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Perú: La educación por televisión vive un auge por la pandemia del coronavirus

América del sur/Perú/20 Agosto 2020/https://www.chicagotribune.com/

En un barrio pobre en una ladera de Lima, Perú, la jornada escolar de Delia Huamani no comienza con el bullicio de los compañeros de clase, sino con el destello de un televisor. Como las instalaciones de las escuelas están cerradas indefinidamente, ella recibe sus lecciones en casa, de la recién estrenada biblioteca de programas educativos que el país ha producido.

Como sustituto, está lejos de ser perfecto. Delia, de 10 años, dice que sus padres no pueden pagar libros —echa de menos leer sobre animales en la biblioteca de la escuela— y no tiene a nadie que revise su trabajo. Se apoya en su amiga Katy Bautista, de 12 años, a quien le gustaría pedirle a los presentadores de televisión que disminuyan la velocidad durante las lecciones difíciles.

“Cuando recogemos [la comida] en la olla común acá, hablamos y nos explicamos”, dijo Delia sobre Katy recientemente. “Y a veces ella me explica y yo no le explico nada, pero ella sí me explica y por eso es buena amiga”.

Sin embargo, a pesar de todas sus limitaciones, la educación televisada tiene una enorme ventaja para Delia, Katy y muchos más de los mil millones de niños en todo el mundo que están fuera de las escuelas por la pandemia del coronavirus: puede llegar a ellos.

En los países ricos, los debates sobre cómo impartir educación de forma remota se han centrado en cómo hacer que las clases en línea sean atractivas e interactivas. Pero esa conversación es pura fantasía para muchos de los estudiantes del mundo, incluidos millones de alumnos en países ricos, que no tienen conexiones de banda ancha ni computadoras.

Después de décadas de relevancia en declive frente a una fuerte inversión en el aprendizaje por internet, la televisión educativa vuelve a experimentar un auge. Los educadores y los gobiernos de lugares dispersos por todo el mundo, desesperados por evitar un revés a largo plazo para toda una generación de niños, recurren a tecnología más antigua.

Y están recurriendo al encanto y el glamur de los actores y presentadores de noticias conocidos localmente, así como a los maestros, para tratar de mantener la atención de los estudiantes desde el preescolar hasta la secundaria. Dicen que prestan atención a la lección fundamental de la era de YouTube: cuanto más corto y llamativo, mejor.

“Idealmente, uno tendría computadoras portátiles y todas estas cosas súper sofisticadas en casa”, dijo Raissa Fabregas, profesora de economía y asuntos públicos en la Universidad de Texas en Austin, quien ha estudiado la televisión educativa en México. “Pero si no los tienes, esto es mejor que nada”.

Gabriela Rojas, al centro, tiene 9 años y ayuda a su hermana, a la derecha, Luna Rojas, de 3, y a su vecina Yois Vasquez, de 6, con sus tareas escolares en Lima.
Gabriela Rojas, al centro, tiene 9 años y ayuda a su hermana, a la derecha, Luna Rojas, de 3, y a su vecina Yois Vasquez, de 6, con sus tareas escolares en Lima. (Marco Garro para The New York Times)

Los expertos dicen que si bien las lecciones de televisión no son tan valiosas como interactuar con maestros y otros estudiantes en línea, las transmisiones educativas pagan dividendos por el progreso académico de los niños, su éxito en el mercado laboral e, incluso, su desarrollo social.

Para hacer que las lecciones sean menos pasivas y más efectivas, muchas de las que se transmiten ahora usan todas las herramientas de los estudios profesionales: platós agradables a la vista, guionistas, animaciones 3D, tomas con varias cámaras, gráficos e incluso aplicaciones para teléfonos inteligentes.

En Estados Unidos, donde la educación varía mucho porque se maneja a nivel local, algunos lugares han prestado poca atención al desarrollo del aprendizaje a distancia y se han centrado en cambio en un esfuerzo infructuoso para reabrir escuelas. Otros han trabajado duro para desarrollar programas ambiciosos en línea. Pero eso es inútil para los cuatro millones de escolares que no tienen acceso a internet en casa, una dificultad especialmente prevalente entre los estudiantes negros, latinos e indígenas.

La televisión promete ser un complemento de bajo costo para la educación en línea y un sustento para estudiantes con pocos recursos. Existe un vasto catálogo de programación educativa, pero los analistas dicen que, en su mayoría, quienes hacen las leyes han perdido la oportunidad de hacer uso de ella.

“¿Cuántos padres en este momento tratan de descubrir cómo pasar el día mientras sus hijos solo están viendo la televisión o el iPad?”, dijo Melissa S. Kearney, profesora de economía de la Universidad de Maryland, quien ha publicado una investigación sobre Plaza Sésamo. “Podríamos hacer mucho bien sin las personas que están en una posición de confianza con esas familias pudieran mostrarles algo de ese contenido positivo”.

Desde marzo, muchas partes del mundo han recurrido a la educación televisada, con una variedad de estrategias. Los programas van desde grabaciones de lecciones en el aula hasta caricaturas educativas, y desde esfuerzos locales hasta nacionales. Algunos se enfocan en un grupo de edad, mientras que otros, como en Perú, han adaptado el plan de estudios nacional para todos los grados.

Muchas partes de China ofrecen una combinación de clases en línea y televisadas, pero la provincia de Sichuan decidió transmitir todas sus lecciones por televisión porque el gobierno dijo que le preocupaba que los estudiantes pasaran demasiado tiempo en sus computadoras.

En Tanzania, Ubongo, una organización que realiza dibujos animados educativos populares dirigidos tanto a los niños más pequeños como a los padres, decidió ofrecer sus programas de forma gratuita a las estaciones de televisión de toda África.

Delia dice que sus padres no pueden comprar libros, extraña leer sobre animales en la biblioteca de su escuela y no tiene a nadie que revise su trabajo.
Delia dice que sus padres no pueden comprar libros, extraña leer sobre animales en la biblioteca de su escuela y no tiene a nadie que revise su trabajo. (Marco Garro para The New York Times)

“Fuera de África, ha habido un impulso para el aprendizaje basado en internet”, dijo Cliodhna Ryan, directora de educación en Ubongo. “Pero en la mayoría de los países africanos, la mayoría de los niños simplemente no tienen ese acceso. Al final del día, la mejor herramienta educativa que alguien tiene es la que ya está en su poder”.

NJTV, la estación de televisión pública de Nueva Jersey, en Estados Unidos, comenzó a trabajar con el sindicato de maestros de ese estado para producir programas escolares después de enterarse de que 300.000 de los niños del estado no tenían internet, dijo John Servidio, gerente general de la estación.

Al final, más de 200 profesores grabaron lecciones desde sus propios hogares. Algunos eran claramente de baja tecnología, pero un profesor usó la colcha de su gato para construir un estudio de pantalla verde. Desde abril hasta que terminó el año escolar, los grados de tercero a sexto tuvieron todas las mañanas una hora de programación en la estación.

“Una estación comercial nunca sería capaz de apoyar esto”, dijo Servidio.

En Indonesia, también, la pandemia ha ayudado a revivir una red de televisión estatal que había estado perdiendo muchos espectadores por las estaciones privadas y Netflix. En un país donde casi un tercio de las personas no están conectadas a internet, la red estatal TVRI comenzó a transmitir en abril Belajar Dari Rumah (Estudiar desde casa) para niños de todas las edades.

Los padres no han sido del todo receptivos. Muchos indonesios, por ejemplo, dicen que ellos mismos no tienen la educación o el tiempo suficientes para asumir responsabilidades de enseñanza en casa. Muchos exigen que se vuelvan a abrir más escuelas, a pesar de que solo una parte del país se ha considerado segura para las clases presenciales.

Un grupo de mujeres en Pedregal, Perú organizó una olla comunitaria para alimentar a los vecinos durante la pandemia.
Un grupo de mujeres en Pedregal, Perú organizó una olla comunitaria para alimentar a los vecinos durante la pandemia.

En Brasil, los funcionarios sacaron provecho del trabajo del Centro de Medios Educativos de Amazonas, que se fundó en 2007 para brindar lecciones televisadas a 300.000 estudiantes en áreas remotas. Desde que la pandemia del coronavirus llegó, los programas se han expandido a varios estados brasileños, los educadores los han adaptado a diferentes culturas y estilos de enseñanza. Más de 4,5 millones de niños los han visto, según el centro.

“Esta herramienta se fortaleció por la necesidad de llegar a un mayor número de personas y tener un mayor alcance, pero no se va a detener ahí”, dijo Wilmara Messa, directora del Centro de Medios Educativos de Amazonas, que tiene un equipo de producción de 60 personas.

Los analistas dicen que es demasiado pronto para saber cuán efectiva ha sido la educación televisada durante el confinamiento, pero hay evidencia dispersa de que los esfuerzos anteriores han sido efectivos.

En México, un programa de larga duración de transmisión de lecciones a estudiantes en áreas rurales llevó a los niños a permanecer en la escuela por más tiempo y ganar más cuando llegaron a la adultez. La profesora Kearney y un colega descubrieron que los niños en Estados Unidos con acceso a la programación de Plaza Sésamo tenían más probabilidades de estar en un nivel de grado apropiado para su edad.

Para resolver el mayor inconveniente del aprendizaje televisado —la falta de interacción y retroalimentación de los maestros— algunos lugares han diseñado formas para que los maestros monitoreen el progreso de los estudiantes. Muchos de ellos dependen de los teléfonos celulares, que son mucho más comunes en las regiones pobres del mundo que las conexiones de banda ancha, aunque incluso el acceso a un teléfono puede ser una barrera.

El estado de Amazonas, en Brasil, ofrece una aplicación para teléfonos inteligentes para complementar la escolarización televisada, lo que permite a los estudiantes hacer preguntas a sus maestros en tiempo real.

“Los estudiantes ven la televisión y tenemos un profesor en la pantalla y otro al lado a cargo de los comentarios que llegan a través de la sala de chat”, dijo Sabrina Emanuela de Melo Araujo, profesora de biología de secundaria.

Educacion
(Marco Garro para The New York Times)

Ubongo, la productora de dibujos animados con sede en Tanzania, ha combinado sus programas con una aplicación para teléfonos inteligentes que ofrece apoyo a padres y estudiantes. Y los profesores y estudiantes de todo el mundo utilizan servicios de mensajería como WhatsApp para estar en contacto.

Perú, una nación pobre con 32 millones de personas, ha sufrido uno de los peores brotes de coronavirus del mundo, con un recuento oficial de más de 500.000 casos y 25.000 muertes, cifras que, según los expertos, no capturan el número real.

En un país donde solo el 15 por ciento de los estudiantes de escuelas públicas tiene acceso a una computadora en casa, las lecciones transmitidas por televisión se han convertido en el modo de aprendizaje dominante durante la pandemia. En una encuesta del gobierno en junio, tres cuartas partes de los padres dijeron que sus hijos usaban los programas televisados, en comparación con una cuarta parte que usaba la educación en línea del gobierno. Casi todos enviaron tareas a los profesores a través de WhatsApp.

