Trump.

Desde su primer año de gobierno el mandatario anunció su deseo de cancelar los programas de beneficios a inmigrantes como el DACA que protegía a los “dreamers” o “soñadores” que llegaron a Estados Unidos en la infancia, crecieron en el país y carecían de estatus legal. A este se sumaba el TPS que les otorgaba a ciudadanos de varios países la posibilidad de permanecer en la unión americana de forma legal.

En el caso de El Salvador, el programa TPS fue activado para esta nación de América Central en marzo de 2001 como parte de una respuesta humanitaria por parte de Estados Unidos a los dos terremotos de enero y febrero de ese año que azotaron a ese país y dejó miles de damnificados, muchos de ellos decidieron emigrar con sus familias para comenzar de nuevo.

Bárbara Rauda, es una de las tantas salvadoreñas beneficiaria del TPS, llegó a Estados Unidos hace 17 años, en el país tuvo dos hijos que tienen 9 y 15 años. “Es una noticia devastadora, todo se me vino abajo, yo tenía planes para apoyar a mi hijo con su educación, pero si me devuelven ya no puedo… no sé cómo decírselo a mis hijos y me toca pensar con quién podría dejarlos aquí”, afirma esta empleada destacada de un hospital en el estado de Maryland.

La decisión de cancelar el TPS para ciudadanos salvadoreños recayó en la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, liderado por Kirstjen Nielsen, dependencia que sostuvo encuentros bilaterales de forma regular con autoridades salvadoreñas y con los beneficiarios. Incluso la secretaria Nielsen habló con el canciller y el presidente de El Salvador.

De igual forma, el Departamento de Seguridad Nacional explicó sus razones para cancelar el TPS. La entidad afirmó que el país centroamericano ya superó las consecuencias que dejaron los sismos de 2001 y dio a los beneficiarios del programa hasta septiembre de año 2019 para abandonar el país o buscar una salida legal a su situación migratoria para poder permanecer en Estados Unidos y continuar con sus vidas.

Solo el Senado en Washington puede dar una solución permanente, incluso, puede revertir la medida, pero el Gobierno, a través de la decisión tomada por la secretaria Nielsen, da el programa por cancelado para los beneficiarios que cuentan con ciudadanía salvadoreña.

Fuente: http://www.france24.com/es/182017-el-salvador-estados-unidos-inmigracion

 

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Significado de Educar

Por: Significados.com

Qué es Educar:

Se conoce el término educar a la actividad que consiste en transmitir determinados conocimientos y padrones de comportamiento con el fin de garantizar la continuidad de la cultura de la sociedad. La palabra educar es de origen latín ducere que significa“guiar o conducir” en el conocimiento.

Educar consiste en enseñar a temprana edad valores, conocimientos, costumbres y formas de actuar, que permiten a un individuo vivir en sociedad. También, educar consiste en estimular, desenvolver y orientar aptitudes del individuo, de acuerdo con las ideas de una sociedad determinada.

En virtud de lo anterior, la educación se debe de llevar a cabo principalmente en los hogares, luego en las escuelas, las universidades, entre otras instituciones. Asimismo, las instituciones deben de contar con un plan de estudios en el cual contemple la orientación del individuo a su desarrollo e integración plena en la sociedad.

La educación con responsabilidad ambiental es un proceso que se lleva a cabo para crear conciencia, reconocer valores y crear habilidades que permitan apreciar la relación entre el hombre y el medio ambiente. La educación ambiental contribuye a lograr un uso racional de los recursos como prevención hacia el futuro y entender el desarrollo sustentable como un proceso de mejoramiento en la vida de los seres humanos.

Por otro lado, en el reino animal, educar es acostumbrar un animal a determinados comportamientos, por ejemplo: para que el perro acuda al llamado del dueño debe de ser llamado con voz clara y acompañada de un gesto, una vez cumplida la orden, el perro debe de ser recompensado. Asimismo, educar a un órgano del cuerpo para comportarse de una manera determinada.

Educar y formar

La gran mayoría de las veces, se usa indistintamente los términos formar y educar pero ambos poseen una diferencia. Formar, es de origen latín “formare”, es dedicarse a crear habilidades o virtudes que no poseía el individuo. En cambio, educar es guiar u orientar a un individuo para desarrollar facultades intelectuales y morales.

Un buen maestro es un buen educador y formador. Es un buen educador, cuando transmite al individuo conocimientos o valores y, es un buen formador, cuando logra modelar a una persona en determinadas habilidades tanto de su campo profesional como personal.

Educación en la Constitución

La educación es un derecho fundamental para promover la libertad y la autonomía personal, es por ello que la Constitución de cada país y los instrumentos normativos de las instituciones internacionales como la UNESCO y las Naciones Unidas estipulan como obligación del Estado promover la educación y garantizar el goce de la misma sin discriminación ni exclusión.

Fuente: https://www.significados.com/educar/

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