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La plaga y el plagio

Por: Manuel Gil Antón

El golpe a la educación en México es severo. La herida que frente al hecho nos deja maltrechos, va más allá de la denuncia del empleo de textos ajenos, como propios, en la tesis que presentó Enrique Peña Nieto para ejercer como abogado con licencia académica y cédula profesional. Es en el amplio espacio del hurto y los fraudes, concebidos como “naturales”, donde podemos, sin olvidar esa trampa, transitar del síntoma a la causa, escapar del mero espectáculo para mirarnos en el espejo.

Comparto rasgos de lo que me ha sido posible atisbar. Calan.

1) “No es para tanto”: no fue escaso el sector social que, una vez enterado del entuerto, se sintió defraudado. “Yo pensé que era algo serio, como el robo de millones”. El delito ocurre, o es grave y merece atención, según la materia de la que se trate y su monto, no por quebrar la norma.

2) “Se trata de errores de estilo en la redacción del texto” explicó la o cina del mandatario, y “sucedió hace mucho tiempo”: la desfachatez transmutada en impericia al redactar. La distancia temporal de lo sucedido se esgrime como coartada para no asumir el atropello, en procura de dirigir la mirada a los motivos de quien desvela la tropelía. La culpa se endosa a quien descubre el timo. La víctima es quien estafó pues lo quieren desprestigiar.

3) “Mira, no sé, este… algo oí anoche… estoy seguro que no es nada serio… lo que sí te digo es que no hay que distraernos de las cosas verdaderamente importantes y trascendentes”: la fuga de quien sabe bien lo sucedido y su gravedad, y no puede ni quiere declarar algo pues impulsa una reforma sin precedentes que sí es crucial. Huye trivializando lo que  nge ignorar, porque, está convencido, lo descubierto tiene la intención de dañar el empeño estructural de gran calado. Por eso no se vale criticar lo que ocurrió: la querella busca perjudicar el futuro de la patria.

4) “No exageres. En todos lados ocurre. ¿Quién no lo ha hecho?”: en la escuela te enseñan a hacer eso, y a rellenar ovalitos de confusión múltiple. ¿A poco no pasa hasta en las mejores universidades? Se diluye la gravedad de lo sucedido porque es lo normal. Lo anormal, rayando en lo estúpido, es no hacerlo. Despierta iluso: estamos en México.

5) “Se cayeron las comillas en la imprenta”: sin comentarios. Sobran.

6) El ruidoso silencio. Pocos medios de comunicación nacionales atienden el asunto. De lo que no se habla no existe. En otros países es concebido como un escándalo y se difunde. Acá no.

Lo que sucedió es parte, una muestra no más, de la plaga: “Calamidad grande que aflige a un pueblo” (RAE). ¿Cuál? La inmensa tolerancia a la impunidad. La convicción de lo irremediable de la transa, el delito, el desfalco, la mentira, la transgresión a las normas y la carencia, e inutilidad, de los más elementales principios éticos si se quiere progresar. Convivimos con dosis de violencia y crueldad crecientes, que van siendo lo cotidiano: ¿cuántos muertos hoy? No tantos. ¿Va a llover?

Del mismo modo en que ya no nos avergüenzan o indignan la desigualdad y la pobreza, hemos asumido que la corrupción es cultural e inexorable, que la justicia es más improbable que ganar un mundial y, por tanto, ¿qué importancia tiene hurtar palabras a otros y hacerlas mías? Ninguna. La calamidad social que hace intrascendente al plagio, al robo, el hambre, la violencia y tantas fosas, tantos huesos, es directamente proporcional al quebranto de las instituciones. Desampara la honradez. Es ese el problema. Sería el trancazo más fuerte a la reforma educativa, si fuera tal, y tuviera como eje consolidar la moral laica.

No es así. En medio del fango, los que plagian tesis o partes del modelo educativo sin recato alguno, avanzan en lo importante: sus intereses, plagados de miseria humana. ¿Rompemos el espejo o nos miramos? Ahí reside el dilema.

Profesor del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México. @ManuelGilAnton mgil@colmex.mx

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-plaga-y-el-plagio/

Imagen: ww.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2013/11/epn_donacion_escuelas-web.jpg

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La ONU pide investigar la violación de derechos humanos en Yemen

Asia/Yemen/30 de agosto de 2016/Fuente: swissinfo.ch

La ONU reclamó este jueves la creación de un organismo internacional independiente para investigar las violaciones de los derechos humanos en Yemen, donde una guerra ha causado más de 6.600 muertos en 17 meses.

En un informe publicado en Ginebra, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos denuncia los ataques contra mercados e instalaciones médicas y escolares, el uso de minas terrestres y de bombas de racimo y el reclutamiento de niños para convertirlos en soldados.

«Los civiles de Yemen sufren de forma insoportable desde hace años por conflictos armados», declaró el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, en un comunicado.

«Y siguen sufriendo sin ninguna justicia (…) mientras prevalece la impunidad para las personas responsables de las violaciones y de los atropellos cometidos contra ellos», declaró el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, quien ha pedido una «investigación internacional independiente para realizar investigaciones exhaustivas sobre Yemen».

El 23 de agosto se contabilizaban 3.799 civiles muertos y otros 6.711 heridos en el conflicto, la mitad de ellos en ataques aéreos de la coalición dirigida por Arabia Saudita. El informe estima que al menos 620 niños murieron y 758 quedaron mutilados desde julio de 2015.

En marzo de 2015, Riad se puso a la cabeza de una alianza árabe para frenar el avance de los rebeldes hutíes, respaldados por Irán y partidarios del expresidente Ali Abdalá Saleh, que progresaban en Yemen tras haber conquistado la capital, Saná, y obligado a huir al presidente Abd Rabo Mansur Hadi.

El informe del alto comisionado señala que al menos 7,6 millones de personas, entre ellos tres millones de mujeres y niños, sufren de desnutrición y penuria de agua potable, y al menos tres millones de personas se vieron obligadas a huir de sus hogares en este país, el más pobre de la península arábiga.

El Gobierno yemení creó en septiembre de 2015 una comisión nacional de investigación, pero el informe de la ONU lamenta que no haya contado «con la cooperación de todas las partes» ni abarcara todas las zonas de Yemen.

