Derecho a la educación y a una vida sin violencia: el reclamo de cinco niñas en la ONU

Por: Laura de Grado Alonso

Que las niñas puedan alzar sus voces, estudiar y vivir libres de violencia es el contundente mensaje que un grupo de niñas y jóvenes activistas—Josefina Tíu (Guatemala), Dheysi González Soto (Perú), Sandra Hellario (Sudán del Sur), Naty Coronado (España) y Maimouna Konate (Chad)— llevó a Ginebra el pasado 17 de enero para exigir al Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU acciones concretas que garanticen su derecho a la educación y a la protección contra la violencia.

Mi deseo para las niñas de mi comunidad es que logren estudiar, que no se les quite ese derecho, que no vivan en violencia, en discriminación o en desigualdad y que tengan una mejor calidad de vida”, ha expresado en una entrevista con Efeminista Josefina, una de las lideresas y participantes en la reunión en Ginebra la semana pasada. Su deseo, junto al de sus compañeras, resuena con fuerza, especialmente en el marco del 24 de enero Día Internacional de la Educación, un recordatorio de los derechos que aún están siendo negados a millones de niñas y niños en todo el mundo.

Violencia y conflictos, barreras para la educación de las niñas

La situación de violencia que enfrentan las niñas en todo el mundo es alarmante y, en muchos casos, les aleja de las aulas. Unas 650 millones de niñas y mujeres en todo el mundo, es decir, una de cada cinco, han sido víctimas de algún tipo de violencia sexual durante su infancia, según datos de Unicef. Este tipo de violencia es aún más prevalente en contextos de conflicto armado y desplazamiento forzado.

Los conflictos, los desastres naturales y los desplazamientos forzados están poniendo en serio riesgo la educación de 224 millones de niños y niñas alrededor del mundo, según datos de Plan Internacional.

En este contexto, las cinco jóvenes que participaron en la reunión con el Grupo de Trabajo sobre la discriminación de las mujeres y las niñas del Alto Comisionado se unieron para entregar 83.160 firmas recogidas a través de la campaña La Luz de las Niñas, una iniciativa de la ONG Entreculturas, que tiene como objetivo visibilizar las problemáticas de violencia y discriminación que enfrentan las niñas a nivel global y exigir respuestas contundentes.

Josefina y la lucha por la educación de las niñas indígenas en Guatemala

Josefina Tíu, una joven indígena de 21 años originaria de Santa Lucía La Reforma, en el departamento de Totonicapán, Guatemala, fue una de las jóvenes que, aunque nunca pensó estar ahí, pudo alzar su voz en Ginebra. Durante una entrevista con Efeminista, ha compartido que se sintió “la voz de muchas niñas que no pudieron estar presentes, pero que viven las mismas realidades”.

En su país, explica, son comunes “la desigualdad, discriminación y violencia de todo tipo de violencia”. “Y lo que más pasa en Guatemala es que se nos quita el derecho a la educación, que es algo que la verdad es difícil”, continúa.

“Si no estudiamos, no tenemos un trabajo y si no trabajamos, no tenemos cómo vivir”, reclama, poniendo de manifiesto cómo la falta de acceso a la educación perpetúa el ciclo de pobreza.

Sin embargo, la realidad es que “muchos padres prefieren que las niñas trabajen en lugar de que vayan a la escuela, porque dicen que las niñas solo están para casarse, tener hijos y mantener el hogar”.

Josefina Tíu (Guatemala). EFE/Laura de Grado

Josefina fue una de esas niñas que estuvo a punto de abandonar la escuela a los ocho años debido a la falta de recursos y a la negativa de su padre. Recuerda con claridad el momento que transformó su vida: su tía, al ver su deseo de seguir aprendiendo, decidió hacerse cargo de su educación, cubriendo los gastos y regalándole, simbólicamente, una mochila que nunca imaginó tener.

“Fue un golpe muy difícil cuando pensé que no podría seguir estudiando. Si hubiera dejado la escuela, hoy sería como muchas niñas que no tuvieron la oportunidad de continuar y hoy en día sufren”, ha compartido con emoción.

