El mejor profesor de Chile 2017 y su metodología basada en proyectos al servicio de la comunidad

Chile / 29 de octubre de 2017 / Autor: Macarena Fernández / Fuente: El Definido

Eduardo Cortés, docente técnico- profesional de Quillota, destacó por los proyectos innovadores y comunitarios que impulsa junto a sus alumnos, a quienes está formando para ser verdaderos agentes de cambio.

Ayer se dio a conocer al ganador del Global Teacher Prize Chile 2017, el «nobel de la enseñanza» organizado por Elige Educar, que reunió más de 24 mil nominaciones de profesores chilenos y cinco destacados finalistas.

Finalmente el ganador de este año es Eduardo Cortés Inostroza (35 años), ex alumno y ahora profesor de Tecnología de la Escuela Industrial Ernesto Bertelsen Temple de Quillota (más conocido como Colegio Diego Echeverría de los Hermanos Maristas).

Lo que más se le destacó a este profesor es su metodología basada en proyectos innovadores y comunitarios, motivando a los estudiantes a ser ellos mismos quienes encuentran las soluciones tanto de sus problemas como los de su entorno. En resumen, Eduardo está educando a los nuevos agentes de cambio de nuestra sociedad, poniendo a sus alumnos como los protagonistas del aprendizaje.

Aprendizaje que él heredó de su madre quien siempre le dijo que si quería lograr algo en la vida, tenía que trabajar duro y esforzarse al máximo para ganárselo. Y así fue como Eduardo sacó su carrera de Técnico en Electricidad y Profesor de Tecnología con mucho esfuerzo:vendía helados para pagar su matrícula, trabajaba los fines de semana haciendo aseo en el Metro para colaborar con la economía de su hogar; y en sus ratos libres entre estudios, trabajaba limpiando los autos de los propios profesores de su universidad.

Eduardo señala que «en el momento en que gané, me acordé cuando un día estaba llorando y lavando autos; tenía muchas deudas y estaba muy mal. Y el pañolero, Franklin, se me acercó y me dijo: tranquilo, va a llegar un momento dado en que tu vida va a cambiar».

Creando tecnologías y proyectos de energía renovable para soluciones sociales

Con el fin de trabajar la inquietud social de los alumnos, de desarrollar sus conocimientos a través de la práctica y de darle rienda suelta a la creatividad; el profesor Cortés los motiva a vincularse directamente con su comunidad para comprometerlos con su entorno y conectarlos con lo que pasa más allá de los libros, materias y de la escuela.

Dentro de los proyectos que ha realizado el profesor Eduardo junto a sus alumnos, y que le significaron reconocimientos en concursos y ferias tecnológicas; destacan un brazo robótico, un cortador de botellas de vidrio que permite reutilizar el material, una bicicleta eléctrica cargada con energía solaruna lavacleta: bicicleta estática que se conecta a la lavadora y lava y centrifuga la ropa;y una máquina de soldar hecha con transformadores de microondas.

«En vez de hacer el circuito en el colegio, con tableros donde colocaban y prendían una luz, decidimos que vayan a las casas y cambien toda la instalación eléctrica para evitar algún peligro», relató Cortés a El Mercurio.

Pero el proyecto más aplaudido en Chile e incluso en el extranjero es Misión Aconcagua: una iniciativa de impacto comunitario desarrollado con sus estudiantes de la especialidad Técnico en Electricidad, que consiste en hacer una revisión e instalación eléctrica completa para las familias de una población de escasos recursos.

¿Cuáles son las claves de Eduardo para motivar a sus alumnos y lograr un aprendizaje que realmente impacta?

Sus 4 claves para transformar la educación

Para el profesor Eduardo la metodología más exitosa es aquella que trabaja en base a proyectos, que además de desarrollar al máximo el pensamiento y creatividad de sus alumnos, los hace trabajar en equipo, encontrar soluciones de forma autónoma, aprovechar al máximo sus aptitudes y utilizar los aprendizajes para un bien concreto, tangible y superior.

Y de acuerdo a lo anterior, el profesor señala en el comunicado de Elige Educar que existen cuatro características base que logran que los aprendizajes marquen profundamente a sus alumnos y a su entorno:

1. Involucrar a los estudiantes en proyectos que tengan un resultado real y tangible y que tengan un sentido para sus vidas. Que les sirva, que no termine en la basura.

2. Crear proyectos capaces de estimularlos y de fomentar su autoestima, al ver cuán capaces son de lograr buenos resultados con lo que han aprendido.