Fuente:http://www.swissinfo.ch/spa/la-onu-pide-investigar-la-violaci%C3%B3n-de-derechos-humanos-en-yemen/42397850

Imagen: www.swissinfo.ch/image/42397852/3×2/640/426/d5ead59cb247d218b3f1611331095313/Tf/image-doc-fl6uv.jpg

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Río 2016: una Olimpiada, dos países

Por: Pablo Gentili

Fue una explosión de emoción que hizo vibrar al mundo desde Copenhague hasta la arena blanca de Copacabana. El 2 de octubre de 2009, el Comité Olímpico Internacional elegía Río de Janeiro como sede de los Juegos de 2016. Pantallas gigantes en todas las ciudades de Brasil mostraban al ex presidente Lula abrazado a la delegación de su país, llorando de emoción y siendo aplaudido por Barack y Michelle Obama, por el rey Juan Carlos y la reina Sofía, por José Luís Rodríguez Zapatero y el primer ministro de Japón, Yukio Hatoyama. Chicago, Madrid y Tokio habían sido derrotadas por Río. América Latina, también festejaba. Era la primera vez que una Olimpiada se realizaría en el continente. “Los que piensan que Brasil no tiene condiciones de hacer una Olimpiada, se van a sorprender”, anunciaba exultante Lula.

Y se sorprendieron.

El Brasil que se atrevió a soñar con las Olimpiadas

Al día siguiente del anuncio de Copenhague, dentro y fuera de Brasil, supuestos conocedores de la habitual incompetencia organizativa latinoamericana profetizaban que la decisión había sido un verdadero desatino: ¿quién podría suponer que los Juegos Olímpicos podrían llevarse a cabo en un país como Brasil? Sostenían que la incapacidad organizativa de Río haría que el certamen fuera transferido a alguna otra ciudad. Las amenazas continuaron y por momentos se intensificaron durante los últimos siete años, ya sea por el atraso en las obras de infraestructura o por los riesgos que supondría para los atletas la proliferación del virus del dengue y del Zika. El mismo miércoles 3 de agosto, 48 horas antes de la ceremonia inaugural, Thomas Bach, presidente del COI, afirmaba: “es prematuro hacer elogios y temprano para festejar”.

Sin embargo, la noche del viernes 5, en un Maracaná repleto de color y de vida, de música y de celebración a la diversidad humana, Río emocionó al mundo. Los Juegos Olímpicos comenzaban y, más allá de las complicaciones, que también se produjeron en casi todas las ciudades que los organizaron previamente, nada podía ocultar que la fiesta dejaba definitivamente atrás los prejuicios, las conjeturas y sombrías predicciones de algunos medios de comunicación, de los burócratas del deporte internacional y de los atletas susceptibles a los riesgos del subdesarrollo latinoamericano. Lula, el gran arquitecto y articulador del triunfo de la candidatura de Río, sostuvo recientemente que aquel 2 de octubre de 2009, “Brasil ganó el respeto del mundo”.

Las Olimpiadas han comenzado, aunque en un escenario muy diferente del que imaginó el propio Lula y seguramente todos los brasileños y brasileñas, siete años atrás. Río 2016 encuentra el país sumergido en una crisis política, social y económica sin precedentes.

Ser la sede de los Juegos Olímpicos era, para Lula y su gobierno, la posibilidad de presentar al mundo que Brasil podía ser, al mismo tiempo, una inmensa potencia económica y una tierra de oportunidades para aquellos millones de ciudadanos y ciudadanas que habían tenido siempre sus derechos fundamentales negados. Las Olimpiadas iban a mostrar un nuevo Brasil, un país que decidía abandonar el rumbo que lo transformó en una de las naciones más injustas del planeta y cuya historia se había edificado sobre el fértil sedimento de los privilegios y la impunidad. En 2009, Lula promediaba su segundo mandato presidencial y las conquistas sociales de su gobierno lo habían transformado en uno de los líderes mundiales más admirados y queridos. Brasil mostraba que era posible poner a los más pobres en el centro de las prioridades nacionales, destinando recursos y desarrollando políticas públicas que combatían de forma efectiva la exclusión, la pobreza y, progresivamente, la persistente desigualdad.

Fue un momento de gloria que hoy parece haberse desintegrado en el aire.

El Brasil de las Olimpiadas

La joven y vigorosa democracia brasileña ha dejado paso a un proceso de inestabilidad y fragilidad institucional; escenario de un golpe parlamentario (en un sólido régimen político presidencialista), que avanza inexorablemente hacia la destitución de Dilma Rousseff, ni bien concluyan los Juegos de Río. En su lugar, será consagrado presidente Michel Temer, un sombrío dirigente político, detentor ahora del primer record del certamen: haber recibido la mayor silbatina en una ceremonia olímpica. Confiando en la suerte o quizás en el anonimato que le ofrecía la amplia presencia de extranjeros, Temer exigió que no se mencionara su presencia en el palco oficial, quebrando así un protocolo tan antiguo que se le atribuye al propio Zeus. La principal autoridad pública del país parecía un holograma fantasmal durante una fiesta que el mundo consideró memorable.

En Brasil, la situación social empeora cada día con el aumento de los índices de pobreza y a medida que se desmonta la amplia estructura de programas y acciones que contribuían a la reducción de los aún altos niveles de exclusión. Brasil vuelve de forma acelerada a los años 90, un panorama social semejante al que tenía el país cuando Fernando Henrique Cardoso concluyó su mandato presidencial, casi quince años atrás: altísimas tasas de desempleo, fragilidad extrema del sistema de protección social, negación de derechos fundamentales y multiplicación de carencias en una población diezmada por el hambre, la miseria, la falta de oportunidades y el abandono.

Brasil está hoy muy diferente de cómo lo imaginó no sólo el ex presidente Lula sino también, probablemente, los miembros del COI que prefirieron Río de Janeiro en lugar de Madrid, Chicago o Tokio. Sin embargo, no por eso las Olimpiadas dejarán de tener las condiciones de infraestructura, apoyo logístico y seguridad que necesitan y con las cuales se comprometió el país hace siete años.

Podría parecer paradójico y de cierta forma dramático que Brasil se depare, al mismo tiempo, con el éxito y con el fracaso en estas Olimpíadas. Entre tanto, y más allá de las variables políticas, económicas y sociales que contribuyeron a transformar profundamente el escenario imaginado en el 2009, no ha sido ni será un atributo exclusivo de Brasil el que las condiciones que se esperaban hace una década hayan empeorado en vez de mejorar. Errores de cálculo siempre ocurren, antes o después. Lo que parece ser cierto es que las Olimpiadas no inmunizan ni protegen a los países de la posibilidad de enfrentar profundas crisis, como tampoco suelen traer las incalculables ventajas que el Comité Olímpico promete y que los gobernantes locales suelen amplificar y endulzar.

