Colombia: La huerta con la que siembran paz en un colegio de Santander de Quilichao

Colombia/Noviembre de 2017/Autoras: Carolina Sterling y Valentina Maza/Fuente: El País

Rodeado de grandes montañas se encuentra el corregimiento de Mondomo en Santander de Quilichao y al subir la ‘trocha’ por la vía El Turco se comienzan a escuchar las risas de los niños, el sonido que produce el balón al patearlo en la arena y los cánticos de los menores que expresan el dolor que ha vivido esta pequeña comunidad a causa del conflicto armado. Se trata de la Institución Educativa Agropecuaria Las Aves, más conocida como la Escuela Rural El Arbolito.

Uno de los cuatro maestros que se encuentran en esta escuela es el líder y creador de una estrategia innovadora para transformar positivamente la vida de los niños y familias que habitan en este lugar tratando de superar un triste pasado, pues donde anteriormente se sembraba terror, hoy se siembra paz.

“El sistema educativo tradicional no estaba calando en los niños, queríamos que el aprendizaje fuera significativo para que pudieran poner en práctica lo aprendido, así escogimos la huerta escolar”, expresó el profesor y líder Jorge Campo Noguera, quien tuvo la iniciativa de crear una huerta en la escuela ‘El arbolito’.

Para llegar al centro educativo se debe hacer un recorrido de una hora y quince minutos desde el municipio de Jamundí, luego al llegar a Mondomo, se sube una carretera destapada por la vía El Turco en donde se pierde completamente la señal del celular y se comienzan a ver algunas casas construidas en barro y a niños que juegan descalzos.

Al subir la trocha por más de veinte minutos se visualiza al fin la escuela rural en medio de la nada, donde 71 niños toman clases hasta el mediodía y almuerzan en los mismos pupitres donde estudian o incluso, en el suelo, pues no cuentan con un comedor, ya que las ayudas que se les ha brindado han sido pocas.

La vereda ‘El arbolito’ hace 6 años sufrió el conflicto armado y la escuela no fue la excepción, constantes enfrentamientos entre las Farc y el Ejército hicieron que los niños vivieran la guerra con normalidad, haciendo que muchos tuvieran como aspiraciones
– y limitados por las faltas de oportunidades en la región- el deseo de pertenecer a grupos armados (Ejército o Farc).

“No estamos educando niños para la guerra”, decía Jorge con una expresión de tristeza al recordar aquel estudiante que por voluntad propia quiso hacer parte de un grupo armado, pues sus esperanzas por un mejor futuro se habían desvanecido. De ahí surge la necesidad de incentivar a los niños a que vean en la agricultura una posibilidad de llevar una vida digna y borrar de su mente alternativas como el uso de drogas o pertenecer a grupos delincuenciales.

Huerta Santander de Quilichao

Con la huerta florecen nuevas esperanzas para una mejor calidad de vida.

Carolina Sterling / especial para El País

Al llegar a la escuela, los niños expresaron su deseo por cantar. La gran sorpresa fue la letra de sus canciones, las cuales llevan plasmada la violencia que ha vivido el territorio “…Al llegar a casa se dio cuenta de que había muerto su mamá, encima de una mesa una carta encontró, decía: ‘hijo yo te amo con el corazón’…”

Con el deseo de transformar la historia, nació la idea de sembrar un camino diferente y de cosechar un futuro de paz para los niños que habitan esta zona, a través de la huerta, en donde florecen nuevas esperanzas para una mejor calidad de vida.

En los niños se está tratando de rescatar la imagen del campesino para recuperar los valores propios de la comunidad, pues socialmente se piensa que son personas con pocas oportunidades, pero gracias a la huerta, muchos niños expresan el gran deseo de ser agricultores y de querer llevar la siembra a sus casas. De esta manera, Jorge ha demostrado que a través de la enseñanza y el respeto por cuidar la tierra, el agua y el medio ambiente se brinda una mejor educación y se van transformando los sueños de los niños, quienes antes querían cargar fusiles, ahora cargan semillas, regaderas y palas con las que aran la tierra.