3. Promover proyectos que logren motivar a las familias, a los apoderados, quienes al ver lo que sus hijos son capaces de lograr, se vuelvan en agentes de motivación fundamentales.

4. Vincular a los alumnos con su comunidad, a través de un sentido solidario y hacerlos conscientes de los problemas que aquejan a su entorno y de lo importante que es el trabajo y la ayuda comunitaria.

Lo que yo busco es generar espacios distintos y generar una conciencia social en mis alumnos, los jóvenes pueden ayudar a otros con lo que aprenden, ser actores de cambio y a la vez generar aprendizajes significativos”, explicó el docente en un comunicado.

Cortés recibie US$ 10.000 (6,300 millones pesos chilenos), dos pasajes a Nueva York, una ludoteca para su escuela, junto con una colección de libros pedagógicos y material didáctico para los alumnos. Además, representará a Chile en la versión internacional de Global Teacher Prize, cuyo ganador se lleva 1 millón de dólares.

Una vez recibido el premio, Cortés afirmó a TVN que «uno tiene que amar esta profesión para llegar a sentir diariamente que lo que uno está haciendo es algo maravilloso, y que uno se levanta a trabajar feliz para poder encontrarse con los chiquillos, para tener experiencias nuevas todos los días».

Fuente de la Noticia:

http://www.eldefinido.cl/actualidad/lideres/9164/El-mejor-profesor-de-Chile-2017-y-su-metodologia-basada-en-proyectos-al-servicio-de-la-comunidad/

Comparte este contenido:

De “tiza y pizarrón”: ellos buscan ser el mejor profesor de Chile

Chile / Autor: María José Blanco y Paula Yévenes / Fuente: La Tercera

Estos son los cinco docentes finalistas de The Global Teacher Prize, en su versión criolla, que desde 2016 organiza la ONG Elige Educar. Quien resulte ganador representará al país en el capítulo internacional del mismo evento, administrado por la Fundación Varkey y que es conocido como el “Premio Nobel de la Enseñanza”.

Marcela Rodríguez (30), Región de Arica y Parinacota: “Yo me tengo que adaptar a los alumnos”

Desde los 15 años que ayudaba a los más pequeños que iban a clases particulares de sus padres, ambos también docentes. Hace cinco que ejerce como profesora de matemática en el Liceo A1 Octavio Palma Pérez, en Arica, pero no siempre supo que quería serlo. De hecho, al no tener claro qué estudiar en la universidad, ingresó a ingeniería. Los números se le daban, pero no terminó. Decidió cambiarse a pedagogía, a pesar de que personas externas le decían “no seas profesora, tú eres para más”.

Ya como docente, llevó los números a otras asignaturas. Como no todos los alumnos presentan habilidades matemáticas, al mezclarlos con otras disciplinas lograba aumentar su confianza. “Por eso trato de que si no se llevan bien con matemáticas, se lleven bien conmigo”.

Dice que no tolera las burlas y es exigente. Sin embargo, su método de enseñanza es en base a chistes y proyectos. Todo depende del perfil del curso. “Si son más artistas, lo relacionamos con arte. Si son deportistas, con deporte. Siempre he pensando que yo me tengo que adaptar a los alumnos”. Esa característica la llevó a ser nominada por su alumna Natalia Meriño Correa: “Me gusta como intenta llegar a los alumnos, es muy trabajadora y siempre está innovando”.

Eduardo Cortés (35), Región de Valparaíso: “Todo se puede, está en atreverse”

Cuando entró a estudiar pedagogía a la U. de Playa Ancha (Valparaíso), su meta no era la docencia sino cambiarse a periodismo. Sin embargo, en su primera práctica profesional vinculada al área pisó una sala de clases. Y de allí no salió más.

Para ayudar a mejorar la situación económica familiar, lavaba los autos de los profesores de la Facultad de Artes. Estaba en esas cuando un docente lo vio y decidió llevarlo al programa “Quién Merece Ser Millonario”, en 2006. Además de ganar más de $ 3 millones, confesó en televisión: “Si el rector lo permite, quiero trabajar en mi colegio”. Al año siguiente fue contratado como profesor de Tecnología, en la escuela industrial Bertelsen Temple, de Quillota.