A pesar de las adversidades, la joven guatemalteca logró terminar la primaria y continuar con su educación secundaria gracias al apoyo de Fe y Alegría y una beca de la campaña La Luz de las Niñas. Ahora, trabaja con Fe y Alegría en las comunidades rurales, apoyando a mujeres mayas k’iche, y está cursando estudios universitarios para convertirse en maestra de primaria.

Sandra contra las violencia sexual y el matrimonio forzado en Sudán del Sur

Entre las participantes de la reunión en Ginebra también estuvo Sandra Hellario, de 19 años, quien viajó desde Sudán del Sur. En su intervención, recuerda que habló sobre la difícil situación de las niñas en contextos de conflicto y desplazamiento, subrayando cómo la violencia, en sus diversas formas interrumpe el acceso de las niñas a la educación.

“Si miramos a las personas que pasan por la violencia, especialmente el matrimonio forzado, sabemos que tienen problemas emocionales y físicos, porque básicamente no están preparadas para lo que se les obliga a hacer”, ha explicado Hellario a Efeminista.

Y ha destacado la crudeza de esta violencia en la que niñas de siete años pueden ser obligadas a casarse con un hombre mucho mayor, lo que genera “un profundo trauma psicológico y físico”. Según Unicef, unos 640 millones de niñas y mujeres han sido obligadas a casarse en la infancia.

“Imagínate que te obliguen a hacer algo para lo que no estás lista. No tienes la experiencia para asumir responsabilidades, como la casa, el cuidado de los niños y la tortura que va a enfrentar”, critica.

Sandra Hellario (Sudán del Sur). EFE/Laura de Grado

La violencia sexual es otro de los flagelos que enfrentan las niñas en Sudán del Sur, cuenta. Según un informe de Acnur publicado a finales de 2023, las mujeres y niñas en el país sufren las consecuencias del conflicto armado, con índices alarmantes de violencia sexual. Muchas de las personas que solicitan protección a la agencia de la ONU han sido víctimas de acoso, secuestro, violación, agresiones sexuales, explotación sexual y otras formas de violencia.

En este contexto, la joven ha explicado que “las sobrevivientes de abuso sexual desarrollan problemas en sus vidas, sienten que no valen nada, porque esto es algo que nunca imaginaron”.

“El abuso sexual es considerado vergonzoso, y muchas veces las víctimas se aíslan, sintiendo que no merecen nada”, lamenta Sandra, quien además destaca que la falta de acceso a atención médica y el estigma social agravan la situación, ya que algunas enfrentan complicaciones de salud como el VIH o embarazos no deseados.

¿De qué manera impacta la violencia en el acceso a la educación de las niñas?

Estas violencias “realmente afectan a la educación”, afirma Sandra. “Cuando una niña es obligada a casarse, el hombre no la va a dejar ir a la escuela, porque sabe que si ella va a la escuela, aprenderá que esto no era su destino, y tal vez cuestionará su situación”, relata.

Y en el caso de las víctimas de agresión sexual, el riesgo de un embarazo no deseado, las complicaciones de salud o el estigma social dificultan aún más que puedan asistir a la escuela.

La situación descrita por Sandra en Sudán del Sur resuena con lo que Josefina vivió en su comunidad en Guatemala. Ambas reconocen que la falta de educación no solo perpetúa la pobreza, sino que aumenta las desigualdades de género.

“Las mujeres y niñas que están educadas en Sudán del Sur son muy fuertes, tienen suficiente confianza, se defienden a sí mismas, hacen las cosas por sí mismas; pero las mujeres que no están educadas, tienen menos acceso a la sensibilización y son más vulnerables”, explica.

Dheysi: el machismo es una barrera para la educación en Perú

Otra de las voces destacadas en la reunión fue la de Dheysi González Soto, una niña peruana de 14 años, que viajó desde la ciudad de Huancayo, en la Sierra Central de Perú. En su intervención, Dheisy cuenta que describió las dificultades que enfrentan las niñas en su país debido a la presencia del machismo y la violencia de género, dos factores que limitan gravemente su acceso a la educación.

“Más que nada, los casos que se tratan en mi país son la crianza patriarcal que se vive día a día y la violencia doméstica que daña mucho a las niñas, volviéndolas cohibidas y sin ganas de participar ni alzar su voz en la familia y en su entorno”, ha explicado Dheysi a Efeminista.