Como quiera que sea, hay un elemento que no deja de ser frustrante en estas Olimpiadas: la desoladora evidencia de que una ciudad como Río de Janeiro puede realizar con gran capacidad, profesionalismo y eficiencia el mayor espectáculo deportivo del planeta, pero aún no ha podido resolver algunos de sus más persistentes y gravísimos problemas sociales.

Lo que debería sorprender no son los excelentes resultados de la organización y de la preparación de estas Olimpiadas, como también lo fueron los del Mundial de Fútbol en el 2014, sino que todo esto haya sido posible en una ciudad donde cuestiones mucho más simples y básicas para la vida de gran parte de la población suelen permanecer en el olvido, en el abandono o en el universo olímpico de la indiferencia que los más ricos y poderosos le dispensan aquí a los más pobres. Dicho de otra forma, Río de Janeiro pudo asumir la organización de las Olimpiadas con el éxito esperado, lo que pone en evidencia que la imposibilidad de resolver los problemas básicos del bienestar y de la seguridad de su población, así como las dificultades para garantizar ciertos derechos elementales a sus sectores más pobres (como el derecho a la vida, a una educación de calidad, a una atención médica básica, a un empleo decente o a una vivienda digna), no pueden ser sino el resultado del inmenso desprecio a la democracia que han detentado las élites que gobernaron esta ciudad desde su misma fundación.

Río de Janeiro, una ciudad capaz de sorprender al mundo con una Olimpiada inolvidable, pero incapaz de evitar el maltrato que viven diariamente buena parte de sus ciudadanos, incapaz de volverse acogedora y generosa con sus propios habitantes.

No se trata ni de una contradicción ni de una anomalía. Así ha sido siempre.

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«Olimpiadas, ¿para quién?». Foto: AFP

Río de Janeiro, ¿ciudad maravillosa?

La realización de las Olimpiadas significó un inmenso esfuerzo de infraestructura pública para mejorar el transporte urbano, reformar estadios, crear una imponente ciudad olímpica y mejorar las comunicaciones. También, un complejo trabajo logístico, de saneamiento ambiental, de seguridad, control policial y la construcción, en tiempo record, de uno de los laboratorios de análisis de dopaje más avanzados del mundo.

En materia de transporte, fueron construidas carreteras, puentes, casi 20 kilómetros de nuevos túneles, más de 150 kilómetros de líneas de autobuses rápidos y 16 kilómetros de líneas de metro, que permiten ahora unir en pocos minutos diversos puntos de la ciudad que, en los momentos de mayor circulación, estaban separados por varias horas de distancia.

El alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, que recién asumía sus funciones cuando vibró junto a Lula en Copenhague, ha sostenido con una rara mezcla de franqueza e impudencia que, “la Olimpiada es un excelente argumento para hacer aquello que uno quiere hacer hace mucho tiempo, pero no ha podido”. Una afirmación que tendría todo sentido si el alcalde se estuviera refiriendo al río artificial creado para las competencias de kayak (que reproducen en plena ciudad tropical un salvaje torrente de agua de deshielo semejante a los que existen en Canadá o Noruega). Sin embargo, la frase constituye una evitable torpeza si lo que quiso decir el alcalde era, por ejemplo, que el gobierno había conseguido resolver algunos de los problemas que impiden que los ciudadanos de Río, especialmente los más pobres, tengan derecho a movilizarse en condiciones dignas y seguras dentro de su propia ciudad. Se pudo gracias a la Olimpiada. O, en otras palabras, si no hubieran existido los Juegos de 2016, seguiría todo como siempre estuvo.

En Río de Janeiro, y en casi todas las grandes ciudades brasileñas, los pobres viajan mal y durante largas horas para llegar a sus empleos, a sus escuelas, para tener atención médica o, simplemente, para visitar a sus familiares y amigos. Además, son frecuentes la violencia y los abusos que sufren los niños, niñas y mujeres al desplazarse en el transporte público urbano. Las Olimpiadas muestran que mejorar estas condiciones no dependía de un milagro, sino de una decidida intervención pública, de un gobierno activo y eficiente. Algo que ahora parece no sólo posible, sino también viable en un corto plazo de tiempo.

Si es así, ¿por qué no se hizo esto antes? ¿Cuáles son las razones que le impidieron a los otros alcaldes y gobernadores del estado, realizar semejante proeza? No deja de ser preocupante que todavía quedan por resolver grandes demandas y deficiencias en el transporte urbano carioca. ¿Habrá que esperar a que los Juegos Olímpicos se realicen nuevamente en Río para resolverlos?

Hace unos días, tratando de calmar a la delegación australiana que cuestionaba las malas condiciones de su residencia en la ciudad olímpica, Eduardo Paes prometió mandarles un canguro para que sintieran “como en casa”. La inhabilidad discursiva del alcalde fue más comentada que otra de sus sorprendentes confesiones: realizar la gran diversidad de obras y transformaciones que ha vivido Río de Janeiro en siete años, sólo costó el 1% de lo que la ciudad gastó en salud y educación durante el mismo período. Preocupados con el canguro, algunos medios dejaron de preguntarle a Paes por qué, a pesar de disponer del 99% restante, había tantas dificultades y barreras para atender las principales demandas educativas y sanitarias de los cariocas.

Lo que Paes quería, era responder a las triviales comparaciones o críticas acerca de todo lo que podría hacerse con el dinero que costaron las obras de los Juegos 2016: 200 escuelas, 100 hospitales, miles de viviendas populares. Tratando de responder a las críticas, el jefe del gobierno local dejó al descubierto que, con poco dinero (el 1% de lo que se gasta cada año en educación y salud) “se pueden hacer milagros” y transformar a Río en una ciudad a la altura de Madrid, Chicago y Tokio. “Somos mejores que ellas”, afirmó Paes, un político propenso a la exageración.

Los hospitales y las escuelas públicas de Río enfrentan una crisis profunda. Sus edificios se encuentran en pésimo estado, existe un estructural déficit de personal y de equipamientos, así como una recurrente falta de oportunidades de formación y capacitación para sus cuadros profesionales. Las clases medias de la ciudad hace años han abandonado la escuela pública y no se atienden en los hospitales administrados por el Estado, cuyos servicios quedan restringidos a la población más pobre, sin recursos económicos y con menor capacidad para hacer oír sus demandas y exigir el cumplimiento de sus derechos.