“El esfuerzo está por sobre todas las cosas”, le decía Marta, su madre. Esa es la misma enseñanza que Eduardo intenta traspasar desde hace diez años a sus alumnos, así como la ruptura de parámetros y que ellos mismos busquen soluciones a sus proyectos. “Todo se puede, está en atreverse. En confiar en el alumno y en darle espacios”, dice. Marcelo Cantillana, alumno de 4to medio, lo describe más allá de lo académico. “Nos enseña qué es la responsabilidad, el respeto y la honradez. Además de ser buen profesor, es una buena persona. Un amigo. Un ejemplo”.

Beatriz Saavedra (59), Región Metropolitana“Hay una deuda con la educación inicial”

El que su abuelo no supiera leer ni escribir la marcó para toda la vida, sobre todo porque ella se esforzaba en enseñarle, pero él no veía necesidad de aprender. A ello se sumó el gusto por cuidar a los más pequeños de la familia. “Durante la época de vacaciones en el campo, la gente iba a cosechar. Las mamás me dejaban a sus niños para no tenerlos bajo el sol. Ahí empecé a descubrir que me agrada mucho estar con ellos, me energiza”, confiesa Beatriz, primera educadora de párvulos finalista del Global Teacher Prize.

Su sala no es como la de otros niveles educacionales. Es un área de juego, donde no hay rutina estable. “La metodología tiene que ser muy activa, que considere el juego, y que de alguna forma les dé oportunidades a todos, porque no todos aprenden igual”. Por ello se enfoca en preparar a los niños para que puedan enfrentar una educación formal. Y se mantiene crítica al respecto.

“El país tiene una deuda con la educación inicial, porque si bien hace muchos años que se instaló, hay muchos sectores donde aún no llega. Hay muchas profesoras que también han hecho lo imposible por sacar adelante a los niños que les tocan. Nosotros atendemos máximo 35 por año, pero sabemos que hay otros 35 que no están siendo atendidos”.

Mauricio González (58), Región de Tarapacá: “En Colchane tenemos todo por hacer”

Su primer acercamiento con la pedagogía lo tuvo en un lugar poco común: el servicio militar. Allí tenía compañeros que no habían terminado de estudiar y encontró en ellos un grupo al cual ayudar. Motivado por eso, dejó Santiago para estudiar pedagogía general básica en la U. de Tarapacá y convertirse en profesor rural.

La oportunidad de ir a Colchane, en pleno altiplano, llegó en el momento preciso. Con una hija de nueve meses y una esposa profesora, emprendió el viaje. Al comienzo no fue fácil ganarse a la comunidad. “Ellos querían profesores aymaras y eso nos dolía un poco, pero un día se nos acercaron dos vecinos que necesitaban 8° básico para sacar licencia de conducir y querían que les hiciéramos clases. Al final llegamos a tener 32 personas estudiando con nosotros”, contó. De eso ya han pasado 28 años, y hoy sus ex alumnos agradecen su decisión. “El no era de Colchane, pero decidió quedarse”, dijo Militza Castro, ex alumna.

Como se especializó en ciencias, Mauricio se ha dedicado a sorprender en sus clases con experimentos. Alvaro García, otro de sus ex alumnos, cuenta de un día que salieron a terreno, les enseñó a usar la brújula y diseñar coordenadas. “Él nos hacía ser protagonistas de las clases”.

Marcela Henríquez (38), Región del Biobío: “La palabra vulnerabilidad no es excusa”

Pese a tener un montón de méritos académicos, que le permitirían trabajar en cualquier lugar, Marcela ha elegido como opción de vida ejercer su título de profesora de lenguaje en Quirihue, una pequeña comuna de la Región del Biobío. La misma zona que la vio crecer y que, según ella, le da sentido a sus estudios, “porque todo ha sido pensando en que mis alumnos tengan a la mejor profesora. Es lo que se merecen”, agrega.

Para sus estudiantes, lo que la distingue de los demás docentes es la forma en que plantea las lecturas. “Ella nos hace leer textos clásicos importantes que nos permiten desarrollar el sentido crítico”, dice Gustavo Vásquez, alumno de 4to medio. Su opinión la comparte su compañera Catalina Caro, quien define a Marcela como una profesora que enseña del corazón. “Nosotros, como alumnos, percibimos eso”, dice.

Pese a su éxito, para Marcela no existe otra fórmula más que nunca dejar de intentarlo. Por eso, se ha propuesto que los apoderados vuelvan a confiar en la educación pública, e intenta “reivindicar” su profesión mostrándose como una profesora feliz y levantando la pedagogía como una válida opción de estudios y de vida.

Fuente de la Noticia:

De “tiza y pizarrón”: ellos buscan ser el mejor profesor de Chile

Comparte este contenido: