Micaela Urdinez
Varios estudios muestran que, más allá de la geografía o los recursos, lidian con problemas similares: la sobrecarga administrativa; la falta de capacitación y no poder dedicarle mucho tiempo al rol pedagógico.
Los días nunca son iguales, no hay monotonía y sí una multiplicidad de cosas que atender. Y tenés que lidiar con que el tiempo no te alcanza», dice Patricia Peña, directora de secundaria de la Escuela Monseñor Enrique Angelelli, ubicada a dos cuadras del barrio Mitre, en Saavedra.
Su realidad es la misma que viven los directores secundarios de todo el país, independientemente de la geografía o el contexto en el que estén insertos. Porque el cargo, en sí mismo, trae aparejados varios desafíos que les son comunes: la soledad de su tarea; la sobrecarga de temas administrativos; el no poder priorizar sus tareas pedagógicas por tener que atender lo urgente, y lidiar con la rotación y el ausentismo de los docentes, entre otras cosas.
Más allá del conflicto por los salarios docentes y los debates en relación a la calidad educativa, existe la certeza de que, para que una escuela funcione, es necesario que tenga un buen director a cargo.
«Para mejorar una escuela uno de los actores principales es el director. Casi todos los interlocutores del sistema educativo y las investigaciones internacionales saben que esto es así», dice María Eugenia Podestá, de la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés.
Capacitación entre pares
«Hay situaciones que son parecidas en todas las escuelas. El año pasado armamos un movimiento que se llama Gesta, con directores de escuelas privadas y estatales de zona norte para capacitar a otros directores de escuelas públicas de Junín, de forma horizontal. Y nos encontramos con muchas más similitudes de las que creíamos, y vimos que podían dialogar sin problemas. Las problemáticas comunes eran la relación con las familias, el ausentismo, las normas de la escuela y la rotación de maestros», dice Gustavo Iaies, director de CEPP.
Alberto Croce, director ejecutivo de la Fundación Voz, va más allá del rol del director y señala la importancia de que logre formar un equipo directivo de calidad. «Ése es su primer desafío para que no todo recaiga en él», explica, poniendo el foco en otra de las características que remarcan los directores: la soledad de la tarea.
«En la mayoría de las escuelas, el director está muy solo y tienen organigramas muy achatados. Tiene montón de personas alrededor pero que no tienen roles de liderazgo. Hoy hacen falta figuras más piramidales, con mandos intermedios», dice Cecilia Oubel, coordinadora del Programa de Apoyo a Escuelas de la Fundación Cimientos.
En esta misma línea Podestá sostiene que, en el devenir cotidiano de las escuelas, lo urgente posterga lo importante. «Es de tal intensidad el trabajo que lo más importante para un director es cómo ordenar su agenda. Lo administrativo, las urgencias de los padres, y el ausentismo docente hace que les cueste poder levantar la cabeza y pensar más a largo plazo».
La consecuencia lógica de tantas distracciones, es que los directores tiendan a descuidar su tarea pedagógica, que incluye visitar las clases, orientar a los docentes y ver qué es lo que funciona para que los alumnos aprendan.
«Las demandas administrativas son tan fuertes que se deja de lado uno de los roles más importantes del director que es la gestión pedagógica. Y no tienen tiempo. No es solo que no saben cómo hacerlo, sino que no se pueden anticipar», agrega Podestá.
Para Oubel, ésta también es una preocupación central: los directores tienen que gestionar los procesos de aprendizaje que suceden en el interior de las aulas. «El único que posee una mirada amplia sobre la trayectoria escolar de los alumnos es el director y, por eso, debe ocuparse más y mejor de lo que los docentes hacen en las aulas», agrega.
En un intento de solucionar este tironeo, Croce propone la figura de un vicedirector que se ocupe de los temas administrativos así el director puede concentrarse en lo pedagógico.
Otro de los temas recurrentes es la falta de capacitación y de herramientas que tienen los directores para poder llevar adelante su tarea. Sobre este punto, Podestá dice: «Habiendo trabajado durante tantos años con los directores vimos que uno de los principales problemas son los pocos espacios formativos para la aprender a ser director. No hay una formación sistemática de iguales características en todas las jurisdicciones».
Oubel también es categórica en este tema: «El director tiene que ser un líder del cambio y de la innovación, pero no hay un recorrido y una formación para esto».
En lo que todos coinciden es en que es fundamental que los directores impulsen un vínculo profundo con la comunidad. «Las escuelas tienen que ser una especie de centro cultural comunitario. Esto toma especial dimensión en las localidades del interior, donde la escuela juega un rol donde puede incluso definir el perfil de desarrollo de la zona», concluye Croce.
Espacios de capacitación
Ronda de Directores (Cimientos)
Es un espacio de capacitación para autoridades educativas y equipos directivos de escuelas secundarias que ayuda a fortalecer diferentes habilidades
Gesta (CEPP)
Directores de escuelas privadas y estatales de la zona norte de la provincia de Buenos Aires capacitan a otros directores de escuelas públicas del Gran Buenos Aires
Directores: Líderes en Acción (San Andrés)
Desde 2010 capacitaron a 682 directores y vicedirectores y 110 supervisores en 13 provincias, la ciudad de Buenos Aires y el distrito de Pilar.
Fuente del articulo: http://www.lanacion.com.ar/2003356-directores-de-colegio-tironeados-entre-educar-y-gestionar-no-importa-el-contexto
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