Resalta cómo muchas veces las niñas, por el simple hecho de intentar alzar su voz, son víctimas de violencia, se les niega el derecho a opinar e incluso se les impide tomar decisiones dentro de sus hogares.

También ha destacado las graves limitaciones educativas que enfrentan las niñas, especialmente en las zonas rurales. En estas áreas, muchas familias se muestran reacias a permitir que sus hijas reciban una educación de calidad, incluso negándoles la oportunidad de completar la secundaria o de acceder a estudios universitarios.

 

Dheysi, joven de La LUZ de las NIÑAS ha mantenido una reunión oficial en Ginebra con el Grupo de Trabajo sobre la discriminación de las mujeres y las niñas del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas. EFE/Laura de Grado

La joven activista ha expresado la esperanza de que su participación en la reunión en la ONU, junto con la de otras jóvenes, impacte positivamente en el futuro de las niñas, elevando sus voces y haciéndolas escuchadas.

“Yo espero que a partir de la conversación que tuvimos, se logre cambiar el futuro de las niñas, que su voz sea alzada y que los adultos tomen en cuenta lo que ellas piensan”, ha señalado con convicción.

Mirar hacia el futuro

Las propuestas y deseos de estas jóvenes activistas reflejan la determinación con la que luchan por los derechos de todas las niñas y mujeres. Para ellas, el camino hacia la igualdad pasa irremediablemente por la educación, la eliminación de la violencia y el respeto a sus derechos fundamentales.

“Mi deseo es que todas las niñas puedan estudiar y vivir sin miedo”, expresa Josefina. Y afirma que “sería bonito hablar con los padres para que entiendan la importancia de la educación. Si el gobierno apoyara más a las comunidades rurales y a las niñas indígenas, Guatemala sería un país diferente”.

Sandra, por su parte, no solo ha expresado su deseo de que se amplíe la sensibilización en las comunidades rurales sobre los derechos de las niñas y mujeres, sino que también propone medidas concretas para reducir la violencia y la discriminación.

“Si los padres entienden la importancia de la educación, dejarán de obligar a sus hijas a casarse y las apoyarán para que vayan a la escuela”, explica.

Además, subraya que el gobierno de Sudán del Sur debe colaborar con las organizaciones que trabajan para eliminar la violencia y “actuar de manera estricta y responsable para que los culpables de estos abusos enfrenten consecuencias”.

Dheysi, desde Perú, también ha dejado claro el enfoque que debería tener la educación: “uno basado en valores y respeto mutuo entre los géneros”.

“Mi deseo es que las niñas puedan alzar su voz porque es muy importante las opiniones que ellas tienen para su futuro, cómo quieren cambiar o cómo quieren que sea un entorno mejor para ellas”, dice.

Fuente de la información e imagen:  https://efeminista.com

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Advierte la Unesco sobre educación de las niñas en Afganistán

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) afirmó hoy que el 75 por ciento de las niñas en Afganistán se ven privadas de educación.

La representación de la Unesco en Kabul publicó el informe del organismo que refleja que la nación centro asiática se encuentra entre los diez países donde la mayoría de las féminas no tiene acceso a escuelas ni universidades.

Estos diez países, nueve de África y Afganistán, tienen la tasa más alta de falta de acceso de las niñas a la escuela. Afganistán ocupa el décimo lugar en esta lista. Al menos el 50 por ciento de las niñas no pueden ir a la escuela, y esa cifra puede llegar al 75 por ciento, revela el documento.

A pesar de que han pasado más de novecientos días desde el cierre de las escuelas para niñas de sexto grado, y cuando faltan menos de diez días para el inicio del nuevo año educativo, el gobierno en funciones no ha dicho nada sobre la reapertura de las escuelas para el sector femenino.

mem/nvo

Advierte la Unesco sobre educación de las niñas en Afganistán

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Los miembros de las comunidades unidos en favor del derecho a la educación de las niñas en Tanzania

África/Tanzania/04 Julio 2019/Fuente: UNESCO

“Me di cuenta de lo importante que es invertir en la educación de las niñas”, expresó Adinadi Omary Hiza, un influyente líder comunitario de la aldea de Kalumere, en Lushoto, Tanzania. Gracias al apoyo del Fondo Malala de la UNESCO para el derecho de las niñas a recibir educación, la UNESCO ha ayudado a mejorar la permanencia y el rendimiento de las adolescentes menores de edad en las escuelas secundarias de la República Unida de Tanzania.