Las primeras transmisiones abordaron temas relacionados con los virus, como la buena higiene y evitar la desinformación. Los más recientes han combinado lecciones tradicionales con giros hechos para la televisión: para una clase de matemáticas de la escuela secundaria, un maestro real llama para corregir la comprensión defectuosa de las estadísticas de un presentador.

“Es ventajoso para los estudiantes que han desarrollado su capacidad de aprender solos”, dijo Heli Estela, maestro de secundaria en la región andina de Cajamarca, en el norte de Perú. “Y tenemos estudiantes así, que por sí solos se encaminan, pero no son muchos”.

Ha visto el esfuerzo tropezar, repetidamente. Al principio de la pandemia, dijo, pagó a su proveedor de internet más de cien dólares para instalar una antena porque su propia conexión era muy lenta. Estela envía mensajes a los estudiantes a través de WhatsApp para complementar las lecciones de radio y televisión, pero tratar de explicar los conceptos individualmente ha sido difícil.

En un distrito donde muchos padres son agricultores de subsistencia, algunos de sus 47 alumnos han perdido el acceso a los televisores cuando sus familias tuvieron que desplazarse a otros campos para trabajar. Una docena no se ha presentado en absoluto. Otros parecen hacer trampa en sus deberes.

Miriam Flores, de 37 años, instruye a Yois Vasquez, de 6, en una guardería gratuita que ofrece a las madres solteras que no tienen con quién dejar a sus hijos durante la suspensión de clases presenciales en Lima, Perú.
Miriam Flores, de 37 años, instruye a Yois Vasquez, de 6, en una guardería gratuita que ofrece a las madres solteras que no tienen con quién dejar a sus hijos durante la suspensión de clases presenciales en Lima, Perú. (Marco Garro para The New York Times)

“Para realmente empezar una etapa de educación remota, primero tienes que asegurar que todos tienen acceso a internet”, dijo, “pero este mal no nos avisó”.

En Perú, los funcionarios desarrollaron transmisiones educativas por primera vez en la década de 1960; Salvador Herencia, secretario técnico de Inversión en la Infancia, un grupo de la sociedad civil, recuerda haber escuchado lecciones en la radio cuando era niño. Posteriormente trabajó para el sistema nacional de teleeducación, y pasó a formar parte de una generación de educadores y guionistas que aportaron contenidos como forma de extender la escolarización a los peruanos pobres.

Pero los programas se agotaron durante las crisis económicas y políticas de la década de 1980, y el Estado pasó a segundo plano frente a las empresas en la creación de programas educativos. Ahora Perú, después de improvisar con programas existentes de México y Argentina al comienzo de la pandemia, ha reconstruido su propio sistema educativo televisado desde cero.

El gobierno ha dicho que las lecciones televisadas seguirán siendo una parte integral de su sistema educativo, y el primer ministro prometió que la “estrategia llegó para quedarse”.

“Es Back to the future, es retomar algo que no sabíamos que teníamos que hacer, y que fue interrumpido”, dijo Herencia. “Fue cortado. Pero esa discusión y esa pasión aún nos queda”.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.chicagotribune.com/espanol/entretenimiento/sns-es-educacion-television-pandemia-coronavirus-covid-20200819-hpjhhzi4q5hgtd7ld5mtrehzmu-story.html

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Los vestigios de la pandemia

Escrito por: Luis Miguel Alvarado Dorry

A principios de los años 80’ en la reconfiguración del sistema capitalista se viene introduciendo su modelo neoliberal en los distintos países de América Latina, un modelo que se impone y consolida a finales de esta década a través del consenso de Washington, pero ¿a qué se refiere este consenso? Son unas medidas económicas financieras impuestas por parte de los diferentes organismos financieros mundiales (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial), las cuales, se centran en un decálogo para beneficio y fortalecimiento de la acumulación del capital, la privatización de los sectores públicos, tratados de libre comercio, entre otros no menos importantes [1], usaron como herramienta y arma hegemónica a la deuda, la cual, han venido utilizando a los cuerpos y territorios como materia prima para el enriquecimiento de los dueños de monopolios.

En México de materializó en las reformas estructurales del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari en donde se vendieron a privados, en su sexenio, los sectores públicos siderúrgicos, financieros, de transportes (ferrocarriles y líneas aéreas), de telecomunicaciones, entre otros, que pasaron a manos de la propiedad privada y surgieron nuevos ricos como Carlos Slim, hoy el segundo más rico del mundo. En este sentido, los sistemas educativos fueron modificados y dirigidos no al desarrollo integral de las capacidades de les seres humanes, sino a los intereses mercantiles del sistema capitalista que explota hasta el último aliento a todo ser vivo.

Este modelo ha incidido en la imposición de políticas públicas que moldean a sus intereses con el hito de, principalmente, precarizar y desmantelar los sectores públicos como la educación, salud, vivienda, pensiones, entre otros no menos importantes, es decir, a partir del endeudamiento a través de prestaciones que ofrecen las corporaciones financieras (FMI, BM, BID) que caminan bajo la bandera de “auxiliadoras” de las economías de países de todo el mundo, obligan en sus “recomendaciones” a recortar presupuestos al sector educativo y de salud y, que estos recortes, la dirijan a otros sectores, sin embargo, tras el telón de su benevolencia, hay intereses perversos de privatización de todo lo público. En este marco, el sistema hegemónico usa todos sus medios de programación subjetiva (medios de comunicación) para instaurar en los imaginarios colectivos que, lo privado, es mejor que lo público.

Ante esto, se ha incrementado la privatización de los sistemas educativos otorgando licencias y permisos para abrir diversas escuelas privadas, desde inicial hasta universidades, los cuales, como objetivo primordial es, sin duda, atrapar la mayoría de les estudiantes-clientes. En este sentido, se mercantiliza la educación de las sociedades que, al parecer, ni siquiera educa, sino que forman subjetividades clientelares y utilitarias, en donde convencen a sus clientes-estudiantes y sus familias en el imaginario que “al graduarte en nuestras escuelas podrás conseguir un buen trabajo bien remunerado” aunque la realidad rebase a su lógica en el sentido que, muchas veces, al egresar, se encuentren desempleados o con empleos mal remunerados., otres entran por las necesidades de organizarse para estudiar y trabajar a la vez, o bien, no pudieron ingresar a las escuelas públicas.

La extinción de las escuelas públicas

Con el paso del tiempo incrementan las matrículas en las escuelas privadas, en la ideología neoliberal en contubernio con gobiernos corruptos, las escuelas públicas ya no son tan necesarias por lo que reducen la ratio, aunado a la reducción de presupuestos, en este marco, se aspira a una total privatización del sector educativo en sus distintos niveles. Uno de los ejemplos son las escuelas normales públicas formadoras de docentes no solo en México, sino en toda América Latina, las últimas tres décadas han venido reduciendo la matrícula con el hito de que, éstas, ya no tengan razón de ser y de existir, por lo tanto, de manera “natural” se cierren [2].

Ante este recorte al presupuesto a la educación y a la matrícula de las escuelas normales, viene también una fuerte estigma de culpar a las escuelas formadoras de docentes como espacios de formación de vándalos, rebeldes, entre otros señalamientos y, a les docentes en servicio por la crisis en la que se mantiene inmerso al sector educativo, a través del “complejo industrial cultural” (TV, Radio, Internet, Editoriales, etc.), (Bonilla-Molina, 2018) como son los programas televisivos y radiofónicos, las noticias falsas en las redes sociales, libros, periódicos y revistas editados por editoriales en manos de corporaciones nacionales y trasnacionales, entre otros.

Este recorte presupuestario trae como consecuencia no solo la reducción de las matrículas, sino también el recorte de plazas docentes con el fin de asfixiar a las escuelas normales y al propio magisterio, por el contrario, dan apertura a la oferta a otras profesiones para competir por una plaza docente en los exámenes de oposición, profesionales sin ninguna formación pedagógica legitimadas con el eslogan “cualquiera puede ser maestro”, lo que ha provocado una fuerte despolitización del magisterio y despedagogización de la educación.

Es infortunado reconocer que, en las escuelas normales y universidades pedagógicas formadoras de docentes cuneros de luchadorxs sociales que luchan y defienden la educación pública, nuestra madre naturaleza y nuestros territorios, se incrementan los contenidos y se instrumentaliza el proceso educativo. En este marco, la formación docente inicial se fragmenta por asignaturas sin una correlación entre ellas y ni con la vida cotidiana, preponderando las asignaturas de español y matemáticas y, también, el uso de los libros de textos como meras recetas de cocina, manuales a seguir y como repositorios de respuestas sin correlación a las realidades de les estudiantes. Les docentes en su formación inicial, son instrumentalizados y, al llegar a trabajar a las escuelas, instrumentalizan las subjetividades de sus estudiantes en el mismo sentido.

La verticalidad, la obediencia

En la formación continua, en su mayoría, es bajada de manera vertical desde la Secretaría de Educación Pública hacía las Secretarias de Educación de los Estados, posterior, hacia los departamentos de servicios académicos, jefaturas de sector, supervisiones, direcciones hasta les docentes, sin siquiera debatir los contenidos de los cursos, conferencias y talleres que son gestados desde arriba.

Estrategias y verdades que no son cuestionadas y, cuando son, les encargades de instruir, transmitir y replicar aseveran “así es porque así me lo dieron en el departamento y ellos saben”, esto ha venido provocando, en primer lugar, una instrumentalización en el sentido de que, les docentes, no piensen, no imaginen, no crean y no construyan, por lo tanto, esperan obedientes lo que las autoridades inmediatas les otorgan (como cuadernillos y manuales ya elaborados); en segundo, una despolitización que ha originado que estes no luchen, no se manifiesten y no combatan las distintas formas de opresión en las que viven comunidades enteras, por lo tanto, normalicen las injusticias que el modelo neoliberal ha provocado. En tercer lugar, se crea un instruccionismo y conformismo en donde, les docentes, solo esperan órdenes e instrucciones para hacer lo que les de arriba crean y construyen que, por lo general, es descontextualizado, estes docentes instruyen de la misma manera a sus estudiantes.

En la actual coyuntura, supervisiones, direcciones y docentes, en su mayoría, han quedado cruzados de brazos en espera de cuadernillos oficiales creados desde otros espacios y personas para luego repartirlos en sus contextos (digital e impresos) como lo he denunciado en mi artículo “Las otras cárceles” [3].