Al finalizar el año pasado, el Estado de Río de Janeiro, que comparte la responsabilidad de la oferta pública de educación y salud con el gobierno de la ciudad, decretó la emergencia sanitaria ante la imposibilidad de financiar y hacer funcionar sus hospitales. Muchas unidades de salud suspendieron la atención. A poca distancia del Estadio Olímpico João Havelange, en el barrio de Meier, se encuentra el Hospital Municipal Salgado Filho, uno de los que será utilizado como referencia para las urgencias y atenciones médicas durante los Juegos. Semanas antes del inicio del certamen, un informe del Consejo Regional de Medicina, denunciaba que el hospital enfrentaba un grave déficit de camas y la superpoblación de las salas de cuidados intensivos, donde se utilizaban medicamentos vencidos. El documento indicó que el sector de atención pediátrica se encontraba en situación crítica: “el espacio es exiguo y absolutamente inadecuado para el cuidado de los niños y sus familiares (…) no existen condiciones para la atención del paciente pediátrico admitido en la emergencia del hospital”, sentenciaba.

Río de Janeiro puede tener estadios a la altura del primer mundo, pero tiene hospitales a la altura del tercero. Ante las críticas o la indiferencia que han generado las Olimpiadas en organizaciones, periodistas o intelectuales de la ciudad, Paes sostuvo que: “hay gente que tiene complejo de perro callejero”. Entre canguros y perros con síndrome de inferioridad, el alcalde de Río agota sus argumentos en defensa de las reformas llevadas a cabo para los Juegos de 2016, sin llegar a entender que el problema es justamente ese, que se puedan hacer con éxito grandes obras de infraestructura en una ciudad que no consigue siquiera que sus hospitales públicos atiendan en buenas condiciones médicas a los niños y niñas que lo necesitan.

Al igual que los centros de salud, las escuelas de Río enfrentan un grave deterioro. El hecho quizás pase desapercibido a los que visitan la ciudad durante las Olimpiadas, ya que la fachada de todas las instituciones educativas localizadas en las áreas próximas al desarrollo de los Juegos han sido pintadas y mejoradas durante los últimos días. Uno de los pocos centros que ha recibido alguna mejora más estructural es la Escuela Municipal Cícero Pena, en plena Avenida Atlántica, en Copacabana, ahora transformada en la Casa del Voleibol de Playa. Nadie sabe, a ciencia cierta, cómo quedará la escuela después de las Olimpíadas, ya que no siempre las necesidades arquitectónicas de una “casa” del voleibol son semejantes a las de una escuela.

Quizás el paradigma del abandono lo represente la Universidad del Estado de Río de Janeiro, que cinco meses antes del inicio de las Olimpiadas, dejó de funcionar ante la falta de seguridad, de limpieza y el corte de los servicios públicos básicos. A esto, se sumó una huelga de trabajadores docentes y no docentes, por los atrasos salariales y por el incumplimiento de acuerdos con los sindicatos del sector por parte del gobierno regional al mando del gobernador, Luiz Fernando Pezão. La Universidad del Estado de Río queda en el mismo emplazamiento urbano que el Maracaná. Es el edificio que se encuentra justo al lado del estadio, unido por una gran pasarela. Comparten la misma estación de metro y, los días en que se realizan presentaciones deportivas, la universidad sirve de estacionamiento para los asistentes al estadio. Ambos pertenecen al Estado de Río de Janeiro. Sin embargo, mientras la universidad ha vivido abandonada en los últimos años, el Maracaná no ha dejado de mejorar, primero para el Mundial, ahora para los Juegos Olímpicos.

De un lado, uno de los mejores estadios del mundo en pleno funcionamiento. Del otro, una de las mejores universidades de América Latina, cerrada, abandonada, en ruinas. A su propia universidad, ni para las Olimpiadas el gobierno de Río la ha vestido de fiesta.

En Río se pueden hacer estadios monumentales sobre la arena (como el que se utilizará para las competencias de voleibol de playa); se pueden realizar túneles atravesando cerros inmensos; Santiago Calatrava puede construir puentes y museos excepcionales;  se puede edificar una impresionante ciudad olímpica con 37 enormes edificios de 17 pisos cada uno. Se pueden construir más de 3.600 apartamentos de tres habitaciones, donde se hospedarán casi 20 mil atletas, entrenadores y miembros de las delegaciones participantes. Pero no se pueden construir pequeñas salas de educación infantil en los barrios populares, no se pueden mejorar las escuelas, ni realizar más inversiones en la formación del magisterio, valorizando su trabajo y pagando mejores remuneraciones a quienes se ocupan de la educación de las futuras generaciones.

El Estado de Río pudo transformar el Maracaná en un estadio de altísimo nivel, pero no tuvo ni el mismo empeño, ni el mismo interés en resolver o, al menos, encarar uno de sus más graves problemas educativos: el abandono de la escuela media por parte de los jóvenes más pobres. De hecho, al mismo tiempo en que avanzaban las obras del Maracaná para la realización del Mundial de Fútbol y de las Olimpiadas, las cifras de abandono educativo en el nivel medio también crecieron. En el 2009, sólo 57,4% de los jóvenes de 19 años que viven en el Estado de Río habían concluido la escuela secundaria. En el 2014, la cifra había caído a 54%. En la ciudad de Río, eran 56,4% en 2009 y 55,8% en 2014. A los problemas estructurales del Maracaná se les encontró una solución. A la exclusión educativa de más del 45% de los jóvenes que no concluyen la escuela media, no.

Quienes hayan llegado estos días a la ciudad de Río, observarán que la autopista que une el aeropuerto del Galeão a las zonas hoteleras, atraviesa un enorme conglomerado popular, el complejo de favelas de Maré, con más de 150 mil habitantes. El barrio está separado de la autopista por paneles de acrílico pintados con los colores de las Olimpiadas, con excepción de un sector donde se observan algunas escuelas recientemente remodeladas o construidas y un gran destacamento de la policía militar. Del lado de afuera, pasan las delegaciones que llegan a Río, una ciudad que siempre ha tratado de ocultar a sus habitantes más pobres, mientras hace de su interés por la educación y la seguridad ciudadana una forma de ostentación propagandística, bastante semejante al engaño.

En definitiva, así ha funcionado el modelo de desarrollo que ha sostenido este país. Una nación que ha llegado a ser la novena potencia económica del planeta, sin dejar de ser profundamente desigual e injusta. Una nación que vuelve a construir su presente como casi siempre construyó su pasado, a dos velocidades, con dos parámetros, dos promesas, dos horizontes. El Brasil de unos pocos: reluciente, dinámico, pujante, emprendedor, generoso. El Brasil Olímpico. Del otro lado, el Brasil de los pobres, de los discriminados, de los excluidos, de los silenciados. El Brasil sin medallas ni reconocimientos. El de millones de brasileños y brasileñas que sueñan con un futuro mejor.