La importancia de la comunidad

Los miembros de la comunidad se han colocado a la vanguardia con miras a alentar a las niñas para que permanezcan en la escuela y continúen su educación. Esto no siempre ha sido así en Tanzania, un país en el que las niñas adolescentes deben hacer frente a múltiples obstáculos que les impiden completar su ciclo de enseñanza secundaria. A menudo estas niñas se casan jóvenes y tienden a abandonar la escuela debido a los embarazos precoces, el escaso apoyo de los docentes o los bajos rendimientos. Los miembros de las comunidades, y fundamentalmente los docentes que promueven el derecho de las niñas a la educación y las alientan para que no abandonen la escuela, pueden tener una influencia significativa en la vida de estas niñas, sus familias y el futuro de estas como miembros plenamente empoderados de la comunidad.

Actualmente, en la región de Tanga, toda la comunidad alienta a las niñas para que continúen su educación, en vez de obligarlas a que contraigan matrimonios precoces. Kassim Sengasu, funcionario del distrito de educación de Lushoto, indicó que desde que comenzó la labor de la UNESCO ha habido un cambio significativo en la actitud de la comunidad con respecto a la educación de las niñas, e incluso un impacto notable en la erradicación de la mutilación genital femenina (MGF). El proyecto ha permitido sensibilizar a los miembros de las comunidades en Tanzania sobre las cuestiones vinculadas con la educación de las niñas, así como informarlos acerca de las dificultades que siguen representando un obstáculo para ellas.

Los testimonios de los directores de escuelas, docentes y alumnos de diez escuelas a lo largo de cinco distritos indicaron una reducción del número de niñas que han abandonado la escuela por embarazos no deseados y matrimonios precoces. La cantidad de embarazos de adolescentes, por ejemplo, en la escuela secundaria de Potwe disminuyó de 16 casos en 2015 a 2 en 2018. Las percepciones sobre los matrimonios precoces, la MGF y otras normas comunitarias que dificultan la educación de las niñas han cambiado. Se ha estimulado la escolarización, tanto en el sistema formal tradicional como en las madrasas.

Fomentar mejores entornos de aprendizaje

En el marco de este proyecto, se ha dotado a los docentes de las competencias necesarias que hacen posible una pedagogía y entornos de aprendizaje sensibles a las cuestiones de género, y que más respaldan a las niñas en el medio escolar. Isaac Magele, director de la escuela secundaria de Kalumere, explicó cómo las diferentes formaciones proporcionadas a los docentes gracias al proyecto habían permitido reforzar su voluntad de mejorar el entorno escolar para beneficio de las niñas. Asimismo, destacó que se había sensibilizado a los docentes sobre la importancia de responder de la mejor manera posible a las necesidades de las niñas y cómo alentarlas para que no abandonen la escuela. Además, la implementación de proyectos escolares, tales como la creación de un vivero de árboles de clavo en la escuela secundaria de Shebomeza, así como la tutoría entre homólogos establecida por el proyecto, habían afianzado la sensación de una labor en equipo y de colaboración entre los alumnos, así como entre estos últimos y los docentes.

Niñas empoderadas

No es necesario decirlo. El apoyo de la comunidad y de la escuela han proporcionado a las niñas de Tanzania los medios para continuar sus estudios. “Hoy, las adolescentes menores de edad están motivadas para completar su ciclo de estudios secundarios, pues han tomado conciencia de que la educación es crucial para tener un futuro brillante y una vida mejor”, afirmó Hiza. Sus rendimientos escolares han mejorado, sus relaciones con los docentes también, y las niñas están decididas a permanecer en la escuela y triunfar.

Aunque el proyecto está llegando a su fin, la UNESCO se ha comprometido a movilizar a los miembros de las comunidades, que son los agentes claves en el seno de estas, para ayudar a las niñas a asistir a la escuela y completar su educación. “El proyecto me ayudó a darme cuenta de que, como alumna, debía tener confianza y esforzarme para hacer realidad mi sueño”, afirmó Lydia Michael Mganga, una excelente alumna de la escuela secundaria de Shebomeza. Lydia escogió estudiar asignaturas científicas para convertirse en lo que desea ser más tarde: “Deseo ser médico”.