Esta realidad, en palabras de Freire (2006, pág. 71) “no es así, la realidad está así. Y está así no porque ella quiera, ninguna realidad es dueña de sí misma, esta realidad está así porque de este modo sirve a determinados intereses del poder”, es decir, el sistema capitalista técnico-instrumentaliza a les docentes (y sociedades enteras) desde su propia formación académica (Preescolar hasta Universidad) con el fin de ir podando las capacidades “cognitiva, afectiva, valorativa, volitiva, imaginativa. deseo y trascendencia” (Mejía, Cendales, & Muñoz, 2016), con el hito de formar subjetividades acríticas y ahistóricas, a través de la disciplina conceptualizada como obediencia, basados en el modelo premios y castigos. Al podar estas capacidades, no permite la formación de pensamiento crítico, por el contrario, forma pensamientos técnico-instrumentales reducidos al saber hacer y, preponderándose sobre el ser y el convivir en libertad, importantes pilares que invisibiliza y fragmenta el modelo pedagógico neoliberal del STEAM.

 

 “El lobo con piel de oveja”

La despolitización, despedagogización y los diferentes estigmas que se han instaurado en los imaginarios colectivos en la mayoría de les docentes, estigmas como “flojos”, “vándalos”, “tapa calles”, “borrachos”, “fáciles”, entre otros no menos importantes; han denigrado el trabajo docente y les han hecho sentir culpabilidad de la crisis educativa, asimismo se han vuelto, en su mayoría, docentes irreflexivos, acríticos, ahistóricos, apolíticos y obedientes.

Esta realidad, en gran parte, es construida por medio de los programadores de ideologías neoliberales como lo es “el complejo industrial cultural” y por su modelo educativo ideológico, el cual, es disfrazado en su discurso prometedor sobre calidad, hoy excelencia, sin embargo, su perversidad sigue siendo la misma; asimismo la preponderancia del STEAM, acrónimo en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas y, las lecturas de estas. Esta perversidad a la que me refiero es a la construcción de subjetividades neocoloniales, neoliberales, conservadoras, patriarcales, en constante competición e individualismo, es decir, a la construcción de subjetividades deshumanas.

La pandemia, provocada por el coronavirus COVID-19, ha despojado de las falsas máscaras al sistema capitalista y su modelo político neoliberal, mostrando un sector salud y educativo público precarizado por gobiernos neoliberales tecnócratas corruptos que se han venido enriqueciendo con dineros destinados a estos sectores; a su vez, un sector salud y educativo privado que no cuenta con la posibilidad de resistir ante la magnitud pandémica por lo que han requerido de la ayuda del estado, esto nos muestra que lo público no es peor que lo privado.

La precarización del sector educativo se vio aun más reflejado con la estrategia excluyente “Aprende en Casa” de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en México al inicio del confinamiento, presentado con otros nombres en los diversos países de América Latina. Pero ¿qué es la estrategia “Aprende en casa” y por qué es excluyente? Es una programación de contenidos basados y reducidos a la resolución de actividades de los libros de textos gratuitos que fueron entregados a les estudiantes al inicio del ciclo escolar pasado. Fue, es y será excluyente porque, esta programación, ha venido transmitiéndose por distintos medios como TV, Radio e Internet para educación básica; mientras que las de media superior y superior, algunas, usaron diversas plataformas como ZOOM, Google Classroom, Google meet, entre otras, sin embargo, abren unas enormes brechas tanto social, económicas, tecnológicas y culturales, pues, en distintas regiones de México y en América Latina, ni con luz eléctrica se cuenta, en otras no hay conectividad y, donde si las hay, cuentan solo con un dispositivo electrónico para tres o cuatro hijes que deben usarlo para tomar clases o recibir numerosas tareas, en este contexto, quedaron y quedarán miles de estudiantes excluidos de este programa.

De la misma manera el modelo híbrido, en donde anunciaban el regreso a clases por modalidades presenciales y virtuales, es decir, discursaban algunas modalidades en las que un determinado número (la mitad del grupo) de estudiantes llegaría los días lunes y miércoles, otres martes y jueves, los viernes con les estudiantes que necesitarían más apoyo, mientras que en los días que no llegase un grupo, trabajaría de manera virtual con los distintos medios antes señalados.

En este sentido, se extenderían los horarios de trabajos tanto de les niñes como de les docentes, provocando una neoexplotación escolar y laboral, tendiente a una teleeducación y teletrabajo. No quiero decir con esto que es necesario regresar a clases presenciales de inmediato o que defendamos la teleeducación y teletrabajo o la hibrides entre estas modalidades, sin embargo, defendemos la educación presencial porque es inherente del proceso educativo, porque es inherente del proceso dialéctico de enseñanza-aprendizaje, pero regresar cuando haya bajado los contagios y cuando las escuelas cuenten con las condiciones necesarias y dignas (saneamientos de las escuelas, agua potable, baños, jabón, etc.) para poder proteger a docentes, personal de apoyo, estudiantes y familias.

En este contexto, la SEP aceptó, en principio, la benevolente colaboración de una de las corporaciones digitales transnacionales más grande del mundo, como lo es Google, en su plataforma Google For Education, el cual,  albergó a más de 500,000 docentes [4] en México, para más que capacitar, adiestrar en el uso y manejo de la plataforma, a cambio de la base de datos de docentes y estudiantes, información importante que pueden venderlas al mejor postor, aquí cabría comparar con la fábula de Esopo titulada “El lobo con piel de oveja”.

Estas circunstancias provocadas por el coronavirus COVID-19 puso en jaque a todo el sistema educativo, pues no contaban ni construyeron una propuesta ad hoc para las distintas sociedades, les estudiantes en vulnerabilidad económica, social, geográfica y cultural fueron, desde el 24 de marzo fecha que dio inicio el programa “Aprende en Casa” hasta el 05 de Junio del ciclo escolar 2019-2020, completamente excluidas y, seguirán a partir de este 24 de Agosto fecha en el que el economista Esteban Moctezuma Barragan, Secretario de Educación Pública anunció que iniciará nuevamente dicho programa excluyente. Familias sin luz eléctrica, sin televisores, sin conexión a internet y telefonía, son invisibilizados por parte del propio secretario de educación de México que, en sus discursos, ha aseverado que el programa “Aprende en Casa” camina muy bien, mientras que miles de estudiantes quedaron fuera.

Por si fuera poco, al finalizar el ciclo escolar 2019-2020, las autoridades mexicanas pidieron a les docentes rendir cuentas y evaluar bajo los estándares que ha impuesto el modelo neoliberal bajo su medio de vigilancia y de cumplimiento llamado Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), todo este papeleo que se debe llenar y entregar formatos distrae la atención de les docentes de la parte pedagógica de su praxis, es decir, les docentes pasan más tiempo llenando formatos burocráticos que preparar pedagógicamente el proceso educativo que en esta coyuntura se ha intensificado.

Les docentes, estudiantes y familias han hecho tareas heroicas trabajando más horas de lo habitual, les primeres, sin remuneraciones económicas por las horas extras de trabajo generando, -por los gastos en la compra de dispositivos y datos para conectarse a internet con los propósitos, en primer lugar, trabajar con sus estudiantes y, en segundo, para que sus hijes elaboren las actividades que les dejan sus maestres, porque también son padres y madres-, una neoexplotación laboral desde casa.

Para cerrar y reabrir con broche de oro los vestigios que está dejando el coronavirus COVID-19, el gobierno mexicano firma contratos con cuatro televisoras (Televisa, TV Azteca, Grupo Imagen y Multimedios) para que “eduquen” a nuestres niñes y jóvenes, en este sentido, ¿dónde quedan les docentes?, estar postrado ante el televisor ¿les estudiantes aprenden? Y si eso pasara ¿qué aprenden? Y por último ¿estaríamos presentando una entrega a la propiedad privada todo nuestro sistema educativo?

Les docentes, otro grupo que en esta segunda etapa del “Aprende en Casa”, quedan totalmente excluidos y, su labor pedagógica, se reduce al de operario, supervisor, motivador, fiscalizador, entre otras características instrumentales. Les estudiantes seguirán convertidos en meros recipientes de información y subjetividades automatizadas, podando así sus capacidades para obtener personas dóciles, manipulables y alienados a un sistema que los oprime, pero a la vez, hace que lo defiendan. En este contexto, sin la intervención pedagógica de les docentes, la instrumentalización de las subjetividades de les estudiantes y la teleeducación bancaria en manos de las televisoras privadas que tanto daño han hecho a la población con programaciones basura, estamos entrando a una nueva etapa de privatización de nuestro sistema educativo mexicano que las reformas educativas anteriores y la actual han codiciado a lo largo de los tiempos.

Las alternativas en México como el Proyecto Alternativo de Baja California, el PTEO de Oaxaca, el PDECEM de Michoacán, el PEA en Chiapas, y otros que se están gestando a lo largo y ancho de nuestro país y en América Latina se encuentran reconfigurándose con base en esta coyuntura de distanciamiento físico, en una especie de construcción alternativa de lo alternativo, sin embargo, siguen en movimiento y en constante construcción.

 

Consideraciones finales

El neoliberalismo ha estado moviendo sus piezas en los distintos gobiernos en México y en América Latina, han puesto alfiles, caballos y torres en distintas partes de los territorios para vigilar, controlar, dominar y apoderarse de todo lo vivo y lo no vivo; en México, puso a un alfil dentro de la SEP para esperar el mejor momento y poner en jaque al magisterio y a todo nuestro sistema educativo.

Por ello, se debe exigir una profesionalización docente en las nuevas tecnologías desde su formación inicial y de manera permanente en la continua, una formación integral no instrumental, se debe también analizar y debatir los robustos contenidos que se enseñen en esta coyuntura.

Les docentes, en conjunto con las sociedades, debemos exigir internet universal para todo el territorio mexicano, asimismo plataformas digitales construidas por mexicanos en colaboración con les docentes, plataformas, como lo he mencionado en uno de mis artículos, ver [3], de carácter nacional, pública, gratuita, inclusiva, de calidad y popular; con el hito de que, absolutamente nadie, quede fuera y, sin regalar las bases de datos de estudiantes y docentes.

Las escuelas normales son espacios donde se construye y forma a les docentes, por lo que es inherente su existencia y reconocimiento, es nuestra responsabilidad y compromiso defenderlas para evitar así la despolitización y despedagogización de la educación. En las prácticas que se realizan a lo largo de los cuatro años en una escuela normal, inicia uno en la observación, experiencias y vivencias directas con las sociedades que, por lo general, son en comunidades o periferias precarizadas que viven en constantes injusticias.

Estar alertas y develar que en el “Aprende en Casa II” no educa, sino que solo instruye, deposita información y excluye a miles de estudiantes en condiciones socioeconómicas vulnerables tendiente a una nueva etapa de privatización.

Por último, anunciar que, las educaciones alternativas en México y en América Latina, están en un dinamismo que las mantiene vivas, con esperanzas y en constante construcción, educaciones gestadas y construidas desde las bases magisteriales que combaten y resisten a la formación de subjetividades neocolonialistas, conservadoras y neoliberales, con el hito de formar sociedades críticas, humanas y humanizantes.

 

Palabras Claves: Neoliberalismo, Escuelas Normales, Educación, Corporaciones Internacionales, Aprende en Casa, Teleeducación, Docentes, Estudiantes, Coronavirus COVID-19, Educaciones Alternativas.