Desde Río de Janeiro

Fuente: http://blogs.elpais.com/contrapuntos/2016/08/rio2016-olimpiada-dos-paises.html

Imagen: http://blogs.elpais.com/.a/6a00d8341bfb1653ef01b8d20e9905970c-550wi

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Absentismo escolar: el reto educativo en África Subsahariana

África/28 de julio de 2016/Fuente: educacionmundialblog

Silvia Montoya, Directora del Instituto de Estadística de la UNESCO, y Aaron Benavot, Director del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo

Con una zona euro en estado de confusión y un crecimiento económico lento en los Estados Unidos y en otros lugares, puede que los inversores contemplen África Subsahariana (aún una de las economías regionales en más rápido crecimiento del mundo) como la nueva frontera. Si bien el crecimiento económico de esta región ha disminuido, pasando del 4,5% en 2014 al 3% en 2015, sigue superando el de muchas de las economías más avanzadas del mundo. Sin embargo, como ha señalado el Banco Mundial, la región se enfrenta a grandes contratiempos económicos, desde  desigualdad y pobreza hasta la caída de los precios de las materias primas.

Hoy, el Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU) añade otra dificultad a la lista de los serios desafíos a la educación de la región. Para que las economías africanas sean más competitivas tienen que poder recurrir a una población educada y calificada. De hecho, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) reconocen que la finalización de la educación secundaria es lo mínimo para poder competir en una economía cada vez más globalizada.

Según datos recientes del IEU, sin embargo, al menos la mitad de todas las personas de 15 a 17 años en África Subsahariana no asiste a la escuela, la proporción más alta de cualquier región del mundo. En otras palabras, la mitad de los que en este momento deberían estar mejorando las habilidades que necesitan para el mercado laboral o para avanzar hacia la educación terciaria (y tener un impacto duradero en el desarrollo de sus países) ni siquiera están en clase.

No es posible que todos estos niños de pronto abandonen los estudios a los 15 años de edad: probablemente los problemas comenzaron mucho antes en su vida. Como dice la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova: una de las razones por las que muchos adolescentes no van a la escuela secundaria en todo el mundo se debe a que, para empezar, nunca fueron a la escuela primaria. En total, más de 93 millones de niños en edad de cursar la educación primaria y secundaria no acuden a la escuela en toda la región, y al menos 15 millones de ellos nunca van a poner un pie en un aula.

Los datos publicados en un nuevo estudio del IEU y del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (Informe GEM) muestran que, solo en Nigeria, hay 8,7 millones de niños que deberían estar en la escuela primaria y simplemente no asisten a ella. En Etiopía son 2,1 millones. Estas son cifras muy elevadas y difíciles de concebir, pero cada una de ellas supone una enorme pérdida de potencial.

El documento confirma que, al no priorizarse la matrícula en la educación primaria, millones de adolescentes no asisten a la escuela después. En África Subsahariana el 21% de los niños en edad de asistir a la escuela primaria (alrededor de 6-11 años) se quedan fuera, lo mismo sucede con el 34% de los jóvenes que deben cursar la educación secundaria (12-14 años) y el 58% de los que deben cursar la educación secundaria superior (15-17 años), según datos del IEU.

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Una niña posa para una foto en el asentamiento de desplazados Shabelle, en Garowe (Somalia). (Kate Holt / UNICEF)

Una mirada más atenta a quién está fuera de la escuela y por qué revela que las niñas se encuentran en una desventaja importante. En toda la región, nueve millones de niñas de entre aproximadamente 6 y 11 años nunca irán a la escuela, en comparación con seis millones de niños. Su desventaja comienza temprano: el 23% de las niñas no van a la escuela primaria, en comparación con el 19% de los niños. Cuando son adolescentes, la tasa de exclusión para las chicas es del 36% frente al 32% para los chicos, según los datos del IEU.

Vemos que el conflicto sigue privando a millones de su derecho a la educación. En toda la región, alrededor de un tercio de todas las personas que no asisten a la escuela viven en zonas plagadas por conflictos. También contemplamos el severo impacto de la pobreza: sólo el 65 de los niños más pobres de cada 100 de los más ricos va a la escuela primaria en África Subsahariana, según el análisis del Informe GEM. Una vez más, las niñas se enfrentan a los obstáculos más extremos: menos de siete de las niñas más pobres asisten al nivel secundario superior por cada diez de los niños más pobres.

Los datos confirman que, en términos globales, África Subsahariana tiene que estar en los primeros puestos de la lista para la inversión en educación. El éxito, o la falta de éxito, de las políticas detrás de estos datos nos muestran dónde deben centrar su esfuerzo los países de cada región.

Sabemos, por ejemplo, que los exámenes donde hay mucho en juego al final de la educación primaria y secundaria inferior pueden prevenir o disuadir a los estudiantes de pasar al siguiente nivel. En Tanzania, por ejemplo, menos de la mitad de los niños pasó el examen final de la escuela primaria en 2010: sólo el 41% de los que terminaron la escuela primaria pasaron a secundaria. Mientras tanto, Gambia eliminó los exámenes finales de la escuela primaria y vio cómo las matrículas de la educación secundaria inferior aumentaron del 44% al 63%.

También sabemos que hacer que la enseñanza sea obligatoria durante al menos nueve años puede animar a los niños a ir a la escuela. Sin embargo, para muchos países de la región, la educación es obligatoria durante menos de seis años, como en el caso de Angola, Benín, Camerún y la República Democrática del Congo.

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El trabajo infantil también interfiere en la educación de los niños, por lo que es fundamental que los países ratifiquen y apliquen las convenciones de edad mínima sobre el trabajo infantil. En Togo, por ejemplo, el 40% de los adolescentes de 12 a 14 años combina trabajo y escuela, y la proporción supera el 50% entre los de la misma edad en Camerún.

Los desafíos son enormes. En este momento, muchos países de África Subsahariana a duras penas pueden satisfacer necesidades educativas de niños y jóvenes relativamente fáciles de alcanzar. Esto plantea preocupaciones sobre cómo la región se asegurará de que los más desfavorecidos puedan completar la educación secundaria. La tarea parece desalentadora, pero es esencial. Hay que centrarse mucho más en los grandes retos a los que se enfrentan los niños y adolescentes de toda la región que se quedan sin educación: los más pobres, las niñas, los que están atrapados en un conflicto. No es suficiente con construir más aulas o contratar a más maestros. Solo acercándonos a ellos y llevándolos a las aulas la región podrá alcanzar su enorme potencial.