En el marco del Fondo Malala de la UNESCO para el derecho de las niñas a recibir educación, la UNESCO ha puesto en marcha un proyecto de tres años de duración cuyo objetivo es mejorar la retención de las niñas adolescentes en el nivel de estudios secundarios. Treinta escuelas secundarias, 3 000 alumnos y 2 500 niñas se han beneficiado con este proyecto a lo largo de ocho distritos (Kahama, Korogwe, Lushoto, Muheza, Ngorongoro, Pangani et Shinyanga), en Tanzania.

Imagen tomada de: https://es.unesco.org/sites/default/files/styles/img_688x358/public/malala-tanzania-c-unesco.jpg?itok=qhgWMuzF

Fuente: https://es.unesco.org/news/miembros-comunidades-unidos-favor-del-derecho-educacion-ninas-tanzania

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UNESCO: Cómo una docente logra mejorar el aprendizaje de las niñas de Pakistán

Asia/Pakistán/04 Julio 2019/UNESCO

Les presentamos a Uzma Ilyas, una heroína de los tiempos modernos.

Uzma es docente de una escuela primaria pública para niñas en la parte de la región de Cachemira administrada por Pakistán. Creció en el seno de una familia pobre y luchó para terminar sus estudios. Pero Uzma no se ha rendido. Tuvo la posibilidad de contar con el apoyo de sus padres, quienes estaban convencidos de la importancia que tiene la educación para las niñas. Apasionada por la docencia desde su infancia, Uzma quería ayudar a las niñas de su comunidad para que asistieran a la escuela.

Pudo llevar a cabo su sueño cuando se convirtió en docente de primaria. Hoy en día, como muchos otros docentes que trabajan en el sector público, Uzma tiene que compaginar las diferentes tareas. Enseña diferentes asignaturas a dos o tres clases, se hace cargo de grupos de alumnos con capacidades diferentes, e imparte el programa pedagógico previsto para el curso escolar. Pero la docencia es aún más compleja cuando la formación y los métodos pedagógicos no están adaptados, cuando los recursos disponibles en las escuelas son limitados y los programas de clases cargados.

A inicios de este año, Uzma oyó hablar de una formación organizada en su comunidad por la UNESCO en Pakistán. Se inscribió y tuvo la posibilidad de mejorar las perspectivas de su carrera como docente. Así pudo informarse acerca del aprendizaje basado en las actividades y sobre la enseñanza en las clases en diferentes niveles. La formación también le proporcionó, tanto a ella como a otros docentes como ella, numerosos consejos en materia de estrategias para la gestión y planificación de las clases.

“La docencia ya no es un trabajo rutinario para mí, sino que intento hacer cosas diferentes cada día, y los alumnos manifiestan gran interés en las actividades en el aula”, afirmó Uzma. “Aprendí a elaborar un plan de unidad por asignaturas y niveles diferentes, a preparar la ayuda para el aprendizaje a bajo costo, a crear grupos con capacidades diferentes y a utilizar de manera más eficaz mi tiempo y mis recursos.”

Uzma se esfuerza en construir una comunidad de alumnas felices y hace que estas participen en el proceso de aprendizaje. “La participación en la formación de la UNESCO no solo me ayudó a mejorar mis conocimientos y competencias como docente, sino que modificó también mi visión de la docencia y el aprendizaje”, afirmó. La formación la estimuló para convertirse en la mejor docente posible para las niñas que asisten a sus clases.

Desde que Uzma recibió la formación, ha comenzado a utilizar las nuevas técnicas que aprendió con miras a favorizar el entorno de aprendizaje interactivo de sus alumnos. Esto la ha ayudado a hacer que los alumnos se impliquen más en las actividades de aprendizaje y a aumentar el interés de los padres por los estudios y la escolaridad. Y espera continuar esta aventura para llegar a todos los miembros de la comunidad.

