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Poner fin a la pobreza significa cerrar las brechas que existen entre las mujeres y los hombres

Por. Sri Mulyani Indrawati.

Por primera vez en la historia, la cantidad de personas que viven en extrema pobreza ha bajado a menos del 10 %. El mundo nunca ha tenido metas tan ambiciosas en materia de desarrollo como sucede hoy. Luego de la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la firma del Acuerdo de París sobre Cambio Climático a fines de 2015, la comunidad mundial está ahora evaluando las mejores y más eficaces vías de alcanzar estos hitos. En esta serie de cinco partes, me referiré a lo que el Grupo Banco Mundial está haciendo y lo que estamos planeando realizar en áreas clave que son cruciales para poner fin a la pobreza a más tardar en 2030: buen gobierno, igualdad de género, conflicto y fragilidad, creación de empleos y, por último, prevención y adaptación al cambio climático.

En 2016, el mundo es un lugar mejor para las mujeres y las niñas que hace una década. Pero no para todas, y definitivamente no en todos los lugares: esto es especialmente cierto en los países más frágiles y más pobres (i) del mundo.

Es también particularmente cierto en lo que se refiere a las oportunidades económicas de las mujeres. Las diferencias de género en la fuerza laboral, los negocios y el acceso a los servicios financieros no solo frenan a las personas sino también a las economías en general, en una época cuando necesitamos mucho impulsar el crecimiento y crear nuevos empleos en todo el mundo.

Algunas soluciones para este problema son simples y otras más complejas, pero todas requieren una mayor inversión para aumentar las tasas de matrícula escolar y de terminación de la educación, reducir las muertes durante el parto, y permitir que más mujeres consigan buenos trabajos y tengan acceso a servicios y activos financieros.

La nueva estrategia para la igualdad de género (i) del Grupo Banco Mundial traza un ambicioso camino en esa dirección al centrarse en enfoques e intervenciones que logren resultados concretos. Nuestra estrategia se basa en un conjunto de datos y pruebas —recopilados en su mayoría durante la última década y media— que apunta hacia medidas normativas específicas para cerrar las brechas y aumentar la igualdad de oportunidades para todos.

En primer lugar, necesitamos asegurarnos que las mujeres vivan más tiempo y en mejores condiciones de salud, y que una mayor cantidad de niñas reciban la educación que desean y necesitan. Sin embargo, en los países más pobres la mortalidad materna sigue siendo inaceptablemente alta y, al mismo tiempo, muchas mujeres aún carecen de acceso a servicios básicos de salud reproductiva. A pesar de algunos considerables avances, una cifra estimada de 62 millones de niñas no asisten a la escuela (i) en el mundo y un número inadmisible de mujeres todavía muere a diario e innecesariamente al dar a luz o por causas relacionadas con el parto.

La iniciativa del Banco Mundial en el Sahel, (i) una de las regiones más pobres y frágiles en el mundo, tiene como objetivo mejorar el acceso de las mujeres a servicios de salud materna y reproductiva. Estamos también invirtiendo más en la educación de las niñas, y tenemos previsto destinar USD 2500 millones en los próximos cinco años para beneficiar directamente a las adolescentes, quienes con frecuencia no pueden hacer la transición de la escuela al empleo productivo.

La segunda área que requiere nuestra atención es cerrar las disparidades en las oportunidades económicas. A nivel mundial, la participación femenina en la fuerza laboral se ha estancado e incluso ha disminuido levemente en algunos lugares. Las mujeres siguen teniendo la mitad de probabilidades de ocupar empleos remunerados de tiempo completo que los hombres. Aquellas que trabajan y reciben un salario ganan un tercio menos que los hombres, en parte como resultado de la segregación laboral en función del sexo.

Nuestra Iniciativa para las Niñas Adolescentes (i) ensayó y evaluó de manera rigurosa intervenciones innovadoras que incluyeron capacitación en técnicas de desarrollo de negocios, capacitación técnica y profesional con hincapié en especialidades para las que hay una demanda elevada, y capacitación de preparación para la vida. En Liberia, por ejemplo, se capacitaron alrededor de 2500 mujeres jóvenes, poniéndose énfasis en la inserción laboral y el apoyo de seguimiento. Durante el proyecto, el empleo subió en un 47 %, en tanto que los ingresos aumentaron en un 80 %.

