La educación como servicio social requiere un enfoque ecosocial

Por: Luis González Reyes

Un indicador de una educación de calidad es la que permite al alumnado comprender el mundo en el que vive y desenvolverse en él. Es imposible cubrir este objetivo sin abordar en profundidad la crisis ambiental contemporánea.

Hace poco una profesora amiga me preguntó si me animaba a ir a su colegio para charlar un rato con el alumnado de bachillerato. Tienen en marcha un proyecto en el que proponen temas “poco habituales” (es decir, que no trabajan durante el recorrido escolar), para abrir las miradas de su alumnado. El asunto “poco habitual” que me proponía abordar era la crisis ambiental y distintas prácticas sostenibles para enfrentarla.

Es increíble que esto siga siendo una realidad en muchos colegios e institutos, y que la ley vigente aborde casi de puntillas estos temas. El cambio climático no es una realidad por venir, sino algo que ya existe y va a cambiar radicalmente los entornos en los que vive nuestro alumnado. El fin de la alta disponibilidad de recursos no renovables (petróleo, gas, carbón, cobre o fósforo), es otro cambio ambiental de gran magnitud para nuestras sociedades, cuyas primeras fases ya están sucediendo. Podríamos seguir poniendo ejemplos, cómo la disfunción ecosistémica consecuencia de que, actualmente, estamos viviendo la Sexta Extinción masiva de especies de la historia de la vida en la Tierra. Esta disfunción está implicando problemas para sostener la polinización o la depuración de aguas, por poner solo un par de ejemplos de muchos.

Si como consecuencia de esta crisis múltiple, la capacidad de consumo de la población, inevitablemente, va a disminuir, tendremos que aprender a ser felices con menos bienes. También a reparar y reciclar. Tendremos que aprender a articular economías en las que todas las personas puedan tener garantizada una vida digna a través del reparto de unos recursos de cada vez más difícil acceso. O a regular conflictos de corte socioambiental.

Sostengo que es increíble que estos temas no estén en el currículo escolar porque un indicador de una educación de calidad es la que permite al alumnado comprender el mundo en el que vive y desenvolverse en él. Es imposible cubrir este objetivo sin abordar en profundidad la crisis ambiental contemporánea. Pero eso no es suficiente. La educación, más que un servicio individual, es un servicio social, colectivo. Tiene que contribuir a mejorar las condiciones del conjunto de la población. Desde estas dos perspectivas, la individual y la colectiva, la crisis ambiental en curso y las maneras de abordarla deben ser temas centrales en los currículos, ya que lo son en el devenir de nuestras vidas.

Pero atender a los temas ambientales no es lo único necesario. ¿Podemos comprender nuestro mundo sin saber los flujos migratorios que están produciéndose?, ¿podemos entender los movimientos migratorios sin tener en cuenta las desigualdades, los distintos sistemas políticos o el cambio climático?, ¿podemos estudiar nuestra democracia parlamentaria obviando que hay personas con las que convivimos que no pueden participar de ella? Podríamos seguir haciendo preguntas de este tipo hasta visibilizar la necesidad de abordar en los colegios el conjunto de temáticas ecosociales. Es decir, una educación entendida como un servicio social que nos permita avanzar en democracia, justicia y sostenibilidad.

Para trabajar los temas ecosociales con la profundidad y el rigor que se merecen hace falta programarlos adecuadamente. Igual que la programación de las matemáticas tiene un desarrollo vertical en el que, curso a curso, se van construyendo nuevos conocimientos a partir de los ya adquiridos, de igual forma necesitamos una integración vertical del conjunto de conocimientos que engloba una competencia ecosocial.

No es únicamente necesaria la mirada en vertical, sino también en horizontal. Del mismo modo que acoplamos los conocimientos de matemáticas con los de física para que avancen en paralelo realimentándose, es necesario que esto también suceda con los distintos campos que comprenden lo ecosocial y de estos con el resto de áreas de conocimiento escolares.

Todo esto requiere muchas horas de trabajo, un conocimiento especializado de las temáticas ecosociales y una visión global de todo el proceso educativo. Pero ninguno de estos factores están al alcance de la gran mayoría del profesorado. Para intentar cubrir ese hueco, acaba de publicarse el libro Educar para la transformación ecosocial. Es el resultado del trabajo de cuatro cursos de un equipo multidisciplinar de profesorado de todas las etapas y áreas de conocimiento, y de personas expertas en distintos temas ecosociales. En él se hace una propuesta de cómo realizar una transformación integral de un centro educativo desde la perspectiva ecosocial pero, sobre todo, se realiza una propuesta exhaustiva de los objetivos ecosociales a cubrir, los contenidos, los métodos que serían acordes y algunas líneas sobre la evaluación. Es decir, se describe un currículo ecosocial.