La formación de la UNESCO tuvo lugar durante cuatro días en Muzaffarabad, en la región de Cachemira administrada por Pakistán. Esta formación tenía como objetivo dotar a 46 docentes de primarias con las competencias necesarias en el marco del Programa para el derecho de las niñas a recibir educación. El programa ha sido implementado por la Oficina Regional de la UNESCO en Islamabad durante el periodo 2014-2019, tras un acuerdo del Fondo Malala, firmado entre el Gobierno de Pakistán y la UNESCO con el objetivo de “apoyar el reforzamiento de las capacidades nacionales para alcanzar el derecho a la educación de las niñas en Pakistán”.

La contribución inicial importante por parte del Gobierno de Pakistán permitió la creación del Fondo Malala de la UNESCO para el derecho de las niñas a recibir educación, que ayuda a ampliar el acceso de las niñas marginadas a una educación de buena calidad en África, Asia y América Latina, con contribuciones suplementarias de otros donantes.

Imagen tomada de: https://es.unesco.org/sites/default/files/styles/img_688x358/public/teacher-enhancing-girls-learning-pakistan.jpg?itok=vueXRMrZ

Fuente: https://es.unesco.org/news/como-docente-logra-mejorar-aprendizaje-ninas-pakistan

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Acnur alerta sobre brecha de género en la educación de refugiados

08 Marzo 2018/ONU
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) advirtió hoy sobre las brechas de género que existen en el acceso a la educación entre niñas y niños refugiados.
Para las niñas es más difícil encontrar un lugar en el aula y mantenerlo, indicó un reporte de ese organismo de la ONU.

Según el informe titulado ‘El turno de ellas’, las niñas de nivel secundario de enseñanza tienen la mitad de posibilidades de matricular que sus compañeros varones.

A medida que crecen, las niñas refugiadas también enfrentan una mayor marginación y la brecha de género en las escuelas secundarias se hace más amplia, recalcó la Acnur.

Las niñas representan la mitad de la población refugiada en edad escolar y urge tomar cuanto antes medidas dirigidas a garantizar su acceso a la educación.

De acuerdo con Acnur, la permanencia de las niñas en las escuelas también reduce la vulnerabilidad a la explotación, la violencia sexual y de género, el embarazo adolescente y el matrimonio infantil.

Este informe es un llamado de atención para que la comunidad internacional proteja a las niñas refugiadas, añadió la agencia.

Si continuamos descuidando la educación de las niñas refugiadas, es evidente que las consecuencias se dejarán sentir durante generaciones, alertó el alto comisionado de la Acnur, Filippo Grandi.

Es hora de que la comunidad internacional reconozca la injusticia de negarles educación a las niñas y mujeres refugiadas, y hacer de su acceso a los estudios una prioridad, subrayó.

Según el reporte de la Acnur, las convenciones sociales y culturales a menudo resultan en la priorización de los niños sobre las niñas para asistir a la escuela y otras actividades.

Otros factores en contra resultan las condiciones de inseguridad para llegar a los centros de enseñanza, las instalaciones deficientes, la falta de baños apropiados y el alto costo de libros, uniformes y otros útiles.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=158235&SEO=acnur-alerta-sobre-brecha-de-genero-en-la-educacion-de-refugiados
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UNICEF: Aprendizaje para las niñas afganas

UNICEF/ 16 de enero de 2018/Por Toby Fricker/Fuente: https://blogs.unicef.org

Belqees siempre soñó con ir a la escuela. “Mis amigos regresaban al pueblo hablando de la escuela, contando lo que habían hecho”, dice la joven de 16 años. “Yo pensaba: son mis amigos, ¿por qué yo voy más atrasada que ellos?”

En su hogar, en un pueblo remoto de Daykundi, una provincia de la zona montañosa del centro de Afganistán, Belqees explica que no puede ir a la escuela porque está demasiado lejos. Sus padres no tienen motocicleta ni dinero suficiente para el transporte, aunque sí son conscientes de la importancia de la educación.

Gracias a eso, Belqees consiguió que la clase fuera a su casa.

Educación en la comunidad: una puerta al aprendizaje para las niñas

En una habitación de la casa de Belqees las paredes están empapeladas con el alfabeto persa y unos coloridos dibujos. En el suelo hay 15 niños sentados que miran atentos al profesor, que está escribiendo una palabra en la pizarra.