Fuente: https://educacionmundialblog.wordpress.com/2016/07/26/absentismo-escolar-el-reto-educativo-en-africa-subsahariana/

Imagen: https://educacionmundialblog.files.wordpress.com/2016/07/eduacion3_corregido.jpg?w=459&h=405

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EE.UU: Aumenta el número de víctimas de maltrato infantil

EE.UU/21 de julio de 2016/Fuente: elmundonewspaper

La mayoría de los casos se registran en las afueras del Condado Travis. Expertos aseguran que la pobreza es uno de los principales factores.

Médicos del Dell Children’s Medical Center aseguran que cada vez es mayor el número de niños atendidos diariamente a causa del abuso a menores. Investigadores de ese hospital infantil, junto con el centro de salud Ascension, unieron esfuerzos para detectar las zonas con mayor número de víctimas y, al mismo tiempo, para buscar soluciones o tratar de prevenir esta creciente problemática.

La pobreza concentrada es uno los principales factores que ha generado el incremento de menores maltratados.

“Desafortunadamente, atendemos alrededor de sesenta niños al mes a consecuencia del abuso infantil, lo que nos ha obligado a realizar una investigación exhaustiva sobre los puntos más vulnerables en la ciudad y las causas de las agresiones”, comenta para El Mundo Newspaper Sarah Duzinski investigadora científica del hospital infantil.

Según datos del Child Protective Center (CPR), entre los años 2009 y 2012, después de la recesión económica, se registró un incremento de víctimas infantiles que, según los especialistas, se encontraban ubicados al Este de la Interestatal 35. Sin embargo, en los últimos años esto ha cambiado.

EL DATO

Las formas más comunes de maltrato infantil son la negligencia en la supervisión de los pequeños, el abuso físico y sexual. Los infantes y niños pequeños son las víctimas más comunes de estas agresiones, debido al llanto continuo durante la etapa temprana y la frustración de los padres durante la época de entrenamiento para ir al baño.

“Debido al crecimiento de la ciudad en los últimos años y al encarecimiento de la vivienda, nos hemos percatado que la población con mayor carencia económica se ha desplazado hacia la periferia del Condado Travis, especialmente a las áreas de Manor y Pflugerville. Sabemos que esas áreas no cuentan con suficientes servicios de educación y de salud para la gran demanda de la población; además se registra un mayor desempleo entre estas personas, causando gran preocupación en las familias y poniendo en mayor riesgo a los menores.

Por el momento la mayoría de los servicios sociales se encuentran ubicados en la parte Oeste de la ciudad, donde no son tan necesarios”, agregó Duzinski.

La pobreza concentrada es uno los principales factores que ha generado el incremento de menores maltratados.

“La pobreza siempre va acompañada de abuso infantil, además de escuelas de baja calidad, de violencia doméstica, de desempleo y discriminación”, comenta Duzinski y añade: “para poder lograr un cambio se necesita fortalecer la infraestructura comunitaria para las familias, como vivienda accesible, salarios dignos, fácil acceso a los servicios de salud, transporte público eficiente y, sobre todo, se debe mejorar la calidad de las escuelas, no sólo las que están ubicadas en códigos postales con mayor ingreso económico”, concluye la investigadora científica.

De acuerdo a estadísticas del 2012; 1 de cada 100 niños sufría de maltrato infantil en Estados Unidos; mientras que en el Condado Travis, en ese mismo año, la cifra era de 1 en cada 85 menores

Fuente: http://elmundonewspaper.com/news/2016/jul/21/aumenta-el-numero-de-victimas-de-maltrato-infantil/

Imagen: http://epmghispanic.media.lionheartdms.com/img/photos/2016/07/20/maltrato-infantil_t670x470.jpg?8e219340208df2a3d052e47766487e5429f45de8

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Sueños de educación se esfuman por trabajo infantil en Ghana

WUBA, Ghana/14 de julio de 2016/Fuente: ipsnoticias

 – Es un día hábil, pero Musah Razark Adams, un adolescente de 13 años que cursa quinto grado de escuela en la norteña localidad ghanesa de Wuba, está parado en un arrozal blandiendo una honda, listo para tirarles a los pájaros. Trabaja de 07:00 a 18:00 horas espantando aves y le pagan 10 dólares al mes, además de un saco de 25 kilogramos de arroz o maíz, por cada media hectárea de tierra que protege.

Adams y otros estudiantes como él participan en la ardua tarea popularmente conocida en el norte de Ghana como “Lejos”, que busca impedir que los pájaros se alimenten en los establecimientos arroceros, lo que suele hacerse en horario escolar.

En términos generales, la escuela es gratuita en esta nación de África occidental, aunque cada una cobra sus propios costos adicionales. Y los niños, irónicamente, se emplean en “Lejos” a fin de pagar los gastos extras, como las cuotas de la Asociación de Maestros y Padres, y para comprar materiales de estudio.

“Cuando empezó la escuela, este año, le pedí a mi padre que me diera dinero para comprar mis materiales, y me dijo que hiciera como los otros. Dijo que no tenía dinero. Así que tengo que hacer esto (espantar pájaros) porque toda la producción de nuestra granja se vendió para poder alimentar a nuestra familia”, explica Adams a IPS.

El adolescente sueña con poder ganar suficiente dinero para comprarse zapatos y sastisfacer sus necesidades educativas básicas: uniforme escolar, libros y lápices. Pero ahora su sueño parece muy difícil de alcanzar, dado que no tiene el equivalente a 30 dólares para concretarlo.

“Lejos” es una práctica cultural común en varias regiones de Ghana, donde los niños dejan de ir a la escuela durante por lo menos un mes, de abril a mayo, y luego, otra vez, de agosto a septiembre.

El padre de Adams, Iddrisu, de 45 años, tiene otros cinco hijos y dice a IPS que no tiene estabilidad económica para mantenerlos, motivo por el cual los muchachos trabajan en “Lejos”.

El hermano de Musah Razark Adams, Seidu, de 15 años, también se dedica a ahuyentar aves de los cultivos.

“Aunque me avergüenza obligar a los niños a participar en ‘Lejos’, no tengo medios alternativos de obtener dinero para mantenerlos”, dice el padre.

Robert Owusu, un productor arrocero de Nyanpkala, en la Región Norte, señala a IPS: “Si no hay personas apostadas para guarnecer el establecimiento a lo largo del día, los pájaros se comerán todo el arrozal”.

