Bolivia: Un educador y una tejedora que con sus oficios dejan huellas

América del Sur/Bolivia/eldeber.com

Ambos personajes manifiestan su orgullo de ser parte de esta tierra que experimentó un acelerado crecimiento, dejando de ser provinciana y olvidada para convertirse en líder del país, por ello ha atraído a miles de migrantes

“El oficio de tejer la fibra de saó es parte de nuestras tradiciones”

Desde los 10 años, Alicia Medina Molina se gana la vida haciendo los conocidísimos sombreros y también canastas y otros adornos. Continúa en actividad a sus 81 años

A sus 81 años Alicia Medina Molina teje hasta siete sombreros de saó por semana, pues la vista cansada debido a la edad le ha disminuido la capacidad que tuvo desde que a los 10 años aprendió el oficio en su natal Paurito, que es la capital de esta fibra que se saca de una palmera que se da exclusivamente en esa zona del departamento, muy cerca del Río Grande.

Proveniente de una familia numerosa, pues fueron seis hermanos, cuyo padre se dedicaba a cuidar ganado en una estancia de la zona, los niños aprendieron este oficio artesanal, que para Alicia fue su fuente de ingresos económicos que le dio cierta independencia desde su niñez.

Medina recuerda con nostalgias las dificultades que atravesó para sacar sus productos al mercado cruceño, pues el viaje era de dos días siguiendo el carretón porque debía caminar a la par del rústico vehículo de cansinos bueyes.

“Cuando juntábamos una buena cantidad de sombreros y canastos le pedíamos a los carretoneros que los carguen encima de las maderas que se extraían cuando Paurito tenía bosques. Me sentía feliz cuando terminaba de vender mis productos para regresar a mi casa”, recordó la artesana.

Al pasar el tiempo doña Alicia formó su propia familia, que por cierto numerosa, pues tuvo 12 hijos, los cuales se criaron con los ingresos de su oficio. De ellos solo dos, María Josefa y Regina Farell Medina, siguieron con el tejido, con las cuales hasta hoy sigue el negocio, y tiene la esperanza que sigan los nietos.

Un recuerdo triste que guarda es cuando unos extranjeros compraron parte del bosque de la palmera, reduciendo el área y poniendo en peligro la actividad.

“Los artesanos de Paurito nos unimos y presionamos a las autoridades para que defiendan el terreno que se conoce como Saotú, situado a 30 kilómetros, con ello se garantiza que esta tradición cruceña sobreviva”, anotó Medina.

“El sombreo de saó es una marca de Paurito y me llena de orgullo que mis sombreros lleguen a todo el país, así contribuyo a la grandeza de mi tierra, pues me siento afortunada de haber nacido acá”, dijo doña Alicia, que nunca ha recibido un reconocimiento de parte de las autoridades locales.

“Santa Cruz ha dado un salto histórico por su acelerado crecimiento”

El abogado, educador y periodista Aure Terán Bazán pasó gran parte de su vida enseñando a las nuevas generaciones y recopilando las costumbres locales

 

Aure Terán Bazán fue periodista y educador, es abogado y escritor de las costumbres cruceñas

Aure Terán Bazán califica al cruceño como un ser valiente, hidalgo, cordial, sincero, amable y, sobre todo, trabajador y querendón del terruño que lo vio nacer. A sus 85 años se destacó en todos los campos en que se desempeñó, siendo el abanderado en el colegio y en la universidad, así como destacado periodista corresponsal de varios medios del interior.

Con el cúmulo de vivencias y experiencias ha publicado, y está por publicar, varios libros de corte costumbrista, pues considera que no se deben perder las tradiciones cruceñas debido al acelerado crecimiento que ha experimentado la capital y el departamento.

“He visto el enorme salto histórico de Santa Cruz de la Sierra, pasando de ser una ciudad pequeña a lo que es hoy, pese a la falta de una planificación organizada para enfrentar el futuro, pues no coincide con un progreso integral por la falta de servicios”, refirió.

Terán recuerda sus años de colegio en el Nacional Florida, del cual fue abanderado por sus altas calificaciones y porque sobresalía en sus discursos, graduándose en 1953 para ingresar a la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (Uagrm) donde se formó en Derecho.

Luego de concluir el bachillerato fue profesor de su colegio durante 20 años, impartiendo la materia de Instrucción Cívica.

