Kenia: Artículo 26 de la Declaración de Derechos Humanos, Derecho a la educación

Por: el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos/Europa Press

En 2002, cuando el Gobierno keniano anunció que la educación primaria sería gratuita para todas las personas, Kimani Ng’ang’a Maruge decidió inscribirse en primer grado. ¿Qué hay de inusual en eso? Que era un bisabuelo de 84 años. Una fotografía en la portada de un periódico de Kenia lo mostró sentado en un diminuto escritorio junto a niños de 6 años, usando un uniforme que se había hecho él mismo, incluidos los pantalones cortos que indicaba el reglamento.

Maruge dijo que quería aprender a leer la Biblia para saber si los curas la habían estado citando adecuadamente durante toda su vida. Vivió cinco años más, fue certificado en el Libro Guinness de récords mundiales como la persona más vieja en inscribirse a la escuela primaria y fue a Nueva York para dirigirse a la Cumbre de la ONU sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio sobre la importancia de la educación primaria gratuita.

El artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) hace obligatoria la educación primaria gratuita y universal, y existe una tendencia de pensar que es un derecho para los niños. Pero como Maruge mostró, personas de cualquier edad pueden buscar y beneficiarse de la educación y el alfabetismo. No sólo se hizo una película sobre su vida, sino que su historia inspiró a muchas personas que habían abandonado la escuela a regresar y acabar sus estudios.

Este derecho está también consagrado en varias convenciones internacionales, en particular en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y en la Convención sobre los derechos del niño (que ha sido ratificada por todos los países con excepción de Estados Unidos).
En el artículo 26 de la DUDH, encontramos el derecho al “pleno desarrollo de la personalidad humana”, que también aparece en los artículos 22 y 29. Queda claro que los redactores vieron este término como una manera de resumir muchos de los derechos sociales, económicos y culturales en la Declaración y se ha incrementado cada vez más la atención que organismos internacionales prestan al papel de la educación en el empoderamiento de individuos, tanto niños como adultos.

Se ha logrado ampliamente el derecho a la educación en algunos aspectos, lo que resulta inusual para muchos de los derechos enumerados en la DUDH. Hoy más que nunca, cada vez más niños alrededor del mundo tienen acceso a la educación, e incluso la tasa de asistencia a la escuela primaria por parte de las niñas crece a la par que la de los niños en algunas regiones. El número total de niños no escolarizados alrededor del mundo bajó de 100 millones en 2000 a aproximadamente unos 57  millones en 2015.

El Banco Mundial y la OCDE estiman que en 1960 sólo el 42% de las personas en el mundo sabían leer y escribir. En el 2015 este número había subido a 86%. Algunos países –Andorra, Azerbaiyán, Cuba, Georgia, Liechtenstein, Luxemburgo, Noruega, Polonia, Rusia, Eslovenia y Tayikistán– tienen tasas de alfabetización del 100%.

ASPIRACIÓN A UNA EDUCACIÓN SECUNDARIA GRATUITA Y UNIVERSAL

Sin embargo, la alfabetización es un blanco móvil. Muchos países aspiran –de acuerdo a los objetivos planteados en el artículo 26– a que la educación secundaria sea gratuita y universal, y algunos tienen como objetivo una educación terciaria más generalizada. El término “alfabetismo” tiene cada vez un significado más amplio en muchos lugares para incluir la habilidad de usar números, imágenes y computadoras, así como lenguaje, y para abarcar otras formas de comunicar y adquirir conocimientos útiles.

Pero estas cifras positivas ocultan el hecho de que el progreso también ha sido muy desigual, en gran medida por las desigualdades y la discriminación, pues el derecho a la educación sigue siendo negado a niños de grupos marginalizados y a aquellos que viven en las peores formas de pobreza y privación. Los niños más desaventajados siguen siendo olvidados, como en el caso de los niños con discapacidades, los niños indígenas y apátridas, y especialmente las niñas que pertenecen a estos grupos.

A pesar del incremento constante de las tasas de alfabetización durante los últimos 50 años, aún hay 750 millones de adultos analfabetos alrededor del mundo, en su mayoría mujeres. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ofrecen una oportunidad clave para garantizar que toda la juventud y la mayoría de los adultos sean alfabetizados y aprendan de aritmética para 2030, siendo el ODS 4 en particular el que se centra tanto en el acceso como en la calidad de la educación.

LAS NIÑAS DE MUCHOS PAÍSES, PRIVADAS DE EDUCACIÓN

En muchos lugares, dadas ciertas prácticas culturales, no se permite que las niñas obtengan una educación. En 43 países, principalmente ubicados en el norte de África y África subsahariana, y en el oeste y sur de Asia, las mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años son aún menos proclives que los hombres jóvenes a contar con habilidades de lectura y escritura.

Se ha demostrado que la falta de educación, especialmente en las niñas, tiene un enorme impacto en la sociedad en su conjunto, en la salud y en el desarrollo económico de los países, no sólo porque la privación del derecho a la educación a menudo abarca generaciones, sino también porque perpetua arraigados círculos viciosos de pobreza. La educación es tal vez la herramienta más poderosa para sacar a los niños y adultos marginalizados de la pobreza y la exclusión, haciendo posible  que jueguen un papel activo en los procesos y las decisiones que les afectan.