“Lo que buscamos con la huerta es que los estudiantes no vean la agricultura como un trabajo, sino como la posibilidad de abastecerse de alimentos para el consumo diario”, expresó la profesora Saida Yalanda.
Los padres de familia, por su parte, al ver la pequeña producción que se hizo el año pasado, han venido apoyando la huerta con sus conocimientos, ya que es una práctica que a futuro se piensa llevar a los hogares.

A través del trabajo que se ha venido desarrollando con padres de familia, estudiantes, profesores y líderes de la comunidad se fue visualizando el trabajo de la huerta y fueron invitados para participar en ‘Líderes solidarios’ por la Fundación Internacional América Solidaria. Debieron entonces realizar un video sobre el manejo que le hacen a la huerta y los propósitos que persiguen a través de ella.

El 14 de agosto pasado, el profesor Jorge Campo recibió la noticia de que el proyecto de la ‘Huerta para la paz’ clasificó entre los 20 ganadores de 435 proyectos de la convocatoria realizada por la mencionada fundación, que trabaja para la superación de la pobreza infantil en América. Se ganaron como premio el derecho de tener una capacitación en Chile sobre gestión de proyectos y liderazgo social. Y por supuesto, fue recibida por el profesor Jorge Campo para que sigan trabajando con la comunidad en proyectos educativos.

A futuro, ‘Huerta para la paz’ tiene como propósito agrandar el espacio para establecer una parcela donde se siembren las plantas medicinales que ancestralmente ha tenido la comunidad para sanar enfermedades y armonizar el cuerpo. Así la huerta se convertirá en lo que los indígenas llaman ‘Tul tradicional’, que combina los saberes de antaño con la dimensión espiritual; recogiendo una gran cosecha de paz, fruto del trabajo que entre maestros, padres de familia y estudiantes están sembrando hoy.

Fuente: http://www.elpais.com.co/colombia/la-huerta-con-la-que-siembran-paz-en-un-colegio-de-santander-de-quilichao.html

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Costa Rica: El estudio del café, un valor agregado a la educación en Costa Rica

Centro América/Costa Rica/21 Mayo 2017/Fuente: EFE/Autor:Miguel Ángel del Hoyo

El estudio general del cultivo e industrialización del café es un valor añadido a la educación de jóvenes de Costa Rica que, en muchos casos, puede suponer una salida laboral.

La profesora de Agroindustria del Colegio Técnico Profesional «José Daniel Flores» de Santa María de Dota, Marilyn Chacón, dijo a Efe que en su colegio existe la asignatura de «Industrialización del café» como una de las subáreas dentro de la especialidad de Agroindustria alimentaria con tecnología agrícola.

Santa María de Dota está situada en las montañas del centro de Costa Rica en la Zona de Los Santos, territorio agrícola dedicado durante muchos años al cultivo del café, producto en que se basa el 90 % de su economía y que se produce con una serie de cualidades que le hacen único, considerándose uno de los mejores del mundo.

«Es una maravillosa oportunidad para los jóvenes ya que tenemos aquí todo para aprender. Aquí se ama el café, se respira el café y se vive el café. Por ello, llegamos a un convenio con la cooperativa cafetera Coopedota para que el estudiante aprendiera lo que significa ser hijo de agricultor y seguir con la tradición. Con la tradición del café, cuidándolo y amándolo», añadió.

«Adecuamos esta enseñanza al currículum y la lección que ellos reciben están dentro de las horas lectivas. Lo más importante de todo esto es el valor agregado. Tienen su título medio y, además, su título de especialista, que es una manera de insertarse en el mundo laboral y tener una oportunidad mejor de poder trabajar», dijo Chacón.

Los alumnos, de entre 16 y 17 años, no solo estudian el cultivo, la recolección y el tratamiento industrial y comercial del café, sino que también practican el barismo especializándose en las preparaciones de los distintos tipos de bebidas que tienen al café como protagonista.