“Di clases en el colegio del Círculo de Amigos y en el Josefina Goytia, así también fui fundador del colegio particular Santa Cruz y del CEMA de la calle Sucre, donde impartí clases gratuitamente durante un año hasta obtener un ítem”, recordó.

Entre su producción bibliográfica se destacan los textos de Cívica para los seis cursos de secundaria, así como otros títulos donde se incluyen poemarios. “Están sin publicar una autobiografía histórica, una novela costumbrista y unos relatos de los barrios”, dijo.

Como periodista Terán fue corresponsal de radio Illimani y del diario La Nación, de La Paz; fundando en Santa Cruz de la Sierra los periódicos Guardián, Oriente y Revolución; y los humorísticos El Tarechi y El Chuturubí. También fue columnista de EL DEBER.

Fuente: https://www.eldeber.com.bo/santacruz/Un-educador-y-una-tejedora-que-con-sus-oficios-dejan-huellas-20180913-7298.html

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El arte de la posibilidad: ¿Y si cambiar la escuela fuese viable?

 Andrea Giraldez

Innovar en la escuela no es fácil pero la actitud de los docentes es clave. Depende de en qué grupo se posicionen. Andrea Giráldez reflexiona sobre la postura que pueden adoptar unos (reconociendo las dificultades pero sin cejar en su empeño) y la de otros (los permanecen estáticos enumerando la retahila de dificultades…). ¿En qué lado estás tú?

Conversaba hace unos días con cuatro profesoras de Instituto que asisten a un grupo de trabajo sobre coaching en educación. De repente, una dijo: “Eso sería estupendo, pero es imposible con el sistema que tenemos”. De ahí derivó un largo e interesante debate. Volviendo a casa, recordé a Benjamin Zander y “El arte de la posibilidad”. Cuenta, en su libro del mismo nombre, que una fábrica de zapatos envía a dos comerciales desde Manchester a África para comprobar si era posible expandir el mercado. A los pocos días, uno de los comerciales envía un telegrama diciendo “Situación imposible. Aquí nadie usa zapatos”.  El otro comercial también envía un telegrama muy distinto: “Una gran oportunidad de negocio. No tienen zapatos”. Para el vendedor que no veía zapatos, no había opciones. Para su colega, las mismas condiciones eran una oportunidad en la que solo veía posibilidades.

Mientras unos son capaces de reconocer las dificultades y, a pesar de ellas, innovar en el mejor sentido del término, otros han decidido no hacer nada más allá de enseñar como siempre lo hicieron

Una mirada atenta a la escuela (usando el término en su sentido más amplio e incluyendo también a la universidad y a cualquier otra institución educativa) nos permitiría ver cómo los profesores pertenecen a uno u otro grupo. Mientras unos son capaces de reconocer las dificultades y, a pesar de ellas, innovar en el mejor sentido del término y hacer de la escuela un lugar al que vale la pena ir cada día, otros han decidido no hacer nada más allá de enseñar como siempre lo hicieron. Las razones que alegan son muchas, y ciertas: el currículo y esa nefasta ley heredada del ministro en el exilio dorado, el desinterés de algunos estudiantes (que es real, pero también debería invitarnos a pensar qué lo genera), los recortes, la masificación en las aulas, y así podríamos continuar con un listado interminable. Todo esto es real y, en cierta medida, indiscutible.

Cuando digo cambiar la escuela, me refiero a decidir qué es lo que realmente queremos ofrecer a nuestros estudiantes

La pregunta es si estamos dispuestos, como muchos ya lo hacen, a cambiar la escuela a pesar de esas dificultades. Y cuando digo cambiar la escuela no me refiero a cambiar el sistema ni la educación. Eso es una entelequia y el camino más fácil para dejar la responsabilidad en manos de otros, porque equivale a decir que hasta que la ley y todo lo que le rodea no cambie, nada podemos hacer.

Cuando digo cambiar la escuela me refiero a ese cambio que empieza por uno mismo, y sigue por el entorno más próximo, y quizá continúe expandiéndose, como sucede cuando uno arroja una piedra en un estanque. Cuando digo cambiar la escuela, me refiero a decidir, como docente y como grupo de docentes que trabajamos en un mismo centro, qué es lo que realmente queremos ofrecer a nuestros estudiantes (y aquí, he de reconocerlo, me importa bastante poco lo que ponga el currículo, o al menos invito a hacer una lectura crítica de lo legalmente establecido). Cuando digo cambiar la escuela me refiero a la responsabilidad personal, al telegrama que cada uno podría enviar mañana, después de considerar la realidad y reflexionar sobre lo que está decidido a hacer.  Y ahora, si quieres, sal a dar un paseo y piensa: ¿qué escribirías en tu telegrama?   