 

Referencias

1 http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/304908

2 http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/356129

3 http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/345322

4 http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/345472

Bonilla-Molina, L. (2018). Mafaldas o Zombis. El complejo industrial cultural en el siglo XXI. Caracas: Ediciones OVE.

Freire, P. (2006). El grito manso. Buenos Aires: Siglo XXI.

Mejía, M. R., Cendales, L., & Muñoz, J. (2016). Pedagogías y metodologías de la educación popular. «Se hace camino al andar». Bogotá, Colombia: Ediciones desde abajo.

Fuente: El autor escribe para OVE

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Cuando la nota no te la pone un profesor, sino un algoritmo: caos entre los estudiantes del Reino Unido

Europa/Reino Unido/20 Agosto 2020/https://www.xataka.com/

Si no te gusta tu nota, tenemos otra para ti. Parafrasear a Groucho Mark es inevitable ante la esperpéntica situación que se está viviendo en el Reino Unido, donde miles de estudiantes del equivalente de nuestro bachillerato se han visto afectados por las notas que han sacado en este curso. Dichas notas no se las ha puesto un profesor, sino un algoritmo.

La pandemia de COVID-19 y la ausencia de exámenes presenciales ha obligado a las autoridades académicas a utilizar ese algoritmo para calificar a los alumnos. El problema es que el algoritmo ha tomado en cuenta factores discutibles que han hecho que ahora cualquiera alumno pueda recurrir esas calificaciones que determinan parte de su futuro académico y laboral.

Un desastre causado por un (mal) algoritmo

Los exámenes GCE Advanced Level, más conocidos como A Level, son unas pruebas que los estudiantes de Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte realizan tras los dos últimos años de la enseñanza secundaria. Es un concepto similar al que se maneja en España con la EBAU (la antigua Selectividad) y que es determinante para que muchos alumnos puedan cursar los estudios universitarios que desean y la carrera profesional a la que intentan encaminar sus pasos.

Exam

El problema es que el confinamiento ha hecho imposible que se celebre dicha evaluación, lo que ha provocado que la nota obtenida por los alumnos no se determine por un exámen calificado por un profesor, sino por un algoritmo.

Ese algoritmo, como se ha descubierto a posteriorijum, ha resultado tomar en cuenta factores coherentes como el historial del estudiante, pero también influyen otros más polémicos como el propio historial de sus compañeros y el centro al que pertenece ese estudiante.

El Departamento de Educación del Reino Unido ha anunciado la puesta en marcha de un sistema de «triple bloqueo» (triple lock) para esos estudiantes, y que permitirá a los estudiantes recibir la máxima calificación de tres alternativas: la nota calculada por el algoritmo, las notas de exámenes de prueba preliminares (‘mock exams’, celebrados entre noviembre y marzo) o la nota de un futuro exámen presencial que se celebrará en otoño.

Las críticas a ese sistema son también notables, pero es el algoritmo el que ha generado las mayores protestas y unos resultados especialmente llamativos. En ellos se revela que dicho algoritmo es injusto con las minorías étnicas de entornos más pobres o de entornos desfavorecidos.

 

 

Stephen Curran, profesor y experto en educación, indicaba que «chicos de cierto origen pueden encontrarse con que su nota ha disminuido», y eso parece haber ocurrido por ejemplo en Escocia, donde los chicos de entornos más desfavorecidos tenían el doble de posibilidades de ver sus notas rebajadas en comparación con los chicos que viven en zonas más ricas.

Eso ha provocado una avalancha de apelaciones por parte de los alumnos que no estaban conforme con sus notas, pero incluso este proceso parece haber levantado nuevas ampollas. En Inglaterra, por ejemplo, la decisión de si se apela o no la nota no corresponde al alumno, sino al centro educativo, algo que otros expertos califican de «escandaloso».

Como apuntan en Wired, este caótico escenario ha hecho que la situación educativa se convierta en una situación política «y los estudiantes de hoy son los votantes de mañana«.

Para los responsables del acceso a las universidades el problema es aún más importante cuando afirman que al final «muchos estudiantes -al menos los de colegios que se pueden permitir apelar las notas- acabarán obteniendo básicamente la nota que quieran» porque no hay una fuente de información fiable para establecer esa nota.

Fuente: https://www.xataka.com/robotica-e-ia/cuando-nota-no-te-pone-profesor-sino-algoritmo-caos-estudiantes-reino-unido

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El desafío de los profesores

Reseñas/20 Agosto 2020/elpais.com

La pandemia ha hecho más palpables las carencias y los desafíos del sistema de educación obligatoria. Entre las apuestas y las dudas, los docentes debaten sobre el futuro de la enseñanza y sobre la esencia y función de la escuela.

Las largas tiras de precinto rojiblanco se mecen agitadas por el viento a la entrada del edificio. Los buzones donde se han de depositar las matrículas para el año que viene se han colocado a modo de barricada de forma que nadie pueda rebasar este punto. Al otro lado comienzan los pasillos vacíos, donde silba el aire y acaricia las escaleras, ronda las aulas, pasa entre sillas y mesas apiladas. Al final de la galería aún quedan colgadas las coloridas postales de la última exposición de los alumnos, titulada La mujer en la guerra. Son afiches de propaganda de la Primera Guerra Mundial, por donde iba el temario cuando se acercaba el 8 de marzo, Día de la Mujer y último domingo antes de que todo volara por los aires. La iconografía de alguna de las viejas láminas ha adquirido un inquietante tono actual. Una de ellas muestra a una enfermera enmarcada por una enorme cruz roja bajo la palabra “HELP”.

Junto al mural se encuentra la sala de profesores y en su interior cuatro docentes charlan de forma animada. Se intuye en su energía las ganas que tienen de que regrese la vida al instituto público Cartima, uno de los más jóvenes y reputados de la provincia de Málaga, en la localidad de Cártama. En marzo, cuando 8,2 millones de alumnos de enseñanzas no universitarias fueron enviados a casa de un día para otro, aquí tardaron muy poco en reaccionar. “Llevábamos seis años preparándonos para una pandemia y no lo sabíamos”, asegura José María Ruiz, el director del centro y profesor de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC). El instituto fue inaugurado en 2014 y gracias al impulso de Ruiz y un equipo de apasionados de la docencia ha sido reconocido y premiado por su apuesta educativa sin libros de texto, basada en proyectos y ultratecnológica. Cada uno de los 350 alumnos cuenta con una tableta; a los pocos que no la tienen se la presta el centro; los maestros van a todas partes con ella y enseguida, para mostrar cualquier cosa, la desenfundan; los trabajos digitales y la comunicación a distancia entre profesores y estudiantes ya eran de uso corriente antes del coronavirus: para la exposición de mujeres en guerra, por ejemplo, los chicos habían elaborado una audioguía que se activa con la lectura de códigos QR.

En abril, cuando ya se hizo evidente que la vuelta a las aulas sería inviable, el claustro se reunió por videoconferencia y decidió darle un revolcón al temario. Acordaron que todas las asignaturas girarían en torno a la crisis sanitaria. De este modo, en Biología los alumnos estudiaron genética, pero centrándose en el ARN y el ADN, en las mutaciones de los virus y la zoonosis; en TIC se les pedía que buscaran datos y estudios que habrían de explorar con distintas aplicaciones; muchos de estos informes estaban en inglés, lo que los obligaba a esforzarse en esta lengua; en Historia viajaron al pasado a través de viejas pandemias, como la peste negra en el siglo XIV y la mal llamada gripe española a principios del XX. El resultado son trabajos profundos y maduros. Desde un árbol filogenético del coronavirus para tratar de explicar “cómo ataca, cómo se propaga e incluso cómo pararlo” a unos cuidados documentales históricos con sobrecogedoras imágenes de época, tan parecidas a las de hoy.

El desafío de los profesores

Yo quería que los alumnos reflexionaran sobre lo que estábamos viviendo

Emilio Maldonado, docente del instituto Cartima, en Cártama (Málaga), encargó a sus alumnos investigar pandemias viejas como la peste negra del siglo XIV. | Foto: Sofía Moro

“Yo quería que los alumnos reflexionaran sobre lo que estábamos viviendo”, dice Emilio Maldonado, el docente de Historia. “Lo esencial de la educación es formar a los niños para que el día de mañana sean personas responsables y contribuyan a mejorar la sociedad. Y creo que tras estos meses van a ser más conscientes”. En palabras de Patricia Carrasco, la profesora de Biología: “Los estudiantes necesitaban hablar, expresarse, cuestionarse cosas. No tenía sentido que siguiéramos con contenidos desconectados de la realidad. Lo vivencial es lo que se te queda. Y ha sido extraordinaria su respuesta. Se han motivado con la situación”.

Ahora queda el reto de septiembre. Por el patio del instituto se pasea esta mañana la presidenta del AMPA con un especialista en reformas, metro en mano. Valoran espacios al aire libre para el curso que viene. El centro pretende que la mitad de los alumnos pueda estar “fuera” cada jornada; unos en aulas descubiertas, otros en excursiones que se harán a diario por la zona, lo cual parece casi un regreso a los principios de la Institución Libre de Enseñanza, que buscaba “abrir” las paredes de las escuelas para que se produjera así “no la mera instrucción y enseñanza, sino la plena educación intelectual”, escribió Manuel B. Cossío, uno de sus pensadores. Aurora Carretero, la jefa de estudios y profesora de Inglés del Cartima, lo expresa en términos más prosaicos: “Tendremos que mirar el tiempo todos los días”.

Este es quizá el punto más crítico al que se enfrentan todos los centros de España: el regreso a clase. Según los docentes de la enseñanza obligatoria entrevistados para este reportaje, una muestra diminuta de los cerca de 700.000 que hay en toda España, las instrucciones que han recibido de las consejerías de Educación son confusas y poco concluyentes; los recursos para cumplirlas resultan escasos; reina el principio de incertidumbre y cada colegio e instituto parece enfrentarse al nuevo curso a su modo y como buenamente puede. La mayoría se muestra poco esperanzada. “Va a haber contagios seguro”, dice el director del Cartima. “Sinceramente pienso que vamos a estar una semana y nos van a volver a confinar”, añade el docente de Historia.

El estudio Panorama de la educación en España tras la pandemia de covid-19, coordinado por el investigador Fernando Trujillo, de la Universidad de Granada, le pone cifras a las inquietudes de los profesores: el 69% está preocupado por su formación para este nuevo mundo; el 67%, por la falta de dispositivos entre alumnos; un 63%, por la falta de personal, y el 60%, por la ausencia de medidas de seguridad e higiene. “El profesorado se ha sentido abandonado por la administración educativa”, denuncia el informe. Y en ese desamparo, añade, influye la poca “claridad” en las instrucciones. La volatilidad de este verano, con rebrotes y retroceso de fases, añade aún más confusión con vistas al regreso a las aulas.