Lo tercero es mejorar el acceso a los servicios financieros. En muchos países, las mujeres enfrentan obstáculos sociales y legales que les impiden poseer o heredar bienes, abrir cuentas bancarias o acceder a préstamos por sí mismas. Generalmente, las empresas propiedad de mujeres son más pequeñas, tienes menos empleados, y es más probable que funcionen en el hogar. Se calcula que la falta de crédito para empresas pequeñas y medianas queson propiedad de mujeres llega a alrededor de USD 300 000 millones a nivel mundial. Y la disparidad de género en la titularidad de cuentas tampoco disminuye. En 2014, el 58 % de las mujeres tenía una cuenta en comparación con el 65 % de los hombres, es decir una diferencia de 7 %.

Con el fin de ayudar a las mujeres empresarias en Etiopía, desembolsamos USD 22 millones en préstamos para emprendedoras en 2014. La tasa de reembolso llegó a un asombroso 99,6 %.

Por último, necesitamos promover políticas y reformas que den mayor voz y participación a las mujeres en el hogar y en la sociedad. Para esto se necesitan medidas orientadas a cambiar las leyes y las normas sociales. Y los hombres y los niños varones deben ser parte de ello.

Se registran algunas buenas noticias: hay más escaños parlamentarios ocupados por mujeres que nunca, al tiempo que nuestra investigación (i) señala que 127 economías tienen ahora leyes contra la violencia doméstica, las cuales prácticamente no existían hace 25 años. Sin embargo, el 90 % de las economías incluidas en nuestro estudio, (i) que abarca economías desarrolladas y en desarrollo, tiene al menos una norma que obstaculiza las oportunidades económicas de las mujeres. En 100 economías, no se les permite trabajar como conductores de camiones, plomeros, carpinteros, soldadores y marineros.

Enfrentar la epidemia mundial de la violencia de género es fundamental. El Grupo Banco Mundial respalda programas destinados a reducir y dar respuesta a la violencia, mejorar la seguridad y la protección de las mujeres en los sistemas de transporte público y en el lugar de trabajo. Y formulamos enfoques relacionados con la salud y los medios de subsistencia de las mujeres en zonas de conflicto, quienes corren el riesgo de sufrir el desplazamiento, abusos sexuales y violencia. También intercambiamos las mejores prácticas con otras organizaciones de desarrollo sobre cómo integrar la prevención y la respuesta a la violencia en sus actividades, y promovemos la innovación en este ámbito.

La falta de datos sobre lo que sabemos de las mujeres y las niñas es enorme, especialmente en los países más pobres. Esto dificulta aún más el diagnóstico de los problemas, el diseño de las soluciones y la evaluación de los avances. El Grupo Banco Mundial trabaja con organismos de las Naciones Unidas y otros asociados para abordar esta carencia de datos en temas como estadísticas vitales, propiedad de bienes, utilización del tiempo, empleo, salud, bienestar social y uso de los servicios financieros.

Las deficiencias en los datos son especialmente agudas en los países más pobres del mundo donde una mayor igualdad de las mujeres y las niñas tendrá un impacto crucial en la pobreza. Otras iniciativas en materia de datos (i) incluyen el informe Mujeres, empresas y el derecho, (i) el informe Global Findex, (i) la nueva iniciativa Identificación para el Desarrollo (IDpD), (i) y el respaldo al sector privado en la recopilación de datos desglosados por sexo.

Inversiones inteligentes y políticas acertadas que promuevan la igualdad de género constituirán un cambio en las reglas de juego para construir un mundo más resiliente, pacífico y próspero. Sabemos mucho más acerca de las medidas que dan resultado para lograr nuestros objetivos, y el Grupo Banco Mundial tiene la determinación y está listo para trabajar con sus asociados con el fin de conseguirlo.

Este artículo fue publicado originalmente en The Huffington Post. (i)

 Originalmente publicado en: http://blogs.worldbank.org/voices/es/ending-poverty-means-closing-gaps-between-women-and-men
 Imagen: https://blogs.worldbank.org/voices/files/voices/sm2_0.jpg
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