Además, esta propuesta se entrelaza con el currículo de la LOMCE. Para ello, se ha realizado una relectura ecosocial de las introducciones de áreas y etapas. También se recorre, curso por curso y asignatura por asignatura, el temario de la LOMCE realizando una propuesta detallada de cómo abordarlo desde una mirada ecosocial.

El trabajo no consiste en una propuesta cerrada, sino en una guía para poder incorporar en la práctica docente el conjunto de las temáticas ecosociales con calidad. Esta matriz debe ser interpretada y adaptada por cada docente a su realidad. Lo que sí tiene es una vocación de globalidad en la mirada de los distintos ámbitos ecosociales y áreas de conocimiento.

En resumen, una sociedad que aspire a la justicia, la democracia y la sostenibilidad tiene que poner estos temas en el centro del aprendizaje escolar. Y el centro del aprendizaje escolar es lo que sucede en el aula, sin quitarle importancia al resto de momentos y espacios educativos que se producen dentro de los colegios. Por eso, es fundamental un currículo ecosocial.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/10/25/la-educacion-como-servicio-social-requiere-un-enfoque-ecosocial/

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España: Docente premiado rechaza «obsesión» por las evaluaciones externas educativas

España/09 de Octubre de 2017/La Vanguardia

El profesor Juan de Vicente Abad, ganador del certamen al Docente más innovador de España en 2016, ha defendido la enseñanza por proyectos orientados al servicio social, en vez de fomentar el aprendizaje de contenidos para lograr buenas calificaciones en evaluaciones externas de los centros.

Así lo ha explicado a EFE este profesor madrileño, que ha impartido hoy un taller sobre su metodología en Logroño, en una actividad organizada por la Fundación Riojana para la Innovación, el Gobierno riojano y la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

El taller, denominado «Learn by doing: aprendizaje-servicio» busca difundir el método de enseñanza, que emplea este docente en el IES Miguel Catalán, de Coslada (Madrid), y que ha sido adoptado ya por diferentes centros.

En realidad, ha explicado De Vicente, este método «no es algo que haya inventado yo» sino que «tiene ya una trayectoria en países nórdicos o en Estados Unidos».

«Este es un sistema que estaba muy extendido en el mundo hace tiempo y ahora se está redescubriendo», ha destacado.

Se basa en que los alumnos «de cualquier edad» adquieran competencias a través de proyectos, algo que ya desarrollan muchos colegios, pero que éstos «tengan un carácter de servicio público».

Así, ha defendido, se hace que los alumnos «desarrollen los conocimientos en diferentes materias para desarrollar una idea, organizar su aplicación y ponerla en marcha» en aspectos «que pueden ir desde la integración social de grupos minoritarios a la conservación de un parque o al cuidado de animales abandonados».

«Se trata de modificar el concepto tradicional de la educación y empoderar al propio alumno, que se implica más», ha afirmado el docente, para el que «es importante a enseñar a trabajar de forma cooperativa y de esta forma se profundiza en ello».

Hay muchos centros que han adoptado esta forma de impartir contenidos pero «en este país estamos sometidos a muchas tensiones por las evaluaciones externas» hasta el punto que «hay centros en los que lo importante es preparar esos exámenes», ha asegurado.

«Esa obsesión llega en casos a marcar qué es lo que hay que enseñar, pero, afortunadamente, cada vez hay más centros que avanzan en el aprendizaje por proyectos y también en los proyectos de transformación social», ha asegurado.

No se trata, ha matizado, de «renunciar a los contenidos que hay que impartir en el currículo educativo» sino de «buscar la excelencia a través de su aplicación para cambiar la realidad y de no solo te condiciones unos exámenes externos», ha concluido el docente, que defiende que «esta metodología es más efectiva también contra el absentismo escolar».

Fuente: http://www.lavanguardia.com/local/madrid/20171007/431864354833/docente-premiado-rechaza-obsesion-por-las-evaluaciones-externas-educativas.html

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