Jorge Pozo Soriano, profesor de primaria de 34 años del colegio concertado Juan de Valdés, en Madrid, dice que ha desconectado de este punto casi por salud mental, para no “agobiarse”, porque las autoridades afirman una cosa “y a los dos días lo cambian”. Cree que todo seguirá igual en septiembre. “Yo estaré con mis 25 niños de cinco y seis años recién llegados de infantil, sin haber pisado un colegio desde marzo. Yo solo. Con esos 25 niños, que te piden ir al baño, que alguno se hace pis o llora porque no están sus padres”. En su opinión: “Acabar con el problema es algo tan sencillo y tan complicado como habilitar más espacios y tener más profesores. Pero al final parece que hay dinero para todo menos para educación”. Sea con o sin mascarilla, y con mayor o menor distancia entre niños, este docente suspira: “Solo sé que tengo un verano por delante en el que relajarme de todo el estrés que me ha supuesto este confinamiento”.

El desafío de los profesores

Yo estaré con mis 25 niños de cinco y seis años recién llegados de infantil, sin haber pisado un colegio desde marzo

Jorge Pozo Soriano, profesor de primaria de Madrid, en su casa, desde donde leía libros o hacía malabares para captar la atención de los niños en las clases online durante el confinamiento. | Foto: Sofía Moro

El 10 de marzo, último día de clase presencial, Jorge Pozo improvisó con sus pequeños una despedida: “Les dije que si nos veíamos al día siguiente, fenomenal. Pero que a lo mejor no volvíamos al colegio y que tendríamos que esperar”. Casi 100 días después, con el curso tocando a su fin, le envió a cada uno de ellos un emotivo vídeo personalizado de despedida. Entre medias se ha inventado de todo para mantener el contacto y el interés; también ha vivido un frenesí tecnológico en el que se pasaba el día colgado del móvil, la tableta y el portátil. Ha aprovechado cada rincón de su casa para grabar clips caseros muy variados: trucos de magia, el reto de la harina, lectura de libros, papiroflexia… Uno de ellos, en el que invita a los alumnos a hacer malabares con rollos de papel higiénico, resume a la perfección la realidad rara, enclaustrada y a veces asfixiante que hemos vivido todos. “Lo que me preocupaba del confinamiento era que la teoría se podría dar de alguna forma, pero lo emocional les iba a faltar”, explica Pozo. “Se trataba de decirles: ‘Todo va a salir bien, estoy a vuestro lado y si necesitáis algo lo podéis preguntar”. A menudo, añade, también le ha tocado hacer de “psicólogo” de los padres, igualmente angustiados y perdidos. “Hemos dado por hecho que todo iba a ser muy sencillo, que los profes y las familias teníamos los recursos y las herramientas. Y no era así. Nos hemos adaptado como hemos podido, a base de mucho trabajo”. Cree que las autoridades educativas se equivocaron al tomar la decisión de evaluar y poner notas al último tramo de un curso bajo el estado de alarma. “Toda esta parte emocional se vino un poco abajo. Los profesores estuvimos mucho más estresados, y también las familias porque las obligó a seguir plazos de entrega, a recuperar tareas, a mandarlas a tiempo, a estar pendientes de los niños porque, al menos los míos, son demasiado pequeños como para ser autónomos al 100%”.

Del futuro hay una parte que le aterra y tiene que ver con esas imágenes “como de quirófano” que comenzaron a llegar de niños europeos que volvían a clase y jugaban en el recreo en cuadrículas separadas. “Yo no entiendo la educación a distancia, el hecho de que no puedas interactuar con un niño, abrazarlo si te lo pide, darle una mano si está llorando en una excursión. Al colegio no van solo a estudiar contenidos. Van a aprender a vivir, a crecer y desarrollarse, a relacionarse unos con otros, a tener conflictos y a resolverlos. ¿Cómo no se van a tocar los niños? ¿Cómo no van a poder jugar en un patio juntos? Están hablando de prohibir las pelotas y de que vamos a llevarlos al patio para que estén al aire libre un rato sin tocarse, prácticamente sin hablar, sin mezclarse con grupos distintos al suyo. Se va a perder la esencia de la primaria por lo menos, que es justo eso: el contacto con otros y crecer juntos”.

Belén Muñoz, una maestra veterana de 59 años que hoy dirige el colegio público Pío XII de Madrid, se despertó hace poco con taquicardia por culpa de una pesadilla. Llegaba septiembre, arrancaba el nuevo curso y el primer día de clase se le agolpaban 370 familias a la puerta de la escuela. En su angustiante sueño no le había dado tiempo a avisar de los nuevos horarios de entrada ni del cambio en los accesos. “¡Dios mío!”, exclamaba superada. “¡Y están todos aquí ya! ¿Qué hago? ¿Llamo a la policía? ¿Los dejo entrar?”.

La pesadilla es comprensible. Muñoz lleva semanas poniendo a punto el sólido edificio de principios del franquismo ubicado en el barrio de Tetuán. Hay flechas con direcciones por el suelo; letreros que indican “espere aquí su turno” y “mantenga la distancia de seguridad”. En las aulas se han retirado pupitres para que no se superen los 20 alumnos y en algunas de ellas, sobre la mesa del profesor, se han colocado pantallas transparentes para proteger del contagio a los docentes considerados “de riesgo”. Los armarios y estanterías, rebosantes de material compartido, han sido volteados y miran de cara a la pared, para que los niños no cojan ni manoseen nada. Para reducir el aforo de cada clase se han sacado de la manga un “grupo mixto” cogiendo alumnos de cada una de las cuatro líneas. Estos serán albergados en salas transformadas: ¿El aula de música? Reconvertida. ¿La de compensatoria? Reconvertida. ¿La biblioteca? Reconvertida.

El desafío de los profesores

Si cierro los ojos, este curso es… covid. Lo que pasó antes del 10 de marzo está borrado. ¡Ha sido tan intenso!

Belén Muñoz, maestra del colegio público Pío XII de Madrid, habla de la brecha digital que ha dejado al descubierto el confinamiento. | Foto: Sofía Moro

Muñoz pasea por el centro medio en penumbra, desborda vitalidad y va abriendo puertas y levantando persianas. El ventanal de una de las aulas vierte al patio, y allí abajo se ve a una decena de críos del campamento urbano. Solo uno lleva correctamente la mascarilla. La directora resopla. Dice que ya ha visto mascarillas “neeeeegras” y sabe que cuando empiece el curso será complicado. “Pero tampoco puedo hacer un recreo para cada curso”. Han sido semanas duras de reorganización. La directora muestra sus piernas con moratones y heridas que se ha hecho al acarrear muebles de un lado para otro, el colofón de un año escolar extremo. “Si cierro los ojos, este curso es… covid. Lo que pasó antes del 10 de marzo está borrado. ¡Ha sido tan intenso!”.

El Pío XII, explica Muñoz, es un centro de “difícil desempeño”, lo cual quiere decir que en él se juntan familias de bajos recursos, muchos de ellos de minorías étnicas y de origen extranjero. “Se ha notado la brecha digital, la absoluta falta de recursos y el esfuerzo añadido que han tenido que hacer muchos padres para ayudar a sus hijos cuando ni siquiera ellos llegaban a los conocimientos”, asevera. Los profesores trataron de hacer llegar las tareas por cualquier medio: del correo electrónico a la entrega en mano de tareas que imprimían en casa, con su propia impresora, y previo aviso a la policía para garantizar el salvoconducto durante el confinamiento. Mientras, al teléfono de Muñoz llamaban las familias con razones acuciantes: “Me contaban con bastante apuro que tenían necesidad de comida”. En este colegio, más de 200 niños cuentan con beca de comedor, la cual constituye a veces la única comida decente del día. Consiguieron tarjetas de alimentos, donaciones de restaurantes. “El colegio se convirtió en una atención integral a las familias. Sin comer no se hacen los deberes, eso está claro”.

Con vistas al curso que viene, Muñoz está apurando el presupuesto. Se ha dejado “un dineral” en cubos de basura con pedal. Ha comprado 20 tabletas, quizá logre alguna más. También ha previsto “muchas más horas de informática en todos los cursos” y que se impartan algunas asignaturas de forma digital “para que, si esto vuelve a ocurrir, los alumnos estén acostumbrados”. Reclama “recursos tecnológicos urgentemente”, y también humanos. Y concluye con una autocrítica sobre la brecha tecnológica entre docentes, que también existe: “Tendríamos que habernos tomado nuestra formación más en serio”.

Carpeta olvidada en el colegio público Pío Xii de Madrid, trabajos del curso pasado sin recoger y una de las tabletas que se utilizan en el del instituto Cartima, en Cártama (Málaga)

Carpeta olvidada en el colegio público Pío Xii de Madrid, trabajos del curso pasado sin recoger y una de las tabletas que se utilizan en el del instituto Cartima, en Cártama (Málaga) SOFÍA MORO

El sistema educativo, igual que el resto de la sociedad, no estaba preparado para una crisis de esta envergadura. La situación de algún modo ha hecho más palpables las carencias. Según Miriam Leirós, una profesora gallega de 43 años de la escuela pública Antonio Palacios de O Porriño (Pontevedra), el confinamiento destruyó “la función igualadora de la escuela”, que implica que dentro del aula todos tienen “los mismos derechos y las mismas posibilidades”. De un día para otro cada niño se quedó atrapado “en su realidad, por cruel que fuese”. Lo único que llegaba a todos era el Whats­App, afirma Leirós, por lo que ella tuvo que saltarse los protocolos (que limitan el contacto al correo electrónico y las plataformas docentes oficiales) para poder comunicarse con cada niño a través del móvil. La pandemia también evidenció diferentes actitudes entre el profesorado. Unos cometieron, en su opinión, “casi una dejación de funciones” limitándose a mandar fichas o un libro en PDF, lo cual no aporta mucho cuando en estos tiempos cualquiera puede bajar contenidos de Internet. “Y luego ha habido otra parte que ha hecho lo posible y lo imposible. Trabajando más horas que nunca, sin mirar el reloj, y poniendo muchísimos medios por su parte”.

El desafío de los profesores

Me parece absurdo volver en septiembre y empezar con el sujeto, verbo y predicado como si nada hubiera pasado

Miriam Leirós, profesora de la escuela pública antonio Palacios de o Porriño (Pontevedra). | Foto: Sofía Moro

Igual que ha sucedido con la mayoría de empleos que han teletrabajado durante la pandemia, los profesores hablan de jornadas que se fueron extendiendo hasta ocupar casi cada hueco del día. Se borraron las fronteras entre el trabajo y el resto de la vida. Quienes tenían hijos a duras penas compaginaban ambas tareas. Muchos tuvieron que aprender tecnología a marchas forzadas. A subir un trabajo, a escanear documentos, a generar un archivo de Power Point, a enviar audios, editar vídeos, a corregir exámenes directamente en una pantalla (y sin boli rojo).