Imagen: Sole Hope. Fotografía de Eden Photography (2010)

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/innovacion-escuela-cambio-viable/45440.html

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Película: El profe Omar

El profe Omar

  • Director: Hector Sacalxot
  • Duración: 88 minutos
  • País: Guatemala
  • Género: Drama

Sinopsis: Omar se dedica a dar clases de informática y un día recibe la noticia de que debe trasladarse a una escuela rural. A la espera de que la tecnología llegue a sus aulas. El profesor debe afrontar los problemas de una nueva escuela, dando clases sin pizarrón en un aula de lámina, hará frente a diferentes dificultades al tratar de ayudar a los niños de la zona e, incluso, algunos padres se enfrentarán a él.

Fuente de la reseña: http://www.moviuma.org/recursos/multimedia-ver/160-el-profe-omar.html

Fuente de la imagen: http://www.moviuma.org/documentos/multimedia/foto-multimedia-160.JPG

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Comparación educativa.

Diversificación y descentralizacion.

Centro América/Panamá/Fuente:http://www.prensa.com/

Por: Marisa Montesano

Existe un país en el que los estudiantes que terminan la básica tienen dos opciones en la educación media (bachillerato): la académica y la profesional, como nosotros.

Los primeros pueden continuar carreras en universidades, los segundos obtienen la capacidad profesional necesaria para entrar a la vida laboral y ejercer una profesión independiente. Ese nivel profesional se logra en tres años y les permite continuar sus estudios superiores, igual que en Panamá. En esa oferta hay 75 bachilleratos profesionales básicos, similares a la diversidad panameña anterior.

Esa diversificación la constituyen las áreas de desarrollo para el país. Y los estudiantes pueden acceder a ella en institutos o en centros de trabajo mediante un contrato de aprendizaje (concepto manejado en el Inadeh como formación dual).

El año escolar en ese país tiene 190 días lectivos para los estudiantes; nuestro año escolar en 2016 aventajó al de los finlandeses por 10 días (200 días lectivos). Los horarios de clases allá van de 9:00 a.m. a 4:00 p.m. (considerando su clima), similar a la jornada única que se discute actualmente.

Los grupos no superan los 20 alumnos, y si alguno tiene problemas académicos, es transferido a un grupo con 10 estudiantes para ser intervenido, oportuna y adecuadamente.

Su modelo demuestra un adecuado manejo de la descentralización educativa. Ellos descentralizaron la educación en la década de 1990, cuando le dieron más poder a sus municipios y también les concedieron a sus maestros mayores atribuciones.

Hoy, 25 años después, los docentes pueden elegir los libros de texto que quieren usar, deciden el programa de estudio que sigue la escuela en la que laboran, son capaces de diseñar las directrices que seguirán en cuestiones disciplinarias, de evaluación o de la cooperación entre las escuelas y los padres, y el papel de los directores es más como gestores y líderes académicos.

Comparar el sistema educativo panameño con el finlandés nos deja ver que hay cosas que podemos cambiar, porque así se hicieron en el pasado aquí. Alcanzar el estilo finlandés de educación puede ser una utopía o un gran reto. Tenemos similitudes y diferencias que se pueden ajustar a nuestras condiciones. La principal es el proceso de reclutamiento de docentes. Allá no solo se debe tener mística y vocación para la docencia; también es necesario demostrar que se es de los mejores, para tener la posibilidad de ser parte de la comunidad más reconocida profesionalmente en aquel país: la de docentes.

Hoy, al revalorar la profesión de educador se podrá reclutar mejores candidatos que buscarán esa calidad tan anhelada.

Los docentes tienen que ser parte activa del necesario cambio en la educación, y deben proponerse una nueva formación inicial para las venideras generaciones de maestros panameños. Porque el problema educativo que vemos arriba, en la secundaria o en las universidades, empezó abajo, en la primaria.

Fuente:

 http://www.prensa.com/opinion/Comparacion-educativa-Marisa-Montesano_0_4551294925.html

Imagen: http://laestrella.com.pa/media/news/image/125105_800x600_crop_553efb639e3d1.jpg

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