El Instituto del Café de Costa Rica ofrece un curso de introducción al barismo y otro de barismo avanzado, donde se expende un título otorgado por el propio instituto: certificado de Barista Café de Costa Rica.

El segundo curso, al que se pasa cuando se aprueba el de introducción, se compone de 80 horas de clases, donde se combina la exposición de charlas magistrales y la práctica supervisada en preparación de café espresso y preparación de la leche para la elaboración de bebidas tradicionales de cafetería.

Se fecha la llegada del café a América (Martinica) en 1720, con las primeras semillas de la especie Coffea arabica pero fue a finales del siglo XVIII cuando llegó a Costa Rica y fue a principios del siglo XIX cuando se cultivó de forma masiva en el Valle Central del país aprovechando el suelo volcánico y el clima. La primera exportación se realizó a Inglaterra en 1832.

El negocio del café promovió la construcción de infraestructuras, no sólo viales, sino sociales, como hospitales, hospicios, escuelas, el Servicio Nacional de Correos y hasta el Teatro Nacional de Costa Rica.

El sector cafetalero costarricense está conformado por 53.414 productores y es el tercer producto agrícola de exportación con 306,5 millones de dólares en 2016, por detrás de la piña (881 millones de dólares) y el banano (987,5 millones de dólares).

La cosecha de café de Costa Rica en la temporada 2015-2016 fue de 2.228.374 fanegas (sacos de 44,5 kilos) y para la de 2016-2017 todavía el gobierno no ha facilitado datos oficiales.

Fuente de la noticia: http://www.efe.com/efe/america/cronicas/el-estudio-del-cafe-un-valor-agregado-a-la-educacion-en-costa-rica/50000490-3262148

Fuente de la imagen: http://estaticos.efe.com/efecom/recursos2/imagen.aspx?lVW2oAh2vjPSkk1Dzgt1BNObh0p-P-2bZM7uQ4TncnkXVSTX-P-2bAoG

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Argentina: El programa «Escuelas Verdes» enseña a los chicos a cultivar sus alimentos

América del Sur/Argentina/20 Agosto 2016/Fuente: Ecoportal

Alumnos de una escuela de Lugano presentaron una gran variedad de verduras y plantas que sembraron, cuidaron y cosecharon ellos mismos.

Alumnos de una escuela primaria del barrio porteño de Lugano presentaron una gran variedad de verduras y plantas aromáticas que sembraron, cuidaron y cosecharon ellos mismos en la huerta que mantienen desde hace dos años y en la que más recientemente realizan cultivos hidropónicos.

«Es mucho mejor que plantar en sustrato porque no ocupás tanto espacio”, afirmó John Castello, alumno de séptimo grado, para ensalzar las ventajas de este tipo de cultivos ante el tradicional. Asimismo explicó que “esta forma de cultivar hace que las verduras crezcan mucho más rápido y de mejor calidad».

En 2014, la institución Hermanos Latinoamericanos, ubicada en Pola 4250, que ya formaba parte del programa Escuelas Verdes, intentó de la mano de dos docentes de grado comenzar una huerta en parte del predio que no se utilizaba. Pero «era tierra dura y contaminada, por lo que no podíamos lograr que creciera nada», explicó Eliana Frontini, una de las maestras a cargo. De modo que comenzaron con cajones y tierra que llevaban los mismos docentes.

«En 2015, ya con el contrapiso hecho, nos trajeron las primeras mesas para este tipo de cultivos y desde entonces la huerta no para de crecer», aseveró Frontini. «El compromiso, trabajo y responsabilidad que tienen los chicos con la huerta es increíble», señaló. Según el testimonio de los alumnos, este tipo de enseñanza los incentivó a cambiar la alimentación que llevaban, muchos descubrieron verduras o plantas aromáticas que no sabían que existían.