Leirós trató de ir más allá del mero currículo académico y, por ejemplo, encargó a sus alumnos que construyeran una “cápsula del tiempo”, para la que les pidió que reflexionaran y pusieran en palabras lo que estaban sintiendo. La tarea los obligó a redactar correctamente, pero lo relevante era que nombraran sus emociones y pensaran sobre el mundo que los rodea, y se volverá especialmente instructiva cuando la abran el año que viene. “Los profesores tenemos una función social muy importante y sentí la responsabilidad de cumplir con ella”, argumenta Leirós. Le enfadó el debate sobre la reapertura de las aulas antes del final de curso porque parecía que lo único que se valoraba era que los docentes atendieran a los hijos para que los padres pudieran regresar a sus trabajos. “Me ofende a mí y a gran parte de mi gremio”, protesta. “No somos guardaniños”.

Estos días, mientras la discusión pública gira en torno a cuestiones logísticas, como los grupos burbuja y el tamaño de las aulas, Leirós ya trabaja en los contenidos del próximo curso. “Me parece absurdo volver en septiembre tras tantos meses confinados y empezar con el sujeto, verbo y predicado o el mínimo común múltiplo como si nada hubiera pasado”, cuenta. “Creo que es fundamental explicar a los niños por qué su vida se ha visto interrumpida. ¿Qué es una zoonosis? ¿Por qué un virus ha saltado a las personas? ¿Por qué ha habido esta pérdida de biodiversidad? Vamos a ir al meollo del asunto”. A Leirós, coordinadora de la plataforma medioambiental Teachers for Future, le preocupa que no hayamos aprendido la lección, que desaprovechemos la oportunidad y al final, en septiembre, “sigamos haciendo lo mismo”.

Muchos piensan que no habrá ningún cambio. “Creo que la nueva normalidad va a ser igual, pero con gel hidroalcohólico y mascarillas”, dice por ejemplo el profesor Jesús Manzano, de 41 años. Este docente imparte asignaturas de Economía y Empresa en un instituto de Alba de Tormes, en Salamanca, de Macroeconomía en la Universidad de Salamanca y de Iniciativa Emprendedora en un ciclo de Electromecánica de Vehículos. De todos sus alumnos, cree que los de Formación Profesional “son los que más han sufrido”. El aprendizaje en su caso no se puede concebir sin acudir a un taller o sin las prácticas presenciales con las que se remata el curso. En palabras de Manzano: “No lo arreglas con YouTube”. Sus clases universitarias, en cambio, han sido satisfactorias. Percibió una motivación por encima de lo normal. Sus lecciones online fueron más seguidas que las presenciales, con cerca de 100 estudiantes al otro lado, y los jóvenes devolvieron trabajos creativos y elaborados. Para uno de ellos, por ejemplo, les pidió que imaginaran los escenarios macroeconómicos tras la pandemia, de la debacle a un gran pacto de reconstrucción, y le entregaron novelas, cortometrajes y una revista titulada The Young Economist.

El desafío de los profesores

Los alumnos de formación profesional son los que más han sufrido

Jesús Manzano, profesor de varios centros de Salamanca. | Foto: Sofía Moro

Manzano define estos meses de profesor multitarea con una expresión: “Imaginación perpetua”. Añade: “Hemos dado todo lo que teníamos. Hemos tenido que inventar continuamente estrategias para que nos atendieran, para que pudieran hacer los ejercicios, trabajos de investigación de todo tipo, para que hubiera diversidad, para que no se aburrieran, para que no fuera muy duro”. Él ha intentado aplicar nuevas metodologías educativas, “como el design thinking”, que priman el autoaprendizaje y fomentan el trabajo en equipo a distancia. Con los alumnos de bachillerato era consciente de lo pesado que puede hacérsele a un adolescente enjaulado seguir clases magistrales de 60 minutos, una tras otra. Le preocupaba atender la diversidad, los distintos ritmos, no perder de vista eso que se nota enseguida de forma presencial, pero se diluye al otro lado de la pantalla. “No estábamos preparados”, confiesa. “Faltaba formación para alumnos y profesores. Existían las plataformas y todos manejábamos a nivel usuario básico alguna de ellas. Pero no como para implementar una educación 100% online”. A los estudiantes, dice, este mundo confinado les ha exigido “autodisciplina, responsabilidad, autonomía, proactividad; un conjunto de cualidades que a su edad todavía es muy difícil que hayan desarrollado. Ha sido una bofetada de realidad. Vivían en un mundo de color de rosa y se están haciendo mayores a la fuerza”.

Sobre todo, aquellos que se enfrentaban a la prueba académica más dura de su vida. Mientras camina por los sobrios pasillos y las aulas de hormigón y madera del colegio Estudio, el móvil de la profesora Blanca Ríos, de 49 años, echa humo con mensajes de los alumnos de segundo de bachillerato. Hoy es 16 de julio y en unas horas está previsto que se hagan públicos los resultados de la EvAU. Los estudiantes, cuenta Ríos, han acabado exhaustos. “Ha sido un curso muy largo en el que hemos tenido que adaptarnos a horarios, a fechas, a calendarios, a nuevos sistemas de enseñanza”. Son una generación marcada a la que no se le olvidará lo vivido fácilmente. “Han sufrido mucho. A los de 15, 17 o 18 años les has quitado la parte buena del colegio, que es la social, la de estar entre ellos, la primavera o incluso el trato con el profesor y todo lo que esto tiene de bueno. También les has quitado el jugar al baloncesto o al fútbol. Y les has dejado solo la académica, que es la más dura. Y además con toda esa incertidumbre”.

En este centro madrileño privado suman cerca de 2.000 alumnos y 140 docentes, además de la logística de clases extraescolares, rutas y comedor. “Hemos sufrido una revolución”, según Ríos. Ella echa la vista atrás y se ve a sí misma en marzo, tras los primeros e inciertos compases del confinamiento, en una reunión de profesores en la biblioteca donde una compañera le enseñaba a usar Google Classroom y a subir tareas. “No teníamos absolutamente ni idea y al día siguiente estábamos funcionando”. Rememora el “tremendo pudor” que le generaba al principio grabarse en vídeo y el miedo a dar una clase online por si alguien la grababa, trastocaba el contenido y lo hacía viral. Se recuerda también en casa, con sus cuatro hijos y su marido también trabajando, buscando con el portátil la esquina donde la conexión no se congelaba. Se le quiebra la voz al mencionar quizá el momento más trágico, el fallecimiento de uno de los profesores del centro por culpa de la covid: “Fue un hachazo para todos. Los chicos se dieron cuenta además de que era una persona joven y sana, de que esto nos afectaba mucho más de cerca de lo que habíamos pensado”.

El desafío de los profesores

Ha sido un curso muy largo en el que hemos tenido que adaptarnos a horarios, a fechas, a calendarios, a nuevos sistemas de enseñanza

Blanca Ríos, profesora del colegio Estudio, en Madrid, cuenta lo difícil que resultó preparar a los alumnos mayores para las pruebas de la EvAU. | Foto: Sofía Moro

Meses después, con España en proceso de desescalada y antes del gran examen, el colegio ofreció a los alumnos la posibilidad de asistir a clase de forma voluntaria para un curso de preparación de la EvAU. Acudieron unos pocos, se sentaron todos muy espaciados en el aula y el centro aprovechó para ensayar lo que quizá sea el futuro de la educación. En la clase se colocó una cámara que registraba los movimientos y la voz de la profesora; ella, a su vez, podía ver las caritas de los alumnos a distancia a través de una pantalla de ordenador. De este modo, una parte seguía la explicación de forma presencial y otra desde su casa, a través de Internet. Tuvieron que ir haciendo ajustes porque al principio no se oía bien y la tiza apenas se leía; y el curso de preparación, en cualquier caso, terminó rápido, dejando por delante días suficientes de aislamiento en casa: ningún alumno quería arriesgarse a sufrir una cuarentena justo antes de un examen tan importante. Pero dejó una muestra de lo que quizá está por venir. “Lo tenemos que ir practicando”, dice Ríos. “Puede ser una solución con vistas a septiembre, si es que es lo que tenemos que hacer, porque tampoco tenemos claro cuál va a ser el futuro”.

A Ríos le preocupa en cualquier caso un mundo sin clases presenciales, una escuela sin niños. “Se pierde muchísimo. A pesar de tener los medios y de haber trabajado y de haberse examinado; a pesar de que algunos se han esforzado muchísimo y se han centrado incluso más, en general han aprendido menos. El colegio no son solo contenidos. Es muchísimo más. Es una institución donde interactúan familias, alumnos, profesores. Es una vida, un mundo. Y la parte académica es un porcentaje menor”. Tras la entrevista con la maestra, de camino a la salida del edificio, pasamos entre pasillos y escaleras partidos por una línea amarilla colocada para que los alumnos respeten un determinado sentido y no se apelotonen cuando regresen. También se ven fragmentos de esa vida que latía en el colegio hasta marzo: decenas de cuadernos confeccionados a mano, carpetas con dibujos, bolsas de papel con trabajos en su interior que nadie ha venido aún a recoger. Fuera, en el patio, corretea con algarabía un grupo de niños de un campamento. Son pequeños y tantos meses después su visión resulta extraña; se desenvuelven con naturalidad e inocencia, saltan y se ríen de forma despreocupada.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/08/11/eps/1597146268_131560.html

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¿Hacia dónde va el humo? Educación a distancia o modelo híbrido

Por: Gonzalo Erubiel Roblero Velázquez

El coronavirus o COVID-19 llegó a México convertido en pandemia e inició el recorrido en febrero de este año, inmiscuyéndose en la cotidianidad de la vida, desenmascarando a los gobiernos en las formas de organización, economía, política, salud y educación.

Quédate en casa, sana distancia, cubre bocas son palabras que se hicieron del argot de la ciudadanía mexicana. Las actividades se paralizaron en diversos ámbitos de la vida del país, la educación no fue excepción, marzo-abril fue el parteaguas de una estrategia de educar y aprender desde casa, el Secretario de Educación Pública, (SEP) anunciaba que sería “aprende en casa” una posibilidad, para que la niñez no perdiera el ciclo escolar 2019-2020, soslayando la multiculturalidad y la accesibilidad de las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación) en contextos marginados y de bajos recursos económicos, sustituyendo la educación presencial.

Dejando los contenidos, tareas y los procesos de aprendizaje  en manos de las familias, olvidando factores laborales, sociales y económicos  en que vive la sociedad mexicana, padres que tienen que velar por la comida, que no tienen trabajo, pensar en educar a sus hijos en un confinamiento desigual, es una tarea limita. Una foto a distancia dio el portazo final del periodo escolar 2019-2020, abriéndole paso a la incertidumbre del nuevo periodo escolar (2020-2021). El bombo sonó anunciando el uso de la televisión y la radio, como apertura del modelo híbrido.  Educación a distancia, estrategia desde la SEP como arranque de clases en escuelas del país. Sigamos las controversias del modelo propuesto.

¿Qué es educación a distancia?

