Por: Eduardo Gurría B.
A raíz de la pandemia provocada por el COVID19 salieron a la luz los aciertos y las deficiencias de los sistemas educativos de los países, algo así como el quién es quién en materia de educación; cada nación hubo de enfrentar la contingencia con los recursos disponibles a su alcance, de lo que surgió el que algunos estaban mejor preparados que otros debido a que habían desarrollado mejores condiciones, no solo para las épocas de crisis, sino como una cultura educacional que de tiempo atrás se había implementado como factor de cambio ante los retos que depara el Siglo XXI, ya que, oportunamente, se vislumbró la necesidad de reformar, de fondo, una educación que hasta el siglo pasado había constituido el paradigma de la enseñanza y el aprendizaje. Esto, en función del acelerado desarrollo de la tecnología y su potencial en todos los ámbitos de la modernidad; había que generar los cambios desde décadas atrás, con pandemia o sin ella, pero que, definitivamente, el coronavirus puso en evidencia, demostrando lo bueno y también lo malo de lo que hasta entonces, cada país había hecho en favor de sus estudiantes desde preescolar, hasta la universidad.
El BID (Banco Interamericano de Desarrollo), publicó recientemente un documento titulado “La tecnología, lo que puede hacer y no puede hacer por la educación”, en el que se analizan las estrategias implementadas por cuatro países para la mejora y la inclusión de todos los implicados en el proceso E-A, con miras al presente y al futuro a corto, mediano y largo plazo. Las estrategias analizadas corresponden a Finlandia, Corea, Estonia y Uruguay.
En forma general, estas estrategias se centran en cinco ejes involucrados, todos, en la tecnología y en su mejor aprovechamiento para lograr un objetivo, a todas luces, primordial: implementar una profunda transformación en la educación y anular, entre otros aspectos, la llamada “brecha digital”. Lo importante de ello radica en que todas han resultado exitosas, tomando en cuenta los variados contextos de índole poblacional, económica, histórica, geográfica y de idiosincrasia de estas cuatro naciones.
Con las respectivas diferencias en tiempos, nomenclaturas y objetivos a corto plazo, los cinco ejes son: 1– Inversión, que implica, la conectividad, la infraestructura, la tecnología y las habilidades digitales, 2-La integración de prácticas E-A, como el empoderamiento, básicamente de los docentes, y la capacitación, 3- El aprendizaje digital, como un hábito y una rutina, 4– Transición fácil y, sobre todo, factible y 5- Involucramiento de todo el ecosistema educativo, es decir, todos los organismos implicados, tanto y, sobre todo, gubernamentales, como particulares, y con la finalidad de implementar una reforma constante y exitosa que beneficie a toda la población, es decir, incluyente, para abatir el analfabetismo digital.
Finlandia es, quizá, el país que más ha evolucionado hacia la calidad educativa con 47 años de estar estableciendo reformas y estrategias mediante etapas muy bien definidas y logros progresivos; es inevitable que, cuando se habla de modelos educativos, dirigir la mirada al modelo finlandés. Desde el año de 1972 se introdujo la computación en el medio educativo, veinte años después se introdujo el aprendizaje basado en las TICs, con énfasis en los docentes, para el 2004 la reforma se centró en el desarrollo de conocimientos y habilidades dirigidas hacia la sociedad de la información y, en el 2014, las habilidades transversales.
Corea lleva 45 años adoptando las estrategias de mejora a través de siete etapas, empezando con la educación en informática (1974), el establecimiento de infraestructura (1995), el desarrollo de plataformas en línea (2001), los libros de texto digitales (2006), el aprendizaje en habilidades para el Siglo XXI (2010), la enseñanza obligatoria en programación (2015) y el enfoque en la educación humanista (2019).
Estonia, que utiliza la metáfora del “Salto del Tigre”, lleva, tan solo 22 años modificando sus esquemas, empezando con el enfoque en infraestructura, capacitación de maestros y materiales de aprendizaje electrónico, seguido de la enseñanza de programación como materia obligatoria y, por último, el uso de la tecnología imbuida en el aprendizaje permanente (enfoque digital).