“Actualmente no tenemos ningún otro método de espantar aves, aunque sabemos que está en juego la educación de los niños”, plantea, agregando que los adultos no se emplean en esto porque su trabajo es demasiado caro.

Aunque los padres no consideren que esto infrinja la ley, esta práctica es parte de las muchas instancias de trabajo infantil en el norte de Ghana.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define al trabajo infantil como todo aquel “que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico”. Esto incluye las tareas que interfieren con su escolaridad.

En los últimos años, el Departamento de Bienestar Social, el Departamento de Infancia y la OIT iniciaron medidas para reducir el trabajo infantil en este país, pero sostienen que estas estrategias se ven obstaculizadas por la pobreza en muchas comunidades.

Sanday Iddrisu, director interino del Departamento de Infancia de la Región Norte, dice a IPS que la Ley de Infancia de Ghana declara que ningún menor debería ser privado de acceso a la educación, y prohibe a padres y a otros individuos someter a un niño o niña a explotación laboral.

“Básicamente, tanto las regulaciones internacionales como nacionales están en contra de las prácticas que exponen a los niños a esta forma de trabajo y que les impiden tener una educación” como los demás, señala.

Agrega que muchas de las campañas en las que se embarcaron su departamento y el de Bienestar Social resultaron inútiles. Según él, los padres de los niños que trabajan suelen usar la pobreza como excusa, declarando que no pueden satisfacer las necesidades de sus hijos sin que ellos tengan un empleo.

Aunque hay un Plan Nacional de Acción para la Eliminación del Trabajo Infantil en Ghana, un estudio de la Unidad de Protección Infantil del Departamento de Trabajo sostiene que la nación ha hecho poco por erradicar esta práctica.

Alrededor de 1,27 millones de niños y niñas de entre cinco y 17 años en este país de 25 millones de habitantes participan en actividades clasificadas como trabajo infantil, dice Emmanuel Otoo, un representante de la OIT en Ghana, a IPS.

“Debemos poner nuestra mira y nuestros recursos en la implementación de los detalles de las muchas convenciones y leyes locales e internacionales que Ghana ha ratificado, incluyendo los convenios de la OIT, laCarta (de la Unión) Africana sobre los Derechos y el Bienestar del Niño, la Constitución de Ghana y la Ley de Infancia de Ghana de 1998”, señala.

Naa Alhassan Issahaku Amadu, encargado de población de la Región Norte, dice que el trabajo infantil afecta el crecimiento y desarrollo intelectual, social y físico de los menores.

“Los niños necesitan seis horas universalmente aceptadas de contacto maestro-estudiante. Y si no van a clases debido a ‘Lejos’, se perderán todo lo que se enseñó”, explica a IPS.

El director de la escuela de Adams, Abdul-Salam Hamza Fataw, sostiene que los niños que se dedican a espantar pájaros no logran seguir el curso lógico de las lecciones.

Según él, durante el período abril-mayo de “Lejos”, una clase de 50 alumnos se reduce a unos ocho.

Umal Mohammad Farhim, supervisor del Servicio de Educación de Ghana en la Región del Norte, dice a IPS que los niños y las niñas tienen derecho a recibir educación.

“Estadísticas de la Escuela Primaria de Wuba, por ejemplo, señalan que el año pasado menos de 40 por ciento de los estudiantes aprobaron sus exámenes de fin de período”, plantea.

Un informe formal se enviará a la oficina principal del Servicio de Educación en Tamale, la capital de la Región del Norte, si un enfoque de cambio de comportamiento para el próximo año académico no logra abordar el problema.

Sin embargo, Afua Ayisibea Ohene-Ampofo, gerenta de proyecto de la oficina del norte del Centro Internacional para el Desarrollo de Fertilizantes, que se dedica a la seguridad alimentaria, dice a IPS que no se puede terminar con esta práctica debido a su dimensión cultural.

Para ella, el problema del trabajo infantil está estrechamente vinculado a tradiciones que no ven ningún conflicto en alentar a los niños a trabajar para cubrir sus necesidades.

Ohene-Ampofo, quien trabaja en varios proyectos en la región desde hace 10 años, dice que la pobreza que hace que las familias obliguen a sus hijos a continuar el círculo vicioso de “Lejos” podría reducirse si los padres tuvieran una formación alternativa como elaboración de panes, diseño de modas, apicultura o fabricación de jabones.

Hasta entonces, Adams tendrá que continuar trabajando.

“Mi sueño de ser maestro puede hacerse añicos si no me mantengo a mí mismo de esta manera. Realizar este trabajo me hace sentir mal, pero tengo que hacerlo para asegurar mi futuro… No tengo opción”, resume.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2013/06/suenos-de-educacion-se-esfuman-por-trabajo-infantil-en-ghana/

Imagen: http://cdn.ipsnoticias.net/wp-content/uploads/2013/05/ghana640-629×472.jpg

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Poner fin a la pobreza significa cerrar las brechas que existen entre las mujeres y los hombres

Por. Sri Mulyani Indrawati.

Por primera vez en la historia, la cantidad de personas que viven en extrema pobreza ha bajado a menos del 10 %. El mundo nunca ha tenido metas tan ambiciosas en materia de desarrollo como sucede hoy. Luego de la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la firma del Acuerdo de París sobre Cambio Climático a fines de 2015, la comunidad mundial está ahora evaluando las mejores y más eficaces vías de alcanzar estos hitos. En esta serie de cinco partes, me referiré a lo que el Grupo Banco Mundial está haciendo y lo que estamos planeando realizar en áreas clave que son cruciales para poner fin a la pobreza a más tardar en 2030: buen gobierno, igualdad de género, conflicto y fragilidad, creación de empleos y, por último, prevención y adaptación al cambio climático.

En 2016, el mundo es un lugar mejor para las mujeres y las niñas que hace una década. Pero no para todas, y definitivamente no en todos los lugares: esto es especialmente cierto en los países más frágiles y más pobres (i) del mundo.

Es también particularmente cierto en lo que se refiere a las oportunidades económicas de las mujeres. Las diferencias de género en la fuerza laboral, los negocios y el acceso a los servicios financieros no solo frenan a las personas sino también a las economías en general, en una época cuando necesitamos mucho impulsar el crecimiento y crear nuevos empleos en todo el mundo.

Algunas soluciones para este problema son simples y otras más complejas, pero todas requieren una mayor inversión para aumentar las tasas de matrícula escolar y de terminación de la educación, reducir las muertes durante el parto, y permitir que más mujeres consigan buenos trabajos y tengan acceso a servicios y activos financieros.

