Las amistades son importantes para ayudar a los niños a desarrollarse emocionalmente y socialmente.
Además, mediante las relaciones de amistad, aprenden a establecer normas, sopesar alternativas y tomar decisiones.
Introducción
Los seres humanos somos seres sociales. Venimos al mundo programados para responder y relacionarnos con los demás. Incluso los niños más pequeños giran la cabeza como respuesta al sonido de una voz humana. Ya en los primeros años de vida, los niños comienzan a interactuar con otros niños fuera del ámbito familiar. La amistad entre los pequeños es diferente a la amistad que establecen con los padres y con otros familiares. Las relaciones familiares proporcionan un sentido de intimidad más profundo y cercano, pero no sustituyen a las otras relaciones. Desde la infancia hasta la adultez, pasando por la adolescencia, la amistad es uno de los aspectos más importantes de la vida.
¿Para qué están los amigos?
Las amistades son importantes para ayudar a los niños a desarrollarse emocional y socialmente. Proporcionan un campo de entrenamiento para probar diferentes maneras de relacionarse con los demás. A través de la interacción con los amigos, los niños aprenden a establecer normas, sopesar alternativas y tomar decisiones. Experimentan miedo, enojo, agresión y rechazo, aprenden a ganar y a perder y entienden lo que es apropiado y lo que no. También adquieren conocimientos sobre el posicionamiento social y las clases de poder: quién está dentro, quién está fuera, cómo dirigir y cómo seguir, qué es justo y qué no, etc. Los niños aprenden que diferentes personas y diferentes situaciones requieren diferentes comportamientos, y llegan a comprender los puntos de vista de otras personas.
Los amigos proporcionan compañerismo y los niños descubren quiénes son al compararse con otros niños: quién es más grande, quién es más rápido, etc. Aprenden que son similares a otros niños, pero que cada uno tiene sus particularidades. En los pequeños, la amistad y el hecho de formar parte de un grupo mejora el sentimiento de autoestima.
El consuelo y el apoyo que dan los amigos ayudan a los niños a hacer frente aafrontar momentos difíciles o periodos de transición, como el cambio a una nueva escuela, el comienzo de la adolescencia, asuntos familiares complicados, decepciones, etc.
Las amistades no son un lujo, son una necesidad para un desarrollo psicosocial sano. Estudios previos demuestran que los niños con amigos disfrutan de un estado de bienestar óptimo, de una mejor autoestima y tienen menos problemas sociales en la edad adulta que los niños que no tienen amistades. Por otro lado, los niños con problemas para hacer amigos tienen más posibilidades de sentirse solos, de recibir burlas de los compañeros, de tener problemas académicos y de adquirir malas conductas.
Tener amigos
Cuanto más pequeños sean los niños a la hora de empezar a tener amigos, más probable será que tengan amistades en edades posteriores. Un 75 % de niños en edad preescolar tienen amistades, y en la adolescencia, entre un 80 % y un 90 % afirman tener amigos, normalmente indicando que uno o dos son los mejores amigos y los demás buenos amigos.
Niños y adolescentes de todas las edades piensan en la amistad en términos de reciprocidad, es decir, lo que uno hace por el otro, pero las relaciones de amistad cambian con la edad. El niño pequeño ayudará a un compañero a reconstruir una torre de bloques, el niño en edad escolar ayudará al amigo a hacer los deberes, y el adolescente dará consejo a un amigo sobre un tema que éste no quiere hablar con los padres. Aunque los términos de la reciprocidad se mantienen constantes, el concepto de amistad y del comportamiento asociado a esta cambia a medida que el niño crece.
La amistad según los grupos de edad
En la edad preescolar, los niños comienzan a establecer contacto con los compañeros, a desarrollar los fundamentos de comportamiento del juego y a hacer visibles las preferencias por ciertos compañeros. Identifican niños específicos como amigos e interactúan de manera diferente con ellos. Dentro de este grupo de edad, la amistad no se refleja a través del lenguaje, pero durante el tiempo que pasan juntos están inmersos en una misma actividad.
Durante la etapa escolar, los niños, generalmente, eligen amigos que presentan alguna similitud con ellos y con los que comparten intereses. A esta edad, los niños se suelen orientar a un grupo determinado de amigos. Los grupos reflejan muchos de los problemas que existen en cualquier relación social: inclusión, exclusión, conformidad, independencia, miedo o rechazo. También reflejan diferencias de género. Cuanta más edad, los grupos se vuelven cada vez más determinados por el sexo: las chicas suelen manifestar relaciones más íntimas y de apoyo con las amigas. Los chicos tienden a formar grandes grupos de amigos, centrados sobre todo en el deporte, mientras que las chicas, en general, prefieren formar grupos más pequeños y mantener conversaciones más personales. Los grupos de niñas suelen ser más pequeños y exclusivos que los de niños durante la infancia, pero en la adolescencia la situación se revierte.