La educación como derecho humano fundamental es esencial para el ejercicio de todos los demás Derechos Humanos. Promueve la libertad individual y contribuye en definitiva a un empoderamiento más amplio de los niños, a su bienestar y desarrollo, no sólo asegurando que estén equipados para entender y exigir sus derechos durante sus vidas.

Tal vez la defensora de la educación de las niñas más destacada es Malala Yousafzai, una activista paquistaní y la ganadora más joven del Premio Nobel. Cuando insistió en ir a la escuela en su valle nativo del Swat después de que los talibán locales prohibieran a las niñas ir a la escuela, un talibán armado disparó a Malala y a otras dos niñas en un intento de asesinato.

Imperturbable, Malala ha continuado con sus actividades tras su recuperación. “Con pistolas se puede matar terroristas, con la educación se puede matar al terrorismo”, afirma.

((Este es uno de una serie de artículos publicados por la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos para conmemorar el 70 aniversario de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos el 10 de diciembre de 1948)).

Fuente: https://www.europapress.es/internacional/noticia-articulo-26-declaracion-derechos-humanos-derecho-educacion-20181206113621.html

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Kenia: There is need to address wastage in education sector

Kenia / 08 de enero de 2017 / Por: JONATHAN WESAYA / Fuente: http://www.nation.co.ke/

When emerging and developing economies are discussing universal enrolment and retention, Kenya is at a crossroads with a system of education that is cannibalistic.

Since 2003, when free primary education was introduced, we have seen children in villages being taken to school, only for them to attain Es en masse, and we brand them failures after a decade-and-a-half of investment.

As a country, we are sitting on a ticking time bomb of wastage. A system of education that produces 33,000 candidates with Es after 12 years of schooling is a clear signal of failure.

We cannot afford to have over 50 per cent of any group of candidates sitting a national examination fail to transition to the next level. We must look at ourselves in the mirror and act.

When financial allocations are made, relevant policies passed and directives given to improve the efficiency of our education system but no follow-up is made, learners, caregivers, teachers and stakeholders lose out on the attendant benefits.

VALUE FOR MONEY

It looks like we have no time value for money in our education system. When policy is not seamlessly turned into practice to deliver quality education, wastage arises.

At the household level, when parents, guardians and caregivers fail to encourage learners to attend school consistently, they indirectly contribute to poor learning outcomes.

In educational terms, the wastage can be classified as internal or external. Internal wastage arises when children drop out of school or repeat classes.

The negative impact of such wastage has reduced due to free primary education grants and the Ministry of Education’s non-repetition policy.

However, we still have a very high dropout rate in the system due to hidden costs and external push and pull factors such as feeding programmes, drought, lack of quality teachers, cultural issues, and poor teacher-learner ratios.

External wastage is more serious in any education system. We have over one million children out of primary school, many in slums, with others in arid and semi-arid lands across the eastern and northern part of Kenya and rural villages in the country.

The 2014 Basic Education Statistical Booklet indicates that 20 per cent of children who enrol for Class One do not complete Standard Eight.

Of all the students admitted into Form One, only 48 per cent end up sitting the Kenya Certificate of Secondary Education examination in Form Four.

POOR LEARNING OUTCOMES

Seventeen counties — Baringo, Narok, West Pokot, Isiolo, Kilifi, Uasin Gishu, Nairobi, Kwale, Kajiado, Mombasa, Marsabit, Tana River, Samburu, Turkana, Garissa, Wajir and Mandera — are still operating below the national averages regarding gross enrolment and net enrolment rates at primary school level.

For the secondary school level, 21 counties — Lamu, Migori, Baringo, Trans Nzoia, Busia, Kilifi, Uasin Gishu, Kwale, Mombasa, Kajiado, Nairobi, Isiolo, West Pokot, Narok, Tana River, Samburu, Garissa, Marsabit, Wajir, Turkana and Mandera — are still far from the national averages on gross enrolment and net enrolment rates.

The wastage indicators are higher for boys than girls across the nation. This means the investment and drive towards the empowerment of girls are beginning to yield results but this is a stark reminder that we need to stand up for boys.

To address the internal system inefficiencies, we need to rethink how our teachers are prepared to undertake their noble job, manage them better and ensure they have quality contact with their learners. They should be in school and teaching.

A 2013 World Bank survey on service delivery in education in Kenya shows that there are some teachers who are present in school but absent in class. It was found that for every 100 public school teachers, only 55 were in class teaching, and 27 were in school but not in class.

The survey also found that senior teachers, who are more experienced and better educated, were not performing their curriculum delivery roles as they were undertaking Ministry of Education or Teachers Service Commission administrative duties by making returns or receiving operational updates away from their stations.

Fuente noticia: http://www.nation.co.ke/oped/Opinion/-Address-wastage-in-education-sector/440808-3508872-a6w5fyz/index.html

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