“Me quejé a mis padres, ¿qué esperanza nos queda si no podemos aprender?”, explica Belqees. “Así que lo convencí [a Hassan, su padre] para que ofreciera un espacio”.

Ahora, este es uno de los más de 4.300 espacios educativos basados en la comunidad que hay en Afganistán. Con la ayuda de UNICEF, estas clases ayudan a unas 81.000 niñas a aprender y, en la medida de lo posible, facilitan la transición a la escuela formal.

“Tienes que empezar en tu propia casa para demostrar a los demás que crees en la educación”, afirma Fátima, la madre de Belqees. “Después, los demás te seguirán”, añade.

A Fátima le habría gustado tener la oportunidad de ir a la escuela, y por eso ahora anima a Belqees, a sus hermanas y a sus compañeras a seguir estudiando. “Mi abuela, mi madre y yo no recibimos una educación y, como consecuencia, tampoco tuvimos oportunidades para hacer otras cosas en la vida”, asegura.

En un país en el que las niñas representan más del 75% de los 3,5 millones de niños que no van a la escuela, la educación basada en la comunidad brinda esperanza a las niñas que verdaderamente quieren estudiar.

A group of children sit on the floor with their backs to the camera as a teacher teaches.
UNICEF/FrickerSadiq, de 21 años, enseña en una clase de educación basada en la comunidad en la provincia de Daykundi, en la zona montañosa del centro de Afganistán.

La educación de las niñas nos concierne a todos

Atravesando el desértico valle, al otro lado de Nili, la ciudad más grande de la zona, conocemos a Sadiq, de 21 años. Él trabaja en otro espacio educativo basado en la comunidad que ofrece clases en una habitación del edificio del consejo local.

Sadiq se vino aquí desde la vecina provincia de Bamiyán, a 12 horas por carretera, para vivir y trabajar. “Me di cuenta de que la enseñanza es muy importante para la comunidad, pues proporciona a los niños una base sólida para la vida”, asegura.

“Lo bueno es que aquí vienen muchas niñas a clase, más que niños. Los padres no diferencian entre niños y niñas”.

Sin embargo, las estadísticas revelan que no siempre es tan fácil. El acceso a instalaciones educativas de calidad, la capacidad de permanecer en la escuela, la nutrición precaria, los padres y el conjunto de la sociedad pueden restringir el derecho de las niñas a recibir una educación y su capacidad para aprender. En la actualidad, la inseguridad es otro factor. Mientras que esta parte de la zona montañosa del centro del país es relativamente tranquila y segura, a solo 60 kilómetros al norte y al sur, la frecuente violencia atormenta las vidas de las familias y ocasiona flujos constantes de desplazamientos. Cuando esto ocurre, las niñas suelen ser las primeras que dejan de ir a la escuela, ya que los progenitores consideran que su seguridad está por encima de su deseo de aprender.

Tres niñas de la clase de Belqees no son del pueblo. Llegaron hace unos meses tras escapar de la inseguridad de las zonas cercanas a sus hogares. Asistir de nuevo a clase devuelve a sus vidas un cierto sentido de la normalidad, y las ayuda a integrarse en sus nuevos entornos.

Al abrir su hogar, Hassan y Fátima están haciendo mucho más que brindarle a su hija la oportunidad de aprender. Del mismo modo, el sacrificio personal de Sadiq, que empezó una vida nueva lejos de su hogar, está beneficiando las vidas y los futuros de todos los niños que van a su clase.

Las niñas de Afganistán están listas para aprender, pero necesitan apoyo y oportunidades suficientes para lograrlo. Tal y como muestran las historias de estos campeones de la educación de las niñas, existen muchas posibilidades para hacer más accesible el aprendizaje de las niñas y lograr un cambio real en sus vidas, por el bien inmediato y a largo plazo de la sociedad.

Toby Fricker es Especialista en Comunicación y forma parte del Equipo de Respuesta ante Emergencias, donde proporciona ayuda en materia de comunicación y defiende la preparación y la respuesta humanitarias.

Fuente de la Noticia:

https://blogs.unicef.org/es/blog/aprendizaje-para-las-ninas-afganas/

 

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