Uruguay inició la transformación en el año 2006 (Plan CEIBAL), y los resultados han sido sorprendentes; este país empezó con un enfoque en la conectividad y dispositivos, para seguir con la formación del profesorado y, en la actualidad están centrados en el desarrollo de habilidades para el Siglo XXI y la programación, además de decretar el acceso a internet como un derecho social.
Cabe destacar que todos los países mencionados han sido muy enfáticos en la formación de docentes, en la distribución de equipos y en el acceso a internet para todos, pero no han descuidado, sino al contrario, han acentuado la formación humanista a la par de la formación en tecnología, dedicando para ello importantes recursos, esto significa comprometer tres aspectos de la sociedad, como son las personas, los recursos mencionados y las políticas, en concordancia con los objetivos que han logrado, como son las habilidades avanzadas, la tecnología, las habilidades sociales y emocionales y las habilidades cognitivas.
La finalidad última de estas estrategias consiste en crear la conciencia de que ya no se debe preparar a las nuevas generaciones para laborar en empleos que ya no existen, debido a que han sido reemplazados por las máquinas, y sí para acceder a los empleos del futuro, incluso a aquellos que aún no existen.
Se recalca como muy importante que un aspecto es el estudio de la computación como disciplina durante los primeros años, y otro el estudio de la informática en los grados superiores, con miras a la programación de softwares que agilicen e incluyan todos los aspectos y todos los actores de la economía, lo que significa el desarrollo de la creatividad y la solución de problemas, como las grandes demandas del mercado laboral presente y futuro; un mercado que es y será muy distinto al que hasta ahora hemos conocido y que significará, sí, retos, pero también oportunidades, sobre todo económicas y de desarrollo no solo para los estudiantes con recursos, sino también para los que carecen en una u otra medida de ellos.
Estas estrategias de reforma educativa y sus resultados, se han visto reflejados en un crecimiento del Producto Interno Bruto de los países analizados por el BID.
Podemos concluir lo siguiente: que ya no solo es el modelo finlandés el paradigma en la educación, sino que existen modelos implementados aún por los países emergentes y que han demostrado ser funcionales y con resultados positivos, y que es necesario establecer una reforma educativa, es necesario transformar la educación, al margen de intereses particulares o de grupos políticos, sindicatos o partidos, así como de retóricas y demagogias que benefician, en todo caso, tan solo a los grupos en el poder.
Una nueva reforma, una reforma exitosa, deberá, entonces tener como objetivos:
- Colocar el aprendizaje como centro de la reforma.
- Destinar una muy fuerte inversión al sector con miras al acceso a la tecnología y a su conocimiento y manejo: todos los agentes, maestros y estudiantes deben tener acceso a los dispositivos y a las redes.
- Generarse como una visión objetiva y real.
- Definir las estrategias y la arquitectura institucional.
- Garantizar la aceptación de todos los implicados en el proceso educativo.
- Modificar los planes de estudio con disciplinas congruentes con la realidad.
- Empoderar a los maestros como agentes del cambio.
- Monitorear y evaluar el progreso.
- Abordar y priorizar las cuestiones éticas.
- Generar en el estudiante el constructivismo digital, como una manera de acceder a su propio conocimiento mediante los recursos a los que deberá tener acceso, pero sin descuidar el aspecto del humanismo, ya que, si bien, le toca al docente el papel de ser agente de cambio, es el estudiante el destinatario de ese cambio.
Y… en México, ¿Qué se va a hacer por la educación?
El ejemplo y la muestra para ingresar al Primer Mundo, ahí quedan con estrategias, números, estadísticas y resultados reales y comprobables.
REFERENCIA
“Tecnología, lo que puede y no puede hacer por la educación”. Varios autores, Banco Interamericano de Desarrollo (BID), 2020.
NOTA: Se puede descargar el documento con el estudio completo en la página del BID.
Fuente: http://www.educacionfutura.org/que-hacer-por-la-educacion/