Anteriormente la educación a distancia se hacía por correspondencia. Pues no se tenían los medios para una educación presencial, ordenabas tu curso y te llegaba por Correo Postal Aéreo o en algunos casos acudías a las escuelas a recoger  las guías y el material con el cual tenías que trabajar y al final comparecer tu aprendizaje mediante examen, las personas interesadas en estudiar en su mayoría eran adultas. Con el paso del tiempo y con la llegada de las TIC, esta modalidad de aprendizaje fue quedando en desuso. La educación a distancia se ha caracterizado por estar cerca de las universidades y de las empresas (Nueva Zelanda, Inglaterra y Estados unidos), fueron quienes iniciaron, posteriormente llego a América. Lo cual da lugar a universidades abiertas, para ofertar capacitación y ampliar la cobertura en los aprendizajes. La educación a distancia surge con la necesidad de expandir  los horizontes  de atención apuntando a las universidades como beneficiarias de esta modalidad.

La educación a  distancia es aquella en donde las y los maestros con los estudiantes no se encuentran frente a frente, como se hace tradicionalmente o en una educación presencial, y el proceso de enseñanza y aprendizaje se da mediante medios electrónicos TIC (Internet, vídeos, tv, radio, Cd, vídeo conferencias, chats en plataformas etc).

La educación a distancia por su principio está confeccionada para adultos, siendo fundante el  aprendizaje autónomo y  aprendizaje regulado, la autoformación que se basa en una conciencia-necesidad del ser humano. Aprendizaje basado en el tiempo. Tiempo real y tiempo diferido, lo cual es alarmante que en educación básica (inicial, preescolar primaria y una parte de secundaria) se quiera implementar la educación a distancia, sin considerar contextos, contenidos, roles y oportunidades de niñas, niños, maestras, maestros y otres, comprometiendo los procesos de aprendizaje y de contacto humano.

 

Televisión, Radio, Niñas, Niños y otres.

Con el correr del tiempo,  los avances tecnológicos incrementaron, se inició el uso de la televisión y radio como medios electrónicos, para trasmitir programas educativos que primero fueron unidireccionales, es decir, su uso fue para llegar a lugares más alejados del país e interactuar desde la casa. Fue hasta finales del siglo pasado que la televisión y radio se convierten en bidireccionales con la llegada de las TIC y del  internet, modernizando las formas de la educación a distancia.

A lo largo del tiempo la televisión y la radio han jugado el papel de entretenimiento social, en donde las niñas, niños y otres pueden recrearse a través de la programación. No se puede negar que la televisión y la radio enseñan, pero las y los estudiantes no aprenden contenidos formales (saberes elaborados, científicos) en donde involucre el contacto humano con su alter, las experiencias que obtienen de mirarse a los ojos con su profesor, rompe con la comunicación de ida y vuelta que permite aprender, como producto de una construcción social dinámica. La tv y la radio no tienen contenidos educativos que coadyuven con el proceso de enseñanza aprendizaje, en donde el profesor de grupo pueda referirse como soporte pedagógico y enriquecer los procesos áulicos.

En la educación básica no se usa  a la tv y radio como fuentes primarias de aprendizaje, como lo es el libro de texto, un fichero, que son insumos de soporte para enriquecer los procesos. En México la mayoría de la población tiene una televisión y radio, sin embargo existen familias extensas (papá, mamá y cinco hijos) en donde una tv no es suficiente, las injusticias para el objetivo que es aprender, no son viables. Es necesario referirse a los intentos de México por hacer televisión educativa, la Unidad de Televisión Educativa (UTE), la educación vía Satélite (EDUSAT) y sin olvidar el canal once dependiente del (IPN) todas, dirigidas a formular programación con contenido de ayuda a la educación, sin embargo, este tipo de televisión está restringida para la inmensa mayoría de los mexicanos, solo la clase con mayor poder adquisitivo, los ricos, tienen acceso a estos beneficios, continuando con la línea abisal entre pobres y ricos.

 

El rol de las y los  profesores  en  educación a distancia.

Los porcentajes de niñas, niños y otres que escuchan radio son bajos en zonas urbanas y zonas rurales, la tv solo sirve para ver películas, deportes, caricaturas y telenovelas. Las y los profesores quedan excluidos de los procesos de aprendizaje de las y los estudiantes, serán los medios quienes brinden contenidos, ya que la profesora o el profesor no le preguntan ¿qué contenidos abordar? Las y los estudiantes estarán sujetos a los contenidos que el estado dictamine, la interacción emisor –receptor, será vaga, considerando a la retroalimentación como un elemento indispensable en el aprendizaje. Desvinculando al sujeto del contacto social y dejando el desarrollo de la enseñanza – aprendizaje, bajo la responsabilidad de personas con quienes la o el estudiante no tiene contacto.

Los estados motivacionales y emocionales, estarán cautivas y se resolverán mediantes las familias, las y los  profesores, meros espectadores de la educación a distancia o al margen de ella, se perderá de lo sensorial sobre lo conceptual y de lo espectacular sobre lo cognitivo, reacciones que dan cabida a los procesos de aprendizajes en una educación presencial. La educación a distancia puede tomar el camino de unidirecionalidad y el capitalismo reproducir aún más su poder, educando las conciencias de la sociedad.

 La educación a distancia es especulativa, ya que poner tras una tv, radio o internet a niñas, niños y otres de preescolar, primaria y secundaria, aumenta los riesgos de fracaso escolar masivo; como efecto domino de las carencias en recursos materiales, económicos, desintegración familiar y padres que trabajan, termina por ser un fracaso personal al no alcanzar los procesos madurativos e intelectuales.

Las y los maestros están situados a la mitad  del camino. Una educación a distancia que lo paraliza de su labor educativa, en tanto la niña, niño y otres estén tras un televisor o escuchando la radio, envuelto en la Internet, la profesora o el profesor no tendrán la oportunidad de brindar un seguimiento idóneo y eficaz de los procesos de aprendizajes de las y los estudiantes. Volviéndose confuso, dejando que sus estudiantes reciban y acumulen información y no tengan el andamiaje necesario para ir en determinado sentido del aprendizaje. El modelo de educación a distancia es excluyente que solo beneficia a las empresas que diseñan programación por televisión, radio e Internet.

 

Educación a distancia, preludio de la hibridación.

Con la llegada a México de la tercera revolución industrial y el Neoliberalismo en los años 90´  se permitió el ingreso  inminente de la informática y la tecnología, el control de la información y de los medios TIC (computadoras, Internet) ocupando intereses tanto del Estado como la iniciativa privada, profundizando las injusticias y concentrando la riqueza en unos cuantos. La radio y la tv ya habían comprobado  su utilización y aceptación en la conciencia y entretenimiento de  la sociedad. Como medios educativos formales en algún momento e informales en otros, a distancia. Es notable que uno anteceda al otro sin dejar de ser lo mismo, educación basada en TIC. Los antecedentes de la radio y tv en su momento fueron los medios modernos que se tenían.

¿Existe cierta correspondencia entre educación a distancia y la posibilidad de una educación híbrida en México? Las diferencias son mínimas si ya nos dimos por enterados que la educación a distancia, es. una estrategia que tiene que ver con las TIC de forma total, con  maestras, maestros y  estudiantes  que no están presentes; como consecuencia de la pandemia y del confinamiento que nos causó, en donde hace referencia a la tv y radio como medios de transportación de contenidos educativos.

El modelo híbrido por su parte, es la dualidad entre la educación presencial o tradicional y el uso de los medios tecnológicos que brinda las TIC (tv, radio, redes sociales, Internet etc.) denominada también virtualización entendiendo como algo que no está, solo está en un ordenador o espacio; Internet y ciberespacio. El hecho es que la educación a distancia juega un papel de iniciación de entrenamiento de estudiantes, profesoras, profesores y sociedad en general, para el tránsito hacia el modelo de enseñanza- aprendizaje híbrido, que se quiere imponer en México. Pese a una esfera de desigualdad social, en donde no se tiene accesibilidad a la red del Internet y las familias no cuentan con los insumos (computadoras), para un aprendizaje idóneo. Es una imposición de modelo excluyente a todas luces, que no concuerda con la complejidad social, económica y cultural que tiene México; afectando de forma desproporcionada a las niñas, niños, jóvenes y otres más vulnerables.

 

Consideraciones finales

“Enseñar no es transferir conocimiento” (Freire, 2002). El acto de educar va más allá de la idea de mover algo de un lado a otro. La educación está basada en experiencias, en los diálogos colectivos como procesos de aprendizaje. No en la deshumanizante forma de los modelos híbridos o virtuales, propuestos por capitalistas que solo ven la competitividad y la  individualización humana, basada en los valores y comportamientos  que enmarca el libre mercado. El enfoque pedagógico híbrido enmascara las intenciones de las empresas generadoras de contenido y de un Estado capitalista, que busca ensanchar las brechas entre pobres y ricos. Ocultando el millonario rescate económico de las empresas televisoras. Convirtiendo a la educación en ganancias millonarias y privatizando aún más la educación, no perdamos de vista que la estrategia o modelo “aprende en casa” estaba desde el periodo escolar pasado.

El Estado se encuentra en una simulación de atención educativa, con certeza los niños de 3 a 15 años no cuentan con la autonomía suficiente para hacerse cargo de su propio aprendizaje (buscar información, atención al contenido) además de las insuficiencias que se presenten, padres que tengan que trabajar, niños con Necesidades Educativas Especiales (NEE), falta de equipo de cómputo, tv, radio y conectividad eficaz para atender los aprendizajes. Los contextos educativos son diversos (escuelas multigrado, unigrado, rurales, urbanas, marginadas) en extrema pobreza, bajo estas condiciones el derecho a la educación se encuentra lacerado. Aunado a esto, las y los profesores son marginados y excluidos de los procesos de enseñanza – aprendizaje, perdiendo la parte sustancial de su labor que es el contacto humano y dialógico vis a vis que se da en el hecho educativo.

El capitalismo continuara con su desequilibrio social, económico, ecológico, cultural y humano, aumentando la pobreza, devastando y estandarizando el tipo de las y los ciudadanos que le convenga producir, para sostener el poder nacional y mundial.

¡El capitalismo llegará, hasta donde nosotres se lo permitamos! Es conveniente no perder las esperanzas ante los cambios que se aproximan, uniendo fuerzas con Las posturas anti- sistémicas y de izquierda que están caminando hacia el horizonte de un mundo distinto y en la construcción de un ser humano consiente de su devenir histórico.

 

Referencias

Freire, P. (2002). Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa. México: Siglo XXI.

Fuente: El autor escribe para OVE

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La SEP Atrapada

Por: Eduardo Andere M.

La SEP está atrapada en su política educativa. La pedagogía está atrapada por la política. Todo es política, porque los políticos tienen una moral de grupo que no es la de los valores universales, pero, de vez en cuando, cuando al poder llegan personas cuyas ideologías coinciden con esos valores universales y los hallazgos de la ciencia, las cosas mejoran para todos.

Más grande que el rezago educativo de México es el rezago de su política educativa. La historia de la política educativa de México está llena de retórica, pero no de resultados; de acuerdos cupulares, pero no de acciones acertadas. La pandemia del COVID ha exhibido los enormes rezagos en política educativa, educación y aprendizaje. Estamos a un paso de una tragedia educativa, con mayores niveles de rezago, desigualdad y segregación.