Durante la presentación de la huerta hidropónica estuvieron presentes el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, y la ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, quienes recibieron plantines de regalo y recorrieron las instalaciones.

Acuña afirmó que en el programa Escuelas Verdes los chicos aprenden sobre sustentabilidad y alimentación saludable. El sistema hidropónico permite cultivar alimentos sin la necesidad de usar tierra, libres de pesticidas y agroquímicos. Las verduras cosechadas se reparten entre los alumnos y también los chicos preparan plantines para llevar a sus hogares.

Fuente: http://www.ecoportal.net/Eco-Noticias/El-programa-Escuelas-Verdes-ensena-a-los-chicos-a-cultivar-sus-alimentos

Fuente de la imagen: http://images.statuscope.co/statuscope/files/cache/image/4d1580d0eb3f5bf779a4945f20fc5f0b.png

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Paraguay: Muere una lideresa y profesora guaraní

Survival/24 de junio de 2016/

Caracterizada por su determinación y sensatez, Leia estuvo al frente de la batalla de los guaraní-kaiowás por sus derechos territoriales y presenció algunos de los conflictos más amargos entre su comunidad y los terratenientes agroganaderos que ocupan su tierra Ñanderú Marangatú, donde varios líderes guaraníes han sido asesinados por los pistoleros de los terratenientes.

En este vídeo, Leia hablaba sobre los pistoleros que constantemente amenazan a los guaraníes.

Aunque Ñanderú Marangatú fue reconocida oficialmente como territorio guaraní en 2005, los agroganaderos siguen ocupando buena parte de su tierra. Los guaraníes solo pueden vivir en una pequeña parte de lo que legalmente les corresponde.

Antes de llevar a cabo las reocupaciones, los guaraníes vivían en una pequeña parcela de tierra donde la malnutrición abundaba entre los niños más pequeños.

Indígenas guaraníes de la comunidad de Leia se congregan en un ritual de protesta sobre su tierra ancestral.

En el año 2000, Survival invitó a Europa a Leia y a otro líder guaraní, Marcos Veron, con motivo del lanzamiento del libro Desheredados sobre los pueblos indígenas de Brasil.

Durante el viaje Leia movilizó a una cuantiosa audiencia, incluidos niños en edad escolar, cuando hablaba de la desesperada situación de los guaraníes: “Cuando pienso en mi pueblo pienso en libertad, porque estábamos encarcelados. No somos un pueblo libre, y ello se debe a que no tenemos tierra”.

“Cuando tenemos tierra, tenemos libertad y, más que eso, tenemos felicidad. Observando los rostros de la gente solo puedes ver tristeza y preocupación, porque no tienen lo que necesitan para vivir. Queremos cultivar pero no tenemos tierra para plantar, pero esta tierra es nuestra, nos pertenece”.

Igualmente, a ella le conmovía el interés de los jóvenes. En una ocasión dijo a un grupo de escolares italianos: “Nuestra situación es muy difícil, pero sabemos que nos aman y que quieren saber de nuestra situación. Fue una gran sorpresa para mí cuando dijeron que había una escuela que quería ayudar a cambiar las vidas de los guaraní-kaiowás”.

Leia también era una profesora muy querida de la escuela guaraní de Ñanderú Marangatú. Ella daba una gran importancia a enseñar en la lengua guaraní para animar a los jóvenes guaraníes a estar orgullosos de la cultura de su pueblo.

En 1999 las autoridades cerraron la pequeña escuela en represalia por la participación de Leia en protestas territoriales pacíficas. Pero ella presionó con éxito para su reapertura y como resultado esta incluso aumentó su tamaño.

Leia ha sido enterrada en una de las zonas de Ñanderú Marangatú que los guaraníes reocuparon el año pasado. Con su marcha deja a su marido, un trabajador de salud de la comunidad, y a tres hijos. Somos muchos los que extrañaremos a Leia, pero deja tras de sí un legado que vivirá.

Tomado de: http://www.survival.es/noticias/11319

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