La formación de grupos es un fenómeno natural. Pertenecer a un grupo, ya sea de deporte, político, etc. proporciona un sentimiento de pertenencia. Entre los 10 y los 12 años se empiezan a formar los grupos, y a medida que los niños crecen, se apoyan más en los amigos, y los toman como guía a seguir, en detrimento de los padres. Los grupos se pueden formar en base a la apariencia, a las habilidades atléticas, a los resultados académicos, al estatus económico o social, al talento, a la habilidad para atraer al sexo opuesto, etc. Para algunos niños, no pertenecer a ningún grupo es un motivo de preocupación. Algunos de ellos pueden sufrir sentimientos de rechazo si no son incluidos e, incluso, pueden ser motivo de burlas y bullying.
La cantidad de tiempo que los niños pasan con los amigos es mayor durante la escuela primaria, la secundaria y la adolescencia. Los jóvenes pasan casi un tercio de su tiempo en compañía. La mayoría de adolescentes tiende a alejarse de los padres y de otros familiares y, en cambio, desarrolla unos vínculos más estrechos con los compañeros.
Mientras que la amistad entre los niños pequeños se basa, generalmente, en el compañerismo, los mayores prefieren compartir inquietudes, pensamientos y sentimientos personales. Las características de la amistad en la preadolescencia, como el compañerismo, la ayuda, la validación, el cuidado de los amigos y la confianza son determinantes, pero, además, las amistades adolescentes se vuelven significativamente más íntimas. Los adolescentes reconocen y valoran la complejidad de las relaciones humanas: consideran la amistad un fuerte vínculo perdurable en el tiempo.
Los amigos y los resultados académicos
Parece lógico que tener amigos en la escuela potencie el progreso académico de los niños. La escuela puede convertirse en una fuente de experiencias gratificantes y en un espacio natural de reforzamiento de comunidades. Los amigos pueden ayudarse mutuamente con las tareas escolares y los deberes, y lo que es más importante, hacen que la escuela sea más divertida.
Diversos estudios demuestran que los niños que tienen amigos y cambian de grado escolar, tienen mejores resultados escolares y les es más fácil conservar y hacer nuevos amigos. Paralelamente, los adolescentes que tienen amigos experimentan menos problemas psicológicos a la hora de cambiar de curso o de instituto.
Cuando la amistad no ayuda
La calidad de la amistad es importante. La conocida expresión «presión de grupo», que comienza en la adolescencia, aunque positiva para muchos, puede comportar también consecuencias negativas. Los niños que se relacionan con compañeros que muestran conductas antisociales corren el riesgo de seguir este mismo patrón de comportamiento. Los amigos antisociales no son un buen modelo a seguir.
Especialmente durante la adolescencia, los jóvenes que tienen un historial de comportamiento difícil y unas relaciones pobres con los compañeros tienen más riesgo de involucrarse en conductas delictivas. Por el contrario, los adolescentes que tienen un historial de buenas relaciones y son socialmente maduros tienen más capacidad de resiliencia y mejores aptitudes para hacer frente a los cambios y al estrés.
Fomentar la amistad entre los niños
¿Qué pueden hacer las escuelas?
Para los niños que necesitan ayuda individualizada:
- Enseñar a los niños habilidades sociales a través de un coach o de un asesor, y practicar con ellos las nuevas estrategias.
- Terapia en pareja: 2 niños con dificultad interactúan el uno con el otro mientras reciben feedback de un adulto.
Intervenciones de grupo en la clase:
- Realizar programas de resolución de conflictos que enseñen a los niños a encontrar alternativas para gestionar los problemas.
- Trabajar en tareas de cooperación, organizar juegos, etc. que fomenten la interacción y fortalezcan las alianzas entre los compañeros.
- Mediante un refuerzo de las habilidades sociales adecuadas se puede mejorar la sociabilidad del niño.
¿Qué pueden hacer los padres?
- Explica a tu hijo qué representa para ti la amistad. Esta transmisión es importante y hay que dedicarle esfuerzo.
- Respeta el estilo de sociabilidad de tu hijo. Algunos niños se desarrollan mejor con muchos amigos, otros con menos pero más íntimos, etc. Algunos hacen amistades de manera más rápida mientras que otros necesitan más tiempo.
- Ayuda a tu hijo a que dedique tiempo a hacer amigos. Esto es especialmente importante si el niño es tímido o reticente a mantener interacciones con otros niños. Por ejemplo, ofrece tu casa para que el niño pueda invitar a compañeros de clase, queda con otras familias con niños o sugiérele directamente que invite a algún amigo.
Aunque, a menudo, muchos padres sienten que pueden estar forzando demasiado estas estrategias, estudios recientes indican que los niños que fueron reconducidos socialmente tenían padres que estaban involucrados en sus actividades sociales.
Si tu hijo tiene problemas con algún amigo, fomenta que hable con él o ella y piensen de qué manera pueden gestionar situaciones similares si vuelven a aparecer.
Es importante ayudar al niño a manejar la situación de forma positiva y a entender sus reacciones y sentimientos.
Referencia bibliográfica
Do Kids Need Friends?. NYU Child Study Center , 2013 [acceso: 31 de enero de 2013].