La nueva estrategia para la igualdad de género (i) del Grupo Banco Mundial traza un ambicioso camino en esa dirección al centrarse en enfoques e intervenciones que logren resultados concretos. Nuestra estrategia se basa en un conjunto de datos y pruebas —recopilados en su mayoría durante la última década y media— que apunta hacia medidas normativas específicas para cerrar las brechas y aumentar la igualdad de oportunidades para todos.

En primer lugar, necesitamos asegurarnos que las mujeres vivan más tiempo y en mejores condiciones de salud, y que una mayor cantidad de niñas reciban la educación que desean y necesitan. Sin embargo, en los países más pobres la mortalidad materna sigue siendo inaceptablemente alta y, al mismo tiempo, muchas mujeres aún carecen de acceso a servicios básicos de salud reproductiva. A pesar de algunos considerables avances, una cifra estimada de 62 millones de niñas no asisten a la escuela (i) en el mundo y un número inadmisible de mujeres todavía muere a diario e innecesariamente al dar a luz o por causas relacionadas con el parto.

La iniciativa del Banco Mundial en el Sahel, (i) una de las regiones más pobres y frágiles en el mundo, tiene como objetivo mejorar el acceso de las mujeres a servicios de salud materna y reproductiva. Estamos también invirtiendo más en la educación de las niñas, y tenemos previsto destinar USD 2500 millones en los próximos cinco años para beneficiar directamente a las adolescentes, quienes con frecuencia no pueden hacer la transición de la escuela al empleo productivo.

La segunda área que requiere nuestra atención es cerrar las disparidades en las oportunidades económicas. A nivel mundial, la participación femenina en la fuerza laboral se ha estancado e incluso ha disminuido levemente en algunos lugares. Las mujeres siguen teniendo la mitad de probabilidades de ocupar empleos remunerados de tiempo completo que los hombres. Aquellas que trabajan y reciben un salario ganan un tercio menos que los hombres, en parte como resultado de la segregación laboral en función del sexo.

Nuestra Iniciativa para las Niñas Adolescentes (i) ensayó y evaluó de manera rigurosa intervenciones innovadoras que incluyeron capacitación en técnicas de desarrollo de negocios, capacitación técnica y profesional con hincapié en especialidades para las que hay una demanda elevada, y capacitación de preparación para la vida. En Liberia, por ejemplo, se capacitaron alrededor de 2500 mujeres jóvenes, poniéndose énfasis en la inserción laboral y el apoyo de seguimiento. Durante el proyecto, el empleo subió en un 47 %, en tanto que los ingresos aumentaron en un 80 %.

Lo tercero es mejorar el acceso a los servicios financieros. En muchos países, las mujeres enfrentan obstáculos sociales y legales que les impiden poseer o heredar bienes, abrir cuentas bancarias o acceder a préstamos por sí mismas. Generalmente, las empresas propiedad de mujeres son más pequeñas, tienes menos empleados, y es más probable que funcionen en el hogar. Se calcula que la falta de crédito para empresas pequeñas y medianas queson propiedad de mujeres llega a alrededor de USD 300 000 millones a nivel mundial. Y la disparidad de género en la titularidad de cuentas tampoco disminuye. En 2014, el 58 % de las mujeres tenía una cuenta en comparación con el 65 % de los hombres, es decir una diferencia de 7 %.

Con el fin de ayudar a las mujeres empresarias en Etiopía, desembolsamos USD 22 millones en préstamos para emprendedoras en 2014. La tasa de reembolso llegó a un asombroso 99,6 %.

Por último, necesitamos promover políticas y reformas que den mayor voz y participación a las mujeres en el hogar y en la sociedad. Para esto se necesitan medidas orientadas a cambiar las leyes y las normas sociales. Y los hombres y los niños varones deben ser parte de ello.

Se registran algunas buenas noticias: hay más escaños parlamentarios ocupados por mujeres que nunca, al tiempo que nuestra investigación (i) señala que 127 economías tienen ahora leyes contra la violencia doméstica, las cuales prácticamente no existían hace 25 años. Sin embargo, el 90 % de las economías incluidas en nuestro estudio, (i) que abarca economías desarrolladas y en desarrollo, tiene al menos una norma que obstaculiza las oportunidades económicas de las mujeres. En 100 economías, no se les permite trabajar como conductores de camiones, plomeros, carpinteros, soldadores y marineros.

Enfrentar la epidemia mundial de la violencia de género es fundamental. El Grupo Banco Mundial respalda programas destinados a reducir y dar respuesta a la violencia, mejorar la seguridad y la protección de las mujeres en los sistemas de transporte público y en el lugar de trabajo. Y formulamos enfoques relacionados con la salud y los medios de subsistencia de las mujeres en zonas de conflicto, quienes corren el riesgo de sufrir el desplazamiento, abusos sexuales y violencia. También intercambiamos las mejores prácticas con otras organizaciones de desarrollo sobre cómo integrar la prevención y la respuesta a la violencia en sus actividades, y promovemos la innovación en este ámbito.

La falta de datos sobre lo que sabemos de las mujeres y las niñas es enorme, especialmente en los países más pobres. Esto dificulta aún más el diagnóstico de los problemas, el diseño de las soluciones y la evaluación de los avances. El Grupo Banco Mundial trabaja con organismos de las Naciones Unidas y otros asociados para abordar esta carencia de datos en temas como estadísticas vitales, propiedad de bienes, utilización del tiempo, empleo, salud, bienestar social y uso de los servicios financieros.

Las deficiencias en los datos son especialmente agudas en los países más pobres del mundo donde una mayor igualdad de las mujeres y las niñas tendrá un impacto crucial en la pobreza. Otras iniciativas en materia de datos (i) incluyen el informe Mujeres, empresas y el derecho, (i) el informe Global Findex, (i) la nueva iniciativa Identificación para el Desarrollo (IDpD), (i) y el respaldo al sector privado en la recopilación de datos desglosados por sexo.

Inversiones inteligentes y políticas acertadas que promuevan la igualdad de género constituirán un cambio en las reglas de juego para construir un mundo más resiliente, pacífico y próspero. Sabemos mucho más acerca de las medidas que dan resultado para lograr nuestros objetivos, y el Grupo Banco Mundial tiene la determinación y está listo para trabajar con sus asociados con el fin de conseguirlo.

Este artículo fue publicado originalmente en The Huffington Post. (i)

 Originalmente publicado en: http://blogs.worldbank.org/voices/es/ending-poverty-means-closing-gaps-between-women-and-men
 Imagen: https://blogs.worldbank.org/voices/files/voices/sm2_0.jpg
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