 Y no hay solución óptima. Trabajar con lo que se tiene que es la televisión, la radio, libros de texto y fotocopias sin maestro es un tratamiento cuya medicina debilitará más al enfermo, pero con la falaz esperanza de que el enfermo se aliviará solito. 

Se suponía que el aprendizaje del siglo 21 tenía que ser interactivo, divertido, movido, motivado, creativo e inspirado. Con la televisión y la radio forzadas, los niños y jóvenes acabarán más aburridos que antes y, además, más desmotivados, desorientados y desinteresados en todo lo que tiene que ver con educación, aprendizaje, escuela, estudio y lectura. La solución solo funcionaría para los niños y las familias altamente motivados, pero lo más probable es que ellos encuentren la solución interactiva. 

Hay muchas preguntas en el aire, entre otras: ¿qué harán los maestros? ¿Cómo se evaluará a los estudiantes? ¿Cómo asegurar que efectivamente los estudiantes se sienten por horas frente a las pantallas y que los papás lo favorezcan? ¿Cómo atender a los niños cuyos papás tienen trabajar todo el día? ¿Cómo sabrán los maestros que las tareas, proyectos, trabajos, pruebas y evaluaciones las hicieron los niños y no otras personas en el hogar? 

Qué bueno que se pospuso la prueba PISA. Aún así, si se lleva a cabo en 2021, los resultados serán desalentadores, pero al menos tendremos un año para diluir la frustración con agua resignada.

 ¿Qué puede hacer la SEP? Bueno, no todo es su culpa sino del Estado y sus gobiernos, que no han tenido visión de largo plazo. Pero, tomando análogamente el consejo de Aristóteles, qué podemos hacer con las circunstancias reales, no ideales.

Antes la SEP tenía un enorme problema: ¿cómo resolver desde un solo escritorio el aprendizaje y la enseñanza de 40 millones de estudiantes? No es posible avanzar con un sistema tan centralizado para un país tan complejo y con enormes barreras estructurales. Ahora la SEP tiene otro problema: La pandemia en un sistema agotado y asfixiado.

No necesitamos una nueva escuela o un nuevo currículo. Necesitamos un nuevo sistema, descentralizado, y un nuevo modelo, donde la máxima autoridad pedagógica sea el maestro y no el escritorio de Vasconcelos. Entonces, el Estado, con el liderazgo del gobierno, podría hacer cuatro cosas: 1) descentralizar la política y práctica educativas para que las decisiones del día al día sean tomadas por las localidades; 2) invertir grandes sumas en la digitalización interactiva y confiable; 3) exigir a la planta docente una preparación para el siglo XXI: aprendizaje, interacción humana, crianza, enseñanza en la era del cambio y fusión de pedagogía y digitalización; 4) atomizar las relaciones laborales para acercarlas a la realidad de las localidades y las familias. Nunca los intereses políticos deben estar por encima de los intereses de los niños. 

Al final nos dirán, “no se puede”. ¿Por qué? “Por razones políticas”. Ahí está el detalle.


[1]Investigador visitante del Colegio de Boston; @EduardoAndere Autor de: “¡Aprender! Emociones, inteligencia y creatividad” y “The future of schools and teacher education: How far ahead is Finland”, ambos publicados en 2020.
Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-sep-atrapada/
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El problema educativo en la pandemia: una propuesta para construirlo desde otro punto de partida

Por: Rosa Guadalupe Mendoza Zuany

El problema educativo asociado a la pandemia está en proceso de construcción, y en este proceso, participan múltiples actores. La enunciación del problema educativo no es objetiva, ni neutral. Hoy por hoy es posible identificar relatos oficiales sobre dicho problema – tanto a nivel federal como emitidos por autoridades educativas locales -, así como diversos relatos alternativos por parte de docentes, sindicatos, investigadores educativos, partidos políticos, etc.

Estos relatos nos ofrecen caracterizaciones sobre el problema, sus causas e incipientes formas de contribuir a su solución. Al revisar cada relato sobre el problema social es posible identificar una selección de hechos que se plantea como objetiva e indiscutible, así como prioridades de intervención en el sector educativo. Así, diversos actores estamos construyendo el problema educativo desde posiciones específicas y, a la vez, validando o cuestionando los relatos oficiales.

Los relatos oficiales sobre el problema educativo a raíz de la pandemia por el Covid19, de forma resumida, se han centrado en la imposibilidad de las escuelas de ofrecer el próximo ciclo escolar una educación presencial. Así proponen la modalidad a distancia, fundamentalmente a través de la televisión y la radio, así como la entrega de materiales impresos que coadyuven al logro de aprendizajes esperados en “incuestionables” planes de estudio, a los que se opta simplemente por añadir una asignatura que enfatiza temas asociados a la vida saludable. Cabe señalar además, que en el planteamiento de un programa sectorial de educación este relato del problema educativo ni siquiera está presente, ya que parece concebirse como pasajero y sin efectos de largo plazo que atender.

Existen otros relatos muy influyentes en la opinión pública y la especializada en el ámbito educativo que hacen énfasis en la prioridad del logro de aprendizajes esperados en los planes de estudio, ante el riesgo y la alerta del desaprendizaje y del rezago. Se habla de catástrofe educativa. El abandono escolar es un elemento importante en los relatos alternativos que apuntan a un problema que se agudiza con la pandemia. Además, en estos relatos, la escuela es central, insustituible y el espacio de socialización indiscutible para NNA. Y si bien, reconocen la imposibilidad de una atención educativa presencial, conciben a la presencialidad como requisito indispensable para una educación de calidad.

Este preámbulo en el que recapitulo aquello que llama mi atención de la construcción del problema educativo, me lleva a presentar algunas consideraciones para el planteamiento del problema educativo desde una doble posición: 1) como investigadora educativa que ha centrado su indagación en la educación indígena e intercultural, en su articulación con preocupaciones socio-ecológicas presentes en las comunidades donde dicha educación se ofrece, y ante la crisis, en la investigación sobre la atención educativa brindada por los y las docentes a los NNA indígenas, su visibilización y sus retos; y 2) como madre cuyos hijos se encuentran en edad de asistir a la escuela.

Desde ese doble lugar, y partir de una investigación en proceso, observo que:

  1. En la construcción del problema educativo poco se ha considerado y ahondado en la atención educativa que han ofrecido las y los docentes, muchos de ellos, con adversas condiciones de trabajo. Poco se ha indagado sobre lo que sí han hecho, sobre su creatividad y sensibilidad para la atención educativa, de su acción más allá y a pesar de las instrucciones emitidas desde del gobierno federal y los gobiernos estatales. Y mucho se ha hablado de lo que no se ha logrado en términos de aprendizajes por la no presencialidad y por las deficientes estrategias educativas gubernamentales.
  2. El problema se presenta asociado a la escuela y no a la educación. La escuela se erige como el centro del problema y en donde se debe intervenir para solucionarlo. Así, los padres, las madres y la familia permanecemos en los márgenes en los que hemos sido colocados a través del tiempo; además nos ubicamos en estos márgenes como incapaces de enseñar lo que sabemos, de detonar aprendizajes relevantes y pertinentes en nuestros hijos e hijas, de generar y fortalecer en nuestros hogares espacios seguros y sensibles para afrontar la crisis que supone el confinamiento y la incertidumbre.
  3. En la construcción del problema educativo sólo tienen cabida los aprendizajes esperados, y concretamente aquellos aprendizajes “básicos” asociados a la lecto-escritura y las matemáticas – en un currículum que no fue pensado para este mundo en crisis, ni para el mundo post-Covid19, y que además, no está siendo cuestionado. Están ausentes preguntas como: ¿qué es relevante aprender en la escuela en medio de esta crisis? ¿Qué debemos enseñar a partir de esta crisis global y para qué? ¿Cómo podemos contribuir desde el ámbito educativo para transformar este mundo en crisis e incertidumbre? ¿Qué aprendizajes debemos priorizar?

Por lo anterior, me planteo el problema educativo considerando otros puntos de partida:

1) Repensando el rol de los padres, las madres y la familia en la educación de nuestros hijos e hijas, y también en la escuela. Si los padres y las madres fuimos colocados en los márgenes de la escuela para participar plenamente en el proceso de aprendizaje de nuestros hijos e hijas, ¿cómo hacer para que volvernos a ubicar al centro del proceso y que se valoren nuestros saberes y prácticas?

2) Valorando los “aprendizajes inesperados” (Mendoza Zuany, 2020) y visualizando un plazo más largo al logro de los esperados por el currículum (que debe ser repensado). Me pregunto por qué no replantear el relato de la catástrofe educativa, del rezago y del desaprendizaje, para construir el problema educativo en otros términos.

¿Qué pasaría en el mundo si dedicáramos un ciclo escolar a priorizar aprendizajes cotidianos sobre el cuidado de nuestro entorno natural y social, el cuidado de nuestra familia y nuestra comunidad, cómo alimentarnos sanamente y cuidar nuestro ser físico y espiritual, cómo convivir en la diversidad con respeto y aprendiendo de lo diverso, cómo ser empáticos con los demás, cómo no imponer ni lastimar a los demás cuando no nos ponemos de acuerdo, cómo ser mejores madres, padres, hijos, compañeros de trabajo…, cómo ser mejores personas? Valorar y propiciar la conexión de conocimientos, prácticas y capacidades locales-familiares-contextuales y escolares es crucial para afrontar la crisis socio-ecológica y sanitaria que supone el mundo post-Covid19 (Mendoza Zuany, 2019).

Al apropiarse del relato del rezago y del desaprendizaje, para muchos sería catastrófico que se dejara de aprender a leer, a escribir y matemáticas en la escuela – los «aprendizajes que importan» –sin reconocer que esto y muchas cosas más también se pueden aprender en la cotidianidad, en el contexto y el entorno de cada estudiante. Para mí, no sería catastrófico. Me parece que un ciclo escolar como que el que describo, sería lo mejor que le podría pasar a la humanidad en medio de esta pandemia.

Bibliografía

Mendoza Zuany, Rosa Guadalupe (2020) Los aprendizajes in-esperados en casa para el mundo post Covid19. Educación Futura, 29 de mayo

(http://www.educacionfutura.org/los-aprendizajes-in-esperados-en-casa-para-el-mundo-post-covid19/)

Mendoza Zuany, Rosa Guadalupe (2019) Conectar conocimientos locales-indígenas y escolares para afrontar la crisis socio-ecológica. Hacia una educación pertinente y relevante. Educación Futura, 17 de diciembre. (http://www.educacionfutura.org/conectar-conocimientos-locales-indigenas-y-escolares-para-afrontar-la-crisis-socio-ecologica/)

Fuente: https://insurgenciamagisterial.com/el-problema-educativo-en-la-pandemia-una-propuesta-para-construirlo-desde-otro-punto-de-partida/

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